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NATURALEZA HUMANA

El mundo está lleno de contradicciones, estaría vacío sin ellas; se necesita de un opuesto
para entender al otro, para apreciar las cosas que existen, tanto las que hemos, como las que
sentimos. La vía crucis del cuerpo es un libro lleno de contradicciones, sobretodo en sus
personajes; tenemos los refinados y tranquilos, los que son totalmente opuestos a estos y también
a estos que realmente no sabemos dónde poner, a donde pertenecen, pero a fin de cuentas todos
terminan sido parte del último grupo. Él cuento que más me atrajo fue “Miss Algrave”, a pesar
de que seguía leyendo los otros cuentos, mi cabeza siempre volvía a ese cuento, pensaba en lo
interesante del caso, lo contradictorio del personaje de Ruth; finalmente me di cuenta de que me
atraía de tal manera porque parecía ser un pequeño ejemplo escondido de la naturaleza humana,
de como está aprende a vivir de cierta manera, aprende a estar cómoda así, y de un momento a
otro un acontecimiento llega para cambiar todo esto drásticamente. Fue ahí cuando decidí pensar
la lectura de ese libro de cuentos desde las contradicciones como un rasgo innato de la naturaleza
humana.

“Miss Algrave” es el ejemplo más claro: una mujer conservadora, con ideas un poco
moralistas, virgen y completamente disgustada hacia cualquier referencia que se hiciera sobre el
sexo, incluso en los animales; quien tiene una experiencia sexual con un “ser de Saturno”, lo que
la transforma en una de las mujeres que esperan hombres en Picadilly Circus para llevarlos a la
cama, uno de esos seres a los que tanto detestaba. Pero es claramente humano caer en ese tipo de
cosas, si siempre se le han enseñado ciertos comportamientos desde niño a alguien, es de
esperarse que este los siga al pie de la letra cuando crecen, pero llega un momento en que los
miedos infantiles se destruyen a causa de alguna situación que muchos pueden calificar como
traumática; y al igual que Ruth, está experiencia los hace muchas veces hacer aquellas cosas que
fueron enseñados a no hacer.

“Cuando pasaba por Picadilly Circus y veía a las mujeres esperando a los hombres
en las esquinas, sólo le faltaba vomitar. ¡Además por dinero! Era demasiado para
soportarlo.”(193)
“El lunes por la mañana se decidió: ya no trabajaría como mecanógrafa, tenía
otros dones. Mr. Clairson que se fuera a la porra. Iría a quedarse en las calles y llevar
hombres a su cuarto. Como era buena en la cama, le pagarían muy bien.” (197)

En “El cuerpo” se narra una historia casi completamente diferente, dos mujeres viven con
un hombre en una relación aparentemente armónica, sin timidez sexual de ningún tipo, como en
el anterior; una armonía que se mantiene has que las mujeres se dan cuenta de que el hombre las
ha estado engañando con una prostituta, una noche cuando el se ha ido a dormir ambas acuerdan
calmadamente en matarlo, y después esconder el cuerpo en el jardín. Al leer el cuento la primera
reacción probablemente es: “¡Que exageración!” pero el ser humano es capaz de muchas cosas, y
al pensarlo más a fondo me doy cuenta de que si puede ser ligeramente exagerado, ha sucedido y
es algo que probablemente a muchos se les ha pasado por la cabeza. Se contradicen la aparente
calma de la relación, que en las primeras páginas parece funcionar de maravilla, con el desenlace
inesperado; también reflejo de esa habilidad que tenemos de esconder las cosas cuando no van
tan bien como se esperan y que sin previo aviso algo detona una reacción que nadie, ni nosotros
mismos, se espera.

“Cada noche le tocaba a una. A veces dos veces por noche. A la que no le tocaba
se quedaba presenciando. Ninguna tenía celos de la otra.”(198)

“O mejor, una noche. Xavier dormía plácidamente como buen ciudadano que era.
Las dos permanecieron sentadas junto a una mesa, pensativas. Cada una pensaba en su
infancia perdida. Y pensaron en la muerte. Carmen dijo:

—Un día nosotros tres moriremos.

Beatriz replicó:

—Y así y punto.

Tenían que esperar pacientemente el día en que cerrarían los ojos para siempre. ¿Y
Xavier? ¿Qué harían con Xavier? Éste parecía un niño durmiendo.

—¿Vamos a esperar que Xavier se muera de muerte natural? —preguntó Beatriz.

Carmen pensó, pensó y dijo:


—Creo que las dos debemos darle una ayudita. […]

Carmen era la líder y Beatriz obedecía. Era una noche especial: llena de estrellas que las
miraban brillantes y tranquilas. Qué silencio. Pero qué silencio. Se aproximaron las dos a
Xavier para ver si se inspiraban. Xavier roncaba. Carmen realmente se inspiró.

Le dijo a Beatriz:

—En la cocina hay dos cuchillos grandes.” (200)

Si me pusiera a enumerar cuentos cuentos o ejemplos de la psique humana hay


escondidos en la literatura de Clarice saldrían muchísimas páginas. Y la palabra clave es
escondidos, hay que leer varias veces cada relato para encontrar esa relación, pero se siente
desde la primera vez ese tono que nos hace sentir inquietos en sus obras, como algo que es
extrañamente muy cercano sin poder especificar porqué.

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