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Elaborado por:
CARLOS JULIO TORRES PINTO.
Tutor:
DRA. ADRIANA DEL PILAR HENAO OCHOA.
UNIVERSIDAD DE MEDELLÍN
FACULTAD DE DERECHO.
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Carlos Julio Torres Pinto. tocarconsult@hotmail.com, Estudiante Especialización Contratación
Estatal Virtual. Abogado. Gerente General en Tocar-Consultores.
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RESUMEN
La corrupción pública y privada no es solo un fenómeno de nuestro país, pero no por ello
debemos complacernos o compararnos, debemos afrontar esta realidad como nuestra para a partir
de allí comenzar a buscar fórmulas que desarticulen este fenómeno y lo erradiquemos
definitivamente. Es claro que nuestras autoridades legislativas han hecho grandes esfuerzos
buscando prevenir y minimizar sus efectos, pululan las leyes y las normas jurídicas, tenemos un
Estatuto de la Contratación que ha venido siendo modernizado que contempla paso a paso cada
una de las formas de llevar a cabo una contratación trasparente y pulcra, fuera de toda intención
de desfalcar al Estado, pero las cifras y estudios nos muestran que a pesar de todos esos esfuerzos
el fenómeno no disminuye, que las medidas penales establecidas en códigos y estatutos no son
suficientes ni efectivas, que la delincuencia es rampante y que través de esa confabulación entre
funcionarios políticos y particulares corruptos nuestro país se desangra económicamente abriendo
más la brecha de desigualdad e injusticia. Nuestros juristas y doctrinantes procuran formulas,
establecen procedimientos, los gobernantes, todos, muestran su preocupación, hablan de atacar,
de exterminar, algunos en el pasado y hoy en el presente han utilizado la misma frase: “conmigo
que tiemblen los corruptos” pero nada pasa; de ahí que proponemos en este artículo comenzar por
el principio, vamos hacer un examen de conciencia, a vernos retrospectivamente, a analizar
nuestra conductas y comportamientos como sociedad para a partir de allí comenzar en forma
definitivamente a desterrar este infame proceder.
PALABRAS CLAVES
Corrupción, funcionario, contratación, particular, medidas penales, contratista, político,
sociedad, conducta, valores, leyes.
ABSTRACTS
Public and private corruption is not only a phenomenon of our country, but we must not
please or compare ourselves, we must confront this reality as our own, and from there start to
seek formulas that disarm this phenomenon and eradicate it definitively. It is clear that our
legislative authorities have made great efforts to prevent and minimize their we have legal rules,
we have a Contracting Statute that has been being modernized that provides step by step each of
the ways to carry out A clear and neat without any intention of defrauding the State, but the
figures and studies show that despite all these efforts the phenomenon does not diminish, that the
penal measures established in codes and statutes are not sufficient or effective, that Crime is
rampant and that through this conspiracy between corrupt politicians and private individuals our
country is economically bereaved by further opening the gap of inequality and injustice. Our
jurists and doctrines’ seek formulas, establish procedures, show their concern, talk about
attacking, exterminating, some in the past and today in the present have used the same phrase:
"with me the corrupt tremble" but nothing pass; Hence we propose in this article to start with the
principle, we will make a review of conscience, to look retrospectively, to analyze our behavior a
society to start from there definitely to banish this infamous procedure.
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KEY WORDS.
Se afirma en todos los medios que hoy el fenómeno de la corrupción en nuestro país ha
alcanzado dimensiones sin precedentes; esta afirmación es distractora, podría interpretarse que
solo en la actualidad nos vemos afectados por este delito, desconociendo que el tema siempre ha
estado ahí, que a través de la historia funcionarios públicos y particulares se han confabulado
para saquear las arcas del Estado.
Es evidente que desde los primeros tiempos la corrupción ha estado inmersa en nuestra
sociedad, y son muchas las razones que lo han permitido; es atribuible entre otras cosas a la falta
de control y voluntad política del Estado.
A través de los años esta falta de control ha servido de caldo de cultivo para que desde las
entrañas de los entes territoriales se geste este proceder tan dañino, en el que participan políticos,
funcionarios y particulares.
Esta trilogía busca a través de una contratación estatal amañada obtener beneficios mutuos
a costa del empobrecimiento y detrimento de la calidad de vida de todos los colombianos,
generando un problema de grandes dimensiones que ha desbordado incluso la capacidad judicial
del Estado.
Y es que la justicia a través de nuestras leyes no parece intimidar a estos nefastos actores,
las medidas penales no logran disuadirlos y se deciden actuar motivados generalmente por las
significativas ganancias que esta práctica les proporciona; desestiman los riesgos y poco creen en
la efectividad de las penas establecidas para combatirlos, corrompen todo a su paso.
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Son muchos los efectos que ocasiona la corrupción en el país, va en contra del interés
General, por eso es necesario tener no solo medidas penales para contrarrestar este mal social.
4. Justificación.
“La corrupción corroe y debilita lo que toca, toma de lo colectivo para beneficiar a lo
particular; en el proceso, genera efectos perjudiciales sobre la equidad y la eficiencia en la
asignación de recursos: afecta más a quienes menos tienen y desperdicia energías y esfuerzos.
Pero el más grave efecto de la corrupción es, quizá, que prospere clandestinamente al margen de
las normas y del respeto a la moral pública, lo que acaba por socavar la confianza en las
instituciones e inhibir la búsqueda del bien común.” (LÓPEZ PRESA, 1998)
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Sin embargo, descendió 7 casillas (…). La medición de percepción de
corrupción, en la que Colombia no ha logrado un puntaje positivo, se realiza desde
1995. A pesar de las importantes medidas de prevención adoptadas en los últimos
años, es urgente aumentar la capacidad del Estado para investigar y sancionar los
hechos de corrupción”, agrega la organización. (El Tiempo, 2017).
Cifras que nos avergüenzan a todos. Estas conductas producen efectos negativos en muchos
aspectos de la vida nacional; en la economía, en la estructura social y la competitividad del país.
Combatir este fenómeno no es fácil, máxime si se mira desde una sola orilla, es decir si
percibimos la corrupción como actos exclusivos de los funcionarios públicos, apreciación equívoca que
distrae muchas veces la verdadera dimensión de la situación en la que nos encontramos como sociedad.
Los recientes hechos de corrupción divulgados, (caso Odebrecht y demás) nos demuestran
que el sector privado tiene tanta o igual responsabilidad cuando se trata de corrupción estatal;
reiteramos, nos equivocamos cuando especulamos que solo los funcionarios y políticos son los
responsables, hay que tener en cuenta que para que estos casos se den, necesariamente debe
existir una contraparte que soborna, financia e induce al delito.
Esta ley introdujo el delito de corrupción privada, entendiendo que la corrupción no solo
proviene del sector público y que su problemática debe ser atacada desde todas sus esquinas,
pero aun así no vemos que el flagelo disminuya, por el contrario sigue en aumento, así lo ratifica el
siguiente informe periodístico publicado por la revista Portafolio.
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2.458 sanciones por delitos contra la administración pública, siendo también la tendencia
favorable, pues hasta el 2011 fueron 234 y después la cifra ha venido creciendo a un ritmo
anual del 61%. El cohecho (soborno) fue el delito que más se cometió, con 1.045 personas
sancionadas, mientras que el peculado por uso es la conducta con más alto castigo, con 7
años de pena en promedio, según el Observatorio de la Secretaría de Transparencia de la
Presidencia de la República(…) (Portafolio.co, 2016).
5. OBJETIVOS
5.1 General.
En este orden de ideas, nuestro objetivo principal es confrontar si las medidas establecidas
en nuestro Código Penal (Ley 599 DE 2000.) y el llamado Estatuto Anticorrupción (Ley 1474 de
2011), son mecanismos eficientes y suficientes para combatir a los corruptos o existen o podrían
existir otro tipo acciones que el Estado y la Sociedad puedan emprender para la disuasión de este
crimen.
En este sentido nos cuestionamos el hecho de que con solo el establecimiento de estas
normas o de algunas otras a futuro, erradicaremos la corrupción.
Los colombianos tenemos una capacidad prodigiosa para enredarlo todo. Frente a cada
problema nos inventamos una ley o un decreto o una directiva o todo junto de ser posible. Somos
los reyes del caos, la confusión normativa y la letra menuda, situación que por supuesto es
aprovechada y promovida por los abogados que entre vericuetos y antinomias volvemos el cuadro
todavía más complicado. Nos hemos convertido en profesionales detestablemente imprescindibles
en medio de esta compleja maraña institucional que lo único que ha logrado es hacernos la vida
más difícil como nación.
A ello agreguemos que nuestros legisladores con frecuencia olvidan que también es parte
de sus deberes derogar normas y no solamente crearlas. Así, en Colombia, hoy tenemos alrededor
de 20 códigos, 16 estatutos nacionales y miles, ¡léase bien!, miles de leyes que requieren no uno
sino cientos de abogados para ser interpretadas. Por supuesto, no todas esas normas se necesitan
para vivir en una sociedad civilizada. Según los cálculos de algunos expertos, nos sobran unas
15.000 normas e incisos que son prácticamente obsoletos y aun así hacen parte de nuestros textos
legales porque nadie se ha encargado de excluir aquellas disposiciones inútiles. (Acevedo M,
2015).
Estos argumentos recogen en parte la tesis y motivación para el desarrollo de este trabajo,
consideramos y está demostrado que por el hecho de expedir nuevas leyes y por extensa que sea
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nuestra normatividad el delito no disminuye, por el contrario pareciese que mutara con cada norma,
con cada esfuerzo legal por combatirlo.
5.2 Específicos:
5.2.1. Analizar las conductas y los delitos tipificados en la ley, relacionados con la
práctica de la contratación pública.
En términos generales estos son los delitos -unos con mayor frecuencia que otros- en los
que usualmente incurren algunos de los funcionarios públicos; para el caso de los particulares el
Estatuto Anticorrupción en su artículo 16 estableció que el Código Penal tuviera un artículo
adicional, el 250A, que a su tenor dice:
Asi pues, podemos señalar que estas son la herramientas que tiene y que utiliza el Estado
para prevenir, investigar, sancionar y combatir a los corruptos, se han tipificado más de 20
conductas punibles, se han ampliado las penas, se han excluido beneficios, se han ampliado los
términos de prescripción; en fin, desde la óptica del derecho penal podemos decir que tenemos
suficientemente cubierta la actividad delictiva, que no se han escatimado esfuerzos por parte del
legislador para prevenir y sancionar a los corruptos, llámense funcionarios o particulares, de ahí
que cuestionamos la efectividad de las normas, a la vez que nos cuestionamos, y entonces ¿cuál
será la razón para que este delito no cese?
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5.2.2. Establecer los mecanismos más comunes utilizados por las mafias del sector
privado para corromper a los funcionarios públicos.
Utilizan para su propósito diferentes técnicas y prácticas valiéndose del soborno, del
cohecho; gran parte de la corrupción se fundamenta en estos métodos y tiene su origen en la
política.
Todo se inicia desde las campañas, existen contratistas que dan plata a los candidatos para
sus campañas, comprometiéndolos una vez son electos a que le entreguen la contratación o gran
parte de ella, otros no solo dan plata, también ponen los votos, así someten aún más al político a
sus antojos y voracidad por los dineros del Estado. Asi, de esta forma se eligen gran parte de los
alcaldes, gobernadores, diputados, congresistas, y hasta presidentes en nuestro país.
Las mafias de la contratación estatal lo han corrompido todo, podría afirmarse que el
negocio hoy es más rentable que el mismo narcotráfico; así lo asegura en una entrevista de la
revista Semana un hombre que asegura conocer el bajo mundo de la contratación: (SEMANA,
2011)
“Ahora es más rentable ser corrupto que ser narcotraficante. Hay unos 50 combos
de contratistas. Hay unos combos que son más ricos que los narcos. Hay otros que tienen
contratos en todo el país, pero no se meten en los contratos grandes para no hacerse
visibles. Ahora los contratistas arrodillaron a los políticos.”
Como vemos desde el sector particular se tejen entramadas redes que someten primero a
los políticos y luego a los funcionarios su voluntad.
La forma más común de combatir el flagelo de la corrupción por parte del Estado es con
la expedición de nuevas normas, leyes y decretos, imponiendo a la restricción de la libertad penas
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más altas; todas medidas coercitivas tendientes a sancionar las conductas impropias en que
incurren funcionarios públicos y empresarios privados que se enriquecen ilícitamente.
Pero las cifras de la corrupción en el país nos demuestran que a pesar de existir tanta
legislación y penas estas no disuaden ni atemorizan a los delincuentes; el artículo de la revista
Portafolio, arriba mencionado, nos ilustra al respecto:
A pesar de que desde la expedición del Estatuto Anticorrupción, hace un lustro, las
autoridades tienen más ‘dientes’ para la lucha contra este flagelo, lo cierto es que en la actualidad
solo el 25 % de los condenados como corruptos están purgando detención intramural.
Así lo revela el Observatorio de la Secretaría de Transparencia de la Presidencia de la República,
justo este 18 de agosto, cuando en el país se conmemora el día de la lucha contra la corrupción.
Mediciones de este organismo indican que de 1.850 sanciones que se han logrado por delitos
contra la administración pública, la mitad de los implicados no paga cárcel y del porcentaje
restante, el 25% logra que le den casa por cárcel.
El panorama es más desolador si se tiene en cuenta que, al constatar los registros del Inpec, se
tiene que el promedio de las penas para los delincuentes de cuello blanco es de apenas 24 meses y
en muchas ocasiones es un periodo que se purga en pabellones especiales que les ofrecen
privilegios con relación a los presos del común. (Portafolio.co, 2016).
Esto como mera referencia, porque cada día vemos y escuchamos en los medios
estos mismos informes, o informes muy parecidos, con cifras provenientes de todas
partes, del gobierno, de la fiscalía, de la contraloría, de la procuraduría; de organismos
internacionales; vemos y escuchamos que se capturaron a los corruptos del caso “tal”, que
fueron condénanos “fulanito y menganito”.
Pero con todo eso el panorama no cambia, días tras día son más los casos en que
empresarios, políticos y funcionarios son señalados de desfalcar las arcas del Estado, se les
captura, enjuician y se condenan, y a los pocos meses están libres o pagan sus irrisorias condenas
en palacetes, para luego salir a disfrutar de sus inmensas fortunas.
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podrán derrotar nuestra democracia ni nuestras instituciones, que Colombia somos todos, no un
puñado o una pequeña franja que insiste en truncar el desarrollo del país.
CONCLUSIONES.
Es importante también decir que la contratación estatal en Colombia ha tenido un amplio desarrollo legal
y normativo que el legislador no se ha quedado corto en la expedición de normas y leyes, que tenemos un
Estatuto de la Contratación dirigido a mejorar la eficiencia del sistema, que contiene unos principios y
mandatos de obligatorio cumplimiento, así lo dispone el artículo 23 de la ley 80 de 1.993:
Que estos principios son pilares en la lucha contra corrupción, además de ellos y de toda
la normatividad que existe regulando la actividad de la contratación, el legislador se ha ocupado
de implementar medidas penales para quienes con maniobras ilícitas defrauden la confianza y las
arcas del estado. Medidas y penas que están a la altura de algunos países en donde este fenómeno
a pesar que existe, sus índices de criminalidad no son tan elevados, y su percepción es muchísimo
menor que en nuestro país.
Eso nos habla que a pesar de todas las medidas y penas implantadas, nuestros
delincuentes no cesan ni le temen a nuestra justicia; justicia que claro esta es implantada por
nuestros jueces; son ellos quienes se encargan de valorar pruebas y de imponer los castigos y las
penas.
Pero nuestro mal es endémico, la corrupción pulula en todo los estamentos jerárquicos y
de orden institucional de nuestro país, se compran desde policías, funcionarios, jueces
magistrados, todo lo que se pueda comprar…se compra, incluso hasta conciencias. No es fácil
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erradicar este cáncer, ha hecho metástasis en toda nuestra sociedad, además como ya lo
mencionamos muta de manera permanente y cualquier esfuerzo legal que se haga por contenerlo
parece ser insuficiente.
De ahí que la solución debe provenir de otras fuentes como por ejemplo del control social,
este control se traduce en el derecho y el deber que cada ciudadano tiene de participar como
veedor de las funciones del Estado y sus funcionarios, para que los principios de transparencia y
objetividad se cumplan efectivamente.
Pero debemos ir más allá, porque adentrarnos en materias tales como acciones populares y
tutelas, que son mecanismos que la sociedad tiene para defender sus derechos es un poco más de
lo mismo, me explico: cierto es que estas herramientas son muy útiles, pero son los jueces los que
las fallan, lo mismo las acciones populares y ya dijimos o hicimos mención que la corrupción ha
permeado incluso estos estamentos, sin querer decir que nuestros jueces son corruptos, pero si
existen algunos –casos hemos visto- que sus fallos no son los mas pulcros.
Entonces qué nos queda; la propuesta debe surgir de nosotros mismos como ciudadanos,
nosotros conocemos y somos conscientes de nuestros males, debemos ser consecuentes con ello,
no debemos esperar que de afuera vengan a salvarnos, debemos movilizarnos cívicamente,
debemos dejarle claro a los corruptos que no nos pueden vencer a todos. Pero antes, mientras no
cambiemos nuestras costumbres, esa cultura del dinero fácil, de que todo vale, de que el vivo vive
del bobo, etc., será muy difícil y casi imposible erradicar la corrupción.
No es con más leyes, normas estatutos que vamos a ganar esta guerra, la solución está
dentro de nosotros mismos como sociedad, como país, creemos sinceramente que este es un
problema de conducta, de valores, de mentalidad, no de leyes. Solo replanteando nuestros
comportamientos podremos no solo erradicar la corrupción sino todos los males que aquejan
nuestra patria.
BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS:
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corrupcion-en-colombia-2016-499663 Portafolio.co, A. (agosto de 2016). PORTAFOLIO.CO
ECONOMIA
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BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS: El Tiempo. (25 de enero de 2017). Colombia, rajado en 2016 en
percepción de transparencia. Obtenido de El Tiempo.com:
http://www.eltiempo.com/politica/justicia/percepcion-decorrupcion-en-colombia-empeoro-en-
2016/16800511 Gamarra Vergara, J. R. (2006). Agenda Anticorrupción en Colombia: Reformas, logros y
recomendaciones. BANCO DE LA REPUBLICA, 18. Portafolio, R. (18 de agosto de 2016). PORTAFOLIO.CO.
Obtenido de http://www.portafolio.co/economia/gobierno/indice-de-corrupcion-en-colombia-2016-
499663 Portafolio.co, A. (agosto de 2016). PORTAFOLIO.CO ECONOMIA
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