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El sistema de calidad de una organización debe ponerse por escrito, de manera sistemática,

ordenada y comprensible en forma de políticas y procedimientos. No todo debe documentarse,


sólo aquellos procedimientos que influyan sobre la calidad del servicio.

Siempre que haya un nuevo proceso, o bien que se realice un cambio significativo en un proceso,
la organización debe preparar y conservar en documentos un plan para la calidad, es decir, un
"documento que señale los métodos específicos de calidad, los recursos y la secuencia de
actividades que correspondan a un determinado proyecto"

Experiencia, confianza, cuando la calidad del servicio es lo mas importante

Creación de modulos básicos con diferentes terapias incluidas donde se divide en partes
porcentuales el valor para presentar cuando se requiera detalle por terapia

Aumentar honorarios consulta medica, presupuestar sin renta, son los médicos los que tienen
mas chances de inclinar la decisión de internación

IMAGINEMOS QUE EXISTE UNA FRONTERA DE LA PRODUCTIVIDAD FORMADA POR LAS PRACTICAS
IDONEAS EMPLEADAS EN UN MOMENTO DETERMINADO.

Pensemos que es el máximo valor que una empresa que ofrece

un producto o servicio determinado puede crear a un coste dado, empleando

las mejores tecnologías, capacidades, técnicas de gestión y recursos

adquiridos. La frontera de la productividad puede aplicarse a actividades

individuales, a grupos de actividades conexas, como la tramitación de

pedidos y la producción, y al conjunto de actividades de la empresa. Cuando

una empresa mejora su eficacia operativa, se acerca a la frontera. Para lograr

esas mejoras se necesita una inversión de capital, un personal diferente o,

simplemente, una forma nueva de llevar la empresa. La frontera de la productividad se desplaza


constantemente hacia el

exterior con la aparición de nuevas tecnologías, nuevos sistemas de gestión y

nuevos medios. Los ordenadores portátiLos competidores pueden

imitar rápidamente técnicas de gestión, nuevas tecnologías, mejoras de la

productividad, mejoras de los factores y formas superiores de satisfacer las

necesidades de los clientes. Las soluciones más genéricas —las que pueden

emplearse en múltiples entornos— son las que más rápidamente se difunden.

Solo hay que observar la proliferación de técnicas de mejora de la eficacia

operativa, que se ha visto acelerada por el apoyo de los asesores.les, las comunicaciones móviles,
Internet y programas informáticos

La estrategia competitiva consiste en ser diferente. Significa elegir

deliberadamente un conjunto de actividades diferentes para prestar una

combinación única de valor.

En el momento de escribir estas líneas, hace unos 50 años que sur-


gieron las terapias cognitivas. Durante este tiempo la terapia cognitiva
ha demostrado su eficacia en diversos trastornos y para diversos enfo-
ques. Por ello hay varias cuestiones que podemos establecer en un pri-
mer momento:
1. La terapia cognitiva es muy eficaz para el tratamiento de la de-
presión (Rush, Beck, Emery y Greenberg, 1977; Blackburn y
cols, 1990).
2. El modelo mejor evaluado (con ensayos clínicos controlados) es
el modelo de Beck (Elkin y cols., 1989; Struck y DeRubeis, 2001).
3. Se está comenzando a disponer de ensayos clínicos controlados
en otros trastornos que no sean la depresión como, por ejemplo
el trastorno de pánico (Sanderson y Rego, 2000), o el trastorno

Según Lyddon y Jones (2001, p. 6) la terapia cognitiva está funcio-


nando extraordinariamente bien en el contexto de los tratamientos
empíricamente validados, sobre todo, en el campo de la depresión. Así,
por ejemplo, Roth y Fonagy (1996, p. 83) en su revisión de los princi-
pales modelos de tratamiento para la depresión destacan que la tera-
pia cognitiva es más eficaz que formas menos estructuradas de tera-
pias y que otros modelos de tratamiento, no farmacológicos (véase, la
revisión que de la comparación hacen Fernández Liria y Rodríguez
Vega, 2003). En el mismo sentido se decantan en la revisión que hacen
A los trabajos ya citados de eficacia de la terapia cognitiva en la
depresión, hay que añadir los de Clark, Beck y Alford (1999) o el de
Williams (1997). A estos hay que sumarles los realizados en otras
áreas, como los trastornos de ansiedad o las fobias (Bruce y Sanderson,
1998; Clark, 1997), los trastornos alimentarios (Fairburn, 1997), o el
trastorno bipolar (Basco y Rush, 1996; Linehan, 1993). En definitiva, la
terapia cognitiva ha demostrado ser una terapia eficaz, aunque no haya
cerrado, ni mucho menos, esta cuestión de la eficacia y queden aún
muchas cuestiones que resolver. Pasamos, pues, al último apartado

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