haciendo surcos por las aceras repicando su madero lleva el coliseo sobre sus caderas colores de mariposa palomita vieja y aventurera blancas trenzas como flores que fueron trapiches y moliendas
Trae atada a su silueta
gangoche de palma y estación seca cargando todo el presagio que un día fue viento claro de feria rollo de culantro alegre apretadito por un lazo de seda raíces que en otro sueño es la medicina de su tierra
Vuelven las ruinas haciendo el cantor
pintando unos riachuelos secos sobre aquella manta que cubre sus huesos mientras brota de su trino la ternura
Deja el asfalto marcado de amor
calzado con cinco amuletos huella, carne añeja sacándole al tiempo una suela callosa y sin frontera
Vuelve a lazarle a la muerte
piedras cuando canta al despertar sigue jugando a la esperanza de detener al río antes que el mar