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El ajolote era bien conocido por los xochimilcas, los primeros habitantes de
Xochimilco, una zona lacustre en el valle donde actualmente se asienta la Ciudad
de México. Este conocimiento se heredó de generación en generación hasta llegar
a Dionisio Eslava Sandoval, originario del lugar y dedicado a la conservación de
este particular anfibio.
El ajolote es un anfibio endémico del Valle de México que actualmente solo vive
en algunos rincones de una red de canales del lago de Xochimilco que ocupan
una superficie total de 180 kilómetros cuadrados.
“En 1998 la doctora Virginia Graue calculó la presencia de 6000 ajolotes por
kilómetro cuadrado. Yo hice un análisis en 2004 y encontré que había 1000. Para
2008 repetí el estudio y ya solo había 100 y en 2013 solo contabilizamos 36 por
kilómetro cuadrado, lo que quiere decir que su población va bajando más o menos
como nosotros habíamos predicho”, dice a Mongabay Latam Luis Zambrano,
fundador del Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El ajolote está en peligro de extinción por ese proyecto que no midió el alcance
que podría tener al liberar tilapias y carpas, que no tienen depredadores naturales,
esto ha llevado a un deterioro de toda la zona chinampera”, lamenta Eslava
Sandoval. La chinampa es un método de cultivo prehispánico que consiste en
sembrar dentro pequeñas islas de tierra dentro del lago.