Está en la página 1de 9

Libros de Nueva Sociedad

PAZ SEGURIDAD
1

y DESARROLLO EN
Samir Amin, Andre Gunder Frank et al: Balance Crítico y
Perspectiva. Diálogo Norte-Sur.
Demetrio Boersner: Relaciones Internacionales de América
AMERICA LATINA
Latina. Breve historia. José A. Silva Michelena
Comisión Independiente sobre Programas Internacionales
del Desarrollo: Informe de la Comisión Brandt-Diálogo
·1 (coord.)
Norte-Sur.
Julio Godio: Historia del Movimiento Obrero Latinoameri- R. Carazo Odio • K. Mushokojí • P. González Casanova
cano. Tomo 1: Anarquistas y Socialistas, 1850-1918. To- H.R. Sonntag • G. Aguilera Peralta • R. Córdova
mo 11: Nacionalismo y Comunismo, 1918-1930. Tomo 111: M. Arienza • A. Quijano • A. Varas • C. Brigagao
Socialdemocracia, Socialcristianismo y Comunismo, 1930-
1980.
F. Mac Gregor • O. Páez Pumar • H. Foúndez-Ledesmo
Horst Heimann (editor): Textos sobre el Revisionismo. La
actualidad de Eduard Bernstein.
Francisco lturraspe (editor): Participación, Cogestión y Au-
togestión en América Latina. Tomo 1: América Latina, Ar-
gentina, Bolivia, Caribe y Centroamérica. Tomo 11: Chile,
Perú, Venezuela, Bibliografía y Glosario.
Samuel Lichtensztejn - Mónica Baer: Fondo Monetario In-
ternacional y Banco Mundial. Estrategia y poi ítica del po-
der financiero.
Peter Luebbe (editor): Kautsky contra Lenín.---
josé A. Silva Michelena: Paz, Seguridad y Desarrollo en
América Latina.
Luís Vitale: Hacia una Historia del Ambiente en América
Latina. De las culturas aborígenes a la crisis ecológica actual.

err.
- - . ~-
Gonzalo Martner (coordinador): América Latina hacia el
2QOO. Opciones y estrategias.
Enzo Faletto, Gonzalo Martner (coordinadores): Repensar
el futuro. Estilos de desarrollo. (r.b
Gonzalo Martner (coordinador): El Desafío Latinoamerica-
no. El potencial a movilizar. INSTITUTOLATINOAMERICANO
DE INVESTIGACIONESSOCIALES(ILDIS)
Gonzalo Martner (coordinador): Diseños para el Cambio.
Modelos socioculturales. UNNERSIDAD DE LAS NACIONES UNIDAS
EDITORIALNUEVA SOCIEDAD
dadas las condiciones para un golpe-de Estado en el mismo momento América Latina: los compromisos
en que el gobierno de Alfonsín les resulte insoportable a sus intereses.
Una característica de los militares argentinos desde 1930 en ade-
del conflicto
lante ha sido que han gozado de una impunidad que les ha permitido
todo tipo de atropellos contra los civiles y contr-a la nación sin tener
ningún tipo de sanción ulterior. Esto sin duda refuerza su carácter
mesiánico y les da la cobertura de seguridad necesaria para dar cual-
quier golpe de Estado.
Para terminar citamos a Jorge Sábato que dijo en una lúcida con-
ferencia que si a los militares argentinos se les mantiene su histórica
impunidad, podemos estar seguros que el Dr. Alfonsín no terminará Aníbal Quijano
su presidencia y que en el nuevo golpe no habrá 30.000 sino 300.000
desaparecidos.

LA TENDENCIA POLITICA DOMINANTE


BIBLlOGRAFIA
Mi propósito en este trabajo es hacer una primera exploración. de
ALONSO, Gerardo López: "Cincuenta años de historia argentina", Ed. de Bel-
grano, 1982. uno de los rasgos sobresalientes del escenario político latinoameríca-
no, que parece ser uno de los productos de la actual crisis en estos
BRAILOVSKY, Elio: "Historia de las crisis argentinas", Ed. de Belgrano, 1 países. ,
1982. Partiré de una constatación: los gobiernos actuales (1) de Repu-
O'DONNELL,
1981.
Guillermo: "El Estado Burocrático Autoritario", Ed. Belgran o, I blica Dominicana, México, Costa Rica, Venezuela, Argentina y Boli-
via están formalmente vinculados a la socialdemocracia. En Brasil y ,
·t Perú, las principales fuerzas políticas de oposición, con grandes po-
O'DONNELL, Guillermo: "Modernización
llo Económico, Vol. 12 -'octubre-diciembre,

PAGE, Joseph : "Peró n ", Javier Vergara Editor,


y Golpes Militares",
1972.

1984.

POT ASH, Robert: "Th e Arrny and Po litics in . Argentina


ford University Press, Stanford, 1969.
Rev, Desarro-

I-928"1945"; Stan-
I
I
I

,
sibilidades de acceder al gobierno, corresponden a la misma tenden-
cia. En los demás países de América del Sur, la socialdemocracia
también en la práctica la fuerza de oposición más importante. En el
convulso escenario de Centroamérica, ocupa un lugar destacado.
No sería quizás muy arbitrario señalar que inclusive el gobierno
es

• I de Betancur en Colombia, no obstante la filiación conservadora de su


I partido, ejercita ciertos rasgos socialdemócratas que, probablemente"
ROCK, David: "Argentina in the Twen tie th Cen tury ", Un iv. Pi ttsburgh Press,
1975. I hacen parte de su legitimidad y de su singularidad.
I Todavía más, la mayor parte de las corrientes y agrupaciones de
I
ROUQUIE, Alan: "Poder militar y sociedad política en la Argentina", Emecé la izquierda socialista, antes adversarias de la socialdemocracia, vie-
editores, 1980. ¡ nen aríop tando mucho del lenguaje, del estilo de acción y de las pro-
QUESADA, María Sainz : "Los estancieros", Ed. de Belgran o, 1980. i puestas de éste, y de hecho han establecido con ella vinculaciones
de diverso nivel, en Venezuela, en el Perú, en Bolivia, en Chile o-en
TURNER, T., José Migucns: "Juan Perón and th e Reshaping of Argentina", Brasil.
Univ. o f Pittsburgh Press, 1983. Es ineludible concluir frente a estos hechos, que la socialdemo-
VlALDMANN, Peter:. "El poder militar en la Argentina", Ed. Galerna. 1983.

(1) Este ensayo se escribió en 1984. (Nota del editor).

143
142
cracia ha llegado a ser, en América Latina, la tendencia política do- Las cuestiones aquí implicadas son, a mi juicio, decisivas para el
minante y el 'referente ideológico central en prácticamente toda la debate sobre la representación c ient ífica del poder actual en Amé"
región. rica Latina, así como para las opciones de acción concreta referidas
Para indagar el significado de esos hechos es preciso atender, en a él, en la historia próxima.
primer término, a su novedad. Es la primera vez que en la historia
política de América Latina puede registrarse una homogeneidad de
esta naturaleza. En anteriores períodos, semejante situación sólo po-
día caracterizar a grupos reducidos de países, ya que más bien la he- DOS PLANOS DE CUESTIONES
terogeneidad era el sello distintivo entre los movimientos ideológicos
dominantes en la región. De la compleja problemática que este fenómeno abre en Améri-
Para despejar equ ívocos de sde la partida, hay que aclarar que no ca Latina, para lo que aquí interesa es útil formular dos planos de
se trata de opacar o de omitir la heterogeneidad política más general interrogación.
entre los países latinoamericanos. Así, en unos de ellos la democracia En el primero, es inevitable preguntarse: ¿Qué hay ahora de co-
burguesa, no obstante sus límites, ha logrado sostenerse durante esta mún entre los disímiles procesos políticos de estos países, capaz de
crisis. En otros aún están activas sangrientamente represivas dictadu- expresarse como tendencia general a todos ellos? O de otro modo,
ras militares, como en Chile y Guatemala. En Brasil y Uruguay están ¿de qué da cuenta esta tendencia en el escenario político latino ame-
. ?
en retirada dictaduras militares, abriendo el paso a la recuperación ncano ..
democrática. En Haití y Paraguay prolongan su estabilidad regíme- En un segundo plano, dos cuestione~ se escriben casi sociales:
nes dictatoriales represivos. Una guerra civil generalizada sacude El 'Qué significa el hecho de que sea precisamente la socialdemocra-
Salvador y otra amenaza con generalizarse en el Perú, mientras en cía, la que emerge como cauce y expresión de esa tendencia general?
Colombia hay muestras de una temporal pacificación. Está impo- y de otro lado ¿cuáles son, o pueden ser, las perspectivas que el pre-
niéndose la ocupación militar norteamericana sobre Honduras y se dominio ideológico de la socialdemocracia implica para el movimien-
amplían los riesgos de su intervención contra la revolución sandinista to del poder en América Latina? _
de Nicaragua, donde.no ha terminado aún de definirse el carácter del Es probablemente prematuro, yen particular para el.segundo pla-
régimen revolucionario. La democracia en Bolivia camina sobre un no de cuestiones, ir más allá de algunas proposiciones hipotéticas y
borde indeciso, que la reciente huelga de ham bre del presidente Siles de un primer ordenamiento de los problemas que requieren ser plan-
hace más patética. Un panorama muy heterogéneo en verdad. teados para iniciar el debate.
No se trata, tamp'oco , de que una o más corrientes ideológicas no
hayan tenido antes presencia simultánea en varios países, contando
inclusive con gobiernos bajo su predominio. Así ocurrió, por ejem-
DEL PODER OLlGARQUICO AL PODER BURGUES
plo, con los partidos llamados "apristas", demócratacristianos y, de
otro modo, con regímenes denominados "populistas". y ciertamen- Respecto del primer plano de cuestiones, las hipótesis de trabajos
te, desde los años 30, siempre ha existido alguna expresión del moví-
siguientes pueden ser sugeridas.
miento comunista en casi todos los países de la región. En primer término, el hecho de que no obstante las par~icula~i~a-
Con todo, es la primera vez que en la historia política latinoame- des de cada país, haya sido posible que una misma tendenCIa pol ítica
ricana, una misma tendencia política adquiere no solamente p re- -ideológica establezca su predominio en la práctica totalidad de Amé-
senci,!_simultánea en la totalidad de estos países, sino, sobre todo. rica Latina, probablemente da cuenta de que toda la región act~al-
una primac ía tan notable como para presidir el mayor número de mente corresponde a un mismo patrón general de poder. En su ms-
gobiernos que corriente alguna antes, y para convertirse en la atm s- ó
tancia política, tal patrón remite a la depuración del carácter b~rgués
fera ideológica común a casi todas las fuerzas políticas que buscan del Estado. Si ello es así, señale que en nuestra historia po l rtica ha
enfrentar la crisis actual, procuran el rescate o la estabilización de quedado atrás, en todo lo fundamental, la problemática del "Estado
la democracia burguesa y al mismo tiempo, cambiar y desarrollar la oligárquico", que tan largamente ocupó la investigación y el debate
sociedad.
145 '
144
.e nt ífico social latinoamericano. En otros términos, que el conflic- cionalistas como el velasquismo en el Perú.
tivo proceso de depuración de las bases sociales del Estado, ha ter- 6) y fin alrnen te, formaciones que se constituy~€;omo socialde-
minado, definiéndose en todos los países en una misma dirección mócratas desde su origen, como en el Ecuador.
burguesa, cualesquiera que hayan sido los caminos y procesos par- Es, pues, inevitable preguntarse qué hay de común entre todas
ticulares seguidos en cada caso, y por diferentes que sean los grados ellas, y aun en tendencias políticas Como el peronÜ1.1Jro o ciertos sec-
de maduración alcanzados y las formas específicas del ejercicio esta- tores de la democracia cristiana, que de cierta mamu&atienden a te-
tal. ñirse con elementos socialdemócratas.
Correspondientemente, eso implica que las instancias económicas ¡ Probablemente una parte, por 10 menos, de la mspuesta, podría
y sociales del poder están terminando de reorganizarse en función de I encontrarse en el hecho de que con posterioridad <filit,Segunda Gue-
la generalización del modo capitalista de explotación y de domina- rra Mundial, y sobre todo en las dos últimas déca~, todas esas co-
ción. Ese modo no es ya solamente, como en anteriores etapas, la I r~ientes ideológicas y agrupamientos políticos tuv;ihu;m, aunque en
relación dominante sobre otras; sino la matriz central dentro de la diferentes dOSIS,elementos "populistas".
cual las otras formas de explotación que no se han desintegrado to- I En América Latina, la cuestión del popu lisrn o. Jltisido debatida
talmente, forman parte de la especificidad histórica del capitalismo principalmente en relación con el discurso ideológj'to·, con técnicas
en este espacio particular
y finalmente
de ese orden mundial. _
que con todas sus especificidades, el carácter de la
I _?~ manipula~ión de masas, Con prácticas redistr ibusienistas de pro-
piedad y de .mgresos, en ciertos regímenes; en refemm:.ia a los cam-
estructura social se desarrolla presidido por las tendencias de articu- bios sociales e ideológicos acarreados por los pr ocesascde industriali-
lación y conflicto de la sociedad burguesa. zación y de urbanización de la sociedad. Mucho 'mlfltos en verdad
No podría caber aqu i una discusión prolija de estas hipótesis, para respecto de la naturaleza del conflicto, de las relaOOne~ de fuerza~
su plena justificación. Tampoco un intento de ordenar las etapas y y_~e la composición estructural de movimientos jy dl-regímenes po-
los patrones históricos del desenvolvimiento de este proceso. Iíticos. Por esas razones, regímenes y movimientos estructu ralmen-
te heterogéneos entre sí y dentro de contextos de conilictos de natu-
raleza muy diferente, fueron vistos durante una etaPa con los signos
DEL "POPULISMO" A LA SOCIALDEMOCRACIA comunes del populisrno , .
Aunque no es este el lugar, ni esta la ocasión, p araun a discusión
.Respecto del segu ndo plano de cuestiones, es pertinente partir más ex tensa, es necesario señalar que el populismofue el carácter de
para su indagación por constatar que actualmente la apelación social- movimientos y/o regímenes de interm ediación política entre estruc-
demócrata es asumida en América Latina por corrientes ideológicas y turas de poder de carácter oligárquico, ya en avanzada declinación
movimientos políticos de carácter y procedencia bastante diversos. pero aún influyentes en el Estado, y de otro lado estructuras emer-
1) Así, es posible observar primero que la práctica totalidad de gentes de definido carácter burgués, cuya fuerza tenéencíal ya era
corrientes y agrupaciones antes denominados "populistas" se vincu- mayor, pero que no podían o no querían, frente a unacrec.iente re-
lan hoya la socialdemocracia como, típicamente, en Brasil. vue~ta pOJ?ular, desalojar a las anteriores de su lugar en el Estado, por
2) El nacionalismo democrático originado en los años 30, en par~ la violencia, Los regímenes respectivos se establecieron dentro de ese
ticular los llamados "aprismos", en Venezuela, en. Costa Rica, en m~rco conflictivo, fueron actuados por grupos de burgues ía indus-
República Dominicana, en Perú, en Bolivia. tnal-u rbana _Y capas m~dias profesionales y burocráticas, con apoyo
3) Las corrientes democrá ticoliberales, originadas ya en el siglo o expectación de ampl io s sectores dominados. Todos esos movimien-
XIX, como los radicales de Argentina y Chile y sus equivalentes en tos o regímenes, se caracterizaron por su discurso democrático re-
formista, modernizador, por sustentar o practicar mecsnismos de re-
el Uruguay.
distribución de ingresos. Y por el recurso o sím bolos y prácticas a
4) La izquierda nacionalista-socialista emergida en la generalidad
de los casos con posterioridad a la revolución cubana, como en los v~~es simbólicas también que de algún modo arnpl iaban Ia partici~a-
clan de las capas medias y dominadas en el Estado.
casosd e Perú, Venezuela, Brasil, Bolivia.
5) Las varias tendencias que se constituyeron en los regímenes na- Como puede inferirse sin dificultad, la cuestión central para ese,
tipo de movimientos y/o regímenes políticos, yen consecuencia para
146 147
el carácter del conflicto que lQ~producía, era la afirmación de la de- promiso se reveló, a su· turno, tam bién inviable y fue sangrientamen-
mocracia polrtica y social. Pero el hecho de que en otros contextos te cortado por el régimen pinochetista.
de conflicto, donde la democracia burguesa tenía una historia más Ese desenlace fue, probablemente, uno de los factores que en
larga (por ejemplo Chile o Uruguay) o donde la economía y la socie- otros países, (Argentina, Uruguay), impulsó tend.encias en la~ cual~s
dad eran ya burguesas (por ejemplo Argentina y México) los movi- se combinaban confusamente elementos de popuhsm~, de naclOna~Is-
mientos y/o regímenes de carácter popular aparecieron con muchos mo y de socialismo, que buscaban sobrepasar el conflicto por medíos
de los atributos externos del populismo, obliga a admitir, o por lo violentos. Todos fueron sangrientamente derrotados.
menos a sospechar, que la problemática de la democracia era aún en De ese modo, en las dos últimas décadas fuer~n derrota.dos, un?
algún sentido pendiente, aunque sin duda de un modo muy distinto tras otro, el compromiso populista, el compromiso allendI~ta, y ~I-
que en aquellos otros países en donde la problemática del Estado oli- nalmente los confusos intentos de romper el Impasse ?or la vlO~~ncla.
gárquico no terminaba de agotarse. Como resultado, al terminar la década pasada los regrmenes milItares
El populismo como fenómeno político latinoamericano puede represivos se habían hecho predominantes en la mayor pa~te de los
ser, pues, en uria amplia medida reconocido como el compromiso del países de la región, mientras que en los demás la d.emocracla b~:gue-
conflicto entre poder oligárquico y democracia burguesa. sa sólo podía continuar practicáfldo~e a la d!!.f~nslva.l:a cueshon de
No obstante ese compromiso se reveló, en todos los casos sin ex- la democracia no sólo se mantenía, SInO,adqUlna un p~~er plano de
cepción, inevitable. Sobre todo en aquellos paises en los cuales tenía urgencia, a pesar de que en prácticamente toda la re~Ion se agotaba
que ser actuado, por su carácter pluriclasista, en un contex to marca- .Ia problemática del Estado oligárquico. Las bases :soclales del Estado
do por el ascenso de jnoyimientos de los dominados, y que fueron terminaban de depurarse en dirección burguesa, SIn que la democra-
percibidos, con razón o sin ella, potencialmente capaces de sobrepa- cia burguesa fuera su resultado necesario. .
sar, o de poner en grave peligro, el carácter burgués del Estado. Tanto la derrota del compromiso populIsta y d~ sus extr~mos r.a-
Como se sabe los regímenes populistas fueron desalojados por regí- dicales y violentos como la derrota del compromIso allendlsta; su-
menes militarístas. Cada cual a su modo, los diversos militarismos re- vieron para mante~er el poder dentro de los límites de su ~aracter
solvieron el conflicto pendiente en tre Estado oligárquico y Estado 'al costo de la democracia burguesa. En consecuenc.la, la es-
b urgues, flicto : en-
burgués; pero ninguno produjo, junto con la depuración de las bases cena política latinoamericana enmarca ahora un nuevo con , ..
. ' (rn ilit ) y regímenes democratIcos
sociales del Estado.Ta afirmación de la democracia burguesa. tre regímenes autontanos rmn ares o no
Algunos de esos militarismos, en particular en el Perú, en Bolivia dentro del propio Estado burgués, , .
y en el Ecuador, presidieron reformas orientadas a la cancelación de ¿Es eso que explica la predominante pr~sencI~ aC,tual de la soclal~
los restos del poder-oligárquico, y ejercitaron rasgos populistas en el democracia? Si tal es el carácter del conflicto ~nnclpal en la coyun
discurso y en sus aparatos sim bólicos y de manipulación de masas, tura 'por qué otras fuerzas políticas democratlcoburg~esas o ~on
y -aunque no pueden ser caracterizados de regímenes populistas, su min~rttarias o se ven en la necesidad de colorearse c~n tintes SOCial-
relación con movimientos populares fue también causa de su derro- demócratas". ¿Y la socialdemocracia es un compromISO en este con-
camiento por otros regímenes militares destinados a contener a esos flicto? '
movimientos y a bloquear el desarrollo de las reformas sociales y po- Para buscar respuestas a tales interrogantes, es p recrso volver al ~s-
líticas que establecen en curso. cenario de la segunda mitad de la década de los setenta. Eso permlt~
Al iniciarse la década de los 70, y frente al fracaso de los compro- verificar que la derrota de los compron:i,sos anter~o.res y el.predomr
misos populistas, en los países de más avanzado carácter burgués nio de regímenes autoritarios, converglO en Am.enca LatIna ~~n a
(Chile en particular) el conflicto asumió otro carácter. El problema generalización de los efectos de la crisi~ i.nternaclOnal del capItal e~
de la democracia se planteó como un conflicto entre democracia bur- estos países. y que las políticas de cr~sIs I_fl)puestas, f~~ron enfre~~:_
guesa y democracia socialista. De nuevo, eso produjo un régimen de das en todos los principales países bajo dictaduras m ilitares, por
compromiso entre ambos, en la medida en que buscaba actuar una tos movimientos populares de resistencia. .
.transición de la primera a la segunda, atravesando la propia institu- Esos movimientos populares de resistencia, p~rtlcul~rmente en
cionalidad y la propia legalidad de la democracia burguesa. Ese corn- Brasil, en Pero, en Bolivia, en Ecuador, en Colombia, tuvieron en de-
149
148
terminados momentos una extensión social y en consecuencia una rismo y democracia comienza a resolverse sin riesgos reVolucionarios,
fuerza, inusit~damente grandes. Si bien no llegaron a formular pro- pero asediado también de una necesidad de mediación democrática
puesta~ definidas de alternativas revolucionarias, parecían tener el. entre el capital y el trabajo. Esa es, quizás una manera de comenzar
potencial de avanzar en esa dirección y poner en crisis las bases del a explicarse el actual predominio de la socialdemocracia como la
poder vigente, sobre todó porque' en esos movimientos era observa- principal tendencia política que emerge en la resolución de ese con-
ble el ascenso del movimiento obrero organizado, alzándose hasta el flicto.
papel de articulador y convocante de toda la vasta y diversa urdim- Eso no parece, sin embargo, suficiente para dar cuenta de un fe-
bre social de los dominados y de gran parte de las capas medias afec- nómeno de algún modo paradojal: que cuanto más avanza la crisis
tadas por la violencia de la crisis. Simultáneamente se desarrollaba la económicosocial en estos países, las corrientes y agrupaciones de
guerra civil centroamericana, en cuya última etapa una insurrección apelación socialista revolucionaria, en su amplia mayoría, terminan
popular llevó al poder al movimiento sandinista en Nicaragua. Se ex- también socialdemocratizándose, no solamente en su lenguaje, sus
tendió la guerra civil salvadoreña y se revitalizó la guerrilla guatemal- estilos de acción y sus propuestas frente a la crisis. Sobre todo, cons-
teca.
tituyéndose en una de las bases políticas de la propia democracia
Bajo la violencia de los efectos de la crisis económica sobre los do- burguesa que se rescata, en tanto que posibles mediaciones políticas,
min~dos y las capas medias, el conflicto entre au toritarismo y dem o- directas socialmente, de los dominados y los grupos medios cercanos,
cracia dentro del poder burgués, tendía a combinarse con el conflic- en el propio Estado burgués. No obstante, esas fuerzas son las mis-
to m~y_or ent~e el capital ~ trabajo, todo lo cu al en su conjun to abría, mas que no mucho antes, cuando la crisis estaba apenas iniciándose y
o .qUlzas tema el, potencial de conducir hacia un patrón de conflicto era incipiente su generalización en la estructura social, preconizaban
revolucionario.
y procuraban actuar una ruptura violenta del poder vigente.
Es verdad que todos esos grandes movimientos fueron contenidos Si bien la derrota de los movimientos populares de la segunda mi-
en todas partes, y dispersados en varias. Fue bloqueado y derrotado' tad de los setenta, en su potencial revolucionario, contiene parte de
eh. esa m~dida,. 'su potencial desarrollo revolucionario'. Pero no se po: la explicación, probablemente no es posible avanzar en ella sin con-
dr.I~ explicar SIn ,ellos la descomposición y retirada de los regímenes siderar que en el momento mismo de esas derrotas se asistía al eclip-
militares del Perú , {de Bolivia, de Ecuador, que fueron forzados a ce- se (parcial o total, según las opciones) de la imagen paradigmática del
der el gobierno del Estado a regímenes elegidos. Tampoco la retira- "socialismo realmente existente", y muy especialmente con ocasión
~a en curso de l.a's dictaduras de Brasil y de Uruguay, ni los rasgos del enfrentamiento entre el régimen polaco y el movimiento Solida-
singulares del regímen betancurista en Colombia. y no debe olvidarse ridad.
que inmediatamente antes de la aventura malvinense de la dictadura Aún más, tal eclipse ha coincidido tam bién con el hundimiento,
militar en Argentina, las masas ocupaban las calles ñuciando la lucha para muchos, de los modelos mayores de representación científica de
contra aquélla. la sociedad y de sus instrumentos de explicación y de previsión de
, En otros términos, el patrón de conflicto revolucionario que ten- los movimientos históricos, como es necesario reconocer en el estado
dra a emerger fue contenido y reducido a uno de sus elementos: el actual del debate de las ciencias sociales en América Latina.
conflicto entre autoritarismo y democracia dentro de los límites del La socialdemocracia parece convertirse, en esas condiciones, en la
poder burgués .. ~ero co~ e~e antecedente y todavía en curso de agra- opción mejor, aún para las agrupaciones y corrientes socialistas ad-
va~llento la cnsls. econoT:llca y social, ese último conflicto no po- versarias a ella en estos pa íses, para un proyecto de consolidar y de
dría ser resuelto sin considerar la necesaria administración del laten- profundizar el proceso democrático de la sociedad y del Estado.
te conflicto entre capital y trabajo.
Agotadas las bases ~e todo populismo (en su sentido estructural);
por el.momento mex rstentes las bases del compromiso allendista ;
contemdos los movimientos populares con potencial revolucionario LOS PROBLEMAS DE LA PERSPECTIV A
y aunque reencauzados electorales que en movimientos buscan una
lI1termediación directa con el Estado burgués, ya conformando fuer- En toda crisis profunda, sobre todo si es duradera, actúan no so-
zas políticas nuevas en la escena política, el conflicto entre autorita- lamente movimientos de desarticulación y desajuste en la estructura
150 151
y en los engranajes del poder, siñó también tendencias de cambio y de la región.
de reorganización.
- Y la crisis actual- en América-, Latina es como na- Sin duda la principal muestra de esta tendencia es el surgimiento
die lo pone en duda, la más larga y profunda en medio siglo. de un sector que en la reciente literatura comienza a reconocerse
Por ello, admitir que en la coyuntura el conflicto entre capital y como ABRAMEX; es decir, lo que conforman Argentina, Brasil y
trabajo aparece su bordinado al que opone autoritarismoy democra- México. Y dadas las dificultades del primero de esos países, con la
cia burguesas, no lleva ciertamente a minimizar el papel condicionan- protuberancia especial de Brasil y México.
te que el primero no podría dejar de ejercer sobre el segundo, ni sos- En efecto, esos dos últimos países concentran ahora el 64.4 por
layar densos bloques de problemas y cuestiones que la crisis viene ciento de la inversión extranjera directa de capital en toda la región;
produciendo en el poder y de los cuales dependerá la perspectiva dan cuenta del 60.8 por ciento del total del PBI regional; del 43.5
inmediata. - por ciento del total de la exportación y del 45 por ciento de la im-
El solo hecho de que el conflicto de primer plano, cobre en la portación de la región. La producción industrial de ABRAMEX llega
práctica la forma de una oposición entre autoritarismo y socialdemo- al 77.9 por ciento del total regional, mientras que Colombia, Chile,
cracia, obliga a considerar- que por mucho que hayan sido contenidos Perú y Venezuela juntos aportan nada más que el 16 por ciento y los
y hasta derrotados los movimientos hacia alternativas revoluciona- demás países apenas el 5.5 por ciento del tótal. Y como es sabido,
rias, el desarrollo eventual de la instancia política del poder no podrá ese sector de los grandes concentra también la masa mayor de la
desprenderse del comportamiento de las otras, económica y social en deuda externa latinoamericana.
lo fundamental. Esto es, que tales condicionamientos estarán, como Es ahora cada vez más arbitrario continuar hablando de América
pocas veces antes en nuestra historia, particularmente activos. El cre- Latina en los previos términos. La dispu ta por recursos, mercados,
ciente predominio ideológico de la socialdemocracia indicaría, por áreas de influencia, que esas tendencias conllevan ya está en escena.
eso, la presión de esos factores en la conciencia de clases y grupos so- y las cuestiones del debate por la autonomía de los países latinoa-
ciales bien diversos. mericanos entre sí, o por las condiciones de su integración, igual-
Como gran parte del debate actual en estos países, aparece domi- mente.
nado aún por la preocupación sobre lo que ocurre con las variables No es mera coincidencia, según eso, que las dispu tas fronterizas
macroeconómicas y,\,or los efectos sociales inmediatos de la crisis, que parecían canceladas en el último siglo, vuelvan de nuevo al pri-
no se dispone todav ía de elementos eficaces de información y de mer plano latinoamericano. Y que los aprestos del armamentismo y
análisis sobre los caro bias en las bases y en las tendencias del poder de la militarización, no se reduzcan solamente a problemas de expor-
que la crisis podría estar produciendo. Es prematuro por eso, inten- tación de material bélico para fines de balanza de pagos.
tar algo más que un primer y parcial ordenamiento de las cuestiones Esos cam bias en las relaciones espaciales del poder entre los paí-
correspondientes, COA -las que toda posible- gestión socialdemócrata ses lafinoamericanos, aunque tramadas con los conflictos mundiales
del conflicto tendrá que enfrentarse. mayores, probablemente desarrollarán formas propias que afectarán
los problemas nacionales de estos países y los de la paz y seguridad
de la región.
2) La segunda dimensión actual de la cuestión nacional, se refiere
LA CUESTION NACIONAL y SUS DIMENSIONES
a los efectos de la profunda reestructuración del aparato productivo
regional en su conjunto y dentro de cada uno de los países, sobre el
. Lo primero que me parece pertinente destacar en esta problema-
tejido social en que consistía y sobre el cual se procesaba la nación
tica es la reemergencia de la cuestión nacional no solamente en el
y el Estado-nación.
debate, sino en los modos de su gravitación, derivadas de las dimen-
Una de las consecuencias de la violenta ruptura del proceso de de-
siones básicas que tiende, o parece tender, a mostrar en esta crisis.
mocratización políticosocial, sobre todo en la década pasada, parece
1) En primer térm ino, durante esta crisis y por las características
segmentarías de la transnacionalización del capital en América Lati- haber sido la disolución de gran parte de las bases sociales del proce-
na, es visible que se ha intensificado y acelerado una tendencia previa so nacional tal como éste ocurría antes de la crisis. La nación mis-
al desequilibrio en las relaciones espaciales de poder entre los países ma parece 'haber sido, en tanto que tejido social e intersubjetiva,

152 153
puesta en cuestión junto con la democracia, alterando una relación para volver a activarse y expandirse bajo mejores condiciones. Parece
anterior entre ambas. ser, en gran medida o en medida fundamental en definitiva, una ten-
En ese terreno, el desmantelamiento de gran parte de la estruc- dencia resultante de las nuevas condiciones de inserción de estas eco-
tura productiva previa y en especial de la actividad industrial-urbana, nomías en las nuevas y aún no claramente emergidas estructuras
no implica solamente un problema económico, sino sociológico-po- transnacionales de poder, y de sus instrumentos tecnológicos en ple-
lítico. Remite a la ruptura de relaciones sociales, a la recomposición no cambio.
de los procesos de grupo y en particular de los de clase, abriendo un Estamos mencionando o sumarizando solamente algunas cuestio-
proceso de crisis de las bases mismas del poder. nes, por ser las más visibles aunque no investigadas. Sobre ellas es
Apenas para un primer señalamiento de cuestiones, puede aludirse inevitable interrogarse, a qué patrones de poder están conduciendo o
al hecho de que en diversos países, sobre todo aquéllos donde una pueden conducir; cuál es el tejido social nacional que se embriona en
política "rieoliberal" fue impuesta masiva y sistemáticamente duran- los escombros del anterior, '0 de otro modo, cuán nacional puede ser
te la crisis, el carácter de la burguesía parece haber sido profunda- el tejido que se constituye; o cuál puede ser el carácter de lo rracio-
mente alterado, en la medida en que una burguesía urbano-industrial nal que va emergiendo. ¿Es solamente lo nacional-burgués lo que
tiende a convertirse en "compradora", y hacia una notable diferen- adopta una nueva consistencia?
ciación entre los grupos más plenamente internacionalizados o trans- 3) Finalmente, en la cuestión nacional se abulta hoy el problema
nacionalizados y la masa de la clase. Y han sido los primeros, precio de las relaciones posibles (y/o deseables) entre lo nacional y lo trans-
samente, los que lograron el control del aparato estatal. nacional, en cada una de las instancias de esas relaciones, desde la
Paralelamente, el desmantelamiento de la estructura productiva, estructura de acumu lación y su correspondiente estructura produc-
no puede verse solamente como un problema de recesión convencio- tiva; el carácter y el lugar del Estado-nación en la estructura inter y
nal, y de desempleo. Implica, según parece, también un cambio deci- transnacional de poder, en particular cuando parece profundizarse la
sivo en el proces<=?de clase de los explotados y en primer lugar del brecha entre el interés social y la identidad nacional de las fracciones
proletariado. En diversos países, amplios contingentes han salido de dominantes de la burguesra. Y, desde luego, lo que se refiere a las
la clase y se reagrupan en el sector que las estadísticas registran bajo cuestiones de la cultura, como la instancia privilegiada de una iden-
el rubro de "indepen~ientes" o "por cuenta propia", que han creci- tidad nacional, tal como ha regresado al debate en varios países lati-
do amplia y vertiginosamente; o en el llamado sector informal de la noamericanos, sobre todo en aquéllos donde se integran y se oponen
economía, del cual en países como el Perú se dice ahora que produce diversas vertientes culturales.
un estimado de más del 70 por ciento de la producción industrial del En cada área de esta enredada problemática, ¿cómo podrán orde-
país yen su conjunto más del 60 por ciento del PBI nacional. narse las opciones de una gestión socialdemócrata? ¿Se trata de una
No se __trata solamente de.desempleo, probablemente, o de subem- restauración del edifieio en ruinas (como parecería desprenderse del
pleo. Se trata de procesos de reagrupamiento más profundo y dura- regreso de propuestas de cuño "populista-nacionalista", bajo vesti-
dero, cuyas consecuencias o implicaciones en teI1liinos de clases no duras socialdemócratas), o de profundas remociones de escombros
son aún, no pueden serlo, identificables con categorías definidas y y de apertura a nuevos patrones de reconstitución del poder? Y, en
existentes. El descenso, en casi todas partes, del contingente sindica- cualquier caso, ¿es posible esperar que los conflictos tengan salidas
liza do desde un 18-20 por ciento hasta menos de un 10 por cien to, o soluciones pacíficas, o los cam bios necesarios son de m agnitud tal
fue quizás en un primer momento nada más que un problema de de- que no pueden actuarse por mecanismos de compromiso?
sempleo. Una década después, a la recesión se le ha ido superponien- Esta sumarización de algunas de las cuestiones mayores, no apoya
do la reestructuración del aparato productivo, bajo patrones aún no siquiera proposiciones hipotéticas sobre sus desarrollos. Es apenas un
claramente identificados, ni indagados realmente en esa dirección. reclamo de salir al encuentro de los problemas, y para partir a hacer-
La semiproletarización, como situación permanente en la práctica se cargo de su indagación.
por un período cuya duración no es posible columbrar actualmente, De todos modos, no es trivial recordar que los compromisos "po-
y la masificación o el reagrupamiento y organización bajo otros pa- pulistas" fueron desalojados por dictaduras militares represivas en
trones, de amplios sectores de trabajadores explotados, no parece ser todas partes, a pesar de que los conflictos a los cuales pretendían re-
solamente el efecto de la recesión de una estructura productiva apta solver eran quizás menos profundos, aunque fueran agudos. Esos
154 155
conflictos no tuvieron, pues, resoluciones pacíficas. El conflicto que
ahora emerge puede no admitir reducirse a la pugna entre democra-
cia y dictadura burguesas, y reponer en el primer plano la más pro-
funda entre dos alternativas de poder de distintos caracteres. Pero
aun si no ocurriera así, parece difícil que los elementos centrales de
esta crisis puedan ser resueltos pacíficamente.

TERCERA PARTE

El marco institucional

./

156

También podría gustarte