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EL BURRITO PLATERO

Platero es mi burro. Platero es pequeño, peludo, suave, tan blando como el algodón,
como si no tuviera huesos. Sus ojos son de color negro, parecen dos escarabajos de
cristal. Come de todo y es muy goloso. Le gustan las naranjas, las uvas y los higos con
una gota de miel. Es mimoso igual que un niño, que una niña … Pero fuerte por dentro,
como si fuera de piedra.

LA PÚA

¿Que te pasa, Platero? Platero levanta la mano derecha para enseñármela. Su


herradura ya no toca la arena del camino. Le duele… Se le ha clavado una púa de
naranjo como un pequeño puñal de color verde. Le quito la púa y nos vamos al mar para
que el agua le alivie la herida. Después, paseamos por la playa. Él todavía cojea un
poquito. Y me da las gracias con el hocico.

LA CARRETERA

El río desbordó por la lluvia. Vimos una carreta atascada en un charco. Una niña
lloraba. Quería empujar la carreta para ayudar a su burro, que era más pequeño y
débil que Platero, pero no podía. Enganché a Platero a la carreta, la sacó del agua y
subió la cuesta. La niña sonrió como un sol y sus lágrimas se volvieron brillantes como
el cristal.

EL LORO

Varios hombres llevaron en camilla a un cazador herido en un brazo. El médico le


lavaba la sangre. De vez en cuando decía: - No es nada, no es nada… El pobre gritaba:-
¡Aaaay! ¡Aaaay! Y el loro verde y rojo de médico repetía:-No es nada, no es nada…

LAS FLORES

Los niños han ido al río con Platero, y ahora lo traen cargado de flores. Las flores
mojadas todavía gotean sobre la empapada lana de su lomo. Entonces Platero vuelve la
cabeza y arranca las flores con su boca… ¡Quien pudiera como Platero comer flores
como si fueran caramelos!
EL TREN

Estaba con Platero en el campo de trigo y amapolas, cuando pasó el tren negro entre
las nubes de vapor. En una ventana apareció la cara sonriente de una niña. Parecía un
cuadro de un pintor. Quizá pensó la niña:-¿Quiénes son ese señor y ese simpático
burro plateado?-¡Somos nosotros! -Quisimos gritarle. Pero el tren pasó tan rápido…

LA PERRITA, LA CABRA Y LOS NIÑOS

Platero juega con Diana, la perra blanca que se parece a la luna, y con la cabra, y con
los niños. La perra salta y lame el hocico de Platero. Suena el cascabel de su correa. La
cabra juguetea entre las patas de Platero, hace como que le muerde, bala
alegremente. Para los niños, Platero es como un juguete. Los pasea sobre su lomo y
rebuzna contento. Los niños ríen.

LA TORTUGA

Encontramos una tortuga en el camino. La cogimos, y entramos en casa gritando:¡Una


tortuga! Como estaba muy sucia, la lavamos, y entonces aparecieron en su caparazón
unos bonitos dibujos. La tortuga pasa meses escondida hasta que, un día cualquiera,
surge entre el carbón, en una piedra, o junto a la fuente… La tortuga come con las
gallinas ¡Y le encanta el tomate!

EL ECO

He parado a Platero en el valle, junto a un árbol, y he gritado hacia una roca lejana:
¡Platero! La roca, con repuesta ronca, ha dicho:¡Platero! Mi burro ha vuelto la cabeza
sorprendido.¡Platero! - He gritado de nuevo a la roca. La roca ha dicho: ¡Platero!
Platero me ha mirado, ha mirado a la roca y ha rebuznado. Entonces la roca también ha
rebuznado. Platero, temeroso, ha querido huir, pero lo he tranquilizado…

EL CANARIO

Un día, el canario voló fuera de su jaula. Era un canario friolero que además tenía
miedo de que se lo comieran los gatos. Anduvo toda la mañana entre la hierba, en un
árbol por las flores. Los niños miraban el vuelo del pajarillo. Mientras, Platero jugaba
con una mariposa. A la tarde, el canario se posó en el tejado, a tomar el sol, y depués
volvió a su querida casita, la jaula. Entonces Platero bailó de contento y dio coces en el
aire.

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