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¿Por qué la guerra

Una pregunta bastante difícil de responder por las muchas razones que se pueden tener para
comenzar una. Sin embargo Albert Einstein comienza a encontrar un porqué de los hechos,
la raíz de las guerras y empieza en su carta diciendo algo muy particular es que la guerra nos
debe competer a todos, haciendo entonces un nexo entre derecho y poder sustituyendo la
palabra poder por violencia para poder investigar y relacionarlos con el contexto en el cual
expone que la violencia la utilizan los hombres para someter a otros y esto no viene desde
los tiempos actuales su origen es desde las primeras hordas humanas estas sociedades
resolvían los conflictos por medio de la fuerza muscular luego fue sustituida por herramientas
o armas de combate; con esto la mente juega un papel fundamental en la que el más listo
sustituye al más hábil o al más fuerte pero el origen o raíz sigue siendo el mismo el que
pierda de los contendientes tendrá que ceder y deponer sus pretensiones. Un aspecto a
considerar es que en alguna ocasión el objetivo de matar se vea cambiado por algún hecho
pero siempre teniéndolo bajo control, he aquí que comienza el respeto por la vida del
enemigo. Entonces encontramos la situación originaria un imperio con un poder superior
pero con el paso del tiempo esta violencia se modificó en derecho por medio de un camino
en el que se unieron los de los más débiles bien dicen “la unión hace la fuerza” entonces la
unión crea un poder que constituye el derecho en oposición a la violencia única, aclarando
que la violencia sigue trabajando igual con los mismos fines pero la única diferencia es que
ya trabaja en violencia de una comunidad pero para que se cumpla el propósito se tendrá que
trabajar la parte psicológica del grupo los cuales aun derrotando al más fuerte luego se
dispersen y aparezca un nuevo oponente repitiéndose el mismo juego de nunca acabar es
decir “La comunidad [de Derecho] debe ser conservada de manera permanente, debe
organizarse, promulgar decretos, prevenir las sublevaciones temidas, establecer órganos
ejecutivos que velen por la observancia de aquellos -de las leyes- y tengan a su cargo la
ejecución de los actos de violencia legales, acordes al derecho, en una suerte de monopolio
oficial del uso de la fuerza.”
De este modo la violencia puede ser vencida por el derecho haciendo transferencia de poder
a grupo mayor que se mantiene unida por lazos afectivos entre sus miembros los cuales
pueden seguir funcionando de manera correcta si lo miembros del grupo no incluyen poderes
de desigualdad pero en realidad si se incluyen ya que aún existen hombres y mujeres que no
gozan de los mismos derechos y privilegios en diferentes culturas en las que las leyes son
hechas por los jefes que dominan a un grupo y benefician a los jefes dominantes. Entonces
en una civilización aún no se ha podido generar un grupo totalmente sin violencia ya que
priman las necesidades e intereses en común de un grupo dominante. Muchas guerras solo
han traído desgracia y miseria a sus pueblos por el contrario guerras como las francesas han
podido traer una unión temporal y pacifica pero no eterna por que las unidades creadas suelen
dividirse y fragmentarse justamente por la violencia ejercida por el poder central pero como
prevenir esas futuras guerras, una prevención segura de las guerras sólo es posible si los
hombres se ponen realmente de acuerdo en la institución de un poder central reconocido de
este modo y privativo de la violencia. Creando de este modo dos condiciones necesarias: la
primera es la creación de una instancia superior y segundo que pueda tener poder suficiente
consecución eficaz ya que una comunidad humana se mantiene unidad por la presión de la
violencia y los lazos afectivos y aun faltando alguno de los dos puede que se mantenga
unidad. Pero también se puede responder que es lo que motiva a los hombres a la guerra es
decir cuál es su pulsión entonces serán aquellos que los lleven a conservar y reunir y otros
que lleven a destruir y matar entonces se puede decir que Con el desarrollo de la herramienta
ocurre un vuelco en donde el poseedor de el “arma” y su destreza para emplearla, se vuelve
el método de dominación y soberanía por sobre los otros “el más hábil sustituye entonces al
más fuerte”, no obstante el propósito violento de anteponer un interés particular por sobre el
de otro no queda erradicado, solo zanjado a la experticia. Freud cree de manera firme que el
paso de la violencia al derecho ocurre en cuanto, la opresión ejercida por un individuo más
poderoso se ve antagonizada por la organización y unión de un grupo mayoritario de varios
más débiles, en la cual “el poder de estos unidos constituirá el derecho en oposición a la
violencia del único”. La comunidad entonces de derecho no está exenta de violencia, solo
legitimiza su actuar a través de los decretos y leyes, que permiten a el organismo monopolizar
el uso de la fuerza para la dominación y la anti-sublevación de futuras fuerzas únicas e
independientes, todo bajo el yugo de un acuerdo común fortalecido por los vínculos afectivos.
Esto en la teoría suena bastante alentador pero en la práctica dice Freud, la realidad resulta
una situación complicada ya que la comunidad será siempre afectada por la diferencia real,
traducida en desigualdad social jerárquica que busca respaldar la dialéctica entre el
dominador y el dominante, siendo este último el beneficiado constante, por su capacidad de
poder dictar las normas por las cuales se regirán y que como bien la historia describe siempre
tendera a patrocinar sus intereses. Así el dominado retomara su autoridad de mayoría y
desacuerdo, para generar nuevamente una revuelta que exija un correcto derecho que
defienda el interés de una igualdad, que logre acabar con la desigualdad y así restablecer
nuevamente la relación de poder. Esto generalmente no se logra sin la confrontación directa
entre las clases de dominación, resultando en conflictos tales como la guerra civil, volviendo
en si a una base violenta de acción.
Tenemos entonces un círculo vicioso en el cual la guerra tiene su apogeo al exteriorizar el
conflicto en las relaciones políticas y de poder entre los países. De este modo Freud realiza
una pequeña conclusión a partir de ejemplos tales como: El Imperio Romano que logró la
paz en el mediterráneo solo a través de su creciente expansión, o de los franceses en la
construcción de una Francia prospera y floreciente, pacíficamente unida. Acotando que por
paradójico que parezca, la guerra sea tal vez en algunos casos el mejor modo para llegar a la
tan anhelada paz eterna. Pero la guerra dice Freud, solo busca el beneficio personales de
quienes la alientan y son proporcionadas por la unión de sus participantes a la cual una vez
restablecido el propósito de la misma, pierde coherencia y cohesión que comparta una unión,
unión que originalmente fue forzada para el fin de la guerra, cayendo inevitablemente en la
división y fragmentación una vez terminado el conflicto.
Freud afirma llegar al mismo resultado que Einstein. Una prevención segura de las guerras
sólo es posible si los hombres “se ponen realmente de acuerdo” en la institución de un poder
central reconocido de este modo y privativo de la violencia.
A la pregunta de Einstein de si “¿Hay manera de liberar a los seres humanos de la
Fatalidad de la guerra? “responde Freud con una solución no completa “ya que puede
plantearse la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible que las masas se dejen enardecer hasta
llegar al delirio y la autodestrucción por medio de los recursos mencionados?”
Además, dicha pregunta y la argumentación que envía a su interlocutor muestran en el
físico una preocupación por el ser humano y su comportamiento, “su necesidad de
Destruir”. Es un planteamiento tan importante como la
Respuesta ya que contiene las dudas sobre el comportamiento del hombre que crean el
interés del médico en dar una respuesta pese a su sorpresa.
Elige a Freud en su condición de psiquiatra y para que haga pedagogía en lo referente
a como eliminar los obstáculos psicológicos para lograr la pacificación universal. La
propuesta es un canto a la bondad humana y al respeto a las leyes: que se cree una
Autoridad legislativa y judicial mundial para dirimir los conflictos y sus soluciones. En su
respuesta argumenta que la superación de la violencia se conseguirá si la comunidad
consigue “crear preceptos que prevengan las temidas insubordinaciones; debe designar
organismos que velen por el cumplimiento de los preceptos –leyes– y ha de tomar a su
cargo la ejecución de los actos de violencia que hayan sido legitimados”.
Aboga, si interpretamos la lectura, por una especie de Naciones Unidas (hoy) o
Sociedad de Naciones (ayer, y encargante del intercambio) pero que funcionen; es decir,
libres una y otra de los defectos conocidos y con poderes de Gobierno mundial; una
propuesta que sería tanto como convertir a los estados en ciudadanos de un orden mundial
Sujetos a los habituales poderes legislativo, ejecutivo y judicial, lo que los dejaría sin su
esencia y sin capacidad de ejercer la violencia legítima en favor de una autoridad
Supranacional universal.

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