Está en la página 1de 18

Turismo Rural Comunitario, Género y Desarrollo en Perú.

La participación de las mujeres

Dra. Beatriz Pérez Galán

Universidad Nacional de Educación a Distancia, España.

Dpto. de Antropología Social y Cultural

beatrizp@fsof.uned.es

Palabras clave: Desarrollo / Genero / Turismo Rural/ Perú

Planteamiento y objetivos

Si bien desde los años noventa distintos países de América Latina se han ido

dotando de una incipiente institucionalidad y un marco legal para abordar la equidad

de género en la agenda del desarrollo, distintos autores señalan la falta de articulación

entre las distintas políticas sectoriales y las dirigidas a las mujeres, a menudo

marcadas por un enfoque asistencialista. Este enfoque viene determinado tanto por las

distintas concepciones del papel social de las mujeres, como por las estrategias y

políticas de desarrollo vigente (Anderson, 2011; Murguialday, 2012, Pérez, 2012a).

A fines de esa misma década y frente al abandono definitivo del Estado como

garante de políticas agrarias y la reconversión del modelo productivo rural-sectorial

(basado en la agricultura y la ganadería) hacia otro de carácter territorial que

promueve la terciarización de las economías campesinas, se constata una

transformación en las estrategias utilizadas por los organismos internacionales de

desarrollo para lograr la reducción de la pobreza en América Latina (Schejtman y

Berdegué, 2003, Asensio H. y Pérez, 2012b). Este giro consiste en la utilización de

ciertos tipos de turismo “responsable”, “alternativo” y/o “sostenible” como recursos

para la inclusión social, el crecimiento económico y la equidad de género1. Estas

1En la Declaración de Ciudad del Cabo sobre “Turismo responsable en los lugares de destino” (Sudáfrica,
2002), se recogen los principios y los objetivos de este nuevo tipo de viajes. Su idea central es el
compromiso de respetar los lugares que visitan los turistas y la importancia de poner en primer lugar los
intereses de sus comunidades, así como su entorno natural y cultural. El turismo responsable implica

1
nuevas formas entre las que se incluye el Turismo Rural Comunitario (en adelante

TRC), a menudo definido de forma imprecisa2, son ensalzadas en la literatura por la

valorización del patrimonio cultural, la preservación del medioambiente (WWF, 2001;

Maldonado, 2006; OMT, 2004, 2006, 2010a), y su contribución a la equidad de género

y al empoderamiento de las mujeres (Kinnaird y Hall, 1994; Ferguson, 2010).

Entre las múltiples ventajas que, sobre el papel, comporta el turismo para las

mujeres se cuentan las siguientes:

x Facilitan la incorporación al mercado de trabajo local, ya sea como

empresarias -creando y gestionado sus propios negocios- o como

trabajadoras por cuenta ajena (Villarino y Cánoves, 2000).

x Aumentan el grado de autonomía financiera y de participación en la

esfera pública (Garcia y Ferré, 2000; Zorn, Farthing y Healy, 2007)

x Mejoran la valoración del trabajo femenino, contribuyendo a otorgar

poder a la mujer dentro de la familia, elevar su autoestima y el sentido

de la ciudadanía (Fuller 2010, Asensio, Zárate y Durand, 2013).

Estudios recientes formulados desde una perspectiva crítica tratan de matizar

la euforia que concitan estas nuevas formas de turismo, centrándose en el tipo de

empleos que las mujeres desempeñan en el sector turístico y como las desigualdades

favorecen una oferta de trabajadoras receptoras de bajos salarios, alta “flexibilidad” y

precariedad laboral (Sparrer, 2003; Ferguson, 2010; Baab, 2012) . El Informe Global

sobre Mujeres y Turismo (ONU-OMT, 2010b) concluye que buena parte del trabajo

femenino se concentra en actividades estacionales, a tiempo parcial y mal

remuneradas, donde los negocios dirigidos y participados por mujeres son más

pequeños, generan menos empleos, usan más trabajo familiar no pagado y se

responsabilizarse individual y colectivamente de una triple sostenibilidad: económica, social y


medioambiental [http://www.icrtourism.org/Capetown.shtml]
2 El TRC es definido como “una forma de organización empresarial sustentada en la propiedad y
autogestión de los recursos patrimoniales de la comunidad, con arreglo a prácticas democráticas y
solidarias en el trabajo y en la distribución de los beneficios para el bienestar de sus miembros”. Como tal,
busca la planificación, la sostenibilidad y la inclusión de la población (XXX)

2
concentran en un abanico de sectores tradicionalmente feminizados (servicios de

alimentación, alojamiento, elaboración de textiles y otras artesanías,..). Además tienen

un menor nivel de ventas, reciben menos créditos y están con mayor frecuencia

situados en el propio domicilio, con menor probabilidad de convertirse en empresas

mayores que los negocios creados por varones.

Con el objetivo de contribuir al debate sobre el potencial del Turismo Rural

Comunitario (TRC) como estrategia para mejorar la equidad de género y el

empoderamiento de las mujeres indígenas en América Latina, en esta comunicación

presentamos algunos resultados de una investigación etnográfica realizada en cuatro

asociaciones locales de población quechua de los Dptos. de Cusco y Puno (Perú) que,

siguiendo el ejemplo de otros grupos indígenas en toda América Latina, se constituyen

en una red de TRC para ofertar productos y servicios en sus comunidades con el

apoyo de la cooperación financiera nacional e internacional (Pérez, 2008 y 2012).

Desde una perspectiva de género, estas iniciativas proporcionan una arena en la que

analizar cuál es el rol de estos nuevos tipos de turismo rural y cómo influyen en el

desarrollo de las mujeres rurales e indígenas que participan en estos proyectos: qué

motivos les llevan a participar y que trabajos desempeñan, qué formación reciben, qué

jornadas laborales tienen y hasta qué punto esa participación contribuye a cuestionar

los roles tradicionalmente asignados a las mujeres y a mejorar de sus condiciones de

vida.

Metodología

El trabajo de campo etnográfico en el que se basa esta investigación se desarrolló

en dos momentos distintos3:

Una primera fase entre Abril y mayo de 2007 que transcurrió principalmente en las

ciudades de Lima y Cusco con el objetivo de seleccionar la muestra y definir las

3Esta investigación fue financiada mediante una ayuda del Plan Propio de investigación de la Universidad
de Granada y a través de una beca de movilidad para profesorado del Programa José Castillejo del
Ministerio de Educación (España).

3
preguntas de investigación. Haciendo uso de las técnicas asociadas a la metodología

etnográfica, se elaboraron guías de entrevistas y se realizaron entrevistas en

profundidad semi-estructuradas dirigidas principalmente a los técnicos y responsables

de proyectos TRC4 (13 entrevistas a representantes de instituciones privadas y 19 a

representantes de instituciones públicas), al tiempo que se recopiló toda la

documentación actualizada disponible. Esta información fue procesada y contrastada

con la obtenida en varias observaciones participantes realizadas en varios talleres de

capacitación para prestatarios locales de TRC, así como en visitas a distintas

comunidades con iniciativas de TRC en los Dptos. de Cusco y Puno respectivamente.

Una segunda fase entre noviembre de 2009 y enero de 2010, en la que se realizó

la fase de trabajo de campo en las comunidades participantes en esta red. Durante

ese tiempo se entrevistaron un total de 64 personas, la mayoría (38) mujeres

campesinas e indígenas que se desempeñan como mano de obra al servicio de

empresas de turismo5.

El perfil sociodemográfico medio de estas mujeres (el grupo más numeroso de la

muestra) corresponde con el de mujeres jóvenes (entre 22 y 45 años de edad), con un

bajo índice de escolaridad (especialmente en el caso de las mayores que no han

completado sus estudios de primaria), y con hijos a su cargo (entre 2 y 5). En cuanto a

las roles desempeñados en el ámbito productivo-reproductivo, estas mujeres son al

mismo tiempo madres, amas de casa, comerciantes, ganaderas, agriculturas y

desempeñan diferentes cargos a nivel comunal (como tesoreras, presidentas de

distintos comités o asociaciones de sus comunidades). En los últimos años, con la

diversificación de actividades hacia el turismo rural, además son tejedoras, artesanas,

cocineras, camareras y, en menor medida, gestoras del negocio turístico.

4 De las cuales se realizaron 13 entrevistas a representantes de instituciones privadas y 19 a


representantes de instituciones públicas.
5 Además hay 9 varones que se desempeñan como porteadores de rutas turísticas y arrieros, 6 micro-

empresarios prestatarios del servicio –4 varones y 2 mujeres-, 4 responsables de agencias de turismo


implicadas –todos varones-, 3 agentes de desarrollo local a nivel municipal –todos varones- y 4 técnicos
en turismo -1 mujer y 3 varones-.

4
Mujeres y Proyectos TRC en Perú

Entre 2002 y 2007 los servicios de alojamiento, alimentación y transporte

vinculados al turismo receptivo crecieron en el Perú de forma sostenida a un ritmo

anual del 13% representando el 4,54 del PIB, el tercer lugar en la generación de

ingresos por divisas superando a las exportaciones de textiles y a las pesqueras. El

incremento de un 82% registrado en la llegada de turistas en esos años consolidaron a

este sector como uno de los más importantes de la economía nacional peruana

(MINCETUR, 2008; Fuller, 2009).

El antecedente de las iniciativas actuales de TRC en el Perú es el “Programa

Integrado de Apoyo al Desarrollo del Sector Turismo en Perú”, (UE-Promperú),

cofinanciado en 1996 por la Unión Europea y la Comisión de Promoción del Perú. Este

programa perseguía fomentar “desde dentro” los atractivos culturales tangibles e

intangibles del país incorporando por primera vez en el Perú criterios como el

fortalecimiento de la identidad cultural, el respeto al medio ambiente y la intervención

activa de las comunidades locales, en especial de las mujeres (Promperú, 2001). Al

término del programa en 1999 y agotados los recursos disponibles, la continuidad de

estos proyectos quedó en gran medida en manos del sector privado, consolidando una

tendencia que continua hasta la actualidad. De hecho, los proyectos TRC que han

proliferado en los últimos quince años en el Perú corresponden en su gran mayoría a

iniciativas privadas o con una fuerte participación de empresas de turismo (agencias

de viaje y otros operadores turísticos) en calidad de socios-comercializadores, y a

Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo. A menudo, sin articulación entre

ellas, con criterios dispares y en ocasiones contrapuestos. A comienzos de 2010

especialistas del sector elevaban a 120 el número de iniciativas de turismo con

participación comunitaria con un cierto grado de institucionalización. Estas iniciativas

se encuentran distribuidas entre los cuatro departamentos que registran los mayores

flujos turísticos del país: Puno (Lago Titicaca), Cusco (Machu Picchu y Parque

5
Nacional del Manu) Ancash (Cordillera Blanca), y en menor medida Amazonas y

Loreto (comunidades nativas de la selva). De ellos, Cusco es el que cuenta con el

mayor volumen de asociaciones indígenas de TRC, aproximadamente un tercio del

total (MINCETUR, 2005, 2007 y 2009).

Replicando lo sucedido con otros grupos indígenas y campesinos de América

Latina que han consolidado iniciativas de Turismo Rural basadas en la participación

local, en 2006 bajo el auspicio del gobierno peruano (FONCODES) y del Fondo

Internacional de Desarrollo Agrícola de Naciones Unidas (FIDA), el Proyecto de

Desarrollo “Corredor Puno Cusco”6 promueve en las comunidades de su área de

influencia la formación de la red de TRC “Pachaq Paqareq”, la primera del Perú. En

línea con su cartera de proyectos, el objetivo perseguido consistía en formar y

fortalecer planes de negocios propuestos por distintas asociaciones indígenas con

experiencia previa en el sector.

Las actividades desplegadas por el proyecto en materia de TRC consistieron

en el apoyo económico -mediante la concesión competitiva de créditos no

reembolsables- destinado a la contratación de asistencia técnica de profesionales del

sector turístico con el fin de capacitar a los pobladores locales en un conjunto amplio

de servicios como: cocina, guiado, atención al público, higiene, pasantías a otras

comunidades con negocios similares y mejoramiento de las viviendas. Para

beneficiarse de asistencia técnica para la prestación de servicios el proyecto prescribía

la necesidad de formalizar los documentos de los integrantes de las asociaciones y su

inscripción en registros públicos, abrir cuentas bancarias y el arreglo y

acondicionamiento de las viviendas para alojar a los turistas.

6 Este proyecto es una iniciativa promovida por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de Naciones
Unidas (FIDA) y del Fondo Nacional de Cooperación para el Desarrollo Social (FONCODES). Este
proyecto operó desde Octubre de 2000 a Diciembre de 2008 en 167 municipios distritales de los
departamentos de Cusco, Puno y Apurímac, un área caracterizada por su alta concentración de
comunidades campesinas-indígenas. El costo total del proyecto fue de 30.9 millones USD financiados por
un préstamo del FIDA (61.2% del total), una contribución del gobierno peruano (15.9%) y un aporte de los
beneficiarios (22.9%). En 2007 el proyecto fue transferido al Ministerio de Agricultura Peruano (Agrorural)
[Análisis de resultados de encuestas por ejes de evaluación. Sistema de seguimiento y evaluación Ex post
U.O Corredor Puno Cusco-Agrorural, 2009].

6
El producto ofertado por las asociaciones locales consiste generalmente en un

combinado de uno o dos días que incluye servicios de alojamiento y alimentación (en

casas de las familias, en lodges o albergues de alta montaña y en campamentos),

rutas a caballo, en bote o a pie y performances culturales o demostraciones en vivo de

danzas, elaboración de artesanías y tejidos y pagos a la Pachamama). Las mujeres

indígenas, reconocidas en el discurso del desarrollo como activas “conservadoras de

la cultura y de la tradición” (Baab, 2012), desempeñaron un activo rol en estas

actividades.

A pesar de la incipiente arquitectura institucional de género impulsada desde


7
mediados de la década de los 90 por el gobierno peruano hasta la actualidad y del

despliegue de distintos proyectos de desarrollo rural que promueven servicios

financieros relacionados con ahorro y seguros para familias, ni el proyecto Corredor ni

otros que cuentan con participación del gobierno peruano (programas Sierra Sur,

Sierra Norte, Marenass, Pronamachs, entre otros) plantearon explícitamente el

enfoque de género en sus programas8. La red Pachaq Paqareq no fue una excepción.

En la práctica, sin embargo, resultó que buena parte de las actividades realizadas en

materia de TRC fueron mayoritariamente participadas por y dirigidas a mujeres que se

convirtieron en las principales beneficiarias del proyecto: bien como iniciadoras de la

actividad y, sobre todo, como las que la llevan a cabo en su quehacer diario.

La vinculación de los negocios de turismo rural con las mujeres –planificada o

no-, constatada en otros ámbitos geográficos (Villarino y Cánoves, 2000; Caballé,

7 En 1996 Alberto Fujimori crea el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Humano que privilegia los programas
de asistencia directa en el marco de la familia y/o las organizaciones de mujeres. EN 2002 éste se
convierte en MIMDES y asume varios programas del desaparecido Ministerio de la Presidencia
(FONCODES). En materia de Políticas Sociales de lucha contra la pobreza de carácter asistencialista
destacamos el Programa “Juntos” (2005---) cuyos beneficiarios son hogares en situación de
vulnerabilidad, exclusión o pobreza con menores de 14 años o mujeres gestantes. En 2011 se crea el
Ministerio de Inclusión y Desarrollo (MIDIS) y en 2012 pasa a denominarse Ministerio de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables (MIMP).
8 Desde 2012 se registra un esfuerzo en varias instituciones de desarrollo de Naciones Unidas (CEPAL,
FAO, FIDA) por promover diagnósticos y consultorías que evalúen y promueven el enfoque de desarrollo
territorial y el de género en las políticas de desarrollo rural en América Latina. Al respecto consultar entre
otros: Programa Nuevas Trenzas, 2012; VV. AA., 2012; Asensio et al., 2013 y VV.AA., 2013.

7
2000; Sparrer, 2003; Fuller, 2010; Baab, 2012) en este caso está relacionada tanto

con las características particulares de la actividad como con las ideologías de género

sobre el papel socioeconómico de las mujeres en estas comunidades. Se trata de

negocios productivos ubicados en el entorno doméstico, cuyas tareas principales

suponen una “ampliación” de las relacionadas con el cuidado familiar (cocinar, lavar,

limpiar y atender a los huéspedes). Estas tareas aportan un ingreso económico de

carácter estacional que es considerado “complementario” a la economía familiar, lo

que -en teoría- les permite continuar con las ocupaciones del ámbito reproductivo y

productivo. Además, es frecuente encontrar a estas mujeres participando en

asociaciones de la comunidad, comités de salud, de alimentación, de la escuela y

simultáneamente ejerciendo un cargo de responsabilidad en las juntas directivas de

las asociaciones de artesanos y de TRC creadas en la comunidad con el fin de

gestionar esa actividad. Como constatan distintos autores (Anderson, 2011: 46-47;

VVAA., 2013: 37) se trata de espacios de la política local comunitaria e “informal”, en

gran medida inducidos por ONG’s, gobiernos y empresas que las individualiza como

madres y amas de casas, no como mujeres para acceder a cargos de poder en los

gobiernos locales.

Asimismo es necesario mencionar que la división de trabajos por géneros en

estas iniciativas no solo está relacionada con el ámbito doméstico o público en el que

se desempeñan las actividades rurales, sino también con las propias instituciones de

desarrollo y las empresas de turismo que determinan a quienes van dirigidas los

talleres formativos y las capacitaciones. En gran medida, esta posición se alimenta de

los estereotipos construidos sobre las mujeres en el ámbito del desarrollo: ellas son

consideradas “más ahorradoras” que sus esposos, “más trabajadoras”. El costo que

puede suponer para las mujeres esta sobrecarga de trabajo sin incidir sobre la

desigualdad de género a nivel doméstico es patente, como veremos a continuación, en

varios casos de la red.

8
Las asociaciones de la red Pachaq Paqareq: estudio de caso

Si bien el número de asociaciones integrantes de esta red ha variado desde


sus inicios, las cuatro que se mantienen estables en la actualidad son las siguientes:

1.- Asociación de Jóvenes por el desarrollo de Cachiccata: ubicada en la

comunidad de Cachiccata, (Ollantaytambo), en pleno corazón del “Valle Sagrado de

los Incas”. La comunidad cuenta con un total de 170 personas. La asociación de

turismo se constituye en 2004 por 18 jóvenes (entre 18 y 25 años), todos varones, de

los cuales 9 continúan en la actualidad. Varios de ellos han estudiado o estudian

turismo en la ciudad de Cusco donde residen y algunos trabajan simultáneamente en

agencias de viaje de esta misma ciudad. Con ayuda de la cooperación suiza (Swiss

Contact) y un fondo japonés (JICA) en 2003 construyen un camping para dar servicio

de alojamiento a los turistas de trekking en un terreno de la comunidad adquirido por la

asociación para ese fin. La ruta que atraviesa la comunidad, de camino a Machu-

Picchu, es explotada por una empresa de turismo desde el año 2000 en asociación

con otras tres familias locales. En la actualidad, la extensión de la actividad turística en

la comunidad ha hecho que la mayor parte de los varones jóvenes de la comunidad

que no participan de esta asociación haya conseguido sin embargo completar ingresos

empleándose como arrieros y porteadores al servicio de otras empresas de turismo

que han ingresado en la zona. Por su parte, las mujeres de la comunidad (esposas,

madres, hermanas o hijas de los anteriores), no participan directamente en la actividad

turística, ni como proveedoras de servicios en el camping ni como asalariadas de

alguna agencia, pero si experimentan los efectos esta actividad. Las largas y

estacionales ausencias de sus parejas intensifica el trabajo de las actividades

productivas (agricultura, ganadería básicamente) que deben asumir prácticamente en

soledad y que se suman al cuidado de la casa, los hijos, etc. Este aumento de la carga

de trabajo ha generado en apenas cinco años de actividad un aumento de la violencia

9
intrafamiliar, abandonos de hogar de los esposos y un notable aumento del consumo

de alcohol en el caso de las mujeres.

2. - Asociación de Servicios Múltiples de Patabamba: la comunidad de

Patabamba se ubica en el distrito de Coya en el mismo valle que la anterior, a una

hora y media de la ciudad de Cuzco y cuenta con 737 personas censadas. La

asociación de TRC se constituye en 2002 con 20 miembros que se corresponden

prácticamente con los integrantes de tres familias son las que ofrecen servicios de

alojamiento y alimentación en sus casas. El resto participa como mano de obra en una

oferta diversificada de excursiones, demostraciones en vivo de elaboración de tejidos,

danzas, arrieros de caballos y llamas que componen el paquete TRC. La división

sexual del trabajo en el sector del turismo es muy marcada en esta comunidad. En

parte como resultado de la fuerte presencia de una asociación “sin fines de lucro”

exportadora de textiles tradicionales andinos a nivel nacional e internacional con sede

en la ciudad de Cuzco9 , en la que participan 32 mujeres (adultas, jóvenes y niñas) de

la comunidad de Patabamba. La gerente, una mujer de ascendencia indígena de la

zona con contactos internacionales y formada en turismo, suministra la materia prima

para la elaboración de los tejidos, fija modelos, precios y fechas de entrega y escoge y

capacita a las indígenas que se convierten en socias del centro. Para cumplir con los

compromisos y evitar la expulsión de la asociación con penalización para el resto de

socias, las mujeres de Patabamba trabajan entre 15 a 18 horas diarias. A esta jornada

laboral se suma la obligación de asistir varias semanas al año a la tienda-museo que

posee el centro en la ciudad de Cuzco para hacer demostraciones en vivo a los

turistas. El Centro prohíbe a sus socias pertenecer a ninguna otra asociación en la

comunidad, comercializar los tejidos a través de cualquier otro comprador, dejarse

fotografiar o conversar con personas ajenas a la comunidad, enseñar las técnicas de

trabajo a otras mujeres o subcontratar parte del trabajo. Mientras están tejiendo, ya

9
Fundada en 1996, el Centro de Textiles Tradicionales del Cusco, (CTTC) agrupa a unas 600 tejedores
indígenas, en su mayoría mujeres, distribuidas en nueve comunidades campesinas de la región.

10
sea en el local de la comunidad o en el de la ciudad, deben vestir el traje “típico”. Las

condiciones de explotación y la intensa jornada laboral que requiere esta actividad no

merman sin embargo el trabajo que realizan en el ámbito doméstico-reproductivo, así

como tampoco su consideración social. Su aportación económica, a veces la única de

toda la familia, es minusvalorada e invisibilizada.

En esta comunidad, además de las tres familias que copan el servicio de

alojamiento y manutención, un pequeño grupo de varones de la comunidad se

desempeñan, al igual que en el caso anterior, como porteadores, arrieros o intérpretes

medioambientales y culturales en las rutas turísticas habilitadas en el territorio

comunal.

3.- Asociación de Turismo vivencial de Raqchi Raíces Inkas: constituida en la

comunidad de Raqchi, San Pedro (Sicuani). Esta comunidad cuenta con 304 personas

censadas y está situada a pie de carretera a 120 km. de la ciudad del Cuzco en

dirección al Lago Titicaca, otro de los circuitos más turísticos de la región. La

asociación se constituyó en 2006 a partir de la iniciativa de cuatro familias que habían

participado en un plan de negocios del Proyecto Corredor. En 2010 la asociación tenía

registradas 11 personas en su mayoría mujeres (8) varias de ellas con experiencias

migratorias a la ciudad de Sicuani, Lima, Cusco y Arequipa para trabajar como

empleadas domésticas o comerciantes. Estas mujeres, las más activas en esta

asociación, ofrecen servicio de alojamiento y manutención en sus casas, previo

acondicionamiento de las mismas para recibir a los turistas. El arreglo de las viviendas

y la compra de muebles (camas, mesas) y útiles (cubiertos, platos, sábanas) es

considerado por varias mujeres de esta asociación como una inversión para la familia,

al margen del negocio turístico en su deseo de emular el estilo de vida citadino.

Por su parte, los varones participante de la asociación se encargan de realizar

las excursiones para los turistas a un volcán cercano y visitas guiadas a uno de los

complejos arqueológicos incas mejor conservados que alberga la comunidad, el

Templo de Viracocha. Estos servicios se complementan con la presencia permanente

11
de un mercado de artesanías a la entrada del recinto arqueológico en el que

comercializan sus productos artesanales -principalmente cerámica- otras familias de la

comunidad. Su ubicación privilegiada con un reclamo arqueológico importante en el

conjunto de la región y el mayor nivel de formación de las generaciones de jóvenes

comuneros (hijos e hijas de las socias de la red) han resultado factores decisivos en la

mayor capacidad de negociación de la asociación con varias agencias de viaje para

mantener un mayor grado de autonomía en la gestión de precios de los servicios que

ofrecen. De igual modo, esta asociación ha sido la más favorecida por el proyecto

Corredor consiguiendo la construcción de baños públicos, de un taller artesanal (en

desuso en 2010) y de talleres de capacitación en higiene, cocina, recuperación del

traje “típico” y de “reafirmación cultural” en los que las socias han participado de forma

muy activa, convirtiéndose en icono regional y nacional de turismo sostenible y de

puesta en valor de las tradiciones culturales andinas.

4. - Empresa de Turismo Vivencial Uros Kantati: ubicada en la comunidad de

Uros en el Lago Titicaca, Puno. El sector lago de está formado por 58 islas en las que

viven aproximadamente 315 familias. En la isla de Kantati 2 de ellas se dedican al

turismo vivencial a través de una empresa familiar, la única de la red constituida como

tal. Esta empresa ofrece servicios de alojamiento en cabañas de totora (un total de 20

camas), manutención y guiado, además de paseos en bote y venta de artesanías. La

empresa mantiene acuerdos comerciales con varias agencias de viaje a través de su

fundadora y única gestora del negocio en esta red. Se trata de una mujer que cuenta

una trayectoria excepcional de 20 años como líder indígena frecuentemente invitada a

foros nacionales e internacionales. Toda la familia participa activamente del negocio

incluídos los hijos que cuentan con formación universitaria en turismo por lo que, a

diferencia de las otras asociaciones, no precisan de intermediarios para comercializar

su producto. Esta iniciativa, a través de su fundadora, ha recibido diversas menciones

y premios en los últimos años.

12
Conclusiones

El análisis de las iniciativas que componen la red Pacha Paqareq pone de

manifiesto algunas cuestiones para el debate sobre el rol que desempeña el TRC

como herramienta para la equidad de género.

1.- En todos los casos se constata una incorporación masiva de las mujeres

frente a los varones en los emprendimientos de TRC surgidos en la última década en

esta región peruana. Si bien el papel que desempeñan, excepto en un caso, no es de

gestoras del negocio TRC sino mano de obra no calificada bien al servicio de

empresas de turismo que se encargan de la comercialización del producto.

2.- En estas experiencias el TRC ha significado una mayor diversificación de

las fuentes de ingresos de las familias y un incremento de los mismos, si bien el

trabajo que desempeñan las mujeres prestatarias del servicio de alojamiento y

alimentación es percibido tanto en el núcleo familiar como en la comunidad como una

extensión que refuerza sus roles tradicionales como cuidadoras y, en esa medida,

infravalorado.

3.- Asimismo la apertura de cuentas bancarias y la obtención de DNI y la

recopilación e inscripción en registros públicos de la propiedad de algunos de sus

productos, requisito de éste y otros Proyectos para obtener las ayudas, ha supuesto

para muchas de las mujeres que participan un aumento de la seguridad y la

autoestima, tal y como es referido en las entrevistas.

4.- Los talleres de formación impartidos por técnicos citadinos financiados por

el Proyecto, han supuesto un desarrollo de las capacidades de la población local –

tanto de varones como de mujeres- en prestación de servicios hosteleros turísticos.

Por otro lado, la propia perspectiva androcéntrica presente en la planificación ha

contribuido a asignar a los varones el papel público de intermediarios frente a los

turistas, mediante su capacitación como intérpretes medioambientales y culturales,

frente a la formación recibida por las mujeres en elaboración de tejidos tradicionales,

cocina, higiene y house keeping, similar a lo detectado en otras experiencias de TRC

13
(Babb, 2012). Esta calificación de mano de obra no permite acceder a las mujeres a

otras ocupaciones mejor remuneradas o no tradicionalmente femeninas.

5.- Excepto en un caso, las mujeres participantes de esta red de TRC no tienen

ningún control efectivo sobre el producto ofertado, ni sobre el proceso de trabajo ni

sobre su comercialización, generalmente en manos de tour operadores, empresas

exportadoras disfrazadas de asociaciones sin fines de lucro o de cooperativas que

imponen condiciones y reglas del juego en condiciones de explotación.

6.- La sobrecarga de trabajo que suponen estas iniciativas en las mujeres, a

veces con jornadas de 15 a 18 horas diarias que se suman a sus tareas productivas-

reproductivas por un lado, y la fuerte división sexual del trabajo en este sector

traducida en largas ausencias de los varones para emplearse como porteadores de las

rutas turísticas ha supuesto, al menos un caso de la red, en un aumento notable de la

violencia intrafamiliar, el consumo de alcohol en las mujeres y el abandono de hogar.

El hecho de no contar con un enfoque de género desde la etapa de formulación de

estas iniciativas se traduce en vacíos importantes en temas como la participación en

los procesos colectivos de toma de decisiones y otros que impiden que las mujeres

rurales puedan desarrollar sus propias estrategias de vida en igualdad (Asensio et al.,

2013:9).

Teniendo en cuenta el sucinto panorama expuesto sobre las iniciativas que

conforman la red Pachaq Paqareq se puede concluir que la incorporación del enfoque

de género en las políticas de turismo debe promover no solo una mayor participación

en los procesos productivos sino un acceso equitativo de mujeres y hombres a la

propiedad, al conocimiento, la tecnología, la información y también a los mercados. La

apertura de nuevas oportunidades laborales o ingreso monetarios para las mujeres no

se traduce mecánicamente en una mayor valoración y respeto en el seno de la familia

y la comunidad. Es necesario trascender el objetivo primordial del modelo de

desarrollo dominante centrado en lograr un aumento de los ingresos por medio de

micro-proyectos productivos que vinculan a las mujeres con el mercado e incorporar el

14
análisis de las relaciones de poder que condicionan en gran medida estas iniciativas,

identificando los diversos mecanismos socioculturales, políticos e institucionales que

sostienen las inequidades de género y limitan el acceso de las mujeres a los recursos

y espacios de toma de decisiones para revertirlos.

Bibliografía

ANDERSON Jeanine, 2011 “Políticas Públicas y Mujeres en el Perú” en: Mujer Rural:

Cambios y Persistencias en América Latina (Ruiz Bravo y Castro Bernardini, R.),

CEPES, Lima.

ASENSIO, Raúl H. P. ZARATE Y A. DURAND (2013) Políticas y experiencias

relevantes para el empoderamiento de las mujeres rurales en Perú. Un análisis desde

el enfoque territorial. RIMISP: Santiago de Chile.

BABB, Florence E., 2012 “Theorizing Gender, Race and Cultural Tourism en LA. A

view from Perú and Mexico”, Latin American Perspectives, 187 Vol.39 (6): 36-50.

CABALLÉ, Alba, 2000 “Implicaciones de género en el desarrollo de la oferta de

agroturismo en Navarra y Asturias” en: El nuevo papel de las mujeres en el desarrollo

rural, García, R. y Ferré, B., (eds.) Oikos Tau: 153-169.

FERGUSON, Lucy. 2010 “Turismo, igualdad de género y empoderamiento de las

mujeres en Centroamérica” Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, nº

111: 123-133.

FULLER, Norma

2009 Turismo y Cultura. Entre el entusiasmo y el recelo. Lima: Pontificia Universidad

Católica del Perú.

2010 “Turismo, género y economía doméstica. El caso de un distrito rural en el Perú

En: Pasos Revista de Turismo y Patrimonio Cultural Vol. 8 Nº 2 pp. 293-304.

15
GARCÍA, Ramón y B. FERRÉ (eds.) 2000 El nuevo papel de las mujeres en el

desarrollo rural. Barcelona: Oikos Tau.

HALL, Derek y KINNAIRD, Vivian (ed.) 1994 Tourism : a gender analysis, New York :

Wiley.

MALDONADO, Carlos 2006 Turismo y Comunidades indígenas: Impactos, pautas para

autoevaluación y códigos de conducta, SEED: Documento de trabajo 79, Ginebra:

Oficina Internacional del Trabajo (OIT).

MINCETUR (Ministerio de Comercio Exterior y Turismo)

2005 Plan Estratégico Nacional de Turismo (PENTUR) 2005-2015, Lima: Dirección

Nacional de Desarrollo Turístico y Dirección de Desarrollo del Producto Turístico.

2007 Lineamientos para el desarrollo del Turismo Rural Comunitario en el Perú, Lima.

2008 Plan Estratégico Nacional de Turismo (PENTUR), 2008-18. Síntesis para la

puesta en operación. Lima: Dirección Nacional de Desarrollo Turístico y Dirección de

Desarrollo del Producto Turístico.

2009 Programa Nacional de Turismo Rural Comunitario, 2009-10, Lima.

MURGUIALDAY, Clara 2012 “Miradas del desarrollo a las mujeres y a las relaciones

de género” en Antropología y desarrollo. Discurso, Prácticas y Actores, PEREZ, B.

(ed.), La Catarata: Madrid. pp. 285- 327.

OMT (ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL TURISMO)

2004 Turismo y Atenuación de la pobreza. Recomendaciones para la Acción, Madrid

2006 Reducción de la pobreza por medio del turismo. Una compilación de buenas

prácticas, Madrid.

16
2010a Manual sobre turismo y reducción de la pobreza: Medidas prácticas para

destinos, Madrid.

2010b Global Report on Women in Tourism, OMT- ONU.

PÉREZ GALÁN, Beatriz

2008 “El patrimonio inmaterial en proyectos de desarrollo territorial en comunidades

indígenas de los Andes Peruanos”, E- Revista de Patrimonio Histórico, 3: 1-26.

2012 “Retóricas de Turismo y desarrollo en los Andes. La red de Turismo Rural

Comunitario Pacha Paqareq, Perú” en: ¿El turismo es cosa de pobres? Patrimonio

Cultural, Pueblos Indígenas y Nuevas formas de turismo en América Latina, (Asensio

H., R. y B. Pérez Galán, eds.) Tenerife/ Lima: Pasos edita/ Instituto de Estudios

Peruanos.

PÉREZ GALÁN, Beatriz (ed.)

2012a Antropología y desarrollo. Discurso, prácticas y actores. Madrid: La Catarata.

2012b ¿El turismo es cosa de pobres? Patrimonio Cultural, Pueblos Indígenas y

Nuevas formas de turismo en América Latina (con Raúl Hernández Asensio) Tenerife/

Lima: Pasos edita/ Instituto de Estudios Peruanos.

PROMPERU 2001 Productos Turísticos Sostenibles. Experiencias en el Perú, Lima:

Promperú-Comisión de Promoción del Perú.

SCHEJTMAN, Alexander y J. A. BERDEGUÉ, 2003 Desarrollo Territorial Rural.

Borrador de Trabajo, Santiago de Chile: RIMISP.

SPARRER, Marion, 2003 “Género y turismo rural. El ejemplo de la costa coruñesa”

Cuadernos de turismo nº11: 181-197.

17
VILLARINO, Montserrat y G. CANOVES, 2000 “Turismo rural en Galicia. Sin mujeres

imposible” en: El nuevo papel de las mujeres en el desarrollo rural, García, R. y Ferré,

B., (eds.) Oikos Tau: 171-198.

VV.AA. 2012 Programa Nuevas Trenzas-Mujeres rurales jóvenes del siglo XXI, IEP,

FIDA y ONU-mujeres, RIMISP. Santiago de Chile.

VV.AA. 2013 Enfoque Territorial para el Empoderamiento de las mujeres rurales en

América Latina y el Caribe. Informe Final-Consultoria. 2013 ONU-Mujeres, CEPAL.

RIMISP, FAO.

WWF (World Wild Found International) , 2001 Directrices para el Desarrollo del turismo

comunitario, Londres.

ZORN, Elyane, L. FARTHING y K. HEALY 2007 “Desafíos de un turismo controlado

por la comunidad: el caso de la Isla Taquile, Perú” En: Ypeij, Annelou y Annelies

Zoomers, (eds.) La Ruta Andina. Turismo y desarrollo sostenible en Perú y Bolivia

(123-157), Quito; Lima; Cuzco; Amsterdam: Abya Yala; IEP; Centro Bartolomé de las

Casas, CEDLA. Ecuador: Abya-Yala.

18

También podría gustarte