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Primera semana de Septiembre

Dios promete recompensar tu servicio en su obra

Cuando vives tu vida en el llamado de Dios, él te recompensará. Y aquí está la mejor


parte de la recompensa: Durará para siempre. Hay promesas específicas en la biblia
para quienes sirven a Dios porque el cuidado y provisión de Dios son especiales para
quienes deciden aceptar el llamado de servirle. Algunas de ellas son:

Juan 12:26 “Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estoy allí también estará mi servidor. Si alguno me
sirve, el Padre le honrará”

Isaías 54:17 “Ningún arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se alce contra ti
en juicio. Esta es la herencia de los siervos del Señor, y su salvación de mí vendrá —declara el Señor.

Hay tres cosas que debes saber acerca del servicio en la obra del Señor:
1.Debes perder el miedo a fallar: No poder hacerlo, no tener lo suficiente, no sentirse listo o temer hacerlo
mal son algunas de las excusas mas frecuentes para continuar sentado en la iglesia. No confundas tu llamado
con tu carrera. Tu llamado es mucho más significativo que cualquier trabajo. Es una misión que lo abarca
todo que descansa en el centro de tu vida y debe influir todo lo que haces. En la Biblia, Dios llama a personas
para cumplir esa misión especial –tales personas como Noé, Abraham, Moisés, David, Nehemías, María,
Pedro y Pablo. Cada uno de ellos tenían un rol único que apoyaba el plan de Dios para redimir a la
humanidad. Y la Biblia dice que Dios te ha llamado a una tarea igual de importante. No tengas temor de
fallar sirviendo a Dios !todos los que servimos a Dios fallamos! Proverbios 24:16 “porque siete veces
podrá caer el justo, pero otras tantas se levantará” Entiende esto: El fracaso desarrolla tus habilidades:
nadie se vuelve bueno en algo sin fallar primero. Dios espera que fracases, que aprendas de tus fracasos y
que crezcas y madures por ellos. El no espera que hagas todo a la perfección desde un comienzo ni te va a
desechar si fallas. El te va a levantar, te va a perdonar, te va a dar una gran lección de vida y de fe y te va
animar a seguir.

2.En tu servicio, no te compares con nadie: Gálatas 6:4 “Cada cual examine su propia conducta; y, si
tiene algo de qué presumir, que no se compare con nadie” Algo frecuente en lo que caemos es en la
comparación de llamados o habilidades. Hacerlo es inútil porque no hay dos talentos iguales. Tu forma de
servir, de enseñar, de orar, de explicar y hasta de entender la biblia !es única! Nadie lo hace como tu y tu
no podrás hacerlo como otro. Jamás digas algo como “Dios dame lo que le diste a ella” “Dios quiero hacerlo
como lo hace el” En lugar de eso, dile a Dios “úsame tal como soy: con mis torpezas y debilidades y llévate
tu toda la gloria, la alabanza y el honor”

3.Servir a Dios es urgente: Juan 12:31-32 “El juicio de este mundo ha llegado ya, y el príncipe de este
mundo va a ser expulsado. Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo”
Lamentablemente ha surgido una nueva generación de creyentes que piensan que es posible estar en Cristo
sin servirle. Solo congregándose. Usted puede ser teológicamente tan recto como un cañón de escopeta,
pero estar espiritualmente tan vacío como él. El servicio es lo que te llena del E.S no el conocimiento bíblico
de Dios. La madre Teresa de Calcutta dijo “Las manos que sirven son mas sagradas que los labios que oran”
La primera iglesia evangelizó todo el mundo antiguo solo porque predicaba no solo iban a la iglesia.
Cristianos que no son discípulos esa es la tragedia del cristianismo de hoy. El servicio a Dios se basa en
conocer la naturaleza de Dios: un Dios que vino a servir y no a ser servido.

Dios no siente un cariño especial por edificios o denominaciones. Quiere que le sirvamos como el
mayor acto de adoración. Cuando la Iglesia pierde su amor por el servicio, se enferma. Naciste
para servir a Dios y si te niegas a hacerlo, has perdido la razón y el propósito de tu existencia y de
haber sido salvo.

Segunda semana de Septiembre

Debes soltar lo que te está pesando

Todas esas personas están a nuestro alrededor como testigos! Por eso debemos
dejar de lado el pecado que es un estorbo, pues la vida es una carrera que exige
resistencia.” (Hebreos 12:1 TLA).
Si decidiste correr una carrera, no podrías hacerlo con éxito con equipaje innecesario.
No usarías nueve capas de ropa. ¡Eso sería un desastre! Las personas que corren
carreras, lo hacen con lo esencial: un par de pantalones cortos, una camiseta y los
zapatos más livianos que pueden encontrar. No quieren llevar nada que no necesiten
absolutamente.
Tú también estás en una carrera. Así describe la Biblia la vida cristiana: el viaje para
parecerse más a Jesús.
Hebreos 12:1 dice, “¡Todas esas personas están a nuestro alrededor como testigos! Por
eso debemos dejar de lado el pecado que es un estorbo, pues la vida es una carrera que
exige resistencia” (TLA).

Al igual que los corredores no deberían llevar equipaje adicional a lo largo de su ruta, tu
tampoco deberías hacerlo. Para convertirte en la persona que Dios quiere que seas,
debes dejar algunas cosas en el camino. Algunas de esos pesos son:

1.Querer agradar a los demás y dejar de ser tu misma(o): Con los años dejamos de ser
valientes y seguros y nos convertimos en otras personas ¿en quién? En quien los demás
quieren que seamos: mas callados, mas sumisos, menos alegres, menos amigueros,
mas ordenados, menos rígidos, mas serios, menos de esto y mas de lo otro. Eso es
imposible porque dejas de ser tu mismo y a Dios le agrada como eres.
Eso comienza con asegurarte de que estás corriendo tu carrera en particular, de acuerdo
con Hebreos 12:1. Antes de que puedas correr tu carrera puesta por Dios, debes
descartar el plan de todos los demás para tu vida.
Solo tú puedes correr esa carrera. Tu mamá o tu papá no pueden correrla. Tu novio o
novia no puede correrla. Y tampoco puedes correr la carrera de nadie más. Tienes que
correr tu propia carrera y eso implica ser tu mismo, ser como eres y no como los demás
quieren que tu seas.

2.Debes deshacerte de todo lo que te deprima: Una vez que decidas correr, debes deshacerte de todo lo que
te deprima. Tienes que eliminar los pecados que te enredan. Tienes que deshacerte de las expectativas (las
tuyas y las de los demás). Tienes que dejar tus propios planes y rendirte al propósito de Dios.
Cuando haces todo eso, le estás diciendo a Dios: "Estoy listo para convertirme en la
persona que me has llamado a ser. Estoy listo para mi carrera.” Ese es el segundo
paso para correr una gran carrera.
3. Debes correr con paciencia: por impaciente el rey Saúl fue desechado por Dios. 1
Samuel 13:13 “Samuel le contestó: —¡Lo que has hecho es una locura! Si hubieras
obedecido la orden que el Señor te dio, él habría confirmado para siempre tu reinado en
Israel” Por impaciencia Moisés no entró a la tierra prometida Deuteronomio 1:37 “»Y
por culpa de ustedes, el Señor se enojó conmigo y me dijo: “Tampoco tú entrarás
en esa tierra” y Deuteronomio 4:21 “Sin embargo, el Señor se enojó conmigo por
culpa de ustedes, y juró que yo no pasaría el río Jordán ni entraría en la buena
tierra que él les va a dar en propiedad"
Moisés hizo lo que hacemos todos los mortales: culpamos a los demás por impacientarnos, por colmarnos
la paciencia cuando la verdad es que somos responsables de ella. Debes correr con paciencia la carrera de
fe que tienes por delante.

Tercera semana de Septiembre

Dios usa tus problemas para bien

La vida no es una serie de casualidades, de accidentes extraños. La vida no está


completamente sin planes. La vida no carece de significado. Dios sabe lo que está
pasando y por qué está pasando lo que está pasando.

Dios está tejiendo el tapiz de tu vida, e incluye hilos de color e hilos oscuros –tiempos
felices y tristes- para producir riqueza, textura y color. Nada viene en la vida de un hijo
de Dios sin el permiso de Dios. Todo está filtrado por el Padre. Romanos 8:20 “y ya
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, a los que
conforme a su propósito son llamados”

No me mal entiendas. No estoy diciendo que todo lo que te pasa en la vida es la voluntad
perfecta de Dios. Hay muchas cosas que no son la voluntad de Dios. Si sales y pecas,
eso no es la voluntad de Dios. Si alguien peca contra ti, eso no es la perfecta voluntad
de Dios.
Pero Dios tiene una voluntad permisiva. Si salgo y como en exceso, pagaré las
consecuencias. Si salgo y destruyo mi cuerpo, pagaré las consecuencias. Dios no causa
el mal, y Dios no causa el sufrimiento. Pero él permite esas cosas porque tiene un
propósito. Dios las permite, y entonces las usa.
Dios es un experto sacando bien de lo malo. Él pudo evitar que Pablo fuera a prisión en
filipos, pero en lugar de eso, permitió que fuera a prisión, y el carcelero se convirtió como
resultado de ello. Hechos 16:28-31 Dios pudo evitar que Jesús pasara por la cruz, pero
dejó que sucediera. Él permitió que su hijo sufriera y muriera. ¿Dios obtuvo algo bueno
de eso? ¡La salvación tuya y de toda tu casa! Ellos están en la promesa.
Dios ama convertir crucifixiones en resurrecciones. Las cosas que más deseas que
fueran removidas de tu vida son a menudo las cosas que Dios usa para darte forma y
convertirte en el creyente que él quiere que seas. Él quiere usar ese problema para bien
en tu vida. Hay algo más importante que tu dolor: Lo que estás aprendiendo de ese dolor.
Dios está en control.

Así que, ¿Cómo podemos responder a situaciones dolorosas o difíciles? El Apóstol Pablo
dice, “Es por esto que nunca nos damos por vencidos. Aunque nuestro cuerpo está
muriéndose, nuestro espíritu va renovándose cada día. Pues nuestras dificultades
actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una
gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades!” (2
Corintios 4:16-17 NTV).

Reflexiona sobre esto en tu GP:


• ¿Qué dirías a alguien que pregunta por qué Dios permite que cosas malas
sucedan a las personas buenas?
• ¿Cómo crees que Dios quiere que ores en medio de tu dolor?
• ¿Qué significa que, de acuerdo con 2 Corintios 4:16, “nuestro espíritu va
renovándose cada día”?

Cuarta semana de Septiembre

Necesitas el poder de Dios para un cambio verdadero

“¡Soy un pobre desgraciado! ¿Quién me libertará de esta vida dominada por el


pecado y la muerte?” (Romanos 7:24 NTV).
¿Ya te has dado cuenta de que a menudo eres tu peor enemigo? Es increíble el consejo
del apóstol Pablo a Timoteo es este “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina” 1
Timoteo 4:16 Tus propias reacciones, miedos e insuficiencias pueden hacer que actúes
de maneras tontas.

Necesito ser salvo de mí mismo porque hay cosas que no me gustan de mí, cosas que
desearía haber hecho de manera diferente, cosas que me gustaría cambiar. Pero no
puedo cambiarlas, al menos no por mi propio poder. Necesito una fuente de poder y amor
externa.

Tú puedes estar diciendo, "Puedo cambiar." Odio decir esto, pero no puedes. Al
comienzo de cada nuevo año, puedes hacer una lista de resoluciones, pero a finales de
enero, esa lista se encuentra en la basura. ¿por qué? Porque no puedes cambiar por tu
cuenta; necesitas el poder de Dios. Necesitas un Salvador, alguien que pueda hacer los
cambios que no puedes hacer ti mismo. Necesitas creer y descansar en el poder de Dios
para tu cambio. Ve un día a la vez de su mano y con el poder de su E.S.
Si eres honesto al respecto, a veces sientes que tu vida está fuera de control. Es un
sentimiento bastante común. ¡Bienvenidos a la raza humana!

El apóstol Pablo se sintió así hace casi 2.000 años. Lo dice en la Biblia: " ¡Soy un pobre
desgraciado! ¿Quién me libertará de esta vida dominada por el pecado y la muerte?
¡Gracias a Dios! La respuesta está en Jesucristo nuestro Señor. Así que ya ven: en mi
mente de verdad quiero obedecer la ley de Dios, pero a causa de mi naturaleza
pecaminosa, soy esclavo del pecado." (Romanos 7:24-25 NTV). ¡Esa es la respuesta!
Tal vez estés buscando esa cosa que te dará cumplimiento, significado y paz en la vida.
Pero si no estás buscando la salvación en Jesús, estás buscando en todos los lugares
equivocados, y por eso estás frustrado.

Algunos de nosotros pensamos que si pudiéramos casarnos, o conseguir cierto trabajo


o un ascenso, o alcanzar un cierto nivel de riqueza, o tener un bebé, o ver a nuestros
hijos graduarse, las cosas serían mejores. Mucha gente está buscando la salvación en
un libro de autoayuda, terapia, una moda, una dieta o unas vacaciones.
Pero eso es mirar en los lugares equivocados.
La respuesta no está en tus circunstancias. No está en un lugar o en un consultorio. La
respuesta es una persona: Jesucristo. Fuiste hecho por Dios y para Dios, y hasta que
entiendas y aceptes eso, la vida nunca tendrá sentido.

Reflexiona sobre esto:


• ¿Cómo cambiaría tu vida si aceptaras plenamente tu dependencia de Jesús?
• ¿Qué paso diario puedes dar para dar el control de tu vida a Dios?

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