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KENT NAGANO DIRIGE “LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA”

El pasado 8 de marzo a las 19:00h asistí al concierto que ofrecía la OBC (Orquesta sinfónica de
Barcelona y nacional de Cataluña) dentro del abono de temporada 2018/2019 bajo el título: Kent Nagano
dirige “La consagración de la primavera”. El programa ofrecía tres obras las cuales se dividían en dos
partes. En la primera parte pudimos disfrutar de “Jeux: poème dansé” del compositor francés Claude
Debussy y el “Concierto para piano y orquesta n. º5 en Fa mayor, op. 103” de otro compositor francés, en
este caso de Camile Saint-Saëns. En la segunda parte y como obra predominante, la famosa composición
de Igor Stravinsky, “La consagración de la primavera”.

Como es habitual en los conciertos de cualquier agrupación profesional, la entrada de los músicos
en el escenario se realiza de forma aleatoria y una vez están todos sentados y afinados, sale el director,
todos los componentes se ponen de píe y el maestro saluda al público. Esta situación resulta normal, sin
embargo, pienso que se debería seguir un orden de entrada y salida del escenario conforme a la
rigurosidad que se exige para llegar a esos puestos. En el tema de uniformidad los hombres llevan frac
con pajarita blanca y las mujeres de negro riguroso, aunque he de decir que en los conciertos posteriores
esta uniformidad va a cambiar a traje negro, camisa blanca y corbata azul.

Volviendo al tema estrictamente musical, el concierto nos ofrecía un programa muy variado pero
cohesionado musicalmente de forma magistral. Como detalle podemos decir que el poema de C.Debussy
y la Consagración de la primavera fueron estrenadas el mismo año, aunque en meses diferentes. El
concierto de piano fue estrenado unos años antes, por lo que podemos decir que esta música es
contemporánea entre sí. No obstante, se observa una evolución en cuanto al lenguaje de cada obra,
siendo la cúspide de esta evolución la obra culmen del concierto.

La orquesta como conjunto suena muy bien, aunque debemos destacar las carencias del
auditorio, donde según los asientos que tengas se oirá de forma muy diferente el concierto. En esta
ocasión, nos encontrábamos en unos de los laterales, justo al lado del escenario a la altura de la sección
de metales, por lo que el sonido del conjunto se distorsionaba en algunos tuttis. Esto produjo que en el
concierto para piano y orquesta el balance entre ambos no fuera el correcto, la orquesta en el tutti se
“comiese” al piano y era muy complicado seguir la línea melódica. En las otras obras el balance quedaba
mas disimulado dado que no había un solista individual, pero también era evidente, como pudimos ver
en la consagración de la primavera cuando el viento metal tocaba fuerte. Cabe recalcar la conexión entre
los primeros atriles de cada sección, así como con los compañeros de la misma, aunque esto era mas
evidente en la sección de viento que en las demás.

A nivel interpretativo, destacamos la gran actuación del pianista, enérgica, sutil y muy musical,
realizando una gran interpretación del concierto para piano y orquesta. Por otro lado, recalcar las partes
solistas que nos encontramos en “La consagración de la primavera”, donde los solistas fueron muy pulcros
en su interpretación. Un gran artífice de esto fue el director, perfectamente comunicado con la orquesta
y ayudando al transcurso de la música, para mi gusto, un gran director.

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