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PASCASIO D E ROMA 1702

blicada por primera vez por el jesuíta H. Ros- 406 desafi ó a Agustí n a un debat e e n Car -
weyde (Amberes, 1615) , y forma parte de la tago (Posid., Vita August. 17 ) y se jactaba
colección conocid a com o Verba seniorum. de haberlo vencido. Agustín profesó su pro-
Pascasio d e Dumi o y Martí n d e Brag a s e pia fe en las tres personas divinas {Ep. 238 ,
presentan as í com o lo s mayore s humanista s 2, 10) , expus o e l misteri o d e l a Trinida d
de l a primera eda d media en Portugal . {Ep. 238, 2, 11; 238, 4, 25; 238, 5, 28),
la palabr a homoúsios {Ep. 238 , 1 , 4 ; 238 ,
CPL 107 9 c ; P L 73 , 1025-1066 ; 74 , 381-394 ; C . W . 5, 27 ) y exhort ó a Pascenci o a exponer s u
Barlow, Mariini episcopi bracarensis opera omnia, New
Haven 1950, 30-51; M. Martins, Pascasio Dumiense tra- propia f e {Ep. 238 , 5 , 26 ) par a qu e fuer a
ductor dos Padres do deserto: Broteri a 5 1 (1950 ) 295 - feliz creyendo , si n deforma r l a verda d
304; J. H . Waszink ; VChr 6 (1952) 60; A. Kurfess , Wei- {Epp. 239 , 1 ; 238 , 5 , 29 ; 239 , 2-3) . Pas -
tere Textkritische Bemerhmgen zu Martin ep. Bracarensis
opera: Athenaeum 33 (1955) 60-63; C. W. Barlow, Mar- cencio contest ó co n asperez a a Agustí n
tin of Braga, Paschasius of Dumium, Washingto n 1969 , {Ep. 240 ) y ést e respondió a las calumnia s
113-171; Quaste n II , 196 ; J . G . Freiré , A versáo latina
por Pascasio de Dume dos Apophthegmata Patrum, 2 del arrian o co n s u Ep. 241 .
vols., Coimbr a 1971 .
L. Dattrin o CPL 703; Ep. ad Augustinum, PL 33, 1051; CSEL 42,
559-560; CPL 366; Altercado cum Pascentio Arriano, PL
33, 1156-1162 ; PAC I, 827-830 .
E. Romer o Pose
PASCASIO DE ROMA. Venerado en Roma
después de su muerte, acaecida por el 514. Su
nombre está relacionado con las vicisitudes del
antipapa Lorenzo (498-505), en favor del cual PASCUA
se declar ó obstinadamente ; s e trata del cisma I. El contenido teológico de la fiesta.
que comenzó en Roma ttas la elección del papa R. Cantalamess a ha indicado qu e e s preciso
Símaco. L a fidelidad del diácono Pascasio a l distinguir e n l a tradició n cristian a do s con -
antipapa encuentra su única explicación en que cepciones de la pascua, que se remontan am-
fue probablemente ordenado por Lorenzo. E l bas a l judaismo.
papa Gregorio Magno dio de él un juicio po- 1. La tradición judía. A l principi o l a
sitivo, después de varios años y quizás tenien- pascua es un a fiesta nómada (probablement e
do en cuenta su vida penitente; Mirae sancti- vinculada a l a trashumancia) ; e l rit o d e l a
tatis vir, eleemosinarum máxime operibus sangre del cordero derramad a sobr e el dinte l
vacans, cultor pauperum et contemptor sui y las jambas de la puerta tiene un significado
{Dial. IV, 40). Este mismo pontífice atribuye apotropaico: tiene que defender contra el Ex-
más a ignorancia que a malicia su opción por terminador. E n l a religió n israelita , e l qu e
el partid o cismático . Parec e se r qu e escribi ó «pasa» e s Dios , qu e respeta las casa s d e s u
una obr a sobr e e l Espírit u santo , qu e s e h a pueblo (E x 12 , 27) . A esta primera concep-
perdido. Queda de él una carta que escribió en ción se añadi ó luego otra: l a pascua se puso
el 51 3 a l aba d Eugipio, auto r d e l a Vida d e en relació n co n e l recuerd o del · éxodo d e
san Severino. Egipto, qu e recuerda a los israelita s l a libe-
ración de l hombr e d e s u esclavitu d (E x 13 ,
CPL 678 y 962; Commemoratorium de vita sancti Se-
8.14;Dt 16, 1). En el judaismo helenista (cf.,
verini cum epistulis amoeboeis Eugippii et Paschasii dia- por ejemplo Filón, Leg. spec. II , 147 ) y en
coni: PL 62, 39ss ; CSEL 9, 2, lss ; R. Cessi, Lo schisma el judaismo posterior a la destrucción del se-
laurenziano e le origini della domina política della Ode-
sa di Roma: Archiv. Soc . Rom. d i Storia Patria 42 (1919) gundo templo, esta concepción antropológica
5-229; M. Pellegrino, Comm. Vitae S. Severini: RSCI 12 de l a fiest a prevaleci ó sobr e l a concepció n
(1958) 1-26 ; LT K 8 , 131 ; B S 10 , 347 ; Fliche-Marti n IV, primitiva.
362.
L. Dattrin o 2. La tradición cristiana. Jesú s muri ó
con ocasión de una pascua judía (tanto s i s e
trata del 1 4 de nisán, segú n la cronología de
PASCENCIO ARRIANO. Conde arriano Juan, como si se trata del 15 de nisán, segú n
de l a cort e imperia l (sigl o IV-V) . E l añ o la cronologí a d e lo s sinópticos) . Est a coin -
1703 PASCUA

cidencia no podía menos de influir en la tra- y a su s sucesore s combina r e l aspect o his -


dición cristiana . S e asist e a un a «pascaliza - tórico, e l sacramental , e l místic o y e l esca -
ción» progresiv a d e lo s acontecimiento s de l tológico d e l a fiesta d e pascua .
viernes santo , sobr e l a bas e d e l a interpre -
tación tipológica del AT. Es característico el II. L a celebració n d e l a fiesta . Sobr e
hecho d e que , desd e lo s orígenes , la s dos los orígene s (qu e po r otro lad o so n difíciles
concepciones judía s sobr e l a pascu a esté n de aclarar ) y sobr e la s diferente s forma s d e
presentes en la tradición cristiana (cf., 1 Co r la celebración de la pascua, véas e el artículo
5, 7-8) . Si n embargo , s e puede n distingui r sobre la controversia de la pascua. En el siglo
dos tipos d e teología s pascuales: IV la organización y la celebración del cicl o
a) E n el tipo asiático la pascua s e pon e pascual comienza n a uniformars e e n la s di -
en relación co n πάσχειν/passio y asume un versas regione s eclesiásticas .
significado casi exclusivamente cristológico 1. La fecha. E l concili o ecuménic o d e
(el contenid o d e l a fiest a e s l a conmemora - Nicea (325 ) impon e a todas la s iglesia s qu e
ción de l pasad o y l a esper a fervient e d e los festejen l a pascu a d e acuerd o co n lo s ro -
acontecimientos escatológicos) . Est a pascua manos y los alejandrinos, e s decir, el primer
cuartodecimana e s l a qu e s e refleja , entr e domingo después de la primera luna llena que
otras, e n la homilía Sobre la pascua de Me- sigue al equinoccio de primavera; los obispos
litón d e Sardes . Señalamos , si n embargo , de Alejandría envían todos los años una carta
que l a pascua romana no s e diferencia de l a encíclica a la s demá s iglesia s par a anuncia r
fiesta asiátic a po r s u contenido , sin o sola - la fecha de la pascua. Pero las diferencias de
mente po r s u fech a (e l orige n d e l a pascu a calendario entr e occident e y orient e hace n
romana podrí a remontars e tambié n po r otr a que este deseo de celebrar la pascua por todas
parte a l a iglesi a primitiva) . partes e l mism o dí a sig a siend o u n sueñ o
hasta nuestro s día s (cf. , la s reciente s con -
b) E n e l tip o alejandrino, l a pascu a s e sultas ecuménica s co n vista s a un a fijació n
relacionó con la idea de transitus-paso y asu- del dí a d e pascu a e l doming o qu e sigu e a l
mió u n significad o cas i exclusivament e an- segundo sábad o del mes d e abril) .
tropológico (s e ha pasado d e la sombr a a la 2. La liturgia. La cuaresma se menciona
realidad, s e viv e e n e l present e anticipand o por primera vez el año 334 en Atanasio {Ep.
la verda d escatológic a y celestial ; aqu í e s fest. 6, 13; cf. 13, 8); luego en el Itinerarhtm
clara la tendencia a la «deshistorización » d e Egeriae 27-29 .
la fiesta y también de los sacramentos). Est a a) La semana santa parece se r una insti-
es la teología pascual de un Clemente, de un tución que refleja la devoción de los primeros
Orígenes, qu e se confundirá con la tradición peregrinos que s e dirigían a Tierra Santa para
asiática e n l a patrístic a grieg a posterior . vivir allí mism o los diverso s momento s d e la
c) E n l a patrístic a latina, qu e s e bas a pasión de Cristo. El primer relato detallado del
sobre tod o e n l a tradició n asiática , l a tradi - desarrollo d e est a seman a s e conserv a e n e l
ción alejandrina se introduce a partir de Am- Itinerarium Egeriae de finales del siglo IV (30-
brosio {De sacr. I , 4, 12 ; De Cain et Abel 38). H e aqu í alguno s datos : e l domingo de
I, 8, 31; Ep. 1 , 10 ) y de Jerónimo {Comm. ramos acuden al Monte de los Olivos y bajan
in Evang. Matth. IV , 26 , 2) . Ser á un mérito a l a ciuda d e n procesió n co n ramo s d e oliv o
de Agustín haber logrado una nueva síntesis y con palmas en las manos (cf., Me, 11 , 1-1 0
cristológica d e la s do s tradicione s sobr e l a par.; J n 12 , 1.12-19) ; parec e se r qu e aque l
base de Jn 13, 1 (Tract. in evang. Joh, 55, mismo día tiene lugar la redditio symboli (46)
1). «Co n s u pasió n e s com o e l Seño r pasó por parte d e lo s catecúmenos , com o e n occi -
de la muerte a la vida y abrió a los creyentes dente. El maites se lee el discurso escatológico
el camin o haci a s u resurrección , par a qu e de lo s evangelio s (M e 13 , 5-5 7 par. ) e n e l
también nosotro s pasemo s d e la muerte a la Monte d e lo s Oüvos ; e l miércole s s e le e e l
vida» (Enarr. in Psalm. 120 , 6 ; cf., De civ. relato d e l a traició n d e Juda s (M e 14 , 10-1 1
Dei XVI, 43) . Est a síntesi s le permitió a él par.) en el Santo Sepulcro.
PASCUA 1704

b) El triduo pascual comienz a d e hech o detalladamente los ritos y los símbolos bau-
el jueves por la tarde. E n Jerusalén se pasa tismales. Co n l a decadenci a de l catecu -
la noch e de l jueve s a l vierne s veland o e n menado d e l a iglesi a antigu a (co n l a ge -
el Monte de los Olivos y en Getsemaní (Me neralización del bautismo de los niños), l a
14, 32-5 2 par.); e n Siria , durant e esta vi- vigilia pascua l perder á importancia , junt o
gilia se conmemora la institución de la eu- con todo el triduo pascual; afortunadamente
caristía (cf. , Afraates , Demonstr. 12) . E l se está descubriendo de nuevo en todas las
viernes santo —siempr e segú n el relato d e iglesias est a «madre de las vigilias».
Egeria— s e recuerda por la mañana la com- c) Octava de pascua. E n los och o día s
parecencia de Jesús ante Pilato (Me 15 , 2 - que sigue n a l a pascu a s e d a a lo s nuevo s
15 par. ) y l a flagelació n (M e 15 , 16-2 0 bautizados l a instrucció n mistagógic a sobr e
par.). A mediodía se muestra el leño de la los sacramento s qu e acaba n d e recibir , e s
cruz encontrado por santa Elena y s e lee a decir, e l bautismo, la unción y la eucaristía,
continuación el relato d e la pasión, acom - así com o una explicación de l padrenuestro.
pañado de las profecías del AT, durante tres El domingo in albis o Quasimodo geniti, que
horas. Alguno s fieles velan también la no- sigue a l final de la octava, lo s catecúmeno s
che del viernes al sábado. El día del sábado llevan por última vez sus vestidos blancos.
santo no hay ningún oficio especial; se ayu^ Pentecostés: lo s 5 0 día s qu e separa n l a
na en todas la s iglesias , e n recuerdo d e la pascua d e pentecosté s forma n e l tiemp o
«ausencia de l esposo » (M e 2 , 2 0 par. ) y pascual, qui est proprie dies festus (Ter -
del «reposo» de Cristo (Const. Apost. VII, tuliano, De bapt. 19 , 2) . L a fiest a d e l a
23, 4; VIII, 47, 67) , pero se recuerda tam- ascensión, a los 40 días después de pascua,
bién s u descens ó a lo s infiernos , qu e s e está tambié n atestiguad a a parti r de l sigl o
convertirá para la tradición bizantina en el IV (/fin. Eger. 42) .
primer sign o d e s u victori a sobr e e l rein o
de la muerte (cf. Anfiloqui o de Iconio, Or. P. Maraval, Egérie, Journal de voyage, SCh 296, París
in diem sabbati s. 1) . L a vigilia pascual en 1982; P. Nautin, Homélies paséales I, SCh 27, París 1950;
Π, SCh 36, Parí s 1953 ; B . Lohse , Das Passafest der
la noche del sábado al domingo es el punto Quartadecimaner (Beitr . z . Ford , christl . Theol . 2 , 54) ,
culminante de la fiesta, «l a madre de todas Gütersloh 1953; Varios, Paschalis Sollemnia: Mélanges
Jungm'ann, Freíburg-Wien 1959; B. Botte, Ambroise de
las santas vigilias, durante la cual el mundo Milán, Des sacrements. Des mystéres. ExpUcation du
entero está velando» (Agustín, Serm. 219). Symbole, SCh 25 bis, París 1961; W. Rordorf, Zmn Urs-
prung des Osterfestes am Sonntag: ThZ 18 (1962) 167-
El desarrollo de esta vigilia hunde su s raí- 189; O. Casel, La féte de Páque dans l'Eglise des Peres
ces en la tradición de la celebración pascual (Lex Orandi 37), Paris 1963; R. Le Déaut, La Nuit Pas-
éale, Rom a 1963 ; O. Perler , Méliton de Sardes, Sur la
primitiva, ta l como se refleja también en la Páque, SC h 123 , Pari s 1966 ; A . Piédagnel-P . Paris , Cy-
Didascalia siríaca de l sigl o III : «Perma - rille de Jérusalem, Catéchéses mystagogiques, SCh 126,
Paris 1966; S. Poque, Augustin d'Hippone, Sermons pour
neced reunidos e n un sol o lugar , perseve - la Páque, SC h 116 , Pari s 1966 ; H . Au f de r Maur , Die
rando en la vigilia toda la noche, haciend o Osterhomillien des Asterios Sophistes ais Quelle fiir die
Geschichte der Osterfeier, Trier 1967; R. Cantalamessa,
súplicas y plegarias, leyend o los profetas, L'omelia «In S. Pascha» dello Pseudo-Ippoltto di Roma.
el evangelio y los salmos con temor y tem- Ricerche sulla teología dell'Asia Minore nella seconda
meta del II secólo, Milano 1967; J. van Goudoever, Fetes
blor, e n una súplic a fervorosa hasta la ter- et calendriers bibliques, Pari s 196 7 (tambié n e n inglés) ;
cera hora de la noche que sigu e a l sábado; W. Huber , Passa und Ostern. Untersuchungen zur Os-
y entonce s comed , entregao s a l gozo, ale - terfeier der alten Kirche, Berlín 1969; R. Cantalamessa,
La Pasqua delta nostra salvezza. Le tradizioni pasquali
graos, exultad , porqu e ha resucitado Cris - della Bibbia e delta primitiva Chiesa, Cásale Monf. 1984;
to, prend a d e nuestr a resurrección » (V , M. Aubineau , Homélies paséales, SC h 187 , Paris 1972 ;
G. Kretschmar, Christliches Passa im 2. Jahrhundert und
19). E n e l sigl o I V — y probablement e ya die Ausbildung der christlichen Theologie: RecS R 6 0
en la Tradición apostólica del siglo III (cf., (1972) 287-323; R. Martin-Achard, Essai biblique sur les
fétes d'Israel, Genéve 1974, 29-72; A. Strobel, Ursprung
Tertuliano, De bapt. 19 , 1 ) ~ , l a vigili a und Geschichte des friihchristlichen Osterkalenders, TU
pascual es también el momento solemne del 121, Berlín 1977; M. Aubineau, Hésychius de Jérusalem,
Les homélies festales Ι-Π, Braxelles 1978-1980; R. Can­
bautismo; la s homilía s catequética s tant o talamessa, La Pasqua nella Chiesa antica, Torino 1978
occidentales como orientales nos describen (tr. frac. Bern 1980); P. Nautin, Origine, Sur la Páque,
1705 PASTOR

París 1979 ; H. Au f der Maur, Feiern im Rhythmus der genes, Joh. I , 122.190.198 ; XIX , 39 ) y e l
Zeit I, en Herrenfeste in Woche und Jahr, Regensburg
1983, 56-153. cuidado qu e tien e Crist o d e lo s hombre s
W. Rordor f (Juan Crisóstomo , Hom. 59 in Joh. 2) . S e
subraya el calificativo «bueno » qu e califica
al pasto r (Jerónimo , Tract. in psalm. 96 ,
PASTOR (el buen) 10; In Am. II, sobr e A m 5 , 14-15 ; In Is. II
sobre I s 5 , 20 ; XV sobr e I s 55 , 3) ; de -
I. En los padres. Jesú s s e defin e a s í muestra muchas veces , e n relación con Mt
mismo como «el buen pastor» en Jn 10 , 1.1 4 19, 1 7 y pasaje s paralelos , l a igualda d Pa-
y presenta los rasgos de esta figura: el pastor dre-Hijo (Efrén , Diat. XV , 9-12 ; Ambro -
entra en el redil por la puerta (1) , llam a por sio, Defld. II , 2 , 25-26 ; In Luc. VIII , 67 ;
su nombr e a su s ovejas , la s sac a fuer a de l Jerónimo, Tract. in psalm. 142 , 10 ; In
recinto (3) y camina por delante de ellas (4); Matth. 19 , 17 ; Cesáre o d e Arles , Brevia-
las ovejas escuchan su voz (3.27) y lo siguen rium fidei adv. haeret.). Crist o e s «pasto r
(4.27). E l conocimient o mutu o de l pastor y de l a iglesi a católic a de l mundo » (M .
de la s oveja s (4.14.27 ) s e basa e n e l cono - Polyc. 19 , 2) ; él , Logo s de l Padre , e s «e l
cimiento recíproc o de l Padr e y de l pasto r pastor solícit o d e lo s niños» , e s decir , e l
(15). E l buen pastor da la vida por sus ove- pedagogo «qu e conduc e a lo s qu e somo s
jas (11.15 ) a diferencia del mercenario que niños hacia la salvación» (Clemente de Ale-
huye ant e e l lob o (12-13) ; le s d a l a vid a jandría. Paed. I , 7 , 53 , 2-3 ; 9 , 83 , 3-84 ,
eterna (28 ) y dese a conduci r también a la s 2); y no sól o e l pastor de los creyentes , e n
ovejas qu e n o pertenece n a s u rebaño , d e sentido general , sin o qu e en e l alm a d e to -
manera que haya «un solo rebaño y un solo dos lo s hombre s e s e l pasto r d e lo s movi -
pastor» (16) . mientos fuer a d e l a razón (Orígenes , Hom.
La utilización de la imagen del buen pas- 5 in Jer. 6 ; cf. , tambié n Filón , De sacr.
tor e s mu y abundant e e n l a literatur a pa - Ab. et Caín 45) . Quizá s polemizand o con -
trística, y a desd e lo s orígene s (probable - tra lo s gnóstico s y lo s marcionita s s e su -
mente e n Abercio , Epitaph. 3-6) . Ademá s braya cómo el único buen pastor es también
de otra s referencia s ocasionales , es a ima - el legislado r (Clement e d e Alejandría ,
gen e s objet o concret o d e s u atenció n e n Strom. I , 26 , 169 , 1-2) . E l bue n pasto r s e
los comentario s sistemático s a l evangeli o pone e n relació n co n alguna s figura s de l
de Jua n (Jua n Crisóstomo , Hom. 59-60 in AT: Abel (Cromacio, Serm. 23 , 2), Moisés
Joh.; Teodor o d e Mopsuestia, Joh.; Agus - (Tertuliano, De fuga 11 , 1 ; cf. , tambié n
tín, In evang. Joh. 45-58 ; Ciril o d e Ale - Jerónimo, Ep. 82 , 3) , e l pastor del que ha-
jandría, Joh.; Nonno , Par. Joh.; Ammo - bla e l salm o 2 2 (cf . J . Daniélou , Bibbia e
nio, Joh.; Beda , In evang. Joh.) y e n liturgia, Milan o 1958 , 235-253 ) y E z 3 4
algunas homilía s (cf . Pseudo-Crisóstomo , (Clemente d e Alejandría , Paed. I , 9 , 2-3 ;
In mem. mart.; Agustín, Serm. 13 7 y 138; Cipriano, Ep. 8 , 1-2 ; Dídimo , In Zacch.
Pedro Crisólogo , Serm. 40 ; Basili o d e Se - II, 39 ; Agustín , Serm. 4 6 y 47 ; Jerónimo ,
leucia, Or. 26 ; Gregorio Magno, In evang. In Ezech. X I sobr e Ez 34 , 1-31 ; Basilio d e
14). A veces el apelativo «pastor» se inserta Seleucia, Or. 26 , 2) , e l corder o pascua l
en un a list a d e título s cristológico s (Orí - (Hipólito, Trad. Apost. 41; Pseudo-Crisós-
genes, Comm. inRom. Vil, 19; Joh. I, 126, tomo, Pase. 2 , 2 ; Orígenes , Hom. 14 in
267; Hom. in Jer I [III] 4 [SC h 238, 326] ; Gen. 2) .
Basilio d e Cesárea , Eun. I , 7 ; De Spir.
VIII, 17; Gregorio Nacianceno, Or. 30, 21; El título y las características del buen pas-
Euquerio, Formulae 6); ese título revela la tor se atribuyen también a algunos hombres:
divinidad d e Jesú s (Orígenes , Joh. I , 22 ; a lo s apóstole s Pedr o (Agustín , Serm. 137 ,
Cirilo de Jerusalén, Cat. 10 , 3) , destac a la 4, 4; 138, 4, 4) y Pablo (Ambrosio, Spir. II,
necesidad de una dirección en todos los que 10, 108 ; Agustín , Serm. 137 , 9 , 11 ; In
todavía está n poc o dotado s d e logo s (Orí - evang. Joh. 47 , 3) , a los apóstoles , obispo s

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