¡Cómo no notar la diferencia! En Perú usamos diminutivos para todo, hasta para los nombres propios. Al punto que cuando alguien nos llama por nuestro verdadero nombre pensamos que hemos hecho algo malo. Por ejemplo, si mi nombre es Brekas, en Perú me llamarían Bre, Brekitas, Brekasita, Brekiux, Brecuchi, Brekicita… cualquier cosa menos Brekas, y eso nos gusta. Nos sentimos como en casa.
2.- El uso del DON y DOÑA
También fue en esa primera reunión con mis ex suegros que aprendí a que nunca, ¡JAMÁS! le debes decir Don Fulano o Doña Fulana a nadie en España.
3.- La manera de hablarse unos a otros
Como dije en mi primer ejemplo, los españoles son muy directos y si tienen que objetar o decir “no”, pues lo hacen sin mayores miramientos. Esto a los peruanos a veces nos choca porque estamos acostumbrados a hablarnos “bonito”, y si tenemos que decirle “no” a alguien, lo hacemos con anestesia, para no herir susceptibilidades. “Vendrás a mi fiesta?”. “Ehhhmmm… hmmmm…. nnnnnsí”, y a la hora de la hora ni nos presentaremos si teníamos pensado no ir. En el mejor de los casos, ofreceremos disculpas por no haber cumplido, pero después. Los españoles en la misma situación dirían “No, lo siento, no podré”, sin más relleno.
4.- El tema de la depilación
Hasta que no estuve en Barcelona y tuve mis primeras amigas barcelonesas, en mis conversaciones nunca había salido el tema de la depilación. Será que las peruanas requerimos menos de la cera (¡gracias, papá/mamá!!) o será que se habla menos de aquello, pero mientras vivía en Lima, yo ni enterada del tema, lo juro. En España es muy normal todo este asunto (ambos, el depilarse y el hablar de eso).
5.- Comer en restaurantes fast-food
Mientras que para algunos peruanos ir a un Starbucks, Friday’s, Pizza Hut o similares merece una actualización de status en el Facebook, diría que los españoles casi ni saben qué es un fast-food. A ver, que de saber sí saben qué son, pero podría asegurar que no los suelen frecuentar.
6.- El ritual del café
Yo creo que el tema del café es lo que separa más a un peruano de un español que cualquier hecho histórico. Para un peruano, un buen café es una dosis de café completada con agua hirviendo hasta casi el borde la taza (como el que en España llaman “café americano”, pero con más agua aún). O al revés: Una taza de agua hirviendo al que se pone un chorrito de “esencia” de café. Para los peruanos, ¡eso es un café!!! Y nos encanta. Para un español, en cambio, eso no sería considerado café sino pecado. 7.- La impuntualidad Los españoles se consideran a sí mismos impuntuales porque suelen llegar 5-10-15 minutos tarde a las citas, algo que quizás a un suizo desespere pero a mí como peruana eso me parecía casi puntualidad inglesa. Es que el sentido del tiempo en los peruanos va un poco en cámara lenta. Si alguien en Perú te invita a una fiesta o una boda para las 7pm, a las 7pm no se presentará ni el cura. Lo más probable es que el primero en llegar llegue a las 7:30 tirando a 8, y a las 8:30 puede que haya quórum.
8.- Los sándwiches vs los bocatas
Un bocata en Cataluña (la región de la que Barcelona es capital) consiste básicamente en dos tapas de pan con un poco de tomate restregado, sal y un chorrito de aceite de oliva. A partir de allí lo que vaya en medio es lo de menos. Puede ser una lámina de queso o de algún embutido. Siempre en láminas muy finas, de tal manera que a simple vista lo que yo veía era puro pan. Me costaba creer que eso tuviera sabor (pero sí, lo tiene).
9.- Decir “gracias”, “por favor” y “disculpa”
“¿Me pasas la sal, por favor?” “Sí, claro, toma” “Gracias”. Diálogo típico en cualquier mesa peruana. En España en cambio la cosa iría más o menos así: “Pásame la sal”. “Ten”(Fin del diálogo). Escuchar “por favor” y “gracias” fue algo que eché de menos al principio de vivir en Barcelona. La gente allí no suele decirlo mucho. Al menos no con tanta frecuencia como lo haríamos en Perú. A cambio he de decir que los españoles dicen con más frecuencia “disculpa” o “lo siento” cuando, por ejemplo, te rozan por accidente en la calle o en el bus.
10.- Las entrevistas de trabajo
Las entrevistas de trabajo que recuerdo haber hecho durante mi vida en Perú fueron para un banco y para un diario, y en ambas ocasiones tuve que ir vestida muy formal. Allí esa es la costumbre sea para el puesto de trabajo que fuere. A nadie se le ocurriría ir a una entrevista en jeans… pero en España eso sí que es posible. Imagino que para aplicar a puestos de gerente no, pero lo normal es que la gente vaya a las entrevistas de trabajo vestidos de forma casual.