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El poema describe las peleas de gallos que tienen lugar en la feria anual de San Marcos en Aguascalientes, México. Los dueños llevan sus gallos más valientes a competir en el solar de la pelea, arriesgando sus vidas con sus afilados espolones. La multitud observa emocionada las peleas, apostando y gritando, disfrutando del tequila y la música por horas sin sentir el paso del tiempo. Cuando sueltan a los gallos enfurecidos, ninguno se echa atrás y pelean ferozmente hasta
El poema describe las peleas de gallos que tienen lugar en la feria anual de San Marcos en Aguascalientes, México. Los dueños llevan sus gallos más valientes a competir en el solar de la pelea, arriesgando sus vidas con sus afilados espolones. La multitud observa emocionada las peleas, apostando y gritando, disfrutando del tequila y la música por horas sin sentir el paso del tiempo. Cuando sueltan a los gallos enfurecidos, ninguno se echa atrás y pelean ferozmente hasta
El poema describe las peleas de gallos que tienen lugar en la feria anual de San Marcos en Aguascalientes, México. Los dueños llevan sus gallos más valientes a competir en el solar de la pelea, arriesgando sus vidas con sus afilados espolones. La multitud observa emocionada las peleas, apostando y gritando, disfrutando del tequila y la música por horas sin sentir el paso del tiempo. Cuando sueltan a los gallos enfurecidos, ninguno se echa atrás y pelean ferozmente hasta
A la feria de San Marcos del merito Aguascalientes van llegando
los valientes con su gallo copetón, y lo traen bajo del brazo al solar de la partida a jugarse hasta la vida con la fe de un espolón. Linda la pelea de gallos con su público bravero, con sus chorros de dinero y los gritos del gritón, retozándonos el gusto no se sienten ni las horas con tequila y cantadoras que son puro corazón.
¡Ay! fiesta bonita, que hasta el alma grita con todas sus
fuerzas: ¡viva Aguascalientes!(¡viva!) que su feria es un primor.
Ya comienza la pelea, las apuestas ya casadas, las navajas
amarradas centellando bajo el sol; cuando sueltan a los gallos temblorosos de coraje no hay ninguno que se raje para darse un agarrón. Con las plumas relucientes y aventando picotazos quieren hacerse pedazos pues traen ganas de pelear. Y en el choque cae el giro sobre el suelo ensangrentado, ha ganado el colorado que se pone ya a cantar. 15 s