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Boletín de la Sociedad Botánica de México 58: 129-136, 1996

DOI: 10.17129/botsci.1493

Bol. Soc. Bol. México 58: 129-136 (1996)

ALGUNOS ASPECTOS DE LA EVOLUCIÓN

DE LA VEGETACIÓN DE MÉXICO

FRANCISCO GüNZÁLEZ-MEDRANO

Departamento de Botánica, Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México.


Ciudad Universitaria, 0451 O, México, D.F., México.

Resumen. Diferentes factores han influido en la conformación de la vegetación de México: su posición geo-
gráfica, la orogenia y e l vulcanismo, las eme rsion es e inm e rsiones, las fluctuaciones climáticas del terciario y
las glaciaciones, así co mo las migraciones que en difere ntes tiempos y direcciones se han presentado. Otro
aspecto que también contribuyó en gran medida a diversificar la flora y la vegetación del país ha sido e l
desarrollo del elemento endémico en la flora y aún en la vegetación. Este elemento es altamente significati-
vo en los matorrales xerófilos y en los bosques templados. Todo ello hace muy comp lejo e l análisis fitogeo-
gráfico de la flora, lo cua l también se complica por la coexistencia, en algunas comunidades, de plantas de
diferentes orígenes, edades y con historias evolutivas diferentes.
Palabras clave: evo lución, México, migración, origen, vegetación.
Abstract. Various factors have influenced the characteristics of vegetation over Mexico such as: geographical
position, orog raphy, volcanism, emersions and inmersions, climatic fluctuations during the Tertiary, glacia-
tions as well as various migrations that have taken place at various times in varius directions. Another aspect
that has contributed to the diversity in flora and vegetation in Mexico is the development of an endemic
element in flora and even in vegetation. This is importa nt specially to xerophitic and temperate forest. Ali
of this results in a complex phytogeographic analysis of flora due to the co-existence, in sorne communities,
of plants with various origins, ages and evolutive histories.
Key words: evo lution, Mexico, migration, origin, vegetation.

L a historia y la evolución de la vegetación de México


puede comprenderse mejor si su desarrollo se ana-
liza bajo la perspectiva de los siguientes factores:
de algunas especies son sin embargo, altamente
coincidentes, lo cual permite un grado de asocia-
ción ecológica (convergencia adaptativa) razona-
• La posición que Norteamérica y en especial la parte blemente homogéneo, facilitando junto con las
que corresponde al territorio mexicano, han teni- formas de vida y la composición florística, su dife-
do a lo largo del tiempo geológico con una gran renciación en comunidades vegetales; además per-
parte de su superficie en posición intertropical y mitiendo esto el análisis de su historia y evolución
en medio de dos océanos. de éstas.
• Las fluctuaciones climáticas durante gran parte del • El hecho de que gran parte del territori.o mexica-
Terciario y del Cuaternario, sobre todo las últimas no esté considerado como un centro de origen y
glaciaciones. diversificación de la flora, especialmente las áreas
• Las emersiones e inmersiones de gran parte del te- montañosas y la porción norte.
rritorio mexicano. • Un factor importante, que limita en gran medida
• La orogenia y el vulcanismo con la subsecue nte di- el conocimiento de la evolu ción y el desarrollo de
versidad del substrato geológico y consecuentemen- la vegetación en México, es la dificultad de con-
te del suelo desarrollado. tar con información paleobotánica completa, pues
• Las migraciones de la biota, especialmente la flo- tenemos que auxiliarnos con estudios escasos, a ve-
ra fanerogámica . ces inconexos en tiempo y espacio o con informa-
Aunque es evidente que las migraciones y el esta- ción derivada de microfósiles, la que a menudo
blecimiento de las especies se ha hecho en forma resulta en cierta medida contradictoria al compa-
individualizada, algunos patrones de distribución rarla con macrofósiles de la misma región.

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González-Medrano F. 1996. Algunos aspectos de la evolución de la vegetación de México. Boletín de la Sociedad Botánica de México
58: 129-136.
FRANCISCO GoNzÁu:z-M1·:1lRANO

Posibles orígenes y evolución de algunas comunidades especialmente Sudamérica, los cuales pudieron haber
vegetales de México arribado a México a través de conexiones originalmen-
te de África-Eurasia y luego por el estrecho de Bering
Actualmente, en la conformación de la vegetación del y/o el Atlántico Norte, por ej em plo: Bu.rsera, Prosopis
país, podemos diferenciar dos grandes tipos de co- y quizás Rou.pala. O bien conexiones sudamericanas
munidades vegetales: unas, influidas de una forma más más recientes, cuando la comunicación terrestre entre
directa por el tipo de suelo o de substrato geológico Norte y Sudamérica fue posible, hace 5.7 millones de
(comunidades edáficamente controladas) y otras cuya años, por ejemplo: Bernou.llia, Faramea, Pelliciera, Ce-
expresión está influida de una forma más directa por cropia, Vatairea, Virola, Vochysia, etcéte ra.
e l factor climático. En lo sucesivo, nos referiremos Durante el Terciario Medio, otros elem e ntos pu-
básicamente a éstas. Así, podemos diferenciar dos tipos di e ron haber migrado a través del arco antillano,
de comunidades vegetales: las tropicales, tanto del como: Casearia, Merremia, Rauvolfia, Zanthoxylu.m., o bien
trópico seco como del húmedo, en las que en sus áreas haberse originado en la región Caribe y posteriormen-
' de distribución no se presentan heladas, y las tem- te migrado a México, como: Jacquinia, Machaonia, Exos-
pladas, en las que frecue ntemente o eventualmente tema, Harpalyce, Pisonia, Sabal, Za ·m ia, Malpighia,
se prese ntan heladas , incluye ndo las de zonas áridas. etcétera.
Algunas migraciones Sudamericanas a México,
La vegetación tropical parecen ser más recientes, como las de Arnicia, Hes-
perozygis, Larrea y otras.
Este tipo de vegetación está repr.esentado e n nuestro El elemento endémico en la flora del trópico hú-
país por los bosques tropicales o selvas, las altas pe- medo de México, sin ser especialmente significativo,
rennifolias, las m edianas y las bajas caducifolias y sus está presente. Para el área de la Lacandonia, Wendt
variantes. ( 1993) señala: Lacandonia, Blepharidiu.rn guaternalense,
En la conformación de la flora característica de estas Luehea seernannii, Orthion su.bsessile, Sebastiana tuerc-
formacion es podemos diferenciar linajes muy antiguos kheimiana, y Pourourna gu.ianense. Otro grupo de en-
provenientes d e Norteamérica y linaj es más recien- demismos casi restringidos a las zonas más húm edas
tes de edad neogé nica (Mioceno a Plioceno), los cuales de Uxpanapa (algunos alcanzan Tabasco), compren-
presumible me nte arribaron desde Sudamérica. Al den: Chiangiodendron rnexicanurn, Elaeagia u.xpanaj1en-
respec to cabe destacar los trabajos de Graham (1977), sis, R ecchia sirnplicifolia, Robinsonella sarnaricarpa, o
del Mioceno Superior (14-15 m.a.p.) de Veracruz de algunas que e xtienden su área de distribución hasta
la Formación Paraje Solo, e n los que encuentra que la región d e los Tuxtlas, como: Ery th rina tuxtlana,
de las siete especies dominantes de la selva alta pe- Gaussia gom.ez-pornpae, Licaria velutina, Ocotea u.xpa-
re nnifolia actual d e Ve racruz, solo una, ( Terrninalia) napana, Robinsonella brevitu.ba, Rondeletia galeottii y
ha sido te ntativamente identificada en la microflora, otras.
y que la prese ncia de Picea en las mues tras de es ta Los trabajos de Graham (1977, 1993), Wendt (1993),
formación, clarame nte evidencia un clima más frío Miranda y Sharp (1950), Toledo (1976) , y otros, han
e n e l sureste de México en tiempos Mio-Pliocénicos. pe rmitido formarse una idea acerca d el origen y la
Aunado a lo anterior, la presencia d e gén e ros hoy e n evolución d e la vege tación tropi cal de México. Res-
día más bien propios del bosque mesófilo de monta- pec to a la co mposición de la flora, Wendt (1993), ba-
ña, esparcidos entre las selvas altas pe rennifolias, se sado en un análisis completo de las especies de árboles
ha inte rpretado como reliqui as d e pe ríodos a nteri o- que co nforman el es trato superior de los bosques llu-
res más fríos, por ej e mplo : Myrica, Podocarpu.s, Pinus, viosos de México, ha concluido que en la composi-
Quercu.s, e tc. Aunque elementos de la selva alta pe re n- ció n de la vegetación tropical de México (cu a ndo
nifolia estaban presentes en Veracruz en el Mioceno menos del dosel arbóreo), existe un abigarrado cortjunto
Supe1ior (Astrvcaryum, Matayba, Hiraea, Eugenia, Term i- de dife re ntes orígenes y de dife re ntes edades. Las fluc-
nalia) aparentemente no conformaban una comuni- tuaciones climáticas y especialme nte la estac ionalidad
dad de se lva alta, equivalente a la que ac tualmente d e las prec ipitac ion es han influido en la prese ncia,
se prese n ta e n ese estado . Gra ham (1977) deja en- la distribución y aun la extinción de los taxa.
treve r la posibilidad de q ue la selva alta de Veracruz, La dive rsidad geológica y topográfica a través del
cuando me nos en su forma actual, pueda se r de ori- Ce nozo ico, combinada co n las fluctu ac ion es clim á ti-
gen post-glacial. cas y la locali zac ió n del país e ntre dos océanos, ha
Sin embargo, para otras áreas de selva alta peren- permi ti do qu e diferentes tipo s d e vegetación pueda n
nifolia, Chiapas por ejemplo, se han identificado ele- coex istir en proximidad.
mentos muy'antiguos de claro origen meridional, La conexión de México co n el resto de Norteamé-

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ASPECTOS llE l.A EVOl.UC:J(>N llE l.A vu;¡.:TAC:J(JN llE M1::x1c:o

rica, fue establecida desde tiempos tan antiguos como Bosques templados
Jurásico y Cretácico Inferior, y en especial con la
porción occidental de Norteamérica, cuando menos Se incluyen aquí aquellas comunidades vegetales
desde el Cretácico Superior. dominadas por árboles, distribuidas en áreas donde
Por Eurasia, a través de las vías terrestres nor-atlán- se presentan heladas en forma eventual o periódica
ticas y desde Sudamérica vía las proto-antillas o a través y generalmente distribuidas en las zonas montañosas.
del arco antillano, se dieron inmigraciones eocéni- Quedan aquí comprendidos los bosques de encino,
cas o anteriores de taxa provenientes de Eurasia y de los de pino-encino. de oyamel o abeto y los bosques
África, durante períodos de amplia extensión mun- mesófilos de montaña, así como matorrales escleró-
dial de climas megatérmicos. filos o c haparrales.
También hubo migraciones miocénicas y posteriores, La historia de la biota templada para el occidente
(especialmente del Plioceno al presente) de elementos de Estados Unidos de Norteamérica, está razonable-
sudamericanos megatérmicos hacia Mesoamérica, a mente bien documentada (Graham, 1964, Raven y
través de un puente terrestre panameño. Axelrod, 1974); en menor proporción se conoce la
Se dieron ciclos climáticos neógenos y pleistocé- del este y sureste. De estos estudios, se han puesto
nicos que llevaron a la extinción local y a veces a re- de manifiesto las estrechas relaciones con los bosques
invasiones subsecuentes en todo o en parte del sureste templados de México. Gran parte de la porción orien-
de México y Mesoamérica. tal de Estados Unidos y de México estuvo cubierta por
Los océanos por su naturaleza amortiguadora so- mares terciarios, los cuales al retirarse favorecieron
bre el clima, a través de gran parte de todo el Ceno- la creación de áreas en las que se desarrollaron flo-
zoico, favorecieron la presencia de los "taxa" más ras muy peculiares, entre ellas la Flora Wilcox del
sensibles durante los períodos de clima adverso y fi- Eoceno, la cual ocupó gran parte de la cuenca me-
nalmente la presencia de grandes extensiones de dia y baja del Río Misisipi. Los megafósiles (especial-
terrenos con una topografía cárstica en la porción mente hojas), reflejan en el área costera una
norte de Mesoamérica. vegetación tropical con géneros como: Anemia, Lygo-
Estos factores, más el potencial gen é tico evoluti- diu·m, Zamia, Canna, Ficus, Manihot, Cedrela, Baniste-
vo de las especies, han permitido te ner la riqueza de ria, Sterculia, Artocarpus, Coccoloba, etcétera. Sin
la flora del trópico de México. embargo, analizando la composición florística de los
En el estrato arbóreo de la vegetación del trópico microfósiles, se encontró una mayor represe ntación
de México, además del elemento endémico, pueden de especies templadas que crecían más tierra aden-
rec onocerse los siguientes elementos florísticos: tro y que probablemente eran más significativas a nivel
regional, destacando géneros como: Tilia, Alnus, Ul-
De antiguo arribo mus, Ost1ya, Cmpinus, Carya, Celtis, Fagus, Juglans, Li-
riodendron, Magnolia, Osmanthus, Liquidambar, Myrica,
a) Antiguos elementos laurásicos descendientes de Nyssa, Quercus, Pinus, Cercis, y otros. Con el progre-
linajes que inmigraron durante el Eoceno antes y que sivo enfriamiento del clima, parte de esta flora co-
sobrevivieron en Mesoamérica o invadieron Sudamé- menzó a migrar hacia el sur, estimándose que
rica y posteriormente reinvadi eron Mesoamérica. alcanzó México durante el Oligoceno. La orogenia
Esto último incluye linajes tanto de familias laurási- Hidalgoana del Eoceno, (D e Cserna, 1974, Guzmán
cas como gondwánicas, probablemente siguiendo una y De Cserna, 1963) qu e culminó con el levantamiento
ruta África-Eurasia-Norteamérica. de la Sierra Madre Oriental de México, debió favore-
b) Elementos que arribaron d es de Sudamérica, des- cer, ya avanzado el Terciario, la migración de esta flo-
cendientes de linajes que inmigraron a través de una ra norteña templada.
vía protoantillana o antillana, durante o probablemen- En cuanto a los orígenes, algunos elementos de esta
te a ntes del Eoceno. flora se remontan al Cretácico Inferior de Maryland.
Entre otros pudieron reconocerse géneros corno:
Arribos recientes desde Sudamérica. Populm, Sassafras, Diospyros, Lúiodendron, Magnolia, My1ica
y Salix. Del Cretácico Superior de Long Island, Steeves
a) Arribos de edad n eóge na que sobrevivieron a tra- (1959), Hollick (1906) y Berry (1911), identificaron
vés de los ciclos climáticos ple istocénicos e n al me- rnegafósiles de: Acer, Rhus, Co1dia, Viburnum, Calastrus,
nos la parte sur de Mesoamérica. Cornm, Diospyros, Quercus, 11.ex, Juglans, Magnolia, Platanus,
b) Arribos más recientes, como los que se di ero n Rhamnus, etc. La distribución en Eurasia de muchos de
dura nte el Holoceno, aunque no necesariamente a estos géneros, supone una mayo r continuidad de una
principios de este p eríodo . flora laurásica templada en el hemisferio norte.

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FRANc1sco GoNzÁ1.u.-MEllRANO

A fines del Oligoceno y principios del Mioceno, se ba.i; Microtropis, Mitrastem.on, Osm.anthus y Ternstroem.ia.
nota el florecimiento de una flora templada norte- Algunos grupos subtropicales antiguos también de
i'ia, distribuida e n latitudes medianas y altas de Asia ascendencia asiática serían: Annona, Cedrela, Celastrus,
Boreal, Norte América y Europa, de donde se exten- Dendropanax, Meliosm.a, Ocalea, Persea, Sassafras, Sau-
dió al sur, alcanzando nuestro país, para contribuir rau.ia, Stem.m.adenia, Ternstroem.ia, Sym.plocos, etcétera.
a la conformación de una de las comunidades más
ricas ílorísticamente: el bosque mesófilo de monta- Vegetación esclerófila: chaparral
i'ia o bosque de niebla.
Otra comunidad vegetal templada, especialmente
Bosque mesófilo de montaña interesante es el chaparral o matorral esclerófilo. Se
considera que formó parte de la llamada Flora Ma-
Bajo esta denominación, Miranda (1948) se refirió a droterciaria del Eoceno y Oligoceno del suroeste de
una comunidad vegetal, que se desarrolla en la cuenca Estados Unidos (Axelrod 1958, 1979) .
'del Río Balsas en la vertiente pacífica de México, en Actualmente se distribuye en nuestro país desde
el mismo piso altitudinal de los bosques de encino, el norte de Baja California Norte, parte de Chihuahua,
pero en sitios en donde las condiciones de humedad Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí,
son más favorables como barrancas o cai'iadas y en Hidalgo, Puebla y Oaxaca, alcanzando su límite sur
donde la presencia de la niebla obra como un factor en Chiapas en el área de Comitán. Algunos de los
ecológico de compensación. El mismo autor, junto con géneros mencionados de esta geoflora madrotercia-
Sharp (1950), se refirió a una comunidad análoga, ria y que persisten en los chaparrales de México son:
el bosque caducifolio o bosque de niebla en la ver- A rnelanchier, A rbutu.s, A rctostaphylos, Bursera, Castela,
ti e nte atlántica. Sus relaciones fitogeográficas pare- Ceanothu.s, Celtis, Cercocarpu.s, Condaliá, Eysenhardtia,
cen ser claras con los bosques hoy presentes en las Forestiera, Fraxinus, Garrya, ]uniperus, Leucaena, Quer-
po1'ciones oriental y suroriental de Estados Unidos y cu.s, Pinu.s, Randia, Salix, Vau.r¡u.elinia, etcétera.
con algunas porciones del sur y sureste de Asia. (Dress-
ler, 1954, Martín y Harrell, 1957; Sharp, 1966). Bosques mixtos de pino-encino
Sharp (1951) analizó la relación de la Flora Wil-
cox del Eoceno del sureste de Estados Unidos co n Según Florín (1963), las Pinaceae y el género Einus,
algunas floras modernas, y encontró que una gran se originaron en el hemisferio norte durante el pe-
proporción de los géneros (93 de los 137) reconoci- ríodo Jurásico de la Era Mesozoica y aunque es difí-
dos como de la Flora Wilcox, persisten aun en la parte cil ubicar el lugar de origen, Laurasia parece ser el
oriental de Mé:cico o sea el 69%, principalmente en más factible. Se considera que los ancestros de los pi-
las áreas de distribución del bosque mesófilo y áreas nos mexicanos han existido en Norteamérica desde
adyacentes . el Cretácico Inferior, de donde conos similares a los
Tal relación atestiguada por la presencia de géne- de P. devoniana var. cornuta, han sido reportados por
ros presentes en los bosques mesófilos de México , Chaney (1954 en Styles, 1993). Se piensa que no for-
como : Aralia, Aristolochia, Bu:rnelia, Cmya, Diospyros, maron extensos bosques, sino que más bien estaban
Engelh.ardtia, Eugenia, Fagus, juglans, Fraxinus, Ilex, esparcidos. Se cree que alcanzaron el territorio mexi-
Lir¡uidamba.i; Magnolia, Myrica, Nyssa, Osrnanthus, Pla- cano desde Estados Unidos, aparentemente cerca de
tanus, Prunus, Ptelea, Rhamnus, Sapindus, Smilax, So- la mitad del Terciario, y que los últimos lo hicieron
phorn, Staphylea, Ziziphus, e tc., muchos de los cuales a mediados del Cenozoico (Miller 1977). Por su par-
extie nde n su área d e distribución a la p o rción sures- te , autores como Mirov (1967), sugieren que los pri-
te y orie ntal de Estados Unidos, y aún algunos al centro meros llegaron a México a través de la Sierra Madre
y ori e nte de China. O ccide ntal, desde la cordillera norteamericana, du-
Al respec to , la presencia e n Méxi co de un bosqu e rante fines d el Cretácico y a principios del Terciario.
mesólil o con algunos de estos elem e ntos en aflora- Martín y Harre) ( 1957), al analizar parte de esta his-
mie ntos del Mioce no Infe rior del noreste de Chi apas toria de la biota templada de México y sureste de Es-
y d e la Formació n Paraj e Solo, del Mioc e no Supe rio r tados Unidos, proponen que hubo una migración
d e Ve racru z, re íl ej a qu e p arte d e los eleme n tos que pos te rior d e pinos a mediados del Terciario desde las
hoy co nform an los bosqu es mesófil os se enco ntraban tie rras elevadas de los Apalaches de la porción oriental
ya desd e medi ados y fin es de l Te rcia ri o e n Méx ico . de los Estados U nidos, rodeando el Golfo de Méxi-
Algun os géneros hoy p resentes en los bosqu es mesó- co y a lo la rgo d e la Si e rra Madre Oriental, conjun-
fil os de México se consideran de o rigen asiático y de tame nte co n o tros gé neros de angiospermas co mo:
cl imas templados como: Cleyera, Engelhardtia, Lir¡uidmn- Qu!'rcus, Alnus, Cwpinus, Ostrya, Magnolia y Lir¡uidam.bar.

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ASPECTOS llE l.A EVO l.UCIÚ N llE l.A VF.Ci-:TAC l(l N llE M1::x1co

Styles (1993) sugiere una idea interesan te acerca fines del Terciario y que alcanzó su climax en tiem-
del carácter pionero de los pinos. Menciona que pos- pos post-pleistocénicos como respuesta al efecto de
terior al proceso de vulcanismo que se presentó en sombra orográfica que trajo consigo el levantamien-
gran parte de México, las áreas volcánicas represen- to de la Sierra Nevada. Algunos autores consideran
taron un hábitat favorable para la expansión del gé- que e l enfriam iento de la corriente marina fría en
nero. Este punto de vista es altam en te coincidente California, pudo haber comenzado hace menos de
con otros autores, como Spt.irr (1964 en Komarek, 2,800 años, lo cual habría aumentado la condición
1983), que menciona la influencia del fuego como de aridez a nivel regional.
favorecedor de la dominancia de Pinus y Quercus en La orogenia Hidalgoana (Eoceno), De Cserna
muchos de los bosques de las zonas templadas. Tex- (1974) y Guzmán y De Cserna (1963) y más recien-
tualmente Spurr menciona: "around the world, the temente el vulcanismo del Neogeno que afectó la parte
dominance of pine and oak forest of virtually ali media de la República Mexicana, favorecieron la for-
species and in virtually ali regions is due predomi- mación de regiones áridas y semiáridas a sotavento
nan tly to fire ''. ·de los macizos montañosos formados.
Respecto al otro acompañante común de los pinos, Rzedowski ( 1962, 1975) considera que la diversi-
es decir el género Quercus, megafósiles (las hojas por dad y en algunos casos la singularidad de las formas
ejemplo) no se conocen de México asignables al gé- de vida, la gran proporción de géneros y especies
nero. Sin embargo, son frecuentes en localidades endémicas en las zonas áridas de México, así como
Terciarias del occidente de Estados Unidos, aunque una alta proporción de grupos monofiléticos como:
se conocen bellotas fósiles del Eoceno de Oregon Crossomataceae, Koeberliniaceae, Simmondsiaceae,
(Manchester, 1983). Éstas no pueden ser asign adas Nolinaceae, etc., parecen atestiguar una antigüedad
in equívocamente al género Quercus en este tiempo. mayor para las zonas áridas de México, sobre todo para
Compresiones de hojas fósiles atribuibles a Quercus, aquellas del centro y norte. A nivel genérico la pre-
que claramente semejan especies modernas de enc i- sencia de algunos endemismos como: Aconthotharnnus,
nos rojos, ahora presentes en México como Qu.ercus Bonetiella, Dicranocmpu.s, Dyscritotharnnus, Gouldochloa,
sartorii, o Quercus acutifolia, se conocen del Oligoce- Mirandea, Mortonia, Neoeplingia, Orthosphenia, Oaxaca-
no de Texas. Nixon (1993), basado en Jos trabajos nia, Pringleochloa, Rzedowskia, Sericodes, Setchellantlms,
existentes y otros en proceso, hace una razonable Viscainoa y otros, parecen reforzar, junto con el alto
estimac ión de las especies de .Qu.ercu.s para el Hemis- porcentaje de endemismos a nivel específico, la ase-
ferio Norte y considera unas 200 a 250 especies, de veración anterior.
las cuales , unas 135 especies se presentan total o Medellín ( 1982), sugiere que la conformación del
parcialmente en México. Con estudios posteriores, este desierto chihuahuense debió haberse efectuado como
número podría incrementarse a unas 150. De esas 135 una consecuencia de la orogenia Laramide de fines
especies hasta ahora conocidas, unas 86 se cons ide- del Mesozoico y de principios del Cenozoico, que trajo
ran endém ic as. consigo la conformación de la Sierra Madre Orien-
Existe un cierto paralelismo de las espec ies de tal y del Altiplano Mexicano, creando condiciones de
Quercus con las del género Pinus, pues ambos tien e n aridez a sotavento del macizo montañoso levantado.
un cierto grado de adaptación a quemas periódicas, Dicho autor considera que una primera coloniza-
tales como e l desarrollo de gruesas cortezas aislan- ción del actual desierto chihuahuense pudo haber
tes del fuego, la posesión de yemas adventicias, algu- comenzado con elementos florísticos preadaptados a
nas en las raíces. En e l caso de los encinos su un cierto grado de aridez. Estima que esta primera
regeneración se favorece después de incendios seve- colonización se pudo haber llevado a cabo con especies
ros. Asimismo, pinos y encinos comparten el carác- paleotropicales pertenecientes a géneros tales como:
ter pionero en ambientes que han sido sometidos a Acacia, Aristida, Arternisia, AtrijJlex, Cassia, Dodonaea,
incendios. tphedra, Frankenia, Jatropha, Lyciu.rn, Menodora, Mimo-
sa, Notlwlaena,Peganum, Solanum, Suaeda, etc. los cuales
Vegetación xerófila incluyendo pastizales actualm e nte están representados por una o varias
especies en todos los tipos de vegetación.
Diferen tes autores, (Axelrod, 1958, 1979; Wells, 1977) Junto con estas plantas, pudieron haberse desarro-
han sugerido un origen reciente de las comunidades llado los paleoendemismos compartidos con las zo-
vegetales de zonas áridas. Para el desierto sonoren- nas áridas de Norte América e ntre ellos: Fouquieria y
se, Axe lrod ( 1979) sugiere que debi e ron haberse Mortonia, con varias especies, y géneros monotípicos
originado a partir de una flora preadaptada a la con- como: Adolphia, Chilopsis, Holacantha, Lindleyella, o bie n
dición de aridez que se desarrolló desde mediados y Ortlwsphenia.

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FRANCISCO GONZÁl.EZ-MEIJRANO

Simultáneamente con esta formación de paleoen- el Eoceno Superior en el centro norte d e México y
demismos el d esa rrollo del pas.tizal desé rtico debe pos te riorm e nte h abe r invadido el sur y sudoeste de
haberse iniciado como parte de una segunda etapa, Estados U nidos. Axelrod (1979) considera que los
no como un e nde mismo a nivel específico o gené rico, pastizales de esta región d e bi e ron habe rse desa rro-
sino como un endemismo a nivel de toda la vegeta- llado como tales, en tiempos más recientes. El levan-
ción . Este endemismo está claramente representado ta mi e nto de la Sierra Nevada en Estados Unidos,
por el pastizal gipsófilo que aparentemente es exclu- durante parte del Plioceno y Pleistoce no y m ás recie n-
sivo del desierto chihuahuense, (Rzedowski 1975). En te mente el e nfriamiento progresivo de la corriente
estos pastizales existen especies endémicas de los ma rina fría de California, contribuyeron a a umentar
géneros Boutelou.a, Mu.hlenbergia, y algunas del géne- las condi cion e s d e a rid ez del suroeste de Estados
ro Sporobolus; ade más d e especies de Dalea, Flaveria, Unidos y del norte d e México.
Frankenia, Dicranocarpu.s, Nerysirenia, y otras. Las fluctuaciónes d e épocas frías y húm edas, secas
Una te rcera e tapa pudo estar marcada por la pri- y cálidas durante el Pleistoceno, además de que con-
mera comunicación con la porción sur del continente tribuye ron a diversificar la flora y la vegetación, e m-
americano dura nte el Te rciario, lo que permitió una pujaron a los pastizales d e sde el suroeste hasta el
prim e ra con tribución d e elementos neotropic ales ce ntro oes te de Estados Unidos, e n dond e ya había
adaptados a la aridez, por ej e mplo algunas especies re prese ntantes de estos pastizal es a pare ntemente
d e géneros como Castela, Condalia, Flou.rensia, Franse- e migrados d esde el norte de México.
ria, Cu.terriezia, Larrea, Prosopis, Sanvitalia, y otras. Se co nside ra que el territorio nacional alberga más
Una cuarta e tapa hacia la co mpleta colonización de mil especies de gramíneas tanto introducidas como
del desie rto chihuahu e nse pudo ser la ocupación de nativas , incluye ndo las e ndémicas, repartidas e n unos
los cerros d e origen sedimentario marino o consti- 170 gén e ros; d el millar de es peci es, se es tima que un
tuidos po r calizas, por ele m e ntos de o rige n neotro- 20 % sean e ndémicas a México, ocupando ap roxima-
pical, pero no muy bien adaptados e n un prin cipio dam e nte el 10% del territorio n acional.
a la a ridez, aunque con ciertas preadaptaciones a una Desde e l punto d e vista ecológico, los pastizal es
falta relativa de agua. Entre estos ele me ntos había natural es pu ed e n agruparse e n: pastizal es climáti cos.
especies de Agave, Echeveria, H echtia y Yucca. e n donde el clima es el factor que de una m a n era más
Un quinto paso pudo darse por la colonización de directa influye e n su desarrollo y di stribución, y aque-
las e fusion es de lava ya consolidadas, por ele m e ntos llos pasti zales en los cuales el suelo y/ o e l substrato
mesó filos qu e poco a poco se fu e ron adaptando a Ja geológico son el factor dete rminante para su expresión.
condición d e sequía. Tal es elem e ntos ta mbién de Algunos pasti zales climáticos se desarrollan en las
o ri ge n neotropical, dieron orige n a un a gran canti- partes elevadas de las montañas, ya sea formando parte
dad de neoende mismos e ntre ellos algunos re presen- del sotobosque de los pinares u oyam e tales, o por
tantes de los gé neros Agave, Bursera, H echtia, Opuntia e n cim a del límite a rbo lado d e la vegetación, consti-
y otros géneros de cactáceas , así como otros re pre- tuyendo los pasti zales amaco llad os de altura. Otro
sentantes de los matorrales crasicaul es. grupo de pas ti zales climáti cos lo constituyen aquellos
Una sex ta etapa pudo h abe r sido un a nueva co n- que se d esa rroll a n e n zonas semiáridas, o bien, los
tribución suda merican a de la flora montaños a, espe- qu e ocupan áreas eco ton ales e ntre las zo nas áridas y
ciahn e nte d e compuestas como Baccharis, Brickellia y las zo nas templadas.
Zinnia, que pudi e ron habe r d ado los toqu es fin ales De ntro del grupo de pastizales e d áfi cam e nte con-
a tod0s los tipos de vegetación locales. tro lados, destacan los pastizales halófilos , comunes e n
Med ell ín (1 982 ), al considerar la reseña histó rica cue ncas e ndorreicas salinizadas o bolsones y los que
del desarrollo de la vegetación del desierto chihu- oc up an algunas á reas costeras marinas.
ah ue nse, la presenta como una serie de pasos conse- En el centro n orte d e México, e n los afl o ram ie n-
cutivos, pero menciona que posiblemente numerosos tos de yeso del desi e rto chihu a hu e ns e, se d esar rolla
fenómenos oc u rriero n sim ultá n eame n te. una comu ni dad d e pastizal qu e según Rzedows ki
Respecto a los pasti zales, aunqu e se conocen fósi- (1 975), es un endem ism o a nive l comunidad vegetal.
les de gramíneas del Cretácico Superior de Coahui- Para este pastizal gipsófilo y la flora asociada, Powell
la, qu e p os teri orme nte fueron id e ntificados como y Turner ( J 977), postu la n un a hi sto ria evolutiva muy
pertenec ie n tes al género Chusquea, estos regis tros antigua, atestigu ada po r los endemismos a nivel ge-
fósil es son aislados, (Rueda-Gaxiola, 1967 ). Pa rece ser né rico, lo ca racte rizan gé n eros como Dicranocrufms,
que las prim eras comunidades de pastizal, es decir con Flaveria, Nerisyrenia, Sartwellia y otros.
pre domini o de gramíneas o formas graminoides ,
pudi ero n h abe rse come nzad o a diferenciar durante

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ASPECTOS llE l.A EVOl.UCl<ÍN llE l.A Vl·:(; ETAC IÚN llE M1::x 1co

Conclusiones Be rry E.W. 1911. Contributions to the Mesozo ic fl o ra o f


the Atlanti c coastal pl a in. Bulletin Torrey Botanic Club,
El tratar de integrar los aspectos sobre la historia y 38:399-424.
la evol ución de la vegetación de México es difícil, Chaney R.W. 1954. A new pin e fr o m the Cretaceo us of
porque la información disponible está aislada, incom- Minn eso ta and its paleoecologi ca l significance. Ecology
pleta e inconexa en tiempo y espacio. Sin embargo, 35:145-151.
pueden hacerse algunas generalizaciones. De Cserna Z. 1974. La evolu ción geo lógica del panorama fi-
Además del elemento endémico, que para algunas siográfico actual de México. En: M éxico: Panorama histó-
comunidades es importantísimo, en la conformación rico y cultural. J. El escenario geográfico: Introducción ecológica.
de las comunidades vegetales modernas de México, Institúto Nacion al de Antropología e Historia, De paa rta-
se han conjugado e lementos de diferentes orígenes mento de Prehisto ria. pp. 19-56.
y edades. La proporción de e lementos neotropicales Dressle r R.L. 1954. So rn e floristic relationships between
es considerablemente mayor; le se guiría el elemen- Mexico and United States. Rhodora 56:81-96.
to endémico y en menor proporción el boreal (Rze- Florin R. 1963. Th e distribution of co nifer and taxad genera
dowski, 1962, 1991) . in time and space. Acta I-Iorti Bergiani. Band 20:312.
El elemento endémico se manifie sta no sólo a ni- Graham, A. 1964. Orig in a nd evo luti o n of the biota of
vel de taxa (familia, género y especie), sino a nivel south eastern North Amer ica: Evide nce from the fossil
de comunidad vegetal, tal es el caso de los pastizales plant reco rd. Evolution 18:571-585.
gipsófilos (Rzedowski, 1975). Graham. A 1969. Studi es in Neo tropical pal eobotany. I The
Para la vegetación xerófila .de México, las peculia- Oligocen e communities of Puerto Ri co. Annals of the
ridades de su evolución, las formas de vida y la gran Missouri Botanical Carden 56:308-357.
proporción de taxa endémicos (algunos a nivel ge- Graham. A. 1977. Th e tropica l rain fo rest nea r its northern
nérico) sugieren una gran antigüedad y un desarro- limits in Veracruz, Mexi co. Rece nt and e ph e me ral? Bo-
llo bajo condicion es de aislamiento. letín de la Sociedad Botánica de M éxico 36: 13-20.
La migración de la flora se ha prese ntado en dife- Graham. A. 1989. Late tertiary paleoa ltitudes and vegeta-
rentes tiempos, y direcciones, tanto norte como sur, ti o nal sonation in Mexi co and Centra l America: Acta
como sur-norte y por diferentes rutas migratorias. Botánica Neerl 38:4 17-424.
Parte del territorio mexicano aparentemente ha Graham A. 1993. Historica l factors and biological di ve rsi-
sido un centro importante de origen y/o dive rsifica- ty in Méxi co . En: Ramamoo rthy T.P., Bye R. , Lot A. y
ción de la flora, especialmente las áreas montañosas Fa J. Biological diversity of Mexico. Origins and distribution.
y e l norte d e Mé xico . Oxford University Press. New Yo rk . 818 p.
E n algunas comunidades vege tales d e zonas á ridas Guzmán EJ. y Zolta n De Cerna. 19 63 . Tectonic hi sto ry
coexisten como codominantes taxa de edades, orígenes of Mex ico. American Asso ciation of Petral. Ceo l. f\1em.
e histo rias evolutivas difere ntes. 2:113-129.
Todo lo anterior ha contribuido a la dificultad para Hollick A. 1906. The Cretaceous fl ora of southern New York
entender los orígenes y la evolución de la flora y la and New England . U.S. Geol. Surv. Monogr. 50:1-219.
vege tación d e México. Komarek E.V. 1983. Fire as an anthropogeni c fa cto r in ve-
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Agradecimientos ner W., Werger M.J.A. an d Iku sim a Il . Eds. Dr. W. Junk
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Los Dres. S. Cevallos Ferriz d e l Instituto de Geolo - Martin P.S. and Harre ll B F. 1957. The Pleistocene history
gía, y F. Chiang Cabrera d e l Instituto d e Biología de of tempe rate biotas in Mexico and easte rn United Sta-
la UNAM, leyeron críticamente el escrito original; le s tes. Ecology 38:468-480.
agradezco sus observaciones y sugerencias. La Biólo- Manchester S.R. 1983. Eocene fruits, wood and leaves of
ga G . Gabriela Hernández Mejía, transcribió pacie n- the Fagaceae from the Clarno Formation of Oregon.
te y e ntusiastamente el manuscrito. Gracias Gabriela. American journal of Botany 70:74 (Abstrae r).
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