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BOGOTÁ EN UN MUSEO

Por: Laura Tatiana Vargas

Valaura@javeriana.edu.co

Para celebrar sus 50 años de existencia el Museo de Bogotá se renovó y reabrió las puertas
de su sede principal el pasado 5 de junio de 2019. El proceso que duro más de tres años
presenta una nueva propuesta museográfica de desarrollo urbano.

Una cuadra con mucho color, casas coloniales, artesanos, música, comida y turistas. Es la
calle décima del emblemático barrio La Candelaria en el centro de Bogotá donde se
encuentra la recién remodelada Casa de los siente balcones, sede permanente del museo de
Bogotá.

El museo abarca casi la mitad de la calle, es una casona imponente de fachada blanca y
ventanas marrones. Las puertas están siempre abiertas y la entrada es gratis, lo que motiva
a los cientos de turistas que transitan por esta zona visitar sus salas y colecciones
permanentes. El lugar es acogedor, como el de una casa antigua, pero los espacios, las
instalaciones y las salas de exposiciones son totalmente nuevas.

Es sábado, dos de la tarde, varias personas entre turistas extranjeros, estudiantes y niños
visitan el museo. En la entrada un funcionario da la bienvenida e invita a todos los
asistentes a participar en “Agua, símbolo de todo” un laboratorio sensorial enfocado en la
relación entre agua y territorio que integra lenguajes visuales, sonoros, corpóreos y
narrativos. Esta exposición es un ejemplo de los nuevos espacios que ofrece el museo de
Bogotá, que comprende visitas temáticas, talleres para niños, recorridos multisensoriales y
proyecciones de películas. Iniciativas creativas que pretenden reconectarse con la historia,
construir una identidad de ciudad y seducir a los públicos.

En 2016 empezó este proceso de renovación como una de las grandes apuestas del Instituto
Distrital de Patrimonio Cultural, la idea era tener un espacio de exposición permanente
como punto de partida para descubrir la ciudad a partir de ejes temáticos.

“Esta sede ya venía desde hace algunos años, pero en esta administración se reabrió como
museo con colección permanente con temas de ciudad como el agua, la fundación y el
territorio. El resultado son nueve salas y seis espacios temáticos” dice la asistente
administrativa Gloria Carillo.

En el primer piso se destaca “La casa de todos” una sala especial que narra la historia de la
Casa de los siete balcones y sus transformaciones para convertirse en el Museo de Bogotá.
También “Urna Bicentenaria” una exhibición que presenta los personajes, objetos,
costumbres, eventos e imágenes más representativos de la ciudad elegidos por la propia
gente. En el centro de la sala hay una urna de vidrio con varias hojas de papel, un tipo de
capsula de tiempo donde los visitantes pueden recopilar sus experiencias y apreciaciones de
Bogotá dentro de los próximos cien años.

Cinema Capital es quizá el espacio temático más interesante de todos, ubicado en el


segundo piso como una sala roja y un poco vintage, brinda una mirada completa del cine y
el teatro capitalino con relatos, imágenes y videos. Además, cuenta con un mini teatro
donde se proyectan los largometrajes más icónicos y representativos de la ciudad.

Todas las salas del museo contienen objetos reales, material visual, sonoro e interactivo que
permite que el público esté conectado constantemente con lo que observa. En la segunda
planta se encuentra un dispositivo digital para que los visitantes aprecien fotografías
antiguas de los lugares más simbólicos de la ciudad.

Con la renovación el Museo de Bogotá pretende conquistar un público más amplio y


diverso. Esto significa ofrecer visitas significativas para que las personas puedan disfrutar
con tiempo las exposiciones y no sea un recorrido rápido y desinteresado.

“Desde su inauguración hemos tenido un gran número de visitantes, aproximadamente


26.000 al día de hoy, este es un museo que despierta interés, está ubicado en una zona
estratégica de la ciudad y eso ha permitido que los visitantes quieran conocerlo” dice
Carillo.

Cada sala tiene su propio encanto, unas más que otras, pero todas despiertan gran interés
para que el público se queda un buen rato. Cuando el recorrido termina algunas personas
aprovechan para dejar un mensaje en el libro de visitas ubicado justo en la salida. A pesar
de que el museo reabrió hace pocos meses, el cuaderno ya está lleno de mensajes, muchos
de ellos en otro idioma. El ultimo está en francés y dice “Quel beau musée, félicitations. Je
t'aime Bogota”

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