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EL PENSAMIENTO DE CALICLES
(Sócrates y los Sofistas)'
Antonio GÓMEZROBLEDO
SLJMARIO: 1 . El conflicto naturaleza-cultura; 2 . Razón cósmica y Razón
política; 3 . Unidad y Matices del anarquismo; 4. La democracia, pacto
de los de'biles; 5 . Democracia y orden internacional
En autor de este articulo se complace en reconocer que las ideas expuestas aqui, las
debe en su mayor parte a la enseñanza d e sus maeshos José Caos y Eduardo Garcia Maynez,
véase el bello articulo de este último, publicado en la Revista "Universidad" (marzo 1936),
pero de la aplicación de ciertas tesis a cienos hechos de la realidad contempordnea el autor
es único responsable.
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' Ibid.,
LEON ROBIN:"El Pensamiento Griego", trad. Xirau, Barcelona, 1926, p. 28.
p. 35.
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C,ARI.E,Guiscppe "La Vida del Derecho", trad. Giner de los Ríos, Ed. Jorro, Madrid,
1912, p. 108. Otro tanto sdbcrnos de Hippias de Elis, (cfr., Aioys Fischer: "La Filosofia Pre-
socriiica", p. 117. en "Los Grandes Pensadorcs". Buenos Aires, 1938).
automáticamente unaantilogía, la vieja distinción del punto de vis-
ta de la naturaleza y el de la convención o de la ley, era eminen-
temente propicio a la táctica profesional de los maestros: el
primero les servía ya para presentar bajo un pelo místico los más
peligrosos atrevimientos, ya para justificar los principios de la
conservación s ~ c i a l " . ~
Desde Calicles hasta las teorías jurídicas más puras sobre la demo-
cracia, como en Kelsen, el concepto es el mismo; la democracia no
implica sino una oposición contradictoria, la autocracia, y una y otra
se dan, respectivamente, según que los gobernados participen en la
elaboración de las normas o según que no tengan parte alguna en
la dinámica del orden jurídico.
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Por ser eso la democracia, son las leyes democráticas las más
u todos bajo la noción general de comunidad que postula la
co~~rirnes
ley. Una ley cualquiera puede ser común a todos, sin duda, aunque
los obligados no hayan concumdo a su creación, siempre que no esté
al arbitrio del gobemarite transgredir sus preceptos, haciendo así de la
ley uii i i i a n d a n i i c n t o despótico. Pero lo que es "común a todos" lo
será mucho más si sobre la igualdad de trato bajo la norma, se brinda
al honibre la igualdad en la creación normativa. La democracia es,
por ello, el último y lógico coronamiento del esfuerzo cultural de los
helénicos presocráticos, la realización del ideal heraclitano de hacer
común a todos, hasta donde es posible, la razón, el espíritu, con su
correlato obligado que es la libertad.
Pero 110; Sócrates ha parado con una parada maestra, maestra para
los efectos de la polénlica, pero sin ir derecho al corazón de la tesis.
Identificando hábilmente el más fuerte con el mejor, ha obligado a
Caliclcs a hacer la siguiente confesión:
";,Picrisas qut. por los mas poderosos entiendo otra cosa que los niejores'? ¿,No
tc he dicho repetidamente que tomo estos términos, mejor y más poderoso, en
la misma acepción'? ¿,Te imaginas que pueda yo pensar que se deba tener por
ley lo que se haya resuelto en una asamblea compuesta de un montón de es-
clavos y de gentes de toda especie, que no tienen otro mérito quizá que la
fuerza de sus cuerpos?"
Hay que aceptar con entereza todas las consecuencias. Los denues-
tos de Calicles habrán de ser repetidos por todos los autócratas, por
los de entonces y por los de ahora, pues las autocracias invocarán
siempre en su favor el hecho de que en su seno florecen con mayor
lozanía las virtudes biológicas: el coraje, el engrandecimiento a todo
precio y sin medida, y aun el heroísmo, bien entendido el heroísmo
hercúleo.
Para estas excelencias la República es estéril y lo primero que hay
que hacer es cambiar de nombre y ponerse a hablar de Imperio, no
importa que sea la nada sonora sobre las ruinas; es una nueva nomen-
clatura reclamada por los nuevos heráclidas. Y contra el prestigio de
tales blasones sólo una fe inquebrantable en lo axiológico puede opo-
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5. DEMOCRACIA
Y OKDEN INTERNACIONAI
Articulo 65. Todos los Convenios internacionales ratificados por España e ins-
critos en la Sociedad de las Naciones, y que contengan carácter de ley inter-
nacional, se consideran parte constitutiva de la legislación española, que habrá
de acomodarse a lo que en aquellos se disponga.
No podrá dictarse ley alguna en contradiccióri con dichos Convenios, sino hu-
bieran sido previamente denunciados conforme al procedimiento en ellos esta-
blecido.