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Sobre El Gobierno de La Justicia en Indias SiglosXVI XVII
Sobre El Gobierno de La Justicia en Indias SiglosXVI XVII
(SIGLOS XVI-XVII)*
R ESUMEN:
Se repasan en este artículo argumentos, discursos y perspectivas historiográfi-
cas relativas al gobierno de la justicia en Indias, las que otorgan escasa importancia
al Derecho real del Antiguo Régimen por la imposibilidad del mismo de metabolizar
reglas de comportamiento, a lo que se agrega el aporte del Ius Commune que pro-
vee recursos que atemperan el rigor del Derecho positivo. El Derecho en verdad,
estaría en las transacciones, pactos y vínculos clientelares. El discurso jurídico se
reconstruye para descubrir los criterios que animan el gobierno de la justicia en las
jurisdicciones supremas: Audiencias y Chancillerías y, a través de ellas, la política
judicial de la monarquía que se traslada a las Indias. La misma excede la aplicación
mecánica de la ley y potencia el resultado de la labor de los jueces, por lo que es
necesario controlar y garantizar el comportamiento justo de los mismos.
* Este texto tiene una historia larga y azarosa, que me siento comprometido
a resumir, aunque sólo sea para justificar su publicación aquí y ahora. Cuando lo
terminé, en la primavera del año 2001, como primera e independiente parte de un
trabajo algo más amplio titulado “La visita y el gobierno de la justicia en Indias (siglos
XVI-XVII)”, resumí más o menos así en nota inicial el tramo entonces recorrido de su
historia: “Este trabajo arranca de la ponencia que preparé por invitación del profesor
Horst Pietschmann para el XI Congreso de la AHILA (Liverpool, septiembre de 1996)
y redacté seguidamente para su publicación... Llegado el momento de la revisión, mis
escrúpulos pudieron más que cualquier otra consideración. Desde entonces, otras
ocupaciones perentorias, que nunca faltan, han ido relegando la publicación de aquella
primera versión al cajón de asuntos pendientes. A ella he vuelto, en busca de mate-
rial e inspiración, y sobre ella he trabajado, desarrollando uno u otro aspecto, cada
vez que en estos años me he acercado al derecho indiano. Para la presente ocasión,
además de la revisión general que, a estas alturas, en cualquier caso necesitaba, he
procurado problematizar algunos tópicos y seleccionar una bibliografía actualizada,
en la confianza de que, incluso fragmentarias e incompletas, estas páginas puedan
tener alguna utilidad para el fin que las originó, bien visible en el tono adoptado:
una apología descarada (y espero que también razonada) de la historia jurídica...”.
Agradecía además entonces, y sigo agradeciendo ahora, la amistosa insistencia del
A BSTRACT:
A revision of arguments, disertations and historiographical perspectives related
to the Administration of Justice in the Indies, which ascribed a minimal importance
to the Royal Law of the Ancient Regime. This happened because the latter could not
assimilate rules of behaviour, plus the contribution of Ius Commune in the moderation
of the rigor of Positive Law. Law would really exist in transactions, pacts, and client
links. Legal discourse is reconstructed so as to determine the criteria sustaining the
Administration of Justice in the supreme jurisdictions of Audiencias and Chancille-
rías. Through them, Royal judiciary policies were transfered to the Indies. The latter
surpassed a mechanical application of laws, and reinforced the labour of judges thus
making it necessary to control and guarantee their fair behaviour.
profesor Pietschmann, sin la cual probablemente nunca hubiera dado por concluidas
estas páginas. Por causas involuntarias, mías o de cualquier otro y que no hacen ahora al
caso, el texto no pudo al fin publicarse donde y como estaba previsto e insensiblemente
fue pasando de estar “en prensa” a ser un “trabajo inédito”, sin que yo hiciera nada por
evitarlo. Al contrario, como también de ese entonces acá he seguido trabajando sobre
estos temas, a medida que me convencí de que el texto no se publicaría ya en este estado
utilicé algunos de sus apartados para redactar las partes más generales de otros trabajos
de objeto parcialmente coincidente y ya publicados (que recojo en nota final), mientras
éste permanecía como tal inédito. Y como tal lo he difundido entre algunos colegas, que
amablemente y con mi consentimiento lo han citado o me piden todavía autorización
para citarlo en los suyos también como tal. En estas condiciones, me ha parecido –el
lector dirá si con razón– que quizá mereciera la pena rescatar el texto de este inusual
limbo para darle un cuerpo impreso, aunque no sé si me hubiera decidido a ponerlo por
obra de no haber encontrado uno tan confortable como éste. Dadas las circunstancias,
se comprenderá que haya renunciado a actualizarlo para la ocasión (limitándome por
lo más a desarrollar un tanto las cuestiones relativas a la determinación de la justicia,
que siempre estuvieron necesitadas –todo hay que decirlo– de mayores retoques), lo que
importa advertir en todo caso porque la bibliografía que se cita debe entenderse referida
al año 2001. La actualización que el texto en su conjunto requiere, con un desarrollo
al completo del argumento, daría hoy lugar al libro que, en el marco del Proyecto de
investigación SEJ 2004-06696, efectivamente preparo, ya con una perspectiva –como
también se comprenderá, habida cuenta de los años y el trabajo entretanto transcu-
rridos– más amplia, que íntegra (pero no inutiliza, según creo) la que aquí se adopta.
Quiero añadir para terminar, como acabo de insinuar y es debido, que seguramente no
habría logrado vencer mi resistencia a publicar estas páginas después de tanto tiempo
de no haber sido por la hospitalidad de esta prestigiosa Revista de Historia del Derecho,
que me complace mucho particularizar en la persona de su director, el profesor Tau
Anzoátegui, cuya disposición y la amistosa comprensión regalada en este trance (para
mí, delicado) quiero agradecer muy vivamente en letra impresa.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 69
Sumario:
§ 1. Introducción. I. EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA. § 2. ¿De qué habla-
mos cuando hablamos de administración de la justicia? § 3. El modelo
judicial castellano y su traslado a las Indias. II. IUDEX PERFECTUS Y R É-
GIMEN DEL OFICIO. § 4. El problema de la retribución: salario y “codicia
mala”. § 5. El aislamiento social (i): dádivas y “cultura del don”. § 6.
El aislamiento social (ii): matrimonio y parentesco de afinidad. § 7. La
determinación de la justicia (i): sobre los arcana iuris de los tribunales
supremos. § 8. La determinación de la justicia (ii): aritmética de los
votos y secreto. III. CONSIDERACIÓN FINAL. § 9. Autoridad v. flexibilidad:
sentido y alcance del ideal de juez.
§ 1. Introducción
Si alguien me pidiera una opinión sobre el notable desarrollo
experimentado en las dos últimas décadas por la historiografía dedi-
cada al “gobierno de las Indias”, yo empezaría por decirle que parece
haber un consenso amplio entre los historiadores acerca de la escasa
importancia que, finalmente, tuvo el derecho en la organización del
dominio castellano sobre aquellos territorios y sus gentes. Nadie duda
de que la Corona era portadora de un cierto orden y trató de imponerlo
mediante un aparato institucional más o menos articulado, pero ape-
nas si merece atención el derecho que encarna el primero y justifica la
existencia del segundo: por supuesto –quien más, quien menos– todos
los historiadores hacen uso de materiales jurídicos, pero el derecho es
algo más que un depósito de datos: la apreciable tendencia a prescindir
del orden que los dota de sentido sugiere que el derecho es considerado
como una dimensión irrelevante o poco significativa a la hora de cons-
truir la historia de aquellas sociedades. A fin de cuentas, consciente
o inconscientemente, cada historiador construye su propio objeto y a
menudo quienes se ocupan del “gobierno de las Indias” dan a entender
con sus obras que éste habría sido cuestión de poder y transacciones,
pactos e intereses, fuerza e intercambios, pero no (o sólo escasamente)
de derecho... Nada de esto puede predicarse de todos por igual: claro
que no. Con todo, se me disculpará que en el espacio de que dispongo,
y a los solos efectos de introducir razonadamente el punto de vista que
adopto, no sea ahora más preciso: de otro modo tendría que entrar en
demasiados detalles, escorando estas páginas hacia un ensayo de crítica
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1
Basta con volver del revés el argumento esbozado arriba: si se descartan como
irrelevantes las disposiciones que no se cumplen, es porque el derecho se concibe
fundamentalmente como acto de voluntad; ejercida siempre y sólo con la finalidad o
el propósito de que sea obedecida; entendiendo por tal, el cumplimiento o la ejecución
directa e inmediata (o administrativa) de las disposiciones correspondientes.
2
VÍCTOR TAU ANZOÁTEGUI, Nuevos horizontes en el estudio histórico del Dere-
cho indiano, Buenos Aires, 1997, lo ha resumido así: “Como es sabido, el intento de
mediados del siglo XVI de establecer en las Indias un juez modélico, aislado de la
sociedad donde se desempeñaba –debía provenir de fuera del distrito, no podía tratar
ni contratar en el lugar, ni casarse él ni sus hijos con personas de la jurisdicción, ni
poseer en ésta casas, fincas, ni otros bienes o explotaciones– se esfumó bien pronto y
el oidor, mediante licencias u otras permisiones y tolerancias, fue insertándose en el
medio donde actuaba” (pp. 63-64).
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 71
3
Una de sus últimas y más acabadas expresiones es el estudio de TAMAR HERZOG,
La administración como un fenómeno social: la justicia penal de la ciudad de Quito
(1650-1750), Madrid, 1995.
4
Una idea muy relevante en la historiografía sobre la América hispánica, como
destaca en su reciente puesta a punto HORST PIETSCHMANN, “Corrupción en las Indias
españolas: revisión de un debate en la historiografía sobre Hispanoamérica colonial”,
en MANUEL GONZÁLEZ JIMÉNEZ et al., Instituciones y corrupción en la historia, Valla-
dolid, 1998, pp. 31-52.
72 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
5
JEAN-CLAUDE WAQUET, De la corruption. Morale et pouvoir à Florence aux
XVIIe et XVIIIe siècles, Paris, 1984, p. 11: “I’employé apparaît d’abord comme un
homo oeconomicus qui, étranger à toute conscience morale, est naturellement porté
à faire de ses fonctions une industrie”.
6
Una buena panorámica general en ANTÓNIO M. HESPANHA, Panorama histórico
da cultura jurídica europeia, 2ª ed., Lisboa, 1998 (de la que ya hay versión castellana:
Cultura jurídica europea. Síntesis de un milenio, Ed. al cuidado de ANTONIO SERRANO
GONZÁLEZ, Trad. de I. Soler y C. Valera, Madrid, 2002), pp. 15-57, con cita de la biblio-
grafía fundamental; así como “Lei e justiça: história e prospectiva de um paradigma”,
en su Justiça e litigiosidade: história e prospectiva, Lisboa, 1993, pp. 7-58.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 73
trincado, que tiene matriz religiosa e integra a los distintos órdenes que
disciplinan o contribuyen a disciplinar la sociedad: el derecho como la
teología moral principalmente formaban un ordenamiento compuesto,
porque siendo distintos participaban de una misma cultura –una “cul-
tura perceptiva de carácter tradicional”– constituida (en sentido propio)
por la religión7. La manifestación más llamativa de esta configuración,
que asignaba al derecho un papel secundario, probablemente radica en
la dualidad fuero externo-fuero interno y deja ver toda su trascendencia
en caso de conflicto entre los órdenes normativos que prioritariamente
vinculan a uno y otro, planteando como cuestión si la ley humana
obliga en conciencia a los súbditos (Vtrum lex humana imponat sub-
ditis necessitatem in foro conscientiae)8. No hace falta decir que las
respuestas a esta cuestión clásica de la teología moral (siempre en plural
y tan distintas como variados fueran sus contextos), tenía entonces una
importancia práctica excepcional, acrecida para unos territorios como
los americanos, que estaban provistos de unos aparatos de dominio
coactivo sumamente precarios.
(ii) Orden jurídico pluralista. El derecho u ordenamiento jurídico
tiene a su vez una configuración pluralista, en la medida que está inte-
7
La idea se debe, especialmente, a BARTOLOMÉ CLAVERO, “Beati dictum: derecho
de linaje, economía de familia y cultura de orden”, en Anuario de Historia del Dere-
cho Español, LXIII-LXIV (1993-1994), pp. 7-148, esp. 26-34 y 111-131 (119, para la
cita), que remite a otros trabajos suyos anteriores.
8
A título de ejemplo: SANTO TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologica (ed. de la
Biblioteca de Autores Cristianos, 5 vols., Madrid, 1963), 1-2, q. 96; DOMINGO DE SOTO,
De iustitiae et iure, Salamanca, 1556 (ed. facs., con trad. castellana de M. González
Ordóñez, 5 vols., Madrid, 1967-1968), lib. I, q. 6, a. 4, de donde procede la cita (I, pp.
50-55); y muy llanamente, el anónimo y vulgar (interesantísimo, como espero mostrar
en un trabajo próximo): Espejo de la conciencia que trata de todos los estados (s.l.,
s.a., pero c. 1507: cfr. NICOLÁS ANTONIO, Bibliotheca Hispana Nova [...], II [Madrid
1788; ed. facs., Madrid, 1996], p. 333), cap. XVIII (“De como las leyes humanas son
obligatorias a se guardar in foro conciencie”), fundando la regla: “donde quiera que
la ley es en prouecho de la republica: e no contra dize al derecho diuino, ni natural, ni
canonico obligatoria es a se guardar sino peca mortalmente el que va contra ella” (ff.
17r-18r). Cfr. MIRIAM TURRINI, La coscienza e le leggi. Morale e diritto nei testi per la
confessione della prima Età moderna, Bologna, 1991, maxime pp. 245-288. Para todo
esto es ahora fundamental PAOLO PRODI, Una storia della giustizia. Dal pluralismo dei
fori al moderno dualismo tra coscienza e diritto, Bologna, 2000, que sólo en parte he
podido aprovechar para la redacción de estas páginas.
74 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
9
HESPANHA, Panorama cit. (n.6), pp. 92-98.
10
Véase, además, la síntesis de CARLOS PETIT-JESÚS VALLEJO, “La categoria giu-
ridica nella cultura europea del Medioevo”, en PERRY ANDERSON et al. (eds.), Storia
de Europa III: Il Medioevo. Secoli V-XV, Torino, 1994, pp. 721-760, esp. 737-760, a
propósito de “la articulación de la pluralidad como problema”, con una rica biblio-
grafía. Para el derecho indiano, ha sido bien destacado por TAU ANZOÁTEGUI, Nuevos
horizontes... cit.(n.2), pp. 85-95, e infra nota 25.
11
D. 50, 17, 1. Un aspecto muy bien destacado por MICHEL VILLEy, La formazione
del pensiero giuridico moderno (trad. italiana de R. D’Etorre y F. D’Agostino), Mila-
no, 1986, pp. 61-62, 464-466, 530-532.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 75
12
Además del trabajo clásico de THEODOR VIEHWEG, Tópica y jurisprudencia
(1963), trad. de L. Díez-Picazo, Madrid, 1986, véanse, simplemente, las esclarecedoras
páginas de HESPANHA, Panorama... cit. (n.6), pp. 110-129; e infra, nota 25.
13
D. 1, 1, 1, 2, gl. sacerdotes, y 1, 1, 10, 3, Cfr. LUIGI LOMBARDI, Saggio sul diritto
giurisprudenziale, Milano, 1975, pp. 79-199. El calificativo es de ADRIANO CAVANNA,
Storia del diritto moderno in Europa. I. Le fonti e il pensiero giuridico, Milano, 1982,
pp. 146-171.
14
La metáfora (culturas salvajes/culturas cultivadas) procede de Ernest Gellner,
y ha sido desarrollada en su análisis del papel de los intelectuales por ZYGMUNT BAU-
MAN, Legislators and interpreters. On modernity, postmodernity and intelectuals,
Cambridge, 1987, maxime pp. 51-67; y espléndidamente aplicada al derecho sobre
todo para ilustrar el pre-moderno, por ANTONIO M. HESPANHA, “Jurists as Gamekee-
pers. Scrutinizing Order in Early Modern Western Europe” (publicado en versión
portuguesa: Análise social, 161 [2001], pp. 1183-1209), que he podido manejar gracias
a la amabilidad de su autor. En realidad, la metáfora se encontraba ya, y muy expresi-
vamente, en WOLFGANG KUNKEL, Historia del Derecho romano (1964). Trad. de Juan
Miquel, Barcelona, 1973, pp. 90-93.
76 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
15
Vid., por todos, GINO GORLA, “Iura naturalia sunt inmutabilia. I limiti al potere
del principe nella dottrina e nella giurisprudenza forense fra i secoli XVI e XVIII”, en
Diritto e potere nella storia europea. Atti in onore di B. Paradisi (=Quarto Congresso
internazionale della Società italiana di Storia del Diritto), 2 vols., Firenze, 1982, II,
pp. 629-684; últimamente, las bellas páginas de PAOLO GROSSI, L’ordine giuridico me-
dievale (Roma-Bari 1995), pp. 210-216 (hay trad. castellana de F. Tomás y Valiente y
C. Álvarez Alonso: Madrid 1996); e infra, § 9.
16
Como ilustra Mª PAZ A LONSO ROMERO, “Lectura de Juan Gutiérrez (c.
1535/1540-1618), un jurista formado en Salamanca”, en Initium. Revista catalana
d’història del dret, 2 (1997), pp. 447-484.
17
Para el argumento, PIERRE BOURDIEU, “La force du droit. Éléments pour une
sociologie du champ juridique”, en Actes de la recherche en sciences sociales, 64
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 77
***
I. EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA
modo prescindible. Sí creo, en cambio, que la historia jurídica en todas sus vertientes
es imprescindible para conocer los porqués y los cómos de la justicia, sin los cuales
no se me alcanza el modo de saber –si es esto lo que se pretende– para qué servía
efectivamente.
19
Tengo por una buena introducción a todo esto, VILLEY, La formazione (nota
11), maxime pp. 293-338.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 79
20
Para el argumento, BARTOLOMÉ CLAVERO, Antidora. Antropología católica de
la economía moderna, Milano, 1991.
21
Para esto último, CHARLES LEFÈBVRE, “Juges et savants en Europe (13e-16e
s.). L’apport des juristes savants au développement de l’organisation judiciaire”, en
Ephemerides Iuris Canonici, XXII (1966), pp. 76-202 y XXIII (1967), pp. 9-61; y con
carácter más general, la obra colectiva: Théologie et droit dans la science politique de
l’état moderne, Roma, 1991. Sobre el argumento, por todos, LAURENT MAYALI, “Entre
idéal de justice et faiblesse humaine: le juge prévaricateur en droit savant”, en Justice
et justiciables. Mélanges Henri Vidal (=Recueil de mémoires et travaux publié par la
Société d’Histoire du Droit et des Institutions des anciens Pays de Droit écrit, fasc.
XVI), Montpellier, 1994, pp. 91-103, donde podrán hallarse las referencias bibliográfi-
cas principales. Para un resumen actualizado de las realizaciones, JAMES A. BRUNDAGE,
Medieval Canon Law, London-New York, 1995, pp. 120-174.
22
Tomo la expresión de JERÓNIMO CASTILLO DE BOVADILLA, Política para corregi-
dores y señores de vassallos, en tiempo de paz, y de guerra, Amberes, 1704 (ed. facs.,
con Estudio preliminar de B. González Alonso: Madrid 1978), lib. I, cap. II, que luego
habrá de servirnos para concretar algunas de las ideas que nos interesan.
80 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
23
En efecto, al conjunto que todas estas nociones forman le cuadra bien, creo yo,
el calificativo de paradigma (acuñado a estos efectos por Thomas S. Kuhn en 1962),
que justamente en razón de su utilidad ha pasado a formar parte del patrimonio común
de la sociología del conocimiento: cfr. la contribución de BARRY BARNES, recogida en
Quentin Skinner (ed.), El retorno de la Gran Teoría en las ciencias humanas. Trad.
de C. Vázquez de Parga, Madrid, 1985, pp. 86-101. Para su aplicación al aparato ins-
titucional del Antiguo Régimen, p. ej., ANTÓNIO M. HESPANHA, Vísperas de Leviatán.
Instituciones y poder político (Portugal, siglo XVII), Trad. de F. J. Bouza Álvarez,
Madrid, 1989.
24
Me sigue pareciendo una buena introducción general la obra de BARTOLOMÉ
CLAVERO, Temas de Historia del Derecho: Derecho común, 2ª ed. (Sevilla, 1979). Hay
ediciones posteriores.
25
Para lo que aquí importa, véase la obra fundamental de VÍCTOR TAU ANZOÁTE-
GUI, Casuismo y sistema. Indagación histórica sobre el espíritu del Derecho Indiano,
Buenos Aires, 1992.
26
A título de planteamiento general, véase BARTOLOMÉ CLAVERO, “La monarquía,
el derecho y la justicia”, en E. Martínez Ruiz y M. de Pazzis Pi (eds.), Instituciones de
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 81
secundum id quod ipse novit tanquam privata persona, sed secundum id quod sibi
innotescit tanquam personae publicae” (III, pp. 434-435).
31
Así, muy ampliamente, JUAN MATIENZO, Dialogvs relatoris et advocati Pinciani
senatus. Inquo varia hinc inde proponuntur & longe controuertuntur ad renunciato-
rum, aduocatorum, & iudicium munera: eorumque dignitatem & eminentiam spec-
tantia, eorumdem que ad electionem probè faciendam plurima aduertuntur, Pinciae,
1558, maxime “Tertia pars” (ff. 42r-259r); sobre la cual, en el punto que aquí interesa,
JESÚS VALLEJO, “Acerca del fruto del árbol de los jueces. Escenarios de la justicia en la
cultura del ius commune”, en Anuario de la Facultad de Derecho de la Universidad
Autónoma de Madrid, 2 (1998), pp. 19-46.
32
Con carácter general, véase ahora R AFFAELE AJELLO, “Continuitá e trasforma-
zione dei valori giuridici: dal probabilismo al problematicismo”, en F. FAGIANI e G.
VALERA (eds.), Categoria del reale e storiografia. Aspetti di continuità e trasforma-
zione nell’Europa moderna, Milano, 1986, pp. 60-110.
33
Para calibrar el peso de la conscientia en aquella cultura jurídica, véanse prima
facie las referencias que bajo esta voz reúne D. AEGIDII DE CASTEJÓN, Alphabetum juri-
dicum, canonicum, civile, teheoricum, practicum, morale atque politicum I, Coloniae,
1738, pp. 161-162. Cfr. PAOLO PRODI, Il sacramento del potere. Il giuramento politico
nella storia costituzionale dell’Occidente, Bologna, 1992, maxime cap. V; argumento
aplicado a las Indias por FRANCESCO D’ESPOSITO, “Encomienda, giuramento e strategie
di controllo: il disciplinamento del funzionario nel Nuovo Mondo (secolo XVI)”, en
N. PIRILLO (ed.), Il vincolo del giuramento e il tribunale de la coscienza, Bologna,
1997, pp. 213-241.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 83
34
Cfr. CARLOS GARRIGA, “Control y disciplina de los oficiales públicos en Casti-
lla: la visita del Ordenamiento de Toledo (1480)”, en AHDE, LXI (1991), pp. 215-390,
maxime 227-255.
35
Tomo estas expresiones de HESPANHA, Vísperas del Leviatán (nota 23), pp. 414-
435 y passim. Raffaele Ajello y su escuela han hecho de la “mediación ministerial”
(napolitana) su argumento: cfr., simplemente, el arranque de R ENATA PILATI, Officia
principis. Politica e administrazione a Napoli nel Cinquecento, Napoli, 1994. Aquí
interesa, muy especialmente, la obra de PIER L. ROVITO, Respublica dei togati. Giuristi
e societá nella Napoli del Seicento. I. Le garanzie giuridiche, Napoli, 1981.
36
Como ha destacado mejor que nadie R ICARDO ORESTANO, Introduzione allo
studio del diritto romano, Bologna, 1987.
84 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
37
Permítaseme remitir, simplemente, a CARLOS GARRIGA, “Las Ordenanzas de
la Real Audiencia de Cataluña (1741). (Una contribución al estudio del régimen de la
Nueva Planta)”, en Initium. Revista catalana d’història del dret, 1 (1996), pp. 371-396;
CARLOS GARRIGA y MARTA LORENTE, “El juez y la ley: la motivación de las sentencias
(Castilla, 1489 - España, 1855)”, en Anuario de la Facultad de Derecho de la Univer-
sidad Autónoma de Madrid, 1 (1997), pp. 97-142, esp. 101-114.
38
Para esto y todo lo que sigue, remito a mi La Audiencia y las Chancillerías
castellanas (1371-1525). Historia política, régimen jurídico y práctica institucional,
Madrid, 1994.
39
R[eal] P[rovisión] Medina del Campo, 24.III.1489, en Libro de Bulas y Prag-
máticas de los Reyes Católicos, Alcalá de Henares, 1503 (ed. facs., con prefacio de A.
García Gallo y M. A. Pérez de la Canal: Madrid 1973), ff. 49r-60v, por donde se cita,
con numeración ideal y correlativa de capítulos (en adelante, Ord. 1489). Salvo que
expresamente indique, como en este caso, el texto al que me refiero, uso el término
ordenanzas con el mismo significado genérico que entonces tenía, esto es, para en-
globar el conjunto de disposiciones de uno u otro tipo reguladoras de los tribunales:
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 85
40
Parecer del Dr. Escudero, oidor (c. 1522-1523), que recojo en La Audiencia...
(nota 38), pp. 454-466, esp. 455.
41
ALFONSO DÍAZ DE MONTALVO, P(=Las Siete Partidas del Sabio Rey Don Alfonso
el nono [...]. Con la Glossa del insigne Dottor Alfonso Diez de Montaluo. E con las
addiçiones, enmiendas, è deçisiones que por los Reyes sucessores fueron fechas.
Nueuamente, sobre todos los exemplares hasta aora publicados, corregidas y orde-
nadas. Lyon de Francia, 1550), 3.4.1, gl. los primeros et mas onrrados: “quibus tota
principis ordinaria, et suprema iurisdictio, et potestas, committitur cum auctoritate
sigilli regis”; los mismos que, por esto, “sunt vicarii generales ipsius Principis: et idem
tribunal, et auditorium habent”. Es importante JUAN YÁÑEZ PARLADORIO, Qvotidiana-
rum differentiarum Sexquicenturia [...] (Valladolid 1629), diff. 10 (“De discrimine
Reggi Senatus, & Regalium Chancellariarum, & quid à vetusto Romanorum Praetorio
distent”), pp. 67-71. Para otros testimonios concordantes, GARRIGA, La Audiencia (nota
38), pp. 224-232.
42
JOHN H. ELLIOTT y JUAN F. DE LA PEÑA, Memoriales y cartas del Conde-Duque
de Olivares. T. I. Política interior: 1621 a 1627 (Madrid 1978), p. 70; GARRIGA, La
Audiencia... (nota 38), p. 229. Y para el ceremonial, p. ej., los que publican ENRIQUE
RUIZ GUIÑAZÚ, La magistratura indiana, Buenos Aires, 1916, pp. 152-153; JAIME VA-
LENZUELA M ÁRQUEZ, “Rituales y fetiches políticos en Chile colonial: entre el sello de
la Audiencia y el pendón del Cabildo”, en Anuario de Estudios Americanos, LVI-2
(1999), pp. 413-440.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 87
43
El motivo indicado proviene del Codex, y se halla en P. 1.18.11, que conviene
retener desde ahora: “E aun seria como sacrillejo, si algun ome se entremetiesse de
pedir o de ganar oficio de judgador, o otro qualquier en aquella tierra onde es natural.
Ca sospecha pueden auer que queria mas este ayudar a sus perientes, e desayudar a
los que mal quisiesse, o tomar algo, que por parar bien la tierra, o dar a cada vno su
derecho. Pero no seria sacrillejo, nin esta sospecha, contra aquel, a quien el Rey, por
su voluntad diesse algun logar, de honrra, entendiendo [...] que auernia bien en fazer
la justicia”. Para otras referencias, cfr. CASTILLO DE BOVADILLA, Política (nota 22), lib.
I, cap. XII, nº 23-24 (I, pp. 134-135).
44
Carta del obispo de Astorga, presidente de la Chancillería de Ciudad Real, a
los Reyes Católicos (28.XII.s.a., pero de 1501), apud GARRIGA, La Audiencia (nota
38), pp. 141 y 436-439.
88 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
45
Dediqué a esto mi Tesis doctoral, Génesis y formación histórica de las visitas
a las Chancillerías castellanas (1484-1554) (Universidad de Salamanca, 1989), to-
davía inédita en este punto; cuyas principales conclusiones al respecto resumí en La
Audiencia (nota 38), pp. 407-428, y en “La expansión de la visita castellana a Indias:
presupuestos, alcance y significado”, en XI Congreso del Instituto Internacional de
Historia del Derecho Indiano. Actas y Estudios, Buenos Aires, 1997, III, pp. 51-79,
esp. 52-59. La frase citada es de GARSÍA MASTRILLO, Tractatus de magistratibus, Eo-
rum Imperio & Iurisdictione, Venecia, 1667, lib. VI, cap. II, nº 23 (p. 323).
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 89
46
Cfr. CARLOS D. MALAMUD, “Acerca del concepto de Estado colonial en la Amé-
rica Hispana”, en Revista de Occidente, 116 (1991), pp. 114-127; HORST PIETSCHMANN,
“Los principios rectores de la Organización Estatal en las Indias”, en ANTONIO ANNINO,
LUIS CASTRO LEIVA, FRANÇOIS-X AVIER GUERRA (eds.), De los Imperios a las Naciones:
Iberoamérica, Zaragoza, 1994, pp. 75-103.
47
HORST PIETSCHMANN, El Estado y su evolución al principio de la colonización
española de América (1980). Trad. de A. Scherp, México, 1989.
48
Guerra de Granada, Ed., introd. y notas de Bernardo Blanco González (Ma-
drid 1976), pp. 105-106. Para la pugna mencionada en el texto, HELEN NADER, Los
Mendoza y el Renacimiento español, Guadalajara, 1986, pp. 228 y ss.; HESPANHA,
Justiça e administração (nota 28), pp. 178-179.
90 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
Una y mil veces citado, este texto resume bien –ya se ve– las
características más aparentes del modelo jurisdiccional castellano, tal
como resultaron de las Ordenanzas dictadas en Medina del Campo en
1489, que fue el texto normativo matriz de las que organizaron las Au-
diencias indianas. No es mucho más lo que sobre esto último se sabe.
Sorprendentemente, los historiadores del derecho han mostrado mayor
interés en los textos que en su contenido (o sea, el discurso normativo
que incorporan), preocupándose más por establecer la filiación textual
de las normas indianas que por descubrir la razón de ser y explicar las
características del modelo que establecen (o que los textos trasladan)49.
Antes de entrar en estas últimas, quizá no esté de más llamar la aten-
ción brevemente sobre aquélla.
La Monarquía era, y además oficialmente desde su misma fun-
dación, católica, y esto no sólo imponía unos fines, sino que también
determinaba los medios a emplear para alcanzarlos, es decir, una cierta
manera de gestionar los asuntos públicos. Si hay un orden que deter-
mina la posición de cada cual en el mundo (su derecho) y la justicia
consiste en mantenerlo (dar a cada uno lo suyo), entonces quien tiene
el poder necesario (iurisdictio) debe establecer los medios apropiados
para realizarla: una sociedad ordenada por el derecho, sólo podía ser
administrada por juristas, que no por nada eran los sacerdotes iuris50.
La Monarquía católica no se compadecía con otro modelo de gobierno:
como la colonización de las nuevas tierras puso inmediatamente de
manifiesto, el único dominio posible era un dominio jurídico. A fin
de cuentas, ésta era la cuestión que se debatía a vueltas de la polémica
sobre los “justos títulos”. Los propios juristas tenían un discurso muy
49
Basta con remitir a JOSÉ SÁNCHEZ-ARCILLA BERNAL, Las Ordenanzas de las Au-
diencias de Indias (1511-1821), Madrid, 1992 (=Ordenanzas, si otra cosa no se indica),
pp. 15-64, donde se hallará la bibliografía anterior sobre el particular.
50
La trascendencia que tenía el carácter “católico” de la Monarquía y la signifi-
cación que en su gobierno adquirieron los “letrados” han sido muy bien destacados por
sendas corrientes historiográficas: cfr. por abreviar la cita, las síntesis que respectiva-
mente ofrecen JOSÉ M. PORTILLO, La Nazione cattolica. Cadice 1812: una costituzione
per la Spagna, Manduria, 1998, pp. 3-15; e IRVING A. A. THOMPSON, “The Rule of the
Law in Early Modern Castile. Review Article”, en European History Quarterly, 14
(1984), 221-233 (recogido en su War and Society in Habsburg Spain, Aldershot, 1992,
II); aunque no se ha prestado mucha atención a la conexión entre lo uno y lo otro, en
el sentido apuntado.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 91
51
Como tradicionalmente se ha destacado, al hilo de sus “funciones de gobier-
no”; una reciente puesta a punto sobre el particular en ANA M. BARRERO GARCÍA, “En
torno al ejercicio de la gobernación por las Audiencias de Indias. Una hipótesis de
trabajo para su conocimiento”, en XI Congreso (nota 45), III, pp. 441-458.
52
Cfr. Leyes Nuevas (Barcelona, 20.XI.1542), [12] y [13]; que mantienen las
Ordenanzas dictadas en 1563 para las Audiencias de Quito, Charcas, Panamá, Con-
cepción, Lima, Guatemala, Santa Fe, Nueva Galicia y Manila, caps. [5] y [21]. Lo he
argumentado en La expansión (nota 45), pp. 61-62. Para una visión general del pro-
ceso, puede recurrirse todavía al trabajo de ALFONSO GARCÍA GALLO, “Las Audiencias
de Indias. Su origen y caracteres”, en Memoria del II Congreso Venezolano de His-
toria, Caracas, 1975, I, pp. 359-432, esp. 377-392 y 418-432; ahora recogido en su Los
orígenes españoles de las instituciones americanas. Estudios de Derecho Indiano,
Madrid, 1987, pp. 889-951. El marco general está muy bien trazado por VÍCTOR TAU
ANZOÁTEGUI, “Órdenes normativos y prácticas socio jurídicas. La justicia”, en Nueva
Historia de la Nación Argentina, II-2, La Argentina de los siglos XVII-XVIII, Buenos
Aires, 1999, pp. 283-316.
53
Respectivamente, FRANCISCO BERMÚDEZ DE PEDRAZA, Historia eclesiastica.
Principios, y progressos de la ciudad, y religion catolica de Granada, Granada, 1638,
P. 4, cap. 30, f. 202r; consulta del Consejo de Indias (23.VII.1627), apud. ERNESTO
92 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
OG 5.5.1583
Manila 1583 1590 1595
OG (2) 25.5.1596
OG (2) 2.11.1661
Buenos Aires RC 6.4.1661 RC 31.12.1671 RD 25.7.1782
OG (2) 23.4.1786
Cuzco
Cuzco RC 3.5.1787
26.10.1789
Caracas
20.10.1805
Caracas RD 6.7.1786
Caracas
28.3.1821
54
Véase, últimamente, CARLOS J. HERNANDO SÁNCHEZ, Las Indias en la Monar-
quía Católica. Imágenes e ideas políticas, Valladolid, 1996.
55
Resulta muy útil el libro de SANTIAGO-GERARDO SUÁREZ, Las Reales Audien-
cias Indianas. Fuentes y bibliografía, Caracas, 1989. Cito los títulos posteriores que
interesan a lo largo del trabajo.
94 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
56
Son los términos que emplea TAU ANZOÁTEGUI, Casuismo y sistema (nota
25), pp. 83-138, esp. 97; a quien sigue MARÍA R. GONZÁLEZ, El derecho indiano y el
derecho provincial novohispano. Marco historiográfico y conceptual (=Cuadernos
Constitucionales México-Centroamérica, 17), México, 1995, pp. 58-59, aunque inte-
resa para esto todo su cap. III.
57
Vid., por todos, VÍCTOR TAU ANZOÁTEGUI, “El Derecho indiano en su relación
con los Derechos castellano y común”, en Hispania (nota 28), II, pp. 573-591; y su
Casuismo y sistema (nota 25), maxime pp. 231-313. Últimamente, JAVIER BARRIENTOS
GRANDÓN, Historia del Derecho Indiano, del descubrimiento colombino a la codifica-
ción. Ius Commune-Ius Proprium en las Indias Occidentales, Roma, 2000.
58
Por brevedad, se me permitirá remitir para esto, simplemente, a mi trabajo
“El derecho de prelación: en torno a la construcción jurídica de la identidad criolla”,
en XIII Congreso del Instituto Internacional de Historia del Derecho Indiano. San
Juan, 21 al 25 de mayo de 2000. Estudios, San Juan (Puerto Rico), 2003, II, pp. 1085-
1128.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 95
59
Al menos en México: cfr. CARLOS GARRIGA, “La recusación judicial: del de-
recho indiano al derecho mexicano” en La supervivencia del derecho español en
Hispanoamérica durante la época independiente, México, 1998, pp. 203-239.
96 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
60
NR 2.9.5. Las palabras anteriores son de CASTILLO DE BOVADILLA, Política (nota
22), lib. II, cap. XII (“Como se deven entender las leyes que dizen que sean los juezes
sin mala codicia: y si ay codicia buena que se les permita”: I, pp. 357-372, donde se
hallará una buena colección de los principales textos reportados por la tradición),
conceptuándola (nº 1) como “un desordenado amor de bienes temporales, y una pes-
sima y demasiada promptitud en recebir, con grande tibieza en el dar: en suma una
estrecha passion que ciega à los hombres miserables à traspassar los justos limites”
(I, p. 357).
61
La vinculación por así decir negativa entre el salario y la codicia mala de los
jueces arranca del mismo texto fundacional de la Audiencia castellana: las Cortes de
Toro, 1371, 1 y 2, que concede la quitación de los oidores “por que lo puedan bien
pasar sin otra cobdiçia mala” (CLC, II, pp. 189-192; cfr. GARRIGA, La Audiencia (nota
38), pp. 67 y ss.); y continúa en los posteriores: p. ej., Ord. 1489, cap. 8. El licenciado
Tello de Sandoval, que parece haber sido el primer visitador de la Audiencia novo-
hispana, llamaba en 1545 la atención del monarca sobre este particular: “conviene
mucho al servicio de vra. al. que los oydores y alcaldes de corte y alcaldes mayores
sean bien salariados, porque los que pueden venir barato y con poco salario no son
los que ha menester la tierra, porque juezes con neçesidad no sé lo que se harían en
ella, mayormente si se les proybe tratos y granjerías como sería justo [...]”. (México,
19.IX.1545: AGI, México, 68, R12, N34).
62
Cfr. SIEGFRIED WENZEL, “The Seven Deadly Sins: Some Problems of Research”,
en Speculum. A journal of Mediaeval Studies, XLIII-1 (1968), pp. 1-22; LESTER K.
LITTLE, “Pride Goes before Avarice: Social Change and the Vices in Latin Christen-
dom”, en American Historical Review, 76-1 (1971), pp. 16-49; JOHN BOSSY, “Moral
Arithmetic: Seven Sins into Ten Commandments” (1988), que he consultado en la
versión italiana (de P. Arlorio), recogida en su Dalla comunità all’individuo. Per una
storia sociale dei sacramenti nell’Europa moderna, Torino, 1998, pp. 87-116. Para
el contexto, desde perspectivas distintas, ALBERT O. HIRSCHMAN, Las pasiones y los
intereses. Argumentos políticos en favor del capitalismo previos a su triunfo (1977).
Trad. de J. Solé, Barcelona, 1999, especialmente su Parte I; CLAVERO, Antidora (nota
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 97
20), passim, con indicaciones expresas en sus pp. 27-30, 92-93, 100-101, 175-177; ídem,
Beati dictum (nota 7), pp. 26 y ss. y 111 y ss.
63
Summa Theologica (nota 8) 2-2 q. 118, “De avaritia”, a. 7, donde concluye
que la avaricia, quae consistit in appetitu pecuniae, es vitium capitale (ex quo alia
oriuntur secundum rationem finis), aunque sea contraria a una virtud que no es
principal, como la liberalidad (consistente como todas en el justo medio, está entre la
prodigalidad y la avaricia). Para su representación en orden a la justicia, cfr. ROBERT
JACOB, Images de la justice. Essai sur l’iconographie judiciaire du Moyen Âge à l’âge
classique, Paris, 1994, pp. 43-44.
64
Véanse, p. ej., MATIENZO, Dialogus (nota 31), Tertia pars, caps. XXIII-XXXV,
sobre la avaricia (ff. 111v-151v), y en particular sobre los motivos señalados, cap.
XXIII, nn. 4-5 y 12 (ff. 111v-112v y 113v); JUAN R EDÍN, De maiestate principis, Trac-
tatus, relectione Proemii Imperialium Institutionum accommodatus, Vallisoleti, 1568,
ff. 107-112r, y esp. ahora nn. 24-38 (ff. 110r-112r); CASTILLO DE BOVADILLA, Política
(nota 22), lib. II, cap. XII, nº 3, de donde proceden los entrecomillados del texto (I, p.
358), menos el último, que es de SOLÓRZANO, Política indiana (nota 27), lib. V, cap. IV,
11 (IV, p. 65). Un resumen de los tópicos clásicos sobre el argumento, particularmente
interesante para nosotros, en JUAN DE MATIENZO, Gobierno del Perú (1567). Edition et
Étude préliminaire par Guillermo Lohmann Villena, París-Lima, 1967, Parte II, cap.
XXII: “De la avaricia, y de los males que por ella se causan; y en qué se conocerá a
un avariento para que no sea proveído de ningún género de oficio, aunque sea más
sabio que Platón” (pp. 315-320); distinguiendo en ella “tres partes: torpe ganancia,
poco gasto y iliberalidad” (p. 316).
98 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
65
Puede servir de introducción GARRIGA, La Audiencia (nota 38), pp. 289-296.
Falta, hasta donde yo sé, un estudio global sobre la retribución de los oficiales de
justicia en Indias, pero pueden encontrarse algunos datos en los trabajos dedicados a
las Audiencias; p. ej., SCHÄFER, El Consejo (nota 53), pp. 118-121; JOHN L. PHELAN, The
Kingdom of Quito in the Seventeenth century: Bureaucratic Politics in the Spanish
Empire, London, 1967, pp. 145-176, para quien la corrupción se debió fundamental-
mente a la falta de adecuados salarios, pero no se ocupa de indagar la retribución
efectiva del oficio. MARÍA M. DEL VAS MINGO, “Salarios de oficiales reales en Indias.
Siglo XVII”, en Estructuras, gobierno y agentes de la Administración en la América
española (siglos XVI, XVII y XVIII) (=VI Congreso del Instituto Internacional de
Historia del Derecho Indiano), Valladolid, 1984, pp. 361-383, se limita a comparar los
salarios percibidos por los oficiales en 1644, según los datos que proporciona J. Díez
de la Calle (BN, ms. 2939).
66
Para percibir la composición de la retribución en toda su complejidad, basta
consultar a JUAN DE SOLÓRZANO PEREIRA, “Memorial ó discurso informativo juridico
historico politico de los Derechos, Honores, Preeminencias, y otras cosas que se deben
dár, y guardar á los Consejeros, Honorarios, y Jubilados; y en particular si se les debe
la pitanza que llaman de la Candelaria: dirigido al Rey Nuestro Señor por [...]” (1642),
recogido en sus Obras varias posthumas [...], Madrid, 1766, pp. 103-166 (distinguiendo
los salarios, propinas y emolumentos de los honores y preeminencias).
67
Así, p. ej., CASTILLO DE BOVADILLA, Política (nota 22), lib. II, cap. XII, distingue
las siguientes maneras de mala codicia, reprobadas como tales a los jueces: recibir
dádivas, promesas, presentes y donaciones, que es la principal codicia; baraterías;
llevar derechos demasiados de fi rmas, autos y sentencias; cobrar la parte de las pe-
nas pecuniarias que les correspondería antes de que la sentencia fuese firme; llevar
derechos y hacer conciertos y avenencias sobre ellos antes de la sentencia; tener trato
o granjería por sí o por interpósita persona; recibir de o dar dinero prestado a los
súbditos, oprimir con injustas prisiones para percibir la parte correspondiente de la
pena pecuniaria.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 99
68
SCHÄFER, El Consejo (nota 53), II, pp. 118-122.
69
A LFONSO DÍAZ DE MONTALVO, Solemne repertorium, seu secunda compilatio
legum Montalvi, seu glossa super leges ordinationum Regni [...], Salamanca, 1549,
s. v. “Officiales” (f. 79r); GREGORIO LÓPEZ, gl. Juez cualquier a P 5.5.5, aunque con
reservas; MATIENZO, Dialogus (nota 31), Tertia pars, cap. XXVII, esp. nn. 9-10 (ff.
128r-129v). Cfr. JOSÉ M. GARCÍA MARÍN, El oficio público en Castilla durante la Baja
Edad Media, 2ª ed., Madrid 1987, pp. 299-301.
100 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
70
RC Valladolid, 29.IV.1549, en DIEGO DE ENCINAS, Cedulario indiano, 4 vols.
(1596: ed. facs., Madrid 1946) (=Cedulario), I, p. 345= R ICHARD KONETZKE, Colec-
ción de Documentos para la Historia de la Formación Social de Hispanoamérica,
1493-1810, 3 vols., Madrid, 1953-1962 (=Colección), I, p. 257, sobrecartada en la RC
16.IV.1550. Hay buenas razones para pensar que esta disposición fue consecuencia de
la visita de Tello de Sandoval, en la cual, por de pronto, todos los oidores resultaron
culpados de negociar en el distrito de la Audiencia para enriquecerse –cfr. PILAR
A RREGUI ZAMORANO, La Audiencia de México según los visitadores (Siglos XVI y
XVII), México, 1981, pp. 211-212–, por más que a la sazón estas actividades no se
hallasen expresamente prohibidas. Uno de ellos, el licenciado Tejada, lo tenía por
práctica habitual, y defendió abiertamente que era una actividad honesta y permitida
(ibidem).
71
RC Valladolid, 16.IV.1550 (Cedulario, I, pp. 345-346).
72
RC Valladolid, 2.V.1550, en respuesta a una carta del virrey don Antonio de
Mendoza (1.XI.1549), que adjuntaba el memorial con las dudas de los oidores, que
probablemente buscaban hurtar ciertas conductas al alcance de la prohibición, hasta
el punto de que –según sus propias palabras– “sera menos desacato, suplicarnos por
licencia para dexar el oficio, que ponerse a peligro de no cumplir” la prohibición
(Cedulario, I, pp. 346-347=Colección, I, pp. 268-270). Aunque no excusa su lectura
directa, esta cédula fue resumida así por SOLÓRZANO: “que tampoco puedan tener casas
propias, ni labrarlas, ni tiendas, ni huertas, ni estancias de ovejas, ni sembrar trigo, ni
maíz, aunque se diga que es para comer en sus casas, ni dár dineros á censo al quitar,
ni perpetuos, porque estén mas libres de todos tratos, para hacer mejor sus oficios”
(Obras varias posthumas (nota 66), p. 230).
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 101
73
RC Valladolid, 2.V.1550, de igual fecha que la anterior: además de la pérdida
ipso iure del oficio (“por el mismo caso”), se declaró que los oidores que contravinie-
ren tales prohibiciones perderían igualmente sus negocios y serían sancionados con
pena de mil ducados; al tiempo que se les concedía un año de plazo para que deshi-
cieren de todas las grangerías que tuvieren (Cedulario, I, pp. 345-346=Colección, I,
pp. 271-272). Los propios oidores habían apuntado (loc. cit. en la n. anterior): “importa
poco a vn oydor a cabo de diez años, en que puede ganar cincuenta mil ducados, dexar
el oficio y pagar mil ducados de pena”.
74
Así, ya en la RC Valladolid, 9.V.1565, para que el licenciado Valderrama, a
la sazón visitador de la Audiencia de Nueva España, en cumplimiento de las dispo-
siciones citadas hasta aquí, que sobrecarta, detenga la obra de la casa que el doctor
Puga, oidor, labra en la ciudad de México, y haga entero y breve cumplimiento de
justicia conforme a ellas (Cedulario, I, pp. 345-348). Véanse, además, sin ánimo
ninguno de exhaustividad: el capítulo de la instrucción dada a don Martín Enríquez
en Aranjuez, a 7.VI.1568, para que haga guardar las cédulas, así como el incluido en
las dadas a los virreyes del Perú y la Nueva España, al presidente de la Audiencia
de Quito, s.a., y en las Ordenanzas para las Audiencias de 1563 (Cedulario, I, pp.
348-349); RC San Lorenzo, 1.XI.1610, declarando que la prohibición de contratar y
tener granjerías comprende las pesquerías de perlas (Colección, II-1, pp. 178-179); RC
Madrid, 24.XII.1615, para que los ministros de las Audiencias que pretendieren eludir
la prohibición, teniendo casas y granjerías en cabeza ajena, además de incurrir en las
penas establecidas, pierdan el precio de la venta, y “la persona en cuya cabeza hubiere
estado puesta en confianza, incurra en pena de otro tanto como montó el precio en que
se hubiere vendido la tal huerta, casa, tierra o estancia” (ibid., pp. 190-191; una copia
en BN, ms. 2932, ff. 12v-14r); RC Lisboa, 31.VIII.1619, cit. a continuación en el texto
(ibid., pp. 236-237); RC Madrid, 12.XII.1619, para que el presidente de la Audiencia
de Guadalajara ejecute “contra los oidores que hubieren comprado contra el tenor de
las leyes y cédulas Reales estancias y bienes raíces las penas legales”, en respuesta
a la carta del fiscal del 12.I.1617, noticiando que dos oidores viven en casas que han
comprado (y planteando la duda de si pueden hacerlo en virtud de la RC 30.I.1565)
(ibid., pp. 249-250).
75
RC Lisboa, 31.VIII.1619, para que “los secretarios, familiares y criados de los
dichos mis virreyes, presidentes, oidores y fiscales de las dichas mis Audiencias y
102 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
los escribanos de cámara y relatores dellas”, así como los restantes ministros de las
Indias queden comprendidos –con efecto retroactivo– en la prohibición de tratar y
contratar por sí o indirectamente. Al mismo tiempo, se ordenó “que la probanza de
semejantes excesos sea de los testigos y con las calidades que se dispone por derecho
en la probanza de los cohechos y baraterías de los jueces y otros ministros”, ponién-
dolo así por capítulo de las residencias y visitas que se les tomaren (Colección, II-1,
pp. 236-237).
76
Cfr. RC Madrid, 5.XII.1622 (ibid., pp. 271-272); JOSÉ F. DE LA PEÑA CÁMARA,
Oligarquía y propiedad en Nueva España (1550-1624), México, 1983.
77
CASTILLO DE BOVADILLA, Política (nota 22), lib. II, cap. XII, nº 34: “y aquel es
mejor mercader, que mas adquiere: y es mucho de llorar que los que con usuras, fala-
cias, y engaños acumulan dineros, rijan y goviernen las Republicas” (I, p. 364).
78
JUAN SOLÓRZANO PEREIRA, “El Doctor—, siendo Fiscal del Consejo de Indias,
con los bienes y herederos del governador Don Francisco Vanegas, Cabo que fue de
las Galeras de Cartagena, sobre si pueden seguir y sentenciar contra ellos los cargos
que quedaron al dicho Don Francisco, aunque él haya muerto, pendiente este pleyto:
y generalmente sobre todos los casos en que se puede inquirir y proceder contra los
Jueces y Ministros difuntos, en visitas, demandas y residencias” (Año de 1660), en
Obras varias posthumas (nota 66), VI (pp. 209-244): núms. 114-117 (p. 230).
79
Y que no es en absoluto baladí: “[...] quitandoles la libertad, que es tan nece-
saria en los contratos... y obligandoles con la autoridad del cargo, á que le dén la[s]
cosas á menos precio... y á que no se atrevan á contradecirle, por el miedo, y respeto
que es forzoso le tengan”. Véase, p. ej., la carta de Palafox a SM, sobre el estado de la
visita a la Audiencia (México, 16.II.1645), a propósito del licenciado don Juan Alva-
rez Serrano, oidor, que traía pleito con la familia de su hermano fallecido, con quien
tenía concierto de negocios: “y sólo quien ve de qué manera se hazen frequentemente
estos tratos y grangerías de los ministros y las opresiones y violencias que en esto
intervienen como yo lo he tocado con las manos [...] save la malicia que esto tiene, y
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 103
la ruyna que causa, porque hay yndio que no vale todo su caudal cinquenta pesos, y
le obligan a que compra dos mulas cada uno a veinte, haviéndole costado a ocho, y
a diez al alcalde mayor; [...] y si quieren acudir a la Audiencia hallan por oydor más
antiguo de ella al hermano del que los castiga” (BN, ms. 8865, Tª 3, Qº 7, ff. 1r-33v,
esp. 24v-26r).
80
Carta de Palafox a SM, sobre el estado de la visita a la Audiencia (México,
10.II.1645), ibid., ff. 33v-57v, esp. 46.
104 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
81
Carta de Palafox a SM, sobre el estado de la visita a la Audiencia (México,
16.II.1645), ibid., ff. 23v-24r.
82
Proporciona un buen ejemplo la siguiente carta de Palafox al rey (México,
27.II.1645): “Señor. Porque el principal fin de la visita es prevenir daños que no sea despues
necesario remediar, me hà parecido dar cuenta a VM de que convendra mucho despacharse
Cédula prohibiendo que los Oydores, ni otros Ministros togados puedan tener Agencias, ni
Procuraciones de España, ni de otras partes, cobrando deudas, y administrando haciendas,
por que de esto resulta grave inconveniente al servicio de VM y a la ocupacion misma de
Oydores como se puede reconocer fácilmente en la causa de Don Melchor de Torreblanca,
el qual compró al Marqués de Villa Manrique las rentas que tiene en estas Provincias, de
que han resultado las vejaciones que consta por carta de 16 de febrero de este año, y en
qualquier caso no es bien que los Ministros de VM tengan semejantes administraciones,
ni para ellas admitan poderes, ni los sustituyan en diferentes personas, en todo mandará
VM lo que fuere servido, cuya Catholica Persona guarde Dios como la Christiandad ha
menester. [... Al pie:] Decreto. En el Consejo a 4 de noviembre de 1645. Sepase si hay ce-
dula de prohibicion de estos casos, y si la hay se renueve con nuevos gravamenes, y si no
hay se prohiba el punto. Rubricado” (ibid., ff. 85r-86r). Por lo visto, se dictó RC 18.II.1646
sobre el particular, que MANUEL J. DE AYALA, Notas a la recopilación de Indias. Origen
e historia ilustrada de las leyes de Indias. Ed. de Juan Manzano, Madrid, 1946, noticia
comentando RI 2.16.73 (como extensión a las que ésta cita). Por lo demás, puede servir de
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 105
86
Véase, en este sentido, el Papel citado de SOLÓRZANO (nota 78), nº 144 (p. 233),
donde además refiere algunos casos concretos que conoce directamente, luego omitidos en
la parte correspondiente de la Política indiana, lib. V, cap. XI, nº 34-40 (pp. 188-190), que
además (“porque algunos jueces todavía procedían dudosos y escrupulosos en estas ma-
terias”) relata cómo a su instancia y con consulta regia, mediante RP Madrid, 17.IV.1635,
se hizo declaración sobre el particular, que en parte él transcribe (pp. 189-190), puede
verse completa en [J. A. GARCÉS], Colección de Cédulas Reales dirigidas a la Audiencia
de Quito. 1601-1660, Quito, 1946, pp. 232-234, y al fin fue recogida en RI 5.15.49.
87
Valga como ejemplo, por ser muy claro: RI 2.16.65 (Lisboa, 27.VII.1582), que
prohíbe a los magistrados tener más de cuatro esclavos, comentada así por AYALA,
en sus Notas (nota 82): “Jamás ha estado en practica, ni remotamente Juez Superior
Visitador general há intervenido á su observancia, ni se dará por ella haverse hecho
cargo de residencia a los que comprehende, porque no puede la casa de un Ministro
[...]” servirse con tal limitación.
88
En su comentario a RI 2.16.55-56, apud CONCEPCIÓN GARCÍA GALLO, “José
Lebrón y Cuervo. Notas a la Recopilación de las Leyes de Indias. Estudio, edición e
índices”, en AHDE, XL (1970), pp. 349-537.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 107
89
Cfr. TURRINI, La coscienza e le leggi (nota 8), pp. 245-288; TAU ANZOÁTEGUI,
Casuismo y sistema (nota 25), pp. 39-82 y passim. Con carácter general: un rápido
esbozo en JOSÉ L. ILLANES y JOSEP I. SARANYANA, Historia de la Teología (2ª ed.),
Madrid, 1996, pp. 208-212; resulta útil para todo esto, FRANCISCO LÓPEZ CAMACHO,
Economía y filosofía moral: la formación del pensamiento económico europeo en la
Escolástica española, Madrid, 1998.
90
Véase WAQUET, De la corruption (nota 5), maxime pp. 149-177, donde destaca
muy bien, a partir de algunos autores relevantes, cómo “la casuística y el probabilismo
no suprimen la moralización de la corrupción: solamente la vuelven compatible con
las realidades de la vida” (p. 175).
91
RC San Martín 19.XI.1550 (“más de solo su salario”), según refiere MANUEL
J. DE AYALA, en su Diccionario de Gobierno y Legislación de Indias. Ed. de Milagros
108 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
del Vas Mingo, 15 vols., Madrid, 1992-1996, s. v. “Oidores”, nº 10 (X, p. 270); puede
verse completa en Colección, I, pp. 281-282. El Consejo de Indias, en su consulta de
19.I.1599, consideraba necesario aumentar el salario de los oidores de Santo Domingo,
atento a “que el no se poder sustentar con ellos ha sido causa para que algunos de sus
antecesores hayan tratado y contratado... y privados de sus oficios”. El aumento se les
concede por RC 22.II.1599 “con que... se les diga que no contraten” (apud SCHÄFER,
El Consejo (nota 53), pp. 118-119 (n. 171).
92
Que es ajena a la avaricia: cfr. CASTILLO DE BOVADILLA, Política (nota 22), lib.
II, cap. XII, núms. 67-77 (I, pp. 369-372).
93
Para esto y lo que sigue, véase, especialmente, FEDERICO CHABOD, “Stipendi
nominali e busta paga effettiva dei funzionari dell’amministrazione milanese alla fine
del Cinquecento”, en Miscellanea in onore di R. Cessi, Roma, 1958, II, pp. 187-363;
recogido en su Carlos V y su imperio (trad. de R. Ruza), Madrid, 1992, pp. 309-499,
esp. 327-335, donde resume las opiniones de Molina y Menochio sobre el particular.
94
LUIS DE MOLINA, De justitia et jure opera omnia, tractatibus quinque, tomisque
totidem comprehensa (1593), Coloniae Allobrogum, 1733, trat. II, disput. 83 (“De iis
quae judices, testes, tabelliones, & alii ministri publici, tanquam pretium, ob justam
causam accipiunt, quousque illicite, & cum onere restituendi id accipiant”), maxime
nn. 12, 15 y 17; partidario de que el magistrado pudiera aceptar emolumentos de
aquellos a cuyo beneficio y en cuyo pedido trabaja, siempre con el límite del precio
justo, cuya determinación dependía obviamente de muy diversas circunstancias. Aquí
no interesa la solución, sino el modo como plantea el problema.
95
Así, p. ej., G. Menochio: “Magistratus ipse sibi augere ita potest, ut justum
et congruum sit salarium” (citado por Chabod). Cfr. además ROVITO, Respublica dei
togati (nota 35), pp. 28-29 (n. 41); WAQUET, De la corruption (nota 5), pp. 149-177.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 109
96
SOLÓRZANO, Memorial (nota 66), núms. 452-453 (p. 161); que reproducen en
su comentario a RI 2.16.31 PRUDENCIO ANTONIO DE PALACIOS, Notas a la Recopilación
de las Leyes de Indias. Estudio, edición e índices de Beatriz Bernal, México, 1979 (c.
1740), y AYALA, Notas (nota 82).
97
JUAN BAUTISTA LARREA, Allegationvm fiscalivm pars. secvnda, In qua, vltra
iuridica, plura politica elucidantur, Lvgduni, 1666, Alleg. CIV: “Negotiatio & mer-
catura non potest aliquatenus Magistratibus permitii” (pp. 133-135), destacando los
peligros de permitir la negociación de los magistrados y, por consiguiente: “Ideo
necessarium est, vt congrua salaria Magistratibus assignentur, en aliquatenus ab alio,
quam à Principe aliquid ex necessitate accipere cognatur, vt suadetur” (nº 6: p. 134).
98
Me parece esclarecedora, a este respecto, la lectura de los trabajos que viene
dedicando a este tópico JON A RRIETA A LBERDI: entre otros, “Justicia, gobierno y le-
galidad en la Corona de Aragón del siglo XVII”, en Estudis, 22 (1996), pp. 217-248;
e infra § 9.
110 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
99
Cfr. MATIENZO, Dialogus (nota 31), Tertia pars, ff. 81r-111v; cfr. A NTÓNIO M.
HESPANHA (con la colaboración de Antonio Serrano), “La senda amorosa del derecho.
Amor y iustitia en el discurso jurídico moderno”, en CARLOS PETIT (ed.), Pasiones del
jurista. Amor, memoria, melancolía, imaginación, Madrid, 1997, pp. 23-56.
100
Así, p. ej., en las llamadas “Ordenanzas antiguas” (dictadas para las Audien-
cias de México, 1528/1530, y de Panamá, 1538) se les prohíbe que admitan a vivir
con ellos a ningún abogado, relator o escribano de la Audiencia, y que se sirvan o
acompañen de éstos y de los pleiteantes (sancionando el incumplimiento con repren-
sión pública las dos primeras veces, y con multa por el salario de aquel día desde la
tercera: caps. 13 y 17); además se les exhorta a que “cese la comunicacion o continua
conversacion” con los pleiteantes o los abogados y procuradores, “por que cesen las
sospechas” (salvo sólo para informarles del derecho o algún secreto de sus causas:
caps. 14 y 18).
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 111
101
Así, p. ej., en las mismas “Ordenanzas antiguas”, cap. 15 (=19) (ibidem), san-
cionado con pérdida del juzgado, inhabilitación para haber oficio público, expulsión
de la Audiencia, y devolución de lo recibido con el doblo. Cfr. SOLÓRZANO, Política
indiana (nota 27), lib. V, cap. IV, 9-11 (IV, pp. 64-65).
102
MATIENZO, Dialogus (nota 31), Tertia pars, cap. XXIII, n. 10, sobre el paso
justinianeo “iudices puras habere devere manus & mundas” (f. 113r).
103
Además de la obra fundamental de CLAVERO, Antidora (nota 20), p. 189 para
la frase citada; véase el luminoso ensayo de ANTÓNIO M. HESPANHA, “La economía de
la gracia”, recogido en su La gracia del derecho. Economía de la cultura en la Edad
Moderna (trad. Ana Cañellas Haurie), Madrid, 1993, pp. 151-176, con una buena bi-
bliografía, siempre a partir del seminal “Essai sur le don. Forme et raison de l’échange
dans les sociétes archaïques”, de MARCEL MAUSS (1923-1924, disponible ahora en su
Sociologie et anthropologie, Paris, [1950] 20019, pp. 143-279), que ahora puede com-
pletarse con los trabajos recientemente incluidos en la sección monográfica dedicada
a “La reciprocidad como vínculo social. Nuevas perspectivas desde la historia” por
Hispania. Revista española de historia, LX/1: 204 (2000), pp. 9-160 (en especial,
las aportaciones de Maurice Godelier, Anita Guerreau-Jalabert y Giovanni Levi); y
el espléndido libro de NATALIE ZEMON DAVIS, The Gift in Sixteenth-Century France,
Oxford, 2000, maxime pp. 142-167.
112 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
el juez que recibe, cae en uno de dos inconvenientes entre otros mu-
chos, o de ser ingrato, o injusto; ingrato, si no haze algo por el que se lo
dio: injusto si lo haze contra justicia: y por mas rezio y dificultoso tiene
el ser ingrato, porque le parece que queda en obligacion de restituyr, y
que cae en gran desgracia con quien le haze servicio, y que no es cosa
de hombre principal, ser contrario en la sentencia al que era encargo
en las dadivas105.
104
Cfr. TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologica (nota 8), 2-2, q. 106, a. 6; y CAS-
TILLO DE BOVADILLA, Política (nota 22) lib. II, cap. XI, nº 18, para la frase citada (I, p.
336).
105
Cfr., ampliamente, MATIENZO, Dialogus (nota 31), caps. XXIV-XXVI (ff.
117r-125r); y CASTILLO DE BOVADILLA, Política (nota 22), lib. II, cap. XI, dando cabida
a todos los argumentos y tópicos tradicionales: “O quan poco vale un pequeño don,
y quanto importa en la buena o mala fama de un juez, que de limpio le haze suzio, y
de sabio ignorante, y de justo parcial, y de bueno le haze iniquo, y de manso cruel, y
de virtuoso le haze vicioso, y de libre siervo avariento, y aun sobre todo le saca de su
propio curso natural para hazerle bruto, de hombre de razon” (nº 17, y 18-19, para las
frases citadas: I, pp. 335-336).
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 113
106
PALACIOS, Notas a la Recopilación, en su comentario a RI 2.16.68, remite al
tratamiento que da Veniceli, De las questiones morales (p. 128); y otro tanto hace, en
los mismos términos, AYALA, Notas (nota 82), II, p. 273. No he podido identificar la
referencia. Cfr. WAQUET, De la corruption (nota 5), pp. 161-168.
114 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
107
CASTILLO DE BOVADILLA, Política (nota 22), lib. II, cap. XI, nº 69 (I, p. 350).
108
Ibidem, nº 5 (I, p. 331) y 17 (así como nº 21), respectivamente: “Verdadera-
mente ser un juez aspero, es tolerable, y ser remisso es sufrible y ser ignorante es
passadero, y ser incauto es de perdonar, y aun ser desatinado, no es tanto de temer,
como el juez sucio de manos, y desalmado en el recebir: porque vende lo que no està
en comercio ni es suyo, y deshonra la verdad, y prevarica contra ella en ponerla en
precio pues no le tiene: y finalmente quien niega la verdad por dineros, à Dios niega
y le vende, que es apartarle de si, como hizo Judas” (I, p. 335).
109
Cfr. GARRIGA, Control y disciplina (nota 34), pp. 232-240 y 277.
110
Véase ahora MARZIA LUCCHESI, “Giustizia e corruzione nel pensiero dei glo-
ssatori”, en Rivista di Storia del Diritto Italiano, 64 (1991), pp. 157-216, que remite a
la bibliografía anterior.
111
CASTILLO DE BOVADILLA, Política (nota 22), lib. II, cap. XI, nº 84 (I, p. 353).
112
Para su discusión, CASTILLO DE BOVADILLA, ibid., nº 78 (I, p. 353).
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 115
113
CASTILLO DE BOVADILLA, ibid., nº 20: “Y es gran ceguedad del ministro de
justicia que no considera, que aquel don no se le dio de parte de servirle, ni de parte
de liberalidad, ni de parte de aprovecharle, porque en tal caso obligado seria a lo
agradecer, pero diosele de parte de corromperle, y para obligarle à que hiziesse mal-
dad y falsedad, prevaricando y adulterando la justicia, cuyas obras no son venales, ni
su materia es vendible” (pp. 336-337).
114
Así, p. ej., MATIENZO, Dialogus (nota 31), Tertia pars, cap. XXXII: “Esculenta
et poculenta aliaque xenia iudices an capere possint a litigatoribus aut aliis fusè exa-
minar” (ff. 139r-143r); y Menochio, entre otros, como refieren Chabod y Waquet, en
los lugares citados arriba (notas 93 y 95).
115
FRANCISCO CARRASCO DEL SAZ, Interpretatio ad aliqvas leges recopilationes
regni Castellae; explicataeque quaestiones plures, ante non ita discussae, in praxi
frequentes iudicibus quibuscunque nec non causidicis, & in scholis vtiles, etiam
Theologiae Sacrae professoribus, & confesoriis, Hispali, 1620, cap. IX, ff. 111r-150v
(“Tractatus de recusationibus”), nº 308: “si iudex donationem aliquam accepit ab altera
partium; extende procedere, siue ante litem, siue post donatio facta fuerit, cum ex ea
proueniat obligatio ad antidoram quae producit iustam suspicionem animi in iudice,
vt recusatio valeat”; lo que se extiende (nº 309) a sus parientes y deudos (f. 145r). Cfr.
CASTILLO DE BOVADILLA, Política (nota 22), lib. II, cap. XI, nº 76 (I, p. 352).
116 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
116
Carta del capellán real fr. Agustín de Vera Montoya al rey (Lima, 23.I.1669;
fue recibida el 20.II.1670), con celo religioso, pidiendo que cesara en su ejercicio al
oidor Bernardo de Iturisaga: “Vn ministro tiene vuestra Real Magestad en esta su
Audiencia de Lima tan lastimoso en el viçio del beber que es descrédito general del
honor que tiene y padeçe la República toda el perjuiçio de mal expediente y de lo mal
jusgados los negoçios, porque preside en ellos el sujeto el humor que le desconsierta
de ordinario y trata con despreçio a todos, sin esepçión del sacerdosio y Religiones”.
El oidor, por su parte, suplica se le jubile con todo el salario (28.I.1669). (AGI, leg.
103, s. fol.).
117
A título ilustrativo, bastará ahora con remitir a la Recopilación: RI 2.16.48-
50, 52-53, 67, 69-70, 74-75, 81 (casi todas de la primera mitad del XVII); aunque ello
no exime de considerar directamente las ordenanzas y demás disposiciones giradas
a las Audiencias. Y es de importancia destacar que cuando los oidores autorreglaron
su comportamiento en acuerdo general, casi siempre para regular complementaria y/o
interinamente aspectos no contemplados por las disposiciones regias, lo hicieron de
modo enteramente conforme con (o incluso más severo que) éstas. Así, p. ej., el auto
acordado de la Audiencia de México, 23.IX.1677: “por diferentes Cédulas está manda-
do por SM que los ministros de esta Real Audiencia no visiten á ninguna persona de
los súbitos, dando por razon en ellas la representacion inmediata de la Real Persona,
á que se puede añadir la voluntad que tiene expresada, de que no se ocupen en otra
cosa que en el cumplimiento de su obligacion, y estudiar los pleytos: [...] y porque
el no saberse tan específicamente por los vecinos de esta Ciudad, puede ocasionar
nota, juzgando que es faltarles á lo que se les debe, no correspondiéndoles con las
visitas que hacen; y que es bien que se entienda que es en observancia de un preciso
mandato de SM y tan conveniente [...]: Mandaban y mandaron, que en execucion de lo
dispuesto por SM los Ministros superiores de esta Real Audiencia no visiten á ningun
súbdito, de qualquiera calidad que sea, y se dé cuenta a SM para que mande lo que
fuere servido: y entretanto, se guarde y cumpla este Auto. [...]: J. F. de Montemayor
de Cuenca, “Recopilacion sumaria de algunos autos acordados de la Real Audiencia
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 117
Y añadía:
119
Tal es, por poner un ejemplo, el argumento de la RC Madrid, 7.I.1588, que
prohíbe a los magistrados de la Audiencia de Panamá visitar “a ningún vezino ni
persona particular por ningún caso, ora tenga negoçio o no le tenga ni pueda tener
con vosotros, pues quitando la ocasión por medio tan deçente se escusarán los yncon-
binientes que se puedan seguir de los contenido” (sic, por contrario): “Comoquiera
que para la buena y libre administración de justicia, vna de las prinçipales partes
que se requieren sea la estimazión y respectto que se debe tener a los jueçes y ésta
parece que en alguna manera se deroga por medio de las amistades que se contraen
con los ynferiores, que da ocasión a que se presuma que por algunas cossas puedan
ser persuadidos e ynclinados a las [?] que no sean tan justas y raçonables como se
debría, y esto tenga más ynconbiniente en las Audiençias, donde tan inmediatamente
se rrepresenta mi persona”, por unos magistrados que han de dar ejemplo a los otros
jueces y, en consecuencia, “conserbar más Autoridad, con la qual sean temidos y
rrespetados” (BN, ms. 2932, ff. 170r-171v).
120
Además de los trabajos citados en las notas siguientes, véase R ICHARD KO-
NETZKE, “La prohibición de casarse los oidores o sus hijos e hijas con naturales del
distrito de la Audiencia, en Homenaje a don José de la Peña y Cámara, Madrid, 1969,
pp. 105-120.
121
Para las fuentes y la doctrina de Derecho común, cfr. GREGORIO LÓPEZ, gl.
“Trabajando de” a P 3.7.6, y gl. “Muger legitima” a P 4.14.2; MATIENZO, Dialogus (nota
31), Pars tertia, cap. XXXI, nn. 1-3 (f. 138rv); así como, sobre todo, LORENZO MATHEU
Y SANZ, Tractatus de Re Criminali, Lugduni, 1738, controv. LXIX (“De Judice ma-
trimonium contrehente cum subdita post discessum ab Audientia; & hoc de crimine
inquisito post missionem honestam”), pp. 319-323, esp. nº 8-10.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 119
122
Una amplia discusión de estos problemas, a partir de la consideración sacra-
mental del matrimonio, puede verse en la obra manuscrita Tratado analítico sobre la
cédula real de 10 de febrero del año 1576, y otras semejantes, que estrechisimamente
prohiben el matrimonio de los oidores y otros ministros en las provincias de Indias
(BPR, ms. II/1459, ff. 1-126), que DAISY R ÍPODAS A RDANAZ atribuye con argumentos
atendibles a Bernardino de Figueroa y de la Cerda, primero alcalde (1651) y luego
oidor (1658) de la Audiencia de Lima (Revista de Historia del Derecho, I (1975), pp.
391-396). SOLÓRZANO recordaba cómo “esta prohibicion, aunque es comun en todas
[...] Provincias [...], en ningunas se hallará tan estrecha y repetidamente dispuesta,
como en las de las Indias, segun se podrá ver por las muchas cédulas, instrucciones y
ordenanzas, que para esto se hallan despachadas en todos tiempos” (Política indiana
(nota 27), lib. V, cap. IX, nº 4: IV, p. 139).
123
P 3.7.6 y 4.14.2, que autorizaba a los praesides provinciarum (o sea, a los
adelantados) a tener barraganas, pues “non podrian recibir mugeres legitimas” en la
tierra de su jurisdicción en tanto durase el oficio: “porque por el grand poder que han
estos atales, non pudiesen tomar por fuerça muger ninguna para casar con ella”. Para
el alcance de la ley en la Castilla moderna, CASTILLO DE BOVADILLA, Política (nota 22),
lib. V, cap. III, nº 126 (II, pp. 566-567). Algunos datos en R ICHARD K AGAN, Pleitos
y pleiteantes en Castilla, 1500-1700 (1981). Trad. de M. Moreno, Junta de Castilla y
León, 1991, pp. 176 y 193 (n. 149).
124
Cortes de Valladolid, 1537, 21, que pasó a NR 2.4.25 (“saluo precediendo para
ello nuestra licencia”). Cfr. CASTILLO DE BOVADILLA, Política (nota 22), lib. V, cap. III,
esp. nº 119-120 (II, p. 565).
125
Así, p. ej., Gregorio López, Matienzo y Castillo de Bovadilla, en los lugares
citados. De ahí que el derecho común no considerase a las hijas incluidas en la prohi-
bición: como resumía SOLÓRZANO, “en ellas cesaba el miedo de la opresión y violencia
que la ley receló en estos matrimonios, por no ser verosimil, que ningun padre quiera
entregar su hija á hombre que la lleve y tenga forzada y contra su voluntad” (Política
indiana (nota 27), lib. V, cap. IX, nº 26, donde apunta como razón, además, los peli-
gros que puede haber en la detención de tales casamientos).
120 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
[...] siendo, como es, verosímil, que por razon de ese origen, aunque
yá no residan en aquella tierra, hayan dexado y tengan en ella muchos
parientes y dependientes, y muchos bienes muebles ó raíces, con que
el ministro se halle embarazado respecto de estos casamientos, en la
libre administración de justicia, que es lo que se pretendió evitar con
la prohibición de que tratamos127.
126
RC Madrid, 10.II.1575, primera que establece la prohibición en el derecho pro-
pio de las Indias, añadiendo: “y para que esto tenga cumplido efecto, mandamos, que
esta nuestra cedula se lea en todas y en cada vna de las dichas audiencias en el acuer-
do, concurriendo a el el Presidente y Oydires, Alcaldes y fiscal, y nuestro escriuano de
camara de gouernacion, para que de fee dello” (Cedulario, I, p. 351; Colección, I, pp.
486-487; formó, junto con la RP Elvas, 17.III.1619, que cito luego, la RI 2.16.82). Con
la misma pena de privación de oficio, la RC Lisboa, 26.II.1582 extendió la prohibición
a los gobernadores, corregidores y alcaldes mayores durante el tiempo que sirvieren
los oficios, encomendando a las Audiencias ejecutar la pena irremisiblemente en los
contraventores (Cedulario, I, p. 353; Colección, I, pp. 542-543). Tal era para Gaspar de
Villarroel tota ratio prohibitiones (“quod magistratus per affinitates, quas simul cum
matrimonio ejus, vel filiorum contrahit, tanquam affectibus addictus, minus idoneus
reddatur ad judicandum, vel provinciam gubernandam ex quo oriuntur querelae,
suspiciones, recusationes, & alia incommoda”), según refiere MATHEU, Tractatus (nota
121) que aduce además como concurrente la razón tradicional de violencia (nº 11-17),
y se extiende a considerar el papel de la licencia real (nº 18 ss.).
127
SOLÓRZANO, Política indiana (nota 27), lib. V. cap. IX, nº 59 (IV, p. 152).
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 121
128
RC Viana, 15.XI.1592 (que sobrecarta las tres anteriores), muy rigurosa. Al
parecer, con la esperanza de que se les concedería licencia, “algunos han tratado de
casarse, y entretenido con secreto los conciertos de sus casamientos y no auiendo yo
de dar las dichas licençias, como en manera alguna no se las dare, se podria incu-
rrir en peligro de las honras y haziendas de aquellas personas con quien los dichos
ministros tratassen sus casamientos tomando despues por disculpa no les querer yo
dar las dichas licencias” (Cedulario, I, pp. 353-354; Colección, I, p. 626; que pasó a
RI 2.16.84).
129
Consulta 5.II.1586, en Colección, I, pp. 567-568; SCHÄFER, El Consejo (nota
53), pp. 122-123.
122 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
130
Múltiples datos y testimonios acerca de todo esto pueden encontrarse en el
propio SOLÓRZANO, Política indiana (nota 27), lib. V, cap. IX, passim, que es riquísimo,
así como su indicación ibid., cap. IV, 34 (IV, p. 72); SCHÄFER, El Consejo (nota 53), II,
pp. 122-128; GUILLERMO LOHMANN VILLENA, Los ministros de la Audiencia de Lima
(1700-1821). Esquema de un estudio sobre un núcleo dirigente, Sevilla, 1974, pp. LIX-
LXVII y 149-195; MARK A. BURKHOLDER y D. S. CHANDLER, De la impotencia a la au-
toridad. La Corona española y las Audiencias en América. 1687-1808 (1977; trad. de
R. Gómez Ciriza), México, 1984, pp. 51 ss., en el contexto de la venta de cargos; DAISY
R ÍPODAS A RDANAZ, El Matrimonio en Indias. Realidad social y regulación jurídica,
Buenos Aires, 1977, pp. 317-349, que es el mejor tratamiento de esta cuestión.
131
A propósito de la licencia solicitada para dos de sus hijas por el Dr. D. Juan de
Quesada y Figueroa, oidor de México, y aun concediéndole una de ellas, el Consejo
confirió sobre los inconvenientes y daños causados por semejantes licencias, y tratan-
do de poner coto a la relajación existente la RC Elvas, 12.V.1619 mandó que las dispo-
siciones prohibitivas (1575, 1582, 1592) se cumplieran y ejecutaran inviolablemente,
con la advertencia de “que no se ha de admitir memorial ni petición sobre ello en el
dicho mi Consejo, sino antes executar las dichas penas”, y ordenando además que las
cédulas se publiquen de nuevo en las Audiencias, “para que con noticia de lo en ellas
contenido no puedan caer en las culpas que se les impondrán si lo intentasen, con lo
cual han de quedar y queda cerrada la puerta para no dar de aquí adelante semejantes
licencias” (Colección, II-1, pp. 232-233, fragmentariamente; cfr. SOLÓRZANO, Política
indiana (nota 27), lib. V, cap. IX, nº 56 (IV, p. 152); RI 2.16.85). Las licencias, sin
embargo, continuaron concediéndose: valga como ejemplo la RC Madrid, 26.V.1640,
para que Ruy Fernández de Fuenmayor, gobernador de Venezuela, se pueda casar con
persona natural del distrito de su provincia (ibid., pp. 373-374).
132
Así, tras conferir sobre el decreto real de 3.VI.1627, que proponía medios para
que “en ninguna parte de aquellos Reinos se casasen ni se arraigasen” los oidores,
el Consejo (Madrid, 23.VII.1627) consideró que estaba bastantemente proveído,
atendiendo a “lo escrupuloso de la materia, porque a la libertad de los matrimonios
favorece el derecho divino, natural y humano y la conservación política de las repú-
blicas..., bien que por la utilidad pública y recta administración de la justicia y evitar
las dependencias entre los ministros y los que en su provincia residen” se introdujo
la prohibición. Ahora bien, “extender estas determinaciones a que comprehenda
la prohibición de los matrimonios todas las Indias, es hacerlos casi imposibles en
orden a los ministros de las Audiencias de aquellos Reinos; y con esta circunstancia
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 123
136
Una detallada descripción de las actividades que cada día de la semana des-
plegaban los oidores de la Audiencia de México a mediados del siglo XVI, puede verse
en el documento anónimo que publica SCHÄFER, El Consejo (nota 53), II, pp. 111-112
(n. 152); véanse también, para el siglo XVIII, las disposiciones referidas por VENTURA
BELEÑA, Recopilación sumaria, 6ª port., pp. 98 ss., siempre para que se guarden “las
horas señaladas por la Ordenanza”; con un carácter más procesal, pero muy intere-
sante, la pequeña práctica procesal novohispana Libro de los principales rudimentos
tocantes a todos los juicios, criminal, civil y executivo. Año de 1764. Transcripción y
estudio preliminar de Charles R. Cutter, Universidad Nacional Autónoma de Méxi-
co, 1994, esp. pp. 69-80, para las Audiencias. Para ordenación castellana que sirve
de matriz, remito simplemente a GARRIGA, La Audiencia (nota 38), pp. 365-393. No
entro ahora en más detalles ni referencias porque, como se verá, no es el trámite sino
la decisión lo que me interesa.
137
La primera cita procede del parecer del doctor Escudero, oidor de la Chan-
cillería de Granada (c. 1522-1523) (apud GARRIGA, La Audiencia, pp. 454-466), [13]-
[15] (p. 455); y las restantes de la RC Toledo, 5.IX.1525 (=Capítulos de la visita de
126 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
Cfr. VÍCTOR TAU ANZOÁTEGUI, “La doctrina de los autores como fuente del derecho
castellano-indiano”, en RHD, 17 (1989), pp. 351-408.
142
Para el papel de la ley real resulta fundamental el estudio de TAU ANZOÁTEGUI,
Casuismo y sistema (nota 25), pp. 481-563, con referencias a otros trabajos suyos
anteriores, que debe tenerse presente para lo que sigue; véase además la reciente
comprobación empírica llevada a cabo por A LONSO ROMERO, Lectura de Juan Gutié-
rrez (nota 16), pp. 447-484. Para un espléndido ejemplo de cómo actuaban los juristas
sobre la ley, desnaturalizándola, véase GIORGIA A LESSI PALAZZOLO, Prova legale e
pena. La crisi del sistema tra evo medio e moderno, Napoli, 1979, sobre un punto
sustancial; muy bien tratado en términos de derecho indiano por ALEJANDRO AGÜERO,
“Sobre el uso del tormento en la justicia criminal indiana de los siglos XVII y XVIII
(con especial referencia a la jurisdicción de Córdoba del Tucumán)”, en Cuadernos
de Historia del Instituto de Historia del Derecho y de las Ideas Políticas Roberto I.
Peña, 10 (2000), pp. 195-253.
143
Así, expresamente, MECCARELLI, Arbitrium (nota 139), p. 345, subrayando
cómo la discrecionalidad judicial opera en un nivel distinto de la interpretatio, sucesi-
vo en el plano lógico: “Il giurista è sapiens e detiene la scientia iuris, il giudice in vece
a questa associa la conscientia, che consente de precisare ulteriormente il significato
specifico dello ius nella (e a partire dalla) realtà concreta e specifica. La conscientia
iudicis non ha nella applicazione del diritto un ruolo occasionale o eccezionale, è parte
della catena di produzione del diritto”. Con cita de unas expresivas palabras de Baldo:
“legis in scholis diglutiuntur, sed in palatio digeruntur, quia practica est scientia diges-
tiva, et ubi theoricus desinit, practicus incipit”; y esta conclusión: “entrambi, il giurista
con l’interpretatio e il giudice con l’arbitrium, contribuiscono a scire la norma”.
144
MECCARELLI, Arbitrium (nota 139), maxime, p. I, cap. II-III y p. III; conclusi-
vamente, pp. 372-376: “Il piano fattuale ‘produce’ il diritto”, entendida como garantía
que ofrece el sistema: “La garanzia di adeguatezza della risposta giuridica sta nella
valenza della fattualità come fattore prevalente nella gestione del diritto. L’arbitrium
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 129
147
Summa Theologica (nota 8), 2-2, q. 67, a. 3 (III, pp. 434-435). Cfr. JEAN-MARIE
CARBASSE, “Le juge entre la loi et la justice: approches mediévales”, en JEAN-MARIE
CARBASSE et LAURENCE DEBAMPOUR-TARRIDE (dirs.), La conscience du juge dans la
tradition juridique européenne, Paris, 1999, pp. 67-94, esp. 79-86; así como el trabajo
de Padoa-Schioppa citado en la nota siguiente (pp. 109-110).
148
Con su habitual claridad, el Espejo de la conciencia (nota 8) resumió el estado
del debate a comienzos de la edad moderna (cap. XCV: “Si el juez si deue de juzgar
segun lo que delante de el es prouado y no segun la verdad que el sabe”: f. 88rv). Para
una primera aproximación sigue siendo válido el viejo trabajo de MAX R ADIN, “The
Conscience of the Court”, en The Law Quarterly Review, 192 (1932) (=vol. XLVIII),
pp. 506-520; que ahora debe completarse con R ICHARD M. FRAHER, “Conviction Ac-
cording to Conscience: The Medieval Jurists’ Debate Concerning Judicial Discretion
and the Law of Proof”, en Law and History Review, 7-I (1989), pp. 23-88, para los
primeros tiempos y con relación a lo criminal; JUDIT BELLÉR, “De insontibus non con-
demnandis. Conflitti di coscienza del giudice nella giurisprudenza tardo-medievale”,
en Materiali per una storia della cultura giuridica, XXI-2 (1991), pp. 293-306; PRODI,
Una storia de la giustizia (nota 8), pp. 193-211 y 332-344; y especialmente, ANTONIO
PADOA-SCHIOPPA, “Sur la conscience du juge dans le ius commune européen”, en La
conscience du juge, pp. 95-129 (obra que contiene otras aportaciones asimismo direc-
tamente interesantes a la cuestión).
149
FRANCISCO CARRASCO DEL SAZ, Tractatvs de casibvs cvriae [...] Opvs, tam in
praxi, qvam in theorica versantibus, maximè necessarium, Madrid, 1630, n. 14.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 131
150
CASTILLO DE BOVADILLA, Política (nota 22), lib. II, cap. X, nº 14-17, cap. XXI,
nº 134 (I, pp. 313-314 y 682), lib. V, cap. I, nº 137, cap. III, nº 58, al cual pertenecen las
citas (II, pp. 451 y 549). La cuestión era debatida en Castilla: DIEGO DE COVARRUBIAS Y
LEIVA, Variarum resolutionum, I, “Qualiter iudex est actis ius dicere debeat, aduersus
ea, quae priuatim cognouerit”, n. 7 (Opera omnia, I, Salamanca, 1578, pp. 315-326,
esp. 322); YÁÑEZ PARLADORIO, Quotidianarum (nota 41), diff. 10, n. 24-26 (pp. 70-71).
Cfr. GARRIGA, La Audiencia (nota 38), pp. 388-389; BARTOLOMÉ CLAVERO, “Sevilla,
Concejo y Audiencia: invitación a sus Ordenanzas de Justicia”, estudio preliminar de
Ordenanzas de la Real Audiencia de Sevilla (ed. facs. de las de 1603-1632), Sevilla,
1995, pp. 5-95, esp. 37-38; MASSETTO, Sentenza (nota 138), pp. 1201-1202, 1205-1207
(y nota 39, sobre los partidarios de una y otra solución); MARÍA PAZ A LONSO ROMERO,
“El solemne orden de los juicios. La lentitud como problema en la historia del derecho
en Castilla”, en Anuario de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de
Madrid, 5 (2001), pp. 23-54, esp. 45-46.
151
Como ejemplo claro de lo dicho, véase ADRIANO CAVANNA, “La conscience
du juge dans le stylus iudicandi du Sénat de Milan”, en La conscience du juge (nota
147), pp. 229-262, que desde luego interesa también por su planteamiento general
(maxime, pp. 237-241).
152
Summa Theologica (nota 8), 2-2, q. 60, a. 5 (“Utrum sit semper secundum
leges scriptas iudicandum”), ad primum y ad secundum, respectivamente, para las
citas. El argumento fundamental, ad primum: “nec voluntas hominis potest immutare
132 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
considerarse ante todo que en ese marco los tribunales supremos eran
la instancia instituida para definir en último término la justicia, lo que
no podía por menos de tener muy importantes consecuencias. Dejando
también aparte que esto venía a sobreponer su condición de ministros
de Dios al carácter de aparatos del rey (con todo el potencial político
que cualquier conflicto entre ambas “naturalezas” conllevaba153), por
de pronto significa que las sentencias firmes de las Chancillerías como
últimas debían entenderse justas per se, a salvo los pocos supuestos
que conforme al derecho propio de Castilla cabían en el recurso ex-
traordinario de segunda suplicación con la fianza de las 1500 doblas
para ante la persona del rey, a saber: las causas civiles incoadas en las
Chancillerías por nueva demanda que tuvieran por objeto una cosa
cuyo valor superase la (elevada) cuantía en pesos de oro legalmente
establecida154. En todos los demás casos, y a salvo siempre la posible in-
naturam”, de donde “enim ius positivum locum habet ubi quantum ad ius naturale
nihil differt utrum sic vel aliter fiat [...]. Ed ideo nec tales scripturae leges dicuntur,
sed potius legis corruptiones” (III, pp. 388-389). Cfr. CARBASSE, Le juge entre la loi
et la justice (nota 147), p. 80.
153
Entre los otros de igual procedencia que vengo citando, véase especialmente
para este fundamento MARIE-FRANCE R ENOUX-ZAGAMÉ, “Répondre de l’obeissance. La
conscience du juge dans la doctrine judiciaire à l’aube des Temps modernes”, en La
conscience du juge (nota 147), pp. 155-193.
154
Como es sabido, las Cortes de Segovia, 1390, 4, instituyeron la suplicación
como grado de revista (o recurso ordinario a interponer ante la propia Audiencia) y la
segunda suplicación como recurso extraordinario a interponer, en ciertos supuestos
y bajo rigurosas condiciones, directamente para ante el rey, en CLC, II, pp. 476-479
(dividida en NR 4.19.2 y 4.20.1). Cfr. además, Pragm. Medina del Campo, 28.III.1489
(Libro de Bulas y Pragmáticas, ff. 76v-77r); Ord. para abreviar pleitos, Madrid,
4.XII.1502, caps. 30-33 (ibid., ff. 72v-73r); NR 4.17.3 (Pragm. Illescas, 15.I.1419), así
como 4.17.5 y 4.19.2. Véase DÍAZ DE MONTALVO, Solemne repertorium, s. v. “Auditores”.
gl. Ad regem supplicare; así como PEDRO NÚÑEZ DE AVENDAÑO, “Tractatvs de secvnda
supplicatione [...]”, en Qvadraginta Responsa, qvibus plvrimae leges regiae explican-
tur; atque illustrantur; necnon nouus, ac diligens tractatus de secunda supplicatione
cum poena, &cautione. 1500. duplarum atque alia quorum indicem sequens pagina
monstrabit. Salamanca, 1576, ff. 89-100; GONZALO SUÁREZ DE PAZ, Praxis ecclesiastica
et secularis, cum actionum formulis et actis processuum hispano sermone compositis,
Lugduni, 1739, t. I, p. VII, c. ún. (pp. 211-231). Para su evolución posterior, GARRIGA,
La Audiencia, pp. 94-97 y 355-358; LUIS M. GARCÍA BADELL, “La práctica judicial
frente a las leyes: la admisión de nuevas pruebas en la Segunda Suplicación”, en J.-M.
SCHOLZ (ed.), Fallstudien zur spanischen und portugiesischen Justiz 15. bis 20. Jahr-
hundert, Frankfurt a. M., 1994, pp. 369-398. Introducido en las Indias por las Leyes
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 133
tervención del rey por vía de gracia, sus sentencias de revista devenían
irremediablemente firmes e inatacables como legítima determinación
de la justicia que eran. Es verdad que, quizá generalizando una práctica
desarrollada precisamente al calor de las súplicas elevadas al rey en
persona para que revisara por gracia las sentencias firmes (y por ende,
jurídicamente inatacables) de las Audiencias, se configuró tardíamente
un recurso extraordinario para evitar que tales sentencias surtieran
efecto de cosa juzgada cuando hubiese una causa bastante –que se dio
en llamar injusticia notoria– para revisar el proceso155. Introducido en
las Indias por Real Cédula de 24 de febrero de 1712, y nunca bien per-
filado, el problema que allí como aquí planteaba este recurso era cómo
determinar la “injusticia notoria” de unas sentencias que guardaban en
secreto sus motivos y eran dictadas por unos tribunales que actuaban
como el mismo rey en la definición de la justicia156... Y es que en este
orden la sentencia, como ha escrito Ajello, es “motum animi y en el
Nuevas, 1542, [12] y [13], véanse para la situación legal posterior, por ejemplo, la RP
Malinas, 20.X.1545 (Cedulario, II, pp. 50-51), y las Ord. 1563, [5] y [21]; así como RI
5.13: “De la segunda suplicación” (cfr. LEBRÓN Y CUERVO, en sus Notas, pp. 471-473).
Señala muy bien las especialidades indianas en la materia, SUÁREZ DE PAZ, Praxis,
t. I, p. VII, c. ún., nº 49-58 (pp. 219-220); a quien siguen los posteriores, como: JUAN
DE H EVIA BOLAÑOS, Curia Philipica, primero, y segundo tomo. El primero, dividido
en cinco partes, en las que se trata breve, y compendiosamente de los Juicios civiles
y criminales, eclesiasticos y seculares, y de lo que sobre ellos está dispuesto por
Derecho, y resoluciones de Doctores: útil para los Profesores de ambos Derechos y
Fueros, Jueces, Abogados, Escribanos, Procuradores y otras Personas. [...] [1603],
Madrid, 1797 (ed. facs., Valladolid, 1989), p. V, § 5 (pp. 256-258); SOLÓRZANO, Política
indiana (nota 27), lib. V, cap. XVII, nº 4-16 (IV, pp. 272-276).
155
Como se desprende del interesantísimo tratamiento de CARRASCO, Tractatus
(nota 149), nº 162-189 (pp. 30-34), que no puedo detallar ahora.
156
Cfr. AA 4.20; y para la RC 24.II.1712, apud FRANCISCO ANTONIO DE ELIZONDO,
Práctica universal forense de los Tribunales de España, y de las Indias [...], t. VI,
Madrid, 1794, cap. X (n. 35), todo él interesante a la cuestión; al igual que [J. Acedo
Rico] CONDE DE LA CAÑADA, Instituciones prácticas de los juicios civiles, así ordina-
rios como extraordinarios, en todos sus trámites, según que se empiezan, continúan
y acaban en los Tribunales reales, t. I, 2ª ed., Madrid, 1794, p. III, cap. V; ANTONIO
MARTÍNEZ SALAZAR, Colección de memorias, y noticias del gobierno general, y polí-
tico del Consejo: lo que observa en el despacho de los negocios, que le competen: los
que corresponden a cada una de sus Salas: Regalías, Preeminencias y Autoridad de
este Supremo Tribunal [...], Madrid, 1764, cap. X (pp. 124-132).
134 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
157
R AFFAELE AJELLO, Arcana juris. Diritto e politica nel Settecento italiano,
Napoli, 1976, pp. 338-343.
158
SOLÓRZANO, Política indiana (nota 27), lib. V. cap. VIII, nº 29: “Y esto será
más cierto, si siguiéramos la doctrina de los que enseñan que estamos obligados á
seguir, quando juzgamos ó aconsejamos las opiniones comunes y más aprobadas ó
probables y que pecan los que hacen lo contrario, como ponderando para ello algu-
nos textos y doctrinas de Santo Tomás y de muchos antiguos Teólogos y Juristas, lo
dicen Navarro, Covarrubias y otros infinitos que refieren Cateliano Cota, Zevallos y
Torreblanca [...] Y Juan Sánchez despues de haver disputado bien este punto de las
opiniones comunes y probables, también concluye que estará seguro en conciencia el
que reduce y sigue en práctica opiniones Escolásticas y Teóricas, si siente con juicio
cierto y especulativo que son probables; pero no si este juicio fuese cierto y firme,
porque en esa duda más se debe arrimar á la comun opinion” (IV, pp. 126-127). Cfr.
MASSETTO, Sentenza (nota 138), pp. 1207 ss., para una elaboración doctrinal de alcance
europeo sobre este punto.
159
MASTRILLO, De magistratibus (nota 45), lib. III, cap. I, nº 19-20: “et proinde
Princeps conscientiam suam Magistratibus conmictit, vt in pacifico statu subditos
teneant, reddendo vnicuique quod suum est, licet Princeps maior sit honore” (pp.
236-237). Ha destacado esta idea muy bien BARTOLOMÉ CLAVERO, “La Monarquía, el
Derecho y la Justicia”, en E. Martínez Ruiz y M. de Pazzis Pi (coords.), Instituciones
de la España Moderna, I, Las jurisdicciones, Madrid, 1996, pp. 15-38.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 135
llegado el caso, les obligaba a seguir los dictados por gracia de la real
conciencia), el segundo identificaba esta conscientia judicialis como el
ámbito (o foro) donde Dios juzgaba su alma, literalmente: “porque en
la forma que con justicia ó injusticia juzgare a otros, asi debe esperar y
sepa que ha de recebir el [magistrado] el juicio de Dios”160. Por eso, ante
un caso judicial cualquiera el oidor siempre podía argüir para exonerarse
“que no hay precepto de ley ni de Rey que pueda obligarles á firmar, ni
cooperar en este pecado”; con qué consecuencias, pudo experimentarse
en las cada vez más frecuentes resistencias opuestas por (o desde) los
tribunales a las iniciativas reales contrarias a la posición (e intereses)
de unos magistrados que se erigían por esta vía en garantes del orden
constituido (o sea, en obstáculos ante cualquier reforma ensayada para
alterar el statu quo tradicional)161.
Solórzano citaba al jurista catalán Pere Fontanela para recordar
“que sin duda tienen algo de divinidad estas Congregaciones que Dios
160
SOLÓRZANO, Política indiana (nota 27), lib. V, cap. VIII, n. 21, como parte de
la inscripción que figuraba a la entrada de la Curia de Ratisbona (IV, p. 124). Para la
frase que sigue, ibid., nº 55 (IV, p. 134).
161
Que era, a fin de cuentas, la función que reconocidamente tenían, como los
reyes gustaban de cuando en cuando amonestar. Así, p. ej., Felipe IV a su Consejo de
Indias, en mayo de 1642: “Siendo en el govierno de mis Reinos el unico objeto de mis
deseos la conservación de nuestra Religion en su mas acendrada pureza, i aumento;
el bien, i alivio de mis Vasallos; la recta administracion de la Justicia; la extirpacion
de los vicios, i exaltacion de las virtudes; que son los motivos, porque Dios pone en
manos de los Monarcas las riendas del govierno; i atendiendo por consiguiente à la
seguridad de mi conciencia, que es inseparable de esto, [...] he querido [...encargar
al Consejo] vigile, i trabaje con toda la mayor aplicacion possible al cumplimiento
de esta obligacion, en inteligencia de que mi voluntad es que en adelante no solo me
represente lo que juzgare conveniente, i necessario para su logro, con entera libertad
Christiana, sin detenerse en motivo alguno por respeto humano, sino que tambien
replique à mis resoluciones siempre que juzgàre (por no averlas Yo tomado con en-
tero conocimiento) contravienen à qualquiera cosa que sea, protestando delante de
Dios no ser mi animo emplear la autoridad, que a sido servido depositar en mi, sino
para el fin, que me la ha concedido; i que Yo descargo delante de su Divina Magestad
sobre mis Ministros todo lo que executàre en contravencion de lo que les acuerdo, i
repito por este Decreto, [...]”. (Autos acordados, II.4.70). Reproducido por Felipe V
en su Real decreto 10.II.1715, que publica JUAN JOSEPH MATRAYA Y R ICCI, Catálogo
cronológico de Pragmáticas, Cédulas, Decretos, Ordenes y Resoluciones Reales
generales emanados después de la Recopilación de las Leyes de Indias (1819). Adv.
prelim. de J. M. Mariluz Urquijo, Buenos Aires, 1978, n. 397. Véase más adelante, §
9 y la bibliografía allí citada.
136 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
162
SOLÓRZANO, Política indiana (nota 27), lib. V, cap. VIII, nº 58-59 (IV, pp.
134-135).
163
SOLÓRZANO, Política indiana (nota 27), lib. V, cap. VIII, nº 42 (p. 131).
164
Para la regla común, Gvl. DVRANDI, Specvlvm ivris, Ioan. Andreae, Baldi,
reliqvorvmq. Praestantiss. I. V. Doctorum Theorematib. Illustratum, & ab innumeris
errorib. repurgatum [...]. Pars Prima & Secunda. Basileae, 1574 (ed. facs., Scientia
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 137
Verlag Aalen, 1975), lib. II, partic. III, 8 § Quoties, con indicación de los textos ro-
mano-canónicos (I, pp. 853-854); fue recibida en Castilla por P 3.23.25 (“Ca tenemos
que el pleyto, que es judgado, e esmerado por tres sentencias es derecho, e que graue
cosa seria auer a esperar sobre vna misma cosa la quarta sentencia”), que concuerda
G. LÓPEZ, en su gl. “Tercera vegada” (con remisión a la ley de Segovia, 1390, que sería
recogida en NR 4.19.2 y 4.20.1); en igual sentido, P 3.24.4, con los comentarios de G.
LÓPEZ en sus gl. “O del adelantado” y “Los juyzios sobre dichos”; Ord. para abreviar
pleitos, Madrid, 4.XII.1502, cap. 26 (Libro de Bulas y Pragmáticas, ff. 71v-72r),
que pasó a ser el precepto básico y quedó recogido en NR 4.17.5 (que concuerda con
4.19.2). Para la práctica seguida y algunas excepciones introducidas, SUÁREZ DE PAZ,
Praxis, t. I, p. VI, cap. II: “De prima supplicatione” (pp. 208-209). Y recuérdese que,
no obstante, bastan dos sentencias (vista y revista) para fenecer los pleitos comenzados
por nueva demanda en las Audiencias, salvo los casos en que cabe segunda suplicación
y, más tarde, injusticia notoria, como bien recuerda MATHEU Y SANZ, Tractatus, Con-
trov. LXX, n. 4: “quia licet de iure communi tres sententiae conformes requirantur,
ut res judicata resultet, a qua provocare licitum non sit [...] De jure nostro Hispano si
sententiae supremi Senatus sint duae tantum, sufficiunt, a quibus amplius provocare
non licet [NR 2.4.22], ita ut litterae executoriales expediantur, & via executiva ex tunc
procedantur” (p. 347). Para las Indias, véase ahora RI 2.15.121 (Aranjuez, 6.III.1596 y
Madrid, 20.VII.1626): “Nvestras Audiencias Reales sentencien en vista y revista todos
los pleytos de sus distritos, que en ellas se començaren y siguieren, y no los remitan al
nuestro Consejo; y si las partes se sintieren agraviadas, se podrán presentar ante Nos
en grado de segunda suplicacion [...] y seguir su justicia, como les convenga”.
138 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
165
Ord. 1528, cap. 9 (que, salvo en México, admiten incluso la determinación
por un solo oidor no aviendo mas, aunque en tal caso con apelación para ante Nos), el
cual debe entenderse ratificado por las Leyes Nuevas (que se limitan a exigir dos votos
conformes de toda conformidad para la determinación de los pleitos de menor cuantía,
establecida en 500 pesos de oro). Para la Audiencia de México, cfr. Auto acordado
15.I.1574 y 10.XI.1575 (Montemayor, Recopilación (nota 117), CXL, p. 80). Al parecer,
la de Lima siguió el régimen de las restantes Audiencias (que señalo a continuación
en el texto) hasta que la RC 22.IX.1626 ordenó “que para hazer sentençia aya de hauer
tres votos conformes” (Consulta del Consejo de Indias al rey, Madrid, 11.VII.1630,
dando cuenta de la falta de jueces que padece esta Audiencia: AGI, Lima, leg. 104A, s.
fol., pero como parte de un interesante expediente formado en 1692 sobre la necesidad
de proveer plazas para la misma); en el mismo sentido, SOLÓRZANO, Política indiana
(nota 27), lib. V, cap. VIII, nº 47 (IV, p. 132).
166
Ord. 1563, cap. 6 (con otras determinaciones para el caso de que sólo hubiera
uno), revalidado por Ord. 1596, cap. 14; que junto con disposiciones de 20.XI.1578 y
23.V.1607 formaron RI 2.15.97.
167
RI 2.15.88 (RC Aranjuez, 24.IX.1588 y Madrid 22.IX.1626), que conviene
transcribir: “Declaramos y mandamos, que en nuestras Audiencias de las Indias
sea y se deve tener por menor quantia para la vista y determinacion de los pleytos
trescientos mil maravedis, y que no excediendo de esta cantidad, los puedan ver y
determinar dos Oidores por votos conformes de toda conformidad, y tambien puedan
conocer y determinar en todas instancias los pleytos de mayor quantia, con la misma
calidad, como no sea en las de Mexico y Lima, en las quales es nuestra voluntad, que
para ver y determinar los pleytos de mayor quantia concurran tres votos conformes
de toda conformidad, segun está dispuesto por las leyes de estos nuestros Reynos de
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 139
Y supuesto que [...] las Audiencias de las Indias y las demás se hicieron
y fundaron para que se entendiese mejor la verdad y justicia de los
litigios y litigantes que mientras pasa por más ojos y votos sale más
acendrada, la primera ley de ellas, y de sus Acuerdos es y debe ser que
cada qual pueda decir y diga libremente lo que sintiere y que disentir
en los votos no induzca en manera alguna disension ni discordia en
los ánimos de los sufragantes ni disminuya su amistad169.
haber el mismo en los que son de un Colegio, y casi tan grande en los naturales de
un Pueblo, tendrán consideracion á todo esto en lo que se nos consultare”. Cfr., a este
respecto: consulta de la Cámara de Indias (Madrid, 2.VII.1646) sobre la pretensión
de Dª Catalina de Velasco (perteneciente a la cámara de la infanta) de que se haga
merced de una plaza de oidor de la Audiencia de Lima a don Antonio de Urrutia, con
quien tiene tratado de tomar estado, Colección, II-1, n. 264: pp. 402-404): consulta
de la Cámara de Indias (Madrid, 15.VII.1647) sobre la pretensión de Jerónimo de
los Ríos, sumiller, de que se le haga merced de una plaza de oidor de la Audiencia
de Lima para quien casare con una hija suya (ibid., n. 276: pp. 418-419); R ÍPODAS, El
matrimonio (nota 130), p. 328.
171
MONTEMAYOR, Recopilación (nota 117), XXIV: Auto acordado de la Audiencia
de México de 6.VI y 31.VII.1608, 2.X.1609 y 31.X.1617: “Que haya en esta Audiencia
dos Salas fixas como en las demas Chancillerías de los Reynos de Castilla, mudándose
de dos en dos meses los Oydores de unas á otras Salas. Y habiendo copia de Jueces y
pareciendo convenir, se pueda ordenar tercera Sala de dos Jueces, para menor quan-
tía”; en el mismo sentido, XXVI: Decreto y Orden del virrey de 15.I.1676, que es quien
realiza el reparto (seguido de una nota que indica que ahora únicamente se realiza a
principios de año); vid. también XXVIII y XXX (pp. 20-22). Para la consideración
jurídica de las salas como territorios y los problemas que ocasionaba la distribución
de magistrados, es importante SOLÓRZANO, Política indiana (nota 27), lib. V, cap. III,
n. 63-71 (IV, pp. 56-59); AYALA, Notas a 2.15.61 (pp. 190-191).
172
Para Castilla, NR 2.4.6, y para Indias Ord. 1563 y RI 2.15.183, que SOLÓRZANO,
siguiendo a la doctrina castellana, explica así: “para otras cosas se suelen preferir los
antiguos y por ventura tambien conviniera hacer en estas lo mismo, porque pudieran
instruir á los nuevos, todavia pudo y obró más el defecto de que huviese libertad en el
decir y votar. La cual quizás no fuera tan entera si los más antiguos huvieran votado
primero, porque no se atrevieran á contradecirles” (Política indiana (nota 27), lib. V,
cap. VIII, nº 36: IV, pp. 128-129). Sobre la forma de votar, cfr. las recomendaciones
que, con los argumentos y reproduciendo los ejemplos habituales entre los juristas,
éste mismo ofrece a los oidores, ibid., nº 21-42 (pp. 124-131). La RC 28.XI.1714 or-
dena a la Audiencia de México: “y si los Ministros no tuvieren que añadir á lo que
hubiesen votado, no funden su voto” (BENTURA BELEÑA, Recopilación sumaria de las
Providencias (nota 117), nº LXXXVII, p. 98).
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 141
173
NR 2.4.6: “Mandamos, que en el nuestro Consejo, los mas nueuos voten
primero: y porque en el votar aya mayor deliberacion, y secreto, no estè dentro otro
alguno, ni Relator, ni escriuano...”. Desde luego, se insiste mucho en esto, “en contra
de lo que regularmente se dispone en Derecho”, para preservar su íntima libertad y
que no tengan “recelo de contradecirles”, como se hace en casi todos los tribunales
de Europa. Por esta misma razón y sobre el modo de votar los negocios, citando la
Rota, Nápoles, Sicilia, Lusitania, Francia, Piamonte. Repetido por todos: CASTILLO DE
BOVADILLA, Política (nota 22), lib. II, cap. VII, n. 37 (II, pp. 98-99), sobre la libertad,
lib. II, cap. VI, n. 6, con muchos textos de autoridad (I, p. 278); ELIZONDO, Práctica
universal forense (nota 156), III, pp. 278-282, esp. 280.
174
RI 2.15.183. AYALA, Notas: tras aducir la razón y su importancia, añade: “por
tanto, debiase añadir á esta Ley, que ninguno al principio, medio, ni fin hablase en el
asunto directe ni indirecte hasta que huviesen del todo, cada uno en su lugar, votado
categoricamente; no dimidiando la votacion, por ninguna causa, para continuarla
otro dia” (p. 242).
175
Véase el arranque del interesantísimo texto de CRISTÓBAL CRESPI DE VALDAU-
RA, Observationes illustratae decisionibus Sacri Supremi Regii Aragonum Consilii,
Supremi Consilii S. Cruciatae, & Regiae Audientiae Valentinae, Lugduni, 1677, “De
absentium voto non admittendo, tam à jure communi, quam a nostro” (pp. 147-156),
maxime nn. 2-12 (p. 149).
142 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
176
Así, MATIENZO, Gobierno del Perú (nota 64), p. II, cap. IV, con relación a la
Audiencia de Charcas, ord. xxviii, muy expresivamente: “Item, que en el votar haya
toda libertad, diciendo cada uno su voto, comenzando el más nuevo, y ansí por su
orden, dando si quisiere, o no, las razones de su voto, y naide replique, ni procure de
persuadir mostrándose apasionado a atraer a otros a su voto, diciendo: no hay ley que
tal diga, sino libre y desapasionadamente den sus votos cada uno; y si fuere negocio
dudoso en Derecho, y el presidente diere licencia para que se examine entre todos la
verdad, lo pueda hacer, viendo que nenguno de ellos tiene pasion, porque teniéndola,
no ha de dar licencia para ello” (pp. 223-224).
177
SOLÓRZANO, Papel político (nota 169), p. 208: “De todo lo que hasta ahora ave-
mos dicho se sigue, quan justo, y conveniente es, que entre los que con igual mando,
y autoridad asisten á la determinacion de las causas, y govierno de la República, haya
toda libertad en los votos, y pareceres, que sin alterarse, ni tenerse por ofendidos, ni
dar á entender que desean atraer á los otros a su opinion, dexen que cadaqual diga, y
juzgue libremente lo que sintiere, de donde con mas fuerte y apretada razon se coli-
ge, quánto más importante y conveniente será, que el Príncipe, ó la persona que está
en su lugar, y no ya como igual sino como superior, y cabeza preside en semejantes
acuerdos, procure quanto en sí fuere dexar en su entera libertad á los Jueces, sin
hacer alguna demostracion de su gusto, ni sentirse de que haya opiniones diversas, ó
contrarias de la suya en los casos que se ofrece haberlas de declarar, porque el mayor
poder y autoridad del imperio que tiene, le necesita con mas estrechez á la observancia
de leyes tan justas, y como se aventaja en el mando, se aventajaría en el daño, si con
palabras ó acciones contraviniese al intento á que se enderezan”.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 143
178
Evidentemente, los oidores tenían prohibido comprometer los pleitos deduci-
dos por justicia ante la Audiencia. Véanse los datos que aporto en La Audiencia (nota
38), pp. 178-179; y el argumento que construye JESÚS VALLEJO, “Amor de árbitros. Epi-
sodio de la sucesión de Per Afán de Ribera el Viejo”: J.-M. SCHOLZ (ed.), Fallstudien
zur spanischen und portugiesischen Justiz 15. bis. 20. Jahrhundert, Frankfurt a. M.,
1994, pp. 211-269. Para una panorámica general de la práctica novohispana, MARÍA R.
GONZÁLEZ y TERESA LOZANO, “La administración de justicia”, en WOODROW BORAH (ed.),
El gobierno provincial en la Nueva España (1570-1787), México, 1985, pp. 75-105.
179
En origen, Ord. 1489, cap. 15, refundida con otras en NR 2.5.41 (vid. también
26 y 2.7.6). Y, como dice Solórzano, en términos del derecho municipal de las Indias,
la RC El Bosque de Segovia, 19.X.1565 (=RI 2.15.107), para que “firmen todos los
Iu[e]zes lo que por la mayor parte se huviere resuelto..., aunque hayan sido de voto
y parecer contrario”, con el argumento: “Que es esto lo que conviene para el mejor
despacho de los pleytos y que se guarde el secreto de los votos de ellos y se conserve
entera conformidad entre los Oidores que los votaren” (Cedulario, II, p. 89; vid. tam-
bién RC 18.V.1572=RI 2.15.103; cfr. AYALA, Notas (nota 82), ibid., pp. 206-207).
144 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
180
Cfr. RC 19.III.1565: informado el rey de que en la Audiencia de Charcas, una
vez votados los negocios, “no se firmaban las provisiones y Autos por lo que avian
sido de Voto contrario de que se originaban inconvenientes al buen despacho”, mandó
que “en qualesquiera negocios que se huvieren de determinar en ella el Acuerdo, lo
que la mayor parte votase firmase por todos los demás, ya Sentencia, Autos, Provisio-
nes, ú otra cualquier cosa” (AYALA, Diccionario (nota 91), s. v. “Audiencias”, n. 10: I, p.
17). En las muy interesantes Ordenanzas para esta Audiencia que proyecta MATIENZO,
Gobierno del Perú (nota 64), p. II, cap. IV, se ocupa de este punto en la ord. xi, con
relación a cualquier negocio (de justicia o de gracia o gobierno), con obligación de
firmar todos: “y si en algun caso se dudare si son obligados a firmar todos, que se vote
sobre ello, y lo que se acordare por la mayor parte, se haga”, con graves sanciones a
los incumplidores (p. 221).
181
Política indiana (nota 27), lib. V, cap. VIII, nº 53-58: IV, pp. 133-135). Y esto
tenía sus consecuencias, dado que “exempla supremorum iudicum et tribunalium
multum attendi et venerari debent”, ponderando su autoridad con gran aparato de
autoridades, “ut eadem forma in similibis casibus procedantur” (De Indiarum iure,
lib. II, cap. XXIV, nn. 65-67: pp. 448-451). Cfr. M ATIENZO, Gobierno del Perú (nota
64), p. II, cap. IV, ord. xiv, muy expresivamente: “de manera que el pueblo no entien-
da que entre ellos hay disinsiones, y en todo guarden secreto [...]; y para esto se les
encargue las conciencias” (p. 222); ELIZONDO, Práctica universal forense (nota 156),
II, p. 348; III, pp. 280-281.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 145
182
Ord. 1489, cap. 14, que ordena: “syn poner cabsas y razones algunas de las
que les mueven”; formó NR 2.5.42 (vid. también: 1.45 y 2.4.8 y 33). Para las Indias:
Ord. 1563, cap. 11 y Ord. 1596, cap. 19, que formaron RI 2.15.156, reproducción a la
letra de NR 2.5.42 (con omisión del último inciso: cfr. AYALA, Notas [nota 82]), cuyo
fundamento es muy expresivo: “Porque muchas vezes sucede, que despues de dadas
las sentencias por nuestros Presidentes y Oidores, y aun despues de firmadas, alguno,
ó algunos de los Iuezes dizen, que no votaron, ó sus votos fueron contrarios, á lo que
por ellas parece, de que nacen diferencias entre los susodichos, y dan á las partes
ocasion de quexarse, que injustamente fueron condenados, y las cartas executorias de
las tales sentencias se difieren, y á vezes no se cumplen” (vid. también la ley 102). Cfr.
AYALA, ibid., pp. 233 y 206, respectivamente, que recuerda: “Estos libros no pueden
extraerse para otro efecto que el insinuado en la Ley, ni menos darse certificacion de
los votos de los ministros sin expresa orden de SM”, como recordaría en cierto caso la
RC 28.IV.1758, que resume ibid. Véase además la RC 16.IV.1703, recogida por AYALA,
Diccionario (nota 91), s. v. “Audiencias”, n. 85 (I, p. 37). Un magnífico ejemplar de
éstos es el “Libro en que se asientan los botos deste Real Acuerdo, de los Señores
Presidente y Oydores ansí de Justicia como de Govierno que comienza deste año de
1610”, donde pueden apreciarse muy bien en el momento de la práctica las caracterís-
ticas de los votos que quedan apuntadas: publicado por JOSÉ R EIG SATORRES, “Autos
de Justicia y de Gobierno [de la Real Audiencia de Quito], 1610-1629” (=Anuario
Histórico-Jurídico Ecuatoriano, X) (Guayaquil, 1997).
183
La RC Madrid, 13.XII.1721, que resultó de la visita de Francisco Garzarón a
la Audiencia de México (sobre la cual TERESA SANCIÑENA ASURMENDI, La Audiencia
de México en el reinado de Carlos III, México, 1999, cap. I-II), reprende severamente
“la falta de secreto en quanto se vota en los Acuerdos [de que] está gravemente notada
essa Audiencia, faltando a la religión del juramento que todos tenéis hecho, hasiéndo-
se conversación en casas y calles de las circunstancias que intervienen al tiempo de
votarse las causas y negocios, y públicamente las determinaciones de justicia antes
de firmarse las sentencias”, sin que sirviese de disculpa el cohonestar este abuso con
decir que haciendose los Acuerdos en la Antecámara del Virrey podía la familia ras-
trear las resoluciones; les reprende con invocación del juramento, mandando celebrar
los acuerdos en pieza “libre de escuchas” (VENTURA BELEÑA, recopilación sumaria
(nota 117), 6ª port. n. xc, p. 99; AYALA, Diccionario (nota 91), s. v. “Audiencias”, n.
99: I, p. 42, por donde cito).
184
Como muy tardíamente seguía diciendo Vicente de Herrera, regente de la
Audiencia de México, en su “Nuevo plan para la mejor administración de justicia
en América”, fechado en Nueva Guatemala, el 8 de julio de 1782 (AGI, México, leg.
1645, apud DAVID A. BRADING, en Boletín del Archivo General de la Nación, IX: 3-4,
pp. 367-400, esp. 395-397).
146 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
185
MATIENZO, Dialogus (nota 31), Tertia pars, cap. LIV, nº 2 (ff. 201v-202r); CAS-
TILLO DE BOVADILLA, Política, lib. II, cap. V, n. 21 (I, p. 269). Y ampliamente, ALPHONSI
NARBONA, Commentaria in tertiam partem nouae Recopilationis legum Hispaniae [...],
Toleti, 1624, a propósito de NR 2.5.82 (pp. 230-260), maxime su “Glossa Qvinta”, nº
29-30 (p. 258). Para las Indias, además, SOLÓRZANO, Política indiana (nota 27), lib. V,
cap. VIII, nº 53-58 (IV, pp. 133-135).
186
“Prematica para que se tengan por prouança bastante, con los que reuelaren
el secreto de lo que se trata en los Consejos, y acuerdos de las Chancillerias, y Au-
diencias, prouandose con testigos singulares, segun y como, y con las circunstancias
que está proueîdo contra los juezes que reciben dones de las partes que litigan”, dada
en Madrid, 13.IV.1594 (impreso que he consultado en la BN R/31763), cuya parte
dispositiva fue recogida en NR 2.5.82 (con alusión a NR 1.4.5 y 3.9.6, ésta contra los
jueces que reciben dones de los litigantes). Cfr., para las Indias, SOLÓRZANO, Política,
lib. V, cap. VIII, n. 44 (IV, p. 131). Por lo demás, basta aquí con recordar ahora las dos
disposiciones principales recopiladas, que son: NR 2.5.45 (“Y mandamos a los dichos
Oidores, que tengan grande cuydado en la guarda del secreto del acuerdo, pues tanto
importa”) RI 2.15.65 (“Nvestras Reales Audiencias guarden el secreto y recato, que
conviene en lo que por Nos se les escriviere, y en todo lo demás en que se deve tener,
haziendo justicia á las partes”).
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 147
187
SOLÓRZANO, Política, lib. V, cap. VIII, n. 43 (p. 131). ELIZONDO, Práctica uni-
versal forense, III, pp. 280-281. He aquí algunos testimonios reveladores: carta del
presidente y oidores de la Audiencia de Lima al rey (Lima, 20.V.1678), acusando recibo
de la RC 15.II.1677, por la que “se sirue v. magd. de preuenir a esta Real Audiencia la
atençión con que ha de obrar en orden a guardar el secreto a que obliga el juramento
de los ministros, y por ser este requisito tan ymportante a la buena administración de
justiçia, siguiéndose de lo contrario grauísimos yncombenientes y perjuiçios hemos
procurado siempre no faltar a lo que çerca dello estamos obligados y hemos jurado de
cumplir conforme a lo dispuesto por ordenanças de v. magd.” (AGI, Lima, leg. 103, s.
fol.); RC 13.XII.1721, para que los oidores y alcaldes de la Audiencia de México, en
cuanto a la votación de los pleitos y forma de dar los puntos a relatores y escribanos
de cámara para que extiendan las determinaciones, se arreglen en todo a las leyes y
ordenanzas vigentes, observándolas con el mayor rigor para que no se falte al secreto
(E. BENTURA BELEÑA, “Recopilación sumaria de las Providencias de este Superior Go-
bierno posteriores á las recopiladas por el señor Montemayor, y de las Reales Cédulas
y Ordenes que despues de publicadas la Recopilacion de Indias han podido recogerse
asi de las dirigidas á esta Real Audiencia ó Gobierno, como de algunas otras que por
sus importantes decisiones convendrá no ignorar”, en su Recopilación (nota 117) (3ª
paginación), pp. 67-373), p. 99. Véase ahora, simplemente, GARRIGA-LORENTE, El juez
y la ley (nota 37), pp. 101-114.
188
MATIENZO, Dialogus (nota 31), Tertia pars, cap. LIV (“De secreto quod arboris
medullam representat agit”), 1: “Diximus secretum esse medullam arboris nostrae,
neque in merito, nam sicut medulla arboris naturalis recondita est: neque qualis sit
intelligi potest donec fructus ab ea producantur: ita & veritas & fidelitas later, donec
fructus iustitiae, quae filiae veritatis & fidelitas est, per sententiae prolationem edan-
tur” (ff. 201r-202v).
148 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
189
Carta de Palafox a SM (Puebla de los Angeles, 4.VI.1641): “En el Consejo he
visto que en los pleitos de justicia no asisten los que no son votos a oír votar a los jue-
ces de aquel pleito, y esta ceremonia se tiene por muy importante, porque como quiera
que el secreto en los tribunales es en lo que consiste su mayor autoridad y decencia,
ya las materias de justicia son de su naturaleza tan escrupulosas y delgadas, aun los
mismos que son consejeros, como no sean jueces de aquella causa, no intervienen a
votar en ellos; aquí tienen por costumbre el hallarse los que no son jueces a oír votar
a los que lo son, y no deja de tener algunos inconvenientes, porque aunque todos están
obligados al secreto, todavía se empeñan más fácilmente los que no son jueces de un
pleito, y si han intercedido con los compañeros en él es de grande embarazo votar
delante de ellos y hállanse con menos libertad para decir su parecer”: BN ms. 12697
(Correspondencia de don Juan de Palafox y Mendoza, obispo de Puebla de los Angeles
y visitador de la Nueva España), Quaderno 2, ff. 55r-59v.
190
RD 24.II.1701, dirigido al Consejo de Indias, con mandato “a los Presidentes,
zelen mucho sobre la observancia del secreto, dándome cuenta del que contraviniere
a esta orden, para pasar a la demostracion que convenga”; apud FRANCISCO ANTONIO DE
ELIZONDO, Práctica universal forense (nota 156), V, p. I, cap. IX (V, pp. 144-145).
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 149
en 1640 llegó allí como visitador general de la Nueva España, tal como
refleja la abundante correspondencia que mantuvo con el rey, dando
entrada a buena parte de los tópicos al uso acerca de la justicia191:
191
Sobre la visita de Palafox, que se prolongó por espacio de nueve años (1640-
1649) y fue concluida por Pedro de Gálvez, alcalde de la Chancillería de Granada entre
1650 y 1653, véanse los datos que aportan: A RREGUI, La Audiencia de México (nota
70), pp. 97-107; FRANCISCO SÁNCHEZ CASTAÑER, Don Juan de Palafox, virrey de Nueva
España, Madrid, 1988, pp. 49-63; ISMAEL SÁNCHEZ BELLA, Derecho Indiano: Estudios.
I. Las visitas generales en la América española (Siglos XVI-XVII), Pamplona, 1991,
pp. 176-179 y 313-357 (para la referencia del texto, p. 317); GREGORIO BARTOLOMÉ,
Jaque mate al obispo virrey. Siglo y medio de sátiras y libelos contra don Juan de
Palafox y Mendoza, Madrid, 1991, pp. 19-92.
192
Carta de Palafox al rey (México, 23.IX.1644): BN, ms. 8865, ff. 120v-138v,
esp. 135rv.
193
Cfr. SÁNCHEZ BELLA, Derecho Indiano (nota 156), pp. 330-357; EMMA MON-
TANOS FERRÍN, “Ordenanzas de Palafox para la Audiencia de México”, en Poder y
presión fiscal en la América española (Siglos XVI, XVII y XVIII) (=Actas del VI
Congreso del Instituto Internacional de Historia del Derecho Indiano), Valladolid,
1986, pp. 173-201; SÁNCHEZ A RCILLA, Las Ordenanzas (nota 49), pp. 54-56 y, para el
texto, 311-338.
150 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
194
Carta de Palafox a SM, en México, 15.I.1645, recomendando “imprimir todas
las ordenanzas de Govierno y Tribunales de esta Nueva España, que estoy poniendo
en orden”, por las razones que indica (BN, ms. 8865, ff. 93v-96v, esp. 94v-95r; cfr.
SÁNCHEZ BELLA, Derecho Indiano (nota 189), p. 336). A fin de cuentas, “sin ellas es
fuerza que ande todo perdido, arbitrando los afectos sobre estas materias, en que han
de arbitrar solamente las leyes” (carta de Palafox a SM, en Puebla de los Angeles,
24.III.1647: BN, ms. 12697, f. 120; ibid.).
195
Carta de Palafox a SM (México, 23.IX.1644): “Legissimo està[n] (señor) estas
Yndias de incurrir en excesso de recta Justicia, y VM y su Real, y Supremo Consejo
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 151
pueden salir de este escrupulo contentandose con que se enfrene la relajacion, aunque
se quede dentro de casa. Pluguiera a Dios, señor, que como se capitula con los enemi-
gos se pudiera capitular con los vicios que yà se les pudiera dejar mucho por que no
tubieran del todo, y algunas materias se les podian remittir, por que las mas graves
quisiesen soltar, pues muy prudente maxima politica ès que quando todo no puede
remediarse sirva de consuelo à los remedios templar, y corregir en alguna manera los
daños” (BN, ms. 8865, ff. 135r-137r).
196
Cfr. GIUSEPPE OLIVERO, Dissimulatio e tolerantia nell’ordinamento canonico,
Milano, 1953; GROSSI, L’ordine (nota 15), pp. 210-216.
197
Aunque desde otra perspectiva, cfr. JOHN L.PHELAN, “Authority and Flexibility
in the Spanish Imperial Bureaucracy”, en Administrative Sciences Quaterly, 5 (1960),
pp. 47-65; íd., The Kingdom of Quito (nota 65), pp. 320-337. Remito al esclarecedor
tratamiento de TAU ANZOÁTEGUI, Casuismo y sistema (nota 25), pp. 315 ss.
152 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
198
Así, p. ej., CASTILLO DE BOVADILLA, Política (nota 22), lib. I, cap. I, nº 29,
que es un texto espléndido (I, p. 12). Además del trabajo clásico de OTTO BRUNNER,
“La casa come complesso e l’antica economica europea”, en Per una nouva storia
costituzionale e sociale. A cura di P. Schiera, Milano, 1970, pp. 133-164, véase para
esto: DANIELA FRIGO, “Disciplina Rei Familiariae: a Economia como Modelo Admi-
nistrativo de Ancien Régime”, en Penélope. Fazer e desfazer a história, 6 (1991), pp.
47-62, que resume otras aportaciones suyas anteriores. Y para el espacio donde se da
la interacción de todos los elementos aludidos, ANTÓNIO M. HESPANHA, “La Corte”, en
La gracia del derecho (nota 103), pp. 177-202.
199
Como ejemplo de la vigilante actitud mantenida sobre el particular, tiene
interés el voluminoso expediente conservado en AGI, Lima, leg. 103, s. fol., relativo
al dr. Juan de Padilla, alcalde del crimen más antiguo de la Audiencia de Lima, y
motivado por su renuncia a la plaza de oidor de la de México, a la que había sido
promovido en virtud de RC 24.IV.1663, en razón de la lejanía y su avanzada edad,
con petición de jubilación salariada, tras cuarenta años de “seruir a V.M. en plazas
de Oydor y Alcalde de Audiencias de Indias” (cfr. LOHMANN, Los ministros (nota
130), p. 184). Según dice el alcalde: “Y porque siendo, según he entendido, el fun-
damento de esta mudanza el ser naturales desta jurisdicción la dicha Doña Costanza
de Mendoza mi muger y yo, V.M. se siruió de dispensarme en esta prohibición
quando me hizo merced de la plaza de Alcalde della que he seruido y presidido más
de beinte y seis años, por el socorro grande con que seruí a VM en occassión de
necessidad vrgente, y consulta de los Primeros Ministros que entonces eran de su
Monarquía, a quienes lo cometió en justicia, que consultaron a VM deuía en justicia
y consciencia lleuar adelante la merced que me tenía hecha, y expressándolo así
V.M. bajo su Decreto, mandándome dar los despachos que repitió por otro, para que
no se le consultase plaza en esta Audiencia que no fuese para dármela, como consta
de los decretos que se hallarán en su Secretaría” (Carta de Padilla al rey, Lima,
8.XII.1666). En otro memorial impreso que acompaña recuerda que, aunque “en su
jurisdiccion se halla con haziendas, se le dispensó esta calidad quando se le hizo
merçed de dicha plaça, por resoluciones de diferentes Iuntas, en que concurrieron
los mayores Ministros desta Corte, y que las haziendas las heredó su muger, sin
que este prohibido á ninguno el beneficiarlas, ni gozarlas”; arguyendo en su favor
“que nadie le puede auer opuesto el que ha vendido la Iusticia, ni ha tenido tratos,
ni varaterias”.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 153
200
Cartas de Palafox al rey (México, 23.IX.1645 y 10.II.1645): BN, ms. 8865, ff.
120v-138v, esp. 134v, para la primera frase, y 33v-57v, esp. 51r, respectivamente.
154 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
201
Gobierno del Perú (nota 64), p. 200; carta de Matienzo al rey (Plata,
14.X.1576), apud R ÍPODAS, El matrimonio (nota 130), pp. 334-335, de donde tomo la
cita. Véase, supra, nota 43, y SOLÓRZANO, Política indiana (nota 27), lib. V, cap. IV,
nº 29-34 (IV, pp. 70-72); R ICHARD KONETZKE, “La condición legal de los criollos y
las causas de la independencia”, en Estudios Americanos. Revista de la Escuela de
Estudios Hispano-Americanos, II-5 (1950), pp. 31-54.
202
Para esto y lo que sigue, permítaseme remitir simplemente a mi trabajo El
derecho de prelación: en torno a la construcción jurídica de la identidad criolla
(nota 58), donde recojo la bibliografía pertinente. Me ocupo desde hace tiempo en
recopilar todos esos memoriales y representaciones, con la finalidad de editar los
más significativos.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 155
203
Así, PEDRO BOLÍVAR Y DE LA R EDONDA, Memorial informe, y discvrso legal,
historico, y politico, al rey nuestro señor en sv Real Consejo de Camara de las
Indias, En favor de los Españoles, que en ellas nacen, estudian, y sirven, para que
sean preferidos en todas las provisiones Eclesiasticas, y Seculares, que para aque-
llas partes se hizieren, Madrid, 1667, a propósito “De las razones, que se expressan
en la ley de Partida [1,18,11], y presumpciones, que dellas se coligen, contra los que
pretenden ser Iuezes en sus Patrias”: invoca el amor de los naturales para negar que
quieran perjudicar a los que mal quisieren o tomar algo indebidamente, y justifica
que podría preferir sin culpa a sus parientes sobre los extraños (ff. 43v-45v), BN
VE/734/11. Una copia manuscrita en BPR, II/2826 (=“Miscelánea Ayala”, t. I, ff.
195r-263r).
204
JUAN ANTONIO DE A HUMADA, Representación político legal, que haze a nues-
tro señor soberano, Don Phelipe Quinto, (que Dios guarde) Rey poderoso de las
Españas, y emperador siempre augusto de las Indias, para que se sirva declarar, no
tienen los Españoles Indianos obice para obtener los empleos Politicos, y Militares de
la America; y que deben ser preferidos en todos, assi Eclesiasticos, como Seculares
(impreso s.l., s.a., ff. 1r-22v: BN, ms. 19124, ff. 305-326), que además de esgrimir
los argumentos del anterior (ff. 17r-20r), y también a propósito de la ley de Partidas,
dice: “quando subsistiera, esta prohibicion debia entenderse del Natural, ò Vezino de
aquella Ciudad, ò Provincia, en que ha de ser Magistrado; pero no de las contiguas, ò
del mismo reyno, que tiene muchas, que entonces antes deben preferirse, con exclu-
sion de los que no son en él nacidos; y assi, aunque el que nace en Mexico, no pudiera
ser Oidor alli, podia serlo en Lima, Guadalaxara, y todas las demas Audiencias de
Indias. Como lo son en las de estos Reynos los mismos que nacen en ellos, sin que sea
necessario dispensarles la naturaleza. Y de este modo han de explicarse otras Leyes
Civiles, y Reales, que parecen contrarias” (f. 17v).
156 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
205
Cfr. FRANCISCO TOMÁS Y VALIENTE, La venta de oficios en Indias (1492-1606),
Madrid, 1972; CARLOS GARRIGA, “Sobre el estado de Castilla a mediados del siglo
XVI: regidurías perpetuas y gobernación de la república”, en Initium 5 (2000), pp.
203-238.
206
Según los datos de BURKHOLDER-CHANDLER, De la impotencia (nota 130), pp.
206-207 (a completar con su Biographical Dictionary of Audiencia Ministers in the
Americas, 1687-1821, Wesport-Connecticut, 1982), hasta 1700 fueron provistas mediante
beneficio 31 plazas de oidor en las Audiencias de las Indias, la tercera parte en nativos
de la jurisdicción correspondiente. Véanse, además, para el inicio y las consecuencias
de esta práctica bajo Carlos II. LOHMANN VILLENA, Los ministros (nota 130), pp. xxxvii-
xxxviii; FERNANDO MURO ROMERO, “El beneficio de oficios públicos con jurisdicción en
Indias. Notas sobre sus orígenes”, en Anuario Histórico-Jurídico Ecuatoriano, V (1980),
pp. 311-359; HORST PIETSCHMANN, “Burocracia y corrupción en Hispanoamérica colonial.
Una aproximación tentativa”, en Nova Americana, 5 (1982), pp. 11-37; así como KENNETH
J. ANDRIEN, “The Sale of Fiscal Offices and the Decline of Royal Authority in the Vice-
royalty of Peru, 1633-1700”, en Hispanic American Historical Review, 62-1 (1982), pp.
49-71; íd., “Corruption, Inefficiency and Imperial Decline in the Seventeenth-Century
of Royal Authority Viceroyalty of Peru”, en The Americas, 41 (1984), pp. 1-19.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 157
207
Consulta del Consejo de Indias al rey (Madrid, 9.XI.1693), apud Colección,
III-1, pp. 34-39. Igualmente contrario era el parecer de SOLÓRZANO, Política indiana
(nota 27), lib. V, cap. IV, nº 7-9 (IV, pp. 64-65).
208
Para esto y lo que sigue permítaseme remitir, simplemente, a mi trabajo “Los
límites del reformismo borbónico: a propósito de la administración de la justicia en
Indias”, en Feliciano Barrios Pintado (coord.), Derecho y Administración Pública en
las Indias hispánicas. Actas del XII Congreso Internacional de Historia del Derecho
Indiano (Toledo, 19 a 21 de octubre de 1998), Universidad de Castilla-La Mancha,
2002, Volumen I, pp. 781-821, donde desarrollo el argumento, con cita de la biblio-
grafía pertinente.
158 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
209
Así, p. ej., PHELAN, The Kingdom of Quito (nota 65), pp. 153-176, que habla de
los jueces ideados como “guardianes platónicos”. Véase también, TAU ANZOÁTEGUI,
Casuismo y sistema (nota 25), pp. 487-493.
210
Tras describir la imagen de la Justicia (a la que atendían), tomada de fuentes
estoicas, en estos términos: “Forma atque filo virginali, aspectu vehementi et for-
midabili, luminibus oculorum acribus, neque humilis neque atrocis, sed reverendae
cuiusdam tristitiae dignitate” (A. GELLII, Noctivm Atticarvm libri XX: XIV, 4). Cfr.
ERNST H. K ANTOROWICZ, Los dos cuerpos del rey. Un estudio de teología política me-
dieval (trad. de S. Aikin Araluce y R. Blázquez Godoy), Madrid, 1985, pp. 111-144
(esp. 114, 116, 123-125).
211
He consultado para esto la obra de GABRIEL Á LVAREZ DE VELASCO, Ivdex per-
fectvs sev de ivdice perfecto Christo Iesv domine nostro vnice perfecto, vivorum et
mortuorum ivdici dicatvs, Lugduni, 1662, que desdobla su argumento (que es el texto
citado) en las siguientes rúbricas: I. Forma virginali; II. Aspectu vehementi et for-
midabili; III. Luminibus oculorum acribus; IV. Neque hominis neque atrocis; V. Sed
reuerendae cuiusdam tristitiae dignitate; VI. Grauen; VII. Sanctum; VIII. Seuerum;
IX. Incorruptum; X. Inaludabilem; XI. Contraque improbos, nocentesque inmise-
ricordem; XII. Inexorabilem, Erectum et Arduum; XIII. Potentem vi et Maiestate;
XIV. Aequitatis, veritatisque Terrificum; XV. Librorum cumulo circunstante. Cfr.
AJELLO, Arcana juris (nota 157), p. 343 (n. 108); GARRIGA-LORENTE, El juez y la ley
(nota 37), p. 111.
SOBRE EL GOBIERNO DE LA JUSTICIA EN INDIAS... 159
212
Mis trabajos aludidos en la nota introductoria son, principalmente: “Las
Audiencias: la justicia y el gobierno de las Indias”, en Feliciano Barrios (coord.), El
Gobierno de un Mundo: Virreinatos y Audiencias en la América Hispánica, Edicio-
nes de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2004, pp. 711-794; “Orden jurídico y
poder político en el Antiguo Régimen”, en Istor. Revista de historia internacional,
16 (marzo, 2004) (=Carlos Garriga coord., Historia y derecho, historia del derecho,
México DF, 2004) pp. 13-44; “Estudio preliminar” para la edición facsimilar de: Ale-
jo Salgado Correa, Libro nombrado Regimiento de Juezes [Sevilla, 1556], Madrid,
Consejo General del Poder Judicial, 2004.
ABREVIATURAS: AGI= Archivo General de Indias (Sevilla); AHDE= Anuario de
Historia del Derecho Español; AA= Autos Acordados (= Tomo tercero de autos
acordados, que contiene nueve libros, por el orden de títulos de las Leyes de Reco-
pilación, i vàn en èl las Pragmaticas, que se imprimieron en año de 1723, al fin del
Tomo tercero todos los Autos acordados del Tomo quarto de ella, i otras muchas
Pragmaticas, Consultas resueltas, Cedulas, Reales Decretos, i Autos Acordados, que
se han aumentado, Madrid, 1745; ed. facs. 1982); BN= Biblioteca Nacional de España
160 REVISTA DE HISTORIA DEL DERECHO
(Madrid); BPR= Biblioteca del Palacio Real (Madrid); Cedulario= DIEGO DE ENCINAS,
Cedulario Indiano, 4 vols. (1596: ed. facs., Madrid 1946); CLC= Cortes de los anti-
guos reinos de León y de Castilla, publicadas por la Real Academia de la Historia,
6 vols. (Madrid 1861-1903); Colección= R ICHARD KONETZKE, Colección de Documen-
tos para la Historia de la Formación Social de Hispanoamérica, 1493-1810, 3 vols.
(Madrid 1953-1962); D= Digesta, que cito por la ed.: Corpus Ivris Civilis Iustinianei,
cvm commentariis Accvrsii [...]. Studio et opera Ioannis Fehi (Lvgdvni 1627; facs.: Os-
nabrück 1965); NR= Recopilación de las Leyes destos Reynos, hecha por mandado de
la Magestad Catolica del Rey don Felipe Segundo nuestro señor; que se han mandado
imprimir, con las leyes que despues de la vltima impression se han publicado, por
la Magestad Catolica del Rey don Felipe Quarto el Grande nuestro señor (Madrid
1640: ed. facs., 3 vols., Valladolid 1982); Ordenanzas (=Ord.)= JOSÉ SÁNCHEZ-ARCILLA
BERNAL, Las Ordenanzas de las Audiencias de Indias (1511-1821) (Madrid 1992); P=
Las Siete Partidas del Sabio Rey don Alonso el nono, nueuamente Glosadas por el
Licenciado Gregorio Lopez del Consejo Real de Indias de su Magestad (Salamanca
1555: ed. facs., 3 vols., Madrid 1985); RC= Real Cédula; RHD= Revista de Historia
del Derecho; RI= Recopilación de Leyes de los Reynos de las Indias, mandadas
imprimir y publicar por la Magestad Católica del Rey Don Cárlos II. Nuestro señor
(Madrid 1791; ed. facs., 3 vols., Madrid 1998); RP= Real Provisión.