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Entrevista a Jacques Donzelot. De la invención de lo social a la ciudad asediada

Article · June 2017


DOI: 10.5209/CUTS.56353

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Cesar Rendueles Sergio García García


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ENTREVISTA

Cuadernos de Trabajo Social


ISSN: 0214-0314 EDICIONES
COMPLUTENSE
http://dx.doi.org/10.5209/CUTS.55353

De la invención de lo social a la ciudad asediada


Entrevista a Jacques Donzelot

[en] From the promotion of the social to the city under siege:
an interview with Jacques Donzelot
César Rendueles Menéndez del Llano; Sergio García García

Jacques Donzelot, profesor en la Université de la ville aux États-Unis et en France (2003,


de Paris X Nanterre, se dio a conocer en 1977 en colaboración con Catherine Mével y An-
con la publicación de La policía de las fami- ne Wyvekens); Quand la ville se défait: que-
lias, un ensayo con una fuerte impronta fou- lle politique face à la crise des banlieues?
caultiana que rastreaba los orígenes de las po- (2006), Vers une citoyenneté urbaine: la vi-
líticas sociales estatales en la filantropía lle et l’égalité des chances (2009); La ville à
decimonónica y otros proyectos históricos de trois vitesses (2009) o La France des cités. Le
contención del conflicto social. Desde esta chantier de la citoyenneté urbaine (2013)
perspectiva, las iniciativas higienistas habrí-
an desempeñado un papel crucial en la quie- —Nos gustaría, en primer lugar, invitar-
bra de los modelos familiares tradicionales le a realizar una mirada retrospectiva sobre
basados en la autoridad patriarcal y en el es- tu propia trayectoria científica. Parece haber
tablecimiento de nuevas formas de vínculo dos etapas bien diferenciadas en tu reflexión.
social individualizadoras susceptibles de ges- Un primer momento centrado en cuestiones
tión racional desde distintas instancias clíni- históricas que circulan en la órbita foucaul-
cas, políticas, educativas o mercantiles. Su tiana de la genealogía de los mecanismos dis-
segundo trabajo, La invención de lo social ciplinarios y una segunda etapa que se ini-
(1984), prolongaba este trayecto mediante cia en los años noventa de análisis de las
una genealogía de la atribución al estado de políticas urbanas. ¿Cuál es la historia de esa
un rol social que lo capacita para construir un evolución? ¿Hay alguna coherencia concep-
exoesqueleto de solidaridad colectiva que li- tual o biográfica entre ambas etapas? ¿En
mita los enfrentamientos relacionados con el qué ha cambiado a lo largo de estos años su
nuevo orden salarial que atraviesan la socie- manera de entender las ciencias sociales o la
dad moderna. A partir de los años ochenta, política?
en cambio, su interés se centra en las políti- —Ciertamente en mi trayectoria hay dos
cas urbanas y los conflictos emergentes en el movimientos, que suelo resumir diciendo que
contexto de la crisis del estado keynesiano y primero he sido historiador de lo social y lue-
el auge de la globalización neoliberal, con en- go sociólogo de lo urbano. El primero respon-
sayos como L’État animateur: essai sur la po- de a la genealogía de las dos fases de lo so-
litique de la ville (1994, en colaboración con cial que suponen la intervención correctiva
Philippe Estèbe), Faire société: la politique de la vida familiar (La police des familles,
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1977) y la introducción de la protección so- miento a los individuos y el de valorización


cial en las relaciones de trabajo (L’invention de lo colectivo, de su función unificadora
du social, 1984). El segundo parte del análi- frente a la globalización. Se trata de una lla-
sis de la política de integración de las mino- mada a la formación de lo que he denomina-
rías étnicas en la sociedad —denominada en do «Estado animador» —en vez del Estado
Francia eufemísticamente «política de la ciu- social clásico— que se sale de la mera com-
dad»— en mi libro titulado L’Etat animateur pensación de lo social para ir hacia otro, en
(1994) que pretende ser una comparación con el que esta definición de social se denomina-
la política americana sobre este tema (Faire rá, posteriormente, de activación y de produc-
société: la politique de la ville aux Etats-Unis ción de cohesión social.
et en France, 2003) y en un momento en el Al leer el capítulo final de L’invention du
que parece que la lógica de separación urba- social fue cuando un responsable de las comi-
na está determinando cada vez más las rela- siones —que darían lugar a la política de la
ciones sociales (Quand la ville se défait, ciudad— me dijo: «¡Un Estado animador!
2006; La ville à trois vitesses, 2009; La Fran- ¡Eso es exactamente lo que tratamos de ha-
ce des cités, 2012). cer! ¡Venga usted a verlo! A principios de los
En el plano teórico se pueden distinguir años ochenta había tres comisiones que se reu-
dos momentos: el primero, cuyo principal nían en el mismo edificio: la comisión dirigi-
apoyo se sitúa en el enfoque genealógico de da por Hubert Dubedout para el desarrollo so-
análisis de las tecnologías de gobierno de Mi- cial de los barrios; la comisión de Gilbert
chel Foucault; mientras el segundo se inspi- Bonnemaison para la seguridad y prevención
ra en la obra de Hanna Arendt y su análisis de en esos mismos barrios de vivienda social; y,
la esencia de lo político como «asociación pa- por último, la comisión de Bertrand Schwarz
ra la acción». Con este criterio es con el que para la inserción socioprofesional de los jó-
comparo el arte de «hacer sociedad» en Es- venes. Respondí a la oferta con entusiasmo
tados Unidos y en Francia, y así voy analizan- porque no me daba la impresión de que me
do el segregacionismo, cada vez más activo alejara de mi temática de lo social, puesto que
y creciente, en la sociedad urbana. esta política —llamada de «la ciudad»— se
Pero me parece también importante subra- presentaba como una nueva política de lo so-
yar tanto la continuidad —de hecho y de fon- cial, que se iba a encargar de resolver los pro-
do— de estos dos momentos como su dife- blemas de exclusión de las poblaciones de los
renciación. De hecho, no se produce en suburbios que, precisamente, las políticas so-
ningún momento una ruptura, una decisión ciales clásicas no conseguían afrontar: traba-
de cambiar de objeto de análisis, de pasar de jo social, vivienda social y protección social.
una preocupación teórica a otra. El paso de Así, el análisis de lo urbano se fue instalando
un momento al otro tiene lugar como si fue- progresivamente en el campo de mis preocu-
ra el efecto de la prolongación de uno en el paciones, como una manera de contemplar las
otro. En L’invention du social me centro en deficiencias de las políticas sociales clásicas.
describir las dos líneas que han transforma- En el fondo también, porque la continui-
do el Estado social clásico desde finales de dad de los dos momentos no es solo de obje-
los años sesenta: la reivindicación desde aba- tivo sino también de problemática. Ambos
jo de una mayor autonomía de los individuos afrontan la misma cuestión, pero la plantean
y el mandato exigente desde arriba de la res- en contextos diferentes. Una cuestión que se
ponsabilización de su comportamiento. Es- podría resumir así: ¿cómo conseguir que per-
tas dos líneas han de converger para que el sista la democracia y a la vez contener las ten-
papel del Estado —como promotor de lo so- dencias que, desde su origen, conducen a su
cial, con objetivos de pacificación de la so- aniquilación con la ayuda de fórmulas dicta-
ciedad, de estabilización de la misma...— pa- toriales o populistas? En un primer momen-
se al de movilizador de la sociedad, en un to —el que corresponde a la emergencia de
doble sentido: el de volver a poner en movi- lo social— el peligro que más amenazaba la
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vida democrática era la intensidad de los en- nología encuentra su declive con la extensión
frentamientos en el terreno de la producción. del psicoanálisis —liberador en lugar de dis-
En el segundo —el que emergió hace unos ciplinador—, lo cierto es que en el Trabajo
cuarenta años con la mundialización— las Social parecieran persistir las lógicas asis-
amenazas a la vida democrática procedían tenciales hasta nuestros días. ¿Qué observa
con mayor claridad de las lógicas de segrega- en el devenir del Trabajo Social y demás pro-
ción de la sociedad que han surgido por las fesiones de lo social? ¿El neoliberalismo ha
disociaciones que afectan cada vez con ma- introducido elementos nuevos en estas profe-
yor claridad al tejido urbano. Así, hay luga- siones o simplemente ha reactualizado las
res en los que vive la población que son el re- viejas técnicas liberales?
sultado de la globalización por abajo (los —En La police des familles quería demos-
migrantes en las ciudades sociales de Fran- trar cómo pasaba la familia del estatus de su-
cia). Estos migrantes de lejanía viven distan- jeto de gobierno al de medio de gobierno. Su-
ciados de la llamada «clase creativa», la de la jeto de gobierno: es lo que era bajo el Antiguo
globalización por arriba, que ocupa los espa- Régimen, cuando el padre ejercía una auto-
cios centrales y pericentrales de las metrópo- ridad tutelar sobre cada uno de sus miembros.
lis. Pero estas dos categorías siguen siendo Al tener hijos cumplía con lo esencial de su
ajenas a los habitantes de los pueblos y de las deber: aportar nuevos sujetos al rey. Cumplir
pequeñas o medianas ciudades, que se consi- con este deber le otorgaba ciertos derechos:
deran desconectadas de las oportunidades de una autoridad legítima, cuanto menos, sobre
la ciudad; rechazadas por la clase creativa; e todos los miembros de su familia. Podía pe-
invisibles para una acción pública que se pre- dir al rey el encarcelamiento de este o de
ocupa únicamente por la propensión de los aquellos que amenazaran su honor. Con la de-
jóvenes migrantes a los disturbios en sus ba- mocratización del poder central en el siglo
rriadas: es decir, lo que he llamado «la ciu- XIX, este poder del padre era cada vez más
dad a tres velocidades». Así como, en un pri- sospechoso de arbitrariedad y de servir para
mer momento, la lucha contra la tentación deshacerse de bocas inútiles, ya sea dejando
populista pasó por la institución de una ciu- a sus hijos vagabundear con riesgo de sus vi-
dadanía social, que ofrecía derechos protec- das, ya sea colocándolos abusivamente en las
tores contra las vicisitudes de la vida y de la estructuras de asistencia o de punición. La fa-
economía, esta respuesta demostró, en un se- milia se puede ver incriminada por este dere-
gundo momento, que era insuficiente e in- cho abusivo del padre; pero a la vez se en-
adaptada, y que precisaba añadir una fórmu- cuentra valorada como un recurso a través de
la de ciudadanía urbana que hiciera posible la madre, percibida como un relevo para las
la travesía entre los mundos urbanos diferen- normas médicas y de higiene que aseguren
tes y su adaptación. una buena educación de los hijos.
La articulación de estas dos estrategias
—En 1977 publicó La policía de las fami- —incriminación y valorización— permite,
lias, una genealogía tremendamente influyen- por lo tanto, que la familia se convierta en un
te en las décadas siguientes acerca del sur- medio de gobierno, y le invita a combinar los
gimiento progresivo de dispositivos de consejos morales procedentes de la incrimi-
ordenación de la vida familiar a través de dis- nación —aquellos que permitían escapar de
cursos, normas e instituciones sobre la crian- la sospecha de negligencia culpable y de
za, la educación de los niños, las relaciones abandono— con las normas educativas y de
conyugales, la economía familiar... La asis- higiene —asociadas a la valoración de la fa-
tencia social surge precisamente como me- milia como un recurso— pasando por el mé-
canismo de moralización y normalización a dico y el profesor. Cuando la familia asume
través de las ideas de contrato (exigencia de bien este orden moral y los consejos de higie-
contraprestación en las ayudas económicas ne, es como si la sociedad firmase con ella el
a los pobres) y de tutela. Pese a que esa tec- contrato que la convierte en un recurso posi-
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tivo. Aumenta su autonomía y la de sus miem- Entonces, ¿qué pasa con estos cambios de
bros, por el bien de cada uno de ellos en par- actitud respecto a los padres, de inflexión co-
ticular y de la sociedad en general. Si no se yuntural o estructural de las prácticas del Tra-
preocupa por mantener su autonomía finan- bajo Social? Cuando se observa la evolución
ciera a través del ahorro o si se muestra ne- de las prácticas de los trabajadores sociales
gligente con las normas sanitarias y educati- en el campo de la familia se ve claramente
vas, perjudica a sus hijos y justifica que se les que se trata de una preocupación explícita por
ponga bajo tutela, la pérdida de autoridad del reducir la dimensión tutelar en sus prácticas.
padre y la asistencia educativa de la madre. En Francia, con la Ley de 2007 [relativa a la
Por lo tanto, esta amenaza de tutela es la que protección de la infancia], toda decisión re-
les recuerda a los padres las condiciones de lativa a la familia debe tomarse buscando el
su autonomía: el respeto del contrato que han acuerdo con quien detenta la autoridad paren-
suscrito con la sociedad cuando forman una tal (varón, mujer o ambos). Los documentos
familia. Es o el respeto del contrato o la tute- que muestran estas decisiones deben ser el re-
la bajo la autoridad del juez y por medio de sultado de un contrato suscrito con la fami-
los trabajadores sociales y los psiquiatras. lia. La práctica judicial, que es la única capaz
Desde que el neoliberalismo domina la de privar a la familia de su autoridad, solo tie-
gestión de las relaciones sociales, ¿sigue sien- ne una función que podríamos considerar
do válido este procedimiento, este chantaje «subsidiaria» para los casos en los que no se
por la tutela? Cuando se echa un vistazo a la llega a ningún acuerdo. Pero, subsidiario,
literatura consagrada a la familia y a la ges- ¿significa residual o secundario? Está claro
tión de sus comportamientos de las últimas que la actuación de la justicia no se halla por
décadas, se ven claramente estas dos líneas encima de la acción preventiva de las fami-
básicas: la de incriminación y la de valoriza- lias, y se la asocia con algo más tangencial
ción de la familia, aunque con sensibles ma- que vertical.
tices entre ellas. La incriminación reaparece Pero esta consideración tangencial, ¿mer-
con el auge de la temática acerca de «la di- ma su función y la de tutela? Diríamos más
misión de los padres». Es decir, una manera bien que la discrecionalidad de la relación que
de retomar la crítica de la propensión de las mantienen los trabajadores sociales con la
familias a dejar a sus hijos a la aventura. Pe- justicia les permite comportarse de manera
ro ahora ya no se trata de no haberles educa- más intrusiva, como si su intervención fuera
do por un abuso flagrante de su poder, sino solo producto de una solicitud horizontal. La
más bien por la incapacidad de ejercer este voluntad declarada de que la dimensión con-
poder, por la renuncia ante la dificultad que tractual desempeñe su papel, de respetar la
representa, porque no están suficientemente parte de autonomía de los padres por defi-
reconocidos por sus hijos, lo cuales prefieri- cientes que sean a sus ojos en el desempeño
rían frecuentar las bandas antes que su fami- de sus funciones, autoriza a los trabajadores
lia. La valorización de la familia también sociales a ejercer una «suave» presión sobre
aflora, pero como si se disiparan un poco sus ellos, haciendo ver cuánto desean valorar el
límites, puesto que se habla de «parentalidad» papel de los padres y evitar, así, tener que re-
para designar un recurso tan insustituible co- currir a la dureza de las decisiones judiciales.
mo es el de la familia. Una manera de borrar De hecho, coloca a los padres en situación de
la distinción entre padre y madre, pero tam- aceptar las propuestas contractuales que se
bién de ponerlos en el mismo plano que a los les hacen para no parecer como una gente
suegros, los abuelos, los homopadres, etc., y brutal que rechaza deliberadamente una ayu-
de incluirlos a todos ellos en las redes de es- da que, por otro lado, necesitan..., en interés
cucha y apoyo para animar a los padres, de de sus hijos y en el suyo propio. Tal rigidez
todo tipo, a recobrar la confianza y aconse- se vuelve entonces contra ellos y se justifica
jarles más que dictarles conductas basadas en el recurso a la intervención judicial. La auto-
normas precisas. ridad judicial sale de la sombra en la que la
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habíamos situado, como un remedio ante su trabajadores pobres (aumento del salario mí-
mala voluntad, juzgada entonces como prue- nimo interprofesional (SMIC), disminución
ba de su necesidad y no como medida brutal de la edad de jubilación) para distinguirse de
y abusivamente negadora de los derechos de la derecha, pero también sin perder su hosti-
los padres. El contrato aparece, pues, como lidad contra los inmigrantes, que le diferen-
el modelo avanzado del complejo tutelar y no cia de la izquierda. La fusión de los extremos,
como una alternativa suya. según el modelo de herradura, es típico del
populismo, una manera de negar la necesidad
—En el último capítulo de La invención de del debate democrático entre la derecha y la
lo social sostenía la inevitabilidad del declive izquierda en provecho de una identificación
de lo social en su versión keynesiana debido entre el pueblo y los elegidos, que pretenden
al doble ataque que ha sufrido el Estado del encarnar, mostrándose lo más cercanos posi-
Bienestar: tanto a nivel económico por una ble a esos temores y a caer en la tentación de
globalización que desdibuja el Estado nación contentarse con encontrar el chivo expiatorio
(territorio propio de las políticas sociales re- de sus desgracias, antes que de deliberar, con
distributivas), como a nivel político por la do- la suficiente distancia respecto de los repre-
ble crítica recibida desde la izquierda (meca- sentados, que es lo que requiere la capacidad
nismo de control social) y desde la derecha de discusión, de transacción entre partidos...
(neoliberalismo que ve en el Estado social el Ya conocíamos esta lógica de fusión de los
debilitamiento del espíritu emprendedor). extremos desde el nacimiento del fascismo y
¿Cree que guarda alguna relación este decli- del nazismo. La defensa del Estado social me-
ve de las instituciones del bienestar con el au- diante el cierre de filas nacional (por lo tan-
ge del Frente Nacional en Francia? ¿Cómo ha to la idea de repliegue sobre la fórmula de ese
operado la mutación ideológica del keynesia- Estado social planteado como solución para
nismo en forma de Estado Nacional del Bien- que todo siga igual) se extiende contra la glo-
estar? ¿Qué valoración hace hoy de las críti- balización económica... y contra la globali-
cas antiinstitucionales del Estado Social zación demográfica (la creciente llegada de
procedentes de la izquierda de los años sesen- migrantes a los países desarrollados).
ta y su prolongación en la actualidad? ¿Cree Por lo tanto, se puede decir que el Frente
que han reforzado involuntariamente el neo- Nacional se convierte en defensor de una cier-
liberalismo o las corrientes neoautoritarias? ta forma del Estado social: la de los años
—La idea de un encadenamiento causal 1950-1960, cuando los intercambios comer-
de las críticas (de izquierda y de derecha) del ciales internacionales eran débiles y los in-
Estado Social clásico y el auge del Frente Na- migrantes estaban destinados claramente a
cional no es muy creíble. Hay que fijarse en volver a sus países de origen una vez finali-
que, en su periodo de emergencia (años 1980- zado el trabajo para el que habían sido llama-
1990), el Frente Nacional no se posicionó en dos... Pero precisamente porque esta forma
absoluto como defensor del Estado social, si- del Estado social es cada vez más obsoleta,
no más bien como denunciante de ¡sus exce- es por lo que hemos visto desarrollarse, des-
sos de bondad! Su fundador, Jean-Marie le de principios de los años 1980, las líneas de
Pen, mostraba convicciones liberales clási- transformación que tienen su origen en estas
cas, al amparo del poujadismo que defendía críticas izquierdistas y reformistas de los años
a los comerciantes contra los impuestos so- 1970, que evoqué al final de L’invention du
bre el comercio. Para más inri, denunciaba al social, cuando me refería a la «movilización
Estado social por su propensión a acudir en de la sociedad» para designar el efecto con-
ayuda de los inmigrantes. Sólo con la «des- junto de estos dos tipos de críticas.
demonización» del Frente Nacional, en los La movilización de la sociedad se refiere
años 2000 cuando su hija, Marine Le Pen sus- a dos preocupaciones: hacer que los indivi-
tituyó a su padre, este partido se posicionó duos sean más móviles, que los asalariados y
como defensor de los derechos sociales de los hacer que los empresarios sean capaces de
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entenderse sobre los objetivos de la compe- que refuerzan el peso del patrimonio sobre el
titividad externa de lo que producen. Hacer destino de los individuos. Así surge la nece-
que los individuos sean más móviles equiva- sidad de desarrollar políticas de igualdad de
le a apoyarse en su aspiración a una mayor oportunidades y no sólo de redistribución y
autonomía para adquirir una formación que esto es así sobre todo por el impacto de las
les permita acceder a un empleo no tan anti- disgregaciones sociales, introducidas por la
cuado como el que desempeñan antes que vi- evolución de lo urbano.
vir de la mera prestación por desempleo. Es
la función de la denominada «formación con- —Precisamente desde finales de la déca-
tinua». Movilizar a los actores sociales es lle- da de los ochenta, sus investigaciones han gi-
varlos a firmar contratos que permitan a las rado en torno a las políticas urbanas. ¿Có-
empresas hacer frente a situaciones en las que mo resumiría su intervención en este campo?
su competitividad se transforma rápidamen- ¿En qué consiste el concepto de «ciudadanía
te, antes que quedarse «bloqueadas» por unos urbana» que ha propuesto? ¿Qué déficits o
derechos adquiridos e intangibles. Es pasar problemas detecta en las políticas urbanas
de lo «social de compensación», automático europeas? ¿Hay algún aprendizaje importan-
y pasivo en principio, a lo «social de compe- te que realizar de la experiencia norteameri-
tición» como podemos denominar a la nueva cana en ese sentido?
concepción que requiere el contexto de la glo- —Se puede decir que la nueva cuestión ur-
balización. No se trata en absoluto de cues- bana, que surge en los años 1980 en Europa
tionar el principio del Estado social ni la del norte, prolonga y agrava la cuestión so-
cuantía del presupuesto necesario para que cial clásica, la que irrumpió con la sociedad
siga funcionando, que tampoco ha cesado de industrial en el siglo XIX. La cuestión social
aumentar desde los «bellos años» (los Trein- nació con la concentración en la ciudad de
ta Gloriosos, entre 1945 y1975) del Estado población atraída por los empleos industria-
social clásico. Se trata más bien de su reci- les, y los enfrentamientos derivados de esta
claje, de su adaptación al nuevo contexto. confluencia en un mismo espacio eran inevi-
Lo cierto es que, efectivamente, la dificul- tables hasta el punto de que amenazaban el
tad del reciclaje del Estado social se paga en orden político o, incluso, la democracia inci-
numerosos países europeos con un crecimien- piente. Ciertamente, los ricos, los pobres y
to rápido de los partidos populistas, que mez- las clases medias no vivían en los mismos ba-
clan de manera desigual, según los lugares, rrios, pero se encontraban en los lugares de
fórmulas de extrema derecha y de extrema iz- producción, aunque llegaran a distintos ho-
quierda. Donde lo «social de competición» rarios. La ciudad, sus plazas y sus calles eran
se desarrolla mejor es en los países del norte espacios donde podían manifestar sus males-
de Europa, porque el diálogo entre la derecha tares numerosos desgraciados, espacios cla-
y la izquierda les ha llevado a evolucionar o ve de la vida en común. La proximidad rela-
a aliarse para llevar a cabo dichas mutacio- tiva de los barrios obreros y de clase media
nes. En un contexto de crecimiento regulado, les permitía soñar a aquéllos que un día for-
la alternancia permite pautar el ritmo de la re- marían parte de ésta.
distribución social en relación a la inversión Emerge una nueva cuestión urbana, a par-
económica. En un contexto difícil como es el tir de los años 1980, con la deslocalización
de la globalización, no se trata sólo de adap- de los lugares de producción lejos de las gran-
tar los gastos sino también el concepto de las des ciudades; bien por su traslado fuera del
políticas sociales, de su función. Esta adap- país, donde la mano de obra es más barata, o
tación es mucho más difícil cuando se trata bien porque se instalan bastante lejos de la
de hacer eficaz lo social, ya sea para la com- ciudad, allí donde los terrenos son más bara-
petitividad económica, ya sea para contener tos y les convienen más a unas empresas de
las desigualdades sociales que tienden a au- producción que necesitan una fuerte inver-
mentar por el comportamiento de los bancos, sión en solares a cambio de un débil desem-
Entrevista. Cuad. trab. soc. 30(2) 2017: 261284 279

bolso. Los obreros y empleados se trasladan dogámica. Se ve claramente que el principio


con esta deslocalización hacia el espacio pe- de la ciudadanía social, es decir, la garantía
riurbano más profundo, los pueblos, las ciu- de la satisfacción de las necesidades elemen-
dades pequeñas y medianas, con el aliciente tales de cada individuo (alimento, vivienda,
añadido al precio del terreno de que podrán instrucción, trabajo) ya no basta para situar-
adquirir una vivienda individual y abandonar los a todos en un plano de igualdad suficien-
las viviendas sociales de la ciudad. Las gran- te, puesto que la lógica de separación institu-
des ciudades se convierten, entonces, en los ye mundos en los que la educación, la
lugares donde se establecen las firmas, con vivienda, el empleo —cuando lo hay— con-
sus equipos de proyectos y todos los servi- tribuyen más a esta separación de lo que con-
cios cualificados, bancos, diseño, publicidad, siguen frenarla. La necesidad de inventar una
etc.; mientras que los antiguos suburbios «ciudadanía urbana» surge por esta carencia
obreros se pueblan de migrantes y de pobres del Estado social en sentido estricto. Con es-
de las ciudades, destinados a proporcionar ta expresión, designo la necesidad de formar
servicios poco cualificados, como el mante- un mundo social unificado a partir de estos
nimiento o la seguridad. El departamento del mundos distintos, de obrar de manera que la
Seine Saint-Denis ilustra perfectamente esta igualdad de oportunidades entre los indivi-
evolución. Concebido en un principio para duos no desaparezca con la separación más o
acoger la industria y a sus asalariados, sus an- menos profunda de los mundos urbanos.
tiguos locales de producción se han conver- Frente a este desafío, los americanos tie-
tidos en naves de almacenamiento de produc- nen una experiencia más antigua. La guetiza-
tos previos a su distribución comercial por ción de las minorías étnicas, el desplazamien-
medio de los aeropuertos y las estaciones, to de las actividades de producción hacia los
mientras que las viviendas sociales se pue- suburbios, la gentrificación de los centros his-
blan de migrantes a los que se invita a insta- tóricos, son tendencias de las ciudades ame-
larse para evitar que queden vacías. ricanas desde los años cincuenta. Han encon-
El resultado de esta evolución es una dis- trado soluciones que, evidentemente, no son
persión de la producción en el espacio periur- perfectas —se sabría— pero que tienen la
bano profundo, allí donde se confunde con la ventaja de que son duraderas. Para luchar
producción agrícola y las actividades inde- contra la guetización han desarrollado fór-
pendientes con lazos débiles, una concentra- mulas que impulsan a los habitantes de los
ción de la clase creativa y globalizada en los barrios desfavorecidos a construir corpo-
barrios centrales de las grandes ciudades y la raciones de desarrollo comunitario, que se
ocupación de las barriadas de vivienda social convierten en interlocutores de los represen-
de los suburbios de las grandes ciudades por tantes metropolitanos con el mismo recono-
los migrantes (la globalización por abajo). cimiento que los miembros elegidos de los
Como consecuencia, se implanta la lógica de barrios acomodados. Establecen vínculos me-
separación entre unos espacios desigualmen- tódicos entre las oportunidades del centro de
te urbanos, que dejan de estar unidos por la ciudad y las de esos barrios periféricos. De
aquellos mecanismos de interdependencia di- hecho, el espíritu de esas políticas, más que
recta que caracterizaban a las grandes manu- una fórmula institucional precisa, es lo que
facturas de la época industrial clásica. Cada puede servir para inspirar las políticas euro-
mundo urbano vive de espaldas a los demás, peas. Un espíritu que tiene el arte de «volver
sus habitantes sólo tienen un horizonte del a poner en movimiento» a los habitantes de
que dependen y que les deja indiferentes res- los barrios desfavorecidos, en vez de preten-
pecto a los demás mundos, salvo en el caso der imponer de manera voluntarista una di-
de las manifestaciones de resentimiento. versidad social; de «armonizar los movimien-
Pronto se pasa de la lógica de enfrentamien- tos» que descomponen la ciudad de manera
to —y de aspiración a la promoción social— que éstos formen parte de un mismo conjun-
a la de la separación y a la de la cultura en- to y no de mundos separados.
280 Entrevista. Cuad. trab. soc. 30(2) 2017: 261-284

Hay una diferencia de aproximación real empeñado, por ejemplo, el acento puesto en
entre la manera americana y la manera fran- la «participación ciudadana»? Finalmente,
cesa de abordar la cuestión de la fragmenta- ¿cómo interpreta la radicalización islámica
ción social a través de las dinámicas urbanas, de una parte de los jóvenes de estos barrios?
que se puede ilustrar por la manera como se —Para analizar el efecto de conjunto de
trata la cuestión del «vínculo social» en am- esta política hacia las zonas urbanas desfavo-
bos países. En Francia, el fallo del vínculo recidas hay que distinguir varios niveles: el
social significa que un individuo o un grupo de los medios aportados (en financiación y
pierden el contacto con las instituciones es- personal), el del método (el tipo de relación
colares, de ayuda social... Restablecer el vín- que esta acción establece con los habitantes)
culo social significa retomar el contacto en- y el del contexto (las guerras con y entre los
tre los individuos y las instituciones. La países del Medio-Oriente y el auge de la ra-
política de la ciudad para ello ha inventado la dicalidad en el Islam, particularmente con la
fórmula de los «relevos»: adultos-relevo, pa- aparición del Estado Islámico o Daesh). Sus
dres-relevo, etc. En Estados Unidos, desde tres cuestiones (el efecto de conjunto, la par-
los trabajos de Mark Granovetter (1973) y los ticipación ciudadana, la radicalización islá-
más recientes de Robert Putnam (2001), se mica de una parte de los jóvenes de las ba-
distinguen dos clases de vínculos: los fuertes rriadas) tienen relación, de hecho, con cada
(los de proximidad, de la comunidad) y los uno de estos asuntos.
débiles (los que se establecen a distancia y Los medios aportados tienen siempre un
que aportan oportunidades). Es una manera doble efecto: uno positivo, otro negativo.
de entender la separación de los grupos so- Cuando se trata de los medios en personal, en
ciales, convirtiéndolos en una fuerza y no en el campo de la educación, por ejemplo, el
una cárcel (bonding capital o capital cohesi- efecto positivo depende naturalmente de una
vo) y haciendo de la separación una ocasión mejora de la ratio profesor/alumno que per-
para desarrollar voluntariamente los víncu- mita un mejor encuadramiento de estos últi-
los (los llamados débiles) con otros grupos mos. Pero este esfuerzo en personal, en las
más ricos (bridging capital o capital inclusi- zonas llamadas «de educación prioritaria»,
vo) sabiendo que, al final, la fuerza de los vín- va acompañado por un efecto de estigmatiza-
culos débiles que conllevan oportunidades es- ción social de estas escuelas que, en la prác-
colares, universitarias, profesionales, etc., tica, empuja a algunas familias de clase me-
descansa en la utilización de los vínculos dia, que deberían mandar a ellas a sus hijos,
fuertes (el apoyo que el entorno da a los in- a matricularlos en escuelas privadas, acaban-
dividuos tentados por las oportunidades que do por consiguiente con la poca diversidad
se le presentan por la vía de los vínculos social de la que se beneficiarían los alumnos
débiles). En esta mezcla de realismo y prag- de las escuelas públicas. El efecto negativo
matismo hay una manera de positivar a los de esta asimilación de las zonas de educación
grupos separados para que ayuden a sus prioritaria es el fracaso escolar, que ha lleva-
miembros en los movimientos que les ofrece do al extremo de querer salvar a los mejores
la ciudad y las redes de contactos que crea y alumnos, creando internados de excelencia
que se diferencian profundamente del volun- fuera de dichos barrios.
tarismo abstracto francés, que proclama la Cuando se trata de los medios financie-
mezcla pero que solo la lleva a cabo de mo- ros, el programa de renovación urbana cons-
do ficticio con la renovación urbana. tituye, sin duda, el mayor esfuerzo. Consiste
en la destrucción de una parte de las torres y
—¿Qué opinión le merece el efecto del los bloques que configuran estos barrios so-
conjunto de políticas públicas llevadas a ca- ciales para edificar en su lugar diversas fór-
bo en los barrios pobres de los suburbios de mulas de vivienda, parte de ellas casas indi-
las ciudades en el marco de la denominada viduales que se ofrecen con la posibilidad de
«política de la ciudad»? ¿Qué papel ha des- acceder a su propiedad. Es decir, una mane-
Entrevista. Cuad. trab. soc. 30(2) 2017: 261284 281

ra de atraer a las clases medias hacia estos ba- sultados, según la fórmula clásica— a la im-
rrios populares y de restablecer una diversi- plicación. Pero la persistencia de las revuel-
dad social que se considera saludable para la tas condujo a los responsables a cambiar de
imagen del barrio. Pero los renovadores se orientación y a poner mayor énfasis en los
dan cuenta rápidamente de que si quieren medios del Estado y del mercado que en los
atraer a estas clases medias, hay que construir medios de los habitantes: los del Estado a tra-
casas individuales, a una distancia apropiada vés del aumento de personal de los servicios
del barrio y disponer de una oferta de cole- públicos; los del mercado con la creación de
gios a la misma y conveniente distancia... Sin zonas francas urbanas que exoneraban a los
duda, esta renovación urbana tiene también empleadores de cargas fiscales y sociales en
un efecto positivo para los habitantes, que es los barrios más pobres; y también a través de
la instalación de líneas de tranvía que los re- la renovación urbana que introducía una ofer-
conectan con la ciudad. Pero el acceso a las ta mercantil con la diversificación de la vi-
oportunidades de la ciudad no necesita sólo vienda. Esta política intervencionista relegó
un vínculo físico con ella, sino también un a segundo plano la dimensión participativa.
vínculo social, los famosos vínculos débiles Y su vuelta reciente parece más retorica que
de los que hemos hablado anteriormente. efectiva, con los «consejos ciudadanos»
Todo está entonces en función del cambio de (2015) y la evocación metódica del desarro-
actitud que se produzca o no, de la con- llo del «poder de actuar» de los habitantes.
fianza que los habitantes depositan en esos Para entender por qué la participación ciu-
vínculos. dadana está tan poco arraigada en Francia,
Aumentar la confianza de los habitantes hay que partir de la idea de que la participa-
en ellos es, sin duda, el objetivo implícito de ción tiene que ver con la capacidad de los
la llamada «participación ciudadana» que fi- prestatarios de la acción pública para situar-
gura en el programa de esta política desde sus se en un plano de igualdad con sus destinata-
comienzos. Entonces ¿qué se puede decir de rios. Esto no significa que los representantes
sus efectos? En un primer momento, duran- deban cuestionarse su legitimidad ni los diri-
te los años 1980, esta política puso efectiva- gentes de la Administración sus responsabi-
mente el acento en los habitantes como me- lidades. Pero tienen que acostumbrarse a ren-
dios para la acción. Constituían el recurso que dir cuentas de su acción y de las dificultades
podía permitir que las políticas públicas al- con las que se tropiezan; exponerlas también
canzaran los mismos resultados que en otros a la crítica de los interesados si quieren con-
barrios porque conocían mejor que los agen- seguir que se impliquen. Esta práctica del ac-
tes de esas políticas las particularidades de la countability parece literalmente impractica-
población de migrantes. Por lo tanto, basta- ble en Francia, porque se vive siempre como
ba con saber asociar a los habitantes a estas un cuestionamiento de la legitimidad de los
políticas para superar las dificultades con las responsables y no como una condición para
que se tropezaba en estos barrios. Por ejem- la eficacia de la acción.
plo, era función de las administraciones de Sin duda, la dificultad de la acción públi-
barrio atribuir a los habitantes el encargo de ca para resultar efectiva en la gestión de los
velar por el mantenimiento de los lugares y barrios más pobres y más poblados de mi-
las pequeñas obras de reparación que había grantes explica, en parte, el aumento del ra-
que hacer. Para ello, bastaba con formar a los dicalismo islámico. Desde mediados de los
jóvenes, formación que podía permitirles pos- años 1990 asistimos al aumento espectacular
teriormente encontrar trabajo fuera. Teoricé de costumbres y vestimentas de los países de
positivamente sobre esta primera fase de la origen, a la vez que la política se preocupa
política de la ciudad en L’Etat animateur, menos por ayudar a la gente de los barrios
cuando explicaba que así se haría pasar la par- donde viven, que por sumirlos en la invisibi-
ticipación del registro clásico hasta entonces lidad en el resto de la ciudad. Pero la radica-
—de consulta que no compromete a los con- lización claramente obtiene su legitimización
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en las estructuras terroristas que se instalan necesidades que engendraba. Los objetos
en el Medio-Oriente y en África, allí donde cada vez más deseados en la oferta del mer-
la rabia contra Occidente se traduce en de- cado veían aumentar su precio hasta conver-
seos de revancha en nombre del Islam, esta tirlos en inaccesibles. Y este mismo auge
última figura del monoteísmo que se vio re- motivaba a los productores a producir cada
legada a un pasado extinto. La radicalidad is- vez más, hasta que los precios bajaran lo su-
lámica se desarrolla cuando los decepciona- ficiente como para satisfacer a los consumi-
dos de la inmigración se encuentran con los dores. Pero la teoría de Smith se vio contra-
frustrados de la historia. Estos frustrados se dicha por el desvío creciente de la demanda
encuentran siempre entre la segunda genera- hacia el Estado para satisfacer las necesida-
ción de migrantes: los que no han desplega- des generadas por el mercado. Esta expecta-
do su energía para llegar y poder conseguir tiva creciente del papel del Estado originaba
un empleo como una oportunidad accesible. sus versiones fascistas y comunistas, que ne-
Se han criado en una sociedad en la que en- gaban las libertades. Si se quería evitar esto
tienden que sus oportunidades no son las mis- —dijeron los neoliberales— había que pen-
mas que las de otros jóvenes. Viven su mar- sar en el papel del Estado como apoyo a la
ca de origen como una infamia y su viraje competencia y no como organizador de la pro-
contra esta sociedad como una identidad por ducción. Esto significaba que, en el plano ma-
la que están dispuestos a morir. terial, tenía que facilitar los intercambios, des-
arrollando las estructuras de transporte, por
—Hace algunos años se mostraba usted ejemplo, y en el plano social, limitar su papel
muy crítico con la incapacidad de la izquier- a la lucha contra la exclusión, en la medida en
da para idear una gobernabilidad de izquier- que ésta lleva a un gran número de individuos
das capaz de oponerse a las técnicas de go- a situarse fuera de la competencia y a una pér-
bierno neoliberales. ¿Cómo imagina, a través dida consiguiente de mercado.
de qué manifestaciones concretas, esta pro- La versión de izquierdas de este neolibe-
puesta? ¿Ha cambiado en algo la situación ralismo es la neosocialdemocracia que, en
en los últimos años? ¿Cree que la crisis está Alemania, se ha plasmado con la política de
poniendo en marcha una reacción antimer- Schröder; en el Reino Unido con la de Tony
cantilizadora más propositiva? Blair; y en Estados Unidos en la de Bill Clin-
—La idea de una gobernabilidad de iz- ton. A diferencia de las políticas socialdemó-
quierdas e incluso de un neoliberalismo de cratas clásicas, que aumentaban las rentas y
izquierdas, como alternativa a la versión de- sobre todo la protección estatutaria de los asa-
rechista que se impuso a principios de los lariados, estas nuevas políticas difuminan los
años 1980 con Reagan y Thatcher, la sugirió estatutos para evitar el autobloqueo ante si-
Michel Foucault, y le llevó a discutir de ello tuaciones sin salida, y sobre todo hacen de la
con Michel Rocard (que encarnaba en Fran- lucha contra la exclusión no ya el residuo de
cia la neosocialdemocracia), en oposición a las políticas sociales, sino el soporte sobre el
François Mitterand, que encarnaba más bien cual debe operarse su reciclaje, su adaptación
un paleosocialismo. a la globalización. Lo cierto es que esta neo-
Todo partió de la lectura que Michel Fou- socialdemocracia, aunque obtuvo buenos re-
cault propuso, en su curso en el Collège de sultados en términos de dinámica socioeco-
France, sobre el neoliberalismo, tal y como nómica global en estos países, no ha puesto
aparece con la Escuela de Friburg, en Alema- fin al aumento de las desigualdades que co-
nia, durante el periodo entreguerras. Demos- menzó a principios de los años 1980. Acom-
traba que la idea neoliberal surgió como re- pañó la entrada de las democracias en la glo-
acción contra las decepciones que trajo balización económica sin aportar una
consigo la única lógica de mercado, según perspectiva clara de unificación política de
Adam Smith, para quien la mano invisible del las sociedades. Igual que los enfrentamien-
mercado debía permitir satisfacer todas las tos en la esfera de la producción permitían
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que el Estado fuera el árbitro a escala nacio- antes, motivada por el «entretenimiento cam-
nal, así también la lógica de separación, que pesino» que encuentran: el paisaje, una so-
afecta las sociedades contemporáneas, sigue ciabilidad dulce... Este movimiento, lento en
manteniendo las desigualdades y no les pone los años 1980, se ha acelerado e incluso con-
remedio. vierte al pueblo en un lugar al que escapar de
los inconvenientes de la ciudad, en término
—Entonces ¿qué evaluación hace usted de costes y molestias, aunque sea a cambio
de los intentos de repensar en la reconstitu- de un salario más bajo. También está el mo-
ción del vínculo social y de la igualdad a tra- vimiento que conduce de la ciudad a la ciu-
vés de la idea de los bienes comunes (Ostrom) dad y que tiene que ver con la famosa clase
o de lo común (Laval y Dardot)? ¿Cree que creativa, que dará un cierto tono a la vida de
constituye una alternativa al comunitarismo la ciudad por su juventud, su cultura, su tole-
republicano con el que ha sido tan crítico en rancia y su manera de conectar con otras gen-
numerosas ocasiones? tes llegadas de otras ciudades lejanas o dis-
—La cuestión de lo común merece plan- puestas a llegar a éstas para poner en práctica
tearse precisamente en relación con esta ló- sus talentos. Estos movimientos llevan a una
gica de separación que afecta a los espacios lógica de separación de la sociedad en razón
sociales de las sociedades desarrolladas a par- de los mundos propios que forman e inducen
tir de los años 1980. Hasta entonces, a las so- un tipo de repliegue, voluntario o no, de sus
ciedades les afectaba un solo movimiento: el miembros. Un replegarse que no impide que
que conducía a los habitantes de los pueblos existan una hostilidad sorda o violenta de co-
hacia la ciudad atraídos por las oportunida- municación entre ellos. El populismo, con el
des de empleo que ofrecía la industrializa- voto del Frente Nacional en Francia es el pro-
ción. El reto principal de las políticas era con- ducto de esta «Francia periférica» (expresión
tener los perjuicios de esta atracción: una de Christophe Guilluy que se ha convertido
concentración excesiva en el espacio urbano, en el heraldo de esta población), la de los pue-
una confrontación entre ricos y pobres que blos, de las ciudades pequeñas y medianas,
desembocaba en revueltas que ponían en pe- desconectadas de la metrópolis donde viven
ligro el régimen democrático. Las barriadas los beneficiarios de la globalización (la cla-
sociales en los márgenes de las ciudades se se creativa sin espíritu nacional y la de los mi-
construyeron para reducir los riesgos de esta grantes pobres que vienen a aprovecharse de
confrontación, para desconectarlas lo mejor algunas riquezas de las que se ven privados
posible. improvisamente los autóctonos). Pero, por su
Este movimiento sigue así desde los años lado, las revueltas de los suburbios son tam-
1980, pero ahora tiene que ver sobre todo con bién una manera de afirmarse de este mundo
minorías étnicas que llegaron de lugares le- relegado, que rechaza la irrupción de la poli-
janos para poblar unas barriadas sociales que cía y el orden que quiere imponerles. La hos-
las clases populares autóctonas habían aban- tilidad puede ir más lejos, como se vio con
donado para convertirse en una clase que con- esos jóvenes terroristas procedentes en su ma-
sideraban media, incluso aunque por profe- yoría del barrio de Mollenbeek que atacaron
sión fueran clase obrera, y disfrutaban de una a los espectadores del Bataclan, esa meca pa-
vivienda individual en un espacio rural don- risina de la joven clase creativa.
de la tierra costaba menos. ¿Cómo plantear la cuestión de lo común
A este movimiento del pueblo a la ciudad entre mundos que se definen por maneras di-
se han añadido otros dos: el primero, de la ferentes de vivir la globalización (por arriba,
ciudad al pueblo con la marcha de las empre- por abajo, de lado)? Cómo... si no por el he-
sas de producción hacia ciudades pequeñas y cho de que, incluso cuando ocupan una re-
medianas o pueblos; pero también con la re- gión entera, se definen por su relación con la
conquista de los pueblos por las clases aco- metrópolis que gobierna esa región. Es ella
modadas, por los jubilados o por los verane- quien acomuna, porque alrededor de ella, en
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relación con ella es como se organizan los di- los que se puede llegar para escapar del rui-
ferentes movimientos que componen la po- do y del furor de la ciudad, gozar del paisaje
blación de esta entidad de fronteras forzosa- campestre sin perder el contacto con las opor-
mente difuminadas. Ella es la que establece tunidades del centro. La ciudad-pueblo de la
el punto de referencia de cada una de estas clase creativa debe permitirles multiplicar los
poblaciones, el medio que las asocia para la encuentros a la vez que les ofrecen las máxi-
acción política. Pero, ¿en nombre de qué se mas facilidades de movimiento con otras ciu-
establece esta asociación? ¿En nombre de la dades del mundo. Esta división existencial
fórmula francesa del interés general? Por su del espacio reposa, en fin, en el reparto de las
abstracción, esta no puede conducir más que oportunidades de la ciudad-centro. Pero es un
a proclamar la igualdad de los territorios que, reparto que no puede pensarse como una dis-
si se toma al pie de la letra, viene a negar las tribución igualitaria, habida cuenta de las es-
razones por las que estos mundos mantienen pecificidades de cada uno de estos mundos
cada uno su originalidad, sus propias preocu- urbanos. Por ello se necesita una asociación
paciones. Los barrios de migrantes son espa- voluntaria de cada uno de los representantes
cios-trampolín para sus miembros. Deben en- para debatir sobre los contenidos y las for-
contrar allí el medio de infundirse fuerzas mas que ha de poseer este común. La búsque-
mutuamente para llegar y para después salir da del bien común supone el arte de acompa-
a la conquista de las oportunidades de la ciu- sar los movimientos para que produzcan una
dad. Los pueblos urbanizados son lugares a pieza lo más armoniosa posible.

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