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El Ambientalista Esceptico
El Ambientalista Esceptico
La explosión demográfica
En 1968, Paul Ehrlich predijo en "La Bomba de la Población" que "la batalla para
alimentar a la población terminó. En la década de 1970 el mundo experimentará
hambruna de trágicas proporciones: cientos de millones de personas morirán de
hambre".
En cambio, datos de las Naciones Unidas, muestran que desde 1961 la
producción agrícola del mundo en desarrollo aumentó un 52%. La ingesta diaria
de alimentos en los países pobres aumentó de 1.932 calorías en 1961 a 2.650
calorías en 1998 y se espera que llegue a 3.020 para el año 2030. La proporción
de personas en países en desarrollo que mueren de
hambre ha disminuido de 45% en 1949 a 18% hoy y
se espera que descienda a un 12% en 2010 y a un
6% en 2030. En otras palabras, los alimentos son
más abundantes, lo que se refleja en sus precios,
que se han reducido en un 90% desde 1800 y de
acuerdo a estudios del Banco Mundial, en el año
2000 fueron más bajos que nunca antes.
La predicción de Ehrlich se hizo eco de otra hecha 170 años antes por Thomas
Malthus. Malthus aseguró que la población se expandiría a una tasa exponencial,
en tanto la producción de alimentos lo harían en forma lineal, aumentando las
tierras de cultivo. Estaba equivocado. El crecimiento de la población resultó tener
un chequeo interno: a medida que la gente se hace más rica y más sana, tiene
familias más pequeñas. De hecho, la tasa de crecimiento de la población llegó a
un peak, de más de un 2% anual a principios de los años 1960 y desde entonces
ha estado disminuyendo. Ahora es de un 1,26% y se espera que descienda a
1,46% en 2050. Las Naciones Unidas estiman que la población se estabilizará en
11 billones de personas al año 2100.
Malthus tampoco tuvo en cuenta el desarrollo de la tecnología agrícola, que
mejoró la eficiencia de los cultivos, obteniendo cada vez más alimentos de cada
hectárea de tierra. El ingenio humano hizo aumentar la producción alimenticia, no
sólo para satisfacer el aumento de la población, sino que mucho más. Además, ha
reducido la necesidad de disponer de más tierras de cultivo, reduciendo la presión
sobre la biodiversidad.
La contaminación es exagerada