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NIKOLAUS HARNONCOURT

LA MÚSICA COMO
DISCURSO SONORO
HACIA UNA NUEVA COMPRENSIÓN
DE LA MÚSICA

TRADUCCIÓN DE JUAN-LUIS MIL�N

BARCELONA 2006 t AC ANTIL AD O


A S PECTOS FUNDAME N TALES D E LA M Ú SICA INTERPR ETACIÓN D E L A M ÚS ICA HISTÓRICA

sado volverán a verse en toda su diversidad apasionante, pa previa; en el mejor de;los casos s e recurría a ella como
transformadora; Y también volveremos a �star prepara­ material de estudio o, en:muy raras ocasiones, era objeto
.
dos para lo nuevo. de un arreglo para alguiia interpretación especial. Para
Todos necesitamos la música, sin ella no podemos vivir. todas estas interpretaciones extraordinarias de música
antigua-en el siglo xv�n, por ejemplo-·-·se consideró
que una modernizació� era abs olutamente necesaria.
Sobre la interp retación de la m úsica histórica En cambio, cuando los qompositores de nuestro tiempo
'
arreglan obras históricas, saben que ésfas serían igual­
Puesto que en la vida musical de hoy en día la música his­ mente acogidas con naturalidad por el público sin ser
tórica desemp eña un papel dominante, está bien enfren­ modificadas; así pues, ef arreglo no surge hoy en día de
tarse a los problemas relacionados con ella. Hay dos po­ una necesidad absoluta b1 omo en siglos pasados-·-si hay
siciones básicamente diferentes con respecto a la música que hacer música histór�ca, que sea actualizada-, sino
históri ca, a las que tambié n corresp onden dos formas de la concepción completamente personal del arreglista.
completamente diferentes de interpretación: una la trasla­
da al presen te, la otra intenta verla con los ojos del tiem­

Directores de orquesta orno Furtwangler o Stokowski,
que tenían un ideal postr�mántico, han reproducido toda
po en que fue creada. la música antigua en este sentido. Así se instrumentaron
La primer a posició n es la natural y habitual en todas piezas de órgano de Bach:pata orquestas wagnerianas, o se
las épocas que poseen una música contemporánea ver­ interpretaron sus Pasion.'es de una manera hiperrománti­
daderamente viva. Ha sido además la única posible a lo ca con un gigantesco ap�rato instrumental.
largo de toda la historia occidental de la música desde el La segunda concepción, la de la llamada fidelidad a
principio de la polifonía hasta la segunda mitad del siglo la obra, es mucho más reciente que la comentada ante­
XIX, y todavía hoy le rinden tributo muchos grandes mú­ riormente, pues sólo existe desde principios del siglo xx
sicos. Esta posición procede de la idea de que el lenguaje más o menos. Desde entonces se viene exigiendo cada
de la música está absolutamente ligado a un tiempo . Así, vez más ser «fiel a la obra» al ejecutar la música históri­
a mitad del siglo xvm, por ejemplo, las composiciones ca, e intérpretes import�ntes lo definen como el ideal al
de la primera década del siglo se tenían por irremedia­ que aspiran. Se intenta hacer justicia a la música antigua
blemen te pasadas de moda, si bien se les reconocía su como tal, y reproducirla a tenor de la épocá en que fue
valor. Una y otra vez nos maravillamos del entusiasmo creada. Esa actitud resílecto de la música histórica-es
con el que antes se encomiaban las composiciones con­ d
decir, no traerla al pres nte, sino trasladarse uno mismo
temporáneas, como si se tratase de grandes logros inédi­ al pasado-es síntoma de la pérdida de una música ac­
tos. La música antigua se consideraba sólo como una eta- tual verdaderamente viva. La música de hoy no basta ni
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ASPECTOS FUNDAME NTALES D E LA MÚSICA INTE RPRETACIÓN DE LA M ÚSICA H ISTÓRICA

al músico ni al público, inchiso la mayor parte de éste la de que cada vez se extienda más la música histórica en
rechaza directamente, y para '. llenar el vacío generado de los programas de conciertos.
esta manera se recurre a la música histórica. En los últi­ La última época musicalmente creativa viva fue el pos­
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mos tiempos ya nos hemos a ostumbrado tácitamente a tromanticismo. La música de Bruckner, Brahms, Chai­
entender bajo el concepto de. música sobre todo la músi­ kovski y Richard Strauss, entre otros, era todavía la más
ca histórica; a la música contemporánea se la admite, viva expresión de su tiempo. Pero allí se quedó parada toda
como mucho, de paso. En la historia de la música, esta la vida musical: esa música es todavía hoy la más oída y la
situación es del todo nueva. Un pequeño ejemplo puede preferida, y la formación de los músicos en las academias
servir de ilustración: si hoy en día se retirase la música sigue aún los principios de aquel tiempo. Es como si no
histórica de las salas de conciertos y sólo se ejecutaran quisiéramos admitir que desde entonces han transcur­
obras modernas, pronto qu: e daríah desiertas; exacta­ rido muchos decenios.
mente lo mismo, a la inversa; habría pasado en tiempos Si bieri hoy cultivamos la música histórica, no pode­
de Mozart si se hubiese privado al público de la música mos hacerlo igual que nuestros antepasados. Hemos per­
contemporánea y sólo se hubiese ofrecido música anti­ dido la inocencia para ver el criterio en el presente , la
gua (por ejemplo, música ba�roca) . Como vemos, la mú­ voluntad del compositor es para nosotros la máxima au­
sica histórica, en particular la· del siglo xrx, es hoy la por­ toridad,. vemos la música antigua en su propia época y por
tadora de la vida musical. Eso no había sucedido nunca eso hemos de esforzarnos en interpretarla fielmente,
desde que existe la polifonía. De la misma manera, antes no por razones museísticas, sino porque a nosotros nos
no había ninguna necesidad de una interpretación de la parece hoy la única vía posible de reproducirla viva y
música histórica fiel a la obra', tal como se exige hoy día. dignamente. Pero una interpretación es fiel a la obra
La mirada histórica es absolutamente ajena al carácter cua�do se acerca a la idea que tuvo el compositor cuan­
de una época culturalmente �iva. Esto también se obser­ do la creó. Ya se ve que esto sólo es realizable hasta cier­
va en las otras artes: así, por ejemplo, se construía sin repa­ to grado: la idea primera de una obra sólo se puede in­
ros una sacristía barroca en una iglesia gótica, se echaban tuir, en particular cuando se trata de música de épocas
abajo los más espléndidos altares góticos y se colocaban remotas. Los puntos de referencia que muestran la vo­
otros barrocos, mientras que hoy todo se mantiene y se luntad del compositor son las indicadones para la inter­
restaura hasta el más mínimo detalle. Pero esta actitud pretación, la instrumentación y los muchos usos de la
histórica tiene también algo bueno: nos permite, por pri­ práctica interpretativa que constantemente han ido cam­
mera vez en la historia de nuestro arte cristiano occiden­ biando y cuyo conocimiento el compositor presuponía en
tal, adoptar un punto de vist� libre y así contemplar con sus contemporáneos. Para nosotros esto significa un vas­
perspectiva toda la creación del pasado. Ésta es la razón to estudio a partir del cual se puede degenerar en un

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A SPECTOS F U N DAMENTALE S D E LA MÚSICA INTERPRETACIÓN PE LA MÚSICA H I S TÓRICA

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error peligroso: practicar la música antigua partiendo sólo tener. Ahora se habla de la intemporalidad de todas las
del conocimiento. Así surgen esas conocidas interpreta­ �
grandes obras de arte y sa concepción, tal como se en­
ciones musicológicas que desde el punto de vista histórico tiende en general, es tan� incorrecta como la del progre­
son a menudo impecables, pero que carecen de vida. Ahí so. La música, como cualquier arte, está directamente li­
es preferible una ejecución musicalmente viva aunque sea gada a su tiempo, es úni<¡:amente la expresión viva de su
históricamente errónea. Es evidente que los conocimien­ tiempo, y sólo es entendida íntegramente por sus con­
tos musicológicos no han de ser un fin en sí mismo, sino temporáneos. Nuestra «Gomprensión» de la música anti­
que únicamente han de poner a nuestro al.canee los me­
dios para una interpretación mejor, pues, al fin y al cabo,
gua sólo nos permite intuir el espíritu a partir del cual
surgió. Como vemos, la f11ú sica se corresponde siempre
una interpretación sólo será fiel a la obra cuando la repro­ con la situación espiritual de su tiempo. Su contenido no
duzca con belleza y claridad, y eso sólo es posible cuando puede ir nunca más allá! de la capacidad expresiva del
se suman conocimiento y sentido de la responsabilidad hombre, y todo lo que se gana por un lado se pierde por
con una profunda sensibilidad musical. el otro.
Hasta ahora se ha prestado muy poca atención a las Como en general unó no se hace una idea clara de la
continuas transformacfones de la p ráctica musical, in­ naturaleza y de la envergadura de los cambios que, en in­
cluso se las ha considerado como algo insignificante. La numerables detalles, ha !sufrido la práctica musical, ha­
culpa de ello es la idea de la existencia de una «evolu­ blaremos brevemente de·ellos. La notación, por ejemplo,
ción» por la que a partir de formas originales primitivas estuvo sometida hasta el siglo xvu a constantes trans­
y pasando por fases intermedias más o menos deficien­ formaciones y sus signo, s , �ún considerándose a partir
tes, se alcanza una forma definitiva «ideal». Y ésta es por de entonces «inequívocds», se entendieron con frecuen­
supuesto superior en todo a las «fases intermedias». Esta cia de maneras muy dift?rentes casi hasta finales del si­
opinión, residuo de épocas con un arte más vivo, está to­ glo xvm. El músico act�al toca exactamente lo que hay
davía muy extendida en la actualidad. Así, a los ojos de en la partitura sin saber que la notación matemáticamen­
aquellos hombres, la música, las técnicas de ejecución y te exacta no fue habitual¡ hasta el siglo x1x. Otro ejemplo
los instrumentos musicales habían «progresado» hasta lo constituye la cuestión de la improvisación, asociada
esa fase última, la época presente en cada caso. Pero des­ a la práctica musical hasta finales del siglo XVIII aproxi­
de que estamos en condiciones de obtener una visión ge­ �
madamente, y una fuent inmensa de problemas. La di­
neral, esa opinión, en lo que a la música respecta, se ha ferenciación entre las fases particulares de desarrollo
invertido: ya no podemos establecer diferencias de valor correspondientes a cada'. período presupone un amplio
entre la música de Brahms, Mozart, Josquin o Dufay; la conocimiento especializ�do cuyo aprovechamiento con­
teoría d e un progreso ascendente ya no se puede sos- secuente se muestra en los aspectos formales y estructu-

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ASPECTOS F UNDAM E NfrALE S D E LA MÚSICA INTERPRETACIÓN D E LA M Ú S I C A H ISTÓ RICA
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rales de la reproducción. Pero lo que constituye una di- su música. En la imaginación de los compositores sue­
ferencia inmediatamente pefceptible es la imagen sono­ nan los instrumentos de su tiempo, a menudo escriben si­
ra (es decir el timbre, el caráher y la potencia de los ins­ guiendo los deseos de determinados instrumentistas; en
trumentos, entre otros) . Pués igual que la lectura de la todas las épocas se ha exigido que la música fuese apro­
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notación o la práctica de la improvisación estaban some- piada a la técnica de los. instrumentos; sólo se conside­
tidas a constantes modificaciones, siguiendo el espíritu raban intocables las piezas mal compuestas y su autor se
de la época, al mismo tiemp'o se transformaban la con­ ponía en ridículo con ellas. El hecho de que muchas obras
cepción y el ideal sonoros y c;on ellos también los instru­ de viejos maestros se consideren hoy intocables (por
mentos como tales, la manera de tocarlos y hasta la técnica ejemplo algunas partes para instrumentos de viento en la
del canto. Al tema de la imagen sonora pertenece también música barroca) se debe a que los músicos las abordan
el espacio, es decir, sus dimensiones y su acústica. con los instrumentos y la técnica actuales. Lamentable­
Incluso en la cuestión de las transformaciones en la mente es una exigencia casi imposible de satisfacer pedir
manera de tocar-es decir de la técnica-no se puede a un músico de hoy que toque un instrumento antiguo y,
hablar de un «progreso» , ya:que se adapta siempre por además, según la técnica antigua. No hay, por tanto, que
completo, igual que los instrument os, a las exigencias de echar la culpa de los pasajes intocables o de otras dificul­
su tiempo. A esto se podría objetar que las exigencias a tades a los compositores antiguos o, como ocurre con fre­
la técnica instrumental han ido en aumento. siempre; cuencia, tachar la práctica musical de tiempos pasados de
esto es cierto, pero se refiere sólo a ciertos aspectos de la técnicamente insuficiente. I;.n todos los tiempos, los me­
técnica instrumental, mientras que las exigencias en jores músicos fueron capaces de ejecutar las obras más
otros terrenos fueron cada vez menores. En efecto, nin­ difíciles de sus compositores .
gún violinista del siglo xvII\ habría podido tocar, por A partir de todo esto se pueden intuir las enormes di­
ejemplo, el concierto para vi9lín de Brahms, pero igual­ ficultades a las que se enfrenta una práctica musical que
mente un violinista que toca! a Brahms tampoco está en intente ser fiel a la obra. No hay manera de evitar compro­
condiciones de ejecutar de m�nera impecable obras difí­ misos: son muchas las preguntas que quedan sin res­
ciles de la literatura violinística del siglo XVII. Para lo puesta, muchos los instrumentos que ya no existen o para
uno y para lo otro se requier� una técnica del todo dife­ los que no se puede encontrar un músico. Sin embargo,
rente; ambas son en sí igualrbente difíciles, pero funda-
j
allí donde es posible un alto grado de verdadera fideli­
mentalmente diferentes. ·
dad a la obra, se ve uno recompen�ado con riquezas in­
Modificaciones semejante� las vemos en la instrumen­ sospechadas. Las obras se revelan desde un ángulo com­
tación y en los propios instr?-mentos. Cada época tiene pletamente nuevo y viejo a la vez y muchos problemas se
exactamente el tipo de instrumentos que más conviene a resuelven entonces por sí mismos. Reproducidas así, las
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1¡' ASPECTOS F UNDAMENTALES D E LA MÚSICA M ÚSICA Y F RMACIÓN MUSICAL

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obras suenan no sólo más correctas desde el punto de tender para nosotros pqrque en nuestra comprensión
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vista histórico, sino también más vivas, porque se las pre­ actual de la música ya no1está implícito. Por medio de so­
senta con los medios que les corresponden, y uno perci­
¡· be las fuerzas espirituales que hicieron fructífero el pa­
nidos, melodías, armoní�s se puede, por tanto, intensifi­
�'' sado. La práctica de la música antigua adquiere así para
car la palabra hablada, el sentido de la palabra, lo que
permite una comprensiqn que abarca algo más que lo
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nosotros , más allá del mero disfrute estético, un sentido
profund o.
puramente lógico. .1. . .

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El efecto ·de la músi�a, sin embargo, no se limitaba


a un refuerzo y a una prdfundización de la expresión ha­
blada, la música encontrcil pronto su propia estética (cuya

¡'.: Comp rensión de la m úsica y fo rmación musical conexión con el lenguaje se mantenía reconocible) y una
gran cantidad de medios de expresión particulares: rit­
Son muchos los indicios que nos indican que nos dirigimos mo, melodía, armonía, entre otros. Así surgió un vocabu­
hacia un hundimiento cultural general, del cual la músi­ lario que confirió a la m(isica un enorme poder sobre el
ca, claro está, ho quedaría excluida, pues la música no es cuerpo y el espíritu del h!ombre.
más que una parte de nuestra vida espiritual y como tal Cuando se observa al personas que escuchan música
no puede sino expresar lo que se encuentra en la totali­ 1 . . 1 ·1�

se as ve en mov1m1ento; permanecer mmov1 sen ta do re-


dad. Si la situación es verdaderamente tan seria como yo quiere un esfuerzo de concentración resistente. Ese mo­
la veo, entonces nü' está bien que nos quedemos de brazos vimiento puede elevarse;hasta el éxtasis. Pero incluso en
cruzados hasta que todo haya pasado. �
un sencillo tránsito entr disonancia y resolución se pro­
La formación del músico desempeña ahí por supues­ ducen tensión y distensiqn. También en lo melódico ocu­
to un gran papel, entendiendo por «músico» cualquiera rre algo semejante: toda secuencia melódica obedece a
que participe profesionalmente en la vida musical, tam­ ciertas leyes, y cuando �a melodía corresponde a esas
bién el oyente entendido y, de hecho, el público en ge­ leyes se sabe después de cuatro o cinco sonidos cuáles
neral. Consideremos, desde este punto de vista, la impor­ tendrían que ser el sexto y el séptimo y esa sucesión, esa
tancia de la música en la historia. Quizá sea interesante preescucha, causa una relajación corporal. Cuando el
remarcar que en muchas lenguas «poesía» y «canto» se compositor quiere poner en tensión al oyente, frustra esa
expresan por medio de la misma palabra. Es decir, en el expectativa, lo lleva melódicamen ;:e a la confusión para,
momento en que el lenguaje, más allá del enunciado en otro lugar, volver a relajarlo. Este es un proceso ex­
objetivo, se vuelve profundo, se asocia al canto, porque traordinariamente complejo que ha sido empleado por
con ayuda ·del canto se puede expresar mejor lo que se los compositores durante muchos siglos a lo largo de la
sale de lo puramente informativo. Esto es difícil de en- historia de la música en Occidente. Cuando estamos sen-

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ASPECTOS FUNDAMENTALE S D E LA MÚSICA

La maestría técnica de la música por sí sola no es su­


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PROBLEMÁS DE NOTACIÓN
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Constantemente observai:n.os los límites de estos esfuer-
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ficiente. Creo que s ólo cuando consigam os volver a en­ zos, vemos los intentos d� diversos compositores de sor­ e
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señar al músico el lenguaje , o mejor dicho los muchos tear la ambigüedad med�ahte indicaciones más o menos
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lenguajes de los muchos estilos musicales y, en igual me­ precisas. Se establece así para cada compositor una es­

dida, la formación del oyente alcance la comprensl.ón de pecie de notación perso111 al que hoy sólo podemos desci­
1: ese lenguaje , llegará el día en que esa forma esteticis ta frar si la estudiamos en ; su contexto histórico. Por su­
�1 y embrutecida de hacer música dejará de ser aceptada , r'
1 puesto resulta fatal el ertor, todavía muy extendido, de \
así como la monoton ía de los program as de conciert os . creer que los signos de l�s notas, las expresiones de ca­
( ¿ Son esas pocas piezas, siempre las mismas, que se to­ rácter y tempo, así como �as indicáciones dinámicas, han
can desde Tokio hasta Moscú y París, verdaderamente la tenido siempre el mismÓ significado que en la actuali­
esen cia de la música occidental?) Y como consecuencia dad. Esta opinión errónea se basa en el hecho de que des­
lógica de todo ello desapa�ecerá la división entre música �
de hace siglos al escribir a música se emplean los mismos
.
«ligeta» y música «seria», y finalmente también la ruptu­ signos gráficos, pero no �e tiene en cuenta que la nota­
ra erttre la música y su época, y la vida cultural se volverá ción musical no es un méfodo intemporal y supranacional \... .
a fusionar en una unidad. para escribir música, váÜdo para varios siglos de forma
Ésta debería ser la finalidad de la educación musical h
invariable; con las transf rmaciones estilísticas de la mú­
en nuestro tiempo. Puesto que ya existen las institucio­ sica, de las ideas de los cornpositores y de los músicos in­
nes p ara ello, no debería ser difícil cambiar sus objeti­ térpretes, se transforma farn.bién el significado de los di­
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vos, infiltrarlos , darles nuevos contenidos . Lo que la Re­ ferentes signos de notac�ón. Dicho significado 'se puede
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volución francesa con su programa de conservatorio estudiar en parte en las obras didácticas, en párte hay que
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llevó a cabo-una transformación total de la vida musi­ f
inferirlo del contexto mu ical y :filológico, lo que también
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.
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cal-, lo tendría que lograr también nuestra época ac­ comporta siempre el peligro de cometer errores. La nota­
tual, siempre y cuando hubiera una concienc ia de la ne­ ción es, por tanto, un sistema extremadamente complejo
cesidad de esa transformación. de escritura codificada. Cualquiera que haya intentado
alguna vez representar en notas una idea musical o una
estructura rítmica sabe que eso es algo relativamente fá­
r: roblemas de n o ta ct'ón cil. Pero cuando a continuación se le pide a un músico
que toque lo escrito, entqnces uno se da cuenta de que no
Una y otra vez se le presenta al músico la cuestión de está tocando en absolutá lo que uno había pensado.
cómo fija el compositor sus ideas y deseos para intentar Tenemos, pues, una notación que nos tiene que dar
así transmitirlos a sus contemporáneos . y a la posteridad. una información tanto de los sonidos individuales como

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ASPE CTOS FUNDAM1E NTALES D E LA MÚSICA PROBLE MAS D E N O TACIÓN

del desarrollo de las piezas musicales. Para cadá músico, estructura de la composición cuya reproducción habría
sin embargo, debería estar claro que esa notación es muy que deducir a partir de otras informaciones, sino que in­
inexacta, que precisamente las cosas que nos dice no nos tenta indicar con la mayor exactitud posible la repro­
las indica con exactitud: no nos da información de la lon­ ducción misma: así hay que tocar aquí. La obra toma for­
gitud de un sonido, o de su altura, y tampoco nos da in­ ma por sí misma en el momento de la ejecución.
formación del tempo, porque los criterios técnicos que En general, la música se ha anotado hasta aproxi­
serían necesarios para ello no pueden ser transmitidos madamente 1 800 según el principio de obra , después
por la notación. La duradión de una nota sólo se podría
1
como indicaciones para la ejecución . Con todo, existen
indicar con exactitud con' una unidad de tiempo; la altu- numerosas interferencias: así, por ejemplo, las tablatu­
ra de los sonidos sólo po qría representarse propiamente ras (notaciones de la posición de los dedos) para ciertos
con frecuencias de vibración; un tempo constante se po­ instrumentos son ya en los siglos xvr y xvn puras indi­
dría tal vez indicar con el metrónomo-pero el tempo caciones para la ejecución-y por tanto no representan
constante no existe. j � . . gráficamente la obra-. Estas tablaturas muestran con
¿No es muy sorprendente que mus1cas en esencia y exactitud dónde debe colocar los dedos el instrumen­
estilo tan diferentes como, por ejemplo, una escena de tista, cuándo ha de pulsar una cuerda (por ej emplo en
ópera de Monteverdi o una sinfonía de Gustav Mahler se el laúd); la música prevista surge entonces en la realiza­
'
escriban con los mismos signos de notación? Si uno es ción sonora. Al mirar una tablatura; uno no se puede
consciente de las. diferencias extremas que existen entre imaginar sonidos, sólo pu�de ver las posiciones-éste
los diversos tipos de mús�ca, tiene que parecer realmen­ es un caso extremo de notación del tipo indicaciones
te extraño que para la música de cada época, de cada es­ para la ejecución-. En composiciones posteriores a
tilo, por muy diferentes qt!ie sean, se empleen desde 1 500 l 8 o o escritas , igualmente en el s entido de indicaciones
más o menos los mismos signos. para tocar, con la notación convencional (por ejemplo
A pesar de esa igualdad de los signos gráficos existen en obras de Berlioz o Richard Strauss y otros muchos) ,
dos principios fundament�lmente diferentes para su uti- está indicado con la mayor precisión posible cómo
lización: ! debe sonar lo escrito; sólo cuando se tocan con exacti­
i. Es la obra, la compo�ición misma la que se escribe; tud esas l)Otas, cuando se cumplen todas las instruccio­
su reproducción en detalle no es reconocible a partir de la nes, surge la música.
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notación. :
2. Es la ejecución la que �e escribe; de esta manera, la no­
Si, por el contrario, queremos tocar música escrita
según la notación de la obra, es decir música anterior al
tación es algo así como una serie de instrucciones para límite antes mencionado (hacia 1 800), nos faltan unas
tocar; no muestra ( como en el primer caso) la forma y la «instrucciones de uso» exactas. Hemos de recurrir para

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A S P E CTOS FUNDAME NTALES D E LA MÚSICA 11


P R O B L E M S D E NOTACIÓN
1 •

ello a otras fuentes. Todo esto supone, claro está, un gran buen «intérprete de adagios» en los siglos XVII y xvrn es
problema pedagógico, pues en general uno aprende en �
un músico que, improvis ndo libremente, ejecuta aque­
p rimer lugar la escritura de las notas y más tarde a dar lla ornamentación que c<j>rresponde a la expresión de la
forma a la música; la notación se presupone tácitamente obra y la refuerza.) i
como algo válido para todo tipo de música, y nadie le Así pues, cuando estoy afite una pieza musical, inten­
dice al estudiante que la música anterior a esa frontera to en primer lugar ver la ¿bra y determinar cómo hay que
de la notación tiene que leerse de una forma diferente a leerla, qué significaban esas notas para el músico de en­
la de después. Quienes enseñan, así como los estudiantes, tonces. La notación de aquel tiempo, en- la que no se re­
son muy poco conscientes de que en un caso se hallan presentaba la manera de !tocar sino la propia obra, exige
sólo ante unas indicaciones para tocar, mientras que en de nosotros el mismo conocimiento de la lectura que exi­
el otro caso ante una composición, ante una obra anota­ gía de los músicos para quienes la obra fue escrita.
da en una forma fundamentalmente diferente. Estas dos Tomemos un ejemplo ¡que será evidente para cualquier
posibilidades de lectura de una y la misma notación-no­ músico actual: la música qe baile vienesa del siglo XIX, una
tación de la obra e instrucciones para la ejecución­ polca o un vals de Johanri Strauss. El compositor intenta­
deb ei-ían ser explicadas a todo estudiante desde el prin­ ba aquí reflejar en la notafión lo que en su opinión era ne­
cipio en sus clases de teoría, de instrumento y de canto. cesario para los músicos- He la orquesta sentados delante
Si no, el estudiante tocará o cantará en ambos casos «lo de él; ellos ya sabían exactamente lo que era un vals o una
que pone» (fórmula esta muy frecuente entre maestros polca y cómo había que toc;arlos. Si se da esta música a
de música), y no podrá hacer justicia en absoluto a la no­ una orquesta que no pose¡e este conocimiento, que no co­
iI
tación de obra si no se ha enfrentado previamente a ella. noce estas danzas, y los m¡úsicos tocan exactamente lo que

·

Quizá se pueda explicar todo esto más fácilmente pone en la partitura, el rerulta o será u?� música � omple­
.
con el concepto de ortografía. Existe una ortografía mu­ tamente diferente. No es posible escribir esa mus1ca de
sical proveniente de los tratados de música, de teoría y baile exactamente como ha de ser tocada. A menudo una
de armonía. De esta ortografía musical resultan particu­ nota ha de entrar un poco antes o un poco después, o ha
laridades de la notación, como por ejemplo el hecho de de ser más corta o más larga que lo que está escrito, etc.
que retardos, trinos y apoyaturas a menudo no se escri­ Así, esa música se podría:tocar exactamente-con exacti­
ban, lo que con frecuencia resulta bastante confuso si tud metronómica- . -, per¡o el resultado no tendría nada
uno cree tener que tocar lo que está escrito. O el hecho que ver con la obra que quería el compositor.
de que la ornamentación no esté fijada: si se escribiese, Si la comprensión correcta de la notación musical ya
se excluiría la fantasía creadora del músico y ésta es pre­ es problemática hasta ese grado con música de Johann
cisamente requerida para la ornamentación libre. (Un Strauss, a pesar de que �quí nunca se produjo una rup-

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ASPECTOS FUNDA M ENTALES D E LA MÚSICA PROBLEMAS DE N OT ACIÓN
!
tura de la tradición, cuábto más problemática no será en Hay además algunos casos en los que, por razones
el caso de una música cuya tradición se ha interrumpido técnicas o musicales, es imposible mantener el sonido al
por completo hasta el punto de no saber cómo se tocaba pie de la letra; tales situaciones muestran, al menos, que
realmente esa música en tiempos del compositor. Supon­ la notación y la práctica difieren a menudo en este pun­
gamos que la música de Strauss dejara de tocarse por to. Esto se ve con claridad en el caso de los acordes toca­
completo durante cien ap os y al cabo de ese tiempo fue­ dos en instrumentos de cuerda (en los que, por razones
se «redescubierta» y nu�vamente interpretada. ¡ Apenas técnicas , no se pueden mantener todas las notas) , o en el
se atreve uno a imagina� cómo sonaría ! Algo semejante, caso de un instrumento en el que no es posible sostener
me parece a mí, sucede con los grandes compositores de las notas en toda su duración (el piano, el clave u otros
los siglos xvn y xvm, con cuya música no hemos mante­ instrumentos de cuerda pulsada) . En un clave o en un
nido una relación constante porque sus obras dejaron de laúd no se puede oír una nota larga mantenida, sólo se
interpretarse durante siglos. No existe nadie que pueda oye el ataque del sonido, que seguidamente se extingue;
decir a ciencia cierta cómo hay que leer esa música, cómo el resto lo añade la fantasía, el sonido real desaparece.
hay que proceder en detalle para tocarla. Ese desaparecer no significa que el sonido deje de exis­
Claro está que en las . fuentes se encuentra mucha in­ tir, sino que más bien el «oído interior» sigue escuchán­
formación al respecto, pho al final cada uno lee en ellas dolo hasta que es relevado por la siguiente nota. Si esa
lo que se imagina. Cuando, por ejemplo, en las fuentes se nota· siguiera sonando con toda su fuerza, estorbaría la
dice que cada nota se ha de tocar la mitad de larga que el transparencia auditiva de la, composición y oscurecería,
valor que está escrito, eso se puede entender literalmen­ además, la entrada de la siguiente nota; esto se oye con •, , •I-

te: cada nota se ha de mantener sólo en la mitad de su va­ frecuencia en conciertos de órgano (en el órgano sí que
lor. Pero también se podría entender de otra manera: se puede mantener teóricamente cualquier sonido tanto
hay, en efecto, una vieja regla que dice que hay que dejar tiempo como requiera su notación) . La realidad (un so­
sonar todo sonido hasta que se extinga. El sonido se ge­ nido mantenido) no es mejor que la fantasía (la ilusión
nera y se extingue-com\o el sonido de una campana-, de ese sonido), al contrario, en determinadas condicio­
acaba «perdiéndose», n0 se puede oír su final preciso nes puede cubrir y estorbar la comprensión del resto.
porque la ilusión, la fant'asía del oyente que prolonga la Esto se puede percibir con toda claridad en aquellas fu­
nota, es inseparable de la experiencia real del oyente. De gas del Arte de la fuga de Bach en las que hay una au­
esta manera, no es posible determinar la duración exac­ mentación; la música se entiende mucho mejor cuando
ta del sonido. Éste se pu�de considerar como nota man­ se tocaO: al clave que al órgano, a pesar de que en el ór­
tenida en la totalidad dej su valor, o también como nota gano se pueden mantener las notas. En el violín, por
muy acortada, según si la: ilusión se tiene en cuenta o no. ejemplo, no es posible mantener las cuatro voces de un

42 43
(

A S P E C T O S FUNDAMENTALE S DE LA MÚSICA PROBLEMAS D E NOTA C I Ó N

acorde de cuatro notas durante todo un compás, pues en que p erder de vista que todos los tratados didácticos
el momento en que se llega a la cuerda mi, ya no queda de los siglos XVII y xvin fueron escritos para los con­
nada de la. nota del bajo en la cuerda sol. No se pueden temporáneos del autor, t que ese autor podía presupo­ /

atacar, tal como están escritas, todas las notas del acorde ner unos conocimientos! de los que no tenía necesidad
simultáneamente, es decir, hay que considerar la nota­ alguna de hablar. No es a nosotros a quien iban dirigi­
ción, como se hace siempre, como una imagen ortográfica das sus enseñanzas, sinp precisamente a sus contem­
�¡I 1 de la composición y la ejecución como una representa­ poráneos. Así que todas esas valiosas informaciones
ción musical que ha de tener en cuenta las posibilidades no pueden adquirir para :1;1osotros todo su significado a no

11
1,
técnicas y la capacidad perceptiva del oyente. Eso significa ser que también posea�os el mismo conocimiento bá­
en este caso que las notas del acorde se tocarán sucesiva­ sico sobrentendido . ¡ Lo ino escrito, lo presupuesto, será

! mente y no simultáneamente. Esto no sólo es válido para


los instrumentos de cuerda con arco, sino también para
el laúd y a veces para el clave y el piano, cuando el acor­

entonces probablemen t más importante que lo escri­
to ! Por mi parte, piens � que es frecuente, y muy pro­
bable, que del estudio qe las fu entes surj an malenten­
de sobrepasa la extensión que se puede abarcar con la didos y las numerosas colecciones de citas que se han
mano, o cuando el clavecinista no tiene la intención de publicado en los últimos años no deberían considerar­
tocar todas las notas a la vez. se como pruebas de nada, pues con igual facilidad se
No basta, pues, con apropiarse de las obras didácti­ podría «demostrar» toqo lo contrario con otras citas
1! 1
cas históricas y decir: cada nota se tiene que tocar acor­ extraídas de su context� . );'"o quisiera ante todo adver­
¡
1
tando su valor, cada nota tiene su parte fuerte y su parte tir de una sobrevaloració n de nuestra comprensión
,: !
1 ¡ débil. Incluso si siguiéramos literalmente todas las reglas histórica de la música. Sólo cuando descubramos ver­
allí contenidas, gran parte de la música antigua podría daderamente el significado de los viejos preceptos y
sonar como una caricatura grotesca. Sonaría de una ma­ tratados será concluyente una interpretación musical
nera posiblemente más distorsionada que en el caso de según esas reglas.
un aficionado a la música que, por ignorancia, lo hiciese Las informaciones que tenemos proceden de una
todo «mal». Las reglas de las viejas obras didácticas co­ serie de tratados de los siglos XVII y XVIII. Si sólo leemos
mienzan a volverse interesantes para la práctica cuando una de esas fuentes, por � ejemplo el método de flauta de
1
las entendemos-o, al menos , cuando tienen un signifi­ Quantz, creemos saber ya mucho sobre el tema. Pero a
cado para nosotros, tanto si las entendemos en su senti­ continuación estudiamos otra fuente y encontramos allí
do original como si no. algo completamente dif�rente y no pocas veces lo con­
Vep con mucho escepticismo que hoy en día sea po­ trario. Si se leen varios1 autores, observamos muchas
sible una comprensión completa de la música. No hay contradicciones en tema,s semejantesy, hasta que no he-

44 45
A S PECTOS F U NDAME NTALES D E LA M Ú S I C A PROB LEMAS DE NOTACIÓN

mos comparado un grari. número de fuentes entre sí, no toca una obra de 1 7 20 según directrices de 1 7 5 6, eso no
empezamos a comprender que se trata de contradiccio­ tendrá mucho sentido . To das estas cuestiones han de
nes aparentes . Sólo ent b nces es posible empezar a ad­ verse en su contexto y se han de valorar y juzgar de nue­
quirir una imagen más o menos clara y global de las · vo cada vez.
cosas . Si tomamos diferentes afirmaciones y las super­ El ejemplo de J ohann Strauss que he citado antes
ponemos, por decirlo así, se ponen de relieve las dife­ me parece tan útil porque su música, en mi opinión, se
rentes tendencias a las ',que corresponden los diversos toca todavía correctamente en Viena, de una manera
autores . La música y eL ejercicio de la música no eran del todo primigenia y natural. Los m�sicos de más edad
entonces de ninguna manera algo uniforme. Un autor habían tenido en su juventud todavía contacto con gen­
se habrá atenido a lo que sus padres dijeron o escribie­ te que había tocado b ajo la dirección de Strauss y sus
ron, orientando su mirkda: más bien hacia el pasado. sucesores. Allí todavía se sabe sencillamente-sin dar
Otro describe los usos musicales en un determinado lu­ muchas vueltas-cómo se han de repartir luz y sombra
gar-o está entusiasmado con alguna corriente moder­ en la dinámica, dónde hay que tocar notas largas o cor­

-· na-. Todo ello se distiO:gue b astante bien comparando


las fuentes. En principio, encontramos que una des­
tas, cómo obtiene esa música el impulso apropiado
para bailar y dónde está la gracia de todo ello. En la
- cripción de la práctica general, del ejercicio corriente
de la música, no figura en tales textos. Más bien se co­
música antigua nos faltan esos conocimientos-no exis­
te una tradición ininterrumpida-, sólo a p artir de las
- difica algo sólo cuando amenaza con caer en el olvido; descripciones podemos saq.r conclusiones para los tempi


o también cuando un aficionado pretende p reservar y para las :finezas no escritas de la ejecución musical.
prácticas ya anticuadas,' como se puede ver muy bien, Sabemos demasiado poco,. al menos a p artir de la sen­

-1 por ejemplo , en la defensa de la viola de gamba de Le


Blanc. Y después hay tarp.bién autores , claro, que quie­
sación corporal, sobre las vieja s danzas, las cuales son
muy instructivas para la determinación del tempo.
- ren introducir algo nuevo y que para ello se lanzan «a
las b arricadas», como por ejemplo Muffat, quien hacia
Cuando se conocen las reglas de los pasos de danza, se
pueden aplicar muy fácilmente a la música. Ahí tene­
1 :finales del siglo xvu quería dar a conocer el estilo fran­ mos por tanto cierta posibilidad p alpable, p erceptible

1
cés moderno e introdu irlo fuera de Francia. Muffat corporalmente, de interpretar la notación. Puesto que
intentó resumir las peculiaridades
1
esenciales de ese es- las danzas siguen determinados ritmos y tempi, :fijados
-· tilo, explicarlo a los músicos que no estaban familiari-
zados con él en absoluto. Por otro lado, también hay
en una ocasión y conocidos por todos, que son relativa­
mente fáciles de reconstruir, habrá que verlas como la
- que tomar en consideración dónde se sitúa desde el pun­ más importante fuente de información sobre la forma

to de vista estilístico un fu ente: si, por ejemplo, uno de tocar, el tempo y todo tipo de acentos .
1
1
47

1
1
ji
!!1 . .,1 ASPE CTOS F UNDAMENTALES D E LA M ÚSICA
: ¡; :
PROBLEM4\.S DE NOTACIÓN
En el resto de la música, el ritmo fundamental, el Los instrumentistas\actuales opinan a menudo que
tempo y la acentuación se han de inferir a partir de las in­ los efectos deseados t �mbién se pueden obtener por
dicaciones de compás y del barrado de los compase s. Las otros medios; eso es ci �rto en muchos casos, no cabe
barras de compás, a principios del siglo xvn, sólo servían duda de que también s � p uede acentuar un arco arri­
de orientación. S e colocab an «en algún lugar» (yo, en ba, pero al revés es m�s natural. Yo pienso que tam­
cualquier caso, aún no he conseguido encontrarles otra bién hoy se debería intentar en primer lugar esa vía
función ) . No es hasta bien entrado el siglo xvn que se natural y, sólo cuando h ay algo que no se puede ejecu­
coloca la barra de compás «correctamente», según nues­ tar de esa manera, recurrir a otras opciones. Esto se
1
tra acepción; entonces nos da también información sobre puede observar muy bi�n en los tratados de violín de \.
la acentuación de la música. Gracias a ella la jerarquía­ Leopold Mozart y de Oeminiani: el uno dice que todo
que ya antes era evidente-de acentos , procedente del acento se ha de interpr�tar arco abajo, el otro, afirma \.
lenguaje, se convierte en un sistema visible. Esta jerar­ que también debería ser posible marcar el acento de
quía-como explicaré en detalle más adelante-es para otra manera.
la música de los siglos XVII y XVIII quizá lo más elemen­ En la música de los siglos pasados hay leyes escritas y
tal e importante. Expresa algo muy natural, a saber (y lo leyes no escritas cuyo conocimiento por parte de los mú­
diré de una forma muy simplific ada) , que según el prin­ sicos de entonces se dab� por sobrentendido y que noso­
cipio de la acentua ción en el lenguaje hablado a algo tros tenemos que descubrir con esfuerzo. Una de esas
fuerte sigue algo débil, a algo pesado sigue algo ligero; leyes dice: una disonancia c;lebe ser acentuada y su reso­
esto se expres:¡trá también en la forma de tocar. Quizá lución, perdiéndose, de� e ir ligada a ella. Muchos músi­
por esa razón los instrumentos musicales, por ejemplo cos-también entre aquellos que se dedican más a la mú­
los de cuerda, están construidos de manera que la alter­ sica antigua-descuidan esta importante y muy natural
nancia entre fuerte y flojo, entre pesado y ligero, se pue­ regla de acentuación e impiden de esa manera acentos
da realizar fácilmente y con naturali dad. En el uso del atractivos que el compositor, precisamente mediante
arco barroco , en particular, el arco arriba es por sí mis­ esas disonancias, había colocado allí, a menudo en con-

1
:� '
'
1
mo algo más débil que el arco abajo. Por tanto los tiem­ tra de las reglas habitua es de acentuación; de este modo
pos «fuertes» (en 4/4 , por ejemplo, el primero y el terce­ ocurre que ocasionalmente se acentúe el cuarto tiempo
ro) se han de tocar en principio arco abajo. Para los del compás, normalmente sin acento, y que se disuelva
instrumentos de viento existe todo un abanico de golpes en la nada en el primei¡ tiempo, que en general habría
de lengua con los que se expresa una variabilidad similar sido acentuado. Esta importantísima perturbación resul­
y, para los instrumentistas de tecla, hay unas digitaciones ta hoy día lamentablem�nte equilibrada por la mayoría
propias que provocan un efecto equivalen te. de los músicos.

49
ASPE CTOS FUNDA � ENTALES DE L A MÚSICA PROBLEMAS D E NOTACIÓN

Tomemos, como un ejemplo más de las diferentes acep­ . También los signos de articulación, como el punto y
ciones de la notación de �yer y de hoy, la manera en que se la ligadura, se malentienden con mucha frecuencia por­
leían y escribían las notas punteadas en el siglo xvm y que las diferencias de su significado en la notación ante­
cómo se tocaban y se tbcan. La regla oficial moderna rior y posterior a l 8 o o no son suficientemente conocidas
dice que el punto alarga !la nota en la mitad de su valor y y por eso no se tienen en cuenta. Nuestro punto de vista
que la siguiente nota corta posee exactamente el valor se basa en general en la música del siglo XIX, en la que la
rítmico de ese puntillo de prolongación. No existen en libertad del intérprete fue limitada radicalmente por
nuestra notación métodos diferenciados para represen­ la concepción autobiográfica de la composición. Es na­
tar las infinitas posibilidades que hay de tocar ritmos tural que los detalles de la interpretación resultaran fij a­
punteados, desde valores de notas casi iguales hasta la dos con la mayor exactitud posible, que cada matiz, el
marcada sobre puntuacipn; todos los ritmos punteados más mínimo ritenuto, la más pequeña variación del tem­
parecen iguales en el p apel, al margen de lo que signifi­ po fuera señalada. Como desde entonces las partituras,
quen. Sin embargo, está demostrado, y se desprende de por lo que respecta a dinámica, tempo y fraseo, están
gran cantidad de textos !. didácticos de las más diversas completamente llenas de señales , los músicos se han acos­
épocas, que existía un número casi incalculable de varian­ tumbrado a reproducir el texto musical con todas sus in­
tes para tocar los ritmos punteados, sobre todo aquellas dicaciones de manera casi servil. Esta manera de leer
que aguzaban la puntuación, es decir, aquellas en las que y tocar, correcta para la música de los siglos X I X y x x ,
·
la nota corta tras el puntillo tenía que tocarse más tarde es del todo errónea para la m úsica del barroco y del
de lo que sería su momento «correcto», a veces en el úl­ clasicismo. Y, sin embargo , quizá por desconocimiento ._

timo instante. La única repartición que hoy es corriente, se aplica a esta música (a todo tipo de música, a todo es- .
la proporción 3 :1, se tocab a también en pocos casos ex- tilo) . El resultado tendrá que ser incorrecto pues los mú­
cepcionales. i sicos de la época barroca tocaban bajo supuestos com­
En interpretaciones <<modernas» se adaptan riguro­ pletamente diferentes a los de hoy en día. Las partituras
samente todos los valores¡ de las notas a su (supuesta) du­ del siglo xvnI casi no incluyen ninguna dinámica, llevan
ración correcta, los puntiUos se tocan casi con una exac­ pocas prescripciones en cuanto al tempo y sus modifica­
titud ejemplar. La razón \ para poner tanto hincapié en ciones, y apenas . indicaciones de fraseo y articulación .
esa meticulosidad rítmic a debe de ser que los músicos Cuando en el siglo XIX se publicaba música de épocas
por naturaleza-y con ra¡zón- . tienen tendencia a tocar · anteriores , se completaba con las indicaciones «faltan­
un ritmo menos preciso, �on lo que el director tiene que tes». Así; en estas ediciones encontramo s en particular
exigir de alguna manera Ja reproducción exacta de las
1
las llamadas grandes «ligaduras de fraseo», mediante las
notas . cuales estas obras resultaban fuertemente desfiguradas

50 51
ASPECTOS F U N DA M E NTALE S D E LA MÚSICA P R O B LEMAS D E NOTA CIÓN
1

(
en su «lenguaje», casi podría decirse que se transporta­ compositor». O sea, se tr�taba por un lado de seguir la ar-
ban al siglo X I X . En cualquier caso, se era del todo cons­ ticulación prescrita mediante puntos, arcos y ligaduras­
ciente de la necesidad de añadir las ligaduras. Pe5DJ el aunque los golpes de arco y de lengua no bastan de nin -
verdadero gran error no tuvo lugar hasta la prim�a mi­ guna manera, sino que además hay que ponerlos de relieve
tad de nuestro siglo con la oleada de la llamada «fidelidad mediante una ejecucióni dinámica-y, por otro, de en­
a la obra»; se limpiaron las viejas partituras de los añadi­ contrar los modelos de articulación adecuados allí donde
dos del siglo XIX y se ejecutaron de esa forma resecada. el compositor no prescriqe nada.
Sin embargo, se mantuvo el principio del siglo x1x según Contrariamente a estos1
requerimientos, desde hace un
el cual todo lo que el compositor deseaba tenía que estar tiempo se toca. en muchos lugares un texto musical «depu-
1
expresamente en la partitura y, al contrario, todo lo que rado», y desde esa atalaya de la «fidelidad a la obra» a
no estaba allí era indeseado y sería una desfiguración ar­
.

menudo se tach�n de «rof�ntizad�s», de est lístic am�nte
.
bitraria de la obra. Pero los compositores del barroco y incorrectas, las mterpretfc1ones mas vivas e 1magmatlvas
del clasicismo no podían atenerse a esas reglas, porque de música clásica y barro f ª·
todavía no existían. Para ellos los principios de la articu­ De la notación de los recitativos también resultan
lación, que más adelante trataré, eran los determinantes. problemas muy significativos. Aquí quisiera llamar la
Éstos intervienen fuertemente en los problemas de la no­ atención en especial sobte la diferencia entre el recitati­
tación porque presuponen métodos de ejecución que �
vo italiano y el francés. n ambos existe el mismo pro­
sólo ocasionalmente eran anotados en las partituras y blema, a saber, el de traµsp,oner en música la melodía y
que, por tanto, eran aportados por el intérprete mismo el ritmo del lenguaje hablado. Los italianos lo hacen a su
según su entendimiento y 'su gusto. Estos principios se manera generosa, anotat;1.do el ritmo hablado más o me­
encuentran en Leopold Mozart, entre otros , expresados nos y escribiendo en to qo caso, por cuestiones de orto­
muy claramente: «No basta con tocar sin más las mismas grafía, un compás de cuatro por cuatro. Así, los acentos
, figuras con los golpes de arco señalados, también hay aparecen allí donde son conformes al ritmo hablado, lo
i ' :
que ejecutarlas de manera que el cambio (del golpe de �
que puede ser en el segu do o cuarto tiempo del compás
arco) entre en los oídos.» «No hay que observar con má­ o en el primero, y los bajos, muy sencillos, son anotados
xima atención sólo las ligaduras escritas e indicadas, sino por debajo en valores largos (el hecho de que se tienen
también . . . cuando no hay nada indicado; hay que saber, que tocar como notas cortas está documentado de modo
pues, ligar y atacar por sí mismo, con gusto y en los luga­ irrecusable y es un ejemplo más de la diferencia entre
res apropiados.» «Siento una gran compasión cuando el texto anotado y el soni�o real deseado). Del cantante se
veo violinistas bien formados . . . ejecutar pasajes muy fá­ espera que siga exclusivamente el ritmo del habla y no el
ciles . . . de forma totalmente contraria al pensamiento del de las notas. Es curioso que esta exigencia inequívoca se

53
l
ASPE CTO S FUN D MEN TAL ES D E LA M
ÚSIC A PROBLEMAS DE N O TACIÓN
pon ga en duda una y otra vez en los prep arati
vos para re­ Este tipo de libertades no se corresponde en absolu­
p resentaciones de óper a o en las clases de
canto. Todas to con el espíritu racional francés . Así, Lully-que era
las fuentes que conozco se manifiestan a favo
r de un can­ italiano-desarrolló a partir del lenguaje patético de los
to hablado completamente libre , que sólo
se anota en actores franceses una especie de código de ritmos habla­
compás de 4/4 por razones orto gráfi cas. Así,
en 1 7 8 7, dos que intentó expresar con exactitud por medio de la
Türk dice: « . . . mar car el compás en recitativo
s meramen­ notación musical. De ello resultaban, lógicamente, com­
rda [ . . ] va
te narrativos es una costumbre altamente absu
.
pases complicados como 7/4, 3 /4, 5 /4. Estos compases
contra la expresión y deilata una gran igno
rancia por par­ eran en la ortografía musical de la época absolutamente
te del intérpre te». Hiller, en 1 7 7 4: « . . . es cosa
te [ . . . ] decidir si ha de declamar rápido
del cantan­ impensables; no podía haber más que compases de dos y
o despacio, y
sólo el contenido de la� palabras [. . . ] le tien
cuatro, o de dos y tres, o de cuatro y tres. Por tanto se es­
de guía [. . . ] Es bien co ocido que en toda

e que servir cribía 4/4 ó 2h ó 3 /4; el 2h es exactamente el doble de


s partes el re­ rápido.
citativo se cant a sin at nción al com pás»
. Carl Philipp
ativos [ . . ]
Emanuel Bach añad e: « . . . el resto de los recit
Rameau, Castor et Pollux
.

se cantan sin resp etar el compás, aunque al


: escribirlos se
los hub iera disp uest o en compase s». Y,
fina lme nte, al h..
cantante se le advierte siempre que en el
recit ativo ha
de hablar más que cantar. Nied t: « . , .este estil 1 -
o se ha de Non, le oit le
el- Jo r,, Te-l re eI do-re. Au pied deton bG -
a- a
-

aproximar más al habla 9.ue al canto . . . >> G. F.


Wolf, 1 7 8 9 : v u
« . . . ha de ser un canto que se pare zca más
a un discurso
que a un verdadero cant o, es decir, una decl u 6 -17 1

amación mu­ # q
sical .» Sche ibe: « . . . del recit ativo no pued
sea canto [ . . . ] es un disc1 urso cant ado» . Tam
7 4

e decirse que
bién Rou s-
seau dice en la Ency clop édie : « . . . el mejo


r recitativo es
aqué l en el que men os se canta». (Est e tipo
de recit ativo
aparece también con fre;cuencia en la mús
ica alemana. ) e e n l i e o er i oe
Cua ndo hay que susp end er la recitación
libre en ritmo ���ch��r,�dé�-t�s�-t�a�t��' u �- n��v�r�s,�j'a�i· vu�!'�h �r-r�u�q�u�la�d�é�v�r�,
hablado se escribe entonces «a tem po» o
algo pare cido ;
esto significa que lo que hay antes no se ha
de interpretar
a com pás, sino en ritmo libre, a partir de ese 2
momento se
ha de resp etar de nue vo �l compás.

11 54 55

11

.i .
1 (

e
ASPECTOS FUNDAMENTALES D E LA MÚSICA PROBLEMÁ S D E NOTAC IÓN
¡

i\ Así, en el recitativo francés aparecen con frecuencia questal. De algunas representaciones de la época se han
¡ , cinco compases. diferentes en el espacio de cinco compa­
/('
\,_
ll conservado las partes o,rquestales, éstas nos permiten
ses, pues en la sucesión de compases 4/4, 3 /4 y 2h se for­
..

¡,:
r; i::1 realizar comparaciones interesantes entre interpretacio­
man compases de 7/4, 6/4, 5/4, 4/4 ó 3 /4. De esta mane­
�1¡' 1J¡i;
nes verdaderamente histpricas que muestran diferencias
(
ra, en este sistema se dan todas las posibilidades de tipos considerables entre sí. Así, encontramos la misma ópera
t de compás, también los más complejos; lo que no hay
que olvidar es que el compás alla breve (212) ha de ser
una vez con una orquesÚ que incluye trompas y trompe­
,, tas, y otra vez sólo con ub a pequeña orquesta de cuerda; e
:i:.

'li
exactamente el doble de rápido que el 4/4. Este sistema �
en todos los materiales p ra la interpretación se encuen­
de n otación (al contrario del italiano) es muy exacto y se tran partes intermedias dompletamente diferentes; a ve­ e
(
corresponde con el gusto por el orden de los franceses. ces una obra está comp�esta sólo a tres voces, a veces a
Con él, los textos obtienen un magnífico ritmo escan­ cinco.
dido. Esta diversidad se eíxplica precisamente porque el
Quizá debería hacer alusión también a una especie compositor sólo escribía1las partes externas, el resto era
de notación «estenográfica». Considerado estrictamen­ cosa de los intérpretes. Lamentablemente no podemos
te, el baj o continuo no es otra cosa que una partitura en estudiar con exactitud la aplicación de estas posibilida­
un código abreviado que muestra al ejecutante el trans­ des en la ópera italiana i porque de ésta apenas se han
curso armónico de la pieza. Lo que éste tiene que tocar conservado los materiales, mientras que de la ópera fran­
no está fijado, depende de sus conocimientos y de su cesa tenemos a nuestra 1di&posición muchos materiales
gusto. También las óperas francesas del siglo XVII y par­ para la ejecución de los siglos xvn y xvm. El principio se
te del XVIII-o sea, hasta Rameau aproximadamente-e puede distinguir tanto ª?uí como allí. Hay también par­
incluso una buena parte de las óperas italianas, sobre tituras italianas en las qmt las líneas para las partes instru­
todo las venecianas, están anotadas en cierto modo este­ mentales se dejaron en bfanco; de ese modo, el ejecutan­
nográficamente, es decir, están escritas de tal manera te tenía la posibilidad deicompletar tales lugares con una
que el intérprete tiene ante sí únicamente una especie de escritura orquestal. Esto no lo hacía el compositor mis­
esqueleto de la obra, el cual a menudo no consta más que mo, sino que más bien se consideraba parte de la rea­
del b ajo instrumental y la parte cantada. A veces , en las lización. La obra y la ej�cución permanecían por tanto
óperas francesas hay además alguna indicación sobre los claramente separadas. E� espacio creativo libre del intér­
. '
1
instrumentos que se han de emplear. Esta manera de es­ f
prete, mediante el cual ada interpretación devenía un
cribir las óperas ofrece al intérprete numerosas posibili­ acontecimiento único e �rrepetible, es para el músico de
dades para instrumentar la obra según sus circunstancias hoy algo completamente'j ajeno, algo de lo que en general
y su gusto, incluso para completar toda la plantilla or- no tiene conciencia. Sin'. embargo, para poder ejecutar

57
!
ASPECT OS FUND �MENTA LES DE LA MÚSICA LA ARTICULACIÓN
1
1
hoy en día la música antigua de forma mínimamente ade- je de los sonidos». Simplificando y de manera un tanto
cuada, se tendrían que � acar a la luz algunos aspectos de �·.· · burda, diría que la música anterior a 1 8 0 0 habla, la mú­
este enorme tesoro de d:mocimiento, que en otro tiempo
se daba por sentado , y transmitirlos a los músico s, y no �
.
•· sica posterior pinta. La primera hay que comprenderla,
igual que todo lo que se habla presupone comprensión,
sólo a los llamados «e �pecialis tas» en música antigua. la segunda actúa por medio de sensaciones que no es
Aun cuando la cuestión lde la reproducción estilística co­
\
preciso entender, sino satisfacer.
rrecta quede (gracias a D ios) para siempre sin respues ­ La articulación musical (en la música de los siglos xvn
r
,.

ta-la notación es demasia do ambigu a para ello-, noso­ y xvrn) era, por una parte, algo totalmente sobrentendi­
tros permaneceremos en todo momento a la búsque da, y do para el músico, quien no tenía más que atenerse a las
siempre descub riremos; nuevas facetas en las grandes reglas generales conocidas para acentuar y para ligar, es
obras maestras. decir, reglas de la «pronunciación» musical; por otra
parte, había y hay, para aquellos lugares en los que el
compositor quería una articulación determinada, algu­
La articu la ción nos signos y palabras ( como, por ejemplo, puntos, rayas
horizontales y verticales y líneas onduladas, arcos de li­
La articulación es el procedimiento técnico del habla, la gado, palabras como spiccato , staccato, legato, tenuta,
manera en que se enlazan las diferentes vocales y conso­ etc.) que señalaban la ejecución requerida. Tenemos aquí
nantes. Según el diccionario Meyer (1 9 0 3 ) , articular sig­ el mismo problema que teníamos con la notación: estos
nifica «dividir, exponer algo punto por punto; hacer re­ signos de articulación permanecen invariables durante
saltar con claridad las partes individuales de un todo, en siglos, incluso después de 1 8 0 0 , pero su significado cam­
particular los sonidos y sílabas de las palabra s. En la mú­ bia a menudo de forma radical. Si un músico, por tanto,
sica se entiende por arti1culación ligar y destacar los so­

que no conoce el carácter parlante, dialogante de la mú­
nidos, el legato y el stac ato, y su combinación, para lo sica barroca, lee los signos de articulación de esta músi­
cual muchos utilizan , llevando a confusión, el término ca como si hubieran sido escritos en el siglo x1x, y eso
fraseo» . Los problemas \le la articulación se nos presen­ sucede muy a menudo, entonces su interpretación (erró­
tan sobre todo en la música barroca o, mirado un poco neamente) pintará, en lugar de hablar.
más ampliamente, en la música entre 1 6 0 0 y 1 8 0 0 más o Todos sabemos cómo se aprende una lengua extran­
menos, pues esa música: gira esencialmente en torno al

jera; y para nosotros la música b arroca es una lengua ex­
lenguaj e. Todos los teór cos de la época han remarcado tranjera, pues no somos hombres del barroco. Tenemos
decididamente los paraleli smos de la música con el len­
p
guaje , la música se calific con frecuencia como «lengua-
pues, igual que en el caso de una lengua extranjera, que
aprender las palabras, la gramática y la pronunciación-

59
(
i ,
(
ASPECTOS F UNDAME NTALE S D E LA MÚSICA LA ARTICULACION
la articulación musical, la teoría armónica y los princi­ es decir un primer tiempo noble, un segundo malo, un ,.
pios que rigen las cesuras y los acentos -. Y si aplicamos tercero no tan noble y un, cuarto miserable. El concepto \

estos precept os en la ejecución de la música eso no signi­ de nobleza se refiere, cl�ro está, a la acentuación. Ésta
fica, ni mucho menos, que estemos haciendo música; lo queda pues así: uno - dos - tres - (cuatro)
1 l·
que hacemos es más bien deletrear con sonidos. Quizás es­
temos deletreando bien y el resultado sea bonito, pero ha­ n v n v
1 (
(nobiles = n, viles = v. Estos dos
cer música, eso sólo podemo s hacerlo cuando dejamos signos, utilizados ya en época muy \.

'I � 1
de p ensar en la gramática y en los vocablos, cuando de­ tenipraria, no se parecen por
"•
!i•
jamos de traducir, cuando empezamos sencillamente a
casualida.d a los signos para arco
I� : : abajo � y arco arriba V)
il' :' � hablar, en definitiva, cuando se convierte en nuestra len­
1 �

gua propia y natural. Ése es el objetivo. Así pues, inten­


1
1¡·' !'
La curva de la dinámica

tamos aprender la <<gramática» de la música antigua. La­ 1


1

mentablemente, no son siempre los músicos apropiados Este esquema de acenituación, a manera de una curva
los que se toman esa molestia y con frecuencia nos en­ de pesos, es uno de los pilares en los que se basa la músi­
contram os con músicos que, si bien conocen la gramáti­ ca barroca. El esquema s� encuentra también ampliado y
ca de la música, no hacen otra cosa-con polvo en las ve­ se aplica a grupos de coro.pases (a un grupo «bueno» si­ "

nas, como profesores de lingüística-que traducir la gue uno «malo») . Podemos disponer la misma curva
música. Eso no debemo s cargárselo a las reglas, cuyo co­ para un compás a lo largo <;le movimientos enteros , in­
nocimiento no podemos eludir. cluso a lo largo de obra� enteras, con lo que adquieren
En la - música barroca, como ocurría entonces con una estructura claramente reconocible de tensión y dis­
cualquier aspecto de la vida, todo estaba ordenado jerár­ tensión. Esta curva de ac�ntuaciones también se encuen­
quicamente. No quiero entrar aquí en la cuestión de si tra reducida, y así tambiéfi vale para pasajes en corcheas
eso es bueno o malo-sobre eso ya se ha hablado y escri­ y en semicorcheas. Existe pues un tejido intrincado de
to mucho-, sino sólo constatar que esa jerarquía existe. jerarquías, en las que en cada caso rige el mismo princi­
Hay notas «nobles» y «plebeyas», notas buenas y malas . pio. Este tipo de orden lo podemos observar en el barro­
(Me parece muy interesante, tanto con respecto a la,mú­ co por doquier; existía qna unidad entre la concepción
sica como en relación con la forma de sociedad, el hecho del arte y la concepción �e la vida.
de que después de la Revolución francesa esa jerarquía Probablemente sería muy aburrido y monótono que
; ¡
casi dejara de existir. ) Según los escritores musicales de toda la música barroca se tocara según ese esquema rígi­
los siglos xvn y xvm, en un compás de 4/4 común y co­ do de acentuación. Seríd casi tan monótono-concepto
rriente tenemos sonidos buenos y malos, nobz"les y viles, �
del todo antibarroco-c mo esas interpretaciones mecá-

60 61
i
1
A S P E CTOS FUNDAME NTALES DE LA M ÚSICA LA ARTICULA C I Ó N
1
i

nicamente uniformes, ! hoy tan frecuentes y extendidas. del compás está sometido a un gran número de contra­
Ambas formas son incorrectas y aburridas, porque des- jerarquías. Así, el orden, que sin más sería bastante in­
. pués .de los diez primeros compases ya se sabe exacta­ sulso, se ve constantemente interrumpido de forma inte­
mente cómo seguirá la siguiente media hora. Gracias a resante y reavivado a muchos niveles.
Dios existen algunas jerarquías de orden superior que
eliminan la monotonía de las acentuaciones, la más po­
derosa de todas .es la armonía. Una disonancia tiene que
acentuarse siempre, au;nque caiga sobre un tiempo malo; > > > >

la resolución de la disbnancia-y cada disonancia tiene


su resolución-no puede ser acentuada, porque si no ya Las «reducciones» de las reglas de acentuación en las
no sería una «resolucilsn». Esto lo podemos notar muy corcheas y en las semicorcheas comentadas antes condu­
bien físicamente, cuando sentimos un dolor que poco a cen a la articulación propiamente dicha. La ligadura y la
poco va cediendo, finalmente se resuelve, y da paso a una separación de sonidos sueltos y de grupos mínimos de
sensación de alivio. (Para la forma en la que una resolu­ notas o figuras son los medios de expresión para ello. Te­
ción semejante ha de ser ejecutada emplea Leopold Mo­ nemos para la articulación algunos signos de pronuncia­
zart en su método de yiolín una bella expresión: «per­ ción: la ligadura, la raya vertical y el punto. Estos signos
diéndose») . Con esto ¡ya tenemos una contrajerarquía sin embargo se utilizaban raras veces. ¿Por qué? Porque
poderosa que enseguida trae ritmo y vida a la jerarquía su empleo era de sobras evidente para el músico. Los
principal. Ésta es como una armazón, un esqueleto, un músicos sabían lo que tenían que hacer, de igual manera
esquema con un orden fijo. Y este orden fijo es quebran­ que para nosotros es evidente hablar nuestra lengua ma­
tado una y otra vez podos acentos de las disonancias. terna. Casualmente, Johann Sebastián Bach, en su fun­
Hay dos subjerarquías más que alteran de forma inte­ ción de maestro y cantor de la escolanía de Santo Tomás,
resante las acentuaciones1
principales: el ritmo y el énfasis. tuvo casi siempre músicos jóvenes e inexpertos, que al
Cuando una nota corta ¡es seguida por una más larga, ésta parecer no sabían cómo articular, así que-para desagra­
se acentúa sistemáticamente, aunque caiga en una parte do de sus contemporáneos, que no estaban en absoluto
del compás «mala», sin. acento; de esa manera se resaltan de acuerdo con esta manera de hacer-les indicó en mu­
los ritmos sincopados y desprendidos. chas obras toda la articulación. Con ello nos ha dej ado
El acento enfático 9 ae sobre los sonidos extremos de una . serie de modelos a través de los cuales podemos
la melodía (el cantante acostumbra a tener razón cuando aprender cómo se articulaba, es decir, cómo se hablaba
acentúa las notas agudas o incluso se queda en ellas más con sonidos, en el barroco. Así, p artiendo de estos mo­
tiempo ) . Como vemos, 1el armazón básico de la jerarquía delos, podemos articular con sentido las obras de Bach,
(

e
1 ,
ASPECTOS F U N DAMENTALE S D E LA MÚSICA LA ARTICULACION

y también las de los demás compositores de aquel tiem­ �


vista que los autores anti uos no escribían para nosotros
po que se han transmitido sin signos de articulación, o con �
sino para sus contempor eos. Lo más importante para
muy pocos. En ningún caso debemos tocarlas de manera 1
nosotros es a menudo lo ue no está escrito, pues aquello
uniforme e inarticulada. que era conocido en gen �ral, lo que se sobrentendía, eso
Si hablamos de articulación tendremos que empezar no lo describieron. No existe ningún tratado que uno pue­
por el sonido aislado. Leopold Mozart describe su ejecu­ da admitir sin más y cre�r que una vez estudiado ya se
ción de manera muy sugestiva: «Cualquier sonido, inclu­ i
sabe todo. Hay que ser p o r tanto muy cuidadoso con las
so el atacado con más fuerza, tiene por sí mismo un debi­ citas y tener en cuenta, e9 la medida de lo posible, todo el
litamiento apenas perceptible, si no, no sería un sonido contexto. Las «contradiqcíones» son en todos los casos
sino un ruido desagradable e incomprensible. Y ese debi­ malentendidos. 1
litamiento se oye al final de cada sonido». Y en otro lugar: La nota aislada, pues,! se articula (se pronuncia) como
«Tales notas han de atacarse con fuerza y mantenerlas sin k
una sílaba aislada. Los or anistas preguntan con frecuen­
presionar de manera que progresivamente se vayan per­ cia cómo se tiene que tocar en el órgano un sonido para
diendo hacia el silencio. Como él sonido de una campana
[. . ] se pierde poco a poco». No obstante, también dice
que se pierda. Yo piens q que en ello la sala desempeña
. un papel importante. Tqdo órgano está integrado a un
que en el caso de notas punteadas, ha de mantenerse bien espacio, para un buen o¡rganero el espacio es parte del
el sonido. Pero al mismo tiempo que el punto « . . . se man­ instrumento. Antes, has�a hace treinta o cuarenta años, (_
tiene a la nota perdiéndose hacia el silencio.» Esta contra­ se pensaba que el órgano era el instrumento del sostenu­
dicción aparente es un ejemplo típico de cómo se puede to. En los últimos decenibs, en cambio, se ha reconocido
malinterpretar una fuente a cáusa de un pequeño equívo­ que en el órgano también es posible una ejecución ex­
co. Hay quien toma la indicación de Mozart de mantener traordinariamente articulada, que los buenos · órganos
los sonidos como «prueba» de que ya entonces un valor antiguos tienen un proc�dimiento de producción de so­
determinado se tenía que ejecutar sostenuto, es decir con nido que los acerca a una curva semejante al del sonido
una intensidad uniforme. Es evidente, sin embargo, que el de campana. Los mejores organistas, con buenos instru­
«sonido de campana» era algo generalmente aceptado por mentos y en esp�cios apropiados, saben cuándo y cómo
sí mismo y que el «mantener» se refería a no atacar el so­
nido siguiente demasiado pronto. Para mantener un soni­
¡! acabar un sonido para provocar la impresión de que el
sonido se pierde, la imp �esión del sonido de camp ana, y
¡;
l.
¡;
do a plena intensidad (como se hace hoy habitualmente) conseguir así una ejecución elocuente. Es una ilusión
había entonces que exigirlo expresamente mediante la in­ (parecida a la del ataqué «duro» o «blando» del pianis­
dicación tenuta o sostenuto. En tales casos tenemos que ta) , pero es que en la música sólo cuenta la ilusión, la im­
reflexionar qué es lo que se quiere decir y no perder de �
presión que obtiene el o ente. El hecho técnico (el soni-
'

l
ASPECTOS FUNDAMENTALES D E LA M ÚSICA L A ARTICULACIÓN

do del órgano no conoée el diminuendo, en el piano no se : ,�ulta precisa mente elocuente. Tiene algo de mecán ico
p uede hacer un ataqud duro ,O blando) es algo absoluta­ ,en sí y, como nuestr a época ha sucum bido a las máqui ­
mente secundario. Co:htinuamente se observa cómo los , '.n as, no se ha notado que es inapro piada. Pero nosotr os
grandes músicos también han .sido acústicos empíricos. ."::b uscamo s ahora lo correcto. ¿ Qué hay que hacer, pues ,
;
En cualquier lugar haD¡ sabido siempre qué es lo que ha­ con esas semico rcheas? La mayorí a de los compo sito­
bía que hacer, cómo hábía que tocar en ése o en otro lu­ res no escribie ron signos de articula ción en sus parti-
gar; en cada caso han restablecido siempre la relación turas. Una excep ción es Bach, quien, como hemos di­
entre espacio y música: cho, nos ha deja do muchas obras con indicaciones muy
El sonido aislado en la música posterior a 1 8 0 0, más exactas. En la p arte instrumental del aria para bajo de
o menos, se me presenta en su sostenuto, como un soni­ la Cantata 47, por ejemplo, articula un grupo de cuatro

do bidimensional, pla o, mientras que el sonido ideal de notas colocando un punto sobre la primera y ligando
la música anterior, gracias a su dinámica interna, resulta las otras tres. Pero en la misma c antata aparece exacta­
corpóreo, es decir tridimensional. También los instru­ mente la misma figura cantada, con el texto: «]esu,
mentos se corresponden con esa concepción ideal de lo beuge doch mein Herze», y ahí ap arecen ligadas las no­
plano o de lo elocuente, cosa que se puede oír muy bien tas de dos en dos.
si se toca la misma frase en un oboe barroco y a conti­
nuación en un oboe moderno. Entonces entendemos en­ Violín y oboe

seguida la idea que subyace en esos dos sonidos. fl 1

Vayamos a los grupos de sonidos o figuras. ¿ Cómo


h ay que tocar las notas rápidas, por ejemplo las corcheas -
en un compás alta breve � o las semicorcheas en un 4/4 e ...
A llegro? Según los prinbpios actuales habría que tocar o
cantar las notas de igual valor de la manera más regular beu - ge doch mein Herze
posible-algo así como perlas, ¡ todas iguales !-. Después
de la Segunda Guerra Mundial esto fue perfeccionado por Personalmente, este ejemplo me p arece muy impor­
algunas orquestas de dimara; con ello se estableció un tante, porque con él Bach está diciendo: no existe sólo
determinado estilo p a�a tocar semicorcheas que · causó una articulación correcta p ara una figura musical, sino .
gran entusiasmo en todo el mundo (a.esa forma de tocar varias; aquí incluso ¡ simultáneamente ! Por supuesto hay
se le dio además significativamente el nombre más in­ también p osibilidades del todo incorrectas, que debemos
adecuado que cabría iinaginar: «golpe de arco bachia­ encontrar y eliminar. En cualquier caso, lo que vemos es
no») . Esa forma de hater música, sin embargo, no re- que en la misma pieza el comp o sitor desea expresa-
1
!
66 67
..,... . ,
' \.,

e
ASPECTOS FUNDAMENTALES D E LA M Ú SICA LA AR 'f ICULACIÓN
mente dos articulaciones diferentes para el mismo pa­
e
dad de cosas diferentes; npsotros queremos un orden del
saje. La exactitud con la que él exige precis amente esas tipo más sencillo. En el siglo xvm, en cambio, se quería
dos varian tes la podern os observar en el punto de arti­ la plenitud, la desmesura! que allí donde uno escuche se
culació n. reciba una información, que nada esté uniformizado. Se
Esto nos conduce a otra reflexión. En la pintura ve­
lada al óleo el color es transparente, siempre se puede
mira las cosas desde toda� partes ¡ a la vez ! Una sincroni­
zación, por lo que resp d,cta a la articulación, del colla
ver una capa a través de la otra, así se puede ver a través parte no existe. La orquesta articula de manera diferente
de cuatro o cinco capas hasta el esboz o que hay al fondo . que el coro. Esto es algo con lo que la mayor parte de los
Algo semejante nos suced e al escuchar una pieza musical �
«especialistas en el bar oco» no están familiarizados,
bien articulada; se podría decir que camin amos con f
siempre quieren nivelar, enerlo todo lo más igual posi­
nuest ros oídos h acia las profundida des y escuc hamo s ble y escucharlo en hermpsas columnas sonoras bien de­
con claridad las diversas capas que, sin emba rgo, se fun­ rechas, pero no en su diversidad. (
den en un todo. En el fondo podemos escuc har el «esbo ­ Esa pluralidad de niv�les en la articulación no existe
zo», el plan, en otro nivel encontraremos los acento s de �
sólo entre las partes voc les e instrumentales, sino tam­
las disonancias, en el siguiente una voz que por su dic­ t
bién dentro de la orques a, incluso dentro de un mismo
ción está suavemente ligada y otra que está rígida y du­
ramen te articulada; todo ello sincronizad o, al mismo
t
grupo instrumental. En as partes instrumentales de la
Misa en si menor y de la l Pasión según San Mateo, entre
tiemp o. El oyente no puede captar a la vez todo lo que la otras obras, hay numerm¡os �jernplos en los que un mis­
pieza conti ene, sino que va paseá ndose pot los diferen­ mo pasaje muestra articu[aciones diversas en voces dife­
tes niveles de la pieza y oye constantemente otra cosa. La ¡
rentes. Por más increíble que esto pueda parecer a nues­
existe ncia de esos niveles múltiples es de una importan­ y
tros ojos ávidos de ord n, tanto más bello, variado y
cia enorme para la comp rensión de la músic a, que prác­
ticam ente nunca se contenta con algo meramente super­
j
elocuente suena en la pr ctica.
¿Qué significa pues la· ligadura para un instrumentista
ficial. de cuerda o de viento o ¡un cantante, o incluso para un
En las partes canta das de Bach encontramos con mu­ instrumentista de tecla? Significa fundamentalmente que
cha frecuencia, al igual que en : el ejemplo anterior, una la primera nota bajo la ligadura ha de ser acentuada, que es
articulación fundamentalmente diferente a la de los ins­
i la más larga y que las notas siguientes son más suaves .
trumentos acompañantes . Esta" diferenciación se consi­
' , i Éste e s el principio. (Corno vemos, aquí no s e encuentra
dera en general hoy, lamentablemente, un «error» del nada de las notas «uniformes» que se exigen en la ense­
comp ositor y se «corri ge». Nos resulta muy difícil com­ ñanza oficial de la músicJ' hoy en día. ) Por supuesto exis-
prend er y aceptar la pluralidad de nivele s, la simultanei- ten excepciones, pero la regla es ese retroceder progresi-

68
ASPECTOS FUNDAME NTALE S DE LA MÚSICA LA ART I C ULACIÓN

vo . A partir de 1 8 0 0 , la ligadura se utiliza de una manera mus1ca sino también de la escucha. Una música bien
completamente diferente. Deja de ser un signo de pro­ arúculada se oirá de manera totalmente diferente a una
nunciación para conv¿rtirse en una indicación técnica. música tocada de forma plana. Se dirige a nuestra sen­
Con este significado, la ligadura carece de sentido y de sibilidad corp oral o a nuestro sentido del movimiento
utilidad para la músic¡a barroca. Si no conocemos esta y fuerza a nuestro espíritu a una escucha activa y dia­
diferencia en el significado de la ligadura, da absoluta­ logante.
mente igual si hay ligaduras escritas o no, pues hoy cual- Un signo de articulación muy importante es el punto.
1
quier músico intenta, sea como sea, hacer la articulación Normalmente se piensa que un punto acorta la nota por­
imperceptible, de tal inanera que todo suene como si que ésta es la regla habitual hoy. Muchos musicólogos,
hubiera sobre toda la música un gran arco de legato . en sus notas críticas a ediciones de partituras, lo llaman
En la música barrof:a, el significado fundamental de «punto de abreviación», pero este concepto no existía
la ligadura es pues qu� se acentúe la primera nota. En en absoluto en la época barroca. En un gran número de
esta música, como hembs dicho antes, la jerarquía básica pasajes en los que Bach ponía puntos vemos que éstos
del compás en cuanto � los acentos resulta alterada por siempre anulan lo que normalmente se haría en ese lugar.
la articulación y por la :disonancia. Y esa alteración es lo Es decir, en lugares donde se tocaría largo, el punto indi­
interesante; así como en las ostras la alteración crea una ca acortar, en lugares donde en general se tocarían notas
perla, igualmente en la música la alteración suscita la muy cortas, el punto pide un mayor apoyo. Los puntos se
atención del oyente. Cohtinuamente se escribe que la mú­ pueden considerar muy a menudo como una especie de
sica transforma a quie� la escucha. Esto sólo puede su­ signo de acentuación, en tal caso pueden significar inclu­
ceder cuando la músid actúa sobre el oyente corporal y so un alargamiento de la nota. En muchos casos signifi­
espiritualmente. Imagi�emos un acorde de séptima de can simplemente: ¡ aquí no hay que ligar ! , o también muy
dominante. Cuando uno lo escucha se siente una ten­ a menudo que notas que en general se tocarían rítmica­
sión, también corporal: la disonancia exige una resolu­ mente desiguales (inégale) se han de tocar en ritmo uni­
ción; si la consigue, se siente relajación y alivio. Con ese forme'. En el principio jerárquico de la música barroca no
movimiento corporal de tensión y distensión del oyente se encuentra sólo la oposición /arte-piano, fuerte-flojo,
juega el compositor. Nadie logra sustraerse a la tenden­
cia al movimiento corporal cuando se escucha música;
sino también algo más largo-algo más corto, es decir una
diferenciación .en la duración. En el momento en que se
cualquiera lo puede sentir y se:puede observar en las sa­ encuentran puntos sobre las notas se anula esa especie de
las de conciertos. Es una parte de la experiencia de la diversidad. Los puntos hacen todas las notas iguales .
música. De ello resulta que todo el complejo de la arti­ Finalmente; también aparecen puntos en aquellos
culación no es sólo una cuestión de la práctica de la p asaj es donde el compositor quiere mostrar claramente

70 71
-l.

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1 ,
ASPE CTOS FUNDAMENTALES DE LA M ÚS ICA LA AR 'f ICULACION
(
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1,,;,r1

«aquí se acaba» la ligadura. Probablemente todos habre­ bién la resolución es alg del todo contrario al lengua­
r
mos visto alguna vez manuscritos de Bach y otros com­ ..

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je. Algo parecido suena quando, para resaltar una pala­ "

positores barrocos; cuando escriben una ligadura, signi­ . bra en especial, la acer tuamos incorrectamente po­
: .
"
\,.
fica algo así como: «aquí hay que ligar, el ejecutante ya . niendo un acento de más en una sílaba que en realidad
sabe cómo»; el punto en cambio acaba la ligadura con 1

!).
no se acentúa.
toda exactitud. Hay que tener en cuenta que una ligadu­ ..
1
Los conceptos de s�iccato y staccato aparecen en
� �
�,
;!
ra m anuscrita-escrita· en la mayoría de los casos a la li­ j: Bac y Vivaldi �uy a m nudo. Nosotro � u�ilizamos t? ­
.
davia hoy esos termmos , ¡pero con otro s1gn1:ficado. Spzc­
r:�
'
gera-no puede tener nunca la precisión de una ligadu­
ra impresa. En cada uno de los casos, pues, el músico cato significa hoy «arco saltado» y es una indicación que
tiene que decidir cómo habrá concebido el compositor tiene que ver con la técnica del arco. Hasta la fundación
ésta·o aquella ligadura; para eso existe también al fin y al del Conservatoire signifitaba únicamente separado, des­
cabo una especie de ortografía, por convención y, ade­ tacado, igual que staccat�. Con ello no se quería indicar <
más, de cada manuscrito parece emanar una sugestión una determinada forma de separación, sino sólo que no
casi mágica. se tenía que tocar legato �i cantabile en una gran línea li­
Si la ligadura se encuentra sobre grupos mayores , lo gada; las notas tenían qÚe. separarse. Muchas veces en­
que en el caso de Bach y sus contempo ráneos ocurre contramos «largo e spicc�to» en notas de valores largos.
con frecuencia, entonces significa, más o menos: «aquí se Esta indicación resulta incomprensible para el músico
debe articular tal como el músico acostumbra a hacerlo»; {
actual, incluso contradi toda, porque largo (un tempo
al ejecutante se le requiere una realización apropiada . lento en valores largos) 1y spiccato (arco saltado) se ex­
Una ligadura larga puede significar también-y esto he­ cluyen mutuamente. En � u acepción original, esta desig­
mos de tenerlo presente-una subdivisión en muchas li­ nación significa simplerri ente una pieza lenta en la que
gaduras más pequeñas. �
las notas no han de ser li adas.
Antes he dicho que una disonancia h a de ir siempre j
En preludios y otras obras con carácter de fantasía,
ligada a su resolución. Ésta es una regla muy estricta los grupos de notas lígad�s no coinciden a menudo con las
que lamentablemente se ignora a menudo hoy en día. agrupaciones métricas-,por ejemplo , ligaduras de tres
111 ,, Con todo, existen algunas piezas-el compositor ha de notas en grupos de cuariro-'. De ello resulta otra con­
¿
!
'. ·11!1 ·
tener la posibilidad de romper una regla para obtener traposición a la acentua ión jerárquica , se introduce un

: ! :

: 1! 1
. 1.1
un determinado efecto-donde hay puntos sobre la di­ ritmo completamente n evo en la pieza. Una alteración
! ¡1 sonancia y sobre la resolución, de tal manera que ambas �
de este tipo es de un en anto turbador. Debido a la s u ­
se acentúen, lo que p ara el oyente de entonces segura­ perposición de varias «j f rarquías», la estructura rítmi­
mente debió de ser una sorpresa , porque acentuar tam- ca ordenada aparentemente se derrumb a por un breve

73
1

ASPECTOS FUND!AMENTALES
1D E LA MÚSICA LA ARTI C ULACIÓN
'

espacio de tiempo . Se ¡puede comprender por qué Hin­ ca barroca ese tipo de dinámica tiene una importancia
demith decía que el ritmo de las obras para instrumen­ .. secundaria. Apenas existe una obra de esta época que se
¡
to solo de Bach era de una riqueza desmesurada. vea modificada en su esencia por el hecho de tocar fu er-
i � � � �
.i te o flojo. En muchos casos podríamos invertir sin más

@ i rrrrrrrrrrrru 1
. 1
la dinámica, tocar piano pasajes en Jorte y viceversa; si
se tocan bien y de forma interes ante, también tendrán
Los acentos > > > > > > sentido . Es decir, no existe una dinámica compuesta. No
El orden original. > >
.
>
cabe duda de que desde r 7 5 o la dinámica representa un
papel cada vez más esencial en la composición. Pero
Un único y mismo pasaje se puede variar por medio para la música barroca esto aún no es así, la dinámica de
de una articula ción diferente hasta resultar casi irreco­ la época barroca es la del lenguaje. Es una dinámica en
nocible, su estructu ra melódic a puede volverse más cla­ pequeño que se reduce a las sílabas solas y a las palabras
ra gracias a ella, pero también puede quedar desfigurada solas. Esta dinámica era ya en la época barroca de ex­
'�
por complet o; es decirJ por el mero hecho de colocar las traordinaria importancia, sólo que aquí no se la llama di­
1�
ligaduras de articulación de otra manera, podemo s im­
poner un modelo rítmico sobre un pasaje que haga prác­ ,�:·
1
:
�¡11·
námica sino que pertenece al complejo de la articulación,
porque se refiere a sonidos sueltos y a grupos mínimos
¡
ticamente irrecono cible la sucesión melódica al oyente. de notas. Evidentemente se puede tocar un pasaje pri­
Oímos, por ejemplo, el ritmo de las imitaciones motívi­
� mero en forte y luego en pía.no. Pero esto no es un rasgo
cas más fuerte que la sµcesión de sonidos. Es decir, que
sólo rítmicamente ya podemos distinguir una imitació n.
i'. esencial de la obra o de la forma, sino más bien un con- _,


1
dimento añadido, una especie de ornamentación. Lo
Con la articulación di ponemos pues de un medio tan esencial, en cambio , es la microdinámica, ella representa
poderos o que es capaz !de anular la melodía. Quiero de­ la pronunciación, clarifica el «discurso sonoro».
jar claro aquí que la atticulación es el medio de expre­ f1 En el contexto de la articulación y de la «pronuncia­
sión mas importante de todos los que disponemos para

ción» musical, el ritmo punteado adquiere una impor­

1
·

la música b arroca. tancia particular. Éste es uno de los ritmos primigenios


Diremos a continuadón algunas palabras sobre la di­ del hombre y mucho más «primitivo» que, por ejemplo,
námica. Todo músico, p or lo que respecta a la interpre­ un staccato regular. Para un cantante o para un instru­
tación, quiere saber en !primer lugar cómo han de ser los
matices. (Bajo matices 1 el músico entiende forte' piano
mentista resulta de una dificultad extraordinaria ejecu­
w

� ¡:
,.
tar una serie de sonidos de manera absolutamente regu­
etc. ) . Qué es fuerte, qti é es flojo: eso constituye hoy e lar. (En los conservatorios de Europa, desde hace casi
día el principio esencia1 de la interpretación. En la músi-
1: doscientos años, se consagra una gran parte del esfuerzo

1
74 75

1
1
ASPECTOS FUNDAMENTALES D E LA M Ú SICA
''
i
LA AR':¡:'ICULACION
,
(
(
en «cultivar» la desigualdad rítmica natural, tal como to-. de la composición. Es cierto que alguno s autores de los e
davía se encuentra en cualquier música popular, y tocar siglos xvII y xvm dicen , que la nota corta en un ritmo
con una bella regularidad los valores de notas iguales. ) punteado ha de atacar s¿ en último momento, pero yo (
creo que eso indica sólo un caso especialmente marcad o
(
Entre esa regularidad, que en l a música barroca s e da
rara vez y que tenía que ser indicada expresamente me­ y que el resto de las múltiples posibilidade s no se co­

mentan por evidentes. Si ornamos cada regla literalmente,
(
diante puntos o palabras, y una puntuación muy marca­
da hay infinidad de grados intermedios. Cuando, por sin entenderla, y la aplic�mos en todas partes, cometere­
mos graves errores. Segútj mi parecer aquellos que creen al
f
ejemplo, unos encadenamientos de corcheas regulares se
tocan con una desigualdad muy leve, con cierto swz'ng, pie de la letra son los peo es enemigos de la «religión». La
de tal manera que en cada p ar de corcheas la primera sea fe ciega en las fuentes es peligrosa.
La manera actual del tocar ritmos punteados, de tal

ligeramente más larga que la segunda, entonces tenemos
modo que la nota con pu tillo mantiene exactamente tres
f �
la forma más débil, casi imperceptible, del ritmo pun­
teado. En el siguiente grado nos acercaríamos al ritmo veces el valor de la n �ta orta siguiente, es la realizaci n
de tresillo, y en algún momento el compositor sentirá la precisa del texto escrito, Jpero seguramente en la mayona
necesidad de anotar ese ritmo. Entonces escribe un pun­ de los casos es errónea. S,e crea así una especie de subrit­
mo ordenado que destrtj.ye el puntill o. Es evidente que

to detrás de la nota larga y acorta la segunda la mitad de
su valor. Esto no significa de ninguna manera que la pri­ aquí existe una laguna e la notación. No es precisamen­
mera nota tenga que ser exactamente tres veces más larga te habitual expresar la reladón deseada mediante cifras ;
que la segunda. Sólo son una nota larga y una nota corta; �
no se puede escribir, po ejemplo, sobre la nota larga un
9 y sobre la corta un 2. E;n la música barroc a, los compo
cómo de larga o de corta lo revelará el contexto. Así ­
pues, la notación muestra sólo uno de los grados inter­ sitores escriben muy a nienudo una negra con puntillo y
medios. tres fusas. Esto no les gusta a los numerosos pedantes
profesionales que lamentablemente tenemos en la músi­
ca, así que calculan cuántas fusas tiene una corchea (a sa­
{
EJ f. . .
Entre el primero y el segun­

' ber, cuatro ), las escriben y mediante una ligadura engan­


do par de notas existe sólo
una diferencia gradual de
puntuación. chan la primera de ellas a la nota larga.

Que el ritmo de puntillo como tal se resiste a toda di­ En los siglos XVII y XVIII
1 Hoy
.. 1 visión exacta nos lo dice la naturaleza. La longitud de las
notas largas y la brevedad de las notas cortas viene de­
terminada por el carácter de la pieza y por los principios

77
A S P E C T O S FUNDAMENTALES DE LA M Ú S I CA LA ARTICULACIÓN
1
!
Lo mismo podría h�ber hecho también el compositor yor de todos los enemigos de una interpretación hones­
si hubiera querido. Pero él quería una nota larga con ta, porque con ella se pretende hacer sonar justo lo que
puntillo y tres cortas. Eso no habría que cambiarlo, ni si­ está escrito-ignorando lo que se encuentra detrás de la
quiera en las ediciones nuevas, porque un ritmo puntea­ notación-. La notació n musical como tal no puede re­
do se toca de otra manera, más libre, que uno escrito con producir de ninguna manera una pieza de música, sino
exactitud. que sólo ofrece puntos de referencia para ella. Fiel a la
En los últimos cincµenta años nos hemos adscrito la­ obra, en el verdadero sentido de la palabra , es aquel que
p
mentablemente a una eligrosa tendencia, en pro de la recono ce lo que el compositor quería decir con las notas,
llamada «fidelidad a la o.b ra», y hemos olvidado o dc=scarta­ para d�spués tocarlo así. Cuand o el compo sitor escribe
do las buenas tradiciones , que todavía permitirían la una redonda y quiere decir una corche a, entonces sólo es
correcta lectura del texto
'
musical escrito ' en favor del :fiel a la obra el que toca la corche a y no el que toca la· re­
texto puro . Todavía hacia 1 9 1 0, como mu.e stran algunas dond a.
viejas grabaciones (por ejemplo un ensayo con Bruno Y para concluir con la articul ación: estudiemos las
Walter) , se sabía y se � entfa cómo había que tocar un fuentes , esforcé monos por saber todo lo que se pueda
ritmo con puntillo. No ;fue hasta después de que Gustav saber sobre ligadu ras y su realiza ción, intentemos averi­
Mahler insistiera en que se debía tocar exactamente lo guar con exactit ud por qué la resolu ción de una diso­
que estaba en la partitura, que estos conocimientos fue­ nancia ha de ser de una forma o de otra, por qué un pun­
ron perdiéndose progresivamente. Encuentro lamenta­ tillo se ha de tocar de una, determ inada maner a. Pero
ble que precisamente la idea de la fidelidad al texto cuahdo hagamos músic a tendremos que .olvidar de nuevo
haya sido la que ha extinguido la verdadera fidelidad a la todo lo que hemos leído. El oyente no ha de tener la
obra, que se hayan olvidado muchas . cosas que antes impresión de que estamo s tocand o lo que hemos apren­
constituían un saber viyo. Ahora 110 nos queda otro re­ dido. Tiene que . haber penetr ado en nuestr a esencia y
medio que volver a adqvirir esos conocimientos con gran haber se convertido en parte de nuestr a person alidad .
esfuerzo. Lo mismo val� también, claro está, para la arti­ NósOt ros mismos ya no sabrem os dónde hemos apren­
culación; Muchos múskos piensan hoy que cuando en la dido algo y qué hemos aprendido. Quizá haremos tam­
partitura no hay signos ; de articulación, por fidelidad al bién algunas cosas «mal»-con tra la letra-. Un «fallo»
compositor, es decir por' la llamada fidelidad
.
a la obra- que proviene de mi convic ción, de mi gusto y de mi sen­
que aspira a reproducir1las notas y no la obra-, deberí- sibilid ad será más convincente que unas ideas puestas a
an tocar los grupos de �otas sin indicaciones de forma, sonar.
tan inarticuladamente como están escritos. Esa «fideli­
dad a la obra» de la qud tanto se habla me parece el ma-
! 79
i 78
e

(
ASPECTOS FUNDAMENTALE S D E LA MÚSICA LA M E D I D� D E L '.I'IEMPO

La m edida del tiempo b


inventó siguiendo el mod lo griego (Platón) para la mú­
(
sica guerrera del Combat imento, y que explicó y argu­
r
\

Encontrar el tempo en el que una pieza se ha de tocar, la mentó de manera muy convincente.
relación de los tempi entre sí en una gran obra de varios �
2. Los ritmos compu stos de breves y largas corres­
movimientos o en una ópera, constituye uno de los pro­ <f
pondían a la imagen aso ada a la danza de ronda. Pro­ (
! "; blemas más importantes que existen en la música. En la bablemente se trata de ritmos semejantes a los de la giga.
:.1 música griega y en la monodia de la Edad Media tempra­ 3. Los que sólo const�ban de largas eran por el con­
,1 1.'

na era completamente diferente. Se podía tocar una y trario lentos; se encontraban en los himnos.
la misma pieza a velocidades diferentes. La rapidez sólo �
Cuando hacia 1 6 o o s comenzó a utilizar la música
dependía del temperamento personal, igual que cuando p
griega en la música euro ea, se recurrió también a este
alguien habla más deprisa o más despacio. En el lengua­ principio de los afectos. El primer y el tercer ritmo en­
je, una frase no tiene un tempo determinado e inherente. �
traron en el repertorio d afectos de la música occiden­
La relevancia del texto no se ve influida por la velocidad. tal. El primero se calificó' como decidido, fogoso y apa­
En el gregoriano encontramos una variedad con grandes sionado, el otro como blindo, indeeiso y pasivo.
diferencias en la velocidad, sin que uno tenga la sensación En el gregoriano, hacia el 9 0 0 d. C., ya había letras
de que la música esté siendo forzada. En ese tipo de mú­ para indicar el tempo que� bien es cierto, hoy se interpre­
sica no parece, pues, que el tempo haya representado un tan de maneras diferentes. Sobre los neumas (signos que re­
papel decisivo. producen esquemáticamdnte los movimientos de manos
L as fuentes literarias de la época dicen: en la música �
del director del coro y q e se convirtieron así en la pri­
griega ritmo y tempo son una misma cosa. Esto viene del mera notación de la Eur � pa cristiana) se encuentran le­
ritmo del verso, que era el punto de partida de toda mú­ tras tales como C (celeriter) , M (mediocriter) , T (tarditer) ,
sica. En griego, poesía y música se designaban con la mis­ es decir, rápido, moderado, lento. En las lecturas de la
ma p alabra, cantar y recitar poesías .eran lo mismo. De
ello se concluye que se cantaba de forma declamatoria, o 1:
l.
Pasión con los papeles repartidos, las diferencias de tem­
po resultaban muy claras,. Los malvados hablaban siem­
que se declamaba cantando. Existen además en griego pre más rápido, mientras que cuanto más sagrada era una
antiguo tres ritmos y templ básicos diferentes: j
figura más lento se volvía el ritmo; las palabras de Cristo
I. Aquellos que constan sólo de breves son rápidos y se recitaban siempre muYi lentamente, a la manera de un
apropiados para danzas guerreras y para la expresión himno. De este principitj se conserva mucho en el siglo
apasionada y resuelta. Hacia 1 60 0 se introdujeron, junto XVII en el recitativo. i
con las ideas musicales renacentistas, en la música euro­ La cuestión del tempb se vuelve problemática con la
1
pea, igual que las repeticiones de notas que Monteverdi aparición de la polifoní*-. Se hizo entonces necesario,

80 81
1
1

1
1
L
ASPE CTOS FUNDAMENTALES D E LA MÚSICA LA ME D I DA DEL T I E M P O
l
i
por lo menos en ciertos pasajes, establecer una concor- en la corte papal de Avignon en el siglo X IV-segura­
dancia de tempo y a ve bes incluso de ritmo. Ésta no era mente sólo para un pequeño círculo de entendidos-,
posible con la vieja notatión neumática; se tuvo que encon­ era de una complejidad rítmica tal que aún hoy resulta
trar una notación completamente nueva en la que, en cier­ muy difícil descifrar el curso de las voces en las partitu­
ta medida, se pudiesen! representar el tempo y el ritmo. ras de la época. En nuestra nota c ión es imposible repro­
En este estadio temprano, el sonido armonioso de la po­ ducir con exactitud esa música. En la práctica, por tan­
lifonía se percibía como algo tan sensacional que sólo to, no es posible trasladar cualquier música a nuestra
había lugar para «lento;>. Varias fuentes hablan de moro­ notación. Aquí nuestra fe en el progreso-la notación
ditas para hacer más duradera la belleza de la música. óptima, la mejor técnica, la agricultura más eficaz, etc.­
Una bella música a vatias voces debería durar eterna­ se revela como errónea. Los diversos sistemas de nota­
mente, nunca basta. A Ípesar de estos tempi tan lentos, ción del pasado no eran grados p rimitivos de la notación
que con esa exclusividad seguramente sólo se daban en actual, sino más bien la escritura apropiada para la mú­
la primera fase de la polifonía, en los «golpes» acentua­ sica de su tiempo. Le sugerían a los músicos un modo de
dos (hoy diríamos en el «primer tiempo» de cada com­ tocar adecuado. La notación, en tanto que imagen gráfi­
pás) tenían que reinar la¡ claridad y la precisión. Ahí tenía ca del acontecer musical, tiene algo sugestivo, requiere
que haber octavas, quin�as y cuartas consonantes; en esos verdaderamente una ejecución que se corresponda con
puntos cruciales tenían que coincidir todas las voces con ella. Cada música ha encontrado siempre los signos que
exactitud. Entre medid reinaba cierta libertad rítmica le convienen; mediante la notación que se usaba enton­
\
que hoy probablemente s e calificaría de desorden. Así se ces se podían expresar incluso los valores intermedios y
creaba la impresión de una mayor individualidad de todo lo que tiene que ver con el rubato y la agógica.
cada una de las voces, qhe estaban coordinadas y estruc­ La «brevis» (�, dos veces más larga que la actual re­
turadas métricamente eb un amplio andamiaje de conso­ donda: o ) era entonces una nota corta, hoy es muy larga.

nancias y acentos. Este etro básico era indicado por el Tenía en tempus per/ectum tres pulsos, y dos en tempus
director mediante batid9s en el aire (por ejemplo con un imper/ectum. Sólo en casos dudosos se aplicaban punti­
papel de música enrollal.:l.o ) . llos de prolongación: �- (pues normalmente a una brevis
El tempo como tal eta aún una cosa sin complicacio- sin punto en tempus perfectum y a le correspondían tres
1
nes. Del pasado hemos aprendido a considerar las cate- batidos: �) . La subdivisión de las notas se deducía de los
gorías de rápido, lento y medio rápido como algo relati­ signos mensurales que se colocaban al principio de la lí­
vo. Con la creciente complicación de los ritmos, que en nea (o = tempus per/ectum; e = tempus imperfectum, entre

la polifo nía comenzó m y pronto, la notación tenía que muchos otros) . Una nota se dividía en primer lugar en
evolucionar. La música que se interpretaba, por ejemplo, tres porque la división en tres s e consideraba perfecta
11
(
ASPECTOS FUNDAME NTALE S D E LA M Ú SICA LA MEDIDA D E L TIEMPO (
'

allegro, etc. están allí dontle notas largas o cortas crean un


e
(perfectum), mientras que la división en cuatro se consi­
deraba imperfecta (imperfectum) . Esto está en relación tempo lent-0 o rápido. Si �no mira en los viejos manuscri­
con la mística de los números y la teoría de las propor­ tos, partes e impresos, opservará que tales indicaciones e
aparecen a veces únicamepte en una sola voz, y siempre en
(
ciones de la época. ·

L a cuestión del tempo quedó resuelta hacia 1 3 0 0 lugares en los que se encµentra un cambio de los valores
mediante el complicado sistema de signos mensurales . de las notas, mientras que el tempo absoluto se mantiene
Puesto que esos signos expresan proporciones con res­ igual. En una pieza se pu�de encontrar, por ejemplo, len­
pecto a una unidad fundamental dada e invariable (el in­ to-presto alternativamente1 (éstas son las indicaciones anti-
teger valor), el compás, el tempo y la mensura de la mú­ guas para despacio y dep;risa) , pero en los lugares donde
sica éstan fijados desde aproximadamente 1 3 0 0 hasta pone lento hay valores del notas largos, y donde pone pres­
bien entrado el siglo xv1. Por muy extraño que esto pue­ f
to, valores cortos. Tambi n se encuentran con frecuencia
da p arecer, hoy podemos reconstruir el movimiento de estas indicaciones en la parte del continuo, que de todos
una pieza de alrededor de l 5 o o con mayor exactitud modos acostumbra a llevar valores latgos, probablemente
que , por ejemplo, un tempo en Monteverdi, Bach o Mo­ para indicarle al ejecutan�e, por ejemplo, que el solista en
zart. En el siglo xvr, el viejo sistema se vuelve cada vez ese pasaje toca notas ráp�das. Antiguamente no se tocaba
con la partitura general ylla parte del solista rara vez esta­
más blando, los teóricos seguían enseñándolo con toda
rigurosidad, pero la praxis se preocupaba bien poco de �
ba incluida en la parte de continuo. Por eso en ésta se es­
él; era una magnífica construcción por sí misma, para la cribía junto a las notas largas la indicación allegro, lo que
cual ya no . hacía falta la realización sonora. Los signos significab a únicamente q\le el solista tenía notas rápidas.
permanecieron todavía ·en uso durante un tiempo, pero Sin embargo, a veces se �ncuentran indicaciones de este
tipo también en la parte solista allí donde se puede ver cla­
¡
sin su estricto significado proporcional, y algunos de ellos
se utilizan todavía en la actualidad (e, $) . ramente que añadir una modificación del tempo básico
Después de 1 60 0 las diferencias de tempo se expresan sería del todo imposible,r1 porque los valores de las notas
sobre todo mediante valores de notas diferentes-incluso lentas-si las notas rápidas se tocan con una rapidez que
los valores de cada una de las notas se designan como «ex­ todavía hace posible tocarlas-resultan ya, de todos mo­
tremadamente lento [. . . ] natural, ni rápido ni lento [. . . ] dos, tan lentos que un mayor enlentecimiento carecería de
1
1
¡,
. sentido. Así pues, la indicación de tempo sólo confirma la
'[ '
medio rápido [. . . ] muy rápido»-. Compás y tempo, por
l1k el hecho de que todo se expresa en los valores de las notas, imagen de las notas existente, sin modificar la medida ab­
11[: son una unidad; el tempo queda fijado por los valores de soluta del tiempo. (Esta forma de escritura se puede en­
tlJ :
¡.1 · las notas. Las primeras indicaciones son todavía una con­ contrar en la notación hasta bien entrado el siglo xvrn,

1

firmación de la imagen de las notas: tardo, lento, presto, por ejemplo en algunas cantatas de Bach) .
ASPECTO S FUNDA ME NTALE S DE LA M Ú S I C A LA M E DIDA D E L T IE MPO

En el siglo xv11, los compositores se esforzaron en averiguar con respecto al tempo en una pieza es el afec­
indicar los tempi desea\:los por medio de algunas frases to. Éste es o bien triste o bien alegre-con todas sus gra­
explicativas en los prefacios de sus obras ; los términos daciones y ambigüedades-. Triste sugiere lento, alegre
empleados para ello cor?. el tiempo fueron a parar a la ca­ sugiere rápido. Allegro significaba originariamente un
becera de las mismas pfezas . Allí acaban representando carácter alegre (en italiano corriente significa aún hoy
modelos determinados.! alegre) , un tempo rápido o, sencillamente, notas rápidas
Me gustaría ilustrát brevemente cómo de esas ins­ en un tempo neutro. Las expresiones más importantes en
trucciones y explicaciotl es surgen indicaciones de tempo el siglo xvll son: lento, largo, tardo, grave, adagio, andan­
concisas. Mediante frases como, por ejemplo, «con un te, allegro, presto. Estas indicaciones de tempo italianas,
compás algo más acele� ado», «cuanto más rápido me­ todavía en uso hoy, determinan en el siglo xv11 el movi­
jor», «este trozo hay qde tócarlo muy despacio», «se ha miento y la expresión musical, aunque podríamos decir
de batir muy ágil, si no( no suena bien», los autores del que ésta resulta de aquél. Con mucha frecuencia se en­
�n
siglo xv1 intentaban tr smitir sus deseos. A principios cuentra, por ejemplo, en medio de un adagio un pasaje
del siglo XVII , ya se enchentran las indicaciones de tem­ presto, pero que sólo aparece indicado en aquella parte
po- afecto en los prefacios de las ediciones impresas de que toca las notas rápidas ; el tempo básico se mantie­
Frescob aldi de 1 6 1 5 : «. ! . los principios se han de tocar ne igual.
despacio (adagio) [ . . . ] después se toca más o menos de­
prisa (stretti) [ . . . ] las pahitas se han de tocar en el tempo
�·.·
¡e Particularmente importante es la relación de los tempi
entre sí. En la música del Renacimiento había un tempo
exacto (tempo giusto) d . . ] no se ha de empezar rápido r fundamental que se obtenía del paso de la marcha o del ' «'
(presto) y después ir ca �a vez más despacio [ . . . ] los pasa­ !�·,:.·
�'
pulso-es decir, derivado de alguna manera de la natura-
"

I:�
jes de notas seguidas enl las partitas se han de tocar des­ leza del hombre-, con el cual se ponían en relación todos
pacio (tempo largo)». EJ tas expresiones para designar el los demás tempi. Para ello existe un complejo código de
tempo, que sin excepci�n provienen del lenguaje colo­ ,.
. '
'

signos, de los cuales quedan todavía hoy como vestigios


quial italiano, se van es<¡:ribiendo poco a poco a la cabe­ nuestros signos para el compás alta breve, �' y para el com­
cera de las líneas de música como si se tratasen de términos
técnicos, por así decirlo,! pertenecientes a la notación. Sin
embargo , sólo tienen se�tido en conjunción con el texto
I \
'

'
'
pás de 4/4, e, aunque sólo como signos y no con su signifi­
cado original. Algo de estas relaciones de los tempi entre
sí se conservó durante algún tiempo en el siglo xvn en la
musical y, por tanto, no tienen valor para la determi­ relación entre los compases de cuatro tiempos y los de tres
nación absoluta del tempo ; en muchos casos es más tiempos, es decir entre compases binarios y ternarios. Con
importante verlas más cdmo indicación de carácter que de el paso del tiempo, sin embargo, esta relación evoluciona
tempo . Fundamentalm1ente, lo primero que hay que debilitándose. La relación estricta de 2 a 3 , que permite

86
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ASPECTOS FUNDAMENTALES D E LA MÚSICA J
LA M E D I A D E L TIEMPO
1
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1

(
percibir el compás de tres siempre como tresillos con res­ A partir del siglo xvii, pues, las relaciones entre los
pecto al compás de dos, desaparece muy a menudo ya en tempi pierden algo de la �ieja rigidez; desde entonces re­
Monteverdi; Esto se puede apre ciar claramente cuando el (
mismo motivo pasa del compás de tres al compás de cua­
sulta más difícil encontrar una ley, tal como existía con
toda claridad para la époea anterior. Con todo, hay algu­
tro; en estos casos sucede muy a menudo que las redondas nas teorías según las cual�s toda la música barroca ejecu­ (

(
o las blancas de compás de tres se convierten en corcheas o tada sin director se ha de !1 tocar en principio en un único
jf

�!\�
semicorcheás en el compás de 4/4. Entonces el movimien­ Íi tempo, es decir, siempr� en p roporciones de números
to fundamental continúa igual. enteros, pues los músico J llevaban el compás golpeando
con el pie o con un bastdn. Según eso, todo adagio, por
·

Claudia Monteverdi ejemplo, debería tocarse �exactamente el doble de lento


11
que un allegro, y esto sería válido incluso en el Clasicis­
.
r
o o·
o mo. Estoy seguro de que,: en realidad, las relaciones son
Lau da te Do mi - num,
mucho más sutiles y de que no es necesario en absoluto
\..
considerar la práctica de los músicos de provincias de
1:
Por tanto o )\ r:


=

11 llevar el compás con los [pies como un criterio p ara los


'=
o o

tempi. Sin embargo , hay en este terreno algunos trabajos


lau - da te Do - mi - num, lau - da te que cabría estudiar con rimcho cuidado, porque los au­
tores no son músicos prá¿ticos y las teorías que obtienen
de sus estudios resultan a benudo inaplicables en la prác­
!
tica. Aun así, una lectura crítica puede proporcionar al­
guna información.
Ac · cor · rete ac • cor - rete ac - cor - rete ac - cor - Los cambios progresiyos de tempo, aceleraciones (ac­
celerandi) y enlentecimie¡ntos originariamente eran im­
provisados de forma esp qntánea, pero a partir de finales

-
del siglo XVI algunos cofripositores buscan manifiesta­
rete ac · cor · rete ac · cor · rete o serví o serví o da - mi gelle mente posibilidades p ara: expresarlos en la notación mu­
Por tanto aquí J )\
=
sicai. En este contexto r�sultan relevantes una vez más
los prefacios de Frescobaldi. Él escribe en la p arte musi­
,1, cal los trinos en semícqrcheas y en la parte de texto
i
Esto se puede comprobar sin lugar a duda en algunos f
acentúa que no se deben o car ritmificados, es decir «tal
pasajes de obras posteriores a Monteverdi. como están escritos», sin f que más bien hay que tocarlos

88
1
ASPECTOS FUNDAME NTALES D E LA MÚSICA LA M E D IDA D E L TI EMPO

veloce (rápidamente) . Esto nos dice, sobre todo, que la En el siglo xvm , determinadas :figuras (grupos de no­
notación en semicorcheas representa sólo una idea apro­ tas) exigían un determinado tempo. Las «figuras» musi­
ximada: la ejecución, de ritmo libre y con efecto de im­ cales son secuencias cortas de notas, algo así como unida­
provisación, se explica eh el prefacio. Esta forma de nota­ des de construcción o «palabras sonoras», que procuran
ción es sustituida más tarde por el signo del trino (tr) . determinada coherencia al discurso, siempre y cuando
Los compositores y teóricos ingleses de la viola de gamba, sean articuladas de forma inteligible; de ellas resulta un
como Morley y Simpson, emplean métodos similares tempo determinado. El compás y la indicación de tempo
para expresar, al menos¡ de forma alusiva, ritmos libres. pertenecen, pues, a dos terrenos completamente diferen­
Estos compositores es diben a veces pasajes rápidos que tes: el compás es estrictamente racional, la indicación de
comienzan en semicorcheas y continúan en fusas, méto­ tempo irracional y tiene que remitirse a algo. Ahora bien,
do muy apropiado para1 anotar un accelerando (acelera­ de la indiCación de compás no surge unívocamente el
ción) . Hasta que las indicaciones de tempo de . este tipo tempo, ni siquiera junto con una designación de tempo.
no se introdujeron, se procuraba expresar lo deseado de Los músicos decían que había que adivinar si una pieza
alguna manera aproximada en notas; la notación de la requería un .movimiento lento o uno rápido (Leopold
aceleración en forma escalonada representa una ejecu­ Mozart). Aquí no se puede tratar más que de las «figu­
ción no escalonada. Un famoso ejemplo de esto es tam­ ras»; ellas son, pues, el punto de referencia para la indi­
bién «il trotto del cavallo» en el Combattimento de Mon­ cación del tempo.
teverdi, donde el autor lo representa cada vez más En la época de Bach, el movimiento de una pieza sin
acelerado, de tal manera1 que el mismo ritmo se vuelve de . '
más explicaciones se podía deducir de cuatro hechos:
repente el doble de ráp�do: fJ:::! o l J:::! o l od od 1 etc. Tam­ del afecto musical (que había que «adivinar» con buen
bién con esta aceleraciéin repentina lo que se pretende juicio), del signo de compás, de los valores de notas más
en realidad, como en el ejemplo anterior, es una acelera­ pequeños que aparecían y del número de acentos por
ción progresiva (la única de la que es capaz un caballo compás. Los resultados prácticos obtenidos a partir de
auténtico) ; en la notacióh de aquel tiempo esto no se po­ esos criterios coinciden tan exactamente con otras fuen­
día expresar de otra manera. Con este método también tes como, por ejemplo, los tratados didácticos, que repre­
se podían expresar al rev�s1
enlentecimientos progresivos sentan una información del todo fiable.
(ritenuti) ' duplicando sencillamente el valor de las no- Por supuesto nunca ha habido, ni hay, reglas rígidas,
tas. Esta manera de ano�ar modificaciones de tempo la pues el tempo correcto también se ve determinado por
encontramos todavía en Vivaldi y Handel, pero en la ma­ diversos factores extramusicales, como el tamaño del
yoría de los casos se malentiende y se reproduce «como coro o de la orquesta, la acústica de la sala y otros aspec­

está escrito», como cam io repentino de tempo. tos. Es evidente que antiguamente también se sabía, y así

91
e

e
I
ASPECTOS F U NDAMENTAL E S DE LA M ÚSICA LA MED I A D E L TIEM PO

(
,,.
ij¡}lemente pens aría que elaperto acelera el temp o. desig­
Pero si
se enseñaba, que una gran orquesta ha de tocar más des-.
pacio que una orquesta pequeña, que en salas resonantes: t�e�:�mmp aran entre sí los inovimientos que Moza rt
­
l;ii'.a;de esa manera, entonces pare ce que tengan que tocar
!se: algo más lento s, me�os impetuoso s, quizá también
también hay que tocar más lento que en salas «secas»,
etc. Por otro lado, el mismo tempo suena diferente en in."'
El
terpretaciones diferentes, en las que no sólo el espacio.y ' '. ;éon mayor sencillez, con'. un carácter más «abierto».
el tamaño d e la orquesta desempeñan un papel impar-. allegro vivace exige viva�idad en un movimiento por lo
igual
demás alegre y rápido; e�ta vivacidad se refiere, al
tante, sino también la articulación. Un conjunto musical
que toca con una articulación. variada provoca un efecto 9
que en los ruovimientos ncab ezad os sólo con vivac
e, so­
bre todo a los acentos d� los valores de notas pequ eños,
de tal mane ra que aunque el temp o en general es algo
IIiás rápido y vivo que ·uno que toca amplia y uniforme­
más
mente.
más fuer-
En general, de las fuentes podemos extraer que los lento , la impresión de mo�imiento y vivacidad es
te que en el allegro «norn?- al». Tales designa iones se
c ma­
antiguos músicos tomaban tempi más rápidos de los que
movi mien tos
lentienden con frecuencia, con lo que los
resultan inarticulados y �xcita dos. Allegro assai signi
hoy se les atribuye, en especial en los movimientos len­
fica
tos. Pero también los movimientos rápidos se tocaban, al
parecer, veloces y con virtuosismo, como muestran las una clara aceleración. ,

referencias al pulso (estimada en 8 0 pulsaciones por mi­ En especial, podemos aprender mucho de las corre
se encu entra n en el
nuto después de una comida) y la técnica de ejecución ciones (que lamentablemente sólo
ación
autógrafo y no en las edi6iones normales) . La indic
( el hecho de que las semicorcheas puedan ser tocadas
por los instrumentistas de cuerda en golpes de arco sim­ p
alleg retto me dice much más si sé que el compositor,
ha
quizás estimulado por e� trabajo con la orquesta, lo
colocado en lugar del ªf dante original. (En Han del
ples y por los instrumentistas de viento con doble ataque
se
de lengua) . Sobre Bach nos informa su hijo Philipp Em­
de corre ccio­
manuel (según Forkel en su biografía de Bach): «Para la encuentran con mucha frecuencia este tipo
tales
interpretación de sus propias obras acostumbraba a to­ nes, tan instructivas.) S�cuencias de indicacion es,
mar el tempo muy vivo . . . » como anda nte - piu andattte - piu adag io pued en cond u­
s se­
Mozart utiliza una cantidad infrecuente de indicacio­ cir a errores de interpretación si no las enten demo
Así por ejem plo, en
nes de tempo muy diferenciadas. Un allegro, por ejem­ gún el senti do habitual de la époc a.
el cuar to movimiento de' la músi ca para Tham os KV 3 5
4
plo, es para él muy rápido y fogoso. Además añade en
ocasiones (muy a menudo posteriormente) alguna pa­ de Mozart no está claro �i el piu anda nte es más rápid o o
más lento que el Anda ntq. Pues to que el andante se
con­
labra explicativa como: aperto, vivace, assai. El significa­
el
d o de allegro aperto no está del todo aclarado. Si oigo sideraba entonces más bien como un tempo rápid o, en
sentido de «caminando» ; el refuerzo «más» (piu) sugie
re
. 11 � sólo allegro aperto, sin conocer la obra como tal, proba-

92
1 93

J::
ASPECTOS FUNDjA ME NTALES DE LA M Ú S I CA LA M E DIDA DEL T I E MPO

a su vez una aceleración. En el caso del movimiento cita­ nes rococó improvisadas por un hombre rococó del siglo
do, un melodrama, la aceleración se deduce también del XVIII no se pueden comparar con las ornamentaciones
contenido-y aun así a menudo se interpreta este pasaje rococó que ofrecemos hoy. El desagrado que experimen­
justo al revés, como un retardamiento. tamos cuando, por ejemplo, en un aria de Mozart se in­
Me gustaría aclarar, para concluir, algunas indicacio­ crustan ornamentaciones exuberantes habla por sí mis­
nes de tempo relaciorn�das con la ornamentación. En pri­ mo. El aria entera se rebaja, por así decirlo, a una copia
r
mer lugar, el término g ave: esta designación de un tempo de estilo. Más importante se:r;ía presentar una simple
lento significa «serio>>, lo que a la vez significa que en melodía de forma interesante e imaginativa que desviar
principio no se debe �plicar ornamentación alguna. En la atención de ella por medio de adornos artificiales y
Handel, por ejemplo,\ cualquier músico se ve tentado, deportivos. Ya existe, naturalmente, suficiente música de
debido a la sencillez melódica, a improvisar unos adornos, los siglos XVII y XVIII que resiste la ornamentación y que
en particular en los movimientos lentos. Esto es adecuado incluso la requiere.
en el largo y en el adqgio, pero no en el grave. Las in­ La improvisación y la ornamentación se han conside­
troducciones de las ob�rturas francesas están encabezadas rado desde siempre como un arte que exige grandes co­
¡
casi siempre con grave; tienen un carácter serio, o bien de nocimientos, imaginación y un gusto fino ; cada interpre­
paso ceremonioso, apenas son cantables y no deberían tación adquiere por medio de ese arte el carácter de
·

adornarse. único e irrepetible. En las descripciones de buenos mú­


La palabra adagio, por el contrario, en un movimien­ sicos entre 1 7 0 0 y 1 7 6 0 al Jecir «un buen intérprete de
to lento acostumbra a !significar también que se puede o adagios» se entendía un músico que sabía adornar con
que se debe adornar. A :menudo se encuentra la indicación sensatez. Éste tenía la capacidad de encontrar estímulo
adagio en notas sueltas· o en algunos compases .dentro de para sus ornamentaciones a partir de la simple melodía
un movimiento grave, tuando, a la vista del contexto, re­ sin que el afecto de la pieza se vi�ra destruido por ellas.
sulta imposible un carrfüio de tempo. Esta indicación sig­ Sólo donde el afecto básico se conserva se puede hablar
nifica algo así como: «aquí se puede ornamentar». Quantz de un verdadero arte de la ornamentación. Sobre todo
dice que no se sobrecargue un adagio con adornos, pero para los cantantes, al interpretar óperas barrocas y de
los ejemplos que él mismo ofrece de una ornamentación Mozart, era importante que la ornamentación se ajustara
«moderada» nos pare�en actualmente muy suntuosos y estrictamente al carácter del texto. El cantante, mediante
recargados . Hoy en día no se debería imitar todo lo que los adornos apropiados y que inventaba espontáneamen­
se recomienda en los viejos tratados en cuanto a impro­ te, tenía que sacar a la luz y reforzar el afecto de la senci­
visación y ornamentadón, porque la improvisación está lla melodía. La ornamentación que sólo muestra la habi­
muy sujeta a los estilos! y a las épocas. Las ornamentado- lidad del cantante o del instrumentista carece de valor,

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ASPECTOS F U N DAMENTALES D E LA MÚSICA S I S T E MA S TO � ALES Y AFINACIÓN
(
es virtuosismo vacío; debe surgir de una necesidad inter­ aquí más alta y allí más baja.) Antiguamente se cantaba
na que refuerce, de una manera completamente personal, más en el registro medio y sólo en muy raras ocasiones en (
la expresión subyacente a la obra. alturas extremas. Hoy es l diferente: todo cantante quiere
cantar tanto como sea po�ible en el registro más agudo­ (
y toda cantante tambié�-. Una auténtica soprano se e
Sis temas to nales y afinación r
disgustará si no puede c ntar entre el re4 y el re5• Tam­
bién los tenores quieren 4Fantar tan agudo como sea posi­ (
Una cuestión especialmente importante tanto para el ble. De las partes de ten.br de Monteverdi dicen que es
cantante como para el instrumentista es la altura absolu­ mejor que las cante un b!'lrítono, pues para un tenor son
ta de la afinación. Existen muchas descripciones anti­ demasiado graves. Pero �n Praetorius ( 1 6 1 9 ) leemos ex­
guas en las que se dicen cosas tales como que la afinación presamente que la voz humana «cuando está en el medio
en Francia era más aguda o más grave que en otras par­ y algo más baja» resulta inás dulce y placentera de escu­
tes, o que la afinación en la iglesia era más aguda o más char que cuando «tiene �ue forzarse y gritar en el agu­
grave que «en la cámara», es decir, en los lugares donde do». Praetorius dice también de los instrumentos que és­
se interpretaba música profana. Pero no existen verda­ tos suenan mejor en el gtave; pero también observa que
deros puntos de referencia, con excepción de la laringe la .afinación gene.ral se vJelve cada vez más aguda. Toda­
humana y diversos instrumentos antiguos, diapasones de vía hoy existe la tenden pia a que la afinación de la or­
horquilla y de boca que no se han modificado. Si se exa­ questa, con el paso del �ie:rµpo, se vuelva cada vez más
minan esos instrumentos, se observará, por ejemplo, que aguda. Esto lo puede cotjfirmar cualquiera que en los úl­
en la época de Monteverdi en Italia casi todos tenían la timos treinta años haya observado la afinación de dife­
afinación actual o incluso un poco más alta. Las exigen­ rentes orquestas. Este es! un problema de capital impor­
cias para la voz humana alcanzaban, para el bajo, hasta el tancia también para el mlísico actual.
do grave, lo que es muy grave. Sin embargo, los autores Creo que tenernos que intentar determinar de dónde
antiguos también dicen que sólo un bajo muy bien pre­ procede esa funesta tendencia a elevar continuamente la
parado podía cantar tan grave, mientras que los bajos co­ afinación. Yo mismo he �ocado en orquesta durante die­
rrientes, como los que se encontraban en las escuelas, cisiete años y he podido ¡ observar que los directores di­
sólo alcanzarían el sol. Esto, en realidad, no es diferente cen constantemente que pl músico toca demasiado bajo,
hoy en día. En cualquier caso, hasta el do grave cantan pero nunca demasiado a�to: Esto tiene, por supuesto, su
muy pocos. (De ese límite inferior cabe inferir que la afi­ explicación, pues en una �rmonía impura el oído se orien­
nación de entonces en Italia no puede ser más baja-la !; ta automáticamente al sqnido relativamente más agudo.
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«afinación antigua» es pues algo variable y puede ser Lo que, en relación a esa prientación, es más grave se per-
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