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Clasificación de los activos

Para una mejor comprensión y análisis de los activos, estos se clasifican


según su capacidad para convertirse en efectivo, o según la destinación
o uso que se le de.
Al presentar los estados financieros, los activos son clasificados según
sean corrientes o no corrientes.
Se considera activo corriente, todo aquel activo que es susceptible de
convertirse en efectivo en un plazo igual o inferior a un año. Es corriente
todo aquel activo que se puede vender en un tiempo corto.
Caso contrario, se denominan activos no corrientes, a los activos que
para poderlos convertir en efectivo, se requiere de un plazo mayor a un
año.
Vemos que la clasificación del activo depende del tiempo esperado para
su realización.
La clasificación del activo de esta forma, es importante para medir la
liquidez de la empresa, su capacidad de cubrir pagos de corto plazo. De
allí que el capital de trabajo esté fundamentado en el activo corriente.
Una empresa donde la gran mayoría de sus activos sean convertibles
en dinero, en plazos mayores a un año, es una empresa que tendrá
dificultades para cumplir con sus obligaciones.
Según nuestro plan de cuentas, los activos se dividen en disponible,
inversiones, cuentas por cobrar, inventarios, activos fijos, intangibles,
diferidos, otros activos y valorizaciones.
Veamos cada uno de ellos para determinar cuales se pueden catalogar
como corrientes y cuales como no corrientes.
El disponible por sobradas razones es un activo corriente puesto que ya
es efectivo.
Las inversiones, según su objetivo o plazo, pueden ser activos
corrientes o no corrientes. Por costumbre, se suelen calificar las
inversiones como activo corriente, pero esto no sierre es así, puesto que
aquellas inversiones permanentes, son indiscutiblemente no corrientes.
Las cuentas por cobrar por lo general son activos corrientes. Muy pocas
empresas, por ejemplo dan créditos superiores a un año. Aunque
pueden existir algunas cuentas por cobrar a más de un año, las cuentas
por cobrar son básicamente activos corrientes.
Los inventarios son activos corrientes puesto que su objetivo es
precisamente ser enajenados dentro del giro ordinario de la empresa.
Los activos fijos o lo que conocemos también como propiedad, planta y
equipo, son siempre activos no corrientes, puesto que están destinados
para ser utilizados por la empresa y no para ser vendidos.
Los activos intangibles, son generalmente no corrientes, puesto que por
su naturaleza no están destinados para la venta.
Los activos diferidos, que son gastos pagados por anticipado y cargos
diferidos, por ser un gasto o una erogación ya ocurrida, no se puede
esperar obtener efectivo de ellos en ningún tiempo, por lo que no se
podrían clasificar como activo corriente, aún en los casos en que se trate
de activos amortizables en un corto tiempo.
Los “otros activos” son activos no corrientes, puesto que corresponde
activos que no forman parte o no tienen relación alguna con el objeto de
la empresa, por tanto se deben clasificar como no corrientes.
Las valorizaciones corresponden al mayor valor comercial de los activos
fijos e inversiones, por tanto, las valorizaciones correspondientes a los
activos fijos son activos no corrientes, y las valorizaciones de las
inversiones permanentes serán también activos no corrientes.
En el caso de las valorizaciones de las inversiones temporales, se
podrían clasificar como corrientes, aunque sería poco usual.

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