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4 CLAVES PARA MEJORAR TUS

HABILIDADES DE PENSAMIENTO
ESTRATÉGICO

El pensamiento estratégico no es solo para los ejecutivos séniores; puede (y


debe) darse en todos los niveles de la organización. Es una de esas partes
tácitas de todas las descripciones de los puestos de trabajo.

Concéntrese en desarrollar cuatro habilidades clave que demuestren su


destreza estratégica.

1. Monitoree tendencias

En la prisa por manejar tareas cotidianas, no descuide el cuadro completo.

Necesita entender las tendencias de la industria, por supuesto, pero


también los temas que se plantean repetidamente en su empresa, para poder
sintetizar los obstáculos que usted y sus colegas enfrentan.

Conéctese con compañeros tanto en su organización como en la industria


para saber sus opiniones sobre el mercado. Después, comparta sus hallazgos
por toda su red de contactos.

Determine la perspectiva única que aporta su papel, y defina su impacto


sobre la estrategia a nivel corporativo.

2. Haga preguntas difíciles

Con un entendimiento fresco de las tendencias y los temas, puede practicar


el uso de pensamiento estratégico preguntándose “¿Cómo amplío lo que
considero?”

Las preguntas son el idioma de la estrategia.

Si está evaluando un proyecto, pregúntese “¿Cómo se ve el éxito dentro de


un año, o tres?” “¿Qué necesitan saber los socios comerciales para asegurar
este éxito?” “¿Los resultados apoyan los objetivos más amplios de la
organización?”
3. Suene estratégico

Los ideólogos estratégicos también saben cómo hablar. Priorizan y


secuencian sus pensamientos. Estructuran sus comunicaciones de una forma
que ayuda a su audiencia a concentrarse en el mensaje principal.

Desafían el estatus quo y hacen que las personas hablen sobre supuestos
subyacentes, y enmarcan los asuntos en el contexto de las prioridades del
CEO.

Los verdaderamente habilidosos guían a las personas durante el proceso de


identificar temas y moldear decisiones estratégicas.

4. Haga tiempo para pensar

Reserve tiempo en su agenda para pensar y respete ese espacio, así como lo
haría con cualquier otra cita.

Luche contra la culpa inicial de “¿Estoy trabajando de verdad cuando


simplemente me siento frente al escritorio para pensar?”

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