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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA.

División de Ciencias Sociales y Humanidades.


III Coloquio del Seminario interinstitucional:
Cultura, Educación e Imaginario Social:

Itinerancias del deseo: creación de sentidos en la contemporaneidad.

La intención del escritor: narrar o imaginar la realidad.

Mtra. Irma Valdés Ferreira**.


Octubre 15, 09.

I. La ensoñación.

En la comedia de Las Ranas de Aristófanes los viejos hombres de estado


y estrategas de Atenas son llamados por Hades para ayudar al estado
mal aconsejado. Mediante la unión de esta idea con la del agón de los
poetas llega Aristófanes a una sorprendente solución: Dionisios, que ha
descendido al Hades para traer a Eurípides, tras el triunfo de Esquilo,
trae al fin al viejo poeta en lugar de su adversario, para salvar a la
patria. Es necesario indicar que la paradoja de esta obra es: la posición
de la poesía trágica en la vida de la comunidad política por lo que en el
desarrollo de misma, se revela la siguiente reflexión: Esquilo pregunta a
Eurípides: Respóndeme, ¿qué es lo que realmente debemos admirar en
un poeta?1

Para escuchar la respuesta de este dramaturgo deseo imaginarme


sentada en el Ágora entre la alegría de las fiestas dionisiacas, y percibo
lo siguiente: el silencio se pasea entre los espectadores con el aliento
expectante, y las miradas sostiene un suspiro inquietante. Todos los

* Miembro del Seminario Interinstitucional: Cultura, Educación e Imaginario Social. Académica de la


Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Ajusco en el Cuerpo Académico: Constitución del sujeto y
formación.
1 Werner Jeager, Paideia, pp. 342.
2

presentes nos hacemos la pregunta: ¿Qué contestará? Mientras,


Eurípides sigue lentamente sus propias huellas, tal vez, mirando sus
palabras. Nada lo distrae. Toma una vara, se inclina levemente, y
distingo los movimientos suaves y profundos de su brazo y mano. El
tiempo se conjuga con su pensamiento. En la arena danzan los signos y
sonidos resguardados en su interior. Sus ojos brillan. Está escribiendo.
Ha reconocido las palabras que le permitirá continuar ese acto febril de
creación.

Entretanto, Esquilo no se atreve a preguntar. Ansioso espera una


respuesta que evoque un aroma, una presencia o libere alguna idea
donde la palabra y el sonido, el ritmo y la armonía, se reconocen como
las únicas formadoras del alma2. Dionisios –cabizbajo- tendrá que
decidir quien saldrá del Hades.

La acción dramática continua, y como espectadora escucho un juego


ingenioso en cada palabra de ambos poetas; cada uno expresa sus ideas
acerca del destino de Atenas, se refieren a los verdaderos y falsos poetas
y su papel en la vida política de esa ciudad, pero Aristófanes decide que
el final de la comedia sea la siguiente escena: Dionisios se ve obligado a
escoger a Esquilo, y el rey del mundo subterráneo despide al poeta
griego trágico, cuando sale hacía la luz del sol, con las siguientes
palabras: Adiós, Esquilo, sal ya de aquí/ y salva a la ciudad con sanos
consejos/ y educa a los necios que son infinitos.

Los expertos reconocen que Aristófanes logra que la comedia, en esos


instantes muestre una vez más la conexión de la polis con el destino
espiritual y la responsabilidad del espíritu creador frente a lo totalidad
del pueblo, por lo que este género alcanza su punto culminante de su
misión educadora entre los griegos, y es parte de la herencia que han
recreado los escritores en diversas épocas y momentos de la vida
humana.

2 Werner Jeager, Op. Cit. p.. 344.


3

Entre los elementos heredados se encuentra la ensoñación, como un


instante donde la imaginación y la realidad se conjugan y ofrecen al
escritor explorar el lenguaje; orientarse al enmarcar y dar sentido a los
mil y un fenómenos que tejen su vida diaria, por lo que Alfonso López
expone: el lenguaje permite que en la vida humana se constituyan las
tramas de interrelaciones donde la capacidad creadora y la actividad
lúdica que se realizan con las palabras sirven para conformar esos
ámbitos interrelacionales; es decir, el lenguaje pasa de ser un mero
medio de transmisión de datos a ser un lugar viviente de interacción y
convivencia personal3.

Para Jean Lyotard el escritor comprende la realidad y la transforma


atacándola con medios lingüísticos que la estremecen en sus mismas
raíces comunicativas4; es decir, las palabras se transgreden para darles
un nuevo sentido y significado en el acto de creación, y como ejemplo
expongo el pensamiento de dos novelistas: el primero es: Italo Calvino,
que sencillamente expresa: Yo escribo como consigo escribir: cada cosa a
su tiempo5; mientras la segunda, Rosa Montero describe el siguiente
recorrido:

Mientras escribes un novela vives en el mismo estado de


deliciosa enajenación: todo tu pensamiento se encuentra
ocupado por la obra y en cuanto dispones de un minuto te
zambulles mentalmente en ella (…) presientes que, si te
esfuerzas y estiras los dedos, vas a poder rozar el éxtasis de la
obra perfecta, la belleza absoluta de la página más auténtica
que jamás se ha escrito (…) te sientes impregnado por la vida
de esas criaturas imaginarias que para ti no existe tiempo, ni

3 Alfonso López Quintás. Estética de la creatividad, p.321, 323.


4 Jean F. Lyotard, Discurso y figura, p. 301.
5 Italo Calvino Ermitaño en París, p. 23.
4

la decadencia, ni tu propia mortalidad. También eres eterno


mientras inventas historias. Uno escribe contra la muerte 6.

La idea de la muerte y del tiempo, juntas con otras como son: el amor y
el odio, el recuerdo y el olvido son algunas de las ideas que se recrean
en la literatura por lo que están en constante renacimiento con nuevas
palabras y expresiones, por lo que Jorge Luis Borges reflexiona de la
siguiente manera: Le doy vuelta a una idea, la idea de que, a pesar de lo
que la vida de un hombre se componga de miles y miles de momentos y
días, esos muchos momentos y días, esos muchos instantes y esos
muchos días pueden ser reducidos a uno: el momento en que el hombre
averigua quién es; cuando se ve la cara a cara consigo mismo 7.

Esta idea de recuperar el momento en que el hombre se ve consigo


mismo, me conduce a referirme a la introducción del artículo
Transformación social y creación cultural de Cornelius Castoriadis, que
dice:

Hasta donde se sabe, los genes humanos no han sufrido


deterioro, por lo menos hasta ahora. Pero sabemos que las
“culturas”, las sociedades, son mortales. Se trata de una
muerte que no es ni general, ni necesariamente instantánea; la
relación con una nueva vida, de la cual puede ser la condición,
es un enigma singular8

Me atrevo, pensar en voz alta, los escritores, junto con otros artistas e
intelectuales son los que pueden ir desentrañando ese enigma singular
porque entre las ideas de Castoriadis surge la siguiente: mediante sus
obras se conserva una relación extraña con los valores de la sociedad:
los afirma al mismo tiempo que los pone en duda y los revoca […] el
choque que provoca la obra es despertar. Su intensidad y su grandeza

6 Rosa Montero. La loca de la casa, pp. 12- 13.


7 Jorge Luis Borges. Arte poética, p. 122
8 Cornelius Castoriadis. Transformación social y creación social, p. 12
5

son indisociables de una conmoción, de una vacilación del sentido


establecido. Conmoción y vacilación que sólo puede darse si, y solamente
si, ese sentido está bien establecido, si los valores valen fuertemente, y
así se consideran9

En estas obras existe la posibilidad de mostrar que lo que muere es


una sociedad que esta en decadencia, que se esta descomponiendo pero
que trata de encubrir su deterioro por lo que es importante comprender
lo que en este mundo histórico- social que muere, como muere y de ser
posible intentar comprender lo que esta a punto de nacer, 10 por lo que
Gastón Bachelard expresa: La poesía es uno de los destinos de la
palabra. Al tratar de afinar la toma de conciencia del lenguaje en el
plano de los poemas, tenemos la impresión de tocar al hombre de la
palabra nueva, de una palabra que no se limita a expresar ideas o
sensaciones sino intenta tener un futuro. Se diría que la imagen poética,
en su novedad, abre un futuro del lenguaje11 Porque mediante las
palabras la búsqueda es incesante sobre todo la de cómo decirlo para
diversificar su significado entre lo que se imagina y narra.

II. La imaginación y la narración.

Para Ethel Krauze en la creación no hay reglas ni géneros, lo que vale es


el impulso de las palabras por salir a la luz, y donde solo los géneros se
diferencian en el énfasis que se pone en determinada modulación del
quehacer literario, y los que se reconocen hoy día es: la narrativa, la
poesía y el ensayo. El teatro, hijo de la poesía dramática pasa ser un
arte independiente, cuyo fin es la representación. La narrativa, hija de
la épica, se divide en cuento, crónica y novela. Pocas veces un género se
da en pureza. Todos se entreveran. Toda obra tiene canto y situaciones,
personajes y descripciones e ideas. Pertenece a determinado género

9 Ibidem, p.15.
10 Ibídem, p 13.
11 Gastón Bachelard. La poética de la ensoñación, p 20
6

porque las tintas se cargan en uno de aquellos elementos 12; sin


embargo, para Paul Ricouer la obra del autor es un texto escrito, que va
dirigido a un lector desconocido y potencialmente a todo aquel que sepa
leer por lo que el discurso esta ligado a un soporte material, se vuelve
más espiritual en el sentido de que es liberado de la limitación de la
situación frente a frente, porque en palabras de Italo Calvino:

Las historias que me interesan contar siempre son historias de búsqueda


de una plenitud humana, de una integración que hay que conseguir a
través de pruebas prácticas y morales a la vez, más allá de las
alienaciones, de los demediamientos impuestos al hombre
contemporáneo. Es aquí donde creo que hay que buscar la unidad
poética y moral de mi obra13.

Para Ricouer en el discurso escrito, la intención del autor y el sentido


del texto dejan de coincidir. La inscripción se vuelve sinónimo de la
autonomía del texto, lo que deriva a la reconexión entre la intención
mental del autor y el sentido verbal del texto, entre lo que el autor quiso
decir y lo que el texto significa. La trayectoria del texto escapa al
horizonte finito vivido por el autor. Lo que el texto significa ahora
importa más que lo que el autor quiso decir cuando lo escribió 14, porque
en las palabras Rosa Montero: Una idea escrita es una idea herida y
esclavizada a una cierta forma material; por eso da tanto miedo sentarse
a trabajar, porque es algo de algún modo irreversible 15 .

Y, es irreversible porque lo que hay que hacer con las palabras,


parafraseando a Octavio Paz es: darles la vuelta, azotarlas, hacerlas, y
hacer que se traguen todas sus palabras 16 porque el deseo se desea, va

12 Ethel Krauze. Como acercarse a la poesía, pp. 90- 91.


13 Italo Calvino, Op. Cit, p. 24.
14 Ricouer, Paul. Teoría de la interpretación. Discurso y excedente del sentido, p. 41.
15 Rosa Montero, Op.Cit., p. 49
16 Octavio Paz, Las palabras, citado por Ethel Krauze, Op.Cit., p. 172
7

en búsqueda de nuevas figuras y formas de expresión 17, y no sólo de


reflexiones temáticas de realidades objetivas18,

En palabras de Castoriadis, a quien estos instantes me lo imagino


sentado en un café en alguna calle de París, le dice a su acompañante:

- El individuo es capaz de asimilar, lo verdadero y lo falso, por la


sencilla razón de que la humanidad no se ha degenerado
biológicamente, la gente es capaz de de prestar atención a un discurso
argumentado y relativamente largo19; por lo que la capacidad de
comprender y de crear los cambios sociales es el mismo hombre debido
que se encuentran unidos al porvenir y a la herencia cultural de una
sociedad.

Italo Calvino, con la confianza que le da su experiencia como escritor,


antes de responder sorbe un poco de café, y expresa:

- Lo que cuenta es lo que somos, es profundizar nuestra propia


relación con el mundo y con el prójimo, una relación que puede ser a su
vez de amor por lo que existe y de voluntad para transformarlo 20.

Ambos se sostienen la mirada, el silencio es cómplice de ese instante, el


elixir del café se mezcla entre sus sentidos. Me pregunto, con cierta
malicia, cuál de ellos se les ocurrirá hacer la pregunta que hizo Esquilo
a Eurípides:

- Respóndeme, ¿qué es lo que realmente debemos admirar en un


poeta?

17 Jean F.Lyotard. Op. Cit. p. 303,


18 Alfonso López Quintás. Op. Cit, p. 339.
19 Cornelius Castoriadis, El avance de la insignificancia., p. 109.
20 Italo Calvino, Op. Cit., p. 11.
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BIBLIOGRAFÍA.

BACHELARD, GASTÓN. Introducción, en: La poética de la ensoñación.


México, Fondo de Cultura Económica, pp. 9 – 48. (Col.
Breviarios, núm. 330).
BORGES, JORGE LUIS El credo de poeta, en: Arte poética. Seis
conferencias. Barcelona, Crítica, 2001, pp. 119 – 145. (Col.
Letras de humanidad)
CALVINO, ITALO. <Ermitaño en París: páginas autobiográficas. Madrid,
Siruela, 2003, pp 11 – 29 (Biblioteca Calvino, núm. 13)
CASTORIADIS, CORNELIUS. La crisis de las sociedades occidentales,
en: El avance de la insignificancia, Buenos Aires, Eudeba, 1997,
pp. 17 – 34. (Col. Pensamiento Contemporáneo)
--------Transformación social y creación cultural, Tr. Mario Valverde
Garcés, México, Vuelta, junio, 1987, pp. 12 – 19.
JEAGER, WERNER. V. La comedia de Aristófanes, en: Paideia, México,
Fondo de Cultura Económica, 2000, pp. 325 – 344.
KRAUZE, ETHEL. Cómo acercarse a la poesía. México, Limusa,
CONACULTA, 1997, 191p. (Col. Cómo acercarse a, núm. 121)
LÓPEZ QUINTÁS, ALFONSO. Cuarta parte: La actividad lúdica y el
lenguaje, en: Estética de la creatividad. Juego. Arte.
Literatura. Madrid, Rialp, 1998. pp. 321 - 372.
LYOTARD, JEAN F. El deseo en el discurso, en: Discurso y figura,
Barcelona, Gustavo Gili, 1975, pp. 283 - 326.
MONTERO, ROSA. I, II, III, IV, en: La loca de la casa. Madrid,
Santillana, 2003, pp. 9 – 52.
RICOUER, PAUL. Teoría de la interpretación. Discurso y excedente
del sentido. México, Siglo XXI – Universidad Iberoamericana, 1995,
110 p. (Col. Lingüística y teoría literaria).

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