El San Pedro (Echinopsis pachanoi) también conocido como “cacto de los
cuatro vientos”, achuma, gigantón, aguacolla y otros nombres de acuerdo a la región, es un cactus columnar de color verde azulado, de rápido crecimiento, que puede llegar a alcanzar los seis metros de altura, es utilizado por la medicina tradicional en diversas localidades andinas a través de una extensa región: desde el sur de Colombia hasta el norte de Chile y noroeste argentino, pasando por Ecuador, Perú y Bolivia; en la región norte de nuestro país ha sido utilizado en ceremonias de culturas pre hispánicas y preincaicas como Chavín, Nazca, Moche, Chimú, etc., y su uso data hasta nuestros días principalmente por Los chamanes que usan este cactus para elaborar un preparado que utilizan en sus sesiones de curación, o en rituales colectivos en los que participan varios miembros de la comunidad. Los chamanes actuales realizan la preparación de la achuma rebanando los tallos del cactus en su estado fresco e hirviéndolos por un periodo que puede variar entre 2 a 8 horas, dependiendo del grado de concentración de mescalina que se desea obtener, así como de la cantidad de personas que van a ingerir la bebida. Los rituales suelen realizarse de noche debido a que esta produce midriasis haciendo la visión incompatible con el resplandor del sol y muy adecuado para la noche. El principio activo de la planta es la mescalina, con una concentración alrededor de 1.2% del peso de la planta verde y 2% en la planta seca, una dosis activa de mescalina es de 300 mg aproximadamente, así, para tener un "buen efecto", es decir, alucinaciones o como se dijo en la década de 1960, una experiencia psicodélica, es necesario procesar 250 g de planta en estado crudo. Los efectos mentales producidos por este cactus son principalmente alteraciones en las percepciones, en la afectividad, y en el pensamiento y conciencia del yo. A pesar de que su consumo esta relacionado a una práctica de medicina tradicional, debe mencionarse también forma parte de un circuito reducido en el que su uso posee fines “recreativos” y “hedonistas”, en el cual jóvenes que no poseen acceso a drogas ilegales buscan el san pedro para experimentar sus efectos alucinógenos, siendo muchas veces el deleite de turistas extranjeros quienes realizan viajes y tours específicos para el consumo de esta sustancia.