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“Explosión Poética.


Por Luan Vidad
(Juan D Jiménez)

Advertencia.

© “Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra. El autor se


reserva todos los derechos. Copyright of Washington.”
Nota del autor.

"Explosión Poética" es un libro de poemas escrito en insólitos lugares de este


mundo, escrito durante algunos años de mi vida. Algo raro para definir en un día.
Sin embargo, así llegó, sin pompas, sin calcular una corrección, porque lo que siente
el alma le pertenece a la carne, como lo que siente la voz que le pertenece a la
garganta. Este libro, escrito para los enamorados, para los oprimidos, para los
soñadores, para los que sufren de incógnitas, es una madeja, laberinto, soplo, aire o
nube. Recuerdo aquellas horas infinitas, cuando la pesadumbre del mundo golpeaba a
quienes conspiraban en nombre del amor y la libertad. Así termino y cualquier crítica
del lector, será como la panacea que curará mi quehacer poético antes y después de
lo que fui y de lo que seré mañana. Gracias.
Cautiva tanto lo que expone la belleza que eres así poesía,
Amplitud, espacio, universo y no el arte reducido a un lienzo
Que termina en la mañana.

Luan Vidad.
Para mi hermano Alfredo Jiménez, quien me enseñó el verso después que el dictador Fidel Castro
Nos condenó a perpetuidad injustamente. También para mis amigos de causa, los tres hermanos
"Eugenio García Marín, Ventura García Marín, Cipriano García Marín," fusilados por los
esbirros de la mafia revolucionaria Castrista. ¡Que en paz descansen!
Outside.

Afuera la ropa está tendida


Y canta la noche por tus besos,
Por mis besos,
Mientras escribo entretenido
Enamorado de la musa
Que me roba de la vida,
El tiempo y la impaciencia.
Afuera está el mundo
Más oscuro y mi habitación
Tan clara por las luces encendidas.
¡Cuántos se han marchado sin despedirse
De mis manos y cuántos se han quedado sin despedirse de mis dedos!
¿Hasta cuándo tendré que soportar
La indiferencia por ser familia
Del más humano, por no ser enemigo
De los traidores?
¡No he vendido a mi tierra,
Ni he traicionado a mi Dios,
Mi carne es débil y el lamento
De mi sangre habita en mi conciencia!
Afuera la ropa está tendida,
Igual que yo, tendido y desolado,
Sin importarme que el amor
Siempre estará de moda y que el pecado,
Por encima de todas las cosas
De este mundo, también está tendido
En nuestras almas.
Créceme.

Créceme
Si te amo invirtiendo
En el tiempo el hijo que nacerá
De nuestros cuerpos.
Créceme
Si es mi odio
Menos dañino que la espina
Porque mi silencio
No te herirá de muerte,
Pero si te abrazo
Por dentro de la piel,
Déjame exprimir lo que tienes
Que sabe a fruta entre mis labios
Y a miel en mi lengua
Sedienta por tus besos.

.
Amor de verdad.

No justifiques con el llanto


Nuestro amor
Si se nos quiebra
Como gota de agua al caer.
Justifica el deseo de no perderte
Si estoy lejos
Y aún me amas
Como yo también te amo.
Deja que Dios bendiga
A nuestro amor por ser más abundante
que el pasto del invierno.
Yo sé que te cuidarán los ángeles
Para que no dudes
Ni sientas temor
De este hombre que siempre será por ti
Amor de verdad.
Espejismo.

Una araña teje en la pared


La indiferencia.
Diciembre en una bolsa rota
Escapa de mi almohada.
Hay reflejos de duendes esqueléticos
Disfrazados de poetas
Y aunque la verdad es una doncella
Con autenticidad de oro,
Desnuda va
Desnudando a la vergüenza.
Una araña teje en la pared
La indiferencia,
El viento frío
Viene con absurda cobardía
De invierno desvarío,
Mientras que algunas vírgenes
Divagan en los recuerdos
Desmantelando ilusiones.
Una araña teje en la pared
La indiferencia
Y Diciembre en una bolsa rota
Escapa de mi almohada.
Canto.

Por los ojos ineptos


Canto a la vida,
Por la eutanasia de los enamorados,
Melodías sin ritmo.
Por la locura inconcebible,
Equilibrio.
Por el regaño
De la pasión feliz,
Incomprensión del sentimiento.
Por los suicidas de no precipitarse
Al vacío, elogio a las alturas.
Por la miseria compartida,
Tierna la esperanza,
Por el grito rebelde juvenil,
Heroísmo casual.
Por barreras allende a los mares,
Desacuerdo de lenguas
Y por la verdad y nada más
Que la verdad,
La mentira y nada más que la mentira
Disfrazada de hambre y de guerra.
Hoy.

Hoy,
Simplemente hoy,
No pretendo viajar en carrusel,
Ni consolidar mi hombría
Arrojando a las paredes
Lo que me define de una hembra.
Será más fácil escapar del terror,
Antes de saltar del trampolín
De la inocencia.
Ahora que soy movimiento
Sin importancia,
Ajeno al paladar de los insectos,
Reduciré mi forma
Aun golpe de luz
Y creeré al menos en lo imposible.
Como escribir.

Como escribir aquellos versos


Sin interioridades,
Con la solemnidad de los claveles,
Y que el poema sea ligero
Como el rondar de los halcones.

Como escribir aquellos versos


Semejante al frescor de la mañana,
A la tibieza de los atardeceres.
Y aunque el dolor trasgreda todo
No debe configurar el motivo
Del lirismo,
Porque la poesía ha de ser
El himno respetado de los pueblos.
Cotidiano.

Besos incoloros,
Caricias que suenan a tambor quebrado,
Amor de ansias transparentes.
Estaciones pérdidas,
Caricias enredadas en madejas
Y la fe sujeta al mismo cabo;
Mientras que mañana la vida
Será un juego de sorpresas
Y no el brusco palpitar en el pecho.
Morir.

Morir de amor es cosa fea,


Morir de hambre
Es cosa horrible.
¡Pero lo mismo da morir
Ausente de la primavera!
¡Pero lo mismo da
Morir indiferente!
¡Pues venga la muerte arrodillada
Con su puñal de acero
Sin indagar donde y quien
Será su nueva victima
Y su morada!
Sonetillo.

Dulce melancolía,
Angélico milagro
De la pasión que sangro
Cuando fallece el día.

Noche sin alegría,


Paisajes que consagro
A mi cadáver magro
En su monotonía.

En ti no hay estrellas,
Ni sublimes doncellas
Que conmuevan mi canto.

Solo un lirismo triste


Y el silencio que viste
El dolor de mi llanto.
Rapsodia.

Furia de vendavales
Arrasando horizontes
Y sobre aquellos montes
Rumores otoñales.

¡Qué canciones fatales


Sin ritmos de sinsontes,
Que como saltamontes
Destruyen los florales!

¡Qué vibrantes sonidos


De gotas replicando
Nostálgicos quejidos!

¡Son la lluvia y el viento


Que juntos van rimando
Baladas que no siento!
Noticias.

Hay un niño que conoce el silbido


De las balas
Y el dolor de la metralla
Echa una flor en el pecho.

II

Hay un hombre
Que duerme con su fusil de almohada
En la noche solitaria
Y sueña con la guerra de mañana,
Mientras que el niño aquel
Que conoce el silbido de las balas
Y el dolor de la metralla
Echa una flor en el vientre,
En vez de odiar, amo,
En vez de vivir triste siempre sonrió,
Y su padre que era amigos de todos
Y enemigo de nadie,
Por luchar por la patria,
A otros niños mataban.
Porque.

Porque si, porque no,


No será muy bueno,
Ni quizás peor.
Porque si, porque no,
Dos frases enlazadas
Por amor o por perdón,
Siendo la mayor
Y autentica verdad.
Porque si, porque no,
En lo que opines o decidas
Bailando un danzón
O un rock and roll.
Porque si, porque no,
Si lo supiera la paz,
Temeríamos de la guerra
Y de ahora en adelante
Esta será mi religión.
Y si acaso Dios un día bajase de su trono
Para cambiar las cosas,
Porque si, porque no....
Aprendí a soñar.

Aprendí a soñar.
Los amaneceres fueron
Alambradas clavadas
En el pecho
Y los atardeceres
Ocasos sangrientos
Vertidos en el suelo.
Aprendí a sonar
Y cuando despertaba,
Lágrimas con mejillas,
Mejillas sin lágrimas,
Caían en desérticos rincones.
Heridas.

Hay heridas que no sangran,


Que supuran comiéndonos por dentro,
Lo mejor del sentimiento.
¡Ay, son heridas
Que nos agrietan el alma
Desde que la carne fue cenizas
Y la piel pecado!
¡Y yo no sé por qué tendré
Tantas heridas
Como galaxias
Que penetran en abismos!
Te hablé.

Te hablé de mis memorias


De sapo debajo de la piedra y del sentir fantasmagórico
De los enamorados
Estrujando labios en metáforas trilladas.
Te hablé de la canción
Que nos prohibieron una tarde
En la historia, después que los héroes
Fueron traicionados cuando la nostalgia
De unos versos rasgaron las alas
De una gaviota hiriendo de muerte
Al poeta.
Te hablé del saco de mi patria
A la deriva entre dos aguas
Y de los labios de un tirano
Que si algún día amaron
Resucitaron el mal en la carne
Que gime por el beso de aquel judas.
Te hablé también de los extraños,
Entre los que más extraños son
Y de mi oficio de exiliado
Buscando entre nuevas calles
La epopeya de un heroísmo sin sangre.
Y quisiera decir que soy mercenario,
O quizás terrorista, inventándome
Fusiles de papeles y granadas de cartón
Para aniquilar en nombre de los niños
A la gloria enajenada con disfraces
De etiqueta.
Y aunque te hablé de mis memorias,
Aquel elefante sin trompa
De colmillos tristes
Continuará existiendo para pasearse
Por las plazas de los mártires anónimos...
Dejemos.

Apaga la llama
Dejemos que el mar
Consuma a los corales,
Mientras que nos contemplemos
Pegados en la luna
Y acostados en la arena de esta playa,
Para que aquella lucecita marinera
Que navega a nuestro encuentro
Nos pesque desnudos
Cansados de amarnos tantas veces,
Como dos peces
Que saltan incansables sobre las olas.
Gravito.

Gravito entre tus pasos


Cuando caminas
Y no sabes que quisiera ser
El asfalto debajo de tus pies
Para sentir el peso que dejas tirado
Por ahí, sin que nadie comprenda
Que seré por ti
Los caminos que transitas a diario.
Y es que no saben que mi amor
Son las alas que cuidan tu vuelo
O el oxigeno que baña discreto
A tus pulmones
Haciendo latir tu corazón
Al ritmo de mi sangre.
Rebeldía.

Con la luna de media noche


Iré rompiendo los cristales
De los comercios
Y esos que andan por las calles
Durmiendo sobre noticias arrugadas
No temerán del frío
Porque sus bolsas a la altura del ombligo
Estarán llenas de especies masticadas.
Y aunque no me nombren enmascarado
Ni me comparen con Robin Hook,
Con la luna de media noche
Iré rompiendo los cristales
De las comercios
Para que esa pesadilla milenaria
Deje de ser para siempre
La moda de todos los siglos.
Luces de la ciudad.

Luces de la ciudad,
Cercanos los rostros que pasan.
¿A dónde irán en su carrera?
¿Irán al hallazgo de pantallas
Que transportan ilusiones a otros mundos
Sin agujeros en la capa de ozono,
O en busca del auténtico destello de las aguas, de los mares
Y los ríos?
¿A dónde irán?
¡No lo sé…!
¿Será la eterna pregunta que martiriza
A los sentidos?
Luces de la ciudad,
Imitación de soles reproducidos
Por “S. A”,
Indiferentes las escupidas
Que indican un comercial de gargantas
En huelga…
¡Qué melancolía de faroles maldecidos
Por los campanarios!
Ya nada queda.

Ya nada queda de aquel hombre.


Se le acabaron las piernas,
Las huellas de tantos caminos,
El desván de sus caricias,
Y su manera de odiar,
Si es que alguna vez odio.
Pensar que todo lo tuvo,
O casi todo,
Que creyó en el Dios verdadero,
Que amó a sus padres,
A la esposa y a sus hijos.
Pensar que nunca sintió la angustia mayor
Y se marchó sin mencionar palabras.
Será mi pez.

¿Será mi pez
Pescador de hombres
Con mandíbulas sin dientes
Y aletas de cristal
Donde se reflejen sus ojos
Atemorizando a los anzuelos?
¿Será mi pez
Espina diseca en el océano vacío,
O simplemente escamas que brillan
Bajo el radiante sol?
¿Quién podría decirme
Por qué mi pez
No será sirena
Después de haber sufrido
Tantas metamorfosis?
No me lo impidas.

Me llevo tus manos


Para que se unan a las mías
Cuando más las necesite.
¡Ay amor, no me lo impidas!
Me llevo tus cabellos de sábanas
Sobre mi piel
En la noche fría.
¡Ay amor, no me lo impidas!
Me llevo tus ojos encendidos
Para que ilumines los rincones
Más oscuros de mi soledad
Y me prohibidas el deseo del suicida.
¡Ay amor, no me lo impidas!
Me llevo tus piernas
De jazmines y oropel,
Apretadas e impacientes
Donde madura el deseo
Y retoñan los paisajes
Más fecundos de la vida.
¡Ay amor, no me lo impidas!
Me llevo tus pechos
De puntiagudos caprichos
Y tan precisos como el tiempo
Para retozar como un niño travieso.
¡Ay amor, no me lo impidas!
Me llevo también
Lo que dejaste y nunca quisiste:
Tus gestos, tu pudor sin cobardía
Y todo lo que tienes amor,
Porque eres mía.
Transitaré.

Transitaré por tu piel de madrugada,


Con el tiempo que nos queda por vivir,
y nos ocultaremos en la noche
Enamorados del silencio...
Me detendré en tus párpados
Compartiendo nuestras almas,
Y la fe que nos convierte en humanos
hará caprichos sin realidades
para que no nos importe
La acechanza de la muerte
Empeñada en convertirnos
En polvo del futuro.
Estaremos juntos como algo indivisible
Hasta el principio de los amaneceres,
Indiferentes al dolor y a la tristeza,
Sin irrumpir en la ciudad,
Apartados de los sucesos más recientes,
Mientras que el mundo
No cambiará por nuestra ausencia.
Amor.

Amor,
Toma mi mano
Y no la sueltes,
Que largas son las horas
E intricados los caminos.
Cuando tengas prisa,
No te marches,
Que ahogan las lágrimas
En una despedida.
Pero si algún día
Te sientes cansada,
Apóyate a mis hombros,
Y sabrás que no estás sola.
Tendré la necesidad.

Señoras,
Damas ilustres,
No soportaré este inútil consuelo
De verlas pasar perfumadas
Con largas pestañas,
Y facciones de belleza insuperable,
Mostrando todo el encanto femenino
Y el cadencioso andar siempre ligero.
Han de saber,
Que aunque no soy de los hombres
El más romántico,
Ni el más enamorado,
Tendré la necesidad de convertirme
En un ladrón
De mujeres prohibidas
Antes de cometer una locura.
Te escribiré.

Te escribiré el mar,
El cielo infinito,
Las siete maravillas
De mi mundo,
Los colores del arco iris
Y lo que llevan
Los hombres en el pecho
Cuando aman.
Pero dime, amor:
¿Qué me darás
A cambio de mis versos?
Te estaré esperando.

¡Poeta! –Dijo la vida-:


¡Alza la voz
Y no escuches tu canto!
El canto es el eco en el viento
Que perdura un instante.
¡Poeta! –Dijo la muerte-:
Recoge el sombrero,
La lira y échate a andar
Por uno de los tres caminos:
La gloria, el honor o las penas.
Pero no elijas los tres,
Porque no tendrás tiempo
Para llegar al final,
Y yo allí te estaré esperando.
Verdad.

Pica el duro anzuelo


Y saca las aletas
Fuera del agua.
Verás que el cordel
No es media luna,
Ni el pescador la sombra benigna
Que contemplabas tendida
Sobres las aguas
A través de los siglos…
Este no será.

Este no será mi último poema,


Los que no están escrito
Se los entrego a la lluvia,
a las quillas de los barcos naufragados
En simbólicos desiertos.
La esperanza que no tuve
Se las regalaré a los genocidas
Para que se arrepientan
Antes de que sus carnes
Tiemblen en golpes de lápidas
O en festines de ultratumba.
Los demás sentimientos que poseo
Los guardaré debajo de un puente
Y cuando muera
Que mis vísceras
Se las repartan los más necesitados.
De que valdrán.

¿De qué valdrán mis versos después...?


Quizás para que una chica
Tienda la piel sobre su cama
Y desangre el amor a borbotones
Sin auxilio de supervivencia,
Por culpa de otras nalgas
Que tentaron al sol en cualquier sitio.
¿De qué valdrán mis versos después?
Tal vez para mirarme de cerca,
Si lejos voy,
Leyendo historias que se repetirán
Aunque sean noticias los caudillos
Y los guerrilleros que después
De una batalla le trepanen los dedos,
Mientras que los niños de décimos mundos le estallen granadas
Y se alimenten de tierra para no morir.
¿De qué valdrán mis versos después..?
Esta locura.

Esta locura de querer


Apretar el sol entre las manos,
De intentar retener el día
Escamoteando volutas de humo
Para correr detrás del aliento femenino.
Esta locura de andar por la ciudad
Bailando enfermizas melodías,
Sin respetar la quietud ajena
E imaginando que las nalgas
De los ángeles apócrifos
Son gigantescos cúmulos
De nubes milagrosas.
Esta locura de vivir ausente de las aguas
Que bañaron la niñez
Y del primer recuerdo que habitó
En la memoria.
Esta locura de vivir muriendo
Dejando la inocencia a cambio de nada
O por ti...
Lluvia.

Escucha esa melodía


A través de las persianas.
¿Acaso habrás escuchado otra
Tan sublime como esa?
Cuerdas de gotas que como arpas
Golpean mil recodos
Y del más allá a románticos rincones.
Escúchala a través de las persianas.
Enjambres de violines
Arrancan de los suelos
Sinfónicos conciertos de esperanza,
Para aquel que al revés
Tiñan de rojo a los ríos
O compongan imágenes
Negando una guitarra.
Escucha esa melodía
A través de la lumbrera del espacio
O con el pie en el margen del dolor
Calculando sentimientos.
Es la música que no será negada
Al peor de los convictos.
Escúchala en el vacío de la noche
Esbozada de tormenta
Y no habrá un alma que pise su silueta
De luna y fuente,
Para que en el soplo de un segundo
Te transporte lentamente hacia tu sueño.
Así hablas.

Dilo de un tirón,
No esperes…
Lo bien dicho lo escucharán
Un puñado de selectos
Y lo que digas tú,
Con brevedad,
Sin palabras rebuscadas,
Lo oirán todos
Porque entenderán
La verdad de tu lenguaje.
To be or not to be.

Ya lo dijeron:
“To be or not to be.”
Encantos que fallecen,
Milagros en parábola inconclusa
Y ojos que maldicen.
Humanidad callada…
Payasos que predicen
La caída de los astros
Y magos que se jactan de mendigos.
Y pocos toman parte en la lucha
Y quien está con alguien
A veces se convierten en feroces enemigos
Y los que están con todos
Descubren que hay corazones
Que no debieron latir.
Ya lo dijeron:
“To be or not to be.”
Si te aferras a la vida
La muerte acecha en el borde
De las uñas
Y si renuncias a todo
Por el místico peso de la moneda,
Podrán golpear las montañas
Esperando que se realice aquel milagro.
Ya lo dijeron:
“To be or no to be. “
Haré de ti.

Haré de ti mi egoísmo,
Aunque tenga más
De una vida para morir,
Y un solo corazón para amar,
Porque tu nombre de mujer
Engrandece mis sentidos
Pulverizando mi deseo
De insecto trasnochado
Para no perderme inútilmente
En los recuerdos.
No vengas con historias.

A los cubanos oprimidos por la mafia revolucionaria


de los hermanos Castros
y a otros pueblos sometidos...

No vengas con historias ni coloquios,


Ni digas que la patria es un escombro
En las aceras.
Dime que hiciste
Por los mártires aún martirizados
Y por los que dejaron la juventud
Y la piel en el presidio.
Dime que harás
Por bajar sin escaleras de su trono
A un puñado de políticos facinerosos
Que cuidan la espalda del tirano,
Mientras que oprimen a nuestro pueblo
Y se atreven a izar sin dignidad
Nuestra bandera.
No vengas simplemente a contar
La realidad de nuestra isla sucumbiendo
En la miseria, porque si es indefiniblemente triste el llanto
De los niños que las madres no pueden amamantar con su seno,
También duele la patria en el exilio.
No vengas con historias ni coloquios,
Ni digas que la patria es un escombro
En las aceras:
Únete al valor de los que luchan,
Para que el sueño de Martí
Agigante el valor de los cubanos
Y podamos gritar por siempre: ¡libertad!
Perdido.

Perdido,
Busco entre otras formas
Tú figura
Y quisiera hallar
Con el canto,
La alegría,
La mañana sin romper
Con el ocaso
Y el amor que no he olvidado,
Sin renunciar al tiempo ya vivido,
Al sonido de otros ecos
Impropio de masas y tendones,
Ecos que en la inmensidad del plenilunio
Posibilitan rompimientos de ternuras.
Si fuera lluvia.

Si fuera lluvia
Dejaría de ser burbuja
O ese embrión pegado
En la grupa de un camello
Para correr detrás de un cuento
Por los sitios más fecundos de la noche.
Si fuese lluvia,
Abriría puertas
Cerradas por siglos
Y dejaría escapar un trozo de Dios
A través de un largo sueño
De amor y de paz.
Ya no recuerdo.

Ya no recuerdo
Los primeros pasos,
Los juguetes de la niñez
Prisioneros del armario,
Ni el deambular del sol
Como llamita asomada en la pupila.
Mis ropas pequeñas guardan su historia,
El valor de algunos meses,
Las travesuras por los portales
Y el olor a hierba y rocío.
Sin darme cuenta,
Crecieron mis manos,
Se alzaron mis pies
Asustados por la vida,
Alejándome de otros niños
Porque ya no era ese niño
Cazador de mariposas
Al encuentro de nuevas fantasías.
Otros destellos.

Otros destellos
Ya no son
Luces que atemorizan
La conciencia,
Mientras que alguien,
Sin pedir nada,
Le duele más el verso
Que la vida y la muerte
De quien ama.
Llueve.

Llueve,
Llueve,
Sobre los tejados late mi corazón,
Desgarrado, solitario
Y mi alma de pirámide,
En lo infinito erige su silueta.

Llueve,
Llueve
Y la luz busca el desvelo
Y los charcos con reflejos de luna
Imploran besos
De figuras bien atadas.

Llueve,
Llueve,
Y los mudos campanarios
Con sus lenguas de badajos
Callan su mísera canción,
Guardando en el peor de los olvidos
Los secretos de una historia triste.
Recuerdo.

"A mi pueblo."

Recuerdo cuando inventaba navidades


Antes de que el año se estrellase
Contra un primero de enero
Enlutando la memoria de mi gente
Y las estrellas me servían de farolitos
Con sus toques de lucecitas
En el arbolillo imaginado de la noche.
Recuerdo mi dolor por los niños
Esperando con las manos bien vacías
Que los reyes magos
Y el viejo Santa Claus
Llegaran con camellos de arco iris
Repartiendo los juguetes,
Pero mi congojo de ancla en ánfora
Me dijo que también
Yo fui uno de esos niños traicionados
Por quienes habían asesinado en mi país
La fantasía.
Quise ser libre.

"A los cientos de miles


de presos políticos cubanos."

Quise ser libre


Cuando apenas era adolescente
Y me condenaron a perpetuidad
Y conocí el silencio de los mártires
De mi generación,
Torturas ejemplarizantes,
Rectángulos de muerte,
El hambre por obligación
Y el heroísmo de quienes no temen rebelarse
Con las cadenas oprimiendo
A las gargantas.
Quise ser libre
Y esto en mi país esta prohibido.
Tú y yo.

Tú y yo,
La noche entre comillas…
Tú y yo,
Mirándonos por dentro,
Anudando nuestras lenguas
Para sumergirnos
En la sangre de la fuerza del amor.
Tú y yo
Imprimiendo la piel
En inéditos deseos de caníbales
Retozando sobre las brazas
De una hoguera.
Tú y yo
Y nadie más…
Otro día.

Otro día regresarán los pájaros,


Lo sé, volverán.
Imploro sus trinares
Y el aletear de sus ligeros vuelos.
Por el momento
Recordaré a Ícaro sin filosofía,
A Pinocho en blanco y negro
Y a la patria hundiéndose
Sin picos
Que alimenten
Sus gargantas.
Enamorada.

Enamorada,
El día que tus ojos
Culminen en las olas
Y se nieguen tus cabellos
A la seducción de las tormentas,
Sin que hable de ti
La lluvia a la marea,
Serán diferentes los bordes del querer,
Y el hombre triste de verte pasar
Mutilará desesperado
La ilusión de la mirada
Cuando te ausentes
Orgullosa de la tarde.
También fui niño.

También fui niño


Y anduve izando la inocencia
Entre las algas, los peces
Y los árboles de la ciudad.
Y pude escapar de la monotonía
Con manos alegres,
Construyendo castillos de corales
E imitando el vuelo de los pájaros.
Hastiado de sueños,
Abandoné los brazos de mi madre,
Sin renunciar a la niñez
Cuando aun creía en la fantasía
Y en los senderos
Que no terminarán jamás,
Descubriendo horizontes,
La paz de vivir,
Flor y metralla,
El verso, el amor
Y el fondo de la vida
Sin ritmo musical.
Solo.

Solo,
Te descubrí en silencio,
Como se descubre el amor.

Triste la vida,
Pasados en flor,
Paisajes restrictos,
En relieve el dolor
Y duro el cautiverio…

Y llegaste feliz,
Mostrando siluetas
De tempranos ocasos.
Y eras luz, libertad y armonía.
Eras más que el misterio divino:
Eres poesía.
Llegaron.

Llegaron,
Imitando el verdor de las palmeras,
Perforando montañas
Quizás por cobardía.
Quisieron atrapar
Palomas al vuelo
Y le arrancaron las alas
Para ponerlas
En el altar de una revolución.
Es mejor aquí.

Es mejor aquí…
No en otro lugar,
Aislados, indefensos,
Sin fronteras solidarias,
Sitiados por las aguas del Caribe,
Viviendo en una isla.

Un cuarto de siglo, cien años quizás…


Vejaciones planificadas,
Tumbas de anónimos patriotas,
Héroes olvidados,
Sangre juvenil, sangre de un pueblo,
Un pueblo sin sangre.
Crímenes de lesa humanidad,
Prisiones, cantos de guerra,
Torturas que van más allá
De los bordes de la piel.
Ejércitos, militarización,
Revolución, nacionalismo
Y un dictador convertido en dios.

Es mejor aquí, no en otro lugar.


Será más fácil que tiranos imponentes
Imiten a otros tiranos,
Pero que no lleven el mundo
Al holocausto,
Simplemente que opriman a un pueblo,
Al único pueblo imaginado…
¡Qué necesidad tengo…

¡Qué necesidad tengo de escribir


Mis versos!
Mi canto es el canto del arado en tierra
Y de la noria en giros.
Por mis manos saltan las olas en arrebato
De salitre, se agolpan ninfas con glúteos grotescos,
Recorre la sangre de todos los tiempos
Y como dos mantos escurren el llanto
de diapasones caídos.
¡Qué me escuchen!
¡Qué me escuchen los ladrones de señoras soñolientas,
Los huérfanos de rosadas mejillas,
Los caballeros de bigotes plúmbeos,
Los leguleyos embutidos en levitas
y las bailarinas elefantinas!
¡Qué me escuche el rumor de los zapatos
Y los neumáticos definiendo interiores de mundos en cúspides!
¡Qué me escuchen:
¡No temo decir las cosas por su nombre!
Hoy mis caminos son retoños
De un exilio y mis calles, mis viejas calles,
Desvergüenza de una ruina nacional
Y sólo nos queda de la patria su semilla
Floreciendo en otra tierra
Con las manos cansadas de trillar
Surcos ajenos por el bien
De los que llegan y se van.
Hoy y mañana: vivir, vivir…
Y Dios en cada átomo.
Comparto su egoísmo de no hacerse sentir
Y su paciencia de ver morir al hombre.
¡Qué necesidad tengo de escribir mis versos!
Te soñé.

Te soñé
Con la desnudes
A punto de escapar de mi memoria.
Y me detuve a contemplarte
Sin poder reposar mi vientre
Sobre tu vientre,
Ni besarte profanando tu hermosura.
Después de todo,
Nada sucedió…
Tu indiferencia quedó
Como una estatua
Erótica olvidada por el tiempo.
No recuerdo si te mirabas al espejo,
Si caminabas por la alcoba
Cuando renunciabas a tu nuevo vestido,
O si tratabas de consolar tu hastío
En la soledad de mi ausencia.
No lo sé…
¡Maldigo la distancia
Y no te culpo!
Te veía tan cerca y tan distante
Igual que algo imposible…
Me vendieron.

Me vendieron el silencio
De mi patria,
Sin dejarme correr detrás del viento.
Me vendieron la noche
Entre las paredes que me hicieron despertaron
Del miedo para vivir a cualquier hora
Deseando libertad sin cobardía.
Me vendieron la historia
Unos hombres que levantaron paredones
Con los ojos de la muerte
Para sembrar equivocados
Nuevos árboles,
Árboles sin raíces,
Árboles sin ramas,
Que improvisados con el odio
Esconden desconfianza,
Entre los rostros que no son,
Entres los rostros que fueron.
Canción para una mujer bella.

Yo le propongo
Que nos toque el amor con sus campanas
Si llego a enredarme en sus cabellos
En la noche de sus ojos.
¿Y no sé que haría?
La contemplo desde lejos
Por temor a decirle algo.
Su boca, oh, su boca tan pequeña y suave
No la besaría por miedo a lastimarla.
Su cara, oh, su cara, tan liviana y fresca
Que no la rozaría con los dedos
Para no ultrajar un rostro virgen.
Ella no sabe que la amo
Y me tienta estrujando el sentimiento
Cuando la veo caminar
Dibujando siluetas con su cuerpo
Que no sé que haría si la toco,
Si mis manos intentan aletear
Entre sus ropas buscándola por dentro.
Quisiera proponerle
Que comparta el secreto
De ser mía, tan solo mía una noche eterna,
Si entramos descalzos y en silencio
Al paraíso del silencio.
Pero contigo no sé por dónde empezaría
Si se estremece mi hombría
Como un árbol sacudido por el viento.
¡Y es que me pierdo cuando la miro!
Por mi cruza un velero pesado y torpe
Moviendo lo armónico por debajo
De mi pecho.
¡Y tiemblan mis piernas como un león
Atrapado en una jaula
Porque no soy cazador de tanta belleza…!
Renunciación.

Verde sin prisa


Es la tarde
Que viene en primavera
Y las hojas de los árboles
Que crecen
Y no marchan
Y no vuelan.
Mientras que yo,
En el centro de nada,
Divago sin flores,
Ni sauces
Y no te encuentro
Y no te hallo, amor.
Dedícame tu voz.

Dedícame tu voz,
Llena mi trompa de Eustaquio
Con el rumor de tu garganta,
Que deseo embriagar
Lo que tengo de equilibrio
Con tus besos
Bien mojado
Y no olvides
Cortarme en rebanadas
Con la parte más afilada
De tu cuerpo,
Que si no me duele el amor,
Más me dolerá tu ausencia.
Recuerdo.

Que difícil es vivir


Pronunciando más la curva
Que sostiene el verso si no estás.
Creo en tu distancia
Como línea que entre dos letras
Denuncian al espacio
Jamás habitado por un punto final
Y aunque mañana
Podamos vivir en el principio
Del mejor comienzo
Me abriré la piel para meterte
En el armario
De mis peces amarillos
Sin dejarte correr
Como nieve derretida
Que desciende de las montañas
En busca de los ríos,
Porque por donde vengas, amor,
Yo te estaré esperando.
Indiferencia.

Espero la respuesta
Por tu amor
Después de tantos años
De acomodar el verso
Donde quepa,
Pero tu silencio me rompe
Por cada esquina el sentimiento
Antes de que termine
Mi largo viaje
En la distancia.
Ojalá.

Ojalá
Que todo
Fuera
El cantar
De las sirenas,
O cánticos,
¡Cánticos del alma muerta!
La verdad
No sería ecos
Y la mentira dejaría de ser
Juegos de tantas fantasías.
Culmina este amor.

Culmina
este amor,
Deseo,
Culmínalo de una vez
Que he cruzado
La cerca
Donde el pasto
No ha crecido
Y dejó de ser verde
En la boca
De aquel chivo.
Y sólo eso.

La habitación muerde al sol


A través de la ventana,
Mientras que cae desgarrándose
En la membrana de las colinas.
Y rueda el poema,
El poema de la vida
Lleno de espanto,
Lleno de odio,
Lleno de amor
Sobre la hoja,
Sin que ella sepa que duelen sus besos
Que duele su piel,
Su sonrisa
Y que al marchar
Me dejó de consuelo su retrato azul
Colgado en las paredes
Para que mañana sea la memoria
Un disparo,
Un relámpago,
Un despertar doliente
Y sólo eso,
Y sólo eso...
Invítame.

Invítame,
Invítame esta noche
A estar despierto
Y a madrugar contigo.
Déjame contarte
Las mil y una noches
Del Caribe.

Hablemos de las cosas más rotundas


Que entre tú y yo nos una
Bien por dentro y bien por fuera.

Tengamos miedo,
Miedo de este amor duro y ligero
Que como roca se entretiene
Con la espuma.

Invítame a un café,
A lo dulce o amago de un buen trago
Sin que tus labios se alejen de los míos;
No importa,
Invítame a tomar un baso de agua
O a lo que tu quieras,
Solo por estar contigo,
Solo por estar contigo, amor.
¡¿Por que carajos?!

¡¿Por qué carajos


Este afán de ser poeta
Con la brevedad de un disparo,
Buscando océanos,
Navíos, piratas,
Países, continentes,
Por ese amor que agarra
Y después te suelta
Dejándote vacío,
Tan vació por dentro y por fuera
En el verso, poesía?!
¿Por qué carazos este afán
De ser poeta?
Al centro de la vida.

Primero subes,
Subes de prisa,
Con el aroma de perderte,
Tersa la piel
Y descubres el vuelo,
El descenso fantasmal del astro
Rompiéndose en el panorama
De la noche.
Después bajas,
Bajas lentamente,
Como si la tierra fuera el canto
Que invoca a deshora
A los muertos que aún siguen perturbando a la memoria,
Hasta que duele,
Hiere profundo el hastío del tiempo
Con cuerda altisonante
Sobre el mar que tapa al párpado
Como arrecife derrotado
Y un sueño,
Un sueño bastaría para abrir
Las puertas del no regresar jamás
Al centro de la vida.
El pescador silente.

Temprano lanza el pescador


Al demonio atado al anzuelo,
Temprano quiebra el segundo cielo,
Mientras que a lo lejos
Burbujean platas las orillas.

Distante se pierden los ojos, distantes,


Y crecen brotando las tonalidades
En armónica cascadas subterráneas
Por la escalera que sostiene al horizonte.
Y la raya dorada,
Trenza del sol matutino,
Llega como serpiente marina
Hasta la barca dormida
Del pescador silente
Mostrando su lengua de salitre
Y de espuma.
Y él pescador espera y espera,
Espera en la oda
Del más poético verso de las olas
Para sentir como la marea se viste de novia
Y le entrega su cuerpo virgen y bello.
Píntame.

Píntame de prisa,
Busca el color,
Los pinceles
Hazme transparente,
Quiero sufrir
De mimetismo
Para que no
Me traicione
El día ni la noche,
Mientras que intente
Encontrar a mi Dios
En su creación divina.
Qué sé yo…

Que sé yo de aquella tarde


Si era invierno,
Invierno crudo en la flor,
En las cenizas,
En el pasto,
En el tejado,
En el estampido
De la corriente,
En la sangre
Que los peces arrojaron
Con burlescas pinceladas,
Sobre mí,
Sobre ti,
Sobre todos.
La redondez.

La redondez tiene su vuelta,


Sin saltos,
Giratoria en la ingravidez.
Y yo dentro,
Dentro de esta esfera
Acuífera, algorítmica,
Con la ilusión
De pez,
De reptil,
Perpetuando la gratitud
De humanidad,
De demonios,
De ángeles,
De mártires
Y esclavos.
La otra mitad.

Pudo ver
La otra mitad,
Mientras que la locura
Era un agujero inofensivo,
Donde los que no llegan
Al fondo de la tarde,
Sin pasar antes
Por el laberinto
De la noche,
Se pierden,
No vienen,
No regresan jamás.
Deambúlame desnuda.

Deambúlame desnuda
Por mi sueño
Y no tropieces
Si caminas
En la oscuridad
De la noche
Hasta la puerta
Que abrirás
Con tus labios,
Solo con tus labios.
Oda a la lechuga.

Verde y se acomoda,
Se acomoda entre las hojas
Cuando crece,
Hasta ser redonda y bella
Como el capullo
Que no abrirá sus pétalos
Negando la hermosura.
Quisiera estar allí
Donde amaneces en la tierra
Para convertirme
En sol y lluvia
Y nutrirte de clorofila y minerales.
Pero soy menos que eso,
Soy el que te compra
En el mercado,
Quien no te dio tu nombre
De lechuga.
Aquel que te sacrifica cortándote
En trocitos y vistiéndote
Con el más dorado aceite
Y con el más blanco vinagre,
Para que seas la reina de la mesa
Con el consentimiento de la sal
Y el orgullo de ser ensalada.
Hablan de todo.

Hablan de todo,
De las cosas que no son
Y que no han visto.
Creen en el dios esculpido
En la piedra, en el metal o en la madera,
Que se moja y no es violento,
Ni amoroso,
Que no habla, ni perdona,
Como estatua movediza
Por las multitudes.
Creen porque si,
Por creer en el motivo de la estrella,
En el cometa de cien años
Que sepultará con los siglos
A generaciones completas.
Y yo, inconcluso,
Creyendo en las cosas verdaderas,
Decidido a levantar la hoja
Que calcula el miedo y no a la historia,
Inventando a la musa,
Palpándola despierto
Ajeno al amor improvisado
En la noche que dos miran al cielo
Sin importarles nada,
Solo el momento
De la vida, de la vida y solo eso.
A dos…

A dos
Que les prohíben verse porque se aman
Y huyen del sol para reunirse
A escondidas en el espacio
Más pequeño de la tarde,
Porque la noche es fruta mordida
Por el odio de otros
Que impiden amarse como ellos.
Pero el suelo con su cama dura
Ampara a los que llegan furtivos
Para que el silencio
Los invite a unirse en matrimonio.
A dos
Que les prohíben verse
Porque se aman,
Comprenden que la luna
Manifiesta un sentimiento tan profundo
Y que el amor no se aprendió
En la escuela, sino después de un beso
Desatando lo que une a dos
Sin que a nadie
Le pidieran permiso para amarse.
Confieso que te extraño.

Confieso que te extraño


A la hora que me pica el insomnio
Por un baso de agua.
Esta sed de ti
Convierte en desierto a mi garganta
Si no tengo tus labios sembrados
En los míos.

Por tocarte mi imaginación


Remueve la tierra y el polvo
Y canto y celebro tu nombre
Entre mis amigos y enemigos
Porque eres amor y perdón
Y carne que me hace temblar de vida.
Condénenme hoy.

Condénenme hoy,
No mañana
Que no estaré presente.
Critiquen el verso,
La rima,
La epopeya que nunca terminaron
Mis manos,
El poema que más de una vez
Fue corrupto
Entre mis dedos,
Por no ser transparencia de lluvia
Que moja y no lastima,
Que soy así:
Silente del universo en medioevo,
Paleolítico en mi mandíbula soleada,
Y aunque alguna vez
Haya rugido,
No tuve garras para herir,
Ni dientes que mordieran mi locura.
Pasa el tiempo.

Pasa el tiempo,
Nadie nota que el juglar
Tira de sus cuerdas
Para cantarle a la historia
Y no a mi amor,
Al amor que no he olvidado
Por quererla en la marea de mis brazos,
Confundido por su boca
Entre mis labios asustados
Por el temblor de su piel
Que se escurre entre una mitad
De lo que soy.

Pasa el tiempo,
Tiro de la distancia
Para andar en teorías relativas
Que con la absurdidad de mis años
Me transforman en un vertebrado
Enamorado del presente de sus besos.
Y aunque no la tengo
Lloro,
Y aunque no la tengo,
Mi lágrima encendida
Apaga este fuego que siento por ella,
Para no derretirme en este verano
Por su amor.
A veces.

A veces denuncio mi silencio,


Sólo a veces,
Y me quedo absorto
Memorizando el ayer
En los jardines que barrieron mi infancia
Y me marcho a la mar
En busca del primer poeta
Que escribió sus odas
Al viento de una marea sin crepúsculo.
Después me visto de pez
Y ando en las profundidades
De abismos coloridos
Donde el hombre no ha dejado caer
Su gloria destructiva.
Y allí mis pulmones sangran
Burbujas que ascienden rompiendo
La quietud de las aguas
En un lenguaje que no conozco.
Y veo todo el misterio del tiempo
Consumido en arenas
Y los navíos más intrépidos
Descansan abochornados
Por un naufragio
Cuando descubren mi presencia.
Te quise porque si.

Te quise porque si,


Sin que lo diga nadie,
Sin noticias,
Sin testigos,
Aunque la vida no retoñe
Para estrenar lo que una vez
Ya comenzamos.
Te quise
Y no fue solo el amor
Lo que me alborota el pensamiento
Por tu culpa,
Sino el fuego,
La llama de mi carne
Encendida con la tuya,
Renovada en la ceniza,
Después de ser pecado
Esto que los dos sentimos juntos.
Delirio.

Sáltame
Pésame,
Que no me lastima
Tu estatura
Con el peso acomodado
A tu belleza.
Después de todo
Y de mucho más,
Amor, haz de mi lo que quieras
Odilla al poeta.

Mientras que nace el verso


La pluma desliza
Su lengua cobriza
Y en el polvo del planeta
Se pierden los que llegaron antes,
Sin gemidos, sin lamentos,
Mudos de incógnitas;
Se marchan detrás del eco
De una música de livianos tonos.
Y mi oído que es caracola
Compadece a las rocas que lloran
Sangre, salitre y espuma.
¡Qué difícil es creer ser poeta!
¡Vivir sin tanto odio! ¡Vivir sin tanta pena!
Amar a quien viene primero,
Amar a quien llega de último,
Tensar la lira bien fuerte
Hasta rasgar a los dedos,
Ser quien no manda a la voz,
Ni el que anuncia la gloria,
Ni en la noticia, ni en el canto,
Por ser el poeta tan pobre,
Como lo es el poema.
Oda al caminante.

Molesta el caminante
Cuando llega,
Cuando llega,
Pero no cuando se marcha,
Con la piel sobre el camino,
Con los huesos que no caben
En la ligereza de su cuerpo.
Nadie se da cuenta
Que ha dejado los pies bien marcados
Con la huella de su alma
Por el mundo,
Que no le negaron el agua,
Ni el trigo de los campos,
Que necesita del sol
Y del espacio más abierto de la noche.
Molesta el caminante
Si regresa al centro de la vida
Después de haber rondado con la muerte,
Porque otros temieron de su suerte
Para unirse en matrimonio
Con la historia de los pueblos.
La niña de mis sueños.

La niña de mis sueños


Nació un día
Equivocada de su tiempo
Y deambula enloquecida
En su místico delirio
De estatua de marfil
Perdida para siempre
En el silencio
Que alguna vez
Resucitará al mejor
De los amores.
Por qué el amor es así…

Abres la puerta
Y entro a medidas que dibujo tu sonrisa
Sobre el lienzo que no miente.
No miro las paredes de tu casa,
Ni el detalle que resalta
Por encima de la luz.
Observo la desnudes vestida de tu cuerpo
Y no lo sabes,
Aunque desearías pasar por mis pupilas
Como la última vez
Cuando nos arrodillamos
En un sitio no iluminado por el odio.
Y comiste de mí
Y yo de ti,
Bajando por la cuesta
Que concluye entre tus labios
Y mi lanza de soldado sin batalla
Fue derrota en el conflicto de tu cuerpo,
Para que hoy brindemos por quienes
No contestan, ni preguntan,
Por qué el amor es así tan mudo,
Así callado y tan discreto.
Ven amor.

Ven amor,
No tengas prisa,
Si decides escuchar la razón
Que nos suelda como al hierro
Y el acero.
Desnudaré tu piel,
Con la primavera de mis manos
Y seré el viento
Que cauteloso te acaricie
Para que en mis dedos habiten
Las palomas en su vuelo.
La realidad
Es la música que escuchamos
Mientras que duermen los colores
Y la rueda de la noche nos invita
A beber los que nos sobra de la vida.
Ven amor,
Mortifícame por dentro,
Si por fuera la calma trasnochada
Merece el respeto de la silueta
Sin su sombra,
Donde dos se acomodan en la oscuridad
Para que los astros no nos nieguen
El vacío que se llena con amor
Aunque en algún lugar no exista
La esperanza.
Arrepentimiento.

Subí a un árbol,
Después de tanto amar
Para escudriñar en las alturas
Lo que molesta desde abajo.
Quise ser simio y me faltó la cola
Para sostener mi equilibrio.
Lentamente ascendí por el tronco,
Con el silencio de la tarde
En esta ciudad que me prestaron un día
Para soportar mi exilio.
Intenté apagar la nostalgia con la brisa del otoño
Y entre las hojas que aún quedaban sufrí de mimetismo.
Algunos niños jugaban
Mientras que yo escalaba por las ramas
Hiriéndome las manos hasta llegar
Donde comienza el cielo sin estar sujeto a la tierra.
Y oía la voz de la inocencia
Y el crepitar del viento
Abanicándome como un ave.
El temor por la tierra
Caló en mis huesos con la limitación
De espantapájaros poético.
Y pude contemplar a la muerte,
Y no tuve miedo y pude vislumbrar
A mi Dios y después el temor entró
Por las ventanas de mi cuerpo,
Mientras que descendía de aquel árbol
Arrepentido de tantas cosas,
Pidiendo perdón por haber comenzado creer en Ti.
Duele el amor.

Duele el amor,
Duele si intentas compartirlo,
Si dejas que el placer
Ocupe el espacio
Entre la carne y el deseo.
Duele más que el fuego,
Porque quema sin llamas,
Sin destellos crujientes,
Y después no quedan ruinas ni cenizas.
Te consume en la memoria,
En la sangre,
En el alma,
En los cabellos,
En las manos
Y donde apunta la conciencia
Con su lanza envenenada de verdades.
Duele el amor,
Si te enamoras de alguien más
Y compartes un solo corazón
En dos mitades guardando en otro espacio al sentimiento
Para que después el perdón
No sepa nada
Y el placer te cause más daño
Que la muerte.
Será lo que será.

Me conformo con andar por tus caderas


Y meditar con tu voz
Cuando abrevias con tus labios
Nuestro deseo de vivir enamorados.
Me conformo con tu piel
Plegada al horizonte de mis ojos
Mientras que intentamos hacer
A nuestro hijo en el secreto
De una noche hospitalaria.
Y cantamos aleluya,
Porque Dios está presente
En los sitios fecundos de la vida.
Me conformo con tu cuerpo
Si el silencio enmudece cuando nos toca
El amor bien de cerca y nuestra unión
Florece con escarchas, con espumas
Y corales y este hilo de plata y de marfil
Que nos adhiere sin romper el lazo
Que una vez atamos
Cuando nos encontramos sin mentir
Con la mirada,
Será lo que será,
Del deseo, del amor y de la vida.
¡Qué no…!

¡Qué no caiga el verso al pozo,


Si se quiebra la noria,
¡Qué no se moje de silencio,
Qué no se moje de nostalgia,
Qué no se moje de dolor!
¡Qué no se moje de odio,
Qué no se moje!
Por los caminos de andar
Lanzo la voz al viento y sólo recojo
El eco en los bolsillos vacíos.
¡Qué no madrugue el poeta,
Qué no madrugue, ni hoy, ni mañana,
Ni nunca!
Qué no madrugue!
¡Tensa el arco y la lira,
Qué los claveles estén afilados
Y los tallos bien puntiagudos,
Prepara la flecha y el verso,
Prepara la honda y la piedra!
¡Pero si encuentras al pobre,
Regálale el mejor poema!
Pero si encuentras al rico,
Dispara la flecha bien fuerte!
¡Qué atraviese el egoísmo,
Que disipe desigualdades!
¡Qué no caiga el verso al pozo
Si se quiebra la noria
Qué no se moje de silencio
Qué no se moje de nostalgia,
Qué no se moje de dolor,
Qué no se moje de odio,
Qué no se moje!

Yesterday.

Fueron años,
Qué sé yo.
Fueron años…

Pasó la vida,
Llegó la muerte.
¿Y el tiempo?
¿Y Dios?
¿Y el infinito?

De una respuesta, el vacío…

El cántaro, olvidado,
Sin el agua,
Sin su peso, amortiguó el perdón,
Que no es nube, ni neblina.

Quedó el hastío, sin recuerdo,


Grabado en las rocas.
Habló el atardecer,
Mientras que la noche,
Fue de ti, fue de mí,
Desnudos los dos,
Despiertos los dos,
Temerosos de quien nos mira,
Sin equivocarse, sin mentir,
Quedó allí,
En los restos de lo que será hoy
Y mañana…
Esta vez lloro.

Esta vez lloro,


Lloro por el miedo,
Por la lágrima del rocío en primavera.
Esta vez lloro sin que vean el rostro
Que tengo dividido en mitades
Que no sirven de consuelo.
Y mido la tristeza con el llanto
Desbordando estaciones de tristezas
Más servibles que el dinero.
Y aquel que fui lejos quedó,
Para no volverla a ver.
Y la quise,
Y la amé,
Y la extraño,
Si ya ha muerto o no,
O si vive celebrando la ausencia
De mis besos.

Esta vez lloro,


Lloro por dentro
Como llora el manantial con lágrimas
De infinitas transparencias.
Y caigo, sin levantarme de la tarde
Y subo sin bajarme de la noche.
Y lloro, sin ser hombre derrotado,
Solamente una parte de mí,
Esa que una vez pasaba por mi lado
Ajeno al tiempo que duró
Concluso sin una interrogante.
Homeless.

Corren por las calles,


Duermen con el miedo del amanecer
Y despiertan dando tropiezos con el sol.
Son esporas del tiempo,
Traicionados por la vida,
Porque piden poco,
Porque nada tienen,
Sólo el andar de la miseria
Y el churre mugriento
De los rincones no ficticios.
A veces les pido una explicación
Y no me basta una palabra
Que sacie mi afán de interrogante,
Porque los que viven no cambiarán
Sus rostros,
Porque los que ya han muertos
No solucionarán que sus bocas
Dejen de sudar telarañas.
Y corren por las calles,
Sin ser payasos, ni bufones
De una corte envejecida,
Pero no los vencen los gobiernos,
Pero no los vence la libertad
Que no eligieron
Cuando al nacer,
Crecieron como el musgo
De una sociedad, de una historia,
Sin guerras, ni batallas aguerridas.
Ocaso.

Leve,
Me hiere el paisaje,
Con sus matices,
De azul, de blanco, de rojo,
De violeta, de gris y de amarillo.
Y quisiera dibujar
El instante del ocaso,
Para que queden sus colores
Fragmentados en mis pupilas.
Pero me lo impiden mis manos,
No actas para el pincel,
Y el verso se presta,
Complicándome la existencia,
Sin decidir, cuando y donde.
Y en la soledad miro este atardecer,
Que me estremece por tanta belleza,
Hasta que divide al sol
Y se rompe,
Se rompe lejano
Enlutado de estrellas,
De oscuridad y silencio.
Despedida.

Dejé reposar el verso,


Lo dejé en paz,
Un mes, un año,
Un cuarto de siglo
Y siguió buscándome,
Mutilado en la parte más baja
Del pecado, mientras que me alejaba
Enamorado en las esquinas
Remotas del deseo.
La crítica ocupó su espacio
En la senitud de los armarios
Y estuve atento del poeta que se iba,
Del poeta que llegaba.
Cambiaron las fronteras,
Las guerras no dejaron de ser suicidas
Y murieron los niños,
Por tu culpa,
Por mi culpa,
Por culpa de todos.
Después una línea, dos líneas, tres líneas,
Un país, un continente en el rostro.
Y pasa el tiempo sin darte cuenta,
Cuando comienza algo,
Cuando termina todo sin un final,
Sin un comienzo…
El minusválido.

Lo vi primero,
Al hombre de la silla de ruedas
Tirando con las manos
El andar de la tristeza.
Y las calles que eran nudos
Atados fuertemente a su garganta,
Lamentaban a gritos por sus piernas.
No se cuanto dolor en la distancia
Sentiría, mientras que despacio,
En la carrera por el tiempo,
Lentamente,
Lentamente,
Iba perdiéndose aquel hombre a lo lejos.
Anunciaré que te quise.

Anunciaré que te quise,


Al norte le diré
El sabor de tus labios,
Al sur, la frescura de tu piel,
Al este el clamor de tu voz,
Y al oeste le gritaré
La pasión que nos unió
Solamente una noche,
Solamente una noche…
Latinos.

Algunos tienen hijos,


Los traen pegados al ombligo,
Desde que comenzaron a crecer
Porque la oscuridad
Invita a cualquier hora
A estar en una trinchera
de cuatro brazos y cuatro piernas.
Después esos niños se desprenden
De los pechos
Cuando le retoñan
Semillas blancas en los dientes.
Y son flores,
Y son raíces
Y son agua,
Como también mar,
Tierra y cielo.
Créceme por dentro.

Créceme por dentro,


Échame retoños
Que rompan estaciones
Sin que sean de invierno.
Sabré apodar mis huesos,
Mis cabellos,
Mis uñas
Y cada mañana
Mi vejiga roseará de rocío
Lo que tengo de tierra
Y de madera.
Después abonaré
Bien temprano
Para no olvidar el árbol que soy,
Antes de que marchiten mis hojas
En el jardín más corto de la vida.
Democracia.

Pensé que era libre.


Llegar,
Marchar,
Tirarme,
Caer en lo profundo
Y la ligereza de las aguas
Desafiantes.
Pensé que era libre,
Pero los caminos terminaron
En un librito estampado con mi nombre,
Con mi edad, con mi rostro…
Vivir…
El tercer mundo mostrará
El fruto recogido
Y no el sudor del obrero
Cansado del metal en la fragua
Y de la canción de un paraíso
Sin renovar.
Pensé que era libre
Y descubrí que soñar
Sin estar despierto donde nadie
Ocupe tú silencio,
Era realmente ser libre.
Los pobres vienen.

Los pobres vienen


Dibujando lunas,
Inconfundibles entre las multitudes,
Gozando de la luz
Que prematura amoldará rostros.
Los pobres vienen,
Tienen los pies en la tierra
Y las alas ocultas debajo del abrigo
Para no ser denunciados
Por los pájaros si vuelan alguna vez.
Pero si los equivoca la moneda,
Son hombres muertos
Por el peso de la lluvia,
Y antes se sentirán solos,
Horriblemente solos,
En compañía de los ricos.
Si te marchas.

Si te marchas
No permitas que te pierda,
Y si te pierdo
Dame primero
Lo que sabes
Que quepa entre mis manos.
Pero no te vistas
Ni con hojas,
Ni con plumas,
Vístete de azul y verde,
Que soy como la tierra
Y la semilla
Y cuando tenga hambre
Comeré de ti hasta lograr armar
Este rompecabezas de ilusiones
Para cubrirme en el cielo de tus ojos
Sin ninguna despedida.
Deseo.

Rómpeme con el cincel


De tus mejillas,
Pronuncia mi nombre a pedacitos
Que quiero vivir cada sílaba
Con el tono que pronuncias
Si me encuentro en el vocablo
De tu lengua.

Nada más me importa…

Haz de mí al genio
Fuera de su lámpara
Y compárteme sin que fracciones
Lo que siento
Ni antes,
Ni después de amarte.
Madruga entre mis besos.

Madruga entre mis besos,


Deja que los pétalos
Que ocultas debajo de la piel
Perfumen mi existencia
Y escuchemos la música
Por encima de la luna
Que es mejor estar desnudos
Que bien vestidos
Sin la paz que nos denuncia
A plena luz de del día.
Retózame con miedo y no con valentía,
Que el misterio no termina,
Aunque yo, confuso,
Me detenga a descubrir
Tú forma torneada entre mis manos.
Denúnciame, amor.

Denúnciame, amor,
Si dejo de amarte
Desde arriba,
Sin dejar caerme
Desde tu altura
Hasta el borde del precipicio
Donde se afirman tus caderas.
Denúnciame
Porque puede ser que alguien
Intente buscarme si estoy solo
Mientras que me entretengo deshojando
Un nuevo amor
Para acabar pecando
Sin que sepas lo mucho que lo siento.
Visítame.

Visítame a menudo,
Pero con ligereza,
Que no pese tu ropa
Más que los besos,
Que deseo desnudarte
Sin tocarte con las manos,
Aunque exclames urgente:
¡Ay amor,
Apúrate que tengo
Tantas ganas de ti
Que estoy muriendo!
Si te hiere.

Si te hiere
Algún color,
¡Qué sea de muerte,
De muerte
Y no de espanto!
Porque el negro derrumba
Y el blanco ennegrece.
Es que el azul,
El amarillo,
El rojo,
El verde,
Caen,
Se entretienen
Desprendiéndose del origen,
Como la carne que al corromperse
Mitiga el llanto,
El quejido vivo,
Sin encontrar la belleza de atrás
Convertida en muerte.
Sírveme tus labios.

Sírveme tus labios en bandeja,


Caliéntalos con el mejor beso,
Que te espero
Y estoy frío,
Con mi equipaje
De tejidos y tendones.
No será a la misma hora
Que descomponga la piel en las paredes
Rebajando mi silueta
A la altura de tu cuerpo
Con el último suspiro
De la pasión que prohíben con el llanto.
Si sabes donde vivo,
Ven y búscame amor
Que estoy perdido,
Por el miedo de no verte
Creyendo que es más duro
Que el peor de los castigos,
Perderte para siempre.
La música penetra.

La música penetra,
Habita en espacios cerrados,
Creando al genio
Dentro de la lámpara
Para que las notas
Rompan el tímpano del eco
Y se eleven
Hasta donde el misterio
No es intriga,
Con el permiso
De la gracia.
Multiplícame en las mitades.

Multiplícame en las mitades


Que desees,
Repásame sobre el lienzo de tu piel
Si equivoco los colores del amor
Con tantas pinceladas que no caben
En un beso.
Déjame dibujarte sin líneas, ni retazos,
Para hacer más preciso el comienzo
Que nos une sin que el tiempo
Se equivoque alguna vez
Por haberte conocido en primavera.
Andaré en ti,
Descalzo y con la ropa más ligera
Que al alma no mortifique,
Cuando no hiere el sol en el verano,
Ni la frialdad en el invierno,
Por ser tu paraíso
Donde habito a cualquier hora
El clima más perfecto que conozco.
Si no miento.

Si no miento dirás
Por qué te quiero,
Y si miento dirás
Por qué te amo.
Y no se si vuelo
Agarrándote con el pico
Aferrado a tu garganta
Para devorarte toda
Si me alejo,
Para sentir tu peso,
Si estoy cerca.
Y es que soy así, amor,
Mitad de ti,
Mitad de mí,
Espacio de ti,
Paciencia por ti,
Abanicado en primavera,
Soleado en el otoño.
Amor prehistórico.

Desentierra
Mi cadáver,
Busca el amor
Entre las cenizas,
Sométeme a la prueba de carbono.
Que dirán los resultados:
"Fue un dinosaurio
Que habitó
En las cavernas,
Mitad bestia,
Mitad humano."
Amor ausente.

Amanecía,
Sobre tus labios mi amor
Quedó escondido
Y la mañana en tu cuerpo
Despejo el clamor de tus caricias
Después de romper el miedo
Que infunde la belleza.

Te quise,
Es verdad,
Arrimando el sentimiento
Y subí sin descender jamás
De tu mirada.
Fuiste pequeña y grande,
Dos cosas que mis manos comprendieron
Al verte o al no tenerte.
Después tiré el anzuelo en lo profundo
Y las sirenas marcharon
Dejándome tan solo
Para pescar tus labios,
Esos besos del alma colorida
Que se quedan donde no hay olvido
Más que el recuerdo,
Después de ser castigo el haberte conocido…
Como decirte que te amo.

Como decirte que te amo


Si estás lejos donde mi corazón tropieza
Con este silencio.
¡Ay amor!
Saber que te tuve,
Que bese tu rostro tantas veces
Mirándote a los ojos para no perderte nunca
Y tú no lo entendiste.

Te amé, enloquecí por ti,


Llegando hasta donde la pasión
Abre las puertas al deseo.
Recuerdo tu mirada, el secreto de tu piel
Y pienso en tantas cosas que mi lágrima
Cae donde llora un hombre arrodillado por tu amor.

Juro que te amé,


Que dejé mis alas por ti,
Que te busqué cuando andabas cerca
Para hablarte de esas cosas que se dicen cuando amas.
Tú sonreías tocándome por dentro,
En cambio yo ardía
Como llama diminuta que se apaga
En la hoguera donde una vez le dimos
Tanto fuego a nuestro amor.
Amor imposible.

Viajé por ti,


Y nos cobijamos
En uno de esos tantos sitios
Donde la quietud empeñó el deseo
Y la pasión acumuló lo eterno.
Y me diste lo que soñé:
Tu piel, el alma,
Suspiros, caricias y del mas allá,
Fronteras sin lejanías…
Pero ya no estás
Y me hiere la distancia deshaciendo hasta el último de tus recuerdos
Como estos versos que hoy escribo
O como la flor que te di
Para olvidarte, después de tanto tiempo.
Y perdóname por todo,
Porque posiblemente también
Me recuerdes,
Perdóname porque te amé
Y por ser nuestro amor,
De alguna manera,
Un amor imposible.
Me acostumbré.

Me acostumbré,
Me acostumbré a tantas cosas
Que no se que haría del amor
Si tú no estás.
Por esos besos que encienden la tibieza,
Por esas manos que entre las mías
Fueron tuyas,
Que entre las tuyas fueron mías.
¡Cuántas noches derribamos,
En cuantas batallas derrotamos
A la muerte que nos vela!
¡Y cuántos amaneceres levantamos!
Me acostumbré a tenerte si no estabas,
A buscarte si marchabas
Y a esperarte sin contar los minutos
Ni medir en la distancia
Cuan honda es la lágrima,
Cuan triste es la pena que yo siento
Por ella, sólo por ella.
Me acostumbre a su boca,
Tierna en mi luna,
Fresca en el sol de la mañana,
A su piel en los montes de mi alma,
Y esta costumbre de vivir enamorado
Siendo un picaflor rasgando flores,
Será por ti lo que me devuelve
Entre la felicidad y la vida,
El perdón de Dios
Por amarte como yo te amo.
Adivinanza.

Se levanta,
Dormida se levanta,
Sin que despierte como antes
Cuando no éramos nada:
Ni en el agua,
Ni en la tierra.
Mirarla desde lejos,
Desde lejos,
Es darse de cuenta
Que la grandeza es sólo eso:
Sol y viento,
Espacio y tiempo.
Pude enamorarme.

Pude enamorarme
Aunque dudé que es difícil
Entregar lo que no tengo,
Dar lo que me sobra.
Pero tan solo con un toque de sus ojos
Apretándome los míos,
Supe que el amor no es cobardía,
Sino el ser héroe por la vida
Entre dos que no lastiman
Porque todo es perdón en el olvido
Cuando sientes que ella vuelve
Si está cerca o si está lejos
Para buscarte siempre,
Para construir con un beso la paciencia
Y con ternura todo y más
Cuando se ama.
Por una gota…

Por una gota de agua,


¿Qué daría?
Yo daría por
Una gota de agua…
¿Qué daría?
Yo no sé que daría:
¿Piel,
Sangre,
Vida o muerte?
Por una gota de agua,
¿Qué daría?
Yo no sé que daría,
¡Oh mi Dios,
Por una gota de agua!
¿Qué daría?
Realismo.

Como el color
De la fruta
Y lo de adentro
Lo desprecia
La lengua
Que intenta
Sembrar
Al lado de mi sombra
Un árbol
De arco iris.
Abre la puerta.

Abre la puerta
Que no es el viento
Del otoño
Quien toca a tu ventana.
Déjame entrar, amor,
Así por debajo,
Arrastrando lo que llevo
De tambor
Y flauta:
Tambor para tu piel
Cobriza y apretada
Y flauta para tus labios
De música y cascada.
Ella me da…

Ella me da lo que no tengo,


Ella me da lo que no sobra.
Es inquieta como el fuego,
Turbulenta como brisa.
Es feliz y tanto me contagia
Que vivir sin su presencia
Sería tocar el fondo
Y no salir a flote,
Saltar y no caer,
Buscar y no encontrar,
Complicar el corazón
Sin dejar de prescindir con la memoria
Sus recuerdos,
Porque me tiene,
Porque me lleva,
Porque me lanza,
Porque recoge lo mejor
De este hombre que soy,
Tan sólo por amarla,
Tan sólo por amarla.
Ternura que me das.

Ternura que me das,


Ternura que devuelvo.
Beso que me das,
Beso que retorno.
Así es nuestro amor,
Algo difícil:
Carne que suena
A compra y venta
En el marcado
De la pasión y del deseo,
Entre tú y yo
Y nadie más.
Habítame por dentro.

Habítame
Por dentro
Y no por afuera,
Que fácil es mirar la noche
Y simple contemplar el día,
Pero no es fácil amor,
Lo que yo siento
Si digo:
Amada mía,
Desearía estar contigo
Por siempre
Y no verte tan lejos,
Tan lejos…
Perdóname amor.

Perdóname amor,
Si te lastimo,
Torpes son mis dedos,
Mis manos,
Mis piernas
Y mis pies;
Pero soy también,
Azul, verde,
Blanco, negro y marea.
El amor que regala.

El amor que regala,


Es amor que desata la pasión
En un instante, en un instante
Y desgarra, desgarra quebrando
El deseo por la carne,
Porque miente debajo del ala
Para alzar el vuelo y caer en picada
Hiriendo de muerte al sentimiento.
El amor que regala no compadece,
Es brillo dorado en la penumbra
Que el sol desmiente en la pupila
Si te acercas y lo tocas con el alma.
Su rostro es el rostro de aquel ángel
Que a la gloria traicionó por el anhelo
De querer comprarlo todo
Sin importarle que el precio de estar enamorado
Es el misterio que el corazón impulsa cuando la sangre
Al contemplar desde afuera
Y desde adentro tanta belleza,
Desborda lo que el mar en la tormenta
No contiene nadie,
Porque Dios así lo quiso.
Tema para un amor desesperado.

La perdí sin pensar que la quería


Después de haberla amado.
Invoqué sus labios en la noche
Con el alma mojada por el llanto
Sin mejillas que pudieran deslizarse
Sobre la lágrima ahuyentando
El sufrimiento.
Y ella lejos,
Tan lejos que la siento desde cerca,
Tan cerca que la siento desde lejos:
Su piel, sus ojos, su boca suave
Y sus cabellos cubriéndome del miedo.
…Es posible que no me recuerde,
Pero yo no la he olvidado.
…Es posible que otro hombre la tenga
Como yo también la tuve.
…Es posible, es posible…
La perdí
Y aún no sé si fue hoy o ayer…
Lamento haberla dejado sin poder
Retroceder el tiempo aquella vez
Que con el último beso no le dije adiós
Sin creer que dolería más su ausencia que la muerte.
La perdí, si, la perdí…
Es muy tarde
Y aunque la vea algún dia,
Ella me mirará indiferente
Y yo la miraré igual que siempre.
Y sólo, murmuraré de pena,
Sin que ella lo sepa, la canción más triste
Para un tema de amor desesperado.

Ella espera.

Ella espera mi voz


Antes que el día baje a cuentas gotas
Por las calles,
Sin ser tan necesaria
La luna equivocada en la pupila
Y me acuerdo de tocar
Los botones de un teléfono para decirle que la amo
En la distancia que desune a los más enamorados.
Y es que tengo el corazón mal compartido
Mientras que mi hombría no exclama el orgullo
Como otros que explican cual es
El mejor beso que propone romper
La diversión del matrimonio.
Ella espera mi voz
Aunque no mida el espacio más abierto
Que divide a cualquier punto lejano
Y yo complicando el verso,
La canción, la rima,
Pronuncio un discurso breve
Que llene sus sentidos de ternuras
Por amarla
Más tarde que temprano,
Más temprano que nunca.
Complícame con tu voz.

Complícame con tu voz,


Si me duele la piel cuando me abrazas.
Aparéceme con el manto
Que envuelve a tus caderas
Y déjame bajar a donde piensas
Con los pies si estas perfumada
De orquídea y amapola.
Complícame y no dejes que mis manos
Anden solas volando en la noche
Que me ata la tierra con tu nombre
Desde el principio cuando nuestro Dios
Te hizo hembra y yo comí de tus labios
El fruto maldecido.
Por eso bebo del vino y como del pan
De nuestro Cristo.
No evites que el eco de mi ser penetre
En tus oídos,
Que la sangre es amarga y dulce tu boca.
Construyamos la vida en el templo
Que el amor edificó en tu vientre
Para que salpiques mi rostro
Con la pasión que define a tu hermosura
Y este hombre que soy,
Viva arrepentido
Si nos sobra el amor a cualquier hora.
Quiéreme de prisa.

Quiéreme de prisa,
Que juntos andaremos
Para descubrir que el amor
Nos arrojó su flecha.
Verás a la noche tan lejana
Y al sol levantaremos
Llenando de colores la mañana.
No importa si te cansas y después
Te acuestas rendida.
Te miraré si duermes,
He iré a buscarte en tu profundo sueño,
Para quedarme allí tendido donde Dios creó la calma.
¿Y qué haremos allí
Sin importarnos nada?
Viviremos amándonos
Sin llegar al final de una historia triste.
Tú serás el mar y el cielo
Y yo quien conduce el velero, sobre ti,
Tan pequeño como el marinero
Que te abraza y desea perderse
En la corriente.
Quiéreme de prisa que el futuro
Estampa en la piel el tiempo.
Y hiéreme que si es dolor lo que siento
Valdrá la muerte bien temprano;
Pero ámame, ámame de prisa
Tantas veces que si los años no terminan,
Tampoco terminará este amor
Como el comienzo de un relato breve.
Me voy…

Me voy para el puente,


Al único puente que existe
Entre mi cuerpo y mi alma,
Porque el verano es historia
Y el otoño llegó
Rumbeando con su brisa
Aquellos cánticos que solo Dios escucha.
Está nostalgia que siento,
Es nostalgia bien querida
En el exilio de mis huesos,
Como si extendiera la piel
En el mástil donde bogan los recuerdos.
Otoño viejo y nuevo;
Ya no me importa la melancolía
De las hojas amarillas mutiladas
Por el viento,
Ya no me importa la muerte
En el panorama más insólito de la tarde,
Ni el silencio en las calles que murmuran
A los muros, rimas, versos,
Cuentos, fantasías,
Y esos amores invencibles
Que en un nombre deshojan,
Solo vida, solo vida.
Oda al amor apasionado.

¡Me estoy quemando,


Quemándome por dentro
Como el fuego devorando
Lo que llega hasta sus llamas!
¡Este amor así me tiene,
Sin enfriar mi carne,
Ni mi alma
En el mayor de los inviernos!
¡Quisiera desvestirme de sus besos,
Para que sus labios
Dejen de ser espadas
Que se clavan en mi piel
Si no la tengo,
Y aunque la tenga,
No sé que es lo que me pasa
Con esto que yo siento
Incrementándose cada minuto
Más por ella!
A algunos le sobra.

A algunos les sobra el talento,


Y a otros no les sobra
Ni el viento.
Y la marea que es silencio
Que no escuchan
Los que hablan,
Sólo la oyen los que callan.
Mientras tanto
Todo pasa sobre el tiempo
Y nada queda
Sin la ausencia
Y nada queda
Sin la ausencia…
Ennegréceme por fuera.

Ennegréceme por fuera,


Que por dentro
Soy más blanco que una nube
En el cielo de un verano inmaculado.
No me importaría que hablen,
Después de todo,
No soy Neruda con boina gris,
ni Darío vendiendo flores.
Yo que soy menos,
Menos que el polvo,
Que el agua y el viento,
Más pesado que el humo
Y más ligero que las piedras.
¿Qué dirán si no me levanto?
¿Qué dirán si no me caigo?
Y me asusto
Y temo
Y pronuncio temas no hirientes
Y cánticos para alegrar a la gloria
Que me trajo,
Que me dio
Y que aún amamanta lo que soy
Mientras que no concluya mi vida,
Antes de morir agradecido.
¿Qué dirán después?
A Sara.

Pobre chica,
Duele verla ausente,
Deteniendo el tiempo
En contra del reloj,
Ajena a lo que soy,
A lo que somos,
Sin salir del sueño de su vida.
Duele pensar
Que nació diferente,
Sin que se equivocara la inocencia
En su rostro, en sus palabras,
Mientras que casi todos,
Los más humanos,
Los más carnívoros sedientos
De amor, de deseo, de placer,
Somos el ultraje en etiqueta,
Sin cansarnos de pecar
Para después arrepentirnos
Sin jamás haber pesado la cruz,
Ni el dolor de los clavos.
De un calvario imaginado.
Saldré al mundo.

Saldré al mundo,
Con mi voz emponzoñada de canto
Para no herir a los que lloran,
Para no matar a los que sufren
Por el odio de unos pocos,
Por la ira de unos cuantos.
Saldré otra vez,
Como reptil arrastrándose en el polvo
Sin importarme llegar lejos,
Porque el hambre tropieza con los pies
Demoliendo el estómago
De lo más pobres
Y no a las paredes opulentas
De quienes le sobra el pan
Y creen subir y subir,
Pero sólo son en sus cúspides
El cordón umbilical que amamantará,
En el último nacimiento,
La llegada del anticristo.
Mi amor.

Mi amor es un milagro
Que me deja la flor
Con sus espinas.
Mi amor es el perdón
De vivir enmudeciendo,
Buscando, sólo buscando
Lo que brota desde abajo
Y que no cae desde arriba.
Después encontraré con ella
Los que pocos han hallado
Cuando el alma mortifica,
Cuando el placer molesta
Y la locura es poesía
Para quien la escucha,
Para quien la recita
Y no la escribe.
Más vale.

Más vale el olvido


Que una palomas sin alas,
Más vale una grieta en la roca
Que una montaña de arena.
Y para qué sirven mis versos
Si me levanto en la sombra
Y no contemplo el azul
Por cobijarme en la noche.
Seré quien huye del sol,
Y quien se esconde en el yermo,
Seré quien del mar no viste
Ni espumas, ni corales.
Más vale un hueso apagado,
Que un madero encendido,
Si en el invierno cobijo
Lo que ha dejado el otoño.
Sólo escucho del río,
Lo que trae la corriente,
Mi sangre así lo dice,
Mi alma va de picada,
Hiriéndose de alegría,
Mientras que mi piel exclama
El perdón del los vientos.
Más vale el silencio que el oro,
Más vale lo blanco sin imagen,
Que una imagen de blanco,
Mi Dios oculta su rostro,
Mi Dios creó el misterio,
Porque somos menos en el agua,
Porque seremos muchos más en el polvo.

Los bordes del muro.


“Para mi hermano Alfredo.”

Una tarde en New York abrí los ojos,


Sólo una tarde.
Y la tierra abrió su boca para tragar
Mi nombre.
Y era bien tarde en mi sangre
Y era temprano en los bordes del muro
Por donde creía que caminaban todos.
Vi cosas que abruman,
Vi cosas que matan, vi negros y blancos,
Pero no ni el azul ni el rojo
De mi cielo, de mi tierra.
La ignorancia del exilio es como el pan de un año,
Que lo muerdes y es amargo,
Que lo muerdes y es tan duro,
Que lo masticas y lo bajas
A través de la garganta con el sonido
Del hambre y el crepitar de los pobres.
Una tarde en New York abrí los ojos,
Para verlo todo y descubrí
Que es hediondo adonde van a parar
Las aguas oscuras de la vida
Y de la muerte.
Desde entonces me cuesta la risa,
El amor, la tristeza, sin ser un turista,
Sin ser el que antes pecaba por escuchar
Tantas fábulas que fueron
Y son historias ficticias
Y no la realidad de los bordes del muro.

Yo paso.

Yo paso de tenerte,
De embriagar mis labios con los tuyos
Y de huir del tiempo
Prensando la piel en la mirilla
Del deseo.
Cambiamos los dos,
Tal vez sin darnos cuenta
Del amor y de la esperanza.
Posiblemente quemé los mástiles,
Quizás el viento rasgó las velas
De mi barca en alta mar…
Pudieron pasar tantas cosas
En un minuto, en un año,
En un cuarto de siglo,
Que quisiera ser más viejo
Para soportar el tiempo.
Pero no entiendo de turbulencias,
Por no ser anfibio ni pájaro.
Late el corazón y enmudezco,
Vibra la voz y callo…
Después de todo o de nada,
A pocos les importa el sentimiento
Plasmado con sangre
Y el verso escrito sin sustantivo
Y sin verbo…
De incongruencias.

Musaraña la que llevo por ti amor.


Esta estación no es tan plena
Porque no estás.
De insecto resido en los rincones
Donde tu espacio es habitable
Y no el olvido inservible.
Desearía filtrarme por uno de tus agujeros
Más insignificantes para estrenar
El sonido más vibrante dentro de tu piel.
Pero no soy tan pequeño
Para ocultar este sentimiento
Y así, de bacteria enorme,
Busco el momento más cercano
Donde tú estés para vivir en ti,
Por siempre enamorado.
Aguas muertas.

¿Por qué mi amor…?


¿Qué crees tú que estoy pensando?
Ella me dice, mientras que yo,
Busco sin ver lo que no siento,
Si estoy despierto.
¿Por qué mi amor…?
¿Qué crees tú que estoy pensando?
Ella contesta cuando le dije
Que me dijera algo…
Y posiblemente no entendió,
Sin comprender por donde andaba…
¡Que sé yo, si no sé nada!
Ni de mí, ni de ella
Y sólo mi alma es la sorpresa
Que me tiene, que me lleva,
Entre sus manos, entre sus pechos.
Quizás yo conciba que amarla
Es cosa fácil, por ser difícil
Lo que sentimos juntos
Cuando el amor entre los dos tropieza…
¿Por qué mi amor?
¿Que crees tú que estoy pensando…?
El eco de su voz entra y rebota
Sin que ella salga de su mundo
Para entrar conmigo donde existo
En un paraíso donde las aves
Ya se han ido y las aguas muertas
De los ríos son sólo eso,
En un desierto, sólo eso, amor,
Aguas muertas, aguas muertas…

Réquiem.
“A mi hermano Alfredo.”

Se fue aquel hombre,


Se fue de mi vista,
Alejándose con la distancia
Que separan continentes.
Y era mi hermano carne de mi carne,
Huesos de mis huesos,
Uñas de mis uñas.
Se fue aquel hombre,
Se marchó de la tarde un 13 de agosto
Sin pedirle asilo a la muerte
Por una causa justificada.
¡Y era mi hermano!
Caminó solo,
Aunque iba acompañado
Del amor que le cambió la vida
Mientras andaban juntos
Tejiendo historias que el tiempo
No escucharía en el menor relato breve.
Se fue aquel hombre y era mi hermano.
Se perdió en el crepúsculo,
Se perdió en el verso de sus sueños,
Apartándose abruptamente de la luz
Con una sonrisa en los labios,
Dejando el vacío que se siente
Al deshojar la memoria con su nombre.
Y aunque llore por él,
Mi llanto será el rocío
Que cae silente sobre las hojas muertas de cualquier otoño.
¡¿Por qué carajos?!

¡¿Porque carajos
Este afán de ser poeta
Con la fugacidad
De un disparo,
Buscando océanos,
Navíos, piratas,
Países, paraísos?!
Por ese amor
Que ata
Y después desgarra
Dejándote vacío,
Tan vacío por dentro
Y por fuera
En el verso,
Poseía.
¡¿Por qué carajos este afán
De ser poeta?!
Atardecer.

Se ha roto el diente del buey


Junto al quebradizo color de las colinas
Y las lenguas de los pájaros
Ya no son los reptiles
Atrapadores de insectos y de cantos:
Esconden sus picos
En las enramadas,
Hastiados de cielos,
De ríos y semillas.
El horizonte comienza a envejecer
Sin previo aviso…
El paraíso pierde su decoro
Desnudando a la tierra
Con tonalidad mohína,
Mientras que el sol,
Viril e inmaculado
Con llamita refulgente
Le arranca a la tarde
Su último suspiro…
Tened cuidado.

Tened cuidado,
El enemigo puede
Estar en cualquier lugar.
Tened cuidado, tarde o temprano
Saldrá vestido de ángel prohibido
Para recorrer por las calles
Con la constancia de la moneda.
Y amará a las criaturas inofensivas
Equilibrándolas sobre el filo del acero más templado.
Tened cuidado.
Alguien después de abrir sus alas
Bajo los cielos quebrados por rojizas multitudes,
Se sentirá satisfecho de si mismo
Sin que nadie sepa
Cuándo ni dónde saldrá a buscar
A su próxima victima.
Tened cuidado,
El enemigo puede estar en cualquier lugar.
De historias.

Como siempre
Provocas esas cosas que derriten
Y calientan.
Pero yo soy menos que un candil,
Y tú las manos que frotan
E inducen a que este genio
Antipoético salga dando tumbos
Dentro de su oscura lámpara
En busca de la luz del día
Donde tú estás radiante de belleza.
Poema inconcluso.

Tú piensas,
Yo en el silencio
Le doy vueltas a la rosca
Apretando un día más de la existencia.
Quisiera terminar sin un comienzo,
Deseo escribir sin ser escriba,
Codiciaría dar la nota sin la cuerda,
Y solo de tus ojos el verso canta
Y de tus labios la música entona
Aquellas notas de verdadero amor
Sobre la tierra,
Sobre los mares y también
Sobre los cielos.
Un arco iris confunde en su belleza,
Un pájaro lastima con su pico
A la noche y es tan nocturno
Lo que se lleva arropando el sentimiento
Que nadie es más grande,
Que nadie es más pequeño,
Ni por fuera ni por dentro…
Imitación.

La alondra viaja,
No se pierde en el viento
Atravesando la distancia.
La tierra desde arriba virtualmente
Es un cascarón sin forma y desde abajo
Un mar hiriente de rocas
Y de aguas vivas que muriendo
Van derramando sus sobras,
Sobre ti,
Sobre todos…
Sobre todo.

¿Cuánto tiempo necesito


Para estar contigo?
Le importa el vuelo a las alas
Y a la quilla romper las olas
De la misma forma que yo preciso de tu amor.
Verte o no verte,
Parpar tu geografía o no,
Dilucidar unos de tus besos
En la oscuridad es tan vital,
Que si naciera tantas veces
Y muriese tantas veces,
No sería pecado,
Este amor eterno que los dos sentimos juntos.
De tu amor.

Llegas,
Paso por ti,
Me entierro en ti
Para no salir de donde tus brazos suben en perfecta geometría
Hacia la medida de tu cuerpo.
Si pudiera comprar tanta belleza
Sería a la tuya,
Si pudiera beatificar tanta hermosura,
Sería a la tuya,
Pero me regalas tanto
Que deseo más y más
Y no me alcanzan las manos
Ni mi lengua
Para atinar con ese amor
Tantas cosas que no caben
En un sólo corazón.
Un pedazo de mi.

Un pedazo de mí,
Quién lo diría, vale más
O vale menos
Que la cresta de una ola.
Si supiera de la constancia de un ocaso
Detrás del otro levantaría con los ojos
A la tierra y al menos supiera
Del misterio de los enamorados
Para que el Dios de todos,
Prosiga derramando lo que siento,
Que no es odio,
Que no es pobreza, que no es miseria,
Que no es orgullo ni egoísmo.
Un pedazo de mí,
Quién lo diría.
Mañana otro cantará sin mis versos
Y yo maduro me iré de plátano
A la hoja de sauce consumiéndome
En una nueva primavera.
Esta explosión antipoética comenzando desde adentro,
Debe estallar desde allá afuera
Para que valga más que la rima
Y más que la esperanza
La canción de humanidad que llevas tú,
Que llevo yo,
Que llevamos todos
Antes y después del final
De cualquier comienzo.
Hoy se fue.

Hoy se fue…
Las noticias hablaron de un suceso
Por debajo del sentido audiovisual.
¿Qué extraño...?
Todo tan de repente
Que la muerte es sutileza,
Tan fácil como bajar un peldaño
Y nada más.
Te caes y otro siente tu dolor,
No el mío, ni el tuyo
En plena vida,
Sino esa dolencia desaparecida,
Amarilla por afuera y hermética
Por dentro.
Hoy se fue,
Por decirlo así,
Se evaporó en su locura de no vivir tenso o liviano.
Me quedó su rostro en el espejismo
Del pasado y aunque quisiera saber
El por qué del suicidio más violento,
A aquel que conocí una vez
Le dieron nueve balazos por matar
A un hombre fuera de su patria.
No busques.

No busques desde lejos a un hombre


Si se necesita reparar a la tierra
O al arado en los dientes de la patria.
La sangre será así,
Si cambia de color,
Cambia la muerte por la vida.
La carie que más duele
Es sabor de diente en una batalla,
Y el amor que no lastima,
Fragua apagada,
Martillo de viento golpeando
A las esquinas insignificantes
Del corazón…
La primera vez.

La primera vez que se repartieron


El mundo los más listos,
Después de un minuto,
Sobró el hambre, la miseria
Y los que se llenaron
De plumas para volar
Inventaron nuevas armas,
Esas que son lívidas, frágiles,
A punto de estallar en cualquier momento.
Sensación.

Guindo de ti,
Sin ser racimo,
Ni fruta madura,
Sólo una tetilla,
Un cabello estirado
O una rama trémula
A punto de saltar
Para caer sobre ti
Y sentir tu candidez
Y lo que queda de tu virginidad
Allí en lo oculto y en lo prohibido
De la noche…
Interrogante.

Un disparo y basta…
La luz del otro lado…
La oscuridad del otro lado…
No sentir,
No tener,
No dar, ni amar…,
Quizás, talvez…
Un disparo y basta…
Todo el tiempo en nada
Y la nada tan inmensa
Como lo más grandioso
Que habita allá afuera.
Se fueron los mejores,
Quedaron los peores.
Los moldes son los mismos,
Las tormentas son las mismas…
Alguien pregunta,
No hay respuesta,
Ni antes,
Ni después, con razón o sin razón.
De verdades.

Me acostumbro a ser mas humano…


Tengo tanto miedo
Como el que no teme en su valor.
Y Dios salta a la vista.
No es necesario que lo palpes,
Que lo oigas respirar…
Confórmate con los vestigios;
La tierra es redonda,
Gira en círculos.
¿Y quién la mueve?
¿Quién no evita que se vaya lejos
Para que la vida aún prosiga
Como también la muerte.
Indagar es de enano,
Meditar de gigantes.
Si hubo alguien más grande,
Más de uno conoce su nombre
Y no el mío, ni el tuyo,
Por ser la roca de piedra
Y la arena el remanso donde el mar
Termina para comenzar de nuevo…
Por ser el amor así…

La habitación oscura,
Mi alma y tu silencio;
Debí nacer equivocado,
Con los remos afilados
Para cortar tanta lejanía
Como mi ser lo necesita.
Y no llego a nada…
Una nube se derrumba y lloro.
Mi lágrima rueda lenta,
Pero más ágil es mi canto
Por tu razón, mujer,
Por tus besos, mujer.
Y soy débil si te miro
Y trillo el verbo derritiendo mi añoranza en tu boca,
Anillando la vida en tus caderas.
Parece que sin ti estoy perdido
Y una noche llega detrás de otra
Implorando lo que tienes,
Implorando lo que quiero,
Lo que me das y yo te doy,
Sin tanto, con poco,
Por ser el amor de esa manera…
Una música.

Una música
De ecos y de párpados
Que en el centro
De la noche
Ocupa su lugar.
Una música
Que al alma
Perfora entretenida
Como otras manos
Que al amor harán vibrar.
Una música
Tan nítida y serena
Que adentrándose
En el arco de mi ser
Zozobra inexplicable
En la mañana
Como mi vida
Que alguna vez
Así también se apagará.
Realidad.

Te busqué…
Fuera de mí
El día fue traición
De claridad
Y la noche
Virtualismo sin fin.

Y me sentí
Ángel veloz,
Fugitivo sin culpa
Y estalló la libertad
En mi pecho
En los bordes
De la realidad.
Confidencia.

Entregaré mis confidencias al rumor del viento.


Me escucharán las ramas inquietas de los árboles.
No tendré más de un secreto que ocultar,
Ni a mi sombra, ni a mi carne,
Ni a mi alma, porque todo lo dejaré
Regado en el bulto del olvido
Donde el recuerdo más remoto
No espanta a la razón
En un juego trepanado de pecados concebidos
Antes y después de abrir los ojos.
Pero debo remediar lo que me queda
Con el oído que nos escucha en secreto,
Con los ojos que nos miran
Con la privacidad de la naturaleza.
Y lloraré hasta que broten los pétalos
De mi conciencia en este paraje
Tan infértil que hacemos de la vida,
Cuando odiamos, cuando deseamos,
Cuando amamos disolviendo
El sentimiento con golpes tan violentos
Que ni las bestias más salvajes
De este mundo se comparan
Con lo que una vez fuimos, quizás,
Y con lo que seremos hoy y mañana.
Vi la tarde pasar.

Vi la tarde pasar.
Y pasé por la tarde
Filtrándome en la lluvia
Para ser cascabel de olvido
En el cuello del cisne moribundo.
Y la tierra me detuvo
Cargando el motín de mis huesos
Para llevarme lejos
Donde comienza la distancia del exilio.
Después intenté mudar la piel
En los senderos del tiempo,
Sin confundir el origen de mi lengua
Con un idioma extraño.
Aprendí el secreto de los indios,
La insolencia de los blancos
Y la indiferencia de los negros
Que se creen ultrajados por los ecos
De un esclavismo;
Aprendí también de los que llegan,
Huyendo de los gobiernos corruptos,
De las disciplinas militares,
Del hambre enlatada en faroles puntiagudos.
Y el odio germina,
Y el amor no basta para olvidar
Lo que está,
Lo que queda,
Lo que sucedió ayer
Y lo que sucederá mañana.
Enmudecieron los muros.

Enmudecieron los muros,


Cayeron las rejas, crecí como el musgo
Y mis hojas salieron a la luz
Donde hay que agarrar con pinzas
A las metáforas.
Después conocí el amor
Pendiendo con su rama del viento
En un exilio lejano de mi tierra, soledad…,
De mi tierra sometida.
Y nadie me entretuvo,
Sólo ella con sus cuentos,
Con su risa, con su piel, con sus ojos.
Y cada día despierto del letargo
Más largo de la vida atrapado
En el horizonte donde el espacio
Me revuelve las extrañas
Por tanta libertad que no soportan
Mis manos por no ser alas
Ni el martillo del obrero.
Enmudecieron los muros
Lejos quedó la cárcel, el grillete
Y mi estatura de niño se consumió
A través de los caminos de la hombría,
Mientras que alguien, sólo una vez,
Me observó despedirme
En un sitio de la tarde prohibida
Para los vivos
Que antes fueron muertos olvidados
Por el eco del presidio.
Son dragones.

Son dragones que no vuelan, que ni vomitan fuego


En la fantasía de los sueños más ficticios.
Son dragones de papeles,
Con frustrantes coloridos
De lejanos mitos.
Son dragones que no entiendo,
Aunque la celebración de un año sea diferente al mío.
Los veo,
Veo a los dragones vacíos por dentro,
Dibujando carcajadas en danzas desinformes.
Así son los dragones
Que algunos traen desde incógnitos recodos
Y son burlescos, saltarines arrítmicos, tan falsos
Como sus falsos pies,
Sus falsos cuernos,
Sus falsas alas
Con todo el clamor que en las calles levantan sus figuras…
Voy a bañarme rápido.

Voy a bañarme rápido


Para escuchar a la lluvia caer
Sobre el tejado de mi cráneo
Porque sus notas
Nadie se atreve a vender en discos plateados,
Ni aquellos que cantan
Imitando a sus padres
Lograrán entonar con sus gargantas
Tan deliciosos sonidos.
Voy a bañarme rápido.
Hoy ahogaré en este desierto de Nevada
A toda la melancolía
Con esta lluvia de abril
En el mes de marzo.
El último diluvio.

Después de la lluvia, sale el sol


Y no me preocupa
Que la tierra se embriague,
Que los álamos giman de espanto
Y que las flores maldigan al agua
Que como torrente deshizo
A los insectos,
A las mandrágoras malditas del pecado.
Quiero nadar en el último diluvio,
Mientras que se ahoguen quienes
No lo ahoga la maldad que han traído
En sus huesos desde que los siglos
Se prostituyeron con la moneda.
Total, cambiaría la historia,
Sin amor, sin odio, con silencio,
Y con el polvo de todos llenaríamos
Los cántaros de la miseria
Que no compartieron,
Ni los ricos, ni los pobres,
Porque somos tan humanos
Como las bestias que no entienden
Nuestro lenguaje de guerra.
Desconfío.

Desconfío en el ojo
Que se aferra a la mirilla
Y no en la bala.
Desconfío en la mano
Que arrojará a la granada
Y no en la espoleta que la detonará.
Desconfío en los dedos
Y no en el puñal que atentará
Contra la vida;
Desconfío del que habla
Y no de la fe que nos divide del pecado
Y del perdón.
Desconfío de la luz y no del sol
Dispuesto a no mentir en la mañana
Y mientras tanto mi desconfianza
Me levanta
Entre los cardos donde crecen
Las espinas de la vida
Y de la muerte.
Paredón.

En algún sitio
El frío ha llegado en el verano
Y tiembla la esperanza
Por quien espera,
Sin saber,
En qué día
Y a qué hora
Saldrá acompañado hasta el final
De un corredor donde otros
Que no inventaron a la muerte
Más violenta han fabricado un pelotón
Porque la justicia es un dedal dorado
Que tejen las manos de los hombres
Sobre las rosas del desierto
De este mundo.
Consagración.

El amor arribó a sus orillas,


Inédito, abrupto.
Después me vestí de primavera
Despojándome del luto
Que engrandeció a los tulipanes
De mi infancia.
Corte los tallos,
Guardé los pétalos,
Sin su fragancia,
Porque ella me perfumó
Con el aroma de su piel.
Y desde entonces ya no soy
El que busca la sombra,
Quien cobija al álamo en la tormenta
Para ser el jardinero
De sus labios,
De sus ojos,
De su pelo,
Por amarla más que ayer,
Más que hoy,
Más que mañana.
Sea lo que sea.

¿Mañana tendré el mismo olfato?


¿Mi visión será la misma
Que contemple a los claveles en calma?
¿Seguirán mis dedos
Pulsando las cuerdas de aquel arpa
Para proseguir esculpiendo la piedra
Y la madera sin la ayuda de un cincel
Y de un martillo?
¿Seré el mismo caminante
Andando por andar por los caminos,
O mis piernas se doblegarán
Antes de llegar al horizonte?
¿O acaso se perderá mi corazón
En busca de Dulcinea
Sin imitar a Dante
En la divina comedia?
Sea lo que sea,
Será mañana,
Lo que hoy he sido,
Si me voy,
O si aún estoy presente
O deshecho en el olvido
Con ella o sin su amor…
Algo de mi.

Algo de mí
Se va callando con los años.
¿Serán mis pasos,
Será mi voz…?
Temo por el cráneo vacío
Que la tierra contempla
Con la aberración de los huesos.
¿Qué le diré a Dios cuando
Esto suceda?
Mi oración se perderá,
Se perderá mi sueño,
Mi amor, el desengaño,
El dolor y la vida…
Y mis pecados,
Esos que tuve me perseguirán
Como escorpiones del polvo
Sedientos de la carne aún corrupta.
Místico.

Imposible es verte,
Pero posible es amarte,
Creer en Ti,
Pensar en Ti,
Adorarte por el origen de todas las cosas
Que fueron y serán creadas,
Por tu bondad,
Por tu amor infinito.
Imposible es verte,
Pero posible es amarte,
Por la salvación de tu hijo,
Porque eres quien eres y serás
Por siempre,
El Padre con su hijo y el espíritu Santo.
S .O. S

Ayúdenme a ser quien soy,


Mientras que nos dure la felicidad
Que nos queda.
Ayúdenme a construir un solecito
Donde la oscuridad perpetúa
Se detenga como raíz maldecida
Por el origen del pecado.
Ayúdenme antes de pedir auxilio
Por todo el dolor que llega
Y que no siento en la piel,
Pero que derrumba con golpes de guerra
Y de hambre
Lo poco que queda de mi alma.
Acércate amor

Acércate amor,
Lánzate al precipicio de mis ojos
Que yo esperaré que caigas al vacío
Para sostenerte en el fondo de mi piel
Sin que lastimes el deseo que yo siento.
Apúrate que aborrezco a las alturas
Que sobresalen por encima de tu cuerpo
Y soy de arena y mar
Y sin ti me disipo
Con el eco de este amor
Que tú comenzaste una vez sin pensar
En las consecuencias de mis brazos,
De mi pecho,
De mis dientes, de mis piernas,
De mis cabellos y mis manos.
Acércate amor
Y perdóname, tu belleza me llena,
Me trae y me abate,
Hasta convertirme en las cenizas
Que después recoges con tus besos
Y logras revivir como el ave Fénix.
Entretén a este corazón.

Entretén a este corazón con tus caricias


Que salto de alegría porque te amo.
Deja balancearme en el columpio
De tu cuerpo que soy un niño
Entre tus brazos
Con la condición de verte siempre
Y no perderte nunca.
Créeme amor, estoy comprometido
Con mis huesos y tu piel,
Con mis pasos y tus ojos
Y el secreto que a los dos nos unió
Dejó de ser misterio
El día que salimos en la noche
A disipar la controversia
De los astros más lejanos
Con la luna pendiendo a través
De una ventana.
Nocturno.

No tengo sueño, parece que esta noche será tan inmensa como el inmenso amor que siento
por ella.
Estoy solo, perdido en la oscuridad
Para no ver ni memorizar su rostro.
Es tan bella por dentro que sentirla
Con las manos ahondando
En las profundidades de su cuerpo
Es concebir lo cálido sin lo frío,
Lo dulce sin lo amargo,
El amor y no el pecado.
No tengo sueño, quizás los astros cuando caigan esta noche
Derrumben lo que queda a un lado de mi alma
Para recordarla sin aliento
Y hacer tan nocturno lo privado
De la muerte y a este amor
Que me llevará hasta el fondo de la flor
Donde reposará su rostro
En mi memoria.
No tengo sueño,
Mañana saldrá el sol,
Vendrá la luz y aún estaré despierto,
Aunque mi amor no vuelva
Y mi hombría descalce sus zapatos
Para no salir detrás de ella.
No sé qué hacer, después de todo
Yo me he quedado atrás y ella
Se ha marchado, no derrotada,
Pero si con mis manos, con mis besos, con mi vida sin su vida,
Porque puede el pecado, la voz de Dios
Y la muerte.
Tengo.

Tengo un lienzo
Para dibujar mis manos
Y no el rostro envejecido por afuera.
Tengo un número infinito
De hojas blancas que me esperan
Con la confidencia del lápiz y mis dedos
Para asaltar el mundo a retazos
Y fabricar amores imposibles,
Amores verdaderos.
Tengo lo que no tuve que decir,
Lo que debí callar antes y no después,
Una cadena sin grilletes,
Unos grilletes sin cadenas
Y para los que no entienden,
Me comprenderán las plantas
Cuando se nutran de mis cenizas
En la tierra.
Mientras tanto…

Mientras tanto crece el sol,


Y la naturaleza estalla en los sitios
Concurridos de la tarde.
Y cantan los muertos
Con sus labios de polvo
Por lo que hicieron ayer
Y por lo que serán por siempre…
Mientras tanto
Aún no me habré marchado
Y no estaré atento del odio publicado
En los diarios y mi verso me molesta
En su explosión Antiatómica
Del pensamiento.
Y creo, lloro y gozo,
Y es más fácil engañar a todos
Y no a uno, y es más fácil que sometan
Unos a tantos sin que el hambre
No enmudezca y los pobres dejen de germinar
Como germinan las armas,
Como germina el amor opacado
En el nacimiento de dolor
Por quienes deciden,
Por quienes callan
Y son cómplices de lo que vendrá
Como un ladrón en la noche.
Cosa de dos.

Evítame si no estoy contigo


Porque me duelen los costados
De tu ausencia.
Parece que la adicción que siento por tus ojos me somete
A la prueba de verte a cada instante.
¿Por qué sería tan difícil
Andar los dos pegados del ombligo?
¿Qué has hecho de mi, mujer?
¿Qué hiciste de mis manos
Sin las tuyas, de mi boca sin tu boca,
De mi huesos sin tu huesos,
De mi piernas sin las tuyas?
¿Será tu piel el comienzo?
¿O acaso tu voz ejecuta mis sentidos?
No lo sé y no me importa descubrirlo
Si esto que estoy sintiendo por ti es amor
O el deseo más ardiente de un caníbal.
Es verdad que nací por una mujer,
Que soy hombre por una mujer.
No importa que digan que te necesito,
Si por ti brilla la lágrima, si por ti
La línea espera y pierde la distancia
Con el tiempo, y si me entiendes tanto
Y si razono tanto es porque juntos formamos un cuerpo
Y quizás esto que los dos sentimos es más fuerte
Que el amor que otros inventaron antes,
Para que tú y yo vayamos descubriendo por debajo de la piel
El principio y no el final,
En memoria de quienes no están
Y que nos dieron la oportunidad de vivir igual que ellos, amándose…
Tantas cosas…

¡Tantas cosas que decir!


¡Tantas cosas que callar!
¿Quién no tirará la piedra?
¿Quién no juzgará después?
¡Tantas cosas que decir,
Tantas cosas que callar!
Hablarán tarde mis huesos.
¿Qué dirán de los pobres?
¿Qué dirán de los ricos?
¿Qué dirán de la guerra y los gobiernos?
Que dirá de la paz, que como hilo quebradizo se rompe
y un nudo más lo ata, un nudo menos humano,
Un nudo endeble más humano.
Nos condenará el polvo,
La maldición de nuestros padres,
Pero no Aquel,
Que sobre todas las cosas,
Bendijo con la vida…
¡Tantas cosas que decir!
¡Tantas cosas que callar!
Mientras trabajan las manos,
Los pechos, los brazos y las piernas.
Seré el último en explotar,
Se expandirán mis versos en el eco
Para que no escuchen mi canto,
Que es el canto de mi pueblo.
¡Tantas cosas que decir!
¡Tantas cosas que callar…!
Si sostienes.

Si no sostienes mis manos


Caerán por debajo
De tus caderas
Y no a la altura
De tus pechos
Porque necesito de tus alas,
De los besos que me das
Para que me mantengas vivo
Con tu vuelo
Y no me precipite al vacío
Si olvidas nuestro amor.
Una vez.

Una vez me fui de Cuba,


Solo una vez,
Cuando lloraron las palmas
Y gimieron las piedras de la patria.
Lejos me detuve,
En la distancia de la viña del exilio.
Tarde llegué a España,
Pero liviano,
Con la viveza de la piel
Cubriéndome los huesos.
Y no tuve el pan
Y me sobro el vino
Encima de la mesa,
Pero no el agua dentro del cántaro roto
De mi isla.
Mi cuerpo indagaba por las calles
Respirándolo todo,
Sin el miedo de ser visto,
Sin el miedo de pedir permiso
Por la libertad que le quitaron
A mi pueblo aquellos hombres que aún habitan en un país lejano.
Posibilidad.

¿En qué sitio se detendrán mis pasos?


¿A qué hora dejarán de madrugar
Los amores del pasado renovando
Mi presente?
¿En qué lugar quedarán las ruinas
Que no deshace el tiempo?
¿Será de noche o de día?
¿Qué me dirá mi Dios?
Son tantos mis pecados
Que no caben por donde comienzan los caminos...
Mi carne ha sido el mástil
Donde la vela del deseo navega
En el mar sin llegar a las orillas
Donde el perdón nunca ha naufragado...
Instinto.

Escribo versos si trabajo,


Trabajo escribiendo versos.
Este oficio me conducirá
Al plasma, a la anémona crujiente
Del olvido aunque me estampe
En márgenes calladas, en tropos
Y me recuerden los fantasmas,
Labios sin lenguas, sin idiomas,
Sin oídos...
Abro las ventanas
Y el mundo compadece a mis ojos.
¡Hay tantos secretos escondidos!
¡Hay tantos amores que por amar
Nunca terminaron,
Que el pecado aunque moleste,
Es rosa sin espinas en el jardín
Donde se atreven a plantar su semilla
Aquellos, con seudónimos
de amores eternos
Que nunca concluyeron
En la mañana del olvido.
Idea.

Hay una mujer que se enamora


Y un hombre que no sabe amar.
Hay un niño sin padre
Y un padre que nunca fue niño.
Hay una madre que suspira
Esperando que lo que lleve adentro
Le retoñe en primavera,
Mientras que en el verano
Hay un trovador sin guitarra
Y una guitarra sin cuerdas;
También un poeta reprimido
Y más de un pueblo sometido,
Y yo al tanto de la historia
Soy enano gigante dentro de mis hojas
Intentando dar golpes
Tan inmensos que desbasten al miedo
Y no a la vida.
Magnanimidad.

Las mismas notas,


El mismo acento musical,
El sonido de la radio transparente,
Hijos que cantan imitando a sus padres,
Y detrás de muchos, una mafia
Dispuesta a asesinar a cualquier insecto.
Las mismas noticias,
El televisor con imágenes filtradas,
Periodistas afilando el ultraje
De una democracia
Invadiendo sentimientos.
El terrorismo es cuento,
Es fábula, intelecto, religión, política,
Economía, anticristo...
Saber jugar es vivir al día,
Mentir, honestidad,
La palabra nueva, oprobio del verso,
El verso autista, algoritmo,
Pero el pobre es el mismo,
Ombligo famélico, ejército manipulado...
Brevedad amorosa.

Me cuesta olvidar tu nombre


Y ser un niño retozando
Por los sitios de tu juventud.
No me importa que me envenenes
Con tus labios si la muerte más lenta
De tu amor sabe a gloria.
Estoy endeudado con la belleza
De tu rostro, sin ser tapiz acomodado en un museo.
Sabes tanto de mi y yo tan poco de ti,
Que una batalla entre los dos sería
Un descubrimiento más y no la derrota
Entre los que amar sin perder.
Y quisiera seguir sin terminar,
Lo sabes tú, pero la pasión se apaga
Y no el amor, pero el deseo se renueva,
Por la desnudez, por el motivo
De la sangre que me induce a acariciarte
Aunque se me desgasten las manos
En lo diminuto y no en lo inmenso, porque así eres, porque así me gustas,
Sin tantas rectas, ni recetas,
Con demasiadas curvas que aumentan
Y deshojan estas cosas tan sublimes
Que los dos sentimos juntos.
Se me quedaron.

Se me quedaron los versos en la luna,


Como mi amor aquella noche
Entre sus ojos escondidos
En nuestra habitación oscura.
Y los años llegan y no marchan,
Se quedan con la huella firme
En el rostro atravesando continentes.
Y todo importa
Y no la espera
Que no sientes que lastima con su dedo
De minutos tejiendo nuevos paisajes
Que se repiten con los siglos
De los siglos hasta que Dios
Decida romper con su presencia,
Todo el ruido aterrador de los humanos
Empeñados en buscar y no hallar,
En investigar y no descubrir
El verdadero amor,
La verdadera bondad
Que dividen las fronteras con el odio
Y el pecado.
Artilugio.

Vendo un perro azul para que acompañe a la soledad y un pájaro loco que cante
En las mañanas austeras de los recuerdos
Envueltos en celofán.
Vendo también mis almanaques diseñados con la piel
De los difuntos que aún viven alborotando corazones
De viudas añejadas
Con pasiones negativas.
Vendo además de mis calzones
Naufragando en océanos
De íntimas batallas,
A mi oráculo de versos mal paridos
Por musas entretenidas por la sexualidad
De dioses mitológicos
Y después pondré en venta
Lo que no se ve, lo que no palpas,
Lo que pasa desapercibido
Por nostálgicos,
Por autistas filosóficos,
Prostitutas, políticos, tiranos,
Y los pueblos por fin sabrán
Que ni los comunistas paleolíticos,
Ni los capitalistas en pirámides de fuego
Podrán engañarlos nuevamente...
Canción por ella.

Si no durmieras con mis ojos,


Qué yo haría, amor, qué yo haría…
Si no me cubriese en las noches
Con tu piel y no me sirvieran tus ojos
De luciérnagas, qué yo haría, Amor,
Qué yo haría…
Si tus manos no fuesen mías
Y tu voz mi melodía,
Entonces, qué vendría a los sentidos
De este hombre:
Quizás un huracán o una tormenta;
Tal vez un velero hundido en un mar
Sin rocas ni salitre.
Si no me atara tu figura de mujer,
Que mal pagado yo estaría por la vida,
Por mi padres y mis hermanos.
Si no tuviese tu aliento como panacea
De mi carne qué haría de mi carne sola,
Amor, que haría.
Arrojar mi hombría por las calles,
Reírme sin sentido y esconderme
De mi Dios,
Como Adán y Eva después de haber pecado...
Reflexión

Alguien se va
Y no es tan pequeño el amor
Para decir adiós y no volver jamás.
Y los demás quedan, inconfundibles, colgados de un soplo
Para no caer despacio en lo silente de la vida.
Hay un espacio no visible,
Por donde otros transeúntes
No temen del tiempo
Y caminan dispuestos a llegar
Al punto más cercano del perdón
Donde alguien no espera y habita en todo
Para mirar sin ver
Y para sentir sin padecer…
De ayer, de hoy y de siempre.

Siempre la misma interrogante.


Mi madre murió,
También mi hermano.
De sus cenizas no pude levantar
Ni mi huerto,
Ni mi casa.
Pero golpea la memoria,
Sin vacío, tan lúcida que desprende
Luces en la oscuridad del olvido
Y contundente dentro de la piel.
¿Cuántos se irán?
¿Cuántos quedarán?
Si pudiera contar a todos los muertos
Haría una cadena tan larga
Para amarrar a la muerte
Con el collar merecido en la mejor
Victoria del hombre por la vida.
Pero nadie puede hacer nada para evitar
Las guerras, las desigualdades
Y tanta hambre,
Mientras que esperar es el conteo
De ayer, de hoy y de siempre…
Yo

Calcúlame,
Divídeme en partes desiguales,
Sin ceros,
No tengo la grandeza
De una redondez absoluta,
Pero si hazlo con la punta hiriente
Del uno más rotundo
Y sabrás que no fui
Lo que pensaste
Ni antes, ni después
De haberte amado siempre.
Yo quisiera.

Yo quisiera que fueras mi semilla


Yo quisiera que me hicieras un favor
Pero no sé por dónde empezaría,
Si por la mitad de tu cuerpo
O por encima de tus ojos.
Dame amor lo que aún no me has dado.
Dame alas y un poco de licor:
Alas para poder caer y licor para olvidar.
¿Quién me entendería si no hablo?
¿Quién me entendería si no escribo versos
O si callo en el suicidio mas violento del deseo?
¡Déjenme cantar si estoy enamorado!
¡Déjenme morir si me siento despreciado!
¡Ay amor, como lo siento!
Lo siento más por ti
Que por mi hombría habitando en ti, poesía.
¿Quién me acompaña...?

¿Quién me acompaña para vivir


Esta mitad de mi vida?
¿Quién me acompaña?
Si estás conmigo, me siento aislado
Y si estoy solo no estoy contigo.
¡Qué difícil es andar y levantarse
Otra vez para trillar el surco!
A nadie le interesaran tantos versos
Aunque descubran firmes pinceladas
Y se lleven el agua oscura
Hacia aquellos sitios donde habita
La locura.
¿Quién me acompaña para vivir
Esta mitad de mi vida?
Presiento que no existo
Y si existo voy muriendo.
Si espero voy rimando la intriga que me mueve
Y pronto allí terminaré en un lugar,
Sin lápida sobre las rocas.
Adivinanza verdadera.

La violencia es un deporte tan suicida


Como la política en su magia terrorista.
Y aunque no lo canten ni en aquellos versos,
Lo palpas en la radio,
Lo masticas a diario en las noticias.
Presidentes asesinos dándose la mano
Con célebres personajes que excomulgan
Con su santidad a la democracia.
Pero la paz y el hambre van unidas,
Corren a través de tantos siglos
Sin que nadie decida separarla
Celebrando la olimpiada del milenio.
A los presos políticos cubanos
Y del mundo.

Veo tu foto
En unos de estos sitios
Donde la información sintética
Te muestra a retazos y callo de dolor.
No sé quién eres,
Entiendo que vives en Cuba
Y estás preso,
Preso de hambre, preso de vida,
De libertad y de tantas cosas
Que no caben en los bolsillos,
Ni debajo de la lengua.
¿Quién me entenderá hoy
Más que mañana?
¿Quién leerá por ti mi verso
Para que recibas una frase breve?:
¡Solidaridad!
Pero tú estás tan solo
En el hueco del mundo,
Aislado en una isla en el medio del Caribe,
Olvidado en tu lucha
Que también es mi lucha,
Porque la libertad no es la estatua
Que contemplan algunos turistas
En New York,
La libertad es tuya, mía, de todos,
Hecha de sangre,
De muerte, de cárcel, heroísmo
Y de ti, tan anónima como la esperanza.
Llevo tu amor.

Llevo tu amor
De verso a viento.
No me importa que lo vean,
Por ser lo que fue y por lo que es
Y por lo que será mañana.
Concibo tanto,
Que poco tengo
Y si tuviera más,
Me daría lo mismo,
Porque para estar contigo,
No necesito ni del oro,
Ni de los diamantes,
Ni de tanto dinero.
Lo supe por ti,
Después por mí
Y tu piel y la mía y tus labios y los míos
Son tan divinos,
Que solo necesitamos para llegar allí,
Donde el amor no se compra ni se vende,
Un sentimiento y nada mas…
Historia.

La patria,
El yugo renovado,
La historia pasada,
Historia de ayer,
Historia de hoy.

Silencio…
¿A dónde fueron
Los héroes y los mártires?
¿Marcharon o descansan sin sol
En nichos profundos?
¿Lo quiso la fuerza del metal,
La tierra conmovida
Y el poder de los brazos?

¡Las banderas rojas


Manchan con sangre
A la propia sangre!

¡Ay, que dolor sin pueblo!


¡Qué pueblo en su dolor!
Ay, ¿por qué las manos de un tirano
Fueron manos de niños
Y ahora son iguales que las mías?
Canción de Abel y Caín.

Abel y Caín vivían seguros de la vida,


Porque el hombre no moría.
Pero murieron Abel y Caín.
Abel, el bueno traicionado,
Caín, el malo despreciado.

¡Dios no tuvo la culpa! ¡Dios no tuvo la culpa!


¡El pecado original ya existía!
La carne nació del polvo y el polvo estaba en la tierra.

¡Abel era tan manso como sus mansas ovejas!


¡Caín era tan malo como la mala hierva!

Amor y odio, odio y amor,


Juntos crecieron en dos corazones.
El odio venció al amor
Y el amor sangró por la herida!

¡Ay que dolor! ¡Ay que dolor!


¡Y alguien veía! ¡Y alguien veía!

Lo supo la verdad y la maldad sonreía.

Un hijo fiel del Señor moría.


¡De qué manera, de qué manera!
Y otro hijo infiel a Satanás servia!
De qué manera, de qué manera!

Caín mató a su hermano, sin pensar que moriría.


Abel antes de morir no supo porque moriría.

¡Dios no tuvo la culpa! ¡Dios no tuvo la culpa!


¡El pecado original ya existía!
Oda menor al futuro.

Desde el fondo del vientre de sus madres


Escucharán el rock and roll y las sinfonías de Beethoven,
-único eco del pasado latente en el presente-
Y rebotarán las cabezas en el asfalto
Con las masas acuosas de los cráneos rotos salpicando los cristales
De los supermercados y los autos.
Los edificios no serán los colosos estáticos sin rebelarse
En contra del sol del medio día,
Perturbados por nefastitos sonidos, por alas metálicas
Y por mudos residuos sin vertederos.

Los niños llorarán en los parques


Porque las hojas sintéticas de los árboles no caerán al suelo,
Porque las aves no harán más nidos y porque las flores tendrán
Otro color y diferente fragancia.
No habrá amor sobre los tejados
Que contemple la lumínica iridiscencia de la luz reflejándose en los rascacielos,
Ni se escuchará una trémula voz implorando el perdón de los perdones,
Ni el cese del holocausto desatado
En el extremo de una cuerda,
Aunque se inmole la última lengua
Para no distinguir millones de cadáveres sin raza.
Y seguirá girando la rueda:
La rueda trituradora de surcos, la rueda estrenando sueños de esperanza,
La rueda enumerando mejores paisajes intergalácticos
Para la coexistencia humana;
La rueda enlatando la muerte,
Anuncios de felicidad y patriotismo,
La rueda de la paz y de la guerra.
Mientras tanto el laberinto de cabellos impacientes
Desafiara a la contemporaneidad del arte
Destruyendo las obras de Picasso,
Las esculturas milenarias e incinerando los versos de Alighieri,

De Walt Whitman y Alexander,


Porque todos querrán ser artistas de las multitudes,
Pero no se atreverán a destruir los templos sagrados
Por temor al dolor de cargar la cruz
En las espaldas, por temor a que un milagro se revele
En contra de la vida escupiendo esqueletos de polvo
Y maldiciones de silencio.

La historia será el mismo eslabón de la conciencia,


A pesar de la desaparición de Hittler,
Del fallecimiento de Stalin,
Del advenimiento del anticristo,
Del recuerdo latente de millones de victimas
Por los genocidas prematuros con rostros de ángeles
Y por el ocaso inevitable de tantas ideologías.
Y se cantará:
Se cantará por la victoria de nadie,
Se cantará por el placer y el gozo del sexo y no por su forma
De procreación.
Se cantará por la beatificación de una verdad,
Porque el canto alegra a las almas
Y no a la memoria de los mártires anónimos.
Burlo burlando voy.

Burlo burlando voy a los que serán costillas de los futuristas


Y a la suerte impresa en documentos
Que fueron vendidos a cambio de la mentira.
Burlo burlando voy a los músicos que no rompen con las notas
De un nuevo ritmo musical
Y a la sonrisa de la chica insatisfecha por sus piernas.
Burlo burlando voy a los impacientes marcados
Por las agujas por caer en la trampa evita-realidades.
Burlo burlando voy a la espera del pescador y al dolor de los peces
Atrapados por el refrán de los anzuelos.
Burlo burlando voy a los que hacen la carrera por sobrevivir
De una manera y a los jugadores que el azar
Menosprecia sus sentidos y andan enfermos deseando imprimir
Hojas en monedas.
Burlo burlando voy a los cadáveres que serán incinerados
Para que los insectos no celebren un festín
Y a la viuda inconsolable que prefiere la soledad
Antes de compartir su lecho vacío.
Burlo burlando voy
A los pares y a los nones porque no coinciden y a los políticos envejecidos
Por el quehacer de sus lenguas malgastadas por la pretensión de decir
En sus discursos extenuados
Lo que tantas veces han pronunciado de la patria, el nacionalismo,
La justicia, el deporte, la salud y el desarrollo social.
Burlo burlando voy a los dioses que los pueblos olvidarán
Y a cientos de santos vendidos como agua mineral.
Burlo burlando voy a la luna llena cuando no puedo compartirla
Con las pupilas del querer
Y a Erasmo por su elogio a la locura.
Burlo burlando voy
A los tiranos y caudillos empequeñecidos
Por la democracia y antes de saber de mi muerte,
Burlo burlando voy de mi mismo.
Éxodo.

¡A la mar! ¡Se van a la mar!


Los veo partir, tarde, desnudos,
Cuando enmudece el sol.
Con el rostro oculto, ocultan la tristeza,
La despedida de jamás volver.

Y sangra la patria por su herida,


Como sangra la herida por la muerte.
Y canta el tirano, cantos de victorias
Y de hazañas, mientras que calla
El pueblo que no teme rebelarse,
Por el dolor de sus hijos, por el dolor de tanto sufrir.

¡A la mar! ¡Se van a la mar!


¡Y no son marineros! ¡Y no son marineros!

Se van sin temor a las aguas profundas del Caribe, sin miedo a las tormentas,
Sin temor a los peces con fauces desgarrante.
Cruzan la mar de cualquier manera,
Sin mirar atrás, sin decir adiós.
Clandestinos como sombras en una travesía prohibida.
Se marchan con las almas mojadas,
Hacia un país lejano, hacia un país diferente,
Hacia un país extraño,
Donde exista justicia, libertad y un pedazo de pan sobre la mesa.
Dejan a los hijos, dejan a los padres
Y a la tierra santa que los vio nacer.

¡A la mar! ¡Se van a la mar!


Los veo partir, tarde, desnudos,
Cuando enmudece el sol, con el rostro oculto,
Ocultan la tristeza, la despedida de jamás volver.
Oda sin proeza enamorada.

Viene el día, salgo de mí,


Busco la oración entre las calles
Y las multitudes se arremolinan
En vertederos quiméricos después de una jornada laboral.
Camino hasta que me alcance el tiempo
Y me traicione la nostalgia del vientre
Por un pedazo de pan y un poco de agua.
Voy hacia el viento sin ser la sombra de un velero
Rondando en un mar en reseca.
Me lastima la brisa por tener mis velas rotas de tanto sol
Y soy murciélago en espera de la oscuridad que inflará mis párpados
Para salir a escondidas por debajo de una botella de licor.

Me confundo entre los que andan callados, mientras que alguien me espera
A la misma hora para compartir mi apetito de enamorado.
Luego tengo la necesidad de mentir,
Por ser mi memoria una botija agujereada de espacio,
Y ella que siempre me aguarda, escucha y yo lamento entres gritos
El haber nacido arrastrando mis miembros por una hembra
Que me traga, que saborea mis residuos de hombría
Estremeciendo mis mundos interiores con la desnudes de su vientre.
Y lejos queda mi temor, y la tierra que amenazante abrirá
Sus fauces para trepanar mí figura, aplaude en funesta pompa de rituales
El pecado de mis huesos, el pecado de mi carne.
Viene el día, salgo de mí, otra vez reanudo mi faena,
Y quedo y marcho, y coincido con mi Dios después de tantas cosas…
Cantos para un amor indomable.

Déjame ser un poco lo que merece tu sonrisa,


Andarme despacito por tu mejor carácter.
Contágiame con la que jamás
Se equivoca un tema de alegría y seré por ti,
Quien merece la paz que necesitas.
Pero por favor no me molestes
Con reproches, porque si el invierno
Es frío, entre dos bien compartidos, calentaremos nuestro lecho
Para que en un nuevo día
Amanezcamos agradecidos por el Dios
Que nos regaló el motivo de la vida.
Déjame ser lo que tú quieras,
Más allá de una sorpresa explicable,
Más allá de la convivencia renovada;
Verás que soy amor, sabré que eres paciencia.
Te pido la armonía, como el mar lo solicita,
Como el sol lo aclara todo,
Como el viento, que aunque pase,
Nos deja con su susurro la sensación de la existencia.
Construyamos la fe,
La oración, el padre nuestro,
Porque así también te amo,
Porque así también te quiero,
Con este amor de flor y semilla, de tierra y sangre.
Sólo eso te pido, amor, sólo eso
Y no creo que sea tan difícil.
Entender al árbol no es tarea de siempre,
Mira su fornido tronco, sus gruesas ramas,
Sus hojas tan delgadas;
Comprenderás que es como yo,
Que es como el hombre: duro y frágil,
Frágil y sereno, perpetuidad del día,
Holocausto del tiempo.
Y estos versos que hoy escribo diferente a los que serán mañana,
Sabrá de nuestro amor,
De mis palabras, de lo que me has dado
Y sin que lo sepas, todas esas cosas yo la guardo amor,
Yo las guard
9-11

“Si en realidad sucedió así…”

Volaron sin ser pájaros


Aferrados a una odisea sin retorno,
Por creer en un Dios diferente
Y en un hombre imitando al Mesías fuera de su época.
Tenían rostros opacados por el miedo
Y eran hombres sin jamás haber sido niños por el odio.
Pero antes llegaron,
Llegaron desde lejos a la tierra prometida,
Donde la fe protege y no esclaviza.
Comieron del pan y bebieron del buen vino hasta jactarse
De ilusiones y venganza.
Después crecieron, crecieron lentamente en las sombras
Como el liquen y el helecho, negando la luz que no es misterio;
Crecieron confundidos entre las Multitudes ajenas
Al temor de sus miradas, calculando el motivo de la muerte
Para ser gigantes diminutos de la historia de las mil y una noche no arabescas.
Dividieron el dolor en dos mitades
Pensando que el rostro de Washington estampado en la moneda
Pudiera delatar cualquier intriga.
Y no se equivocaron de la tierra, del color más verde del planeta,
Sin olvidar la melancolía del desierto, del polvo, de la arena
Y de la adoración de una piedra sagrada.
Y caminaron sobre ruedas observando a través de primas
La creación de un enemigo.
Con la punta de los lápices dibujaron
Al demonio disfrazado con líneas y círculos geográficos.
Y no estaban solos por ser los elegidos de algunos poderosos que alimentaban
A sus lenguas, a sus entrañas, a la razón y a la conciencia.
Después el día tuvo su origen un once de septiembre,
Durante el transcurso de un año de lecturas anónimas
Y despedidas absolutas, mientras que los satélites le servían
De correos electrónicos, sin ser entrenados en campos clandestinos.
Y se vistieron de señores turistas y no de diplomáticos excelentes,
Cuando el reloj eligió ser suicida para confundir humanidades.
La ciudad abrazaba al cielo,
Igual que antes, igual que siempre,
Contemplando a una dama ilustre con su antorcha,
En el instante en que ellos marchaban en el más corto viaje,
Entre dos lunas que dividirían a los muertos de los vivos,
Porque NY.NY. dejaría de ser dos gemelos mecidos por el viento
Sobre las rocas de una isla,
Pero no la libertad perdida por un pueblo
Que llorará recordando en la historia, un once de septiembre.
Oda en su momento..

La tierra toca al firmamento


Que abruptamente se elevó por algunos parajes del mundo
El día en que Dios quiso medir su poder sobre los mares.
Y pasó el tiempo hasta que el Monte Charlestón abrevió sus caminos
En las alturas donde los reptiles temen abrir grutas
Y los pájaros llegan a explorarlo todo
Con la presencia del hombre
Cabalgando en jinetes metálicos.
Gris es el cielo en el invierno
Y la blancura de la nieve
Convierte en transparente a los pinos,
A las cabañas de un desierto que enluta en el verano.
¡Monte Charlestón,
Cobertizo para los mortales sedientos de aventuras!
En ti no me refugio,
En ti la impaciencia del andar
Busca la cúspide que nunca
Ha avergonzado a los turistas!
Hoy lloras, lloras con monocromos destellos y juego en tu remanso de nieve,
Sin revivir tiempos pasados donde marchita la historia maldiciendo
El origen de tu nombre.
Parece que aquí ha terminado el mundo
Y quien me acompaña suspira por ti y no por estos versos influenciados
Por el amor que nos une,
Igual que unes a las rocas con el cielo.
Por eso te canto y mi canto es el eco
Del dolor por la tierra subyugada a los indios.
Pero no soy quien hablé de sucesos de antaño.
Me vale tu hermosura desde cerca,
Aunque lejos te olvidé como la nieve que te cubre indómita,
Semejante al color que te regalaron un día las alas de un ángel.
Motivos.

Desentiérrate del mar;


Lo profundo es abismo,
Cascarón de piedra,
Fósil de muerte.
Deja que tus ojos rueden flotando
Entre las olas y que el salitre
Te levante para que seas horizonte
Donde nadie toca la distancia
En lo invisible,
En la canción de la luz
Sin aquellas notas que terminan
Evaporándose en la noche…
Canto Hondo.

Después de muertos
¿Qué nos queda amor?
¿Qué nos queda?
¡Dímelo al oído!
¿Qué nos queda?
¡Melancolía eterna en las notas
Del viento vibrando en las hojas
De los árboles!
¡Cuencas del odio en la grieta
Del último suspiro sin garganta!
¿Qué nos queda?
¡Las manos que fueron hechas
Del trabajo y los pies
Para el camino!
¿Qué nos queda?
¡El universo enorme reducido
En la pequeñez de la tierra,
La oscuridad, el polvo eterno del silencio
Sobre la lágrima de algunos
Que aún recuerdan…!
Y las flores nuevas que marchitan
Sobre los nichos que llevan
Nuestros nombres.
¿Después de muertos
Qué nos queda amor?
¿Qué nos queda?
¡Dímelo al oído!
¿Qué nos queda...?
Coplillas agobiantes.

Verso tierno,
¡Llévenme alas!
Verso rudo,
¡Dispara en la tormenta
Lo que llega,
Lo que cae,
Lo que moja
Y hiere de espanto!
¡Ay del mar sin cielo!
¡Ay del cielo sin el mar!
¿Qué serían separados?
¿Verso tierno…?
¿Verso rudo…?
Imagen.

Una chica se levanta


Con el amor prestado.
El reloj lleno de sangre,
Acumulando huesos
En la vida sin la muerte.
La prisa que no huye de la almohada…
La ciudad apisonada en la locura
Por el desequilibrio de la tierra…
El asfalto quebrándose
En lo hondo de lo negro
Para que sufran los colores
Que no son y que fueron
Puntas de agujas,
Balas perdidas, estruendo de sol
En la justicia dorada del capitalismo.
Una chica se levanta
Y el espejo se equivoca
En la paloma, en la hermosura
Del invierno con la huella nostálgica
Del emigrante extasiado de tanto mundo.
Y todo termina en la parada del autobús.
Y todo comienza en el borde
De una copa, donde el vino se filtra
Como el oro derretido,
Como el sueño más prohibido,
Sin pecado, sin martirio…
Poema de amor en el olvido.

Explosión de tus ojos en los míos,


De tu boca entre mis dientes afilados de tanto deseo,
Que amarte empezaría en la locura
Para terminar en el martirio de la vida.
¡Mujer, amada mía!
Vértigo de luz si no estoy contigo,
Faro hiriendo a la neblina
Por este recuerdo mojado de olvido.
Pasarás si yo me quedo,
Te quedarás si yo me voy,
Vivirás si muero y renacerás si vivo.
¿Cómo medir tus besos?
¿Cómo catar tu hermosura?
¿Cuántas noches fueron?
¿Cuántas lunas mecieron nuestros cuerpos desnudos
En el tiempo aquel?
Lo sabrá el rocío,
La ausencia del pasto,
Pero como yo te amé,
Quizás puedan amarte algún día,
Sin embargo, cuando me recuerdes una vez
Simularás en los brazos de otro, un beso, tal vez una caricia
Y la lágrima que ruede en tu mejilla,
Será el brillo de lo fue nuestro amor
En lo profundo del pasado.

Advertencia.

© “Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra. El autor se


reserva todos los derechos.”
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