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El Trasfondo Bíblico

Ahora veamos el trasfondo bíblico. Por favor, vayan conmigo a Mateo 16:18:
Nos enfocaremos muy brevemente en este único versículo. Jesús dijo a
Pedro: "Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi
iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella."
Representando a los apóstoles, Pedro había afirmado la verdad
fundamental de la iglesia: Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente. Y por
ello, él y todos los apóstoles se volvieron, según Efesios 2:20, el
fundamento de la casa de Dios, la iglesia. Y sobre este fundamento de
verdad apostólica, atesorada por los líderes"Edificaré mi iglesia."
Esto es todo lo que quiero hablar en los próximos minutos. Cuatro
comentarios sobre esta promesa espectacular: Yo, "Edificaré", "mi", "iglesia."
Yo
"(Yo) edificaré mi iglesia."
¿Quién hizo esta promesa?
Vea una escena como respuesta: Estamos en el cielo contemplando el trono
de Dios. En su mano hay un libro, la revelación del final de la historia y del
destino de la iglesia de Cristo.
Primeramente, nadie es hallado digno de abrir el libro, es decir, para llevar la
historia a su consumación predestinada.
Juan llora porque nadie es hallado.
Entonces, uno de los veinticuatro ancianos dice: "No llores; mira, el León de
la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro."
Entonces, el Cordero semejante al León y el León semejante al Cordero toma
el libro. Y los ancianos y las criaturas alrededor del trono cantan:
Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y
con tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y
nación. Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán
sobre la tierra.
Una persona es digna de consumar el destino de la historia, el Cristo, el Hijo
del Dios viviente quien ha redimido a gente de todo grupo étnico sobre el
planeta. Y entonces ocurren dos eventos sorprendentes: millones de ángeles
y aves y caballos y peces parlantes confirman la grandeza de Cristo.
Y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono y de los seres vivientes y
de los ancianos; y el número de ellos era miríadas de miríadas, y millares de
millares [son al menos dos millones], que decían a gran voz: El Cordero que
fue inmolado digno es de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza. Y a toda cosa creada que está en el
cielo [aves y mariposas], sobre la tierra [caballos, tigres, y ardillas], debajo de
la tierra [gusanos, topos, y marmotas] y en el mar [peces, calamares, y
langostas], y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado
en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el dominio por
los siglos de los siglos. Y los cuatro seres vivientes decían: Amén. Y los
ancianos se postraron y adoraron.
Él es quien dijo: "edificaré mi iglesia." Y ocurrirá.
"Edificaré"
"Edificaré mi iglesia." La iglesia no es un edificio. Es un pueblo, con o sin
edificio. Pero la Biblia, algunas veces, ilustra a este pueblo como a un gran
árbol que crece y algunas veces como un edificio que es construido.
La idea es que este pueblo tiene un edificador, y el edificador es Cristo, el
Hijo del Dios viviente. Jesús edifica la iglesia.
¿Cómo? Al derribar las puertas que mantienen atado en pecado al corazón
humano.
¿Cómo edificó la iglesia en Filipos?
Con 1) una mujer de negocios (Lidia),
2) una esclava poseída por un demonio, y
3) un empleado pagano de la ciudad que trabajaba en la prisión local.
Lidia: el Señor abrió su corazón para que prestara atención a la Palabra
(Hechos 16:14).
La esclava poseída por un demonio: "¡Te ordeno, en el nombre de Jesucristo,
que salgas de ella! Y salió en aquel mismo momento." (Hechos 16:18).
El carcelero: A medianoche, Pablo y Silas cantaban en sus celdas a Dios, y
Dios hizo volar las puertas de las celdas con un terremoto, y también el
corazón del carcelero.
Pablo fue el instrumento de Jesús. Jesús edificó su iglesia en Filipo, y la
edificará en el sur de Minneapolis.
"Mi"
"Edificaré mi iglesia." Dios nos escogió en Cristo desde antes de la fundación
del mundo (Efesios 1:4).
Y no sólo a nosotros, sino a millones más dispersos por toda la tierra (Juan
11:52).
Y Él tiene mucho pueblo en esta ciudad. (Hechos 18:10).
Los compró con su propia sangre. (Hechos 20:28).
Y les convertirá en un reino y en sacerdotes para su Dios.
Y reinarán sobre la tierra. (Apocalipsis 5:9).
Ellos serán su iglesia. No se pertenecen. Fueron comprados por un precio. (1
Corintios 6:19-20). Son suyos. Él los reunirá. Y edificará su iglesia.
"Iglesia"
"Edificaré mi iglesia." Es emocionante saber que hoy estamos celebrando y
apoyando la creación de una iglesia. No sólo un ministerio, sino una
iglesia: Jubilee Community Church, que está siendo edificada por el Hijo del
Dios viviente con vidas que iban al infierno.
Tenga esto por seguro: Jesús no promete que edificará una escuela, ni un
depósito, ni una clínica médica, ni una universidad, ni una agencia de
servicios sociales, por buenos que sean todas estas metas. Él promete, con
autoridad absoluta: EDIFICARÉ MI IGLESIA.
QUE ES LA SALVACION

La salvación no viene por medio del bautismo, la confirmación, la


comunión, por ser miembro de una iglesia, o por asistir a una iglesia,
tampoco por guardar los Diez Mandamientos o tratar de vivir conforme a
los preceptos del Sermón del Monte, por servir a otras personas, y ni
siquiera por servir a Dios.

No viene como resultado de ser moralmente recto, respetable y


sacrificado. Tampoco se da por la simple razón de creer que hay un Dios y
que Jesucristo es su Hijo. Aun los demonios reconocen tales verdades
(véase Mr. 5:7; Stg. 2:19). Viene únicamente cuando una persona que se
arrepiente de pecado, recibe por fe la provisión de gracia del
perdón que Dios ofrece mediante la obra expiatoria de su Hijo, el
Señor Jesucristo.

Tomado del Comentario MacArthur del Nuevo Testamento:


Romanos © 2014 por Editorial Port

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