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Capı́tulo 7: Oscilaciones......................................................................................................215
Bibliografı́a..........................................................................................................................375
Índice alfabético..................................................................................................................379
1
M EC ÁNICA CL ÁSICA
2
Capı́tulo 1
1.1. Introducción
La Mecánica clásica es un intento del hombre por comprender el mundo que lo rodea. Para ello,
se erige en observador del resto del universo más allá de sı́ mismo. Observar significa aquı́ medir
y conservar el registro de lo medido. Pero la intención no es la de tener ”fotografı́as” de partes del
universo en diferentes momentos y circunstancias, sino la de comprender las razones del cambio
en esas imágenes. Nada es inmutable, todo se modifica en torno al observador.
El observador debe tener elementos para registrar con la mayor precisión posible los otros
componentes del universo. Debe separar entonces los objetos que van a ser motivo de su estu-
dio de aquéllos que usará como instrumentos de medida. Definimos entonces tres componentes:
observador, instrumentos de medición y sistema fı́sico.
Para que el estudio del sistema fı́sico sea lo más preciso posible es necesario que la pertur-
bación que sobre él causa el instrumento de medida sea mı́nimo. De la misma forma debe ser
minimizada la influencia del observador sobre el instrumento de medida. En el Complemento I
al final de este Capı́tulo analizaremos en más profundidad las perturbaciones causadas sobre un
objeto al realizar una medición de alguna de sus propiedades.
¿Cuáles son los objetos que forman el universo de la Mecánica clásica? Usando la capacidad
de observación del hombre hasta fines del siglo diecinueve, dichos objetos son los cuerpos ma-
teriales, que ocupan un lugar en el espacio tridimensional percibido por nuestros sentidos. Estos
cuerpos pueden subdividirse sucesivamente en fracciones cada vez más pequeñas hasta alcanzar
un elemento básico que llamaremos partı́cula o punto material. Estos puntos materiales no pueden
superponerse, y por yuxtaposición constituyen todos los cuerpos conocidos. Existen diferentes
tipos de materia, que se manifiestan en las propiedades de un cuerpo y en la forma en que los
cuerpos vecinos perciben su presencia.
La Mecánica clásica deja de lado otro componente básico del mundo tal como lo perciben en
forma directa los sentidos del hombre, cual es la luz. Se asume que la luz no participa ni modifica
3
M EC ÁNICA CL ÁSICA
las interacciones entre cuerpos materiales. Veremos al final de este curso que en realidad la luz
posee muchas de las propiedades que en primer lugar se asignaron a la materia, y que no siempre
es posible realizar estudios separados de estos dos componentes del mundo en que vivimos.
−
→
r ≡ (x, y, z)
Compararemos las coordenadas de la partı́cula con las de un testigo que se repita periódica-
mente, por ejemplo la posición del sol en el cielo. Esto es lo que llamamos un reloj y dicha posi-
ción se identifica con una variable llamada tiempo. Suponemos que tanto las coordenadas como el
tiempo son variables continuas representadas por números reales.
La velocidad del cuerpo en cada una de las tres direcciones se define como la tasa de variación
de la coordenada respectiva en relación al tiempo transcurrido. Empleando el concepto de derivada,
el cuerpo posee tres velocidades dadas por:
4
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
x(t2 ) − x(t1 )
dx/dt = lı́m (1.1)
t2 − t1
t2 −t1 →0
con expresiones similares para las velocidades en dirección y y z. El vector velocidad queda
definido por:
−
→ dx dy dz
v =( , , )
dt dt dt
dy dz
Las componentes x, y, z del vector posición o las dxdt , dt , dt del vector velocidad dependen
de la forma en que elijamos las direcciones de los ejes coordenados. Dado un origen O tenemos
infinitas ternas de direcciones mutuamente ortogonales que pasan por el mismo, y para cada una
de ellas habrá diferentes componentes que definan el mismo vector.
En la figura 1.2 representamos el caso más sencillo de un vector en un plano, definido en dos
sistemas coordenados.
La rotación de los ejes ortogonales en un ángulo θ produce una transformación en las compo-
nentes que definen el mismo vector:
−
→a = (x, y)
→
−
a 0 = (x0 , y 0 )
donde:
x0 = x cos θ + y sin θ
y 0 = y cos θ − x sin θ
Ésta es una transformación lineal en las componentes del vector, y representa la rotación del
sistema de ejes coordenados.
5
M EC ÁNICA CL ÁSICA
L A M EC ÁNICA CL ÁSICA ES UNA TEOR ÍA QUE PERMITE DESCRIBIR EL MOVIMIENTO DE LOS
CUERPOS Y PREDECIR SU EVOLUCI ÓN .
Como toda teorı́a, está fundamentada en principios surgidos de la observación de los fenómenos
fı́sicos. Proponemos un conjunto de principios, el mı́nimo posible, y a partir de ellos deducimos
propiedades de la evolución de los cuerpos. Mientras nuestras predicciones coincidan con lo que
observamos en la naturaleza esos principios se asumen válidos. Cuando se note una discrepancia
deberán ser modificados o reemplazados.
Un concepto básico de toda teorı́a es que no debe tener elementos arbitrarios. Por ejemplo
no debe haber puntos privilegiados en el espacio sin razón para ello. Supondremos entonces que
las leyes de la Fı́sica tendrán la misma forma en todos los puntos del espacio (esto significa por
ejemplo que f uerza = masa×aceleración vale como relación en todo el universo, pero la fuerza
puede y en general es diferente según cuál sea el punto que consideremos). Concretamente, las
leyes en que se basa la teorı́a tienen una forma independiente del origen de coordenadas elegido:
por ejemplo, la segunda ley de Newton:
− −
→ d2 →
F (→
r , t) = m 2 −
r (t)
dt
es una expresión independiente del origen elegido para describir el vector posición −
→
r (t). En el
mismo sentido, cuando existen dos observadores en movimiento relativo el uno respecto del otro,
no hay razón lógica para decidir quién está en reposo y quién en movimiento. Esto nos lleva a
enunciar el
P RINCIPIO DE RELATIVIDAD : LA FORMA QUE ADOPTAN LAS LEYES DE LA F ÍSICA ES LA MISMA PARA
TODOS LOS OBSERVADORES EN MOVIMIENTO UNIFORME RELATIVO ENTRE S Í .
6
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
−
→
r = xebx + y eby + z ebz
−
→
r = rebr
En coordenadas cilı́ndricas de figura 1.4 los vectores unitarios ebρ , ebϕ están dirigidos en las
direcciones de máximo crecimiento de las coordenadas ρ, ϕ del plano normal al eje z. Ahora las
7
M EC ÁNICA CL ÁSICA
direcciones ebρ , ebϕ dependen del punto considerado en tanto que ebz es fija, independiente de dicho
punto:
debρ = dϕ.ebϕ
debϕ = −dϕ.ebρ
−
→ d−
→
r (t) dx dy dz
v (t) = = ebx + eby + ebz
dt dt dt dt
−
→ d2 −
→
r (t) d2 x d2 y d2 z
a (t) = 2
= 2 ebx + 2 eby + 2 ebz
dt dt dt dt
−
→
r (t) = r(t)ebr
−
→ d−
→
r (t) dr dθ dϕ
v (t) = = ebr + r ebθ + r sin θ ebϕ
dt dt dt dt
8
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
−
→ d2 −
→r (t) d2 r dθ dϕ
a (t) = 2
= [ 2
− r( )2 − r sin θ( )2 ]ebr
dt dt dt dt
dr dθ d2 θ dϕ 2
+[2 + r 2 − r sin θ cos θ( ) ]ebθ +
dt dt dt dt
dϕ dr dθ dϕ d2 ϕ
[2 sin θ + 2r cos θ + r sin θ 2 ]ebϕ
dt dt dt dt dt
−
→
r (t) = ρ(t)ebρ + z(t)ebz
−
→ d−
→
r (t) dρ dϕ dz
v (t) = = ebρ + ρ ebϕ + ebz
dt dt dt dt
−
→ d2 −
→
r (t) d2 ρ dϕ
a (t) = 2
= [ 2
− ρ( )2 ]ebρ
dt dt dt
dρ dϕ d2 ϕ d2 z
+[2 + ρ 2 ]ebϕ + 2 ebz
dt dt dt dt
vt v. sin α
Ω= =
r r
Tanto la dirección del eje de rotación como la magnitud de la velocidad quedan determinadas
por el vector llamado velocidad angular
−
→ −
→
r ×− →
v
Ω = 2
(1.2)
r
→
−
donde vemos que Ω tiene la dirección ebn normal al plano de rotación. Además, el sentido de
la rotación queda definido por el sentido de movimiento del tirabuzón que gira desde el vector
→
− →
−
r hacia el −→v . A su vez, si conocemos el vector velocidad angular Ω podemos determinar la
velocidad tangencial:
9
M EC ÁNICA CL ÁSICA
−
→ → →
−
vt = Ω × −
r
Dado un cuerpo que sigue una trayectoria − →r (t) pasante por un punto −→ r (t0 ), podemos suponer
→
− →
−
que instantáneamente se mueve en el plano definido por r (t0 ), v (t0 ). Su aceleración en ese
punto tiene una componente radial ar ebr . Podemos aproximar la trayectoria en las cercanı́as del
punto −→
r (t0 ) por un cı́rculo que pasa por −→r (t0 ), que es tangente a −
→
v (t0 ) y que tiene por radio el
2
valor R0 tal que ar = v (t0 )/R. De esta forma se describen exactamente la posición, velocidad y
aceleración radial de la partı́cula por el solo hecho de moverse en el cı́rculo de radio R0 . Este es
el llamado eje instantáneo de rotación (figura 1.6)
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F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
cuerpo que no está sometido a acciones externas conserva el estado de movimiento en que se en-
cuentra: permanece en reposo o en movimiento uniforme. Como la velocidad de un cuerpo es un
concepto relativo (depende del estado de movimiento del observador), la primera ley de Newton
dice estrictamente que
Expresada de esta forma, la primera ley de Newton es una prescripción para determinar un
marco de referencia inercial: si un cuerpo aislado del resto del universo se mueve con velocidad
uniforme, es que lo estamos observando desde un sistema inercial.
La segunda ley de Newton indica que cuando hay acciones externas aplicadas al cuerpo, éste
modifica su estado de movimiento uniforme variando su velocidad. La variación de velocidad de-
pende del agente externo actuante sobre el cuerpo. En general todos los generadores de fuerzas
son otros cuerpos: será la interacción gravitatoria entre las masas de dos cuerpos, o la interacción
electromagnética si están cargados, o un resorte que los une. A la intensidad de la acción se la
llama fuerza, es un vector pues modifica las tres componentes de la velocidad del cuerpo. Si hace-
mos actuar la fuerza generada por un cuerpo sucesivamente sobre otros cuerpos de diferente tamao
pero con las mismas propiedades (por ejemplo la misma carga eléctrica), encontramos experimen-
talmente que las aceleraciones producidas tienen la misma dirección y sentido pero diferentes
intensidades. La segunda ley de Newton dice entonces que:
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M EC ÁNICA CL ÁSICA
d2 −
→r →→
−
m 2
= F (−
r , t) (1.3)
dt
Se comprueba por observaciones de las acciones de varios cuerpos sobre uno dado el principio
de superposición de fuerzas:
La segunda ley de Newton es una definición de fuerza: para determinar el campo vectorial de
fuerzas producido por un ente (por ejemplo varios cuerpos) colocamos un cuerpo en cada punto
del espacio y medimos la aceleración que sufre; ésta es proporcional a la fuerza actuante en ese
punto.
La masa inercial es una propiedad del cuerpo. El mismo valor m identifica la masa gravitatoria,
que aparece en la definición de la fuerza gravitatoria entre dos cuerpos:
−
→ →
−
r 12
f 12 = −gm1 m2 3
r12
→
−
donde f 12 es la fuerza que el cuerpo 1 ejerce sobre el 2 y − →r 12 = −
→r2−− →
r 1 el vector con origen
en 1 y extremo en 2. g es una constante positiva. Mediciones cuidadosas muestran que la masa
inercial y la gravitatoria son idénticas con una precisión de una parte en 1012 .
La tercera ley de Newton es la más sustanciosa, nos dice que
L AS ACCIONES MUTUAS QUE DOS CUERPOS EJERCEN ENTRE S Í EST ÁN REPRESENTADAS POR
FUERZAS DE IGUAL MAGNITUD Y DIRECCI ÓN Y DE SENTIDOS OPUESTOS :
−
→ →
−
f 12 = − f 21
→
−
donde f ij representa la fuerza sobre el cuerpo j producida por la acción del cuerpo i.
Esta ley no es estrictamente válida si consideramos que las interacciones se propagan con
velocidad finita (por ejemplo las interacciones electromagnéticas o gravitatorias se propagan con
la velocidad de la luz c = 3 × 108 m/s). Se definen dos formas para esta ley de acción y reacción
entre cuerpos: la forma fuerte donde las fuerzas además de iguales y de sentido contrario son
colineales (figura 1.7), y la forma débil donde no lo son y por lo tanto definen una cupla (figura
1.8).
Las interacciones gravitatorias pertenecen a la forma fuerte, las electromagnéticas a la débil.
La interacción entre dos cuerpos debe depender solamente de las propiedades del par: su coor-
denada relativa −
→r 12 = −→
r2 − −
→
r1 , eventualmente su velocidad relativa −
→
v 12 = −
→
v2 − −
→
v1 , y propiedades
internas de los cuerpos (cargas, momentos magnéticos, etc.). En el caso de la forma fuerte las
12
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
d2 −
→r →→
−
m 2 = F (− r , t)
dt
−
→
r (t0 ) = →
−
r0
dr→
−
| t=t0 = −→
v0
dt
En el caso general de un sistema de n partı́culas donde actúa una fuerza sobre cada una de ellas,
producida por acciones externas y por interacciones entre las partı́culas, tendremos un sistema de
n ecuaciones diferenciales de segundo orden acopladas entre sı́:
d2 −
→
ri −
→ −
m = F i (→
r 1, −
→
r 2 , ...−
→
r n , t), i = 1, 2, ...n
dt2
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M EC ÁNICA CL ÁSICA
−
→
r i (t0 ) = −
→r i0
→
−
dri
| t=t0 = −
→
v i0
dt
|−
→
r i (0) − −
→
r 0i (0) || −
→
r i (0) |
produce para un tiempo de evolución lo suficientemente grande una divergencia entre las posi-
ciones:
|−
→
r i (t) − −
→
r 0i (t) | / | −
→
r i (0) − −
→
r 0i (0) |→ ∞
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F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
→
−
E L IMPULSO LINEAL , DEFINIDO POR P = m−→v , ES CONSTANTE EN UNA DIRECCI ÓN EN QUE LA
FUERZA APLICADA ES NULA .
d2 xi (t)
m = Fi (−
→
r , t)
dt2
dxi (t)
Pi = m = constante
dt
si Fi (−
→
r , t) = 0.
El impulso lineal, también conocido como cantidad de movimiento o momentum, puede uti-
lizarse para reescribir las tres leyes de Newton de una manera más compacta. Las dos primeras
leyes se resumen diciendo que el impulso lineal de un sistema de N partı́culas no sometido a
acciones externas se conserva:
N
−
→
mi −
→
X
P = v i (t) = constante
i=1
que implica:
−
→ →
−
P 1 (t) + P 2 (t) = constante
entonces:
d−→ d−→
P 1 (t) + P 2 (t) = 0 (1.4)
dt dt
La variación del impulso lineal de cada una se debe a la presencia de la otra, y puede depen-
der de la distancia relativa entre las partı́culas, su velocidad relativa y parámetros propios de las
mismas tales como la masa mi , carga eléctrica qi , etcétera. Al vector que representa esa acción lo
llamaremos fuerza ejercida por una partı́cula sobre la otra:
d− → →
−
P 1 (t) = f 21
dt
y de (1.4) obtenemos la expresión de la tercera ley de Newton:
15
M EC ÁNICA CL ÁSICA
−
→ →
−
f 12 = − f 21
Definiremos el torque de una fuerza respecto de un punto cualquiera como el producto vecto-
rial:
→ −
− →
−
N =→ r ×F
y de la misma forma el impulso angular es el producto vectorial:
−
→ →
−
L = →
−
r ×P
= m−→
r ×−→
v (1.5)
donde − →
r es la distancia de dicho punto a la partı́cula. Comparando (1.5) con la expresión (1.2)
para la velocidad angular vemos que el impulso angular está ligado al movimiento de rotación de
la partı́cula. Multiplicando vectorialmente la ecuación de Newton 1.3 por −
→
r :
→
−
→
− → →
− d−
→v d(−→r × P ) d− →r →
−
r ×F =− r ×m = − ×P
dt dt dt
El último término es nulo, por lo que resulta:
→
−
→ dL
−
N =
dt
De aquı́ obtenemos un nuevo teorema de conservación:
E L IMPULSO ANGULAR DE UNA PART ÍCULA ES CONSTANTE EN UNA DIRECCI ÓN EN QUE EL TORQUE
APLICADO ES NULO .
Ésta es una integral curvilı́nea a lo largo de la trayectoria seguida por la partı́cula. Usando la
segunda ley de Newton:
→ −
− d−→
v− 1 dv 2 1
F d→r =m →
v dt = m dt = d( mv 2 )
dt 2 dt 2
entonces:
1
W12 = mv 2 |21 = T2 − T1 (1.6)
2
donde T = 12 mv 2 se denomina energı́a cinética de la partı́cula.
16
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
Cuando la fuerza actuante es tal que el trabajo realizado entre los puntos 1 y 2 es independiente
del camino seguido se dice que esa fuerza es conservativa, en cuyo caso el trabajo realizado en un
circuito cerrado es nulo:
− −
→
I
WC = F d→
r =0
C
Si es posible definir una superficie cerrada S para la que la frontera sea la curva C, entonces se
puede aplicar el teorema de Stokes:
−
→ − → −
− → →
I Z
F d→
r = ( ∇ × F )d−
s (1.7)
C S
Definiendo un circuito cerrado C infinitesimal rodeando un punto del espacio, como (1.7) vale
independientemente del punto y la forma de la curva, debe ser:
− −
→ →
∇×F =0
Por último, un campo vectorial cuyo rotor es nulo puede siempre representarse como el gra-
diente de una función escalar, entonces las fuerzas que llamaremos conservativas se expresan por:
−
→ →
− →
−
F = − ∇−
→
r V(r) (1.8)
donde explicitamos el signo menos por conveniencia para la posterior definición del papel que
jugará la función V , llamada energı́a potencial.
La expresión (1.8) indica que
17
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Volviendo a la expresión (1.6) para el trabajo realizado por la fuerza conservativa, obtenemos
que T1 + V1 = T2 + V2 , es decir:
T (−
→
r ) + V (−
→
r ) = constante = E (1.9)
La suma de energı́a cinética más energı́a potencial se llamará energı́a total, y el tercer teorema
de conservación (1.9) dice entonces que
Es conveniente notar que sólo están definidas variaciones de la energı́a potencial y no el valor
absoluto, y lo mismo para la energı́a cinética que cambia con el sistema inercial usado.
1.8. Ejemplos
1.8.1. Proyectil moviéndose en el vacı́o
Vamos a estudiar el movimiento de proyectiles que se mueven a alturas muy pequeñas frente
al radio terrestre, de forma que podamos suponer que experimentan una aceleración constante
−g en la dirección de la vertical local. La atmósfera ejerce una resistencia al movimiento del
proyectil manifestada en una fuerza opuesta a la dirección del movimiento y que es una función
de la velocidad del cuerpo. En primer lugar dejamos de lado esta fuerza por lo que consideramos
un proyectil de masa m moviéndose en el vacı́o que es disparado desde la superficie con una
velocidad −→
v 0 y dirección θ0 conocidas tal como lo mostramos en la figura 1.10.
Las ecuaciones del movimiento en las dos coordenadas x, y son
..
m x= 0 (1.10)
..
m y = −mg (1.11)
con condiciones iniciales:
x(t = 0) = 0 (1.12)
y(t = 0) = 0 (1.13)
.
x (t = 0) = v0 cos θ0 (1.14)
.
y (t = 0) = v0 sin θ0 (1.15)
18
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
.
donde usamos la notación dxdt =
x, etc. Las soluciones de las ecuaciones 1.10, 1.11 que satis-
facen las condiciones iniciales son:
1
y(t) = − gt2 + v0 t sin θ0 (1.17)
2
Podemos obtener la trayectoria del proyectil y = f (x) eliminando t entre (1.16) y (1.17):
gx2
y=− + x tan θ0
2v0 cos2 θ0
Ésta es la ecuación de una parábola que pasa por el origen de coordenadas, tal como vemos en
la figura 1.10. El alcance a del disparo es el valor de x(6= 0) para el que y = 0:
v02
a= sin 2θ0
g
.
en tanto la altura h se alcanza al tiempo en que se anula y :
.
y = −gt + v0 sin θ0
v0
th = sin θ0
g
19
M EC ÁNICA CL ÁSICA
entonces:
v02
h = y(th ) = sin2 θ0
2g
v02
amáx =
g
v02
hmáx =
2g
−
→ →
−
v
F ret = −kv n
v
Para velocidades pequeñas menores a 25m/s es aceptable una función lineal n = 1; para
velocidades mayores hasta la del sonido en el gas (330m/s para aire a presión y temperatura
normales) es más adecuada una función cuadrática n = 2; de allı́ en más la dependencia de la
fuerza de frenamiento en la velocidad se acerca nuevamente a la linealidad[10].
Consideremos el caso de dependencia lineal de la fuerza de frenamiento con la velocidad del
cuerpo. Las ecuaciones (1.10,1.11) se reemplazan por:
.. .
x= −k 0 x (1.18)
.. .
y = −g 0 − k 0 y (1.19)
donde k 0 = k/m, g 0 = g/m; operando sobre (1.18):
.
dx 0
. = −k dt
x
.
ln x= −k 0 t + C
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F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 1.11: Trayectorias de un proyectil sometido a una fuerza de frenamiento lineal con la velocidad, en
función del coeficiente de frenamiento y para dos valores del ángulo de disparo
. 0
x (t) = eC e−k t
dy
+ k 0 y = v0 sin θ0 − g 0 t (1.21)
dt
Ésta es una ecuación diferencial inhomogénea de primer orden; su solución general es la suma
de la solución de la ecuación homogénea dy 0
dt + k y = 0:
0
yh (t) = Ce−k t (1.22)
21
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 1.12: Alcance y energı́a perdida por fricción en el aire como función del coeficiente de rozamiento
Reemplazando en (1.21):
df 0
= ek t v0 sin θ0 − g 0 t
dt
resulta:
v0 g0
0 0
f (t) = ek t 0
sin θ 0 + 02 1 − k t
k k
0 v0 g0
y(t) = Ce−k t + 1 − k0 t
sin θ 0 +
k0 k0 2
y la de nuestro problema con condición inicial y(t = 0) = 0:
1 g0 g0
0
y(t) = 0 v0 sin θ0 + 0 1 − e−k t − 0 t (1.23)
k k k
El frenamiento del aire disminuirá tanto el alcance como la altura del proyectil. Ahora la
ecuación de la órbita no es tan sencilla como en el caso de tiro en el vacı́o:
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F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
g0 x
y(x) = v0 sin θ0 + 0
k v0 cos θ0
g0 k0 x
+ 02 ln 1 −
k v0 cos θ0
y el alcance dado por y(x = a) = 0 conviene obtenerlo en forma numérica. En la figura 1.11
presentamos las trayectorias para una velocidad inicial v0 y diferentes valores del coeficiente de
frenamiento k 0 y del ángulo de disparo θ0 .
Figura 1.13: Alcance en función del ángulo de inclinación para un coeficiente k0 = 0,1s−1 de frenamiento
lineal en v. El alcance máximo se presenta para θ0 = 41o 220
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M EC ÁNICA CL ÁSICA
constante v respecto del cohete, y supondremos que la masa expulsada por unidad de tiempo es
constante. Estudiaremos el problema suponiendo que no existen fuerzas externas actuando sobre
el cohete por lo que el impulso lineal total del cohete más gases expulsados es constante (ver figura
1.14):
Figura 1.14: Cohete en movimiento al tiempo t y diferenciales de masa de gas expulsados a tiempos
anteriores
dPg dmc
=− (vc (t) − v)
dt dt
La conservación del impulso lineal total:
dPc dPg
+ =0
dt dt
determina que:
dvc dmc
mc + v=0 (1.24)
dt dt
que se integra fácilmente:
mg (t) + m0
vc (t) − vc (0) = −v ln
mg (0) + m0
donde m0 es la masa propia del cohete, sin combustible. La velocidad final alcanzada cuando se
quema todo el combustible resulta ser:
24
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
mg (0) + m0
vc (∞) = vc (0) + v ln
m0
Analicemos ahora el problema desde otro punto de vista: ¿Por qué se acelera el cohete?: no
hay fuerzas externas por lo que son las fuerzas internas los agentes productores del movimiento.
La magnitud de estas fuerzas internas puede obtenerse mediante la siguiente consideración: en el
instante t podemos considerar al cohete constituido por dos cuerpos moviéndose con la misma
velocidad como se muestra en la figura 1.15, uno de masa m0 + mg (t + dt) y otro es la masa
| dm | de combustible que será expulsada a t + dt: el cambio en el impulso del diferencial de masa
de combustible es − | dm | v, por lo que la fuerza de reacción sobre el resto del cohete es:
| dm |
F = v
dt
Figura 1.15: Fuerzas de acción y reacción entre el cohete y el diferencial de masa de gas expulsado el
tiempo t
dvc (t)
F = m(t)
dt
y resulta:
| dm | dvc (t)
v = m(t)
dt dt
que es equivalente a (1.24).
La primera descripción considera al cohete como un cuerpo de masa variable, la segunda
supone que en cada instante son dos cuerpos que se separan por acción de las fuerzas internas.
25
M EC ÁNICA CL ÁSICA
por la unión más o menos rı́gida de partı́culas o puntos materiales. Definimos la masa total y el
punto centro de masas por las relaciones:
N
X
M= mi
i=1
N
−
→
mi −
→
X
R = r i /M
i=1
Figura 1.16: Sistema de partı́culas, donde se muestra el vector centro de masas R y un vector relativo entre
partı́culas rij
Definimos los impulsos lineal, angular y energı́as cinética y potencial totales del sistema como
la suma de dichas magnitudes sobre las N partı́culas. Podemos hallar esas expresiones en términos
de la coordenada del centro de masas y las coordenadas relativas de las partı́culas respecto de dicho
punto. Siendo:
−
→ → →0
−
ri = R +−
ri
encontramos que:
N
mi −
→
r 0i = 0
X
(1.25)
i=1
26
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
→
−
−
→ XN
d−
→ri X N
dR d−
→r 0i
P = mi = mi [ + ] (1.26)
i=1
dt i=1
dt dt
N
→
− d X →
−
= MV + mi −
→
r 0i = M V
dt i=1
→
−
−
→
N
→ →0
− dR d−
→r 0i
mi [ R + −
X
L = r i] × [ + ]
i=1
dt dt
− −
→ → X −
N
d→
−r 0i
= R×P + mi →
r 0i ×
i=1
dt
N
1X → →0 2
−
T = mi ( V + −
v i)
2 i=1
N
1X →→0
−
= mi (V 2 + 2 V −
v i + vi02 )
2 i=1
→
− −
→ −
→r 0i . El término cruzado es:
R ,→
donde: V = ddt −
v 0i = d dt
→ X d− →
N N
→→0
− − r 0i
mi V −
X
vi = V mi
i=1 i=1
dt
N
− d X −
→
= V mi →
r 0i = 0
dt i=1
27
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Luego:
N
1 1X
T = MV 2 + mi vi02 (1.27)
2 2 i=1
L A ENERG ÍA CIN ÉTICA TOTAL DE UN SISTEMA DE PART ÍCULAS ES EQUIVALENTE AL DE UNA MASA
M MOVI ÉNDOSE CON EL CENTRO DE MASAS DEL SISTEMA , M ÁS LA ENERG ÍA CIN ÉTICA DE LAS
PART ÍCULAS RELATIVA AL CENTRO DE MASAS .
Analizaremos ahora el trabajo realizado por las fuerzas actuantes sobre las partı́culas cuan-
do el sistema evoluciona de una configuración a otra, representadas por las posiciones de las N
partı́culas :
1 ≡ {−
→r i (1)}
→
−
2 ≡ { r i (2)}
La fuerza total actuante sobre una partı́cula es:
N
−
→ →e X −
− →
Fi = F i + fji
j=1
→e
− −
→
donde F i es la fuerza externa aplicada a la partı́cula i , y fji la fuerza que la partı́cula j ejerce
sobre la i.
Vamos a considerar el caso en que todas las fuerzas actuantes son conservativas, es decir
derivables del gradiente de una función escalar de las posiciones:
−
→e →
−
F i = − ∇ ri Vi (−
→
r i)
−
→ →
−
f ji = − ∇ ri Vji (−
→
r i, −
→
r j)
Además, por la tercera ley de Newton:
−
→ →
−
f ji = − f ij
−
→ − →
Calculamos el trabajo realizado por el par de fuerzas internas fij y fji cuando desplazamos
las partı́culas i, j desde sus posiciones iniciales −
→
r i (1), −
→
rj (1) a las finales −
→
r i (2), −
→
rj (2). El trabajo
total realizado por dichas fuerzas al pasar el sistema de partı́culas de la configuración 1 a la 2 es:
2 2
−
→→ − −
→→ −
Z Z
Wij (1, 2) = fji (−
r i, →
rj )d−
→
ri+ fij (−
r i, →
rj )d−
→
rj
1 1
2
−
→→ −
Z
= fij (−
r i, →
rj )(d−
→
r j − d−
→
r i)
1
2
−
→→ −
Z
= fij (−
r i, →
rj )d−
→
r ij
1
28
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
−
→→ −
La fuerza interna fij (− r i, →
rj ) puede generarse como el gradiente de una función energı́a po-
→
− →
−
tencial Vij ( r i , rj ). Por ser una fuerza entre partı́culas i y j no puede depender en forma indepen-
diente de las posiciones − →r i, −
→
rj de las partı́culas respecto del origen de coordenadas elegido, sólo
puede depender del vector relativo − →r ij = − →
rj −− →
ri representado en la figura 1.16. Más aún, su
magnitud no puede depender de las componentes xij = xj − xi pues éstas están referidas a las
orientaciones elegidas para los ejes coordenados que son elementos externos al par de partı́culas
i, j. La energı́a potencial Vij podrá depender entonces de rij y en general de magnitudes escalares
como la carga eléctrica y la masa (independientes del marco de referencia externo).
y la fuerza resulta:
−
→ →
− dVij (rij ) −
→
fij = − ∇−r j Vij (rij ) = − drij ∇−
→ →
r j rij
dVij (rij ) −
→
r ij
= −
drij rij
−
→ − →
Retornemos al trabajo realizado por el par de fuerzas internas fij , fji cuando son conservati-
vas:
2 dVij (rij ) −
→
r ij −
Z
Wij (1, 2) = − d→
r ij (1.28)
1 drij rij
−
→
r ij →
− 1 1 2
y siendo: rij d r ij = rij 2 d(rij ) = drij
2
dVij (rij )
Z
Wij (1, 2) = − drij
1 drij
= Vij (rij (1)) − Vij (rij (2)
El trabajo de todas las fuerzas actuantes sobre las N partı́culas es la suma de los realizados
por las fuerzas externas más los realizados por los pares de fuerzas internas recién calculados:
N
X N
X
W T OT AL (1, 2) = WiEXT (1, 2) + Wij (1, 2)
i=1 i,j=1(i>j)
N
X
W T OT AL (1, 2) = [Vi (1) − Vi (2)]
i=1
N
X
+ [Vij (1) − Vij (2)]
i,j=1(i>j)
29
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Definiendo la energı́a potencial total como la suma de las energı́as potenciales generadoras de
las fuerzas externas sobre cada partı́cula, más las energı́as potenciales entre pares de partı́culas:
N
Vi (−
→
X X
V = r i) + Vij (rij ) (1.29)
i=1 i,j(i<j)
Concluı́mos que
Resulta entonces:
T OT AL
W12 = V (1) − V (2) (1.30)
Finalmente, definimos la energı́a total como la suma de (1.27) y (1.29):
E =T +V (1.31)
De esas N ecuaciones podemos extraer una que dé cuenta de la evolución del impulso lineal
total: sumándolas
→ X
− N → X
− N
dP d Pi →ext
−
≡ = Fi (1.33)
dt i=1
dt i=1
30
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
Definimos:
Las integrales del movimiento más fáciles de identificar y que son más útiles para describir
dicha evolución son la energı́a, el impulso lineal e impulso angular. Aplicando esta definición a
(1.34) vemos que:
E L IMPULSO LINEAL TOTAL SER Á UNA INTEGRAL DEL MOVIMIENTO EN UNA DIRECCI ÓN EN QUE LA
PROYECCI ÓN DE LA RESULTANTE DE LAS FUERZAS EXTERNAS SE ANULE .
Para obtener la ecuación de evolución del impulso angular total multiplicamos vectorialmente
las ecuaciones del movimiento (1.32) por el vector posición −
→
r i y sumamos sobre las N partı́culas:
N →
− N →
−
X
−
→ d Pi d X →
− → dL
−
ri× = r i × Pi =
i=1
dt dt i=1 dt
N N
X
−
→ →ext
− X
−
→ −
→
= ri× Fi + r i × fji
i=1 i,j(i6=j)
−
→ −
→
Hacemos explı́cita en la doble suma aquella sobre pares de fuerzas fij = −fji :
N N N
X
−
→ −
→ X
−
→ −
→ X
−
→ −
→
r i × fji = r i × fji + r i × fji
i,j(i6=j) i,j(i<j) i,j(i>j)
N
−
→
[−
→
ri−−
→
X
= rj ] × fji
i,j(i<j)
que se anula cuando las fuerzas de acción y reacción sean colineales (condición fuerte de la tercera
ley de Newton). En este caso obtenemos
−
→ X N
dL →
− →ext
−
= ri× Fi
dt i=1
que es la ecuación de evolución del impulso angular total. Concluimos entonces que
PARA FUERZAS DE ACCI ÓN Y REACCI ÓN COLINEALES , EL IMPULSO ANGULAR TOTAL SE
CONSERVA EN UNA DIRECCI ÓN EN QUE LA PROYECCI ÓN DEL TORQUE DE LAS FUERZAS EXTERNAS
SEA NULO .
31
M EC ÁNICA CL ÁSICA
El teorema de conservación para la energı́a total (1.31) del sistema de partı́culas se obtiene a
partir de la ecuación del movimiento para cada partı́cula:
d−
→vi N
→ext X −
− →
mi = Fi + fji
dt j=1
N Z 2 N
→ext →
− −
→ →
[Fi (− fji ]d−
X X
W12 = r i) + ri
i=1 1 j=1(j6=i)
−
→
N Z r i (2) d−
→vi −
d→
X
= →
− m i ri
i=1 r i (1) dt
N Z −
→
vi (2)
X 1
= −
→ mi dvi2
i=1 vi (1) 2
N
1 X
= mi [vi (2)2 − vi (1)2 ]
2 i=1
= T2 − T1
Este resultado, unido a la expresión 1.30 válida para fuerzas conservativas provee el teorema
de conservación de la energı́a total:
S I LAS FUERZAS EXTERNAS E INTERNAS SON CONSERVATIVAS LA ENERG ÍA TOTAL E = T + V DEL
SISTEMA ES UNA CONSTANTE DEL MOVIMIENTO .
1.10. Ejemplos
1.10.1. El problema del hombre y el bote
Un problema de dinámica elemental con un resultado aparentemente inesperado es el siguiente[6]:
Un hombre se encuentra en un extremo de un bote, y en el instante t = 0 comienza a moverse
hacia el otro extremo donde se detiene. Debemos encontrar el desplazamiento total del bote con-
siderando dos situaciones:
a) que no hay fuerzas de rozamiento con el agua, y
b) que existe roce y dicha fuerza es proporcional a la velocidad del bote.
Este es un problema de dos cuerpos sujetos a moverse en una dimensión.
Caso a):
No hay fuerzas externas, por lo que el centro de masas del sistema debe permanecer en reposo.
Tal como se muestra en la figura 1.17, tomamos un bote de longitud 2` con su centro de masas en
el punto medio, y fijamos el origen del sistema inercial de coordenadas coincidente con ese punto
en el instante inicial.
32
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 1.17: Estados inicial y final de hombre y bote cuando no hay fuerzas externas actuantes
mh `
XCM = (1.35)
M
M = mh + mb
mb Xb + mh Xh
XCM = (1.36)
M
Igualando los segundos miembros de (1.35) y (1.36), y teniendo en cuenta que:
Xb − Xh = `
obtenemos:
2mh `
Xb =
M
que es la respuesta del caso a).
Caso b):
Cuando existe fuerza de roce externa, el centro de masas total no permanecerá en reposo, sino
que obedecerá la siguiente ecuación del movimiento:
dVCM (t)
M = −kVb (t) (1.37)
dt
donde VCM , Vb son las velocidades del centro de masas y el bote. Integrando desde el tiempo
t=0:
33
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 1.18: Estados inicial y final de hombre y bote cuando hay una fuerza externa de roce actuante
proporcional a la velocidad del bote respecto del agua
La paradoja surge de que con una fuerza de roce, por pequeña que ésta sea, el desplazamiento
del bote es nulo, mientras que sin fuerza de roce el desplazamiento es finito. Para aclarar este
punto describamos en detalle el movimiento del bote: al comenzar a moverse el hombre el bote
se desplaza en sentido contrario y en ausencia de rozamiento con el agua el impulso lineal total
es nulo a todo tiempo. Cuando hay rozamiento aparece un impulso lineal neto en el sentido del
movimiento del hombre y cuando éste se detiene respecto del bote, como el impulso lineal del cen-
tro de masas (1.37) es una función continua del tiempo el conjunto hombre-bote deberá continuar
el movimiento con ese impulso, entonces el bote deberá cambiar el sentido de su movimiento y
volverá sobre sus pasos. La velocidad con que el bote inicia este nuevo desplazamiento es la co-
rrespondiente al centro de masas total en el instante t0 en que el hombre se detiene; de la ecuación
(1.38):
k
Vb (t0 ) = VCM (t0 ) = − Xb (t0 ) (1.40)
M
A partir de ese instante la evolución del sistema hombre-bote estará dada por la ecuación
34
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
dVb (t)
M = −kVb (t)
dt
cuya solución es:
y:
M
t − t0 <<
k
pero tiende luego lentamente a retornar a su posición inicial. La posición a tiempo infinito para un
rozamiento pequeño que se lo hace tender a cero está dada por el lı́mite:
Este es el caso de rozamiento débil que tiende a cero pero que no es cero. La posición a tiempo
infinito para un rozamiento que es cero está dada por el resultado (1.39), pero también puede
obtenerse de (1.41) haciendo tender primero a cero el parámetro k, y luego a infinito el tiempo:
Vemos en este ejemplo la relevancia que tiene el orden en que se toman los lı́mites en funciones
de varias variables.
La descripción fı́sica es que una fuerza de rozamiento débil casi no frena el movimiento del
bote, por lo que la velocidad del centro de masas será muy pequeña al detenerse el hombre. Siendo
Vb (t0 ) = VCM (t0 ) el bote se mueve lentamente, el frenamiento producido por el roce es suave y
el bote se detiene justo al llegar a la posición inicial. Este retorno exacto a la posición inicial sólo
ocurre para fuerzas de rozamiento lineales con la velocidad.
35
M EC ÁNICA CL ÁSICA
también sin roce, lo hace sobre la hipotenusa de la cuña. Actúa la fuerza de gravedad. Queremos
calcular:
a) El tiempo que emplea la masa m en caer desde una altura h respecto del suelo, partiendo
del reposo tanto m como M .
b) Deseamos conocer la trayectoria de m y
c) la fuerza de reacción que la cuña ejerce sobre ella.
Vamos a emplear varios caminos para llegar a estos resultados. Usaremos ahora las leyes de
Newton de la dinámica, y empleando las facilidades que brindan las constantes del movimiento
resolveremos todos los puntos planteados.
Por su parte, la masa m no puede ubicarse en cualquier punto del plano, solamente puede ha-
cerlo sobre los puntos (x, y) situados sobre la hipotenusa de la cuña. Esto restringe las coordenadas
36
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
independientes a 2, que vamos a tomar como las (x, y) de m; la coordenada X de la cuña queda
definida por (x, y) pues:
X = x + y cot α (1.42)
Resulta ası́ que tenemos un sistema con dos grados de libertad, y hemos propuesto las coorde-
nadas cartesianas (x, y) de la masa m para describir su evolución. Nuestra meta será hallar x(t),
y(t).
Analicemos ahora la posible existencia de integrales del movimiento que nos faciliten el cálcu-
lo de x(t), y(t). Veamos las fuerzas externas actuantes: ellas son la de la gravedad actuando sobre
m y M , y la de reacción del piso sobre M . No hay fuerzas en la dirección horizontal, por lo que
el impulso lineal total en dirección x se conserva:
dX dx
M +m = constante (1.43)
dt dt
Como al tiempo t = 0 ambas masas están en reposo, la constante es nula.
Reescribimos la ecuación (1.43) en términos de las coordenadas independientes x, y:
dx dy dx
M +M cot α + m =0 (1.44)
dt dt dt
Esta ecuación puede integrarse inmediatamente para darnos la ecuación de la trayectoria, esto
es y = f (x):
M +m
y=− (x − x0 ) + h (1.45)
M cot α
donde ya hemos incorporado las condiciones iniciales:
x(t = 0) = x0
y(t = 0) = h
Una conclusión interesante del resultado (1.45) es que la trayectoria es rectilı́nea (ver figura
1.20), y su pendiente está entre la pendiente − tan α del caso del plano inclinado (cuña fija ó masa
M → ∞), y la caı́da libre vertical cuando M/m → 0:
Necesitamos otra ecuación para tener totalmente determinadas las coordenadas x, y como fun-
ciones del tiempo. Recurrimos al hecho de que las fuerzas externas son conservativas, y las fuerzas
internas de acción y reacción satisfacen la tercera ley de Newton: la acción de la cuña sobre la
masa m es igual y de signo contrario a la reacción de la masa m sobre la cuña. Vemos además
→
−
de la figura 1.20 que la fuerza F v de la cuña sobre la masa m, que para cuerpos en contacto que
deslizan sin rozamiento debe ser normal a la superficie de contacto, realiza un trabajo a lo largo de
la trayectoria de la masa m. Ese trabajo será igual y de signo contrario al que realiza la reacción
de m sobre la cuña M .
37
M EC ÁNICA CL ÁSICA
→
−
Podemos calcular el valor de la fuerza de vı́nculo F v , pues sabemos que es normal a la
hipotenusa y que junto a la fuerza de gravedad −mg yb produce una resultante en la dirección
de la trayectoria; de la figura 1.20 encontramos las siguientes relaciones entre las componentes de
→
− →
−
mg yb, F v y la resultante F R :
mg − FR . sin β = Fv . cos α
FR . cos β = Fv . sin α
donde: tanβ = MM
+m
tan α.
Despejamos Fv reemplazando en la primera ecuación FR = Fv . sin α/ cos β
mg
Fv =
cos α + sin α. tan β
mg. cos α
=
cos α + MM
2 +m
sin2 α
38
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
Fv = 0
Fv = mg. cos α
Además vemos que la fuerza de vı́nculo es independiente del tiempo, de acuerdo con la trayec-
toria rectilı́nea que sigue la masa m.
Siendo las fuerzas externas conservativas, y nulo el trabajo de las fuerzas internas desconoci-
das, la energı́a mecánica del sistema se conserva, que es la energı́a cinética de las masas más la
energı́a potencial de las fuerzas aplicadas: la de la gravedad y la reacción del piso (esta última no
realiza trabajo porque el desplazamiento del cuerpo es normal al sentido de la fuerza):
1 dX 2 1 dx 2 dy 2
E= M + m( + ) + mgy
2 dt 2 dt dt
y el valor constante de la energı́a es el inicial: E = mgh. Escribimos esta expresión usando la
condición de vı́nculo (1.42) y la de la trayectoria (1.45); con la primera:
1 dx dy 1 dx 2 dy 2
E = M( + cot α. )2 + m( + ) + mgy
2 dt dt 2 dt dt
1 dx 2 1 dy 2
= (M + m) + (m + M cot2 α) (1.46)
2 dt 2 dt
dx dy
+M cot α. . + mgy
dt dt
y de la segunda:
dx M dy
=− cot α.
dt M +m dt
obtenemos finalmente:
1 dy
E = (m + M cot2 α)( )2 + mgy = mgh
2 dt
Esta es la ecuación diferencial buscada para determinar y(t):
dy p
= −A. h − y
dt
con:
s
2g
A= M
1+ M +m cot2 α
39
M EC ÁNICA CL ÁSICA
dy
El signo menos proviene de que la velocidad dt es siempre negativa de acuerdo a las condiciones
iniciales.
La integral es inmediata:
dy
√ = −Adt
h−y
p y(t) A
− h − y |y(t=0) = − .t
2
Integramos entre t = 0 que corresponde a y = h y t = T que es el tiempo de arribo de la masa
m al piso: y = 0
√ A
h= .T
2
Entonces el tiempo que tarda en caer es:
s
2h M
T = [1 + cot2 α] (1.47)
g M +m
En la situación lı́mite M/m → 0 encontramos el resultado esperado para caı́da libre:
s
2h
T =
g
40
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
mismo tipo de material) que es tomada como unidad y ubicada en el mismo punto de un campo
de fuerzas; la balanza es el instrumento que realiza esta comparación en el campo gravitatorio
generado por la Tierra.
¿Cuál es la precisión con la que puede medirse la posición y velocidad de una partı́cula? En
principio dependen de la menor subdivisión que pueda observarse en la regla usada para medir
la posición, y en la precisión del reloj empleado para medir el intervalo temporal. Si fuera ası́,
no habrı́a lı́mite en la posibilidad de mejorar la precisión, pero como veremos a continuación la
realidad es otra.
Toda medición consiste en registrar mediante el ojo desnudo o un instrumento la coincidencia
de dos puntos materiales: la aguja del reloj sobre una marca de la esfera, o la del punto material
sobre una división de la regla. La información obtenida queda guardada en la memoria del obser-
vador o como una marca indeleble en el papel o en la memoria electrónica de un instrumento de
medida. Por ejemplo, la partı́cula al pasar por un punto puede activar un mecanismo que al mismo
tiempo deje una marca en la regla y detenga el reloj. La acción que produce estos registros de
acuerdo a las leyes de la dinámica está acompañada de una reacción equivalente sobre la partı́cula,
perturbando por consiguiente su movimiento ulterior.
Es dable imaginar que la menor perturbación se producirá cuando el agente productor del
registro de la posición sea la luz, eliminando ası́ el contacto mecánico entre partı́cula e instrumento
de medida. Pero aún ası́ existe una perturbación sobre la trayectoria: la cantidad elemental de luz
es una entidad llamada fotón, que actúa como una partı́cula en su interacción con el punto material.
La figura 1.21 presenta un esquema del dispositivo para registrar la posición:
La extensión espacial mı́nima de cualquier onda es del orden de su longitud de onda; por ello,
la dimensión espacial mı́nima de un fotón de luz de frecuencia circular ν es ∆x = c/ν , donde c
es la velocidad de la luz. Por consiguiente, dicho fotón determinará la posición del punto material
con una precisión
∆x = c/ν
41
M EC ÁNICA CL ÁSICA
∆p ≈ p = hν/c
con lo que resulta la siguiente relación entre la precisión con que conocemos la coordenada de la
partı́cula y la dispersión que generamos en su impulso:
∆p∆x ≈ h (1.48)
Entonces, cuanto mejor midamos la posición más indeterminación tendremos en el impulso de
la partı́cula, y viceversa. Ésta es la famosa relación de indeterminación de Heisenberg, obtenida
por nosotros para un caso particular de medición de posición por medio de dispersión de luz, pero
válida en una situación general[8][9].
Veamos cuáles son los errores relativos en la medición de la posición y velocidad de un cuerpo
aegún lo que indica la relación de indeterminación de Heisenberg. Elegimos un cuerpo esférico
de 10−6 metros de radio (1micrón) con una densidad de 103 kg/m3 (equivalente a la del agua); su
masa resulta m ∼ = 4 × 10−15 Kg. . Es un cuerpo microscópico pero aún grande comparado con las
dimensiones de un átomo, cuyo radio es del orden de 10−10 metros. Proponiendo medir la posición
con una precisión ∆x = 10−9 metros, la relación 1.48 produce
h
∆p ≈ ≈ 10−25 Kg × m/s
∆x
de modo que el error relativo en la medición del impulso lineal es
∆p ∆v 10−10
= ≈
p v v
Aún para un cuerpo tan pequeño como el propuesto, hallamos precisiones altı́simas en las
mediciones de coordenada y velocidad, mientras no pretendamos considerar velocidades menores
que v = 10−5 m/s.
Entonces supondremos de ahora en más que nuestras partı́culas son lo suficientemente masivas
y rápidas como para despreciar la relación de indeterminación de Heisenberg, y considerar que en
cada instante podemos conocer con precisión arbitraria tanto su posición como su velocidad.
42
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
1.13. Problemas
1. Se lanza una piedra desde el suelo en dirección vertical estando sometida a la fuerza de
gravedad. ¿En qué punto de su trayectoria tiene la piedra su valor máximo de aceleración? Con-
sidere dos casos:
a) No hay resistencia del aire.
b) La fuerza de resistencia del aire es proporcional a la velocidad.
2. Un cañón se encuentra ubicado a una altura h respecto del suelo. Calcular el ángulo de
disparo para tener el alcance máximo.
3. Calcular la velocidad lı́mite que alcanza un proyectil de masa M atraı́do por la Tierra y
sometido a la fricción producida por el aire. Considere:
a. Una fuerza de fricción lineal en v: F = −k −→v.
b. Una fuerza de fricción cuadrática en v: F = −kv − →v.
c. Indique las razones por las que la velocidad lı́mite depende (o no) de la velocidad inicial del
cuerpo.
4. Dos personas se encuentran en la proa y popa de un bote, el conjunto de los tres cuerpos
tiene una masa de 400Kg.. Despreciando el rozamiento con el agua analizar el movimiento del
bote cuando la persona a proa lanza un cuerpo de 10Kg. con una velocidad de 10m/s hacia la
otra persona, que lo detiene. Indicar qué pasa con el bote cuando el cuerpo se mueve por el aire y
en el instante en que es detenido por la persona a popa.
43
M EC ÁNICA CL ÁSICA
6. Un bloque de masa m desliza sin fricción por una superficie como la de la figura 1.23
sometido a un campo de fuerzas gravitacional constante.
a) Indique las integrales del movimiento.
b) determine desde qué altura mı́nima se lo debe dejar caer para que el bloque alcance el punto
B moviéndose en contacto con la superficie.
c) Determine la velocidad del bloque en ese punto.
44
F UNDAMENTOS DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 1.23: Problema 6: Masa m deslizando sin roce por una curva plana
45
M EC ÁNICA CL ÁSICA
46
Capı́tulo 2
2.1. Introducción
En el Capı́tulo 1 determinamos la evolución de un sistema de partı́culas a partir del conocimien-
to de las fuerzas que actúan sobre cada una de ellas. Las situaciones en que podemos conocer todas
las fuerzas que actúan sobre cada partı́cula de un sistema fı́sico son más bien la excepción y no
la regla; por ejemplo para un cuerpo macroscópico rı́gido conocemos que las distancias entre las
partı́culas que lo forman permanecen constantes, pero no conocemos las fuerzas entre ellas que
producen ese resultado. Entonces, el caso más general es aquél en que se conocen parte de las
fuerzas actuantes y el efecto en la evolución causado por aquéllas que desconocemos.
En este Capı́tulo vamos a presentar un método práctico para resolver este problema, donde
hay N partı́culas cuyos movimientos están restringidos por la presencia de fuerzas desconocidas.
Este formalismo fue dado a conocer por el matemático y fı́sico italiano Joseph-Louis de Lagrange
en 1788, quien previamente habı́a alcanzado un generalizado reconocimiento de la comunidad
cientı́fica europea como autor del cálculo de variaciones (método para la búsqueda de máximos y
mı́nimos de funcionales).
El formalismo de Lagrange para resolver sistemas de partı́culas como los que nos ocupan
fue la piedra angular sobre la que se cimentaron los desarrollos posteriores, que trascendieron el
ámbito de la Mecánica newtoniana al resto de la Fı́sica clásica y a la actual Mecánica cuántica.
Este formalismo permite iniciar un estudio sistemático de las llamadas integrales del movimien-
to, las que ya hemos presentado en el Capı́tulo anterior. Corresponden a la conservación de ciertas
magnitudes en sistemas fı́sicos y en general en el mundo natural, que han adquirido con el tiem-
po un nivel de confianza y estatus de inviolabilidad aún superior a la de las leyes básicas del
movimiento.
Para una mejor comprensión o profundización del tema recomendamos los textos de H. Goldstein[1]
y Landau y Lifshitz[2].
2.2. Vı́nculos
Un sistema de N partı́culas posee 3N coordenadas independientes. La evolución de cada una
de ellas queda determinada por una ecuación de movimiento del tipo
47
M EC ÁNICA CL ÁSICA
d2 −
→
ri −→e X −
N
→
mi = F i + fij
dt2 j6=i
Matemáticamente, los vı́nculos son relaciones entre las coordenadas que limitan el número de
variables independientes. Cuando la relación entre las coordenadas es una ecuación del tipo:
f (−
→
r1 , −
→
r2 , ....−
r→
N , t) = 0 (2.1)
el vı́nculo se denomina holónomo. Cuando no es posible establecer una ecuación de este tipo, sino
que tenemos una desigualdad o ecuación diferencial a satisfacer donde aparte de las coordenadas
aparecen sus velocidades, el vı́nculo es no holónomo. Además, según que la relación dependa ex-
plı́citamente o no del tiempo el vı́nculo se clasificará en reónomo o esclerónomo respectivamente:
f (−
→
r 1, −→r 2 , ....−
→
( )
r N ) = 0 : Esclerónomos
Holónomos
f ( r 1 , r 2 , ....−
→
− →
− →
r N , t) = 0 : Reónomos
f (−
→r 1, −→r 2 , ....−
→
( )
r N , t) > 0
N o − holónomos →
− →
−
f ( r 1 , d r 1 /dt, ...., t) = 0
Las ecuaciones (2.1) pueden emplearse para definir un nuevo conjunto de coordenadas que
sean independientes entre sı́:
48
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
La diferencia importante con un desplazamiento real reside en que éste se lleva a cabo en un
intervalo de tiempo, pudiendo entonces producirse cambios en las condiciones de vı́nculo. Vemos
en figura 1.21 para una partı́cula sujeta a deslizarse sobre un alambre a su vez en movimiento
(vı́nculo reónomo) la diferencia entre ambos desplazamientos:
Las fuerzas externas generadas por los vı́nculos son en general normales al desplazamiento
permitido a las partı́culas, sólo en el caso de fuerzas no conservativas (de roce) habrá resultantes
no nulas en la dirección del movimiento.
En el caso de fuerzas internas producidas por los vı́nculos, por ejemplo una ligadura que fija
la distancia entre dos partı́culas, por el principio de acción y reacción esos pares de fuerzas de
vı́nculo son iguales, colineales y de sentidos opuestos. Un desplazamiento virtual del par se puede
−→ −→
descomponer en una traslación ∆t de un punto cualquiera seguida de una rotación ∆r alrededor
de este punto, como muestra la figura 2.2
La rotación produce desplazamientos virtuales normales a las fuerzas de vı́nculo y es cero el
trabajo realizado, en tanto que para la traslación es diferente de cero el trabajo virtual de cada
fuerza por separado pero se cancelan mutuamente.
Vamos a concentrar nuestro estudio de la dinámica a aquellos sistemas donde las fuerzas de
vı́nculo no realizan trabajo durante un desplazamiento virtual de las partı́culas. De hecho, si un
vı́nculo realizara trabajo se modificarı́a su energı́a interna y deberı́a ser considerado como parte
integrante del sistema de cuerpos en estudio. Entonces los problemas que estudiaremos de ahora
en más se refieren a
49
M EC ÁNICA CL ÁSICA
N
→v
−
F i .δ −
→
X
ri=0 (2.5)
i=1
Cuando un sistema de partı́culas está en equilibrio, la fuerza total actuante sobre cada una debe
ser nula:
−
→ →a −
− →v
Fi = Fi + Fi =0
−a
→
F i : fuerza aplicada sobre la partı́cula, resultante de todas las fuerzas externas e internas que no
→v
−
sean de vı́nculo. F i : fuerza producida por los vı́nculos sobre la partı́cula i.
→
−
Multiplicando cada fuerza F i por el desplazamiento virtual de la partı́cula y sumando sobre
el sistema:
N
→a
− →v →
−
[ F i + F i ].δ −
X
ri=0
i=1
y haciendo uso de la hipótesis de que el trabajo virtual de las fuerzas de vı́nculo es nulo, ecuación
2.5, obtenemos:
N
→a
−
Fi .δ −
→
X
ri=0 (2.6)
i=1
50
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
que es el
→a ∂ −
→
3N −K N
X X − ri
( Fi. )δqj = 0
j=1 i=1
∂qj
Debido a que tanto las coordenadas qj como sus desplazamientos δqj son independientes entre
sı́, cada uno de los coeficientes de los δqj debe ser nulo, lo que genera 3N − K ecuaciones a ser
satisfechas por las coordenadas generalizadas qj en la configuración de equilibrio:
51
M EC ÁNICA CL ÁSICA
→a ∂ −
→
N
X − ri
Fi. = 0, j = 1, 2..,3N − K
i=1
∂qj
Estas ecuaciones nos permiten, conocidas las fuerzas aplicadas, determinar las posiciones de
las partı́culas en la configuración de equilibrio estático. Habrá casos en que no exista dicha confi-
guración o que haya más de una. Las ecuaciones también permiten conocer el valor que se debe
asignar a alguna de las fuerzas para que el sistema alcance una dada configuración de equilibrio.
Figura 2.3: Péndulo doble: el movimiento está limitado a un plano, la partı́cula m1 está sujeta a un punto y
la m2 tiene fijada su distancia a la anterior. Actúan la fuerza de gravedad y una fuerza externa en dirección
horizontal sobre m2
Este es un sistema con dos grados de libertad, las coordenadas generalizadas q1 , q2 más conve-
nientes para representarlos son los ángulos ϕ1 , ϕ2 de la figura. Las posiciones de las masas −
→
r1 , −
→
r2
en términos de estas coordenadas son:
52
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
( )
−
→ x1 = `1 sin ϕ1
r1≡ (2.8)
y1 = −`1 cos ϕ1
( )
−
→ x2 = `1 sin ϕ1 + `2 sin ϕ2
r2≡
y2 = −`1 cos ϕ1 − `2 cos ϕ2
y para la partı́cula 2:
−
→a
F 2 = −m2 g ecy + F ecx (2.9)
La condición de nulidad del trabajo virtual de las fuerzas aplicadas, expresado por (2.3), nos
provee con dos ecuaciones correspondientes a los dos grados de libertad del problema.
Un sistema de dos ecuaciones que permite determinar los valores ϕ01 , ϕ02 del equilibrio estático del
sistema:
F
tan ϕ01 =
(m1 + m2 )g
F
tan ϕ02 =
m2 g
Este resultado reproduce los valores de equilibrio de los casos extremos, por ejemplo: a) cuan-
do F = 0 el equilibrio se produce para ϕ1 = ϕ2 = 0, b) cuando m1 = 0 debe ser ϕ2 = ϕ1 .
Finalmente, los valores de equilibrio ϕ1 , ϕ2 no dependen de la longitud de los péndulos, ya
que para que cada masa esté en reposo es necesario que la resultante de las fuerzas aplicadas sobre
cada una de ellas se compense con la fuerza ejercida por el vı́nculo (hilo o varilla que fija las
distancias `1 , `2 ), por consiguiente dicha resultante debe actuar en la dirección del vı́nculo y en
sentido opuesto, y el equilibrio no depende de las longitudes `1 , `2 .
53
M EC ÁNICA CL ÁSICA
d2 −
→
ri − →a − →v
mi 2
= Fi + Fi
dt
y usando la condición (2.5) de trabajo nulo de las fuerzas de vı́nculo:
N
−
→a d2 −
→
ri −
].δ →
X
[ F i − mi ri=0 (2.10)
i=1
dt2
que es el principio de d’Álembert. Este principio es válido para los sistemas mecánicos: aquellos
que satisfacen el principio de los trabajos virtuales.
que reemplazado en el primer término de (2.10) nos permite definir la fuerza generalizada Qj :
− a ∂−
→
N 3N −K X
N
→a
− → ri
F i .δ −
→
X X
ri = Fi. δqj
i=1 j=1 i=1
∂q j
3N
X −K
≡ Qj δqj (2.11)
j=1
N
X d2 −
→
ri − →
XN 3N
X −K
d2 −
→
r i ∂−→
ri
mi 2
.δ r i = m i 2
. δqj (2.12)
i=1
dt i=1 j=1
dt ∂qj
N 3N
X X −K
d d−
→r i ∂−
→
ri d−
→r i d ∂−
→
ri
= { [mi . ] − mi . [ ]}δqj
i=1 j=1
dt dt ∂qj dt dt ∂qj
54
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
∂−
→ri
Vamos a trabajar sobre el término ∂qj ; asumiendo válido el intercambio en el orden de dos
operaciones de diferenciación:
d ∂−→
ri ∂−
→
vi
=
dt ∂qj ∂qj
donde la velocidad −
→
v i es:
−
→
3N
X −K
∂−
→
ri . ∂−
→ri
vi= qj +
j=1
∂qj ∂t
∂−
→
vi ∂−
→
ri
. = (2.13)
q
∂ j ∂q j
donde:
. dqj
qj =
dt
Reemplazando este resultado en (2.12):
N
X d2 −
→
ri − →
XN 3N
X −K
d →
− ∂−
→
vi →
− ∂−
→
vi
mi 2
.δ r i = { [m i v i . . ] − mi v i . }δqj
i=1
dt i=1 j=1
dt q
∂ j ∂q j
3N −K N N
X d ∂ X 1 ∂ X 1
= { . mi vi2 − mi vi2 }δqj
j=1
dt ∂ q j i=1 2 ∂qj i=1 2
Siendo las qj un conjunto de variables independientes, para que se satisfaga (2.14) es necesario
que se anule cada uno de los coeficientes de los diferenciales δqj :
d ∂T ∂T
. − − Qj = 0
dt ∂ q j ∂qj
j = 1, ..,3N − K (2.15)
Si el sistema de partı́culas además de ser un sistema mecánico con vı́nculos holónomos (satis-
face el principio de d’Álembert) está sometido a fuerzas externas e internas conservativas:
55
M EC ÁNICA CL ÁSICA
→a ∂ −
→ ∂−
→
N N
X − ri X →
− →
− →
− →
− ri
Qj = Fi. =− ∇−
→
ri V ( r 1 , r 2 , ... r N ).
i=1
∂qj i=1
∂qj
∂
= − V (−
→
r 1, −
→
r 2 , ...−
→
r N)
∂qj
donde el potencial total
N
X N
X
V = Ui + Uij
i=1 i,j=1(i>j)
es la suma de los potenciales externos más los potenciales internos entre pares. Podemos entonces
compactar las ecuaciones (2.15)
d ∂L ∂L
. − =0
dt ∂ q j ∂qj
j = 1, ..,3N − K (2.16)
donde
. .
L({q}, {q }) = T ({q}, {q }) − V ({q})
es el Lagrangiano (o Lagrangiana)
.
del sistema dependiente de las coordenadas generalizadas {q} y
q
velocidades generalizadas { }. L es igual a la diferencia entre las energı́as cinética y potencial del
mismo. Las ecuaciones de Lagrange (2.15 ó 2.16) resuelven el problema de un sistema mecánico
de partı́culas sometido a condiciones de vı́nculo holonómicas, eliminando la necesidad de conocer
las fuerzas de vı́nculo.
56
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
Z t2 .
I= f (y, y , t)dt
t1
respecto de variaciones en la o las funciones y(t), de las que conocemos sólo los valores extremos
y(t1,2 ). Producimos un cambio arbitrario δy(t) con δy(t1,2 ) = 0; la variación producida en f es:
∂f ∂f .
δf = δy + . δ y
∂y ∂y
Entonces:
Z t2 ∂f ∂f .
δI = [ δy + . δ y ]dt
t1 ∂y ∂y
. dy d
δ y= δ = δy
dt dt
Para que I sea estacionario δI debe anularse para variaciones arbitrarias δy en el intervalo, y
ello sólo es posible si el integrando es idénticamente nulo:
∂f d ∂f
− . =0
∂y dt ∂ y
Estas son las llamadas ecuaciones de Euler-Lagrange, hay una por cada función diferente y(t)
presente en f y coinciden con las ecuaciones de Lagrange derivadas del principio de d’Álembert
para un sistema mecánico. Queda ası́ probado el
57
M EC ÁNICA CL ÁSICA
f (−
→
r 1, −
→
r 2 ...−
→
r N , t) = 0
sino que aparecen desigualdades o relaciones que involucran derivadas temporales de las coorde-
nadas:
f (−
→
r 1, −
→
r 2 ...−
→
r N , t) > 0
d−
→
r 1 d−
→
r 2 d− →
rN
f (−
→
r 1, −
→
r 2 ...−
→
r N, , ... , t) = 0
dt dt dt
los vı́nculos se dice que son no holónomos. Ya no vale el formalismo precedente que condujo
a las ecuaciones de Lagrange, y en principio es necesario resolver cada caso por separado.
Supongamos la presencia de K condiciones de vı́nculo holonómicas, lo que nos permite
definir 3N − K coordenadas generalizadas qj . Consideremos el caso particular de P vı́nculos
no holonómicos definidos por ecuaciones diferenciales lineales:
3N
X −K
a`j ({q}, t)dqj + a`t ({q}, t)dt = 0 (2.18)
j=1
1≤`≤P
58
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
. .
x +R ϕ cos θ = 0
. .
y +R ϕ sin θ = 0 (2.19)
que también pueden expresarse en forma diferencial
dx + R cos θdϕ = 0
dy + R sin θdϕ = 0 (2.20)
Las ecuaciones (2.19) ó (2.20) describen dos condiciones de vı́nculo no holonómicas. No es
posible despejar un par de coordenadas en función de las otras dos como ocurre con vı́nculos
holonómicos: ahora es necesario resolver primero el problema dinámico para conocer las veloci-
dy dϕ
dades de las coordenadas dx
dt , dt , dt y recién entonces imponer las restricciones (2.20) sobre los
diferenciales.
59
M EC ÁNICA CL ÁSICA
3N
X −K
a`j dqj + a`t dt = 0 (2.21)
j=1
1≤`≤P
3N
X −K
a`j δqj = 0 (2.22)
j=1
1≤`≤P
Estas P condiciones sobre los 3N − K desplazamientos virtuales δqj hace que solamente 3N −
K − P de ellos sean linealmente independientes.
Para hallar las ecuaciones de Lagrange de este caso con vı́nculos no holónomos recurrimos a
un artificio matemático conocido como método de los multiplicadores de Lagrange, y que consiste
en multiplicar cada una de las ecuaciones (2.22) por un factor arbitrario λ` (t) y sumarlas:
P
X 3N
X −K
λ` a`j δqj = 0
`=1 j=1
Agregamos ahora este término idénticamente nulo a cada ecuación de Lagrange (2.14):
3N −K P
X d ∂T ∂T X
{ . − − Qj + λ` a`j }δqj = 0 (2.23)
j=1
dt ∂ q j ∂qj `=1
P
d ∂T ∂T X
. − − Qj + λ` a`j = 0 (2.24)
dt ∂ q j ∂qj `=1
1 ≤ j ≤ 3N − K − P
La ecuación (2.23) queda reducida a una combinación lineal de los P desplazamientos vir-
tuales δqj con 3N − K − P + 1 ≤ j ≤ 3N − K :
3N −K P
X d ∂T ∂T X
{ . − − Qj + λ` a`j }δqj = 0 (2.25)
j=3N −K−P +1
dt ∂ q j ∂qj `=1
60
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
Estos desplazamientos virtuales ya no son independientes, sino que están totalmente determi-
nados por los primeros 3N − K − P . Lo que hacemos es elegir los P valores arbitrarios de λ` de
modo que se anulen dichos coeficientes en (2.25). Obtenemos ası́ 3N − K ecuaciones de la forma
(2.24):
P
d ∂T ∂T X
. − − Qj + λ` a`j = 0 (2.26)
dt ∂ q j ∂qj `=1
1 ≤ j ≤ 3N − K
ó:
P
d ∂L ∂L X
. − + λ` a`j = 0 (2.27)
dt ∂ q j ∂qj `=1
1 ≤ j ≤ 3N − K
3N
X −K
a`j dqj + a`t dt = 0
j=1
1≤`≤P
De esta forma encontramos el significado fı́sico del término: representa la fuerza generalizada pro-
ducida por los vı́nculos no holónomos sobre la coordenada j, ya que el resultado matemático es
equivalente a reemplazar las ligaduras por fuerzas generalizadas adicionales del tipo:
p
X
Qvj = λ` a`j (2.28)
`=1
1 ≤ j ≤ 3N − K
61
M EC ÁNICA CL ÁSICA
fk (q1 , q2 , ...qP , t) = 0
P
X ∂fk ∂fk
dqj + dt = 0 (2.29)
j=1
∂qj ∂t
1 ≤ k≤K
Esto nos permite calcular la fuerza generalizada producida sobre la coordenada qj por el vı́nculo
holonómico fk : usando las ecuaciones (2.28,2.29) obtenemos:
∂fk
Qvk,j = λk (2.30)
∂qj
que depende del multiplicador de Lagrange asociado al vı́nculo fk , expresado en forma de ecuación
diferencial en (2.29).
Concluimos que por cada fuerza de un vı́nculo Qk que nos interese calcular deberemos incre-
mentar en uno el número de ecuaciones junto al de incógnitas a determinar.
∂L
pj = .
∂ qj
que coincide con la definición de impulso lineal cuando qj es una coordenada cartesiana ortogonal
de la partı́cula. Además llamaremos coordenada cı́clica a la que no aparece explı́citamente en el
Lagrangiano del sistema, entonces:
∂L
=0
∂qj
62
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
d
pj = 0 (2.31)
dt
pj es constante, por lo que
Las integrales del movimiento (2.31) son más generales que los teoremas de conservación
probados previamente, e incluyen a éstos como casos particulares.
Estudiaremos las condiciones de conservación del impulso lineal, impulso angular y energı́a
total para fuerzas aplicadas conservativas.
∂−→
ri
=n b (2.32)
∂qn
donde nb representa la dirección en que se traslada el sistema al variar qn . El momento canónico
correspondiente a qn , usando el resultado (2.13),
∂L N
∂−→
vi
mi −
→
X
pn = . = vi . (2.33)
∂ qn i=1
∂ qn
N
−
→ ∂−
→
ri N
mi −
→
X X
= mi v i =n
b vi
i=1
∂q n i=1
S I LA COORDENADA QUE DESCRIBE UNA TRASLACI ÓN DEL SISTEMA COMO UN TODO ES
C ÍCLICA , EL IMPULSO LINEAL TOTAL EN ESA DIRECCI ÓN ES UNA CONSTANTE DEL MOVIMIENTO .
La energı́a cinética total es en general una función de las coordenadas generalizadas y ve-
locidades generalizadas, pero no dependerá de una coordenada como la qn (2.32) que describe
traslaciones del sistema como un todo, ya que la energı́a cinética debe ser independiente del ori-
gen de coordenadas elegido. Por consiguiente, la coordenada qn será cı́clica si la energı́a potencial
de las fuerzas aplicadas no depende de ella. Veamos qué significa esta independencia:
63
M EC ÁNICA CL ÁSICA
∂V N
X →
− ∂−
→
ri N
X →
−
= ∇−
→ V.
r i ∂qn = n
b ∇−→
r iV (2.34)
∂qn i=1 i=1
N
X →a
−
= −n
b Fi
i=1
S I LA COORDENADA QUE DESCRIBE TRASLACIONES DEL SISTEMA EN UNA DIRECCI ÓN ES C ÍCLICA
ENTONCES LA FUERZA APLICADA SOBRE EL SISTEMA EN ESA DIRECCI ÓN ES NULA .
Los resultados (2.33) y (2.34) nos dicen que la ecuación de Lagrange correspondiente a la
coordenada qn
d ∂L ∂L
. − =0
dt ∂ qn ∂qn
resulta:
dpn
= Fn
dt
que es la conocida ecuación de evolución del impulso lineal total del sistema en dirección n
b.
δ−
→
r i = ri sin θδ −
→
ϕ
∂−
→ri
b×−
=n →
ri
∂ϕ
El momento canónico conjugado a ϕ es, usando nuevamente (2.13),
∂L N
→
− ∂−→
vi N
∂−
→ri
mi −
→
X X
pϕ = . = m v
i i . = vi
∂ ϕ i=1 ∂ ϕ i=1
∂ϕ
que produce:
N N
mi −
→ b×−
→ mi −
→
ri×−
→
X X
pϕ = vi .n ri=n
b. vi (2.35)
i=1 i=1
El momento canónico conjugado a una coordenada que describe rotaciones del sistema como
un todo es la componente del impulso angular a lo largo del eje de rotación. Encontramos que
64
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
S I UNA COORDENADA QUE DESCRIBE ROTACIONES DEL SISTEMA COMO UN TODO ES C ÍCLICA , SE
CONSERVA EL IMPULSO ANGULAR TOTAL EN LA DIRECCI ÓN DEL EJE DE ROTACI ÓN .
La energı́a cinética del sistema de partı́culas no depende de la orientación del sistema de coor-
denadas elegido para describirla, por lo tanto no dependerá de coordenadas angulares de rotación
como la ϕ que usamos en el punto anterior. Entonces, si la variable ϕ es cı́clica se debe solamente
a que la energı́a potencial de las fuerzas aplicadas es independiente de ϕ. Que V no dependa de ϕ
es equivalente a que el torque en dirección n b de las fuerzas aplicadas sea nulo, pues:
∂V N
−
→ ∂−
→
ri X N
→
−
b×−
→
X
= ∇−
→ V.
r i ∂ϕ = ∇−→
r i V.n ri (2.36)
∂ϕ i=1 i=1
N
X
−
→ −
→
= −n
b. r i × Fia
i=1
65
M EC ÁNICA CL ÁSICA
d ∂L ∂L
. − =0
dt ∂ ϕ ∂ϕ
resulta:
dpϕ ∂V
=−
dt ∂ϕ
que es la ya conocida ecuación de evolución del impulso angular total, pues de (2.35) es pϕ = Ln
y de (2.36) ∂V
∂ϕ = Mn (componente del torque en dirección n) :
b
dLn
= Mn
dt
2.9.3. Energı́a
Para hallar la conservación de la energı́a total de un sistema con fuerza aplicadas conservativas
vamos a hallar la derivada temporal del Lagrangiano
N
dL X ∂L . ∂L .. ∂L
= { qj + . qj + } (2.37)
dt j=1
∂qj ∂ qj ∂t
N
dL X d ∂L . ∂L ..
= { ( . ) qj + . qj } (2.38)
dt j=1
dt ∂ qj ∂ qj
N
d X ∂L .
= { . qj }
dt j=1 ∂ qj
Entonces la función:
N
X ∂L .
H= . qj −L (2.39)
j=1
∂ qj
llamada función hamiltoniana (ó más usualmente el Hamiltoniano) es una integral del movimiento.
Probaremos que el Hamiltoniano es equivalente a la energı́a T + V del sistema cuando los
vı́nculos son esclerónomos. Demostraremos. en primer lugar que T es una función homogénea
cuadrática de las velocidades generalizadas q . Partimos de:
N
1X
T = mi −
→
vi 2
2 i=1
66
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
y usamos la dependencia del vector posición en las coordenadas generalizadas para el caso de
vı́nculos esclerónomos:
−
→ →
−
r i = fi (q1 , q2 , ...qn )
−
→
N
X ∂−
→
ri .
vi = qk
k=1
∂qk
−
→
N
X r i ∂−
∂−
→ →
ri . .
vi 2 = qk q`
k,`=1
∂qk ∂q`
→ −
− →
Como ∂∂qrki ∂∂qr` i depende solamente de las coordenadas generalizadas y no de sus velocidades,
queda probado que
PARA V ÍNCULOS ESCLER ÓNOMOS T ES UNA FUNCI ÓN CUADR ÁTICA HOMOG ÉNEA EN LAS
VARIABLES q.
H = 2T − L = T + V
por lo que
67
M EC ÁNICA CL ÁSICA
dH
=0
dt
si
∂L
=0
∂t
Entonces, aún para vı́nculos reónomos se conservará H si ∂L
∂t = 0, pero en este caso H 6= T + V
.
Resumimos este análisis de las integrales del movimiento diciendo que cada una de ellas
está asociada a una simetrı́a del sistema de partı́culas:
D : S I LAS FUERZAS APLICADAS Y LAS DE V ÍNCULO SON CONSERVATIVAS ( NO HAY DISIPACI ÓN EN
CALOR U OTRA FORMA ENERG ÉTICA ), SE CONSERVA LA ENERG ÍA TOTAL DEL SISTEMA ( INCLU ÍDA
LA ENERG ÍA POTENCIAL DE LAS FUERZAS DE V ÍNCULO ).
E : S I LOS V ÍNCULOS SON ESCLER ÓNOMOS LA ENERG ÍA POTENCIAL DE LAS FUERZAS DE
V ÍNCULO ES CONSTANTE Y LA INTEGRAL DEL MOVIMIENTO ES LA ENERG ÍA MEC ÁNICA T + V ,
V : ENERG ÍA POTENCIAL DE LAS FUERZAS APLICADAS , NO INCLUYE LAS DE V ÍNCULO .
68
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
N
d−
→
!
1d X ri
T = mi −
→
ri
2 dt i=1 dt
N
d2 −
→
!
1 X ri
− mi −
→
ri
2 i=1 dt2
Usamos la segunda ley de Newton para reemplazar la aceleración de cada partı́cula por la
fuerza total actuante sobre ella
d2 −
→
ri −→
mi = Fi
dt2
y hallamos el valor medio temporal de la energı́a cinética, definido por:
1
Z τ 0 0
hT i = dt T (t )
τ 0
τ
N
d−
→
*N +
1 1X r i 1 →
−
mi −
→ −
→
X
= r i. − r i. F i (2.41)
τ 2 i=1 dt 2 i=1
0
Como las velocidades y posiciones de las partı́culas están acotadas para un estado ligado,
tomando el intervalo temporal τ lo suficientemente grande el primer término del segundo miembro
de (2.41) se puede hacer tan pequeño como se desee. Resulta entonces la relación:
*N +
X
−
→ →
−
2 hT i = − r i. F i (2.42)
i=1
N N,N
X ai X bij
V = − −
i=1
ri r
i>j=1 ij
N N N
X ai 1X X bij
= − −
i=1
ri 2 i=1 j=1(j6=i) rij
N
−
→ ai −
→
X bij −
→
∇−→
ri V = 3 r i + 3 r ij
ri r
j=1(j6=i) ij
69
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Entonces:
*N + n
X
−
→ →
− X
−
→ →
−
− r i. F i = r i . ∇−
→
r iV
i=1 i=1
N N N
X ai X X bij −
→ − →
= + 3 r ij r i (2.43)
i=1
ri r
i=1 j=1(j6=i) ij
N N
X X bij −
→ − →
r 3 r ij r i
i=1 j=1(j6=i) ij
N,N N,N
X bij −
→ →
−
X bij
→ −
− →
= 3 r ij r i + 3 r ij r i
r
i>j=1 ij
r
j>i=1 ij
N,N
X bij −
→ −→ bji →
− − →
= ( 3 r ij r i + r 3 r ji . r j )
i>j=1
rij ji
N,N
X bij −→ − → → −
− →
= 3 ( r ij r i + r ji . r j )
r
i>j=1 ij
N,N
X bij −→ − → →
−
=
r 3 r ij .( r i − r j )
i>j=1 ij
N,N
X bij
=
r
i>j=1 ij
*N + n
X
−
→ →
− X
−
→ →
−
− r i. F i = r i . ∇−
→
r iV
i=1 i=1
N N,N
X ai X bij
= + = −V (2.44)
i=1
ri r
i>j=1 ij
Finalmente, usando (2.42) y (2.44) el teorema del virial produce para el caso de potenciales
homogéneos como los gravitatorios o electrostáticos:
2 hT i + hV i = 0
En general, V = V (−→
r 1, −
→
r 2 ...−
→
r N ) es una función homogénea de orden n cuando satisface
la siguiente condición:
70
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
N
X
−
→ →
− → −
− → − →
r i . ∇−
→
r i V ( r 1 , r 2 ... r N )
i=1
= nV (−
→
r 1, −
→
r 2 ...−
→
r N)
Entonces, los potenciales gravitatorios o electrostáticos entre N partı́culas son funciones ho-
mogéneas de orden -1 según vemos de la condición (2.44)
n
X
−
→ →
−
r i . ∇−
r i V = −V
→
i=1
Para el caso general de un potencial homogéneo de orden n el teorema del virial produce la
siguiente relación entre los valores medios de las energı́as cinética y potencial:
2 hT i − n hV i = 0
2.11. Aplicaciones
2.11.1. El problema de la cuña y la masa deslizante
Vamos a considerar nuevamente el problema de la cuña y la masa deslizante, donde queremos
calcular:
a) El tiempo que emplea la masa m en caer desde una altura h respecto del suelo, partiendo
del reposo tanto m como M .
b) Deseamos conocer la trayectoria de m y
c) la fuerza de reacción que la cuña ejerce sobre ella.
Usaremos ahora el formalismo de las ecuaciones de Lagrange para responder a las tres pre-
guntas planteadas, encontrando (obviamente) los mismos resultados que partiendo de las leyes de
Newton.
1 .2 1 .2 . .
L = (M + m) x + (m + M cot2 α) y +M cot α xy −mgy
2 2
y las ecuaciones del movimiento:
71
M EC ÁNICA CL ÁSICA
d ∂L ∂L
. − =0
dt ∂ q ∂q
resultan, para la coordenada x:
.. ..
(M + m) x +M cot α y = 0 (2.45)
Como la coordenada x es cı́clica se conserva su momento canónico conjugado, y esta ecuación
expresa ese hecho; vemos de (1.44) que el momento canónico conjugado es el impulso lineal total
en la dirección x: .
.
Px = (M + m) x +M cot α y (2.46)
Como el impulso lineal al tiempo inicial es nulo:
. .
M cot α y = −(M + m) x
y:
. M +m .
y= − tan α x
M
la relación entre las componentes de la velocidad resulta independiente del tiempo, luego la trayec-
toria de esta masa es una recta de pendiente − MM +m
tan α, coincidiendo con el resultado previo
(1.45).
La ecuación del movimiento en la coordenada y es:
.. ..
(m + M cot2 α) y +M cot α. x +mg = 0
.. M 2 cot2 α ..
(m + M cot2 α) y − y +mg = 0
M +m
esto es:
..
y= B (2.47)
con:
−g
B= M
1+ M +m cot2 α
t2
y=B +h (2.48)
2
.
donde hemos usado las condiciones iniciales y(t = 0) = h, y (t = 0) = 0.
El tiempo que tarda la masa m en caer hasta el piso es:
72
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
s
−2h
T =
B
s
2h M
= [1 + cot2 α]
g M +m
X = x + y cot α (2.49)
vamos a considerar los tres grados de libertad (X, x, y) junto con una condición diferencial, con
apariencia de ligadura no holonómica
dX − dx − cot αdy = 0
El Lagrangiano es:
1 . 2 1 .2 .2
L = M X + m(x + y ) − mgy
2 2
y las ecuaciones de Lagrange adoptan ahora la forma:
d ∂L ∂L
. − − λa1q = 0
dt ∂ q ∂q
q ≡ X, x, y
Explı́citamente:
..
M X +λ = 0 (2.50)
..
m x −λ = 0 (2.51)
..
m y +mg − λ cot α = 0 (2.52)
Estas ecuaciones más la condición de vı́nculo (2.49) son las cuatro ecuaciones que nos per-
miten determinar X, x, y y λ.
73
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Los términos en λ representan las fuerzas que ejerce el vı́nculo. Las fuerzas de vı́nculo actuan-
tes sobre la masa m aparecen en sus ecuaciones del movimiento; de (2.51):
..
m x= λ
Fv,x = λ
y de (2.52):
..
m y +mg = λ cot α
Fv,y = λ cot α
λ λ λ
− − + (g − cot α) cot α = 0
M m m
que determina λ :
sin α. cos α
λ = mg m
1+ M sin2 α
que coincide con el resultado previo (1.46). Debido a que la trayectoria es rectilı́nea la fuerza de
vı́nculo es independiente del tiempo; en un caso general tanto el parámetro λ como la fuerza de
vı́nculo variarán en el tiempo y la trayectoria será en general curvilı́nea.
Finalmente, las ecuaciones del movimiento (2.50-2.52) pueden integrarse fácilmente para
obtener x(t), y(t), X(t):
λ t2
y=( cot α − g) + h
m 2
74
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
λ
que podemos ver coincide con el resultado previo (2.48) pues: m cot α − g = B ,
λ t2
x= + x(t = 0)
m2
y:
λ t2
X=− + X(t = 0)
M 2
Figura 2.6: La partı́cula desliza sin roce por un aro sin masa sujeto a girar en dirección vertical con
velocidad angular constante. Actúa la fuerza de gravedad
La masa m desliza sin fricción por el aro, y éste está sometido a una rotación de velocidad
angular constante ω en la dirección n b situada en dicho plano.
Las condiciones de vı́nculo sobre las tres coordenadas de la masa son la permanencia de la
misma en el plano que gira con velocidad ω, y la restricción a moverse sobre la circunferencia.
Resulta un problema con un solo grado de libertad, que podemos describir por el ángulo θ.
La energı́a cinética de la partı́cula es:
1 .2 .2 .2
T = m(x + y + z )
2
75
M EC ÁNICA CL ÁSICA
x = a sin θ cos ωt
y = a sin θ sin ωt
z = −a cos θ
.
entonces T como función de θ y θ resulta:
1 .2
T = m(a2 θ +a2 ω 2 sin2 θ)
2
La energı́a potencial es:
∂L .
H = . θ −L
∂θ
1 .2 1
= ma2 θ − ma2 ω 2 sin2 θ − mga cos θ
2 2
Esta integral del movimiento no es la energı́a mecánica del sistema pues el término
1
− ma2 ω 2 sin2 θ
2
tiene el signo inadecuado. Ello se debe a que hay un vı́nculo, movimiento sobre un plano que rota,
que varı́a con el tiempo. Entonces, si la masa se mueve sobre la circunferencia varı́a su velocidad
tangencial al variar el radio de giro. Esta aceleración de la masa se debe a que la fuerza de vı́nculo
normal al plano realiza trabajo cuando la masa se aleja del eje de rotación.
Vamos a estudiar el problema unidimensional equivalente, es decir aquel sistema unidimen-
sional cuya energı́a posee la misma forma funcional en la coordenada θ que el Hamiltoniano
conservado de nuestro sistema real:
1 .2 1
”E” = ma2 θ − ma2 ω 2 sin2 θ − mga. cos θ
2 2
La energı́a potencial de este problema unidimensional es:
76
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
1
Vef ectivo (θ) = −ma[ aω 2 sin2 θ + g. cos θ]
2
cuya derivada:
dVef
= −ma[aω 2 sin θ. cos θ − g sin θ]
dθ
se anula en θ = 0, θ = π y cuando g < aω 2 existe una tercera raı́z en θ0 = arc cos( aωg 2 ). Existen
además raı́ces para valores negativos de θ : θ = −θ0 , θ = −π pues el potencial Vef es una función
par de θ. Los extremos serán máximos o mı́nimos según como sea el signo de la derivada segunda
en cada uno de esos valores de θ :
d2 Vef
= −ma[aω 2 (cos2 θ − sin2 θ) − g cos θ]
dθ2
Podemos ver que
d2 Vef
| θ=0 = ma(g − aω 2 )
dθ2
d2 Vef
| θ=π = −ma(g + aω 2 )
dθ2
y cuando g < aω 2 :
d2 Vef g
2
|θ=0 = ma2 ω 2 [1 − ( 2 )2 ]
dθ aω
77
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 2.7: Las dos clases de potencial efectivo posibles según que g/aω 2 sea mayor o menor que la unidad
d ∂T ∂T
. − − Qj = 0
dt ∂ qj ∂qj
j= 1, ..,3N − K
d ∂L ∂L
. − = 0 (2.53)
dt ∂ qj ∂qj
j = 1, ..,3N − K
. .
L({q}, {q }) = T ({q}, {q }) − V ({q})
aún en ciertos casos en que las fuerzas actuantes no sean conservativas. Por ejemplo, se pueden
obtener ecuaciones del tipo 2.53) si las fuerzas son derivables de una función U que depende de
las coordenadas y velocidades de la forma siguiente:
78
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
∂U d ∂U
Qj = − + . (2.54)
∂qj dt ∂ qj
Definiendo el Lagrangiano como L = T −U , las ecuaciones del movimiento retienen la forma
(2.53). La función U se denomina potencial generalizado o dependiente de la velocidad.
Un ejemplo práctico de aplicación lo constituye el movimiento de una partı́cula en un campo
→
−
electromagnético, donde la fuerza actuante depende del campo eléctrico E e inducción magnética
→
−
B :
−
→ → → −
− →
F = q( E + −
v × B)
−
→ →−
− → 1 − →
∇−→
r . E ( r ) = ε0 ρ( r )
donde ε0 es una constante (llamada permitividad del vacı́o). El campo eléctrico además satisface
→
−
la ley de inducción magnética de Faraday que define el rotor de E :
→→
−
−
→ →−
− → ∂ B (−
r)
∇−r × E ( r ) = − ∂t
→
Las dos condiciones precedentes definen unı́vocamente el campo eléctrico, que puede ser ex-
presado de la siguiente forma:
→→
−
− −
→ →
− ∂ A (−r)
E (→r ) = − ∇−→
r φ(→
−r ) − (2.56)
∂t
donde φ es el potencial electrostático que da cuenta de la componente (irrotacional) de campo
eléctrico producida por las cargas presentes:
1 →
∇2 φ(−
→
r ) = − ρ(−
r)
ε0
Los resultados (2.55) y (2.56) permiten expresar la fuerza de Lorentz en términos de los po-
→
−
tenciales eléctrico φ y magnético A :
79
M EC ÁNICA CL ÁSICA
→
−
−
→ →
− →
− ∂A − →
− →
−
F = q[− ∇− →
r φ( r ) − +→
v × ∇−r × A]
→ (2.57)
∂t
Haciendo uso de la relación:
−
→ →
− −
→ − → − →− → →−
− → − →
v × ∇−r × A = ∇−
→ r ( v . A ) − ( v . ∇−
→ →
r )A
y recordando que
→
− →
−
dA ∂A → −
− →
= + (−
→
v . ∇−
→
r )A
dt ∂t
podemos escribir (2.57) de la forma:
→
−
−
→ −
→ →
− →
− →
− dA
F = q{− ∇−→r [φ( r ) − v . A ] − dt } (2.58)
→
−
Como los potenciales φ y A no dependen de −→
v , es válido efectuar el siguiente reemplazo:
−
→ → −
− →− →
A = ∇−→
v ( v .A)
con lo que (2.58) resulta:
−
→ →
− →
− →−
− → d→ − →
− →−
− →
F = q{− ∇− →r [φ( r ) − v . A ] + q dt ∇−v [φ( r ) − v . A ]}
→ (2.59)
2.13. Problemas
1. Utilizando el principio de los trabajos virtuales hallar la posición de equilibrio de la barra
homogénea de la figura 2.8. No hay roce.
80
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
3. Una partı́cula de masa m desliza sin roce desde el punto más alto de una esfera de radio R.
Ver figura 2.10.
a) Calcular la altura a la que la partı́cula se separa de la esfera.
b) Calcular el valor de la fuerza de vı́nculo hasta el despegue usando multiplicadores de La-
grange.
4. Dos partı́culas de masas m1 y m2 están unidas por un hilo, como muestra la figura 2.11. m1
desliza sobre la mesa sin rozamiento y m2 sólo se mueve verticalmente. En el instante inicial m1
se encuentra a distancia r0 del orificio y se le imprime una velocidad v0 perpendicular al hilo.
a) Escriba las ecuaciones de Lagrange y determine las integrales del movimiento.
b) Grafique el potencial efectivo que puede definir a partir del problema unidimensional equi-
valente.
c) Halle la tensión del hilo.
5. Una esferita de masa m está enhebrada en un alambre recto rı́gido y puede deslizar sin
rozamiento (figura 2.12). Actúa la fuerza de gravedad.
La masa m desliza por el alambre sujeta a la fuerza de gravedad.
5.1: Cuando el alambre está forzado a rotar en un plano vertical con velocidad angular cons-
tante ω:
a) Escriba el Lagrangiano y determine las ecuaciones del movimiento.
81
M EC ÁNICA CL ÁSICA
6. Una partı́cula se mueve en el campo gravitatorio partiendo con velocidad inicial nula desde
un punto (x1 , y1 ) hasta un punto (x2 , y2 ) a menor altura. Encontrar el camino que permite a la
partı́cula realizar el trayecto en el menor tiempo posible.
82
F ORMULACI ÓN L AGRANGIANA DE LA D IN ÁMICA CL ÁSICA
83
M EC ÁNICA CL ÁSICA
84
Capı́tulo 3
3.1. Introducción
La aplicación más trascendental de las ecuaciones de Newton ha sido sin dudas la que realizara
el mismo Newton para interpretar las leyes sobre el movimiento de los planetas enunciadas por
Kepler. Dado que las fuerzas entre planetas son muy débiles frente al campo de fuerzas generado
por el Sol, el problema a resolver es aproximadamente el de dos cuerpos aislados sometidos a la
fuerza interna de acción y reacción. La consistencia entre las leyes de la dinámica propuestas por
Newton y las de Kepler extraı́das de las observaciones determinó la forma funcional de la fuerza
de gravedad, llamada ley de gravitación universal.
En este Capı́tulo y el siguiente trataremos el sistema de dos partı́culas sometidas a fuerzas
internas colineales, dirigidas a lo largo de la recta definida por sus vectores de posición.
La bibliografı́a recomendada tiene en primer lugar el libro Mecánica de Landau y Lifshitz[2],
que conjuga sı́ntesis, claridad y rigor en la descripción de la cinemática de la colisión entre dos
cuerpos. Otras recomendaciones son Mecánica Clásica de Goldstein[1] y Classical Dynamics of
Particles and Systems de Marion y Thornton[10].
m1 −
→
r 1 + m2 −
→
r2=0
85
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 3.1: Vectores posición de dos partı́culas referidos a un punto externo y al centro de masas
y es conveniente elegir a −
→
r =−
→
r1−−
→
r 2 como el otro vector definitorio del sistema:
−
→ m2 − →
r1 = r
m1 + m2
−
→ m1 − →
r2 = − r
m1 + m2
Entonces:
.
1 →2 1 m1 m2 →
− −
. 2
L = (m1 + m2 ) R + r −V (r) (3.1)
2 2 m1 + m2
→
−
Vemos que R es una coordenada cı́clica; hay por lo tanto tres constantes del movimiento que
son las tres componentes del impulso lineal total
.
−
→
(m1 + m2 ) R = constante
→ →
−
Debido a que el Lagrangiano no presenta términos que mezclan R y − r , las ecuaciones del
movimiento para esta última coordenada no dependen de la presencia del primer término de (3.1),
que puede ignorarse en el futuro:
86
P ROBLEMA DE DOS CUERPOS CON FUERZAS CENTRALES
. 1 − . 2
L(−
→
r ,−
→
r) = µ→r −V (r)
2
m1 m2
µ = (3.2)
m1 + m2
La solución −
→r =− →
r (t) da la posición de la partı́cula 2 respecto de la 1. Este es el problema
de una partı́cula equivalente al problema de los dos cuerpos, el vector posición − →r de esta partı́cula
está referido a un sistema inercial.
−
→
E L VECTOR POSICI ÓN −
→
r SOLAMENTE PODR Á EVOLUCIONAR EN UN PLANO NORMAL A ` QUE
QUEDAR Á ESPECIFICADO POR LA VELOCIDAD INICIAL DE LA PART ÍCULA .
∂L ·
. = µr2 θ= ` (3.3)
∂θ
87
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Por último, haremos uso de la constancia de la energı́a por ser la fuerza conservativa para en-
contrar otra ecuación diferencial de primer orden que junto con (3.3) permita resolver el problema:
1 .2 .2
E = µ(r +r2 θ ) + V (r) (3.4)
2
1 . 2 1 `2
= µr + + V (r)
2 2 µr2
1 `2
Vef (r) = V (r) + (3.5)
2 µr2
·2
quedando la energı́a cinética reducida al término radial 21 µ r ;
L AS ENERG ÍAS CIN ÉTICA Y POTENCIAL SON LAS MISMAS QUE CORRESPONDEN A UNA PART ÍCULA
DE MASA µ MOVI ÉNDOSE EN EL POTENCIAL UNIDIMENSIONAL Vef (r).
.. dVef (r)
µ r= Fef (r) = − (3.6)
dr
Haciendo uso de esta similitud vamos a obtener algunas propiedades del movimiento de una
partı́cula en un campo central, determinadas a partir de la conservación de la energı́a total (3.4).
Una vez conocido el valor del impulso angular para el sistema real en estudio, podremos hallar el
potencial efectivo (3.5) para el problema unidimensional equivalente:
El término centrı́fugo provee un potencial repulsivo que para una energı́a E constante dismi-
.2
nuye el valor de la energı́a cinética radial 12 µ r ; ello se debe a que para mantener un valor fijo del
.
impulso angular la velocidad de rotación r θ deberá ser proporcional a 1/r, por lo que contribuye
proporcionalmente a 1/r2 al valor de la energı́a cinética.
La naturaleza de la órbita seguida por la partı́cula dependerá de la energı́a total E (tomamos
la energı́a potencial igual a cero para r → ∞). Si la energı́a es mayor que cero existe un valor
mı́nimo r1 para la coordenada r mientras que no hay lı́mite superior para la misma, por lo que la
órbita es no acotada. Para energı́as negativas existirá un lı́mite superior r20 y uno inferior r10 para la
distancia de la partı́cula al centro de potencial llamados puntos de retorno, y la órbita es acotada
pero no necesariamente cerrada. Demostraremos al final de este capı́tulo que para potenciales del
tipo Krn+1 se obtienen órbitas cerradas para n = 1 y n = −2. Existe un caso lı́mite de energı́as:
aquél en que el valor de la coordenada radial es constante: r = r100 ; la órbita será entonces una
circunferencia, y estamos en un mı́nimo del potencial efectivo por lo que la fuerza actuante sobre
la partı́cula en el sistema unidimensional equivalente es nula:
88
P ROBLEMA DE DOS CUERPOS CON FUERZAS CENTRALES
Figura 3.2: Potencial efectivo para el problema unidimensional equivalente. Se considera V(r)=-1/r
∂Vef ∂V `2
Fef = − =0=− + 3 (3.7)
∂r ∂r µr
`2
El término µr 3 se llama fuerza centrı́fuga, para la partı́cula de masa µ moviéndose en el poten-
cial V (r) dicho término representa el producto de la masa por la aceleración radial de la partı́cula:
`2 .2
3
= µr θ
µr
Si el potencial no varı́a monotónicamente como en la figura 3.2, se presenta una mayor varie-
dad de órbitas posibles como vemos en el ejemplo de la figura 3.3.
Veamos los diferentes tipos de órbitas que produce el potencial para diferentes valores de la
energı́a E e impulso angular ` :
E > E1 : órbita no acotada, pasa por el origen.
E < E1 , región I: órbita acotada, pasa por el origen.
0 < E < E1 , región II: órbita no acotada, no pasa por el origen.
E2 < E < 0 región III: órbita acotada, no pasa por el origen.
E = E1 : circunferencia, órbita inestable.
E = E2 : circunferencia, órbita estable.
El caso en que la energı́a E coincide con el máximo E1 del potencial del problema unidimen-
sional equivalente se produce la orbitación de la partı́cula: ésta incide desde infinito y al acercarse
89
M EC ÁNICA CL ÁSICA
1 . 2 1 `2
E= µr + + V (r) (3.9)
2 2 µr2
La energı́a E provee una ecuación (3.9) exclusivamente en r que permite resolver el problema,
ya que conocido r como función del tiempo r = r(t) reemplazándola en (3.8) determina θ = θ(t).
La ecuación diferencial satisfecha por r es:
s
dr 2 1 `2
=± [E − − V (r)] (3.10)
dt µ 2 µr2
90
P ROBLEMA DE DOS CUERPOS CON FUERZAS CENTRALES
dr
dt = ± q (3.11)
2 1 `2
µ [E − 2 µr 2 + V (r)]
produciendo la solución
Z r dr
t − t0 = ± q (3.12)
2 1 `2
r0
µ [E − 2 µr 2 + V (r)]
r0 = r(t0 ) es una condición inicial requerida para describir el sistema fı́sico. Invirtiendo la función
(3.12) obtenemos la dependencia temporal buscada r = r(t). Reemplazando luego r(t) en la
ecuación (3.8) generada por la constancia del impulso angular determinamos θ(t):
Z t `
θ(t) − θ0 = dt
t0 µr2 (t)
El doble signo de la ecuación (3.10) proviene de que la energı́a determina solamente el módulo
de la velocidad radial. Las condiciones iniciales para que la solución de la ecuación de Newton
sea unı́voca piden conocer el valor de r y de la velocidad dr/dt al tiempo t0 ; debemos entonces
incorporar en (3.12) el signo que tiene dr/dt al tiempo t0 .
Al realizar esta integral llegaremos a un valor de r donde el denominador, que representa la
energı́a radial del movimiento, se anula. Ese es un punto de retorno de la trayectoria, y a partir
de allı́ cambia el signo de la velocidad radial. La razón de estos cambios de signo en la ecuación
91
M EC ÁNICA CL ÁSICA
(3.11) es entonces muy sencilla: dr es negativo o positivo según cuál sea el signo de la velocidad
radial mientras que el tiempo sólo puede crecer: dt > 0.
La órbita o trayectoria de la partı́cula es la relación que liga a las coordenadas
r = r(θ)
La ecuación diferencial que la determina es similar a la que satisface r(t), pues vemos de (3.8)
que
`
dθ = dt
µr2
reemplazada en (3.11):
`dr
dθ = ± q
2 1 `2
µr2 µ [E − 2 µr 2 + V (r)]
r(θ) = r(−θ)
probando la simetrı́a de reflexión de la órbita respecto de las direcciones definidas por el origen y
los diferentes puntos de retorno, de máximo acercamiento o alejamiento:
L A ÓRBITA DE UNA PART ÍCULA EN UN CAMPO CENTRAL DE FUERZAS TIENE COMO EJES DE
SIMETR ÍA A TODAS LAS DIRECCIONES DEFINIDAS POR EL CENTRO DE FUERZAS Y LOS PUNTOS DE
RETORNO .
La figura 3.5 muestra gráficamente esta propiedad para un caso especı́fico de órbita acotada y
abierta.
92
P ROBLEMA DE DOS CUERPOS CON FUERZAS CENTRALES
Figura 3.5: Órbita acotada no cerrada producida por un potencial que tiene un mı́nimo a una distancia
finita del centro de fuerzas
`2
α= (3.15)
µk
s
2E`2
ε= 1+ (3.16)
µk 2
siendo el radicando siempre mayor o igual a cero. Tomando el origen θ0 para medir θ tal que
α
r0 −1
θ0 = arc cos[ ]
ε
la ecuación de la órbita (3.14) se reduce a
93
M EC ÁNICA CL ÁSICA
α
= 1 + ε cos θ (3.17)
r
que es la expresión de una sección cónica con un foco en el origen (centro de fuerzas).[11][12]
Las secciones cónicas son elipses, parábolas o hipérbolas, definidas por el valor que adopte la
excentricidad ε. El ángulo θ en (3.17) se mide a partir de la dirección de máximo acercamiento de
la partı́cula al centro de fuerzas.
El parámetro α se denomina latus-rectum (ver figura 3.6) y representa la distancia del foco al
punto de la cónica en la dirección normal al eje de simetrı́a de la órbita (pues para cos θ = 0 es
r = α).
La excentricidad ε depende del valor de la energı́a E y el impulso angular `. La sección cónica
será una elipse (órbita cerrada) si ε < 1, lo que implica E < 0; tendremos una parábola cuando
ε = 1 que se obtiene con E = 0; si ε > 1 la trayectoria será una hipérbola y corresponde a E > 0.
La figura 3.6 muestra esta variedad de órbitas para el caso en que todas ellas comparten un punto
en común y tienen diferentes valores de la energı́a. Si ε = 0 la órbita es una circunferencia, lo cual
ocurre para
`2
1 + 2E =0
µk 2
es decir
µk 2
E=− (3.18)
2`2
Podemos probar que ése es el mı́nimo valor del potencial efectivo:
k `2
E=− + 2
= Vef (rm ) (3.19)
rm 2µrm
como rm corresponde al mı́nimo de Vef debe satisfacer:
dVef (r) k `2
= 2 − 3 =0
dr rm µrm
que produce:
`2
rm =
µk
Reemplazando este valor en (3.19):
µk 2
E=−
2`2
94
P ROBLEMA DE DOS CUERPOS CON FUERZAS CENTRALES
` = µr0 vT
µr02 vT2
α=
k
s
2µr0 vT2 µ2 r02 vT4
ε = 1− +
k k2
2µr0 vT2
= 1 −
k
α=0,ε=1
cos θ = −1
representada por la curva A en la figura 3.6. La partı́cula es atraı́da al centro de fuerzas, la trayec-
toria pasa por el mismo y oscila entre los puntos extremos ±− →r 0 . Este de impulso angular ` = 0
es un caso lı́mite de movimiento en un campo central no comprendido en la primera ley de Kepler
para el movimiento planetario pues la trayectoria no es una elipse con el centro de fuerzas en uno
de los focos.
Cuando le asignamos un valor pequeño pero no nulo a la velocidad inicial
µr02 vT2
α∼
= αB =
k
95
M EC ÁNICA CL ÁSICA
2µr0 vT2
ε∼
= εB = 1 − + o(vT4 )
k
el parámetro α es un infinitésimo de segundo orden en vT en tanto la excentricidad ε difiere de la
unidad también en un infinitésimo de ese orden. Dado que la energı́a es negativa la órbita será una
elipse
αB
= 1 + εB cos θ
r
que tiene como distancias de acercamiento y alejamiento máximos los valores:
α
rmı́n = (3.20)
1 + εB
α
rmáx = (3.21)
1 − εB
esto es:
αB
rmı́n ∼
=
2
αB µk 2 k ∼
rmáx ∼
=− 2 =− = r0
EB `B EB
El punto r0 es el apocentro (afelio en movimiento planetario) o sea el punto más alejado del
centro de fuerzas. La elipse descrita se asemeja mucho a una trayectoria rectilı́nea, pero ahora
la órbita no pasa por el centro de fuerzas sino que lo rodea acercándose a una pequeña distancia
µr02 vT
2
rmı́n = 2k del mismo. La trayectoria es la B de la figura 3.6.
Para valores crecientes de la velocidad inicial vT la excentricidad
2µr0 vT2
ε=1−
k
disminuye hasta alcanzar el mı́nimo absoluto ε = 0. Las distancias de máximo acercamiento y
alejamiento, que determinan las posiciones de los focos de la elipse, comienzan a acercarse como
vemos de las ecuaciones (3.21), y cuando la excentricidad se anula
s
k
vT = vC = (3.22)
2µr0
la órbita se transforma en una circunferencia según vemos de la ecuación (3.17) de la trayectoria
α
=1
r
En este lı́mite, los focos de la elipse definidos en (3.21) se funden en un punto que es el centro
de la circunferencia C, como vemos en la figura 3.6.
96
P ROBLEMA DE DOS CUERPOS CON FUERZAS CENTRALES
Figura 3.6: Órbitas de diferentes energı́as en un potencial −k/r que comparten un punto (uno de los
ápsides), el centro de fuerzas se sitúa en uno de los focos en el caso de elipses, o en el foco en el caso de
parábolas o de hipérbolas, siendo un punto diferente para cada órbita
97
M EC ÁNICA CL ÁSICA
ε>1
µr02 vT2
rGO =
2k
para
vT → 0
y se cruza con el centro de fuerzas (Ec.3.22):
s
k
rGO = r0 vT =
2µr0
para s
k
vT =
2µr0
La dependencia funcional de la distancia GO con vT es:
µr02 vT2
rGO =
2k − 2µr0 vT2
hasta el lı́mite de energı́a nula (Ec.3.23) donde la órbita elı́ptica se transforma en una parábola y:
rGO → ∞
para s
k
vT →
µr0
La figura 3.7 muestra la función rGO (vT ).
98
P ROBLEMA DE DOS CUERPOS CON FUERZAS CENTRALES
Figura 3.7: Distancia entre el punto de retorno O y el foco G de la elipse que no corresponde al centro de
fuerzas
precisas del movimiento de los planetas resultado de sus observaciones a ojo desnudo a lo largo
de muchos años, en tanto Galileo introdujo el uso del telescopio en observaciones astronómicas.
A partir de los datos de Brahe sobre la posición del planeta Marte en el cielo nocturno Kepler
enunció sus famosas tres leyes sobre el movimiento de los planetas entre 1609 y 1619. Partiendo
de estas leyes pudo Newton determinar la forma funcional de la fuerza de interacción entre dos
cuerpos o ley de gravitación universal.
Vamos a utilizar las dos primeras leyes de Kepler para determinar la dependencia funcional de
la fuerza atractiva entre masas; éstas dicen:
1. L AS ÓRBITAS SEGUIDAS POR LOS PLANETAS SON ELIPSES CON EL S OL UBICADO EN UNO DE LOS
FOCOS .
Consideremos una órbita elı́ptica definida por la relación r = r(θ) y estudiemos la dinámica
del movimiento en la región de los ápsides, éstos son los puntos de máximo acercamiento (peri-
centro) y máximo alejamiento ( apocentro) respecto del centro de fuerzas (Figura 3.8).
En el caso de una órbita planetaria en torno del Sol, .los ápsides se denominan perihelio y afelio
.
respectivamente. En dichos puntos es r= 0 y además θ es un extremo debido a la constancia del
impulso angular:
. `
θ=
µr2
..
por lo tanto θ= 0. La ecuación del movimiento es:
99
M EC ÁNICA CL ÁSICA
.. . 2
F (r1 ) = m(r1 −r1 θ1 ) (3.24)
Analizamos la aceleración radial empleando a θ como variable intermedia:
dr dr dθ
=
dt dθ dt
!
d 2 r1 d2 r1 . 2 dr1 .. d 2 r1 . 2
|θ =0 = θ1 + θ1 |θ1 =0 = θ1 |θ1 =0
dt2 1 dθ12 dθ1 dθ12
100
P ROBLEMA DE DOS CUERPOS CON FUERZAS CENTRALES
Por otro lado, por definición las velocidades angulares en esta región satisfacen la relación:
. .
rmáx θ1 |θ1 =π = rmı́n θ2 |θ2 =0
esto es:
. rmáx .
θ2 |θ2 =0 = θ1 |θ1 =π (3.26)
rmı́n
Empleando la segunda ley de Kepler que indica la constancia de la velocidad areolar, también
debe cumplirse que:
. .
2 2
rmáx θ1 |θ1 =π = rmı́n θ1 |θ1 =0
entonces:
. 2
rmı́n .
θ1 |θ1 =π = 2 θ1 |θ1 =0 (3.27)
rmáx
y reemplazando (3.27) en (3.26):
. rmı́n .
θ2 |θ2 =0 = θ1 |θ1 =0
rmáx
Este resultado permite expresar la relación de fuerzas en los ápsides (3.25) en términos de las
distancias al centro de fuerzas:
F (rmı́n ) rmáx 2
=( ) (3.28)
F (rmáx ) rmı́n
Si las órbitas cerradas generadas por el centro de fuerzas son elipses, dándoles condiciones
adecuadas a las constantes del movimiento E, ` podemos hacer que la elipse pase por un punto
→
−r cualquiera y éste sea el punto más alejado del centro de fuerzas (afelio). La distancia de máxi-
mo acercamiento la podemos elegir arbitrariamente; tomándola constante independientemente del
punto −
→r elegido obtenemos de (3.28)
2 ]
[F (rmı́n )rmı́n C
F (r) = = 2 (3.29)
r2 r
Para los puntos del plano con r < rmı́n podemos tomar rmı́n como la distancia de máximo
alejamiento y definir una elipse cuyo perihelio sea el punto − →
r , según mostramos en la figura 3.9.
De esta manera la expresión (3.29) es una fórmula válida para cualquier punto del plano y
representa la ley de fuerzas. Hemos demostrado entonces la condición necesaria para que los
planetas describan elipses con el Sol en uno de sus focos y evolucionen conservando constante la
velocidad areolar: que la ley de fuerzas sea proporcional al inverso del cuadrado de la distancia
entre ambos.
2
La constante F (rmı́n )rmı́n no depende del valor rmı́n elegido según vemos de la misma ecuación
(3.28), pero podrá depender de parámetros propios de los cuerpos. Se prueba experimentalmente
que la fuerza de atracción entre dos partı́culas de masas m1 y m2 es
101
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 3.9: La elipse menor tiene un afelio (apocentro) igual al perihelio (pericentro) de la mayor. Variando
el afelio de la mayor y el perihelio de la menor las elipses cubren todos los puntos del plano
gm1 m2
F (r) = − (3.30)
r2
donde g es una constante universal:
" #
−11 N ewton.m2
g = 6, 67 × 10
Kg 2
`20
Fef (r0 ) = F (r0 ) + =0 (3.31)
µr03
102
P ROBLEMA DE DOS CUERPOS CON FUERZAS CENTRALES
Esta es obviamente una órbita cerrada; veamos si órbitas vecinas obtenidas de la anterior
0
mediante una pequeña modificación ` del impulso angular también son cerradas: cuando `0 →
0 0
` = `0 + ` la coordenada radial cambia en forma acorde: r0 → r = r0 + r . Ahora la fuerza
efectiva no es más constante, y para pequeños desvı́os de la órbita circular:
!
0 dF (r0 ) 3`2 0
Fef (r0 + r ) = − 04 r (3.32)
dr0 µr0
La ecuación radial (3.6) resulta la de un oscilador armónico:
..
0 0
µ r = −kr
donde:
3`20 dF (r0 )
k= 4 − (3.33)
µr0 dr0
La coordenada radial oscila alrededor del valor r0 con frecuencia
q
ω0 = k/µ (3.34)
La órbita será cerrada si luego de P giros en torno del centro de fuerzas la partı́cula realizó Q
oscilaciones radiales, donde P y Q son números enteros. Los P giros son realizados en un tiempo
T de modo que
Z T .
2πP = dt θ (t)
D0. E
= θ T
D.E
donde θ es la velocidad angular media en el intervalo de tiempo T . Por su parte, las Q oscila-
ciones son efectuadas en el mismo tiempo
Z T
2πQ = dtω0
0
= ω0 T
La condición de órbitas cerradas es entonces
D.E
Q θ = P ω0 (3.35)
0
Conservando hasta términos lineales en r , `0 :
· `
θ =
µ(r0 + r0 )2
0
∼ ` 2`0 r
= − (3.36)
µr02 µr03
103
M EC ÁNICA CL ÁSICA
obtenemos
D.E `
θ =
µr02
0
pues la contribución del término en r es nula para un número entero de oscilaciones radiales.
Usando (3.33,3.34) la condición de órbita cerrada (3.35) resulta:
!
2`2 3`2 dF (r0 )
Q = P2 −
µr04 4
µr0 dr0
que podemos expresar como una ecuación diferencial en la ley de fuerzas F (r)
dF (r0 ) `2 Q2
= [3 − ]
dr0 µr04 P2
F (r0) Q2
= − [3 − 2 ]
r0 P
0
donde hicimos uso de la relación (3.31) y despreciamos términos del orden de ` . La solución es
una potencia de r con exponente racional:
α = (Q/P )2 − 3 (3.38)
La frecuencia de oscilación radial ω0 en torno de la órbita circular de radio r0 e impulso
angular `0 puede expresarse como función del exponente α, reemplazando (3.37) en (3.33,3.31),
(3.34) produce:
`20
ω02 = (3 + α)
µ2 r04
Hemos demostrado hasta aquı́ que los potenciales cuyas órbitas acotadas son cerradas pertenecen
a las funciones potencias racionales de r.
Para explicitar cuáles potencias producen órbitas cerradas nos alejaremos un poco más de la
región de las condiciones de órbita circular, conservando otros términos del desarrollo en serie de
la fuerza efectiva:
`2
Fef (r) = Crα +
µr3
que para las condiciones de orbita circular satisface
`20
Fef (r0 ) = 0 → Cr0α = −
µr03
104
P ROBLEMA DE DOS CUERPOS CON FUERZAS CENTRALES
donde:
F (r0 ) α + 3
ω02 = − (3.39)
µ r0
2
F (r0 ) α − α − 12
a = −
µ 2r02
ω02
= (α − 4) (3.40)
2r0
F (r0 ) α3 − 3α2 + 2α − 60
b = −
µ 6r03
ω02 2
= (α − 6α + 20) (3.41)
6r02
que reemplazada en la ecuación del movimiento radial (3.6) produce:
..
0 0 0 0
r = −ω02 r − ar 2 − br 3 (3.42)
Esta es la ecuación de un oscilador anarmónico que resolveremos en el capı́tulo de Pequeñas
oscilaciones. Su solución en potencias de la amplitud A es:
0 aA2 aA2
r (t) = − + A cos ωt + cos 2ωt]
2ω 2 6ω 2
A3 a2 b
+ [ + ] cos 3ωt + ϑ(A4 )
16ω 2 3ω 2 2
con frecuencia de oscilación
3b 5 a2
ω = ω 0 + A2 [ − ] + ϑ(A3 ) (3.43)
8ω0 12 ω03
La condición de órbitas cerradas (3.35) es ahora
D.E
Q θ = Pω (3.44)
105
M EC ÁNICA CL ÁSICA
0 0
Conservamos en la velocidad angular media hasta términos cuadráticos en r , `
. `
θ =
µ(r0 + r0 )2
0 0
∼ ` 2`r 3`0 r 2
= − +
µr02 µr03 µr04
0
y calculamos la velocidad angular media. Ahora r contribuye a través del término constante
2 0
− aA
2ω 2
, y de r 2 sólo debe considerarse la contribución proveniente de A cos ωt, siendo las demás
de orden superior:
D.E ` aA2 3A2
θ = [1 + + ] (3.45)
µr02 r0 ω02 2r02
Reemplazando (3.43,3.45) en la condición de órbitas cerradas (3.44):
` aA2 3A2
Q [1 + + ]
µr02 r0 ω02 2r02
3bA2 5A2 a2
= P ω0 [1 + − ] (3.46)
8ω02 12ω04
`
Q = P ω0
µr02
a 3 3b 5 a2
+ = − (3.47)
r0 ω02 2r02 8ω02 12 ω04
Reemplazando los valores dados por (3.39,3.40,3.41) de los coeficientes a, b y la frecuencia
ω0 como funciones del exponente α , la condición de órbitas cerradas (3.47) produce
α−4 3 5 3
2 + 2 = 2 (α − 4)2 − (α2 − 6α + 20)
2r0 2r0 48r0 48r02
2α2 + 2α − 4 = 0
limitando los potenciales que producen órbitas cerradas al gravitatorio o coulombiano (α = −2)
y al del oscilador armónico (α = 1). Más adelante resolveremos explı́citamente estos potenciales,
y veremos que para el caso general de órbitas alejadas de la circular ellas siguen siendo cerradas.
Como acabamos de demostrar que no existen otros potenciales cuyas órbitas sean cerradas, el teo-
rema de Bertrand prueba que
106
P ROBLEMA DE DOS CUERPOS CON FUERZAS CENTRALES
V (r) =| C | r2
α = (Q/P )2 − 3
resulta
Q=P
para α = −2
Q = 2P
para α = 1
En el caso del potencial coulombiano hay una oscilación por giro, en tanto que en el oscilador
armónico son dos oscilaciones por giro.
3.10. Problemas
1. Determinar si en un potencial de la forma
k
V (r) = −
r3
se puede tener una órbita circular para algún valor de la energı́a E.
Hallar E como función del radio de la órbita y estudiar la estabilidad de la misma.
2. Una partı́cula de masa m se mueve en una órbita circular en un campo de central fuerzas
k
F (r) = −
r2
Muestre que si el parámetro k decrece súbitamente a la mitad de su valor la órbita de la partı́cu-
la se transforma en parabólica.
107
M EC ÁNICA CL ÁSICA
3. Determine la distancia de máximo acercamiento de una partı́cula que con energı́a E e im-
pulso angular ` incide sobre un centro de fuerzas Coulombiano. Considere las dos posibilidades
de fuerza repulsiva y atractiva.
4. Una partı́cula de masa m = 1 está sometida a un campo central de fuerzas cuyo potencial
central es
1 3
V (r) = 6
− 4
r r
a) Indique qué tipos de órbitas son posibles para diferentes valores del impulso angular ` y la
energı́a E.
b) Si la partı́cula se acerca desde el infinito, indique en una gráfica del potencial efectivo si
es posible el movimiento de orbitación. ¿Puede decir qué diferencia existe entre esta trayectoria y
una órbita circular?
c) Determine el rango de valores del impulso angular ` para el que son posibles las órbitas
circulares.
5. Demuestre que la forma más efectiva de cambiar la energı́a de un satélite en órbita elı́ptica,
cuando se dispone de un motor que puede encenderse durante un intervalo de tiempo muy corto,
es encendiéndolo en la dirección del movimiento en el perigeo de la órbita.
108
Capı́tulo 4
Fı́sica de Colisiones
4.1. Introducción
En este Capı́tulo estudiaremos la colisión entre dos partı́culas, que inicialmente se encuentran
separadas y con una velocidad relativa que las lleva a un tiempo posterior a interactuar entre ellas;
se produce ası́ un intercambio de energı́a e impulso que determina las direcciones y velocidades
finales del movimiento.
El conocimiento de la estructura microscópica de la materia se ha concretado fundamental-
mente a través de experimentos donde se dirige hacia el cuerpo objeto del estudio (blanco) un haz
de partı́culas (proyectiles) con velocidad inicial conocida.
La solución de este problema para formas conocidas de la interacción es de gran interés for-
mal pues el avance en el conocimiento de la estructura microscópica de la materia (cristales, áto-
mos, núcleos atómicos, partı́culas subatómicas) ha sido logrado a través de experimentos donde
se bombardea el material (llamado blanco) con un haz de partı́culas (proyectiles). A partir del
conocimiento de la interacción entre proyectil y blanco, la forma en que se dispersan estas partı́cu-
las permite inferir cuál es la estructura del blanco. El ejemplo más famoso es el bombardeo de
una lámina delgada de oro con núcleos atómicos de helio (partı́culas alfa) realizado en 1911 por
el equipo de investigadores de Ernest Rutherford, que permitió inferir la estructura atómica de la
materia con la existencia de un núcleo muy pequeño que provee casi toda la masa del átomo y
toda la carga eléctrica positiva, y de electrones muy livianos que contribuyen con la carga negativa
requerida para tener un átomo neutro.
También es de gran utilidad el estudio de las colisiones entre dos partı́culas cuando se conoce
su estructura interna y se desconoce la forma funcional de la interacción mutua.
Como referencia general de este tema recomendamos el libro de Landau y Lifshitz[2], para
quienes desean profundizar el uso de la teorı́a clásica de colisiones al caso de átomos y moléculas
mencionamos el libro Theory of Atomic Collisions de Mc Dowell y Coleman[15].
109
M EC ÁNICA CL ÁSICA
sus velocidades iniciales. Vamos a hacer uso de las leyes de conservación del impulso lineal y la
energı́a para obtener conexiones entre las velocidades antes y después de la colisión.
Sin perder generalidad vamos a tomar las velocidades iniciales en la misma dirección, lo cual
puede lograrse eligiendo convenientemente el sistema de referencia. Un sistema donde la colisión
se describe en forma muy simple es el del centro de masas, donde el impulso lineal total es cero:
luego de la interacción las partı́culas deberán tener impulsos iguales y opuestos, y el ángulo que la
velocidad final de una partı́cula hace con la dirección de incidencia dependerá de la ley de fuerzas
y las condiciones iniciales del movimiento:
−
→0 m2 − →0
v1 cm = v
m1 + m2
−
→0 m1 − →0
v2 cm = − v
m1 + m2
110
F ÍSICA DE C OLISIONES
Si la energı́a interna de las partı́culas es constante durante la interacción se dice que la colisión
es elástica, y la conservación de la energı́a total es:
1 1
Einicial = m1 v1cm 2 + m2 v2cm 2
2 2
1 m1 m2 2
= v
2 m1 + m2
1 0 1 0
Ef inal = m1 v1cm 2 + m2 v2cm 2
2 2
1 m1 m2 02
= v
2 m1 + m2
Einicial = Ef inal
de donde deducimos que el módulo de la velocidad relativa no es alterado por una colisión elástica.
−
→ →
−
v1 = −
→
v1 cm + V cm
−
→ →
−
v2 = −
→
v2 cm + V cm
−
→ m2 −
→
v0 m1 −
→
v1 + m2 −
→
v2
v 01 = +
m1 + m2 m1 + m2
−
→ m1 −
→
v0 m1 −
→
v1 + m2 −
→
v2
v 02 = − +
m1 + m2 m1 + m2
Podemos expresar estas relaciones usando los impulsos lineales en lugar de las velocidades de
las partı́culas. Los impulsos lineales iniciales son:
−
→
p1 = m1 −
→
v1
111
M EC ÁNICA CL ÁSICA
−
→
p2 = m2 −
→
v2
Obtenemos los finales:
→
−
p1 + −
→
p2
−
→p 01 = µ−
→
v 0 + m1 (4.1)
m1 + m2
→
−
p1 + −
→
p2
→
−
p 02 = −µ−
→v 0 + m2 (4.2)
m1 + m2
donde:
m1 m2
µ=
m1 + m2
Los impulsos finales dependen de las condiciones iniciales del movimiento y de dos variables
determinadas por la dinámica de la colisión, que son los ángulos que fijan la orientación de − →
v 0 . Si
las fuerzas internas son centrales las trayectorias de las partı́culas están en un plano, por lo que −→v0
estará en ese plano y queda una sola variable a fijar por las ecuaciones del movimiento: el ángulo
θCM de la figura siguiente. Vamos a hacer una representación gráfica de las ecuaciones (4.1) y
(4.2) considerando la constancia del módulo de la velocidad relativa para colisiones elásticas. Por
→
−
lo tanto, los extremos del vector v 0 estarán situados en una circunferencia tal como se muestra en
la figura 4.2, donde:
Figura 4.2: Relación entre los impulsos lineales iniciales y finales en una colisión elástica
−→ −
→
p1 + −
→
p2
AO = m1
m1 + m2
112
F ÍSICA DE C OLISIONES
−−→ −
→
p1 + −
→
p2
OC = m2
m1 + m2
entonces:
−
→ −−→
p 01 = AB
→
− −−→
p 02 = BC
El sistema de coordenadas del laboratorio se define como aquél en que una de las partı́culas
está inicialmente en reposo, si elegimos la 2 es −
→
p2 = 0 y −
→
v =−
→
v1 , por lo tanto el vector
−−→ m2 −
→
p1
OC = = µ−
→
v
m1 + m2
representa un radio de la circunferencia, y el punto A estará dentro del cı́rculo si m1 < m2 (figura
4.3)
−→ m1 −
AO = µ→
v
m2
113
M EC ÁNICA CL ÁSICA
m2 sin θCM
tan θ1 = (4.3)
m1 + m2 cos θCM
1
θ2 = (π − θCM )
2
OB m2
sin θ1,máx = =
AO m1
La mayor transferencia de energı́a del proyectil al blanco en el sistema del laboratorio ocurre
cuando p02 es máximo, es decir θCM = π que corresponde a un choque frontal
p02
2,máx 2µ2 v 2
E2,máx = =
2m2 m2
4m1 m2
= E1,inicial
(m1 + m2 )2
De aquı́ podemos hallar la relación entre las masas m1 , m2 para la que se transfiere el mayor
porcentaje de energı́a cinética, que se produce para m1 = m2 .
114
F ÍSICA DE C OLISIONES
Figura 4.5: Trayectorias para diferentes relaciones entre los ángulos de dispersión y deflexión
115
M EC ÁNICA CL ÁSICA
χ0 = π − 2φ0
donde
Z ∞ `dr
φ0 = p
rmı́n r2 2µ[E − V (r)] − `2 /r2
Vemos que para un dado potencial V (r) el ángulo de deflexión es una función de la energı́a E
y el impulso angular ` . Es conveniente introducir en lugar de ` al parámetro de impacto ρ, que es
el brazo de palanca de la velocidad inicial de la partı́cula:
` = µvρ
entonces:
χ0 = χ0 (E, ρ)
116
F ÍSICA DE C OLISIONES
Figura 4.7: Trayectoria en un campo central mostrando la simetrı́a respecto de la dirección de máximo
acercamiento
1. Las moléculas de un gas interaccionan entre sı́ de modo que el intercambio de energı́a
e impulso en cada colisión binaria es el proceso elemental que conforma las transformaciones
macroscópicas observadas. La teorı́a cinética de los gases fundamentada en estas colisiones bina-
rias genera una descripción microscópica de las leyes de la termodinámica y la fı́sica estadı́stica.
2. Partı́culas como núcleos atómicos y electrones forman parte de la radiación cósmica que
incide sobre la atmósfera, las colisiones con las moléculas del aire producen la dispersión y fre-
namiento de estos rayos cósmicos que aún ası́ pueden llegar a la superficie terrestre y ser detecta-
dos.
La colisión entre dos cuerpos puede llevar a un cambio en la estructura interna de los mismos.
Estas son colisiones inelásticas, donde parte de la energı́a inicial de movimiento se transforma en
energı́a interna. En otros casos podemos considerar que no se modifica el estado interno de los
cuerpos y la colisión es elástica, un ejemplo prototı́pico son las colisiones entre las bolas del juego
de billar.
Además, la colisión entre dos partı́culas es una herramienta fundamental para estudiar la ley
de fuerzas entre dichas partı́culas, su estructura interna y en general verificar las leyes y principios
básicos de la Fı́sica. A través de experimentos de colisiones Rutherford, Geiger y Marsden en
1911 determinaron la existencia del núcleo atómico, y con el mismo tipo de experimentos en años
recientes se encontró que partı́culas que se suponı́a elementales como el protón y el neutrón eran en
realidad estados ligados de otras partı́culas (quarks) que hasta el presente sı́ se pueden considerar
como elementales.
El problema de los dos cuerpos que deseamos estudiar en el laboratorio corresponde en general
a partı́culas de dimensiones atómicas, donde la escala de longitud relevante es el nanómetro. Es
obvio que resulta imposible en la práctica definir el parámetro de impacto ρ de la colisión con
esa precisión. Por ello, el experimento básico trata estadı́sticamente la colisión enviando un haz
de partı́culas 1, de ahora en más los proyectiles, con una distribución uniforme de valores de ρ
incidiendo con una velocidad v sobre partı́culas 2 que llamaremos los blancos, ya que en general
117
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 4.8: Esquema de un aparato para medir secciones eficaces.Los proyectiles colimados penetran en la
región que contiene los blancos y una fracción de ellos es dispersada en diferentes direcciones arribando a
los detectores. La dimensión d de la cámara que contiene los blancos debe ser mucho menor que la distancia
a donde se ubican los detectores
Queremos definir un valor numérico que dé cuenta de la intensidad con que los proyectiles son
dispersados en una dirección θL en el sistema que con total propiedad llamamos ahora del labora-
torio. Un detector ubicado en una dirección θL a una distancia muy grande del blanco registrará un
número ∆n(θL ) de proyectiles arribados. Ese número crece linealmente con el flujo de proyectiles
I , con el número N de blancos presentes y con el ángulo sólido subtendido por el detector. Para
tener un valor numérico que sea independiente de las caracterı́sticas particulares del experimento
montado, definimos la sección eficaz diferencial σL (θL ) para dispersión en la dirección θL como
el número de proyectiles detectados ∆n(θL ) dividido por: a) el ángulo sólido ∆Ω(θL ) subtendido
por el detector, b) el número de blancos N presente y c) el flujo I de proyectiles:
∆n(θL )
σL (θL ) = (4.4)
IN ∆Ω(θL )
118
F ÍSICA DE C OLISIONES
Dado que la única cantidad que posee dimensiones en esta definición es el flujo I (partı́cu-
las/área), la sección eficaz tiene dimensiones de área: representa el área del flujo de proyectiles
que se dispersan en la dirección θL . El significado fı́sico de esta magnitud con dimensiones de
área está mejor representado por el nombre que se le asigna en idioma inglés ”cross section”, cuya
traducción literal es sección transversal: σL (θL ) es la sección transversal del haz de proyectiles
que se dispersa en la dirección θL por blanco y por unidad de ángulo sólido.
Figura 4.9: Simetrı́a cilı́ndrica del flujo de proyectiles que inciden con el mismo parámetro de impacto
sobre un potencial central
El número de proyectiles que se dispersan entre las direcciones |θCM | y |θCM + dθCM | es el
que ingresa a la región de interacción con parámetros de impacto entre ρ y ρ+dρ cuando solamente
119
M EC ÁNICA CL ÁSICA
un parámetro de impacto produce dispersión en la dirección |θCM | (veremos más adelante el caso
general), ese número es:
2πIρ | dρ | (4.5)
entonces, la sección eficaz diferencial en el CM se obtiene dividiendo el valor (4.5) por el flujo
incidente I, y por el ángulo sólido dΩ subtendido por la región anular a través de la que pasan las
partı́culas dispersadas en la dirección |θCM |.
entonces:
dN ρ dρ
σCM (θCM , E) = = | | (4.6)
IdΩ | sin θCM | dθCM
La dirección de dispersión θCM es el ángulo de la dirección asintótica final del movimiento
medida respecto de la dirección de incidencia.
El ángulo θCM tiene siempre un valor positivo entre 0 y π. Los ángulos de deflexión que
contribuyen a la dispersión en dirección θCM son los siguientes (ver figura 4.6):
El ángulo de deflexión será siempre menor o igual a π, mientras que puede ser tan negati-
vo como se quiera cuando se produce el fenómeno de orbitación. Esto ocurre cuando el potencial
.2
efectivo presenta un máximo de modo que para una partı́cula con 12 µ r = Vef máximo (r ) la veloci-
m
dad radial tiende a cero y la partı́cula, acercándose asintóticamente a la distancia rM del máximo,
comienza a orbitar en una circunferencia.
Para un potencial que es atractivo a distancias apreciables y repulsivo en las cercanı́as del
centro de fuerzas las órbitas tendrán formas como las graficadas en la figura 4.10.
En este caso la dependencia funcional del ángulo de deflexión con el parámetro de impacto
está presentada en la figura 4.11.
Un detector que reciba partı́culas en la región anular de la figura 4.9 no sólo registrará partı́cu-
las deflectadas en el ángulo χ0 = θCM sino también aquéllas con deflexión negativa −χ0 = θCM
y todas las que sean deflectadas en ángulos θCM − 2πn y −θCM − 2πn. La definición adecuada
de sección eficaz diferencial para dispersión en la dirección θCM será entonces:
T
X ρi dρi
σCM (θf , E) = | | (4.7)
i
| sin θCM | dθCM
donde debemos sumar sobre todos los parámetros de impacto ρi que produzcan deflexiones
χ = θCM − 2πn y −θCM − 2πn con n = 0, 1, 2, 3...
Es de interés notar que la fórmula (4.6) de la sección eficaz diferencial presenta singularidades
para ángulos de deflexión χ0 = χr y χ0 = 0 ó π llamados respectivamente ángulos de arco iris y
de gloria (o halo). En la próxima Sección trataremos en detalle estos casos.
120
F ÍSICA DE C OLISIONES
Figura 4.10: Trayectorias posibles para un potencial atractivo a largas distancias y repulsivo a cortas distan-
cias. Hemos usado el potencial de Lennard Jones V (r) = ε((r0 /r)12 −(r0 /r)6 ), empleado para describir la
interacción entre átomos neutros, donde ε y r0 son parámetros que dependen del par de átomos considerado
donde
obteniendo entonces:
sin θCM dθCM
σL (θL ) = σCM (θCM )
sin θ dθ
L L
121
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 4.11: Dependencia del ángulo de deflexión con el parámetro de impacto para un potencial atractivo
a largas distancias y repulsivo a cortas
122
F ÍSICA DE C OLISIONES
Figura 4.12: Dependencia del parámetro de impacto con el ángulo de deflexión para un potencial atractivo
a largas distancias y repulsivo a cortas
El estudio del mundo microscópico de los átomos requiere una generalización de las leyes
de la Fı́sica clásica. Ésta es la Fı́sica cuántica, cuyas conclusiones van a contramano de nuestra
experiencia como observadores de fenómenos macroscópicos. Por ejemplo, acerca de la naturaleza
de luz y materia demostrando que ambas tienen propiedades similares: las partı́culas materiales
sin perder sus cualidades poseen al mismo tiempo propiedades ondulatorias, y la luz sigue siendo
una onda con el agregado de cualidades de partı́cula.
Las propiedades corpusculares de la luz se hacen dominantes en tanto sus cualidades ondula-
torias tienden a desaparecer cuando su longitud de onda sea muy pequeña frente a las dimensiones
del medio en que se mueva. Por ejemplo, la luz en el interior de una gota esférica de agua se com-
portará como una partı́cula cuando el radio de la gota sea muy grande frente a su longitud de onda.
La luz solar visible tiene un rango de longitudes de onda entre 0,4 y 0,7 micrones, en tanto las
gotas de agua tienen radios que van de las decenas de micrones para las gotas suspendidas en las
nubes a varios milı́metros para aquéllas que se precipitan en forma de lluvia. Por ello, se justifica
tratar el movimiento de la luz en interacción con estas gotas como el de partı́culas clásicas, que
siguen trayectorias rectilı́neas en medios homogéneos (óptica geométrica).
En la frontera de separación entre dos medios la analogı́a con la partı́cula clásica deja de
valer, pues el rayo incidente se puede descomponer en uno reflejado y otro transmitido al segundo
medio de acuerdo con las leyes de continuidad de campos eléctrico y magnético de las ondas
planas respectivas. Ésta es una propiedad de origen ondulatorio, nacida del cambio de medio
de propagación, que se produce en longitudes pequeñas frente a la longitud de onda incidente.
Entonces, en la óptica geométrica la luz puede modelarse como rayos o partı́culas que se mueven
con velocidad uniforme en medios homogéneos, salvo en la frontera entre dos de ellos donde se
producen rayos o partı́culas reflejadas y transmitidas.
La velocidad de la luz en el vacı́o es siempre mayor que la velocidad en cualquier medio mate-
rial, por ejemplo el agua. Quien primero midió la velocidad de la luz en agua fue León Foucault en
123
M EC ÁNICA CL ÁSICA
1850. Esta velocidad depende de la longitud de onda λ de la luz, siendo 0,75190c para el rojo (más
precisamente λ = 0,7065 micrones) y decreciendo hasta 0,74477c para el violeta (λ = 0,4047
micrones). La velocidad de la luz en aire a presión y temperatura normales es 0, 9994c, que aprox-
imaremos por c de aquı́ en más.
Figura 4.13: Cambio de dirección θ1 → θ2 de los frentes de onda al atravesar la frontera entre dos medios
donde la luz se mueve con velocidades v1 , v2
sin θinc v1
=
sin θref r v2
sin θinc c
= (4.8)
sin θref r vagua
aproximadamente 1,33 (1,3299 para el rojo, y 1,3427 para el violeta). Este resultado muestra que
la dirección de propagación se desvı́a hacia la normal a la superficie de separación. Cuando el
frente de ondas incide desde el agua la ley de Snell produce:
124
F ÍSICA DE C OLISIONES
Como sin θref r ≤ 1, el máximo ángulo de incidencia desde el agua que produce una onda
refractada en el aire es
máx
θinc = 48, 6o
Este es el ángulo a partir del cual hay reflexión total del haz incidente.
Figura 4.14: Visión del arco iris por un observador de espaldas al sol y frente a nubes con gotas de agua
suspendidas
El modelo de Descartes, quien fue el primero en explicar el arco iris en 1637,[16] supone
que la luz sigue trayectorias rectilı́neas en el aire o el agua (rayos) y al incidir sobre la frontera
de separación entre dos medios produce un rayo reflejado y uno refractado según la ley de Snell
(ecuación 4.9). El camino de los rayos que sufren una sola reflexión en el interior de la gota se
presenta en la figura 4.15.
La luz dispersada por la gota alcanza un ángulo de dispersión máximo θmáx = 138o que
corresponde al ángulo de arco iris graficado en la figura 4.15; el ángulo en que se observa el arco
iris desde la dirección de llegada de los rayos solares es de 42o . Debido a la dependencia de la
velocidad de la luz con su longitud de onda cada color posee un ángulo de dispersión máxima
levemente diferente, lo que hace que aparezcan separados anillos de los diferentes colores que
componen la luz solar.
125
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 4.15: Camino de los rayos que sufren una reflexión interna en la gota. Se produce un ángulo máximo
de dispersión
La luz puede dispersarse en la gota luego de varias reflexiones internas; la reflexión doble
presenta un ángulo máximo de dispersión de 129o , lo que produce la observación de un arco iris
llamado secundario cuya apertura para el observador es de 51o . Este arco iris es más tenue que el
primario porque se duplican las pérdidas de intensidad de la luz por transmisión hacia el exterior
de la gota. Se ha probado la existencia de arco iris de órdenes superiores, aunque son demasiado
débiles para ser observados en la Naturaleza.[16]
La figura 4.16 muestra la disposición del sol, el observador y la nube de gotas de lluvia que
producen el arco iris, y el camino de los rayos que producen los arco iris primario y secundario.
4.7.3. La Gloria
El otro tipo de divergencia de la sección eficaz se produce cuando sin θCM = 0 en el denomi-
nador de la ecuación 4.6. Tanto para θCM = 0 como para θCM = π los proyectiles que ingresan
en el anillo de área 2πρdρ egresan en un anillo de la misma área. La razón de la divergencia es
la siguiente: como esta área permanece constante y finita al alejarnos una distancia R → ∞ del
blanco, el diferencial de ángulo sólido subtendido tiende a cero 2πρdρ/R2 → 0; solamente se
requiere que dρ/dθ no se anule para tener una divergencia en la sección eficaz diferencial.
El efecto gloria se presenta para dispersión hacia atrás: θ = π, y su nombre proviene de lo
siguiente: si la fuente luminosa (por ejemplo el Sol) se ubica a espaldas del observador y frente al
mismo se encuentran los blancos dispersores (en nuestro caso una nube de gotas de lluvia) la luz
puede reflejarse en el interior de las gotas y para un dado tamaño y parámetro de impacto estos
rayos son reflejados exactamente hacia atrás. El observador verá su sombra proyectada en la nube
y rodeando el perfil de su cabeza percibirá un fulgor parecido a la aureola que rodea la figura de
126
F ÍSICA DE C OLISIONES
Figura 4.16: Camino recorrido por los rayos que luego de una y dos reflexiones en el interior de la gota
producen los arco iris primario y secundario
127
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 4.17: El observador, de espaldas al sol, ve su sombra proyectada en las nubes frente suyo. Rodeando
la sombra de su cabeza aparece una luminosidad producida por los rayos retrodispersados en las gotas
suspendidas en la nube
La deslocalización del ingreso y en forma similar del egreso del rayo muestra que un tratamien-
to riguroso requiere incorporar la naturaleza ondulatoria de la luz. Esta descripción muestra que
al incidir en forma rasante la luz sobre la gota se genera una onda tangencial que recorre una dis-
tancia finita, del orden del δθ estimado, antes de desprenderse de la superficie. Otra manifestación
del carácter ondulatorio del efecto gloria es que a la máxima intensidad de luz blanca centrada en
la sombra de la cabeza del observador la rodean cı́rculos de luz similares a arco iris, producidos
por la interferencia constructiva para cada longitud de onda de los diferentes caminos que sigue la
luz hasta llegar al ojo del observador[17].
α
= 1 + ε cos θ (4.10)
r
donde la excentricidad está definida en (3.16) y es ε > 1 para energı́as positivas, (r, θ) son las
coordenadas polares de la partı́cula con origen en el centro de fuerzas y θ está medido desde el eje
de simetrı́a de la órbita.
128
F ÍSICA DE C OLISIONES
Figura 4.18: Reflexiones múltiples del rayo que incide rasante sobre la gota de agua. La segunda reflexión
se produce a 14.4 grados del punto de retrodispersión. Al cabo de tres giros la reflexión se produce nueva-
mente en cercanas de ese ángulo
`2
Para fuerzas atractivas es k > 0 y de (3.15) α = µk > 0 por lo que el segundo término de
(4.10) es positivo y θ resulta limitado por:
1
cos θ ≥ − (4.11)
ε
La distancia de máximo acercamiento que ocurre para sin θ = 0 se produce entonces para
θ = 0 (pues según 4.11 es θ < π). La órbita se presenta en la figura 4.19.
El ángulo φ0 entre una ası́ntota y el eje de simetrı́a corresponde al ángulo θ para r = ∞:
1
cos φ0 = cos θ∞ = −
ε
y está relacionado al ángulo de deflexión χ0 por:
χ0 = π − 2φ0
obtenemos entonces
χ0 1
sin = cos φ0 = − (4.12)
2 ε
Este resultado es la relación funcional entre el ángulo de deflexión y el parámetro de impacto
a través de la excentricidad ε, relación necesaria para determinar la sección eficaz diferencial.
Consideremos ahora el caso de fuerzas repulsivas (por ejemplo la repulsión electrostática entre
`2
cargas del mismo signo). Como ahora la constante de fuerza k < 0 resulta α = µk < 0:
129
M EC ÁNICA CL ÁSICA
−|α|
= 1 + ε cos θ
r
y θ ahora queda limitado por
1
cos θ ≤ −
ε
con lo que la distancia de máximo acercamiento se produce ahora para θ = π. La forma de la
órbita para este caso de fuerza coulombiana repulsiva se muestra en la figura 4.20:
El ángulo φ0 está ahora relacionado con θ(r = ∞) por
φ0 = π − θ∞
por consiguiente:
1
cos φ0 = − cos θ∞ =
ε
y la relación entre la deflexión y la excentricidad es:
χ0 1
sin = (4.13)
2 ε
La dependencia de la excentricidad en el parámetro de impacto dada por (3.16) es:
130
F ÍSICA DE C OLISIONES
q
ε= 1 + µ2 v04 ρ2 /k 2
entonces:
µ2 v04 ρ2 1
1+ =
k2 sin2 (χ0 /2)
k χ0
ρ=± 2 cot (4.14)
µv0 2
donde el signo positivo corresponde a fuerzas repulsivas y el negativo a atractivas para que se
satisfagan las relaciones (4.12) y (4.13).
Vemos de (4.14) que cuando ρ → ∞ es cot χ20 = ∞ y por consiguiente χ0 = 0. Cuando
disminuye ρ y ρ → 0 es cot χ20 = 0 , resulta χ0 (ρ = 0) = π para fuerzas repulsivas y χ0 (ρ =
0) = −π para fuerzas atractivas.La derivada:
dρ k 1
=∓ 2 2 (4.15)
dχ 2µv0 sin (χ0 /2)
no se anula para valores finitos de χ0 , por lo tanto χ0 crece monotónicamente de 0 a π a medida
que disminuye ρ cuando la fuerza es repulsiva, y decrece monotónicamente de 0 a -π cuando la
fuerza es atractiva (figura 4.21).
Debido a que ángulos de deflexión ±χ0 contribuyen a la dispersión de partı́culas en la misma
dirección θCM = |χ0 |, la sección eficaz diferencial será la misma para fuerzas coulombianas
repulsivas o atractivas.
131
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 4.21: Ángulo de deflexión en función del parámetro de impacto para potenciales del tipo 1/r
Además, según vemos de la figura, hay un solo parámetro de impacto que contribuye a la
dispersión en cada dirección; por lo tanto la sección eficaz diferencial resulta ser, usando (4.14) y
(4.15):
T 1 k cot(θCM /2)
σCM (θCM , E) = σCM (θCM , E) = ( 2 )2 2 (4.16)
2 µv0 sin (θCM /2) sin θCM
k 2 1
= ( ) 4
4E sin (θCM /2)
La sección eficaz tiende a infinito para la dirección de dispersión elegida tendiendo a cero.
Esto se debe a que la fuerza (coulombiana o gravitatoria) es de rango infinito: ejerce una acción,
pequeña pero no nula, sobre proyectiles que pasan a distancias extremadamente grandes. En el
otro extremo, la sección eficaz para dispersión en la dirección opuesta al movimiento del haz
k 2
(θCM → π) es finita: σCM (π, E) → ( 4E ) ; esta dispersión se produce sobre proyectiles cuyo
parámetro de impacto tiende a cero: ρ → 0. Las respectivas trayectorias de estos valores lı́mites
de dispersión se grafican en las figuras 4.22 y 4.23:
4.9. Problemas
1. Un protón choca elásticamente con un núcleo atómico, desviándose un ángulo de 56o . El
núcleo termina moviéndose con un ángulo de 60o . Halle la masa atómica del núcleo y la fracción
de la energı́a cinética total que se le transfiere durante el choque. La unidad de masa atómica es
132
F ÍSICA DE C OLISIONES
3. Calcule la sección eficaz total de captura debida a una esfera de radio R, que atrae partı́culas
con una fuerza que decrece como −1/r2 .
V (r) = 0
para r > R, y
V (r) = −V0
5. Obtenga la sección eficaz diferencial cuando en lugar de un pozo se tiene una barrera esféri-
ca de potencial
V (r) = 0
para r > R, y
V (r) = V0
133
M EC ÁNICA CL ÁSICA
1
Figura 4.23: Retrodispersión para un potencial repulsivo r
6. Encuentre la sección eficaz diferencial para un pozo de potencial lineal de simetrı́a esférica
r
V (r) = V0 (1 − )
a
para r ≤ a, y
V (r) = 0
para r > a.
La energı́a del proyectil fuera del pozo es E = V0 .
Calcule:
a. La sección eficaz diferencial.
b. El ángulo de dispersión máximo.
c. Determine si la relación χ = f (ρ) es biunı́voca.
7. Explique por qué el interior del cı́rculo delimitado por el arco iris principal se observa más
oscuro que la región del cielo externa a dicho cı́rculo.
134
Capı́tulo 5
5.1. Introducción
Un cuerpo rı́gido se define como un conjunto de partı́culas masivas sometidas a condiciones de
vı́nculo holonómicas que mantienen fijas las distancias relativas. Esta es una buena aproximación
para la mayorı́a de los cuerpos macroscópicos de interés en Fı́sica e Ingenierı́a, especialmente en
cuanto al estudio del movimiento de los mismos sometidos a interacciones mutuas o a fuerzas
externas.
Las coordenadas de los puntos de un cuerpo rı́gido se definen de manera muy simple si usamos
un sistema de coordenadas solidario al cuerpo. Estas coordenadas no serán inerciales ya que el
cuerpo estará en general sometidos a fuerzas que producen aceleraciones. Por ello, comenzaremos
transcribiendo las leyes de Newton, válidas en un marco inercial, a un sistema acelerado. Luego
encontraremos que las magnitudes fı́sicas del cuerpo rı́gido tales como la energı́a cinética y el
impulso angular se pueden expresar de manera muy simple en el sistema de referencia solidario,
y que la distribución de masa que define el cuerpo aparece en ellas en forma muy compacta bajo
la forma de un tensor simétrico de tres filas y tres columnas, llamado tensor de inercia.
La bibliografı́a recomendada para este Capı́tulo comprende los textos de Goldstein[1] y de
Landau y Lifshitz[2], y en el caso de sistemas de referencia no inerciales especialmente el libro
de Marion y Thornton[10]. La descripción del péndulo de Foucault está inspirada en la presentada
por Kibble y Berkshire[20] y por ter Haar[19].
−
→ d2 −
→
r 0
F =m 2 (5.1)
dt
135
M EC ÁNICA CL ÁSICA
El origen O del sistema no inercial puede estar acelerado, y los ejes (x, y, z) pueden rotar con
velocidad angular −
→ 0 0 0
ω respecto del sistema inercial (x , y , z ). Siendo:
−
→ → →
−
r0 = R +−
r (5.2)
calculamos la derivada temporal de 5.2, donde debemos tener en cuenta las variaciones temporales
tanto de los vectores unitarios ebx , eby , ebz de la terna no inercial como de las componentes (x, y, z)
del vector posición en esta terna. La variación temporal del vector − →
r vista desde el sistema inercial
es:
d−
→r dx dy dz
= ebx + eby + ebz
dt dt dt dt
debx deby debz
+x +y +z
dt dt dt
donde la variación temporal de los vectores unitarios se debe a la presencia de la rotación −
→
ω :
debx −
=→
ω × ebx
dt
136
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
−
→ dx dy dz
vr= ebx + eby + ebz
dt dt dt
a la derivada temporal de −
→
r vista desde el sistema no inercial. Resulta entonces:
d−
→r
=−
→
ω ×−
→
r +−
→
vr (5.3)
dt
y:
→
− →
−
d r0 dR −
= +→
ω ×−
→
r +−
→
vr
dt dt
Derivando nuevamente:
→
−
d2 −
→
r0 d2 R d−
→ω
= + ×−→r
dt2 dt 2 dt
+−→
ω × (−→
ω ×−→r +−→
v r) + −
→
ω ×−
→
vr +−
→
ar
−
→ d2 x d2 y d2 z
a r = 2 ebx + 2 eby + 2 ebz
dt dt dt
la ecuación del movimiento resulta:
..
.
−
→ → →
−
F = m[ R + −
ω ×−
→
r +−
→
ω × (−
→
ω ×−
→
r ) + 2−
→
ω ×−
→
vr +−
→
a r]
Desde el sistema (x, y, z) el movimiento de la partı́cula se representa por una ecuación similar
a (5.1) si consideramos una fuerza efectiva actuante sobre ella que involucra..
las aceleraciones
. →
−
→
− →
−
observadas desde el sistema inercial debido a la presencia de ω , ω y de R :
..
.
−
→ → →
−
F − m[ R + −
ω ×−
→
r +−
→
ω × (−
→
ω ×−
→
r ) + 2−
→
ω ×−
→
vr ] = m−
→
ar (5.4)
.. .
→
−
Para el caso particular en que la rotación sea constante y el origen no esté acelerado: R = 0,−→
ω=
→
−
0 quedan dos términos para agregar a la fuerza aplicada F para reproducir la aceleración − →
ar :
el término centrı́fugo:
−m−
→
ω × (−
→
ω ×−
→
r)
y el término de Coriolis:
−2m−
→
ω ×−
→
vr
−
→
F − m−
→
ω × (−
→
ω ×−
→
r ) − 2m−
→
ω ×−
→
vr = m−
→
ar
137
M EC ÁNICA CL ÁSICA
−
→
f centrı́f ugo = −m−
→
ω × (− →
ω ×− →
r)
= −m( ω · r ) ω − ω 2 −
→
− →
− →
− →
r
Es una fuerza aparente, normal tanto al eje de rotación n b (definido por el vector −
→
ω = ωn b ) como a
la velocidad tangencial − →
vt=− →ω ×− →
r . Esta fuerza aparente normal al eje de rotación está dirigida
hacia afuera, de allı́ el nombre de centrı́fuga.
Un observador parado en la Tierra percibirá el efecto del término centrı́fugo. Para un cuerpo
situado en la vertical que pasa por los polos su valor es nulo, pues −
→
ω es paralelo a −
→r . En cambio un
cuerpo situado en una vertical que pasa por el Ecuador percibirá el valor máximo de este término:
maximo 2
fcentrif ugo = mω r
m
maximo −2
fcentrif ugo= 3,4m × 10 (5.5)
s2
Un efecto inmediato de este resultado es que, dejando de lado inhomogeneidades geológicas
locales de la Tierra, la aceleración con que cae un cuerpo en el Polo es superior en el valorh (5.5)
i a
la aceleración en el Ecuador. La diferencia medida es en realidad más grande: 5,2 × 10 −2 m
, lo
s2
que se debe a que la Tierra no es una esfera perfecta sino que está achatada en los Polos (el radio
en el Ecuador es del orden de 21 kilómetros mayor que en los Polos).
138
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
Figura 5.2: Trayectoria aparente de una partı́cula libre observada desde un sistema no inercial
P en el Ecuador es liberado en un instante dado (figura 5.3): para un observador externo inercial
ubicado fuera de la Tierra dicho cuerpo tiene al tiempo inicial una velocidad paralela al plano
terrestre cuyo valor es
vC = (R + h)ω
mientras que el punto sobre la superficie se mueve con velocidad
vP = Rω
dxCP
= zω
dt
La ecuación de Newton para la coordenada z es
..
z= −g
t(0) Z √2h/g
1
Z
xCP (z = 0) = zωdt = ω (h − gt2 )dt
0 0 2
q 1
= ω − ωg (2h/g)3/2
2h3 /g
6
q 1 q
= ω 2h3 /g − ω 2h3 /g
3
2 q 3
= ω 2h /g (5.6)
3
139
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 5.3: Caı́da de un cuerpo sobre el Ecuador vista por un observador inercial
Visto por un observador solidario a la Tierra, el cuerpo está sometido a la fuerza de Coriolis y
a la de gravedad y la centrı́fuga a lo largo de la vertical z; las ecuaciones del movimiento son:
.. .
x= −2ω z (5.7)
.. .
z= −g − 2ω x +ω 2 (R + z)
..
z∼
= −g (5.8)
Integramos una vez las ecuaciones (5.7,5.8)
.
x= −2ω(z − h)
1
z∼
= h − gt2
2
entonces
.
x= ωgt2
1 1
x = ωgt3 = ω [2h/g]3/2
3 3
2 q 3
= ω 2h /g (5.9)
3
140
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
Figura 5.4: Aceleración de Coriolis de una partı́cula que se mueve en el plano de la superficie terrestre en
el Hemisferio Sur
Los vectores −
→
ω y−
→
v r en el sistema de coordenadas donde ebz define la vertical local son:
−
→
ω = ω (cos αebx − sin αebz )
−
→
v r = vr (cos β ebx + sin β eby )
por lo que la aceleración de Coriolis resulta:
→
−
−
→ f
a Coriolis = Coriolis = 2ωvr sin α (− sin β ebx + cos β eby ) (5.10)
m
−2ωvr cos α sin β ebz
141
M EC ÁNICA CL ÁSICA
2π h i
ω= = 7,27 × 10−5 s−1
24 × 3600
entonces para las velocidades alcanzadas por masas de aire o aeronaves la aceleración vertical de
Coriolis puede despreciarse frente a la aceleración de la gravedad.
La aceleración de Coriolis en el plano de la superficie terrestre puede en cambio no ser des-
preciable. Consideremos el caso de un centro de baja h presión
i que atrae el aire que lo rodea; si
m
suponemos por ejemplo una velocidad radial v = 10 seg la aceleración de Coriolis vale:
m
−
→
a Coriolis = 14,5 × 10−4 sin α (− sin β ebx + cos β eby )
s
En una hora el aire se acerca 36 kilómetros hacia el centro de baja presión, y en ese lapso la
velocidad tangencial adquirida será
m
vtng ∼
= 5,2
seg
Figura 5.5: Generación de un centro ciclónico en torno de un punto de baja presión en el Hemisferio Sur
142
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
La única diferencia entre un Hemisferio y otro es el sentido del vector −→ω , que es saliente
en el Polo Norte; por ello en el Hemisferio Norte se invierten los sentidos de giro de ciclones y
anticiclones respecto de los que hemos determinado para el Hemisferio Sur.
El valor de la fuerza de Coriolis para un cuerpo quehse mueve a lo largo de una vertical sobre
→
− →
−
i h i
m −1
el Ecuador ( ω × vr = ωvr ) con una velocidad de 1 seg y siendo ω = 2π/24 horas =
−5
−1
7,27 × 10 s resulta
m
fCoriolis /m = 1,454 × 10−4 2
s
m
por lo que se requieren velocidades del orden de los 100 s para que la fuerza de Coriolis
adquiera una magnitud comparable a la centrı́fuga.
143
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 5.6: Trayectoria del proyectil en el Hemisferio Sur debido a la fuerza de Coriolis, cuando el arma
apunta directamente al blanco
Integramos numéricamente las ecuaciones del movimiento en las tres coordenadas del proyec-
til (de hecho son las coordenadas de su centro de masas, la descripción completa debiera incluir
los grados de libertad de orientación y rotación del proyectil como cuerpo macroscópico):
d2 x dx
M 2
= −k v
dt dt
d2 y dy dx
M 2
= −k v − 2M ω
dt dt dt
d2 z dz
M 2
= −g − k v
dt dt
r 2
dy 2
2
dx dz
donde v = dt + dt + dt y las condiciones iniciales son: x(0) = y(0) = z(0) = 0,
dx dy dz
dt = v0 cos θ0 ,
0 dt = 0,
0 dt = v0 sin θ0 .
0
Los resultados obtenidos para diferentes inclinaciones del arma se representan en la figura 5.7.
Vemos que el alcance máximo se logra para ángulos del orden de 40o , apreciablemente inferiores
al de 45o de tiro en el vacı́o debido al efecto de la fricción en el aire.
La desviación yf del proyectil en la dirección y al impactar en el suelo generada por la fuerza
de Coriolis se presenta en la figura 5.8. Vemos que para alcances xf entre 15 y 21 kilómetros varı́a
entre 20 y 60 metros.
144
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
Figura 5.7: Trayectoria de los proyectiles modelando el frenamiento del aire por una funcin cuadrática en
la velocidad, y tomando los valores declarados de velocidad inicial y peso del proyectil. El coeficiente de
frenamiento se fija de modo de reproducir el alcance mximo del arma
Vamos a comparar la magnitud de esta desviación respecto de otras causas tales como el error
en la determinación de la velocidad relativa transversal entre el arma y el blanco. Si conocemos
esta velocidad con un error δv, la desviación del proyectil está indeterminada en δv × T , donde T
es el tiempo de vuelo del proyectil. El cálculo numérico determina T ; con estos tiempos de vuelo
calculamos el error δv en la velocidad transversal que produce la misma desviación que la fuerza
de Coriolis. Los resultados obtenidos son los siguientes:
xf (Km) 15 18 21 23
T (s) 25 36 45 54
yf (m) 23 42 61 80
δv( m
s) 1,1 1,2 1,4 1,5
Encontramos que la desviación
m
por Coriolis hasta alcances de 23Km es menor a la produci-
da por un herror iδv = 1,5 s en la velocidad relativa transversal arma-blanco, que corresponde
Km
a δv ≤ 5 hora . Si la corrección por el efecto de la fuerza de Coriolis hubiera tenido el signo
incorrecto (correspondiente al Hemisferio Norte) los disparos a un blanco situado entre 15 y 21
Kilómetros se habrı́an desviado entre 40 y 120 metros. Estos son valores que difı́cilmente hubie-
ran sorprendido a los artilleros de esa época: el control de disparos se realizaba por observadores
con vista especialmente aguda, que determinaban la distancia al blanco usando un telémetro, y
145
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 5.8: Desviación del proyectil del plano x, z en la dirección y debido a la fuerza de Coriolis al final
de su trayectoria
ahoriz
Coriolis = 2ωv sin α
146
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
−4 m
ahoriz
Coriolis ≤ 1,45 × 10 [ ]
s2
y al recorrer una distancia de 1 metro la velocidad tangencial está acotada por:
m
horiz
vCoriolis ≤ 1,45 × 10−4 [ ]
s
Vemos que el efecto de la fuerza de Coriolis es muy pequeño sobre cuerpos que se mueven
con velocidades del orden de la unidad y en recorridos también del mismo orden. En efecto, para
observar la circulación en sentido horario del agua de la bañera es necesario un recipiente con
perfecta simetrı́a cilı́ndrica, reducir a un mı́nimo las perturbaciones externas sobre el agua tales
como gradientes de temperatura, y tener un drenaje muy lento. En esas condiciones, al cabo de 15
minutos de drenaje comienza a observarse la circulación horaria del agua[18].
Concluimos que es inútil pretender observar el remolino en sentido horario cuando usted vacı́a
su bañera, pileta o lavatorio, siendo éste otro mito creado en torno de la fuerza de Coriolis.
5.4. Ejemplos
5.4.1. Cuerpo en caı́da libre
Vamos a estudiar la caı́da libre de un cuerpo situado a una altura h sobre la superficie de la
Tierra, a una latitud definida por el ángulo θ medido respecto del eje de rotación terrestre, figura
5.10.
147
M EC ÁNICA CL ÁSICA
m−
→
g ef = m−
→
g − m−
→
ω × (−
→
ω ×−
→
r)
En el sistema de coordenadas no inercial solidario a la Tierra aparece el término de Coriolis,
cuyo efecto sobre el movimiento del cuerpo visto desde este sistema es equivalente a la acción de
una fuerza −2m− →
ω ×− →
vr :
m−
→
g ef − 2m−
→
ω ×−
→
vr = m−
→
ar
En ausencia del término de Coriolis el cuerpo cae a lo largo de la vertical
.. ..
x0 (t) = y 0 (t) = 0
..
z 0 (t) = −gef
y es descrito por
x0 (t) = y0 (t) = 0
1
z0 (t) = h − gef t2
2
148
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
. .
x0 (t) = y 0 (t) = 0
.
z 0 (t) = −gef t
..
x (t) = 0
..
y (t) = −2ωgef t sin θ
..
z (t) = −gef
x(t) = 0
1
y(t) = − ωgef t3 sin θ
3
1
z(t) = − gef t2
2
Entonces el cuerpo tarda el mismo tiempo en llegar al suelo cuando se tiene en cuenta el
término de Coriolis, pero impacta desviado de la vertical en una cantidad − 31 ωgef t3 sin θ , que
conserva el signo en ambos hemisferios terrestres y es máxima en el Ecuador (θ = π2 ).
Concluimos que la trayectoria de un cuerpo en caı́da libre se desvı́a hacia el Este respecto de la
vertical local a la superficie terrestre debido a la presencia del término de Coriolis. Esta desviación
puede interpretarse de forma muy sencilla: visto desde un sistema inercial el cuerpo posee una
velocidad tangencial que es mayor que la de la superficie terrestre, entonces su desplazamiento
hacia el Este será superior al del punto de la superficie ubicado sobre su vertical.
149
M EC ÁNICA CL ÁSICA
gef
Rx = − x
`
gef
Ry = − y
`
Rz = 0
En la aproximación de pequeñas oscilaciones la coordenada z es aproximadamente constante:
z = 0 en el sistema de coordenadas definido en la figura 5.11:
.. gef .
x (t) = − x(t) − 2ω cos θ y (t)
`
.. gef .
y (t) = − y(t) + 2ω cos θ x (t)
`
La simetrı́a de estas ecuaciones nos sugiere probar una solución para la variable compleja
150
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
u(t) = Aeikt
q
k± = ω cos θ ± gef /` + ω 2 cos2 θ
q
Dado que la frecuencia natural del péndulo ω0 = gef /` es muy superior a la ω de rotación
de la Tierra podemos aproximar:
k± = ω cos θ ± ω0
Supongamos como condición inicial que el péndulo está separado del equilibrio en la dirección
x (a lo largo del meridiano) con velocidad inicial nula
.
x(0) = d , x (0) = 0 , d `
entonces:
u(0) = d = A + B
.
u (0) = 0 = iω cos θ(A + B) + iω0 (A − B)
d
A=B=
2
y las coordenadas x, y del péndulo resultan:
151
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Vemos que el péndulo comienza oscilando en el plano (x, z) con amplitud d y frecuencia ω0 ,
y va cambiando el plano de oscilación que rota con frecuencia ω cos θ, de modo que al cabo de un
tiempo
π
t=
2ω cos θ
está oscilando como un péndulo lineal en la dirección y.
Es fácil interpretar el movimiento del péndulo de Foucault cuando lo ubicamos en la vertical
de uno de los Polos: su punto de sujeción no está sometido a ninguna aceleración de modo que
oscila como si estuviera colgado en un sistema inercial, y quienes rotan con velocidad ω son los
ejes (x, y) sobre los que se proyecta el movimiento.
El péndulo de Foucault es una demostración contundente del movimiento de rotación terrestre,
presentada por primera vez por su creador en el Panteón de Parı́s en 1851.
(Acotación: partir de los tres puntos elegidos para definir la posición de los demás, el cuarto
punto posee una ambigüedad: tanto podemos ubicarlo por arriba como por debajo del triángulo
152
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
formado por los tres puntos de referencia. A partir del quinto punto no hay más problemas, pero
podemos ası́ construir el rı́gido de dos maneras que difieren en una reflexión del cuerpo en el plano
definido por los tres puntos iniciales).
Otra forma de fijar los grados de libertad de un rı́gido consiste en definir las tres coordenadas
de un punto cualquiera del cuerpo, luego se hace pasar por ese punto un eje solidario al rı́gido
que queda determinado por ejemplo por las dos direcciones que lo definen en un sistema de co-
ordenadas esféricas (ángulos polar y acimutal); fijado el punto y el eje, el único grado de libertad
restante para el cuerpo es girar alrededor de ese eje, por lo tanto el rı́gido posee seis grados de
libertad (figura 5.13)
Se requiere entonces fijar tres ángulos para determinar la orientación del cuerpo.
Las propiedades de un cuerpo rı́gido, tales como su energı́a o su evolución temporal bajo
la acción de fuerzas externas, dependerán de la ubicación relativa de los puntos materiales que
lo forman. Esta distribución de masa adopta la forma más simple en un sistema de coordenadas
solidario al cuerpo, porque en él las coordenadas de los puntos materiales son independientes del
tiempo. Como contrapartida, este sistema de ejes será en general no inercial.
Elegiremos las seis coordenadas generalizadas utilizando un sistema de ejes cartesianos so-
lidario al cuerpo. La posición del cuerpo queda totalmente definida por las tres coordenadas del
origen de la terna solidaria y los tres ángulos que definen la orientación de esta terna respecto del
sistema coordenado inercial elegido, que es externo al cuerpo.
Salvo que el cuerpo tenga una condición de ligadura que fije las coordenadas de uno de sus
153
M EC ÁNICA CL ÁSICA
puntos, es conveniente elegir al centro de masas del cuerpo como origen del sistema solidario. Esto
simplifica el cálculo de la energı́a cinética e impulso angular en el marco de referencia inercial.
1X d−
→
r 0α 2
TO 0 = mα ( )
2 α dt
−
1X N
d→
rα 2
TCM = mα
2 α=1 dt
154
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
N
1X → → 2
−
TCM = mα ( Ω × −
r α)
2 α=1
→ −
− → → →
−
( Ω × rα )2 = Ω2 (rα2 sin2 ( Ω , −
r α)
→−
− →
= Ω rα − Ω . r α )2
2 2
→ →
−
Conocidos los vectores Ω y − r α , sus módulos y producto escalar pueden expresarse en térmi-
nos de sus componentes en cualquier sistema de ejes, en particular nos va a convenir definirlos en
→
−
el sistema solidario al cuerpo rı́gido: −→r α = (xα1 , xα2 , xα3 ), Ω = (Ω1 , Ω2 , Ω3 )
3
→ → 2
−
(Ω × −
X
r α ) = Ω2 rα 2 − ( Ωi xαi )2
i=1
3
X
= [rα 2 δij − xαi xαj ]Ωi Ωj
i,j=1
3
1X X
TCM = mα [rα2 δij − xαi xαj ]Ωi Ωj
2 α i,j=1
3
1 X
= I CM Ωi Ωj (5.15)
2 i,j=1 ij
donde:
X
CM
Iij = mα [rα2 δij − xαi xαj ] (5.16)
α
es el tensor de inercia del cuerpo rı́gido respecto de un sistema solidario con origen en el centro
de masas, una propiedad geométrica determinada por la distribución espacial de masa del cuerpo.
En el caso en que una condición de vı́nculo fije la posición de un punto O del cuerpo se reducen
a tres los grados de libertad del cuerpo. Será entonces conveniente tomar a este punto como origen
de la terna solidaria y la energı́a cinética total es simplemente la energı́a cinética relativa al origen
O. Su forma es idéntica a la de (5.16) salvo que ahora el tensor de inercia está referido a las
→ →
−
coordenadas − →r Oα = R + − r α = (xαO1 , xαO2 , xαO3 ) con origen en O:
155
M EC ÁNICA CL ÁSICA
3
1 X
T = TO = I O Ωi Ω j
2 i,j=1 ij
X
O 2
Iij = mα [rOα δij − xαOi xαOj ] (5.17)
α
La relación entre el tensor de inercia definido respecto a una terna con origen en el centro de
masas y otra terna paralela a la anterior y con origen arbitrario está dada por el teorema de Steiner,
que demostraremos más adelante.
P
mα [(xα2 )2 + (xα3 )2 ] − α mα xα1 xα2 − α mα xα1 xα3
P P
α
I = − α mα xα1 xα2 α 2 α 2
α mα [(x3 ) + (x1 ) ] −
α α
P P P
α mα x2 x3 (5.19)
α
− α mα x1 x3
P α α
− α mα x2 x3
P α P α 2 α 2
α mα [(x2 ) + (x1 ) ]
Los términos diagonales I11 , I22 , I33 se denominan momentos de inercia, en tanto que los no
diagonales son los productos de inercia o momentos centrı́fugos.
Si el cuerpo rı́gido está constituido por una distribución continua de masa definida por una
densidad ρ(− →
r ), la sumatoria sobre puntos discretos α se reemplaza por una integral sobre el
volumen del cuerpo:
Z
Iij = d3 rρ(−
→
r )(r2 δij − xi xj )
156
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
−
→ → →
−
mα −
→
r α × (Ω × −
X
L CM = r α)
α
→
− →→ −
−
mα [rα2 Ω − ( Ω .−
r α )→
X
= r α]
α
X 3
X
LCM,i = mα [rα2 Ωi − xαi Ωj xαj ]
α j=1
3 X
X
= mα [rα2 δij − xαi xαj ]Ωj
j=1 α
esto es:
3
X
CM
LCM,i = Iij Ωj (5.20)
j=1
3
−
→ X
L CM = LCM,i ebi
i=1
3 X
X 3
CM
= ebi Iij Ωj (5.21)
i=1 j=1
Este producto de pares de vectores se llama diada, no debemos confundirlo con productos
→
−
escalares ebi .ebj . El producto escalar de la diada ICM con un vector A por izquierda se define por:
3
−
→ X →
− CM
A .ICM = A .ebi Iij ebj
i,j=1
3
X
CM
= ai Iij ebj
i,j=1
157
M EC ÁNICA CL ÁSICA
3
−
→ X
CM →
−
ICM . A = ebi Iij ebj . A
i,j=1
3
X
CM
= ebi Iij aj
i,j=1
La expresión (5.21) también puede representarse en forma matricial, donde los vectores son
matrices de tres filas y una columna:
LCM I CM CM
I12 CM
I13 Ω
1 11 1
CM CM CM CM
L2 = I21 I22 I23 . Ω2 (5.23)
CM CM CM CM
L3 I31 I32 I33 Ω3
Tanto (5.22) como (5.23) son representaciones equivalentes de la forma explı́cita (5.21) del
impulso angular.
Finalmente, la expresión (5.15) de la energı́a cinética del cuerpo rı́gido:
3
1 1 X
T = MV 2 + I CM Ωi Ωj
2 2 i,j=1 ij
1 1−→ →
−
T = MV 2 + Ω .(ICM . Ω )
2 2
1 1−→− →
= MV 2 + Ω . L CM
2 2
En el caso en que las condiciones de vı́nculo fijen un punto O del cuerpo rı́gido, conviene
elegirlo como origen de coordenadas. Al igual que para la energı́a cinética, el impulso angular
total se reduce al impulso angular relativo y su forma es idéntica a (5.21)
3 3
−
→ XX
O
LO = ebi Iij Ωj (5.24)
i=1 j=1
158
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
que a diferencia con el caso de una masa puntual el vector impulso angular no tiene la misma
dirección que el vector velocidad angular. Para que esto ocurra I deberı́a reducirse a una matriz
proporcional a la identidad:
1 0 0
I = c 0 1 0
0 0 1
lo que sólo es posible para ciertos cuerpos de alta simetrı́a, como es el caso de una esfera o un cubo
homogéneos y en un sistema solidario centrado en el centro de masas. Estos cuerpos son llamados
trompos esféricos.
En cambio vamos a mostrar que mediante una rotación de los ejes coordenados siempre es
posible reducir el tensor de inercia a la forma diagonal:
I 0 0
1
Id = 0 I2 0
0 0 I3
→ −
− → →
−
aún en este caso L y Ω no tendrán en general la misma dirección, salvo cuando Ω está dirigido
a lo largo de uno de los ejes, por ejemplo si:
−
→
Ω ≡ (Ω1 , 0, 0)
produce:
−
→
L ≡ (I1 Ω1 , 0, 0)
se requiere que
3
X
aij aik = δjk (5.26)
i=1
159
M EC ÁNICA CL ÁSICA
0
mα [rα2 δij − x0α 0α
X
Iij = i xj ]
α
X 3
X 3
X
= mα [rα2 aik ajk − aik aj` xαk xα` ]
α k=1 k,`=1
3
X X
= aik aj` mα [rα2 δk` − xαk xα` ]
k,`=1 α
3
X
= aik aj` Ik`
k,`=1
I0 = AIAt (5.28)
donde At es la matriz transpuesta:
(at )`j = aj`
Vemos de (5.26,5.27) que la matriz transpuesta es la matriz inversa de A :
A.At = At .A = 1 (5.29)
Las transformaciones (5.28) son llamadas de semejanza o de similaridad.
Se denomina tensor de segundo rango al conjunto de números Tij que se transforman de la
forma (5.28). Los vectores son tensores de primer rango, con componentes que se transforman de
la forma
3
b0i
X
= ai` b`
`=1
En el Apéndice A al final del Capı́tulo 6 hay una breve descripción de las operaciones de
rotación en el espacio tridimensional.
160
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
se transforma en:
→
− →
−
A L = AI Ω
esto es:
→
− →
−
A L = AIAt A Ω (5.30)
pues ya vimos (ecuación 5.29) que At = A−1 para matrices ortogonales.
Proponemos hallar la matriz A que produce:
AIAt = Id
AI = Id A (5.31)
La igualdad matricial (5.31) consiste de 9 ecuaciones
3
X 3
X
aij Ijk = Ii δij ajk , k = 1, 2, 3 , i = 1, 2, 3
j=1 j=1
Los elementos de cada fila i de la matriz A satisfacen un sistema de tres ecuaciones lineales
homogéneas:
161
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Como ésta es una ecuación cúbica posee tres raı́ces, y en el Apéndice A probamos que todas
ellas son reales cuando como en nuestro caso la matriz I es real y simétrica (ecuaciones 6.62
y 6.63). Estas raı́ces representan los tres valores Ii de los momentos principales de inercia. Al
determinante (5.33) se lo llama determinante secular.
Reemplazando en las ecuaciones (5.32) las tres raı́ces Ii (i = 1, 2, 3), obtenemos soluciones
no triviales para las respectivas filas ai1 , ai2 , ai3 . Por ser el determinante nulo, solamente dos de
las ecuaciones del sistema (5.32) son linealmente independientes:
que nos permiten determinar las relaciones c1 = ai1 /ai3 y c2 = ai2 /ai3 :
Luego, usando la condición de normalización (5.26) para las filas de una matriz ortogonal:
3
X
(aip )2 = 1
p=1
I−
→
a i = Ii −
→
a i , i = 1, 2, 3 (5.35)
y la diagonalización es equivalente a resolver tres sistemas de ecuaciones del tipo (5.35). Las
incógnitas son los tres vectores
−
→
a i = ai1 eb1 + ai2 eb2 + ai3 eb3
Ii
162
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
Nosotros hemos adoptado el punto de vista pasivo para interpretar la transformación ortogo-
nal, que consiste en suponer fijos los vectores del espacio y rotar la terna de ejes de dicho espacio.
Vemos en el Apéndice A que si adoptáramos el punto de vista activo rotando los vectores y man-
teniendo fija la terna, la matriz que representa la rotación es la transpuesta At , y en ese caso los
autovectores del tensor I son las columnas de dicha matriz (ecuaciones 6.64 y 6.65).
De esta forma hemos resuelto el problema de hallar una terna de ejes donde el tensor de inercia
del cuerpo rı́gido sea diagonal. Se los denomina ejes principales de inercia y a los valores de los
elementos diagonales momentos principales de inercia.
En el sistema de ejes principales las componentes del impulso angular y la energı́a cinética
relativos al centro de masas adoptan formas más simples que las (5.20), (5.15):
3
X
Li = Iij Ωj
j=1
se transforma en
Li = Ii Ωi
3
1 X
T = Iij Ωi Ωj
2 i,j=1
se transforma en
3
1X
T = Ii Ω2i
2 i=1
→
− .
d r0 −
→ → →
−
=RO +Ω × −
rO
dt
En el caso de usar la terna solidaria con origen en O, podemos determinar cómo serán estas mag-
→
−
nitudes cuando la terna solidaria tiene origen en otro punto A situado en la posición d respecto
de O (figura 5.14)
163
M EC ÁNICA CL ÁSICA
→
−
La rotación instantánea está determinada por el vector Ω tanto en magnitud Ω como en ubi-
→
−
cación del eje de rotación, que pasa por el punto O. Si agregamos la misma rotación Ω y su
→
−
opuesta − Ω actuantes ahora en la recta que pasa por el punto A, no modificamos el movimiento
→
− →
−
del cuerpo pues sus efectos se cancelan mutuamente. El par Ω en O y − Ω en A produce una
velocidad resultante para un punto cualquiera del cuerpo:
−
→ → −
− →
Ω × (−
→
rO −−
→
r A) = − Ω × d
que es la misma para todos los puntos − →r O del cuerpo. Entonces representa una traslación del
·
→
−
cuerpo que agregada al vector R reproduce el movimiento de traslación del punto A.
→
−
Hemos encontrado entonces que la rotación Ω es la misma independiente del origen elegido,
tiene magnitud Ω y actúa en la dirección Ω
b que pasa por dicho punto. La posición y velocidad de
los puntos del cuerpo usando el origen A para el sistema solidario resultan entonces:
−0
→ →
−
r = RA + −
→
rA
. .
−
→0 −
→ → →
−
r =RA +Ω × −
rA
164
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
x0i = xi + `i
→
−
donde ` = (`1 , `2 , `3 ) es el vector posición del centro de masas respecto de O (figura 5.15):
Iii0 = mα (x0α 0α 0α 0α
X
j xj + xk xk )
α
X
= mα (xαj xαj + xαk xαk + `j `j + `k `k
α
+2`j xαj + 2`k xαk )
Los dos últimos términos son nulos por definición de centro de masas, entonces:
165
M EC ÁNICA CL ÁSICA
0
mα x0α 0α
X
Iij = − i xj
α
X
= − mα (xαi xαj + `i `j + `i xαj + `j xαi
α
que produce:
0
Iij = Iij − M `i `j (5.37)
Los resultados (5.36, 5.37) constituyen el llamado teorema de Steiner. Vemos que si I es
diagonal, el tensor de inercia I0 respecto de un punto situado sobre uno de los ejes principales
→
−
de inercia también es diagonal pues sólo una de las componentes de ` es diferente de cero, de
modo que Iij0 =I .
ij
5.11. Ejemplos
5.11.1. Tensor de inercia de un cubo
Vamos a calcular el tensor de inercia de un cubo homogéneo respecto de ejes con origen en el
centro de masas del mismo y que son normales a las caras del cubo, y por ejes con origen en un
vértice y que coinciden con sus aristas (figura 5.16).
En el primer caso las componentes diagonales Iii son idénticas dada la simetrı́a del cuerpo,
calculamos la I11 :
= ρL5 /6
entonces:
Los términos no diagonales también son idénticos entre sı́ por simetrı́a, y además son nulos:
166
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
Z L/2 Z L/2
= −ρL dx1 .x1 dx2 .x2
−L/2 −L/2
= 0
Para calcular el tensor de inercia IA respecto de ejes paralelos a las aristas y con origen en el
vértice A utilizamos el teorema de Steiner:
`1 = `2 = `3 = L/2
M = ρL3
167
M EC ÁNICA CL ÁSICA
entonces:
2ρL5
Iii0 =
3
Los elementos no diagonales son ahora no nulos:
0
Iij = Iij − M `i `j
ρL5
= −
4
y el tensor de inercia en esta terna resulta:
1 − 38 − 38
2ρL5
3
IA = −8 1 − 38
3 3
− − 38
8 1
ρL5
ICM = 1
6
Entonces la forma del tensor de inercia en un sistema de ejes rotado respecto del original será:
0 ρL5
ICM = A1At
6
ρL5
= AAt
6
= ICM
por lo que el tensor permanece diagonal en cualquier terna con origen en el centro de masas. A los
cuerpos que poseen esta propiedad se los denomina trompos esféricos.
5.12. Problemas
1. Un arma situada a una latitud de 50 grados en el Hemisferio Norte y con una elevación de
45 grados sobre la horizontal local dispara un proyectil con una velocidad inicial de 1000 metros
por segundo. Despreciando el frenamiento por el aire y suponiendo que el alcance del arma es
despreciable frente al radio terrestre calcule la desviación generada por la fuerza de Coriolis en el
168
C UERPOS R ÍGIDOS . T ENSOR DE INERCIA
punto de impacto.
2. Un cohete autopropulsado se mueve a una altura fija respecto de la superficie terrestre con
velocidad uniforme de 1000 kilómetros por hora. Al momento del disparo desde el Polo Norte
su velocidad se orienta a lo largo del meridiano de 0 grados. Calcular cuál es la coordenada de
longitud del cohete al pasar por encima del Ecuador.
169
M EC ÁNICA CL ÁSICA
170
Capı́tulo 6
6.1. Introducción
Armados con las herramientas matemáticas del Capı́tulo anterior: ecuaciones del movimien-
to en sistemas no inerciales y tensor de inercia como descripción del cuerpo rı́gido en estudio,
procederemos ahora a determinar la evolución temporal del cuerpo mediante la solución de las
ecuaciones de Newton o de Lagrange para el caso de la presencia de condiciones de vı́nculo.
Para el caso de un cuerpo rı́gido es solamente el movimiento de su centro de masas el que
→
− →
−
está determinado por la segunda ley de Newton F = d P /dt. La evolución más interesante, que
es el movimiento del cuerpo rı́gido relativo al centro de masas, está dada por la variación temporal
→
− →
− →
−
del impulso angular: N = d L /dt, donde N es el torque de las fuerzas aplicadas relativo al centro
de masas.
La presencia del torque como generador de cambios en la evolución temporal del cuerpo rı́gido
hace que el efecto producido por la aplicación de una fuerza sobre el cuerpo aparezca como no
intuitiva a primera vista. Por ejemplo, consideremos un cuerpo rı́gido que está rotando con una
→
− −
→
dada velocidad angular en torno de una dirección n b , por lo que L = L n b : si aplicamos una
→
−
fuerza F normal a dicha dirección, el cuerpo en lugar de moverse en la dirección de la fuerza lo
→
− →
− →
−
hará en la dirección normal a F . La razón es que d L /dt tiene la dirección de N que es normal
→
−
a F . Este es un ejemplo de las peculiaridades aparentes en la evolución de un cuerpo rı́gido que
estudiaremos en este Capı́tulo.
Las referencias generales de este capı́tulo son los textos de Goldstein[1] y Landau y Lifshitz[2].
Ejemplos de aplicaciones de giróscopos en navegación aérea pueden encontrarse en los textos de
Synge y Griffith[21] y Halfman[22]. La teorı́a básica de grupos y los grupos de rotaciones en dos
y tres dimensiones está presentada en forma sencilla en el libro de Wu-Ki Tung[23].
171
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Cuando no haya condiciones de vı́nculo que fijen la posición de uno de los puntos del cuerpo,
es conveniente elegir el centro de masas como punto O. En este caso, las ecuaciones del movimien-
to para el centro de masas se obtienen a partir de la ley de variación del impulso lineal total de un
sistema de partı́culas:
→
−
dP →
−
=F (6.1)
dt
.
→
− → −
− →
donde: P = M R , F : resultante de las fuerzas externas.
Las otras tres ecuaciones del movimiento pueden tomarse de la fórmula de evolución del im-
0
pulso angular respecto del origen O del sistema inercial:
→
−
d L O0 →
−
=N
dt
→
−
donde: N es el torque externo.
Cuando el cuerpo está sometido a condiciones de vı́nculo generales y no simplemente man-
tener un punto fijo, conviene recurrir al formalismo lagrangiano. Una vez determinado el La-
grangiano en términos de las coordenadas generalizadas {q} elegidas
3
. 1 X O . .
L({q, q }) = Iij Ωi ({q, q })Ωj ({q, q })
2 i,j=1
−V ({q})
d ∂ . ∂ .
. L({q, q }) − L({q, q }) = 0
dt ∂ q p ∂qp
Como las componentes del impulso angular relativo al centro de masas están dadas por la
expresión (5.21) o su representación simbólica (5.22):
3 3
−
→ → X X CM
−
L CM ≡ ICM Ω = Iij Ωj ebi (6.2)
i=1 j=1
172
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
Entonces:
→
− ..
d L O0 → −
− → d →
−
= M. R × R + (ICM Ω )
dt dt
El torque actuante es:
−
→ X −
→ → →
− → −
− → X− →
−
N = (R + −
r α) × f α = R × F + →
rα× fα
α α
..
→
− → −
− →
donde f α es la fuerza aplicada sobre la partı́cula α constitutiva del cuerpo. El término M. R × R
→ −
− →
se cancela con el R × F , por lo que resulta una ecuación de evolución del impulso angular
relativo al centro de masas:
d →
− →
−
(ICM Ω ) = N CM (6.3)
dt
donde la variación temporal se observa desde un sistema inercial, y
−
→ X
→
− →
−
N CM = rα× fα
α
3 X 3
d →
− X
CM d
(ICM Ω ) = Iij (Ωj ebi )
dt i=1 j=1
dt
3
3 X .
X
CM →
−
= Iij (Ωj ebi + Ωj Ω × ebi )
i=1 j=1
3 X
3 . 3 3
X
CM → X X CM
−
= Iij Ωj ebi + Ω × Iij Ωj ebi )
i=1 j=1 i=1 j=1
.
→ −
− → →
−
= ICM Ω + Ω × ICM Ω
donde hemos usamos la notación (6.2). Las derivadas de los vectores unitarios se deben a la
→
−
rotación generada por la velocidad angular Ω sobre la terna solidaria al rı́gido:
debp − →
= Ω × ebp (6.4)
dt
Las ecuaciones de evolución del impulso angular (6.3) resultan entonces:
.
→ −
− → → −
− →
ICM Ω + Ω × ICM Ω = N CM (6.5)
El sistema de ejes principales de inercia es el más adecuado para describir esta ecuación vec-
torial, pues allı́ las ecuaciones en las tres componentes adoptan su forma más simple. La ecuación
de evolución (6.5) en el sistema de ejes principales de inercia es la siguiente:
173
M EC ÁNICA CL ÁSICA
dΩ1
I1CM + (I3CM − I2CM )Ω2 Ω3 = N1CM (6.6)
dt
dΩ2
I2CM + (I1CM − I3CM )Ω3 Ω1 = N2CM
dt
dΩ3
I3CM + (I2CM − I1CM )Ω1 Ω2 = N3CM
dt
174
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
dΩ1
I1A + I3A ΩA A A A
2 Ω3 − I2 Ω3 Ω2 = N1
dt
dΩ2
I2A + I1A ΩA A A A
3 Ω1 − I3 Ω1 Ω3 = N2
dt
dΩ3
I3A + I2A ΩA A A A
1 Ω2 − I1 Ω2 Ω1 = N3 (6.7)
dt
6.3. Ejemplos
6.3.1. Trompo libre de fuerzas
Aplicaremos las ecuaciones de Euler (6.6) al caso de la rotación libre de un cuerpo con dos
momentos principales de inercia iguales, llamado trompo simétrico.
Elegimos un sistema de ejes eb1 , eb2 , eb3 solidario al cuerpo. Dada la simetrı́a de revolución
del rı́gido los momentos principales de inercia en direcciones eb1 y eb2 son iguales. Tomamos la
dirección eb3 a lo largo del eje de simetrı́a; las direcciones eb1 , eb2 son dos cualesquiera en el plano
normal a eb3 .
Dado que I1CM = I2CM las ecuaciones (6.6) resultan:
I3CM − I1CM
ω= Ω3
I1CM
Las dos primeras ecuaciones resultan:
dΩ1
+ ωΩ2 = 0
dt
dΩ2
− ωΩ1 = 0
dt
dΩ2
que pueden desacoplarse derivando la primera respecto del tiempo y reemplazando dt por el
valor que da la segunda ecuación:
d 2 Ω1
+ ω 2 Ω1 = 0
dt2
175
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Ω1 (t) = B cos(ωt + ϕ)
Ω2 (t) = B sin(ωt + ϕ)
Estos resultados indican que un trompo simétrico libre sin fuerzas aplicadas posee una veloci-
dad angular constante en la dirección de su eje de simetrı́a:
Ω3 eb3 = constante
→
−
y otra velocidad angular Ω N (t) normal al eje 3 cuyo módulo es constante:
q
B= Ω21 (t = 0) + Ω22 (t = 0) (6.8)
y que vista desde un marco de referencia solidario al cuerpo gira en torno del eje eb3 con frecuencia
angular
I CM − I CM
ω = 3 CM 1 Ω3
I1
−
→
Ω N (t) = B[cos(ωt + ϕ)eb1 + sin(ωt + ϕ)eb2 ]
→
−
Desde el sistema solidario el vector velocidad angular Ω (t) realiza una precesión alrededor
del eje de simetrı́a del cuerpo con velocidad angular ω, manteniendo su módulo constante. El
vector impulso angular relativo al centro de masas es:
−
→ →
−
L CM (t) = I1CM Ω N (t) + I3CM Ω3 eb3 (6.9)
y también él realiza una precesión alrededor del eje de simetrı́a con velocidad ω, manteniendo una
inclinación constante.
→
−
Observando el movimiento del cuerpo desde un sistema inercial, el vector L CM es constante
→
−
en módulo y dirección pues es una integral del movimiento. Es fácil además probar que L CM ,
→
−
Ω y eb3 están en el mismo plano: de (6.9)
−
→ →
−
L CM = I1CM Ω + (I3CM − I1CM )Ω3 eb3
176
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
y dada la simetrı́a de revolución del cuerpo ebN es también una dirección principal de inercia:
LCM
N = I1CM B
LCM
N LCM sin θ
B= =
I1CM I1CM
que produce
LCM
Ωpr =
I1CM
Tanto la velocidad angular Ω3 de giro alrededor del eje de simetrı́a eb3 como la velocidad de
precesión Ωpr quedan determinadas por las condiciones iniciales del movimiento, que fijan la
magnitud del impulso angular constante y de su proyección sobre el eje del trompo.
177
M EC ÁNICA CL ÁSICA
La rueda está apoyada sobre el piso, con un coeficiente de rozamiento estático no nulo de modo
que podamos poner el sistema en movimiento desde el reposo, alcanzando un régimen estacionario
de rodadura sobre el plano horizontal.
La velocidad angular de rodadura ω3 y la de giro ω1 están conectadas por la condición:
R
ω1 = − ω3 (6.10)
d
donde el signo menos proviene de que cuando uno de los giros es positivo (contrario al sentido
de las agujas de un reloj) el otro es negativo.
Antes de entrar al cálculo detallado de este sistema vamos a describir cualitativamente el
movimiento esperado, usando para ello la ecuación de evolución temporal del impulso angular
→
− →
−
dL
dt = N respecto del punto fijo A. El impulso angular debido a la rotación de la rueda en torno
→
−
de su eje de simetrı́a va cambiando de dirección en el transcurso del tiempo. Este cambio ddtL
deberá estar acompañado por un torque producido por la resultante del peso de la rueda y la reac-
ción del piso. Entonces esta reacción deberá superar al peso para generar el torque con el mismo
sentido que la variación del impulso angular, como muestra la figura 6.4.
La rueda que estamos estudiando bien puede ser la muela de un molino de granos, hemos en-
contrado que: cuanto más rápido gire el molino mejor muele el grano.
178
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
Figura 6.3: Rueda apoyada en un plano horizontal, que gira en torno de un eje vertical y sujeta a la
condición de rodadura
Para el cálculo detallado elegimos un sistema de ejes no inercial centrado en el punto de pivote
A, donde solamente el eje de simetrı́a en dirección eb3 es solidario a la rueda mientras las otras dos
direcciones las elegimos normal y paralela al plano de rodadura respectivamente y las llamamos
eb1 y eb2 respectivamente.
El movimiento impuesto por las condiciones iniciales se mantendrá a tiempos posteriores pues
la energı́a es una constante del movimiento, la energı́a potencial de la rueda es a su vez constante
y entonces la energı́a cinética debe conservarse, lo que requiere ω1 y ω3 constantes.
→
− →
−
Queremos determinar la fuerza de vı́nculo S producida por el suelo y la T generada por el
eje vertical. Esta fuerzas de vı́nculo debe ajustarse al movimiento impuesto al centro de masas y a
las coordenadas angulares que definen la posición del rı́gido.
El movimiento del centro de masas está determinado por las ecuaciones (6.1)
→
−
dP →
−
=F
dt
Elegimos coordenadas cilı́ndricas (ρ, ϕ, z) para describir el punto centro de masas:
−
→
R CM = ρeb3 + z eb1
179
M EC ÁNICA CL ÁSICA
ρ=d,z=R
..
T1 + S1 − M g = M z= 0 (6.11)
.. . .
T2 + S2 = M ρ ϕ +2 ρϕ = 0 (6.12)
.. . 2
T3 + S3 = M ρ −ρ ϕ = −mRω32 (6.13)
→ −
− →
Estas son tres ecuaciones en las 6 componentes de T , S .
Las otras tres ecuaciones necesarias para describir el movimiento son las que dan la evolución
del impulso angular del sistema, las ecuaciones de Euler definidas en (6.7) para un sistema relativo
que no es totalmente solidario al rı́gido:
dΩ1
I1A + I3A ΩA A A A
2 Ω3 − I2 Ω3 Ω2 = N1
dt
180
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
dΩ2
I2A + I1A ΩA A A A
3 Ω1 − I3 Ω1 Ω3 = N2
dt
dΩ3
I3A + I2A ΩA A A A
1 Ω2 − I1 Ω2 Ω1 = N3
dt
Como la rueda es un trompo simétrico
R
ΩA
1 = ω1 = − ω3 (6.14)
d
A A
Ω2 = Ω 3 = 0 (6.15)
produciendo:
N1A = −S2 d
N2A = (S1 − M g)d + S3 R
N3A = −S2 R
dΩ1
I1A = −S2 d (6.16)
dt
dΩ2
I1A − I3A ΩA
1 Ω3 = (S1 − M g)d + S3 R (6.17)
dt
dΩ3
I3A + I1A ΩA
1 Ω2 = −S2 R (6.18)
dt
Vamos a calcular las fuerzas de vı́nculo a partir del conocimiento de las velocidades. Usando
(6.10):
R
Ω1 = − ω 3
d
Ω2 = 0
Ω3 = ω 3
181
M EC ÁNICA CL ÁSICA
y reemplazando estas velocidades angulares de la rueda y las 6.14, 6.15 del sistema de ejes usado,
las ecuaciones de Euler 6.16- 6.18 se reducen a:
S2 d = 0 (6.19)
R
I3A ω32 = (S1 − M g)d + S3 R (6.20)
d
S2 R = 0 (6.21)
que producen
S2 = 0
S3 ∼
=0
→
−
determinan la reacción S .
→
−
La reacción A se obtiene reemplazando estos valores en (6.11, 6.12 y 6.13):
R 2
T1 = −I3A ω
d2 3
T3 = −mRω32
T2 = 0
182
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
Figura 6.5: a. Cuerpo rı́gido con un grado de libertad de giro en torno de un eje. b. Con dos grados de
libertad de giro en torno de dos ejes
Para recuperar los tres grados de libertad de rotación tenemos que elegir una tercera direc-
ción de giro no coplanar a las anteriores y pasante por CM. El esquema final del dispositivo de
suspensión que permite las tres direcciones de rotación es el mostrado en la figura 6.6.
En el lı́mite de rozamiento nulo el torque actuante sobre el cuerpo es cero. Entonces el movimien-
to de rotación corresponde a un trompo libre de fuerzas, como el que acabamos de estudiar. Hemos
visto en este ejemplo que la dirección definida por el impulso angular del cuerpo permanece fija
en el espacio en el transcurso del tiempo, y en el caso en que la velocidad angular actúe a lo largo
del eje de simetrı́a del trompo, el impulso angular estará definido a lo largo de esta dirección.
Consideremos ahora el caso de un giróscopo: un trompo simétrico sostenido por una suspen-
sión cardánica que está fija a un vehı́culo: un aeroplano o una nave espacial por ejemplo. Entonces,
si en un instante dado hacemos rotar el trompo a lo largo de su eje de simetrı́a, vista desde un sis-
tema inercial esta dirección permanecerá fija en el espacio, sin importar los cambios posteriores
de orientación del vehı́culo. Este mecanismo permite entonces definir en el vehı́culo una dirección
fija, sin tener que recurrir a una observación externa al mismo.
183
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 6.6: Cuerpo rı́gido con tres grados de libertad de giro en torno de tres ejes
.
angular de este sistema es la de la Tierra −
→
ω más la rotación φ eb1 . Según vemos de la figura tiene
componentes:
.
ΩA
1 = ω sin θ+ φ (6.22)
ΩA
2 = −ω cos θ sin φ (6.23)
ΩA
3 = −ω cos θ cos φ (6.24)
Los dos grados de libertad del girocompás son el ángulo φ de rotación en el plano horizontal
y el ángulo ψ de giro alrededor de su eje de simetrı́a. .
Para que el eje eb1 se mantenga fijo a lo largo de la vertical local debe anularse θ; para que ello
ocurra en general debemos aplicar un torque en la dirección eb2 :
−
→
N = N2 eb2
Este torque será provisto por el vı́nculo que mantiene al eje eb1 en la dirección de la vertical
local a la Tierra.
Las componentes de la velocidad angular del giróscopo vistas desde un marco inercial resultan:
.
Ω1 = ω sin θ+ φ (6.25)
Ω2 = −ω cos θ sin φ (6.26)
.
Ω3 = ψ −ω cos θ cos φ (6.27)
Las ecuaciones de Euler de un trompo simétrico, definidas para un sistema relativo no solidario
al rı́gido
184
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
dΩ1
I1A + I3A ΩA A A A
2 Ω3 − I2 Ω3 Ω2 = N1
dt
dΩ2
I2A + I1A ΩA A A A
3 Ω1 − I3 Ω1 Ω3 = N2
dt
dΩ3
I3A + I2A ΩA A A A
1 Ω2 − I1 Ω2 Ω1 = N3
dt
se reducen usando los resultados (6.22-6.27) a:
.. .
I1CM φ −I3CM ω cos θ sin φ(ψ −ω cos θ cos ϕ) (6.28)
− I1CM ω 2 cos2 θ cos ϕ sin ϕ =0
. .
−I1CM ω cos θ cos ϕ ϕ −I1CM ω cos θ cos ϕ(ω sin θ+ ϕ)] (6.29)
. .
− I3CM (ω sin θ+ ϕ)(ψ −ω cos θ cos ϕ) = N2
.. .
I3CM (ψ +ω cos θ sin ϕ ϕ) = 0 (6.30)
185
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Conviene diseñar el girocompás de modo que el momento. principal I3CM sea mayor que el
I1CM , y fijar la magnitud de la velocidad inicial de giro ψ muy alta:
I CM > I1CM
. 3
ψ (0) ω
Entonces la ecuación (6.30) que determina la evolución del ángulo ψ se aproxima por:
..
I3CM ψ ∼
=0
o sea:
. .
ψ∼
=ψ (0)
El girocompás se comporta como un péndulo simple que oscila en torno de la dirección local
del meridiano (Norte geográfico).
Para tener una medida de la frecuencia de oscilación k consideremos el giróscopo como un
disco plano, de modo que:
I3 ∼
= 2I1
186
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
o
θ = 45
Obtenemos con estos datos una frecuencia de oscilación en torno del norte geográfico de
.
φ= 2,427 [rpm]
Finalmente, y por completitud, podemos obtener de la ecuación 6.29 el valor de la cupla que
la estructura del giróscopo fija a la tierra debe proveer para conservar vertical el eje eb1 :
. .
N2 ∼
= −I3CM (ω sin θ+ ϕ) ψ (0)
187
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Rotación en ψ alrededor de x3 :
cos ψ sin ψ 0
Tψ = − sin ψ cos ψ 0
0 0 1
−
→x
00
= Tφ −
→
x
0
→
−
x
000
= T −
→x
00
θ
x = Tψ −
−
→ →
x
000
T ≡ Tψ Tθ Tφ
cos ψ cos φ − cos θ sin φ sin ψ cos ψ sin φ + cos θ cos φ sin ψ sin ψ sin θ
= − sin ψ cos φ − cos θ sin φ cos ψ − sin ψ sin φ + cos θ cos φ cos ψ cos ψ sin θ (6.32)
− sin θ cos φ
sin θ sin φ cos θ
188
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
Esta matriz permite determinar las coordenadas cartesianas del sistema solidario al cuerpo {x}
en términos de las coordenadas inerciales{x0 }:
−
→ →
−
x = T x0
Conocidos (φ, θ, ψ) queda fijada la posición del cuerpo. Las variaciones temporales de (φ, θ, ψ)
determinarán el vector velocidad angular como función del tiempo. La variación temporal de φ
produce una velocidad angular en la dirección x03 que tiene componentes en los tres ejes solidarios
al cuerpo:
−
→ .
Ω φ =φ {cos θ.eb3 + sin θ sin ψ.eb1 + sin θ cos ψ.eb2 }
La variación temporal de θ produce una velocidad angular a lo largo de la lı́nea de los nodos:
−
→ .
Ω θ =θ {cos ψ.eb1 − sin ψ.eb2 }
Con estos resultados las componentes de la velocidad angular en el sistema solidario al cuerpo
resultan:
. .
Ω1 = φ sin θ sin ψ+ θ cos ψ (6.33)
. .
Ω2 = φ sin θ cos ψ− θ sin ψ
. .
Ω3 = φ cos θ+ ψ
Análisis cualitativo
189
M EC ÁNICA CL ÁSICA
190
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
Figura 6.10: Torque aplicado y evolución del impulso angular del trompo simétrico
torque creciente, pero al mismo tiempo deben arreglarse para conservar la energı́a total del trompo.
. .
Habrá un rango permitido de valores de θ para los que es posible esta doble condición en θ, φ, y el
trompo detendrá su caı́da al alcanzar un valor lı́mite θ2 , a partir del cual el ángulo θ comenzará a
desandar el camino subiendo la inclinación del eje del trompo. Este es el movimiento de nutación,
que se repetirá periódicamente, superpuesto al movimiento de precesión.
Cálculo detallado
Para el análisis detallado del movimiento usamos la formulación lagrangiana. Obtendremos
las tres ecuaciones del movimiento atendiendo en el proceso de su obtención a la identificación de
posibles integrales del movimiento.
La energı́a cinética del trompo es:
1
T = I1 (Ω21 + Ω22 ) + I3 Ω23
2
. .
y .usando las relaciones (6.33) queda expresada en términos de las velocidades generalizadas φ, θ
, ψ:
1 .2 .2 . .
T = I1 (φ sin2 θ+ θ ) + I3 (φ cos θ+ ψ)2
2
El Lagrangiano del trompo resulta:
191
M EC ÁNICA CL ÁSICA
. . . 1 .2 .2 . .
L(φ, θ, ψ; φ, θ, ψ) = I1 (φ sin2 θ+ θ ) + I3 (φ cos θ+ ψ)2
2
−M gd cos θ
donde d es la distancia del centro de masas al punto fijo del trompo ubicado sobre el eje de simetrı́a.
Dado que las coordenadas φ, ψ son cı́clicas se conservan los momentos canónicos conjugados:
∂L . . .
pφ = . = I1 φ sin2 θ + I3 (φ cos θ+ ψ) cos θ (6.34)
∂φ
∂L . .
pψ = . = I3 (φ cos θ+ ψ) (6.35)
∂ψ
Finalmente, otra integral del movimiento es la energı́a, pues las fuerzas aplicadas son conser-
vativas y los vı́nculos esclerónomos:
1 .2 .2 . .
E = I1 (φ sin2 θ+ θ ) + I3 (φ cos θ+ ψ)2 + M gd cos θ (6.36)
2
Las tres ecuaciones del movimiento son entonces las tres integrales del movimiento (6.34,
6.35, 6.36). Tenemos ası́ recorrido la mitad
. .
del camino en la solución de nuestro problema.
Las ecuaciones (6.34, 6.35) nos dan φ, ψ como funciones de θ. De la segunda:
. .
I3 ψ= pψ − I3 φ cos θ
y reemplazando en la primera:
. pφ − pψ cos θ
φ= (6.37)
I1 sin2 θ
entonces:
. I3 cos θ
ψ= pψ − (pφ − pψ cos θ) (6.38)
I1 sin2 θ
Estas relaciones nos permiten expresar la energı́a como una ecuación diferencial en la coorde-
nada θ. Partiendo de (6.35)
1 .2
2
.2 p2ψ
E = I1 (φ sin θ+ θ ) + + M gd cos θ
2 I3
agrupamos los términos constantes definiendo una nueva constante E 0 :
p2ψ
E0 = E −
I3
y reemplazando ahora (6.37, 6.38):
192
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
produce:
.2
I12 sin2 θ θ = 2I1 E 0 sin2 θ − (pφ − pψ cos θ)2
−2I1 M g` cos θ sin2 θ
que puede ponerse como una ecuación diferencial de primer orden en cos θ :
d cos θ p
I1 = ± A + B cos θ + C cos2 θ + D cos3 θ (6.39)
dt
donde:
A = 2I1 E 0 − p2φ
B = 2pφ pψ − 2I1 M g`
C = −2I1 E 0 − p2ψ
D = 2I1 M g`
son constantes ligadas a las condiciones iniciales del movimiento. El signo ± se elige de acuerdo
a que cos θ crezca o decrezca con t.
La ecuación diferencial (6.39) se resuelve mediante una integración directa:
Z x(t) ±dx
t= √ (6.40)
x(t=0) A + Bx + Cx2 + Dx3
donde x = cos θ , y el rango de valores permitidos de x es tal que
P3 (1) = A + B + C + D = −(pφ − pψ )2
P3 (−1) = A − B + C − D = −(pφ + pψ )2
193
M EC ÁNICA CL ÁSICA
de modo que las dos raı́ces x1 , x2 que limitan la región de valores positivos de P3 (x) están situadas
en el rango de valores posibles | cos θ |< 1. (El caso extremo pφ = pψ en que la raı́z x2 = 1 corre-
sponde a un trompo vertical). La función P3 (x) tiene entonces la representación gráfica mostrada
en la figura 6.11.
El eje de simetrı́a del trompo tendrá una inclinación variable entre θ1 =.
arc cos x1 y
θ2 = arc cos x2 . Simultáneamente, la presencia de una velocidad angular φ produce una precesión
de dicho eje alrededor del eje vertical ebz 0 . Esta velocidad conservará su signo a lo largo de la
evolución temporal si (ver ecuación 6.37):
pφ − pψ cos θ1 > 0
pφ − pψ cos θ1 = 0
pφ − pψ cos θ1 < 0
194
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
Figura 6.12: Posición sobre la esfera unitaria de la trayectoria del eje del trompo, mostrando los tres tipos
de nutación posibles
6.6. Problemas
1. Dos esferas son de radios y masas idénticas, pero una es maciza y la otra hueca con la masa
concentrada en un cascarón. Encuentre una manera no destructiva de determinar cuál es hueca.
195
M EC ÁNICA CL ÁSICA
2. Una barra uniforme desliza con sus extremos sobre un aro circular (figura 6.13). La barra
abarca un ángulo de 120 grados desde el centro de la circunferencia. Demostrar que el péndulo
simple equivalente tiene una longitud igual al radio del aro.
3. Calcular el tiempo que tarda en caer un cilindro homogéneo que rueda sin deslizar por un
plano inclinado a 30 grados. La altura inicial es h y parte del reposo.
Comparar este resultado con el obtenido cuando el cilindro desliza sin roce por el plano y parte
del reposo.
4. Un trompo simétrico tiene un punto fijo y está sometida a la acción de la gravedad. Consti-
tuye ası́ un péndulo que puede oscilar en torno del punto de equilibrio: θ = 0 y rotar alrededor de
su eje de simetrı́a: φ = φ(t). En la práctica puede consistir en un disco libre de girar en torno de
su eje de simetrı́a, representado por un eje rı́gido de masa despreciable suspendido del techo a una
distancia ` del disco.
Si por un medio externo mantenemos al disco girando a una velocidad de rotación fija ω en
torno de su eje, calcular alguna condición inicial que permite conservar el ángulo θ fijo en la evolu-
ción ulterior del cuerpo.
196
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
6. Una rueda puede girar sobre su eje de simetrı́a, y a una distancia d de la rueda el eje se
encuentra unido al techo por una una cuerda de longitud ` (Figura 6.14). La rueda gira con una
velocidad angular ω que se mantiene constante.
Encuentre las condiciones iniciales que permiten una evolución temporal del sistema mante-
niendo horizontal el eje y constante el ángulo θ de la cuerda respecto de la vertical.
−
→
B = b1 eb1 + b2 eb2 + b3 eb3 (6.44)
3
X
= bi ebi
i=1
→
−
los tres números bi que determinan unı́vocamente el vector B se denominan las componentes del
vector en dicha terna y representan el producto escalar:
→
−
bi = B .ebi
197
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Definimos una nueva terna (eb0 1 , eb0 2 , eb0 3 ) y queremos hallar las componentes b0i . Uno de los
vectores unitarios, por ejemplo el eb0 1 , también puede escribirse en términos de sus componentes:
eb01 = (eb0 1 · eb1 )eb1 + (eb0 1 · eb2 )eb2 + (eb0 1 · eb3 )eb3
= a11 eb1 + a12 eb2 + a13 eb3 (6.45)
donde los a1i son los cosenos directores de la dirección eb0 1 en la terna inicial (figura 6.15).
3
X
eb0 i = aij ebj
j=1
con nueve componentes que pueden agruparse en una matriz de tres filas y tres columnas:
a a12 a13
11
A = a21 a22 a23 (6.46)
a31 a32 a33
Siguiendo el mismo procedimiento, podemos expresar los vectores ebi en términos de los eb0i :
198
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
eb1 = (eb1 .eb0 1 )eb1 + (eb1 .eb0 2 )eb0 2 + (eb1 .eb0 3 )eb0 3
= a11 eb1 + a21 eb2 + a31 eb3
3
X
ebi = aji eb0 j
j=1
3
X
= atij eb0 j (6.47)
j=1
Los nueve elementos de la matriz A no son independientes ya que los vectores eb0i tienen
módulo unitario y son ortogonales entre sı́:
3
X 3
X
eb0 i .eb0 k = aij ebj . ak` eb`
j=1 `=1
3
X
= aij akj = δik , i, k = 1, 2, 3 (6.48)
j=1
Las ecuaciones (6.48) producen seis relaciones linealmente independientes que ligan a las
componentes aij , por lo tanto sólo podemos elegir en forma independientes a tres de ellas quedan-
do las otras determinadas por estas condiciones, que son justamente las condiciones de ortonor-
malidad de la terna primada.
La ecuación (6.48) puede escribirse como el producto matricial de A por la matriz transpuesta
A t
3
X 3
X
aij akj = δik ⇒ aij atjk = δik ⇒ A.At = I (6.49)
j=1 j=1
Las relaciones (6.49) y (6.50) prueban que la matriz transpuesta At es la inversa de la matriz
A:
199
M EC ÁNICA CL ÁSICA
AAt = At A = 1
A−1 = At (6.51)
Las matrices que satisfacen la condición (6.51) se llaman matrices ortogonales.
→
−
Para hallar la representación del vector B en la terna (eb01 ,eb02 ,eb03 ) usamos la relación (6.47) en
la definición (6.44)
3
−
→ X
B = bj ebj
j=1
3
X 3
X
= bj atji eb0 i
j=1 i=1
3
X 3
X
= ( aij bj )eb0 i
i=1 j=1
que nos da la ley de transformación de las componentes de un vector ante una rotación del sistema
de ejes de coordenadas cartesianos:
3
b0i =
X
aij bj (6.52)
j=1
Como un vector queda totalmente definido si se conocen sus componentes en un dado sistema
de ejes, podemos representar el vector como una matriz de una columna y tres filas, donde cada fila
representa la componente del vector en la dirección correspondiente. La relación (6.52) se escribe
entonces:
b0 a a12 a13 b
1 11 1
0
b2 = a21 a22 a23 . b2 (6.53)
0
b3 a31 a32 a33 b3
200
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
Como la operación inversa de la transformación ortogonal A está dada por la matriz transpues-
−
→0
ta At , las componentes en la base ebi del vector B rotado:
−
→0 X3
0
B = bi ebi
i=1
son:
3
0 X
bi = atij bj
j=1
3
X
= aji bj
j=1
Vamos a comparar esta rotación del vector (punto de vista activo) con la rotación de la terna
(punto de vista pasivo) dada por (6.52)
3
−
→ X
B = bi ebi
i=1
201
M EC ÁNICA CL ÁSICA
3
X 0
= bi eb0 i
i=1
con componentes:
3
b0i
X
= aij bj
j=1
Aplicamos ahora estas relaciones al caso del espacio bidimensional. La rotación del par de
→
−
ejes cartesianos en un ángulo θ transforma las componentes del vector B de la vieja a la nueva
base de la forma:
b0 cos θ sin θ b
1 1
0 = . pasiva
b2 − sin θ cos θ b2
→
−
en tanto que la rotación del vector B en un ángulo θ cambia sus componentes en la base usada de
la siguiente manera:
b0 cos θ − sin θ b
1 1
0 = . activa
b2 sin θ cos θ b2
−
→ →
−
L = IΩ
−
→
b = C−
→
a (6.54)
→
−
At b = At C−
→
a
→
− →
−
interpreta el vector At b como resultado de la rotación de b , manteniendo fija la terna ebi .
202
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
donde:
C0 = ACAt (6.55)
describe en el sistema rotado la operación que describı́a C en el original.
0
Mediante una transformación ortogonal adecuada podemos conseguir que C sea diagonal:
CAt = At C0
que se reduce a:
3
X
Cij akj = dk aki
j=1
C−
→
a 1 = d1 −
→
a1 (6.56)
C−
→
a 2 = d2 −
→
a2 (6.57)
C−
→
a 3 = d3 −
→
a3 (6.58)
cada uno de los vectores define una fila de la matriz A:
−
→
a i = ai1 eb1 + ai2 eb2 + ai3 eb3 (6.59)
que según (6.45) representa los vectores eb0 i de la terna rotada.
203
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Este es el llamado determinante secular, un polinomio cúbico que posee tres raı́ces, que en
principio pueden consistir en una real y dos complejas conjugadas, digamos d1 y d2 = d∗1 . Si
éste fuera el caso los autovectores −
→
a1 y −→
a 2 tendrı́an componentes complejas. Multiplicamos
→
− ∗
escalarmente la ecuación (6.56) por a 1 :
−
→
a ∗1 .C−
→
a 1 = d1 −
→
a ∗1 .−
→
a1
3 3
a∗1i Cij a1j a∗1i a1i
X X
= d1 (6.61)
i,j=1 i=1
Si la operación C está representada por una matriz hermitiana o autoadjunta, cuyos elementos
satisfacen:
∗
Cji = Cij (6.62)
entonces permutando los ı́ndices de suma i,j el primer miembro resulta:
3 3 3
1 X
a∗1i Cij a1j a∗1i Cij a1j + a∗1j Cji a1i ]
X X
= [
i,j=1
2 i,j=1 i,j=1
3 3
1 X
a∗1i Cij a1j + a∗1j Cij
∗
X
= [ a1i ]
2 i,j=1 i,j=1
= Real
3 3
a∗1i a1i
X X
d1 = d1 | a1i |2
i=1 i=1
= Real (6.63)
204
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
es real, por lo que necesariamente d1 es real. Demostramos ası́ que todos los autovalores de una
matriz hermitiana son reales.Una forma especial de matrices hermitianas son las matrices reales y
simétricas, como es el caso del tensor de inercia de un cuerpo rı́gido.
Reemplazando en las ecuaciones (6.56-6.58) las tres raı́ces Ii (i = 1, 2, 3), obtenemos los tres
autovectores − →
ai . Por ser nulo el determinante, solamente dos de las ecuaciones del sistema (6.60)
son linealmente independientes:
que nos permite determinar las relaciones c1 = ai1 /ai3 y c2 = ai2 /ai3 :
Luego, usando la condición de normalización (6.49) para las filas de una matriz ortogonal:
3
X
(aip )2 = 1
p=1
La rotación de los vectores ebi de la terna original está representada por la operación:
eb0 i = At ebi
205
M EC ÁNICA CL ÁSICA
a a21 a31 1 a
11 11
a12 a22 a32 . 0 = a12 (6.65)
a13 a23 a33 0 a13
con formas similares para los otros vectores ebi . Entonces, cada columna de la matriz At que rep-
resenta una rotación activa de vectores está formada por las componentes de los vectores rotados
de la terna original.
Vimos en (6.59) que los autovectores de la matriz C constituyen las filas de la matriz A
representativa de rotaciones de la terna cartesiana del espacio tridimensional. Estos autovectores
forman entonces las columnas de la matriz At que representa las rotaciones de los vectores del
espacio, manteniendo fijos los ejes coordenados.
C−
→
a 1 = d1 −
→
a1
C−
→
a 2 = d1 −
→
a2
N
X
T r(C) = cii
i=1
206
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
N
0 X 0
T r(C ) = cii
i=1
XN XN X
N
= aij cjk atki
i=1 j=1 k=1
N X
X N X
N
= aij cjk aik
i=1 j=1 k=1
N X
X N
= cjk δjk
j=1 k=1
N
X
= cjj
j=1
ES IGUAL A LA UNIDAD .
207
M EC ÁNICA CL ÁSICA
−
→
r 0 = A−
→
r
Queremos saber si existe una dirección del espacio que permanece invariante ante la trans-
formación; esto implica que existe un vector − →r 0 y todos sus múltiplos α−
→
r 0 que permanecen
invariantes ante la rotación representada por A :
A−
→
r0 = −
→
r0 (6.69)
Esta condición indica que la matriz A posee un autovalor λ = 1.
Recordemos que la matriz A no es simétrica, por lo que no puede aplicarse directamente el
procedimiento de diagonalización desarrollado para matrices reales simétricas. Lo que haremos
es transformar la terna de ejes mediante una operación representada por una matriz B, donde la
transformación no es necesariamente una rotación y por lo tanto B no es en general una matriz
ortogonal. La ecuación (6.69) se representa en la nueva base por:
BAB−1 B−
→
r 0 = B−
→
r0
BAB−1 = Ad
(Ad )ij = λi δij
equivalente a:
BA = Ad B
3
X 3
X
bij ajk = λi δij bjk
j=1 j=1
= λi bik
208
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
λi
y autovectores
b
i1
→
−
b i = bi2
bi3
det(At − λ1) = 0
Dado que A no es una matriz real y simétrica ( o en general hermitiana: aij = a∗ji ), los elemen-
tos bij y autovalores λ no son necesariamente números reales. Tomamos el complejo conjugado
de la ecuación (6.70)
→∗
− →∗
−
At b i = λ∗i b i (6.71)
Hacemos el producto escalar de cada miembro de (6.70) por el correspondiente de (6.71):
→
− →∗
− → −
− →∗
At b i · At b i = |λi |2 b i · b i
3 X
3 X
3
atkj bkj ati` b∗i`
X
j=1
por lo que encontramos que los autovalores de una matriz ortogonal tienen módulo unitario:
|λi | = 1
209
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Con este resultado estamos en condiciones de demostrar que al menos uno de los autovalores
debe ser igual a la unidad: la condición (6.67) indica que el determinante de la matriz diagonalizada
Ad :
det(Ad ) = λ1 λ2 λ3
y como:
det(B) · det(B−1 ) = 1
encontramos que:
det(A) = λ1 λ2 λ3
Pero el determinante de una matriz ortogonal que describe una rotación vale uno (propiedad
6.68), entonces:
λ1 λ2 λ3 = 1 (6.72)
Los tres autovalores son las raı́ces del determinante secular. Pueden ser los tres reales, entonces
para que se cumpla (6.72) uno de ellos debe ser igual a uno. La otra posibilidad es que uno de ellos
sea real y los otros complejos conjugados, entonces nuevamente para que se cumpla (6.46) debe
ser el real igual a uno. En forma general podemos especificar los autovalores como:
λ1 = 1
λ2 = eiθ
λ3 = e−iθ
→
− →
−
Ab1= b1
→
−
condición que vale para cualquier vector en la dirección de b 1 y prueba la validez de la propuesta
→
−
(6.69). Entonces b 1 define la dirección del espacio tridimensional que permanece invariante ante
la rotación representada por A. Es este el eje de dicha rotación.
→
−
También podemos determinar el ángulo de la rotación alrededor de b 1 representada por A:
→
− 0
si hacemos un cambio de ejes de modo que el nuevo eje 1 sea el autovector b 1 , la matriz A que
describe la rotación en la nueva terna tendrá la forma:
210
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
1 0 0
0
A = 0 cos θ sin θ
0 − sin θ
cos θ
0
Su traza es invariante ante transformaciones de semejanza como la que lleva de A a A (condición
6.66), entonces:
0
T raza(A ) = 1 + 2 cos θ
= a11 + a22 + a33
−
→
x = R(eb, ϕ)−
0
→
x (6.74)
Luego vemos el resultado de rotar los tres vectores protagonistas →
−
x,−
→ 0
x y eb en un ángulo
arbitrario χ alrededor de una dirección general n
b . Esto es:
211
M EC ÁNICA CL ÁSICA
−
→ 0
y = R(nb , χ)−
→x
0
(6.75)
→
− b , χ)−
y = R(n →x (6.76)
→
− 0
e = R(n →
−
b , χ) e (6.77)
−
→
y = R(eb , ϕ)−
0 0
→
x
0
b , χ)R(eb, ϕ)−
→ b , χ)−
→
0
R(n x = R(eb , ϕ)R(n x
que produce:
0
b , χ)R(eb, ϕ)R−1 (n
R(n b , χ) = R(eb , ϕ) (6.78)
donde
−
→ 0
b , χ)−
e = R(n →
e
212
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
0
El resultado final (6.78) dice que la rotación en un ángulo ϕ en torno de un eje eb está rela-
cionada a la rotación en el mismo ángulo alrededor del eje original eb a través de la transformación
de semejanza definida por la matriz de rotación que conecta − →e con − → 0
e .
Vamos a usar este para expresar la rotación general (6.73) exclusivamente en términos de
0 0
rotaciones en las direcciones ebi de la terna original. Siendo eb3 el resultado de rotar eb3 en un ángulo
00
θ alrededor de eb1 :
00 0
eb3 = R(eb1 , θ)eb3
resulta de (6.78):
00 0 00
R(eb3 , ψ) = R(eb1 , θ)R(eb3 , ψ)R−1 (eb1 , θ)
y reemplazando en (6.73):
00 0 00 00 0
R = R(eb1 , θ)R(eb3 , ψ)R−1 (eb1 , θ)R(eb1 , θ)R(eb3 , ϕ)
00 0 0
= R(eb1 , θ)R(eb3 , ψ)R(eb3 , ϕ)
00 0
= R(eb1 , θ)R(eb3 , ψ + ϕ) (6.79)
00 0 0
Hacemos ahora uso de que eb1 es el resultado de rotar eb1 en un ángulo ϕ alrededor de eb3 :
00 0 0
eb1 = R(eb3 , ϕ)eb1
00 0 0 0
R(eb1 , θ) = R(eb3 , ϕ)R(eb1 , θ)R−1 (eb3 , ϕ)
0 0 0 0
R = R(eb3 , ϕ)R(eb1 , θ)R−1 (eb3 , ϕ)R(eb3 , ψ + ϕ)
0 0 0
= R(eb3 , ϕ)R(eb1 , θ)R(eb3 , ψ) (6.80)
0
x = x cos ϕ1 + y sin ϕ1
0
y = −x sin ϕ1 + y cos ϕ1
213
M EC ÁNICA CL ÁSICA
00
x cos ϕ2 sin ϕ2 cos ϕ sin ϕ1 x
1
= · ·
00
y − sin ϕ2 cos ϕ2 − sin ϕ1 cos ϕ1 y
cos(ϕ1 + ϕ2 ) sin(ϕ1 + ϕ2 ) x
= ·
− sin(ϕ1 + ϕ2 ) cos(ϕ1 + ϕ2 ) y
donde hemos despreciado términos cuadráticos en δϕ. Podemos escribir (6.83) de la forma:
0 ( )
x 1 0 0 −i x
= + i δϕ ·
0
y 0 1 i 0 y
= {E + iJδϕ}
donde definimos:
1 0
E=
0 1
0 −i
J= (6.84)
i 0
214
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
N
ϕ
E + iJ
N
ϕ N (N − 1) N −2 ϕ
= EN + N EN −1 iJ + E (iJ )2 ...
N 2! N
que en el lı́mite N → ∞ representa el desarrollo de la función exponencial:
1
eiJϕ = E + iJϕ + (iJϕ)2 ...
2!
y haciendo uso de la siguiente propiedad de los productos J.J :
J.J = E
1 1 1
eiJϕ = E + iJϕ − Eϕ2 − i Jϕ3 + Eϕ4 ...
2! 3! 4!
= E cos ϕ + iJ sinϕ (6.85)
Hemos hallado un resultado que llama la atención por su simplicidad: la rotación general en
un espacio de dos dimensiones se puede expresar por medio de la forma:
R(ϕ) = eiJϕ
Ak = Ai Aj
215
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Ai = Ai E = EAi
Ai A−1 −1
i = Ai Ai = E
0 0 0
J1 = 0 0 −i
0 i 0
Todas las rotaciones de este tipo satisfacen las condiciones requeridas para definir un grupo,
que constituye entonces un subgrupo dentro del grupo de las rotaciones en tres dimensiones.
Hemos demostrado en (6.80) que una rotación general puede descomponerse en tres rotaciones
sucesivas:
216
D IN ÁMICA DEL CUERPO R ÍGIDO
0 0 −i
J2 = 0 0 0 (6.89)
i 0 0
Se puede probar que estas tres matrices se transforman como las componentes de un vector, y
satisfacen relaciones de conmutación del tipo
Ji Jj −Jj Ji =iJk
donde i,j,k=(1,2,3),(2,3,1),(3,1,2). Estas dos caracterı́sticas establecen una clara analogı́a entre el
→
− −
→
vector J y el vector impulso angular L de un sistema fı́sico. En el marco de la mecánica cuántica
esta analogı́a se convierte en una equivalencia.
La forma (6.87) determina una manera simple y eficaz para especificar la transformación: se
usan solamente dos matrices constantes y los tres ángulos de Euler para determinar una rotación
general. Hemos encontrado entonces que el grupo de las rotaciones está formado por elementos
definidos por el valor de tres parámetros, y para construir cada elemento requerimos de tres (con
dos es suficiente) generadores, como se les llama a las matrices Ji .
217
M EC ÁNICA CL ÁSICA
218
Capı́tulo 7
Oscilaciones
7.1. Introducción
Cuerpos interactuantes en la Naturaleza y construcciones realizadas por el hombre en interac-
ción con el medio que las rodea tienden a alcanzar posiciones de equilibro estable. Perturbado el
sistema por su interacción con el medio ambiente su evolución será la de pequeñas oscilaciones en
torno de ese punto de equilibrio. Vemos entonces la importancia de dedicar un espacio al estudio
de las pequeñas oscilaciones en torno de un mı́nimo de energı́a potencial.
La presencia de fuerzas disipativas como las de roce que transforman energı́a mecánica en
calórica podrá reducir las oscilaciones y hacer tender el sistema a la posición de equilibrio estático.
A su vez, excitaciones provenientes del medio externo pueden alimentar la amplitude de las os-
cilaciones.
Estudiaremos en primer lugar el caso de oscilaciones amortiguadas y forzadas para un sis-
tema con un solo grado de libertad, considerando los casos de oscilaciones armónicas (aproxi-
mación cuadrática de la energı́a potencial en torno del mı́nimo) y el más general de oscilaciones
anarmónicas.
En el próximo Capı́tulo presentaremos el formalismo general para resolver un sistema con un
número arbitrario N de grados de libertad. Encontraremos que en las cercanı́as de un mı́nimo de
la energı́a potencial cada grado de libertad oscila en torno del mı́nimo según una combinación
lineal de oscilaciones con frecuencias caracterı́sticas ωi (i ≤ N ). Eligiendo convenientemente las
condiciones iniciales podemos hacer que el sistema oscile en torno del mı́nimo con cada una de
dichas frecuencias. Existe ası́ una forma sistemática de tratar cualquier sistema en su evolución en
torno de un mı́nimo de energı́a potencial.
219
M EC ÁNICA CL ÁSICA
cuando se somete al cuerpo a fuerzas externas los átomos se alejan de sus posiciones de equilibrio,
produciendo la deformación macroscópica del cuerpo.
En el régimen elástico la elongación ∆x del material es proporcional a la fuerza aplicada por
unidad de área transversal, por lo que en la situación de equilibrio la fuerza ejercida por el cuerpo
sobre el agente externo que lo tensiona es proporcional a su elongación y en el sentido inverso a
ésta:
−
→ −→
F = −k ∆x
Al disminuir la tensión aplicada los átomos tienden a retornar a las posiciones de equilibrio
original. En un cristal real siempre está presente algún tipo de desorden, hay defectos en la red
cristalina que bajan la barrera que liga a los átomos vecinos en sus posiciones de equilibrio. Estos
átomos separados de su mı́nimo de potencial, en su camino de retorno al mismo pueden perder
el rumbo y quedar atrapados en torno del defecto, en un mı́nimo relativo de mayor energı́a que
el original. Los defectos pueden crecer, moverse y eventualmente decaer eliminando el exceso
de energı́a en forma de calor. Esta fricción interna en el material disminuye la energı́a potencial
disponible para generar la fuerza de restitución y da lugar a una fuerza disipativa dependiente de
la velocidad que se anula con ésta:
−
→ . → .
f d = f (x) −
x
Cuando sea posible despreciar la fuerza de fricción precedente, el cuerpo (resorte, elástico)
genera una fuerza lineal con su elongación en el lı́mite de pequeñas elongaciones, que materializa
el potencial armónico. Cuando no sea posible despreciar la fuerza de fricción deberemos conocer
la dependencia de ésta con la velocidad; es habitual modelarla asumiendo una dependencia lineal
con la misma:
− ∼
→ .
f d = −γ →
−
x
220
O SCILACIONES
1 d2 V 2 1 d3 V
V (x) = V (0) + |x=0 x + |x=0 x3 + ... (7.1)
2 dx2 6 dx3
Si consideramos movimientos limitados a una región cercana al mı́nimo podremos despreciar
términos superiores al cuadrático con lo que el Lagrangiano del sistema se reduce a:
. 1 .2 1
L(x, x) = m x − kx2
2 2
donde:
d2 V
k= |x=0
dx2
Debido a que x = 0 es un mı́nimo de la función V (x), la derivada segunda (7.1) es positiva:
k>0
de modo que el campo de fuerzas tiende a retener la partı́cula en torno del origen:
dV
F (x) = − = −kx
dx
La ecuación del movimiento
d ∂L ∂L
. − =0
dt ∂ x ∂x
..
m x +kx = 0 (7.2)
es una ecuación diferencial lineal en la incógnita x(t) a coeficentes constantes. Soluciones parti-
culares se obtienen mediante la propuesta:
x = eαt
mα2 + kα = 0
s
k
α = ±i = ±iω0
m
221
M EC ÁNICA CL ÁSICA
La ecuación diferencial (7.2) es la del oscilador armónico, pues el grado de libertad realiza un
movimiento sinusoidal en torno del punto de equilibrio estable x = 0. A y B ó C y ϕ constituyen
las dos constantes requeridas por la solución general para satisfacer cualquier condición inicial
que se desee imponer al movimiento.
La energı́a es una integral del movimiento
1 .2 1
E = m x + kx2
2 2
Su valor está determinado por las condiciones iniciales impuestas y puede calcularse a los tiempos
en que la coordenada o la velocidad se anulan:
1 1
E = mC 2 ω02 = kC 2
2 2
La realización práctica del oscilador armónico es la de una partı́cula ligada a un resorte ideal,
sin fricción interna, de longitud en reposo `0 con el otro extremo fijo. La separación x del equilibrio
del resorte define la posición de la partı́cula y satisface la ecuación del movimiento del oscilador
armónico.
.
Fdisipativa = −γ x (7.4)
γ > 0
eαt
α2 + 2βα + ω02 = 0
donde
γ
β =
2m
k
ω02 =
m
222
O SCILACIONES
produciendo:
q
α1,2 = −β ± β 2 − ω02 (7.5)
La solución general del oscilador armónico amortiguado resulta:
√ 2 2 √ 2 2
x(t) = e−βt [Ae β −ω0 t + Be− β −ω0 t ] (7.6)
De acuerdo al signo de β 2 − ω02 clasificamos al movimiento como subamortiguado
β 2 − ω02 < 0
sobreamortiguado
β 2 − ω02 > 0
β 2 − ω02 = 0
Figura 7.1: Evolución temporal de un oscilador con diversas intensidades de amortiguamiento: β/ω0 =0.,
0.1, 1., 1.1
223
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Ce−βt
e−βt
Para obtener otra solución linealmente independiente de la anterior consideramos una situación
cercana al amortiguamiento crı́tico, donde
β > ω0 y β1 β; la solución general (7.9) puede desarrollarse en serie de potencias de β1
conservando hasta términos lineales:
Esta expresión (7.10) representa entonces la solución general del caso de amortiguamiento
crı́tico, pues las funciones
224
O SCILACIONES
e−βt
te−βt
Fexterna = F cos ωt
.. . F
x +2β x +ω02 x = cos ωt (7.11)
m
Hallaremos una solución particular de esta ecuación proponiendo para ese fin a
obtenemos:
mA 2
cos δ = (ω0 − ω 2 )
F
mA
sin δ = − 2βω
F
que produce:
2βω
tan δ = − (7.13)
ω02 − ω 2
225
M EC ÁNICA CL ÁSICA
F 1
A= q (7.14)
m (ω 2 − ω 2 )2 + 4β 2 ω 2
0
donde las constantes arbitrarias son C, ϕ en tanto A y δ están dadas por (7.13, 7.14), y ω1 es la
frecuencia del oscilador amortiguado dada por (7.8). La función xh (t) representa un efecto tran-
sitorio ligado al comienzo de la evolución, en tanto que la de xp (t) describe el estado estacionario
en la evolución temporal.
La frecuencia ω = ω2 de la excitación externa que produce la máxima respuesta del oscilador
está definida por:
dA
= 0
dω
d2 A
< 0
dω 2
donde la amplitud está definida por (7.14) y produce:
F
A |ω=ω2 = (7.17)
2mβω1
en tanto que la fase de la oscilación (7.13) es, usando (7.16)
−ω2
δ |ω=ω2 = arctan (7.18)
β
El tratamiento precedente requiere de la presencia de un amortiguamiento no nulo pues la
amplitud en resonancia (7.17) de la solución particular (7.20) diverge cuando β → 0. En este lı́mite
la frecuencia de resonancia ω2 tiende a la frecuencia natural ω0 del oscilador, entonces podemos
generar una solución general no divergente incorporando la solución de la ecuación homogénea
con la amplitud (7.14) con signo negativo: las divergencias se cancelan en el lı́mite β → 0:
226
O SCILACIONES
(el término A cos(ω0 t + δ) agregado es solución de la ecuación homogénea por lo que (7.19) sigue
siendo la solución general de la ecuación diferencial (7.11) para la situación de resonancia). Ahora
no aparece divergencia cuando hacemos ω → ω0 , pues desarrollando
F 1
x(t) = C cos(ω0 t + ϕ) − q (ω − ω0 )t sin(ω0 t + δ)
m (ω 2 − ω 2 )2 + 4β 2 ω 2
0
F
→ C cos(ω0 t + ϕ) + t sin(ω0 t + δ)
m(ω + ω0 )
F
x(t) = C cos(ω0 t + ϕ) − t cos(ω0 t) (7.20)
2mω0
La amplitud de las oscilaciones crece con el tiempo indicando que en el caso resonante sin
amortiguamiento hay un flujo neto de energı́a desde la fuerza excitatriz al oscilador.
La figura 7.2 muestra la evolución de un oscilador forzado en condiciones de resonancia, con y
sin amortiguamiento. Vemos que partiendo de las mismas condiciones iniciales de amplitud y fase,
luego de un breve transitorio se establece un régimen de saturación de la amplitud de oscilación
para los casos en que haya amortiguamiento, aunque éste sea muy pequeño, y de incremento lineal
de la amplitud en ausencia de disipación de energı́a.
Hasta ahora hemos considerado excitaciones armónicas; el caso general de una fuerza externa
F (t) corresponde a una ecuación del movimiento del tipo:
.. F (t)
x +ω02 x =
m
que puede resolverse a través de la sustitución:
.
y(t) =x (t) + iω0 x(t)
dy F (t)
− iω0 y(t) =
dt m
cuya solución general es:
227
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 7.2: Evolución temporal de un oscilador forzado en condiciones de resonancia, con y sin amor-
tiguamiento. Luego de un breve transitorio se establecen las condiciones estacionarias de evolución, con la
amplitud constante o creciendo en forma lineal con el tiempo según que haya o no amortiguamiento
1
Z t 0 0 0
y=e iω0 t
[C + dt F (t )e−iω0 t ]
m 0
1
x(t) = Imaginario(y(t))
ω0
La energı́a del oscilador es:
m .2
E = (x +ω02 x2 )
2
m
= | y |2
2
Si el oscilador parte del reposo al tiempo t = 0, la solución particular y(t) correspondiente es:
1
Z t 0 0 0
y=e iω0 t
dt F (t )e−iω0 t
m 0
228
O SCILACIONES
. 1 .2 1 1 1
L(x, x) = m x − mω02 x2 − mλαx3 − mλ2 βx4
2 2 3 4
donde los coeficientes ω0 , α, β son del mismo orden, y el parámetro λ, que suponemos mucho
menor que la unidad, es el que define el orden de magnitud del término correspondiente. Lo que
justificará un tratamiento perturbativo es la pequeñez de λ.
La ecuación del movimiento resulta:
..
x +ω02 x + αλx2 + βλ2 x3 = 0 (7.21)
Como x(t) debe ser aproximadamente una función de la forma A cos(ωt), reemplazada en
(7.21) esta ecuación serı́a del tipo de un oscilador excitado por términos
1
cos2 ωt = (1 + cos 2ωt)
2
3 1
cos ωt = (3 cos ωt + cos 3ωt)
4
Entonces x(t) contendrá no solamente la frecuencia fundamental ω sino todas las frecuencias
armónicas nω. Con respecto a la frecuencia ω podemos inferir que si fuera igual a ω0 el oscilador
forzado representado por (7.21) estarı́a excitado en forma resonante con su amplitud divergiendo
en el tiempo; como estamos tratando un sistema aislado conservativo esto no es posible, lo que
requiere ω 6= ω0 .
Resolveremos (7.21) en forma perturbativa, atendiendo a las caracterı́sticas que acabamos
de describir para la solución buscada. Proponemos x(t) como una función de λ que puede ser
desarrollada en serie de potencias:
229
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Dado que las x(i) son funciones trigonométricas de frecuencia ω y sus armónicas, conviene
sustituir a ω0 en términos de ω y las correcciones sucesivas ω (i) :
X XX
ω02 = ω 2 − 2ω λi ω (i) + λi+j ω (i) ω (j)
i=1 i=1 j=1
2 XX
d 2 p x(p) λi+p ω (i) x(p)
P
( dt2 + ω ) p=1 λ = 2ω
i=1 p=0
XXX
− λi+j+p ω (i) ω (j) x(p)
i=1 j=1 p=0
XX
−α λp+k+1 x(p) x(k)
p=0 k=0
XXX
−β λp+k+`+2 x(p) x(k) x(`)
p=0 k=0 `=0
y asumiendo que esta ecuación es válida cualquiera sea el valor que le fijemos al parámetro λ
siempre que sea pequeño, debe anularse el coeficiente de cada potencia de λ :
d2
( + ω 2 )x(0) = 0
dt2
d2
( + ω 2 )x(1) = 2ωω (1) x(0) − αx(0)2 (7.23)
dt2
d2
( + ω 2 )x(2) = 2ωω (2) x(0) + 2ωω (1) x(1) − ω (1)2 x(0) (7.24)
dt2
−2αx(0) x(1) − βx(0)3
230
O SCILACIONES
d2
( + ω 2 )x(1) = 2ωω (1) A cos ωt − αA2 cos2 ωt
dt2
αA2
= 2ωω (1) A cos ωt − [1 + cos 2ωt] (7.26)
2
Para eliminar la resonancia que producirı́a la divergencia en la amplitud debemos hacer
ω (1) = 0
αA2 1
x(1) (t) = − 2
[1 − cos 2ωt] (7.27)
2ω 3
Empleando los valores de ω (1) , x(0) , x(1) hallados en (7.24) la corrección de segundo orden
satisface la ecuación:
d2 2 (2) (2) α2 A3 1
( 2
+ ω )x = 2ωω A cos ωt + 2
cos ωt[1 − cos 2ωt]
dt ω 3
−βA3 cos3 ωt
α 2 A3 1 α2 A3
= [2ωω (2) A + ] cos ωt − cos ωt cos 2ωt
ω2 3 ω2
1
−βA3 cos ωt [1 + cos 2ωt]
2
Usando
obtenemos
3βA2 5α2 A2
ω (2) = −
8ω 12ω 3
A3 α 2 β
x(2) (t) = 2
[ 2 + ] cos 3ωt (7.28)
16ω 3ω 2
231
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Hemos hallado ası́ la descripción del oscilador con términos anarmónicos de tercer y cuarto
grado en la energı́a potencial
1 1 1
V (x) = + mω02 x2 + mλαx3 + mλ2 βx4
2 3 4
obteniendo la coordenada x como un desarrollo en serie de potencias en la amplitud de oscilación
A. De (7.25, 7.27 y 7.28):
λαA2 1
x(t) = A cos ωt − 2
[1 − cos 2ωt]
2ω 3
λ 2 A3 α 2 β
+ [ + ] cos 3ωt + ϑ(λ3 )
16ω 2 3ω 2 2
donde
5 α2 3β
ω = ω 0 + λ 2 A2 [ 3
− ]
12 ω 8ω
que hasta términos cuadráticos en λ puede explicitarse como:
5 α2 3β
ω = ω 0 + λ 2 A2 [ 3 − ] + ϑ(λ3 )
12 ω0 8ω0
7.7. Problemas
1. Considere un oscilador armónico sin amortiguamiento. Calcule los valores medios tempo-
rales de sus energı́as cinética y potencial, los que deben ser iguales. ¿Esperaba un resultado como
éste? Justifique su respuesta.
3. Se tiene un semicilindro de radio R apoyado en una de sus generatrices sobre una superficie
horizontal lisa (sin rozamiento), de forma que la reacción del piso es vertical.
3.1 Determinar la frecuencia de pequeñas oscilaciones alrededor de la posición de equilibrio.
3.2 Calcular explı́citamente la posición del centro de masas y el tensor de inercia.
232
Capı́tulo 8
Pequeñas oscilaciones
8.1. Introducción
Vamos a estudiar un sistema de partı́culas sometidas a fuerzas aplicadas conservativas y con
condiciones de vı́nculo holonómicas e independientes del tiempo (esclerónomas), de modo que
podemos expresar el Lagrangiano del sistema en términos de un conjunto de N coordenadas gene-
ralizadas
.
independientes {q}, siendo la energı́a cinética una función cuadrática de las velocidades
q
{ }:
. .
L({q, q }) = T ({q, q }) − V ({q}) (8.1)
donde:
n
. 1X . .
T ({q, q }) = aij (q) q i q j (8.2)
2 i,j
∂
V (q1 , q2 , ...qN ) = 0, i = 1, 2, ...N (8.5)
∂qi
de modo que se anule la fuerza generalizada para cada coordenada qi . Para que el extremo de la
función V sea un mı́nimo se requieren condiciones sobre los signos de las derivadas segundas de
la función (8.5).[24]
233
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Esta es una cadena lineal de dos masas, el caso general que trataremos al final del capı́tulo es
la misma configuración con un número N de masas.
Elegimos como coordenadas generalizadas la separación de cada masa respecto de su posición
de equilibrio. La longitud natural de los resortes es a0 y consideramos que puede ser menor que la
longitud de equilibrio en la cadena
L
a0 < a = (8.6)
3
donde L es la longitud entre los extremos fijos de la cadena.
Si la masa 1 está separada de la posición de equilibrio en el valor x1 , la fuerza ejercida sobre
ella por el resorte 1 es:
f1,1 = −k(a + x1 − a0 )
234
P EQUE ÑAS OSCILACIONES
f1,2 = k(a + x2 − x1 − a0 )
F1 = f1,1 + f1,2
= −k(2x1 − x2 )
f2,2 = −k(a + x2 − x1 − a0 )
f2,3 = k(a − x2 − a0 )
que resulta:
F2 = f2,2 + f2,3
= −k(2x2 − x1 )
de modo que las ecuaciones del movimiento son el siguiente par de ecuaciones diferenciales
acopladas
..
m x1 +k(2x1 − x2 ) = 0
..
m x2 +k(2x2 − x1 ) = 0
235
M EC ÁNICA CL ÁSICA
.. ..
m(x1 + x2 ) + k(x1 + x2 ) = 0
.. ..
m(x1 − x2 ) + 3k(x1 − x2 ) = 0
que se integran de inmediato:
k
ω12 = (8.13)
m
3k
ω22 = (8.14)
m
y | A1 |, | A2 |, ϕ1 , ϕ2 constituyen cuatro constantes arbitrarias, que se determinan mediante las
condiciones iniciales impuestas al movimiento y que hacen que el par de ecuaciones (8.11,8.12)
constituyan la solución general del problema:
1
x1 (t) = [| A1 | cos(ω1 t + ϕ1 )+ | A2 | cos(ω2 t + ϕ2 )] (8.15)
2
1
x2 (t) = [| A1 | cos(ω1 t + ϕ1 )− | A2 | cos(ω2 t + ϕ2 )] (8.16)
2
Resulta conveniente utilizar una notación compleja para representar estas soluciones:
1 1
x1 (t) = Real[A1 eiω1 t + A2 eiω2 t ] (8.17)
2 2
1 1
x2 (t) = Real[A1 eiω1 t − A2 eiω2 t ] (8.18)
2 2
donde concentramos en los números complejos
A1 = | A1 | eiϕ1 (8.19)
iϕ2
A2 = | A2 | e
las cuatro constantes arbitrarias de la solución general. Es habitual no especificar el operador Real,
por lo que se debe tener en cuenta que es solamente la parte real de los resultados la que representa
a las coordenadas del sistema.
Hemos encontrado que la evolución de las coordenadas generalizadas está q compuesta q por la
superposición de dos movimientos armónicos e 1,2 con frecuencias ω1 = m , ω2 = 3k
iω t k
m . La
mezcla de estas oscilaciones en cada coordenada estará determinada por las condiciones iniciales
236
P EQUE ÑAS OSCILACIONES
impuestas al sistema a través de los valores de las constantes A1,2 . En particular es posible definir
las condiciones iniciales de modo que esté presente un único movimiento armónico; para ello
debemos lograr que sólo una de las constantes A1,2 sea no nula. Su relación con las condiciones
iniciales es la siguiente:
1
x1 (0) = Real{A1 + A2 }
2
1
x2 (0) = Real{A1 − A2 }
2
. 1
x1 (0) = Real{iω1 A1 + iω2 A2 }
2
1
= − Imaginario{ω1 A1 + ω2 A2 }
2
. 1
x2 (0) = Real{iω1 A1 − iω2 A2 }
2
1
= − Imaginario{ω1 A1 − ω2 A2 }
2
con lo que obtenemos:
x1 (0) − x2 (0) = 0
. .
x1 (0)− x2 (0) = 0
1
x1 (t) = Real{A1 eiω1 t } (8.20)
2
1 iω1 t
x2 (t) = Real{A1 e }
2
que dice que ambas masas evolucionan con la misma frecuencia de oscilación y la misma fase.
237
M EC ÁNICA CL ÁSICA
x1 (0) + x2 (0) = 0
. .
x1 (0)+ x2 (0) = 0
y la evolución temporal está dada por:
1
x1 (t) = Real{A2 eiω2 t } (8.21)
2
1
x2 (t) = −Real{A2 eiω2 t }
2
A LA EVOLUCI ÓN DEL SISTEMA TAL QUE HAY UNA SOLA FRECUENCIA PRESENTE EN LA
DEPENDENCIA TEMPORAL DE TODAS LAS COORDENADAS SE LE DA EL NOMBRE DE MODO NORMAL
DE VIBRACI ÓN .
En este ejemplo donde tenemos dos grados de libertad hemos logrado obtener la solución
general (8.17, 8.18) de la evolución temporal de las masas, la que consiste en la superposición
de los dos modos normales presentes en este caso. Además, hemos visto que es posible definir
condiciones iniciales para excitar un único modo normal de vibración (8.20, 8.21), de forma que
todas las partı́culas vibren con la misma frecuencia.
Volviendo a las soluciones (8.11, 8.12)
238
P EQUE ÑAS OSCILACIONES
y sobre las partı́culas actúan vı́nculos esclerónomos, por lo que la energı́a cinética tiene la forma:
n
. 1X . .
T ({q, q }) = aij (q) q i q j (8.26)
2 i,j
existe además un punto de equilibrio para el sistema
xi = qi − qi0
∂2V
Kij = Kji = |0 (8.30)
∂qi ∂qj q
Vamos a efectuar una aproximación equivalente sobre la energı́a cinética (8.26). Los coefi-
cientes aij (q) (8.2) están definidos solamente a través de la suma aij + aji , podemos entonces
elegirlos simétricos:
239
M EC ÁNICA CL ÁSICA
N
X ∂aij
aij (q) = aij (q 0 ) + |q0 x` + ... (8.32)
`=1
∂q`
Para valores pequeños de las separaciones x` respecto del equilibrio el término dominante es la
constante aij (q 0 ); reemplazando (8.32) en (8.26) el término principal del desarrollo de la energı́a
cinética es:
N
1 X . .
T = Mij xi xj (8.33)
2 i,j=1
donde:
N
1 X . .
L= [Mij xi xj −Kij xi xj ] (8.35)
2 i,j=1
N
X ..
[Mij xj +Kij xj = 0, i = 1, 2...N (8.36)
j=1
240
P EQUE ÑAS OSCILACIONES
generalizadas del sistema. Notemos la similitud de esta ecuación con la (8.7) correspondiente al
ejemplo de la cadena lineal de dos masas.
Por analogı́a al ejemplo precedente, proponemos como solución particular a:
−
→ →
−
X = C eiωt (8.38)
que tiene la forma de un modo normal de oscilación tal como lo definimos en dicho ejemplo. En
→
−
(8.38) se sobrentiende que debemos tomar la parte real del segundo término, y C es un vector en
principio de componentes complejas. Reemplazando (8.38) en (8.37):
→
−
[−ω 2 M + K] C = 0 (8.39)
Nuestro problema consistirá en resolver el sistema (8.39). Para que un sistema de ecuaciones
lineales homogéneas posea solución no trivial debe tener determinante nulo, y esta condición nos
provee de varias soluciones particulares del tipo (8.38), una para cada raı́z de:
det[−ω`2 M + K] = 0 (8.40)
→
−
Para una raı́z simple ω`2 el sistema de ecuaciones (8.39) provee una solución C con una com-
ponente arbitraria. Cuando alguna de las raı́ces (8.40) sea múltiple, vemos en el Apéndice de esta
→
−
Sección cómo hallar tantos vectores C ` independientes como sea la multiplicidad de la raı́z ω`2 .
También podemos elegir en forma arbitraria un factor complejo d` que multiplique al vector
→
−
C en lugar de una de sus componentes, fijando ésta con algún criterio, por ejemplo a través de
una condición de normalización del vector.
La solución general del sistema de ecuaciones (8.36) o (8.37) debe poseer 2N constantes
arbitrarias para poder fijar las condiciones iniciales; será entonces la combinación lineal de las N
soluciones particulares:
N
−
→ X−
→ iω` t
X = C `e
`=1
ó:
N
−
→ X − →norm iω` t
X = d` . C ` e (8.41)
`=1
→
−
En este caso el vector C tiene todas sus componentes perfectamente definidas, quedando en
el factor d` el par de constantes arbitrarias de la solución del sistema lineal homogéneo.
→
−
Las matrices M y K son reales, por lo tanto serán reales las componentes del vector C . Esta
propiedad indica que las coordenadas xi oscilan en fase o contrafase (las amplitudes de oscilación
.
pueden ser números reales positivos o negativos), por lo que las velocidades xi se anulan todas
simultáneamente. La energı́a total del sistema fluctúa transfiriéndose en forma periódica de pura-
mente cinética a puramente potencial.
En la última Sección de este capı́tulo probaremos en forma rigurosa que todas las raı́ces ω`2
del determinante secular (8.40) son reales y positivas,produciendo entonces frecuencias reales de
241
M EC ÁNICA CL ÁSICA
q
oscilación ω` = ω`2 . Además, pareciera a primera vista que obtenemos un par de frecuencias
±ω` por cada raı́z del determinante secular, pero producen la misma solución particular:
−
→ →
−
X ` = Real{d` C ` e−iω` t }
→
−
= Real{d∗` C eiωt }
donde d∗` es el complejo conjugado de d` , y siendo ésta una constante arbitraria tenemos formas
funcionales idénticas para ±ω` .
En términos de cada coordenada generalizada xi el resultado (8.41) es:
N
X
xi = ci` d` eiω` t (8.42)
`=1
→
−
donde ci` representa la i-ésima componente del vector C ` .
→
−
La ecuación (8.42) nos indica que la solución X del problema de pequeñas oscilaciones re-
sulta de aplicar la matriz C formada por las componentes cj` al vector cuyas componentes son
d` exp(iω` t):
−
→ →
−
X = CY
d1 eiω1 t
...
→
−
Y= d` eiω` t
...
dN eiωN t
→ −
− →
Si la matriz C posee inversa, el producto C−1 X = Y define un nuevo conjunto de coordenadas
generalizadas yj que son combinaciones lineales de las antiguas xj . Vemos de (8.42) que cada una
de estas coordenadas evoluciona en el tiempo con una sola frecuencia ωj :
yj = dj eiωj t
8.3. Ejemplos
8.3.1. Cadena lineal de tres masas
En este ejemplo presentado en la figura 8.2 tenemos tres partı́culas de masa m unidas entre
sı́ y a extremos fijos por cuatro resortes de constante de rigidez k. Al igual que en el ejemplo de la
242
P EQUE ÑAS OSCILACIONES
cadena lineal de dos masas, en la situación de equilibrio los resortes de longitud natural a0 están
estirados al valor a = L4 , con L la distancia entre los puntos de fijación.
Las coordenadas generalizadas más convenientes son la separación respecto del equilibrio xi
de cada una de las masas.
Calculamos la energı́a potencial, suma de la de cada resorte. Podemos definir una forma gene-
ral para el resorte i:
1
Vi (xi−1 , xi ) = k(a + xi − xi−1 − a0 )2 (8.43)
2
donde además de las coordenadas generalizadas x1 , x2 , x3 aparecen x0 , x4 que representan el
desplazamiento de los extremos fijos de los resortes 1 y 4, y que por lo tanto deben ser igualados
a cero:
x0 = x4 = 0 (8.44)
4
X
V (x1 , x2 , x3 ) = Vi (xi−1 , xi )
i=1
243
M EC ÁNICA CL ÁSICA
4
kX
= {(a − a0 )2 + (xi − xi−1 )2
2 i=1
+2(a − a0 )(xi − xi−1 )}
k
V (x1 , x2 , x3 ) = (2x21 − 2x1 x2 + 2x22 − 2x2 x3 + 2x23 )
2
Entonces la matriz K que determina la energı́a potencial es:
2
−1 0
K = k −1 2 −1 (8.46)
−1 2
0
que es de la misma forma que la de la cadena lineal de dos masas (8.9). La matriz para la energı́a
cinética es proporcional a la unidad:
1 0 0
M = m 0 1 0 (8.47)
0 0 1
Vemos de (8.46) y (8.47) que las unidades naturales para medir constantes de rigidez y masas
son los valores de los parámetros k y m respectivamente. La constante de rigidez se mide en
kilogramo/(segundo)2 , por
q lo que debemos elegir la unidad de masa como m kilogramos, y la
unidad de tiempo igual a m k segundos. Las frecuencias que obtengamos se medirán ası́ en una
q
unidad igual a m k
(segundo)−1 . En estas unidades desaparecen las constantes numéricas k y m
de las matrices K y M.
Las ecuaciones del movimiento (8.37)
..
→
− →
−
M X +K. X = 0 (8.48)
para el vector de coordenadas
x
1
X = x2 (8.49)
x3
admiten como soluciones particulares las que representan los modos normales de oscilación (8.38)
−
→ →
−
X ` = C ` eiω` t (8.50)
244
P EQUE ÑAS OSCILACIONES
→
−
El vector C ` que describe la amplitud de oscilación de cada coordenada y la frecuencia normal
ω` satisfacen el sistema de ecuaciones lineales homogéneas (8.39)
→
−
[−ω`2 M + K] C ` = 0
Para que este sistema tenga solución no trivial debe anularse el determinante de los coefi-
cientes, llamado determinante secular:
2 − ω2 −1 0
det −1 2 − ω 2 −1
−1 2 − ω2
0
= (2 − ω 2 )3 − 2(2 − ω 2 ) = 0 (8.52)
ω12 = 2 (8.53)
√
ω22 = 2+ 2 (8.54)
√
ω32 = 2− 2 (8.55)
que resulta:
c21 = 0
c31 = −c11
→
−
Normalizando el vector C 1 quedan determinadas sus tres componentes:
1
−
→ 1
C1 = √ 0 (8.56)
2 −1
245
M EC ÁNICA CL ÁSICA
En realidad no es necesaria aplicar esta normalización, puede elegirse un valor cualquiera para
una componente y las demás quedan determinadas.
Vemos que el modo normal 1 correspondiente a la frecuencia ω1 queda dado por su definición
(8.50) y los valores (8.53) y (8.56):
1
1 √
−
→ i 2t
X1 = √ 0 .e (8.57)
2 −1
En este modo de oscilación las masas laterales oscilan en contrafase y la central permanece en
reposo, reflejando la simetrı́a del sistema respecto de la masa central.
La solución particular donde la frecuencia normal es la ω2 se obtiene de forma similar:
√
− 2c12 − c22 = 0
√
−c12 − 2c22 = c32
que produce:
√
c22 = − 2c12
c32 = c12
246
P EQUE ÑAS OSCILACIONES
√
2c13 − c23 = 0
√
−c13 + 2c23 = c33
que da:
√
c23 = 2c13
c33 = c13
1
−
→ 1
√
C3 = 2 (8.60)
2
1
y:
1 √
1 √ √
−
→
X 3 = 2 .ei 2− 2t (8.61)
2
1
Hemos obtenido tres soluciones particulares (8.57, 8.59, 8.61) que nos permiten escribir la
solución general para la evolución de la cadena lineal de tres masas:
1
d1 √
−
→
X = √ 0 .ei 2t
2 −1
1 √
d2 √ i 2+√2t
+ − 2 .e
2
1
1 √
d3 √ i 2−√2t
+ 2 .e (8.62)
2
1
Ası́ como para laqcadena de dos masas aparecı́an dos modos normales con frecuencia (8.13,8.14)
que en las unidades m 2 2 2
k son ω1 = 1, ω2 = 3, ahora aparecen tres modos con frecuencias ω1 = 2,
√ √
ω22 = 2 + 2, ω32 = 2 − 2. Teniendo en cuenta que la frecuencia de oscilación de una masa
unida a dos resortes con extremos fijos es ω 2 = 2, para la cadena de dos masas hay una frecuencia
más ”dura” (ω22 = 3) y una más ”blanda” (ω12 = 1). En la cadena de tres masas dos frecuencias
247
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 8.3: Relación entre los grados de libertad y el desdoblamiento de los modos normales de oscilación
√ √
se abren del valor ω 2 = 2 : la dura es ω22 = 2 + 2, la blanda ω32 = 2 − 2 y una permanece
idéntica al de una masa: ω12 = 2. Se produce en general un desdoblamiento de frecuencias debido
al acoplamiento de los movimientos de las masas que graficamos en la figura 8.3.
Analicemos ahora las amplitudes de oscilación en los diferentes modos normales. Tanto para
la cadena de dos masas como para la de tres (y en general para cualquier modo normal de cualquier
problema) cada coordenada oscila en fase o contrafase respecto de las demás ya que las amplitudes
son números reales positivos o negativos. La máxima separación respecto de la posición de equi-
librio de la masa i en el modo normal ` dada por la componente ci` se representa en las figuras 8.4
y 8.5 para las cadenas de dos y tres masas:
Vemos que los modos más blandos presentan menos cambios de signo de sus amplitudes, lo
que hace que las masas oscilen en fase en estos ejemplos.
→
−
Si excitamos diferentes modos tomando en todos los casos vectores amplitud C ` de norma
unitaria, la energı́a cinética (8.33) resulta:
N
1X .
T = x2i
2 i=1
N
1X
= Real[iω` Ci` eiω` t ] × Real[iω` Ci` eiω` t ]
2 i=1
248
P EQUE ÑAS OSCILACIONES
N
1 2 2 X
2
= ω sin ω` t Ci`
2 ` i=1
1 2 2
= ω sin ω` t (8.63)
2 `
Cuando la energı́a cinética alcanza su máximo valor coincide con la energı́a total E, por lo que
→
−
para un modo normal de oscilación de amplitud C ` de norma unitaria ésta es
1
E = ω`2 (8.64)
2
A amplitudes equivalentes, cuesta menos energı́a excitar los modos más blandos.
Finalmente, vamos a ver cómo obtener las condiciones iniciales para excitar un dado modo
normal de oscilación. Hay varias formas de excitar un modo, la más obvia es tomar nulas a las
velocidades de todas las masas al mismo tiempo que separándolas de la posición de equilibrio
en proporción a las amplitudes de dicho modo; por ejemplo para el modo 2 definido por (8.59)
fijamos:
.
x1 (t = 0) = a √ x1 (t = 0) = 0
.
x2 (t = 0) = − 2a x2 (t = 0) = 0 (8.65)
.
x3 (t = 0) = a x3 (t = 0) = 0
249
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Las condiciones iniciales generales que excitan este modo quedan determinadas por las condi-
ciones:
√
d 1 √
√
−
→ 2
i 2+ 2t
X 2 (t = 0) = Real − 2 .e (8.66)
2 1
1
|d2 |
√
= − 2 . cos(ϕ2 )
2
1
d2 ≡ |d2 | eiϕ2
y:
. d 1 √
q
√ √ √
−
→ 2
X 2 (t = 0) = Real − 2 .i 2 + 2ei 2+ 2t (8.67)
2 1
250
P EQUE ÑAS OSCILACIONES
1 q
|d2 | √
√
= − − 2 . 2 + 2 sin(ϕ2 )
2
1
Eligiendo ϕ2 = 0 obtenemos las condiciones iniciales (8.65), mientras que yéndonos al otro
valor extremo ϕ2 = π2 obtenemos las condiciones:
.
x1 (t = 0) = 0 x1 (t = 0) = a √
.
x2 (t = 0) = 0 x2 (t = 0) = − 2a (8.68)
.
x3 (t = 0) = 0 x3 (t = 0) = a
donde a es un valor arbitrario.
Es esta una generalización de las cadenas lineales de dos y tres masas ya tratadas. Las energı́as
cinética y potencial tienen la forma:
251
M EC ÁNICA CL ÁSICA
N
mX .
T = x2i
2 i=1
N X N
kX
V = kij xi xj
2 i=1 j=1
donde:
kii = 2
ki,i+1 = ki,i−1 = −1
y
kij = 0
para el resto.
Usando unidades en que k = 1 y m = 1 las matrices de energı́a cinética y potencial resultan:
1 0 0 . 0
0 1 0 . 0
M= 0 0 1 . 0 (8.69)
. . . . .
0 0 0 . 1
2 −1 0 . 0
−1 2 −1 . 0
K= 0 −1 2 . 0 (8.70)
. . . . .
0 0 0 . 2
2 − ω2
−1 0 . 0
−1 2 − ω2 −1 . 0
SN = 0 −1 2 − ω2 . 0 (8.71)
. . . . .
2 − ω2
0 0 0 .
252
P EQUE ÑAS OSCILACIONES
S 0 = −SN −2 (8.73)
Las dos ecuaciones precedentes se transforman ası́ en:
SN = (2 − ω 2 )SN −1 − SN −2 (8.74)
Esta expresión da la ley de formación de los elementos de la sucesión Si . Si conocemos dos
términos de esta sucesión, aplicando (8.74) recursivamente podemos hallar todos los demás.
Definimos una nueva incógnita θ en lugar de ω 2
2 − ω 2 = 2 cos θ (8.75)
lo que no implica ninguna restricción a los valores que puede adoptar ω ya que no especificamos
que θ sea un valor real. La relación inversa de (8.75) es:
θ
ω 2 = 4 sin2 (8.76)
2
Los dos primeros términos de nuestra sucesión son, de acuerdo a (8.71):
S1 = 2 − ω 2 = 2 cos θ (8.77)
2 2 2
S2 = (2 − ω ) − 1 = 4 cos θ − 1
Hallaremos ahora dos sucesiones linealmente independientes que sean soluciones particulares
de la relación (8.74):
SN = z N
entonces de (8.74):
z N − 2 cos θ.z N −1 + z N −2 = 0
que produce:
p
z1,2 = cos θ ± cos2 θ − 1
±iθ
= e (8.79)
1
SN = eiN θ (8.80)
2 −iN θ
SN = e
253
M EC ÁNICA CL ÁSICA
El determinante secular de nuestro problema será entonces una combinación lineal de estas
dos soluciones particulares
S1 = 2 cos θ (8.82)
2
S2 = 4 cos θ − 1
entonces:
sin[(N + 1)θ]
SN = (8.83)
sin θ
Sus raı́ces (las autofrecuencias) son inmediatas:
sin[(N + 1)θ] = 0
con soluciones:
(N + 1)θ` = `π (8.84)
Las autofrecuencias están definidas por (8.76):
θ`
ω`2 = 4 sin2 (8.85)
2
Cuando ` = N + 1 se anulan en (8.83) numerador y denominador, por lo que SN 6= 0; además
para ` = N + 2, N + 3... obtenemos los mismos valores de ω 2 que para N, N − 1,... por lo que
el número de autofrecuencias diferentes es N .
−
→
Los autovectores C` se obtienen a partir del sistema de ecuaciones (8.39)
→
−
[K − ω 2 M] C = 0 (8.86)
esto es:
254
P EQUE ÑAS OSCILACIONES
C0` = 0 = A + B
CN +1,` = 0 = Aei(N +1)θ` + Be−i(N +1)θ`
reemplazando (8.88) en (8.87) estas condiciones de contorno producen la siguiente forma para los
autovectores:
1 . 2 . 2 . .
T = m`2 (2 θ1 + θ2 + θ1 θ2 )
2
1
V = mg`(2θ12 + θ22 )
2
255
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Estamos ahora ante un problema donde la matriz M no es diagonal: las matrices de energı́a
cinética y potencial son
2 1
2
T = m`
1 1
2 0
V = mg`
0 1
256
P EQUE ÑAS OSCILACIONES
que produce:
2(1 − ω 02 )4 − ω 04 = 0 (8.93)
donde:
` 2
ω 02 = ω
g
Las raı́ces del determinante secular o polinomio caracterı́stico son:
02
√
ω1,2 =2± 2
g
2
√
[2 ± 2]
ω1,2 = (8.94)
`
Debemos ahora resolver el sistema de ecuaciones (8.90) para cada uno de los autovalores
(8.94). Siendo:
2 1
02
ωj2 M = mg`ω
1 1
(8.90) se reduce a:
2 − 2ω 02 −ωj02 c
j j1
. = 0, j = 1, 2 (8.95)
−ωj02 1 − ωj02 cj2
Debido a que el determinante es nulo, las dos ecuaciones generadas son linealmente depen-
dientes, tomamos entonces la primera ecuación:
es decir:
257
M EC ÁNICA CL ÁSICA
θ 1 1
1 √
= d1 e 1 + √
iω t
d2 eiω2 t
θ2 − 2 2
Podemos escribir este resultado en notación matricial:
θ 1 1√ d eiω1 t
1 √ 1
= (8.99)
θ2 − 2 2 d2 eiω2 t
√
−
→
y
1 1 2 −1 θ1
y = = √ √ .
y2 2 2 2 1 θ2
1 √
θ1 + θ2
=
2 2(θ1 − θ2 )
√
d2 = 0 → 2θ1 (0) = θ2 (0) (8.101)
√ . .
2 θ1 (0) =θ2 (0)
Modo de ω2 :
√
d1 = 0 → 2θ1 (0) = −θ2 (0) (8.102)
√ . .
2 θ1 (0) =−θ2 (0)
En el primer modo las masas oscilan en fase, en el segundo oscilan en oposición (desfasadas
en 180◦ ).
258
P EQUE ÑAS OSCILACIONES
8.4. Apéndice
8.4.1. Prueba de la existencia de N modos normales de oscilación
→
−
Vamos a demostrar que los vectores C que definen cada modo normal de oscilación están
unı́vocamente conectados a los autovectores de una matriz real simétrica de N × N filas y colum-
→
−
nas, y por lo tanto hay N vectores C linealmente independientes.
La ecuación (8.39) recuerda a la que define los autovectores de la matriz K:
→
− →
−
KC` = kC` (8.103)
salvo que en ella aparece la matriz M multiplicando al autovalor ω`2 . Tanto M como K son matri-
ces reales simétricas, por lo tanto cada una puede diagonalizarse mediante una rotación del sistema
de coordenadas N -dimensional.
Vamos a explorar la posibilidad de realizar una transformación de coordenadas que diagonalice
simultáneamente ambas matrices. Realizamos una rotación de forma tal que M sea diagonal en el
nuevo sistema de ejes:
M0 = A.M.At = diagonal
−
→ →
−
C 0 = A. C (8.105)
y las ecuaciones (8.39) se convierten en:
..
−
→ 0 −
→
M0 . X 0 +K .X 0 = 0 (8.106)
o en su forma explı́cita:
.. N
0 0 X 0 0
mi xi = Kij xj (8.107)
j=1
0
Eliminamos los términos diagonales de M mediante un cambio de escalas a lo largo de cada
eje x0i :
q
x00i = m0i x0i (8.108)
obtenemos:
.. N
00 X 00 00
xi = Kij xj (8.109)
j=1
donde:
259
M EC ÁNICA CL ÁSICA
0
00 Kij
Kij =q (8.110)
m0i m0j
La rotación (8.104) y las dilataciones (8.108) transforman entonces el sistema lineal en las
coordenadas originales x (8.39) en el sistema
..
−→00 00 −→00
X +K X = 0 (8.111)
00
en las nuevas coordenadas x . Proponiendo una solución particular con una dependencia armónica
en el tiempo:
−→00 −→00
X ` = C ` eiωt (8.112)
resulta el sistema lineal homogéneo:
−
→
[−ω`2 I + K00 ]C 00 ` = 0 (8.113)
Esta ecuación define los autovectores de la matriz K00 , que escribimos habitualmente como:
−
→ −
→
K00 C 00 ` = ω`2 C 00 `
Como las rotaciones de ejes y la dilatación (8.108) de los mismos mantienen la simetrı́a de la
−→
matriz K, es posible hallar N vectores C00 linealmente independientes como soluciones de estas
ecuaciones, que se escriben en forma explı́cita como:
N
X 00 00 00
Kij cj` = ω`2 ci`
j=1
ó:
N N
X 00 00 X 00
Kij cj` = cij δj` ω`2
j=1 j=1
260
P EQUE ÑAS OSCILACIONES
N2
X 00
V = ωi2 (xi )2
i=1i
00
V posee un mı́nimo en el punto xi = 0, entonces necesariamente los valores ωi2 deberán ser
positivos. Probamos ası́ que todas las raı́ces del determinante secular (8.40) son positivas.
La solución general es entonces la combinación lineal de las N soluciones particulares (8.112)
multiplicadas por constantes arbitrarias D`
N
−→00 X −
→
X = D` C 00 ` .eiω` t (8.115)
`=1
Hemos ası́ probado que existen N modos normales de oscilación linealmente independientes,
basándonos en el hecho de la existencia de N autovectores de una matriz real y simétrica.
Ap Kp Atp = ω 21 I
Lo que haremos es despejar la matriz Kp para averiguar su forma original, previa a la diago-
nalización:
esto es:
Kp = ω 21 I (8.116)
261
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Que nos dice que Kp ya era diagonal desde el vamos! Además, siendo un múltiplo de la matriz
unitaria, Kp permanece diagonal independientemente de la base elegida en el espacio p, lo que
implica que cualquier base en ese subespacio representa los p autovectores correspondientes al
autovalor ω12 de multiplicidad p.
Encontramos entonces que al diagonalizar una matriz sobre el subespacio complementario
al subespacio de los autovectores correspondientes a un autovalor de multiplicidad p, la matriz
resulta automáticamente también diagonal en este subespacio.
8.5. Problemas
1. Obtener las frecuencias y los modos normales de oscilación de dos péndulos simples idénti-
cos de longitud ` y masa m acoplados mediante un resorte de constante k.
2. Obtener las frecuencias de vibración longitudinales de una molécula simétrica lineal di-
atómica. Obtener las amplitudes y las coordenadas normales de oscilación.
3. Considere un péndulo doble donde las longitudes y las masas son idénticas.
3.1 Indique las condiciones iniciales mediante las cuales es posible excitar cada uno de los
modos normales de oscilación por separado.
3.2 Analice el caso en que la masa m1 es muy superior a la m2 indicando cuáles serán las
frecuencias y modos normales resultantes.
262
Capı́tulo 9
9.1. Introducción
La formulación hamiltoniana de la Mecánica clásica representa la evolución natural de esta
teorı́a, nacida con las leyes de Newton a fines del siglo XVII y perfeccionada por el formalismo
de Lagrange en el siglo XVIII. Las contribuciones entre otros de Hamilton en el siglo XIX gener-
alizaron el formalismo y permitieron su aplicación a otros sistemas dinámicos aparte de cuerpos
sólidos sujetos a interacciones a distancia. Ası́ es que su rango de acción puede extenderse por
ejemplo a medios continuos, en tanto el principio de mı́nima acción subyacente en el formalismo
forma parte de una familia de principios equivalentes aplicables a prácticamente todos los campos
de la Fı́sica.
El interés en introducir el formalismo hamiltoniano reside entonces no sólo (o no tanto) en las
aplicaciones del mismo a sistemas mecánicos sino en la generalidad de dicho formalismo para la
descripción de los fenómenos naturales. En este sentido, la estructura provista por la formulación
hamiltoniana de la Mecánica clásica sirvió de basamento para la construcción de la Mecánica
cuántica, capaz de describir no sólo cuerpos materiales macroscópicos sino partı́culas atómicas y
radiación, en dimensiones que se extienden desde las métricas propias de la Mecánica clásica hasta
las nucleares del orden de los 10−17 metros. Sin embargo, es necesario remarcar que la Mecánica
clásica y su descripción por formalismos como los desarrollados por Hamilton y Jacobi entre otros
ha recibido un fuerte impulso en años recientes, motivados por el estudio de sistemas caóticos y la
disponibilidad de medios poderosos de cálculo numérico.
En este capı́tulo consideraremos tres temas:
En primer lugar analizaremos en forma general la existencia de constantes del movimiento y
su conexión con las simetrı́as que presenta el sistema de partı́culas; esta será una generalización del
concepto de coordenadas cı́clicas y estará basada en las invariancia que presenta el Lagrangiano
ante transformaciones de coordenadas. Este punto establece un marco más riguroso a nuestros
conceptos previos sobre constantes del movimiento.
Luego le daremos al Hamiltoniano el papel central en la descripción del sistema de partı́culas,
ocupando ası́ el lugar que hasta ahora le correspondió al Lagrangiano. Esto nos permitirá desarro-
llar métodos más generales para resolver problemas mecánicos. Además, se introducirán concep-
tos (la acción, el principio de mı́nima acción) y herramientas matemáticas (corchetes de Poisson)
que facilitarán la transición de la Mecánica clásica a la cuántica. El formalismo hamiltoniano re-
263
M EC ÁNICA CL ÁSICA
d ∂L ∂L
. − =0 (9.1)
dt ∂ qα ∂qα
Como tales, la solución general incluye 2N constantes arbitrarias Cα , α = 1, 2..., 2N :
qα = qα (t, C1 , C2 , ...C2N )
∂L ∂L
=0→ · = constante
∂qα ∂ qα
o porque por otro camino determinamos la existencia de una relación del tipo
. . .
F (q1 , q2 , ...qN , q 1 , q 2 , ... q N , t) = D (9.2)
donde D es una constante determinada a partir de las condiciones iniciales del movimiento.
Una función del tipo (9.2) se denomina constante del movimiento o integral del movimiento,
y facilita la solución del problema pues reemplaza una ecuación de segundo orden como las (9.1)
por otra de primer orden.
Algunas constantes del movimiento poseen una relevancia especial, pues están ligadas a propiedades
básicas del espacio y el tiempo, como lo son la homogeneidad y la isotropı́a. Otras no poseen más
que el valor matemático de la ecuación correspondiente.
264
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
d ∂L ∂L
. − =0 (9.3)
dt ∂ qi ∂qi
Conocidas las N funciones qi (t), las posiciones de todas las partı́culas del sistema se pueden
determinar como funciones de las coordenadas qi . El conjunto qi (t) no es unı́voco, el observador
tiene la libertad de elegir estas N coordenadas a su conveniencia mientras ellas permitan obtener
sin ambigüedades las posiciones de todas las partı́culas del sistema.
La transformación que lleva de las coordenadas originales {q} a nuevas {Q} es una función
general del tipo:
Qi = Qi ({q}, α, t) (9.4)
que puede depender del tiempo y además de otros parámetros αdefinitorios de la transformación.
Obtenemos una correspondencia biunı́voca ente los puntos {q} de un entorno de {q0 } y los {Q}
de un entorno de {Q0 } cuando las funciones (9.4) tienen derivadas contı́nuas y Jacobiano no nulo
en ese entorno.[24] Esta clase de cambio de coordenadas se denomina transformación de punto.
.
Definido el Lagrangiano L({q, q }, t) como la diferencia de las energı́as cinética y potencial,
el valor que adopta a un tiempo t es independiente de las variables intermedias usadas, {q}ó {Q}
(veremos más adelante que el Lagrangiano está definido a menos de una función arbitraria aditiva
df ({q}, t)/dt ).
Expresando L en las nuevas coordenadas a través de las transformaciones inversas a las (9.4)
qi = qi ({Q}, α, t) (9.5)
es:
. .
L({q, q }, t) = L({q(Q, α, t), q (Q, α, t)}, t)
que podemos escribir como una función directa de las nuevas coordenadas:
. .
L({q, q }, t) = L0 ({Q, Q}, t) (9.6)
Como L0 describe el mismo sistema en las nuevas coordenadas como lo hacı́a L en las viejas, el
principio de Hamilton aplicado a L0 produce las ecuaciones de Lagrange (9.3) en las coordenadas
{Q}:
d ∂L0 ∂L0
. − =0
dt ∂ Qi ∂Qi
265
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Vemos que la forma de las ecuaciones del movimiento se conserva (decimos que las ecuaciones
de Lagrange son covariantes frente a transformaciones de punto), pero la dependencia detallada
de estas ecuaciones diferenciales en {Q} será en general diferente de las que corresponden al
conjunto {q}.
Cuando la dependencia funcional del Lagrangiano es la misma en las viejas y nuevas coorde-
0
nadas, es decir: cuando L y L valen lo mismo para el mismo conjunto de valores numéricos de
.
sus variables {x, x}:
. .
L({x, x}, t) = L0 ({x, x}, t)
diremos que la transformación de punto es una transformación de invariancia. En este caso las
ecuaciones del movimiento tienen la misma dependencia detallada en las viejas y nuevas coorde-
nadas y se dice que son invariantes ante dicha transformación.
Las ecuaciones del movimiento (9.3) son invariantes ante el agregado al Lagrangiano de la
derivada total de una función arbitraria respecto del tiempo
. . df (x, t)
L({x, x}, t) → L({x, x}, t) +
dt
df X ∂f . ∂f
= qi +
dt i
∂q i ∂t
d ∂ ∂ df
. −
dt ∂ q i ∂qi dt
d ∂f ∂ df
= − =0
dt ∂qi ∂qi dt
Entonces puede relajarse la condición de invariancia de las ecuaciones del movimiento frente a
una transformación puntual (9.14), pudiendo diferir las formas funcionales de L y L0 en la derivada
total de una función arbitraria:
. . df (x, t)
L0 ({x, x}, t) = L({x, x}, t) + (9.7)
dt
Los desarrollos precedentes los hicimos considerando los diversos conjuntos de coordenadas
generalizadas que puede usar un observador inercial dado para describir un sistema de partı́culas.
Lo mismo vale para coordenadas generalizadas pertenecientes a sistemas inerciales diferentes, tal
como lo mostramos más adelante.
266
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
9.4. Ejemplo
9.4.1. Partı́cula en el plano
Aplicaremos los conceptos y definiciones precedentes al caso de una partı́cula de masa m
moviéndose en un plano sometida a una fuerza central conservativa. Elegimos como coordenadas
generalizadas las de un sistema cartesiano ortogonal (x, y):
. . 1 .2 .2
q
L(x, y, x, y ) = m(x + y ) − V ( x2 + y 2 ) (9.8)
2
Si pasamos a un nuevo par de coordenadas generalizadas mediante una rotación de ejes, las
relaciones (9.4) y (9.5) entre viejas y nuevas coordenadas son las siguientes:
X = x cos ϕ + y sin ϕ
Y = −x sin ϕ + y cos ϕ
x = X cos ϕ − Y sin ϕ
y = X sin ϕ + Y cos ϕ (9.9)
entonces el Lagrangiano (9.8) se escribe en las nuevas coordenadas usando las transformaciones
(9.9):
. . . .
L(x, y x, y ) = L(x(X, Y ), y(X, Y ) x (X, Y ), y (X, Y ))
1 . 2 .2 p
= m(X + Y ) − V ( X 2 + Y 2 )
2
0 . .
= L (X, Y X , Y )
Qi ({q}, α0 , t) = qi
267
M EC ÁNICA CL ÁSICA
x0 = x + a
0
x1 = x1 + δa1
x02 = x01 + δa2
......
x0 = −x
obtenemos:
. . d df
L({q, q }, t) ≡ L({q + δq, q + δq}, t) +
dt dt
d
y siendo δq, dt δq infinitésimos resulta:
X ∂L ∂L d df
δqi + . δqi + =0
i
∂qi ∂ qi dt dt
268
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
X ∂L X d ∂L
δqi + . δqi
i
∂qi i
dt ∂ qi
X d ∂L df
− . δqi +
i
dt ∂ qi dt
= 0
Reagrupando términos:
X ∂L d
∂L
− . δqi
i
∂qi dt ∂ qi
X d ∂L
+ . δqi + f
i
dt ∂ qi
= 0
df /dt representa la diferencia entre las formas funcionales de los Lagrangianos L y L0 según
vemos en (9.7), entonces f será un infinitésimo del mismo orden que δqi .
A partir de la invariancia del Lagrangiano aparece una constante del movimiento que es la
tesis del
X
pi δqi + f = constante (9.11)
i
269
M EC ÁNICA CL ÁSICA
∂Qi
δqi = |α δα
∂α 0
con lo que la conclusión (9.11) del teorema de Noether se expresa por:
X ∂Qi
pi |α +F = constante (9.12)
i
∂α 0
donde
La propuesta del teorema de Noether es más general que la condición de coordenada cı́clica
para determinar las constantes del movimiento:
Qi = qi + α
∂Qi
| α=0 = 1
∂α
La constante del movimiento es:
X ∂L ∂Qi X
. = pi = P
i
∂ qi ∂α i
Xi = xi cos θ + yi sin θ
Yi = yi cos θ − xi sin θ
Zi = zi
270
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
∂Xi
| θ=0 = yi
∂θ
∂Yi
| θ=0 = −xi
∂θ
La constante del movimiento es:
X ∂L ∂L
( . yi − . xi )
i
∂ xi ∂ yi
X
= (px,i yi − py,i xi )
i
X
= `i,z = Lz
i
. .
−
→ 1X −
→
T 0 (Xi ) = mi (Xi )2
2 i
.
1X → →2
−
= mi ( X i −−
v)
2 i
271
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 9.1: Sistemas coordenados en movimiento relativo uniforme en la dirección de sus ejes x
. .
−
→ − → 1 →
→
v + m−
mi X i .−
X
= T (Xi ) − v2
i
2
.
!
−
→ d X − → → 1 →
= T (Xi ) + − v + m−
mi X i .− v 2t
dt i
2
→ → −
− →
Xi = −
xi − δvt (9.14)
deja invariantes las ecuaciones del movimiento de un sistema de partı́culas. En presencia de cam-
pos externos e internos de fuerzas el Lagrangiano es:
. 1X .
L({−
→
x i, −
→ mi (−
→ Vi (−
→ Uij (| −
→
xi−−
→
X X
x i }) = x i )2 − x i) − x j |)
2 i i i>j
−
→ →
− −
→
x i = X i + δvt
→
−
con lo que la forma funcional de L0 en términos de X resulta, de (9.6):
.
→ −
− →
L0 ({ X i , X i })
.
≡ L({−→xi , −
→
xi }) =
.
→
− −
→ − → −
→
= L({ X i + δvt, X i +δv})
272
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
.
1X → −
− → X →
− −
→ X →
− →
−
= mi ( X i +δv)2 − Vi ( X i + δvt) − Uij (| X i − X j |)
2 i i i>j
.
( )
1X →2 d X −
− →− → 1 − →2
= mi X i + mi X i δv + M δv t −
2 i dt i
2
X → −
− → X →
− →
−
Vi ( X + δvt) − Uij (| X i − X j |)
i i>j
→
−
Para recuperar la misma dependencia explı́cita de L0 en X como era la de L en − →x , excepto por
df
una eventual derivada total dt respecto de t, deben desaparecer los campos externos: la transfor-
mación de Galileo será una transformación de invariancia solamente para sistemas no sometidos a
campos externos:
.
→ −
− →
L0 ({ X i , X i })
.
( )
1X − 2 d
→ X − −
→ → 1 X →
− →
−
= mi X i + mi X i δv + M δv 2 t − Uij (| X i − X j |)
2 i dt i
2 i>j
.
( )
− −
→ → d X − −
→ →
= L({ X i , X i }) + mi X i δv
dt i
con:
−
→
∂ Xi
= −t (9.16)
∂−→v
está dada por el resultado (9.11) del teorema de Noether:
X ∂L ∂ −
→
Xi
. + f = constante
→ ∂→
− −
v
i ∂ Xi
−
→
y reemplazando las expresiones (9.15) para f y (9.16) para ∂ X
→
− i obtenemos:
∂v
273
M EC ÁNICA CL ÁSICA
.
X −
→ → −
− →
− mi (Xi t − Xi ).δv = constante
i
−
→
y como δv tiene una dirección arbitraria, resulta:
·
−
→ →
− −
→
R CM t − R CM = constante ≡ R0
que indica que ligada a la invariancia ante transformaciones de Galileo aparece la traslación uni-
forme del centro de masas del sistema:
.
−
→ → −
− →
R CM = R 0 + R CM .t
.
DADO EL L AGRANGIANO L({q}, {q }, t)DE UN SISTEMA QUE EVOLUCIONA DESDE LA
CONFIGURACI ÓN {q(t1 )} DE SUS COORDENADAS AL TIEMPO t1 HASTA LA {q(t2 )} AL TIEMPO t2 , LA
FORMA FUNCIONAL DE LAS COORDENADAS GENERALIZADAS
qi = qi (t)
274
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
Z t2 .
I[q] = dt.L({q, q }, t) (9.17)
t1
Para mantener simple la notación consideraremos de ahora en más el caso de un solo grado de
libertad q = q(t).
I[q] representa una relación entre el espacio de funciones q(t) y los números reales: a cada
función q(t) le asigna un número real I, en estos casos se dice que I es una funcional de q. La
variación de I[q] cuando pasamos de una trayectoria en el plano (q, t) representada por la función
q(t) a una trayectoria vecina q(t) + δq(t) constituye la derivada de la funcional I respecto de q:
δq es un infinitésimo que puede tomarse como una función arbitraria del tiempo.
Existe una trayectoria óptima representada en la figura 9.2 para un sistema con un grado de
libertad, que une los puntos (q(t1 ), t1 ) y (q(t2 ), t2 ) y produce el mı́nimo valor de la acción I. Para
esa función q = q(t) resulta:
δI[q]
=0 (9.18)
δq q=q(t)
qi (t)
y sus velocidades:
.
vi (t) =q i
En este caso el Lagrangiano quedará expresado como función de las coordenadas vi , qi , desa-
pareciendo toda dependencia explı́cita en sus derivadas temporales:
.
L = L({qi , q i }, t)
= L({qi , vi }, t)
275
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 9.2: Trayectorias posibles que unen los puntos (q(t1 ), t1 ),(q(t2 ), t2 )
y las ecuaciones del movimiento para las coordenadas qi son las ya conocidas:
d ∂L ∂L
− =0 (9.19)
dt ∂vi ∂qi
en tanto que aquellas para las vi son las de su definición:
dqi
= vi (t) (9.20)
dt
Estas son 2N ecuaciones diferenciales de primer orden, y requieren para definir unı́vocamente
la evolución temporal del sistema de partı́culas conocer los 2N valores iniciales de las coorde-
nadas:
qi (t = 0) = qi0
vi (t = 0) = vi0
276
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
Para reducir el orden de las ecuaciones diferenciales hemos elegido las velocidades como
coordenadas generalizadas adicionales, pero ésta no es la única ni la mejor elección posible para
lograr ese fin. Por ejemplo, no existe simetrı́a en .los papeles jugados por las variables qi y vi : las
ecuaciones (9.20) despejan la derivada temporal q i que queda
.
igualada a la variable vi , en cambio
. d ∂L
en (9.19) la derivada vi aparece mezclada con todas las q i en el término dt ∂vi .
Vamos a probar que es posible definir 2N ecuaciones diferenciales de primer orden utilizando
el Hamiltoniano como función generadora de las ecuaciones:
N
X ∂L .
H= · qj −L
j=1 ∂ qj
∂L
pi = . (9.21)
∂ qi
Para escribir
.
explı́citamente H como función
.
de pi , qi se requiere despejar de estas N ecua-
ciones a las q i en función del conjunto p, q: q i = fi ({qi , pi }, t).
Para obtener las ecuaciones de evolución de las coordenadas generalizadas {qi , pi } escribimos
el diferencial total de H como función de p y q:
N
X ∂H ∂H ∂H
dH = { dqi + dpi } + dt (9.22)
i=1
∂qi ∂pi ∂t
.
en tanto que trabajando con las variables intermedias q i :
N
X . .
H= pi qi −L({qi , q i }, t)
i=1
obtenemos:
N
X . . ∂L ∂L . ∂L
dH = {pi d(q i )+ q i dpi − dqi − . d(q i )} − dt
i=1
∂qi ∂ qi ∂t
. ∂H
qi= (9.24)
∂pi
277
M EC ÁNICA CL ÁSICA
. ∂H
pi = − (9.25)
∂qi
∂H ∂L
=− (9.26)
∂t ∂t
Como información adicional obtenemos de la forma (9.23) para el diferencial total del Hamil-
toniano:
N
dH X . . ∂L . ∂L
= (q i pi − qi) −
dt i=1
∂qi ∂t
dH ∂H
= (9.27)
dt ∂t
Por lo que el Hamiltoniano será una integral del movimiento si no depende explı́citamente del
tiempo, condición equivalente a la que obtuvimos previamente.
Una ventaja de la formulación hamiltoniana de las ecuaciones del movimiento se presenta
cuando el sistema tiene coordenadas cı́clicas, por ejemplo si q1 es cı́clica entonces no aparece
como variable independiente del Lagrangiano:
. . .
L = L(q2 , ...qN ; q 1 , q 2 ... q N , t)
.
en tanto sı́ aparece su derivada q 1 . El momento canónico conjugado a q1 es una integral del
movimiento, entonces:
∂L
p1 = . = cte. ≡ α1
∂ q1
278
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
9.9. Ejemplo
Consideraremos el caso de una partı́cula de masa m moviéndose en un plano sometida a una
fuerza central con origen O en dicho plano representada en la figura 9.3.
Elegimos como coordenadas generalizadas la distancia r de la partı́cula al centro O y el ángulo
que forma la dirección en que se encuentra la partı́cula respecto de una dirección fija elegida a
priori. La energı́a cinética es:
1 .2 1 .2
T = m r + mr2 θ
2 2
por lo que el Lagrangiano resulta:
. . 1 .2 1 .2
L(r, θ, r, θ) = m r + mr2 θ −V (r)
2 2
donde V (r) representa la energı́a potencial que describe la fuerza central conservativa.
Los momentos canónicos conjugados a las coordenadas r y θ son:
∂L .
pr = . =mr
∂r
y:
279
M EC ÁNICA CL ÁSICA
∂L .
pθ = . = mr2 θ
∂θ
que producen las relaciones inversas:
. pr
r=
m
. pθ
θ=
mr2
Entonces el Hamiltoniano del sistema es:
N
X ∂L .
H(r, θ, pr , pθ ) = . qj −L
j=1
∂ qj
. . 1 .2 1 .2
= pr r +pθ θ − m r − mr2 θ +V (r)
2 2
p2r p2θ 1 p2r 1 2 p2θ
= + − m − mr 2 4 + V (r)
m mr2 2 m2 2 m r
1 2 1 p2θ
= p + + V (r)
2m r 2m r2
que en este caso de fuerzas de vı́nculo esclerónomas (que no realizan trabajo durante la evolución
del sistema) coincide con la energı́a total de la partı́cula.
Las ecuaciones de Hamilton o canónicas resultan:
. ∂H pr
r= =
∂pr m
. ∂H pθ
θ= =
∂pθ mr2
. ∂H p2 dV (r)
pr = − = θ3 − (9.28)
∂r mr dr
∂H
.
pθ = − =0 (9.29)
∂θ
Las dos primeras reiteran las relaciones (9.27) entre momentos canónicos y velocidades; las
dos últimas son las ecuaciones dinámicas del movimiento, la (9.28) es exactamente la ecuación
.
dinámica para la evolución de la coordenada r, donde reemplazando pr = m r produce la relación
entre aceleración radial y fuerza externa más centrı́fuga:
p2θ
.. dV (r)
m r= −
mr3 dr
Finalmente, (9.29) indica la conservación del impulso angular de la partı́cula:
pθ = constante
280
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
∂L .
pθ = . = m`2 θ
∂θ
que produce el Hamiltoniano
p2θ
H= − mg` cos θ
2m`2
con ecuaciones canónicas:
. pθ
θ=
m`2
.
pθ = −mg` sin θ
En lugar de integrar estas ecuaciones haremos uso de la constancia de la energı́a del péndulo:
p2θ
E= − mg` cos θ
2m`2
la que define la ecuación de la trayectoria en el espacio de las fases. Obtener la trayectoria de
un sistema fı́sico en el espacio de las fases es entonces más sencillo que determinar la evolución
temporal de las coordenadas y momentos canónicos conjugados porque esta evolución determina,
además de la trayectoria, la ubicación del sistema en dicha trayectoria como función del tiempo.
La figura 9.4 presenta trayectorias para diferentes condiciones iniciales del movimiento.
281
M EC ÁNICA CL ÁSICA
La coordenada θ varı́a entre −π y π, siendo estos puntos equivalentes pues describen la misma
posición del péndulo. Las trayectorias son cerradas pues el movimiento es periódico, y se repite el
paso del sistema por cada punto (θ, pθ ).
Observamos trayectorias que pueden estar infinitamente cerca una de la otra y por lo tanto
cubren todos los puntos del espacio de las fases. Pero un hecho destacable es que dos trayectorias
no pueden cruzarse: si lo hicieran ello equivaldrı́a a que, partiendo del punto de cruce como condi-
ción inicial del movimiento del sistema éste tendrı́a dos evoluciones alternativas, la unicidad del
movimiento requiere entonces el no cruce de las trayectorias en este espacio.
La trayectoria que alcanza los puntos θ = ±π separa dos regiones con diferente naturaleza de
movimiento: en el interior el péndulo oscila sin alcanzar el punto de equilibrio inestable θ = ±π;
en el exterior el péndulo gira en circunferencias completas alrededor de su punto de suspensión.
La trayectoria lı́mite se llama separatriz. El péndulo describirá esta trayectoria dándole como
condición inicial la energı́a E = mg`; entonces partiendo de un valor dado√de θ, por ejemplo
θ = 0, tenemos dos valores posibles para el momento canónico pθ : ±2m` g`. Tenemos dos
trayectorias distintas partiendo de cada una de estas condiciones iniciales, y ambas convergen en
el punto θ = ±π . Pero no se viola la condición de no cruce, porque al acercarse a este punto la
velocidad dθdt tiende a cero, y el sistema se acerca al punto sin alcanzarlo para ningún tiempo finito.
282
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
desconocemos las condiciones iniciales. En lugar de esos grados de libertad se describe al sistema
por variables colectivas como la energı́a, presión, temperatura, flujo, etc., de las que conocemos
los valores iniciales. La evolución temporal del sistema se estudia a través del valor medio de estas
variables sobre todas las configuraciones posibles de las posiciones y velocidades de las moléculas.
Esta descripción aproximada del sistema está justificada porque puede probarse que la dispersión
en los valores medidos de las variables colectivas es despreciable frente a su valor medio.
Todas las posibles condiciones iniciales compatibles con los valores medios conocidos de las
variables colectivas constituyen lo que se denomina un ensemble. Cada miembro está representado
por un punto del espacio de las fases, y el ensemble por una multitud de puntos con una densidad
que es la protagonista del teorema de Liouville.
Sea un gran número N de copias idénticas (ensemble) del mismo sistema fı́sico, donde cada
una de las copias evoluciona a partir de condiciones iniciales levemente diferentes entre ellas. Los
puntos de partida están agrupados y ocupan un dado volumen ∆V del espacio de las fases
N = ρ∆V (9.30)
Vamos ahora a analizar el flujo de dichos puntos en el plano definido por una de las coor-
denadas generalizadas y su momento canónico conjugado qi , pi . En un instante t las trayectorias
están agrupadas en un entorno del punto qi0 , p0i ; definimos un rectángulo centrado en ese punto, de
ancho dqi y dpi en direcciones qi y pi respectivamente tal como mostramos en la figura 9.5.
283
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Entonces la variación del número de partı́culas dentro del rectángulo debida a este flujo es:
que sumadas sobre todos los pares qi , pi centrados en el punto qi0 , p0i produce:
∂ρ X ∂ρ . ∂ . ∂ρ . ∂ .
+ q i +ρ qi + pi +ρ pi = 0 (9.31)
∂t i
∂qi ∂qi ∂pi ∂pi
Usando las ecuaciones de Hamilton
. ∂H
qi =
∂pi
. ∂H
pi = −
∂qi
vemos que los términos con derivadas segundas en (9.31) se cancelan:
∂ . ∂ . ∂2H ∂2H
qi + pi = − ≡0
∂qi ∂pi ∂pi ∂qi ∂qi ∂pi
Entonces (9.31) se reduce a:
∂ρ X ∂ρ . ∂ρ .
+ qi + pi
∂t i
∂qi ∂pi
dρ
= =0
dt
284
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
Encontramos entonces que la densidad de puntos del ensemble en el espacio de las fases es
constante:
dρ
≡0
dt
Como el número N de copias del sistema es fijo, de (9.30) concluimos que el volumen ocupado
por estos puntos en el transcurso del tiempo es también constante:
d∆V
=0
dt
Este volumen puede cambiar de forma durante la evolución, pero conserva su valor.
. ∂H 0
P i= −
∂Qi
que tienen la misma forma que las ecuaciones canónicas para {q, p}. H 0 es el Hamiltoniano en
las nuevas variables Q, P . Se dice que las ecuaciones del movimiento son covariantes ante trans-
formaciones canónicas. El término covariancia es equivalente al de invariancia de forma para las
ecuaciones del movimiento. Las transformaciones canónicas del formalismo hamiltoniano son
ası́ equivalentes a las transformaciones puntuales del formalismo lagrangiano.
285
M EC ÁNICA CL ÁSICA
La evolución temporal del sistema fı́sico que estamos estudiando debe satisfacer el principio
de Hamilton (9.18):
Z t2 .
δI[{q}] = δ dt.L({q, q })
t1
Z t2 N
X .
= δ dt.[ pi q i −H({q, p}, t)] = 0 (9.34)
t1 i=1
.
y escribiendo el Lagrangiano como función de {Q, Q}:
. .
L({q, q }) = L({q(Q, P ), q (Q, P )})
.
≡ L0 ({Q, Q})
la condición de extremo (9.34) también puede escribirse en términos de las nuevas variables {Q}:
Z t2 .
δI[{Q}] = δ dt.L0 ({Q, Q}) (9.35)
t1
Z t2 N .
Pi Qi −H 0 ({Q, P }, t)] = 0
X
= δ dt.[
t1 i=1
Las expresiones (9.34,9.35) representan la misma condición de extremo del principio de Hamil-
ton: la que debe satisfacer el sistema en estudio. Esta condición de extremo δI[{q}] ≡ δI[{Q}] =
0 determina los integrandos a menos de la derivada total respecto del tiempo de una función arbi-
traria. Esto se debe a que la integral
Z t2 dF
IF = dt. = F (t2 ) − F (t1 )
t1 dt
tiene variación nula δIF = 0 pues δqi (t1 ) = δqi (t2 ) = 0. Por lo tanto, los integrandos de (9.34) y
(9.35) pueden diferir en la derivada total de una función arbitraria de las variables p, q, P, Q:
d
F ({q, p, Q, P })
dt
Entonces:
N N .
. dF
Pi Qi −H 0 ({Q, P }) +
X X
pi q i −H({q, p}) = (9.36)
i=1 i=1
dt
Como del conjunto de variables {q, p, Q, P } sólo hay 2N linealmente independientes, F de-
penderá de 2N de entre las 4N viejas y nuevas coordenadas. No siempre es posible elegir li-
bremente cuáles variables se toman como independientes, por ejemplo, si la transformación es
Q = p, P = q no podemos elegir el conjunto {p, Q} como variables independientes. Para obtener
286
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
en forma directa las 2N ecuaciones que definen la transformación canónica (9.32,9.33) es con-
veniente elegir F dependiente de viejas y nuevas coordenadas, por ejemplo de {q, Q}, {q, P },
{p, Q}, {p, P }. Por lo demás, tenemos plena libertad en elegir la forma funcional de la función F .
Cada función F , llamada función generatriz, definirá una transformación canónica particular.
Considerando a F dependiente de {q, Q} obtenemos de (9.36):
N
X .
pi q i −H
i=1
N . ∂F . ∂F . ∂F
− H0
X
= [Pi Qi + qi + Qi ] +
i=1
∂qi ∂Qi ∂t
N
X ∂F ∂F
[pi dqi − Pi dQi − dqi − dQi ]
i=1
∂qi ∂Qi
∂F
+(H 0 − − H)dt = 0
∂t
para que valga esta igualdad para cualquier valor de las variables independientes {p, q}:
∂F ({q, Q})
pi = (9.37)
∂qi
∂F ({q, Q})
Pi = − (9.38)
∂Qi
∂F
H0 = H + (9.39)
∂t
Para conocer las nuevas variables debemos entonces despejar los Q en función de {p, q} en
(9.37), y luego usar (9.38) para determinar los P .
La función generatriz también puede estar definida en términos de otro conjunto de variables,
por ejemplo {q, P }. Adicionando a la función F precedente el término
N
X
Pi Qi
i=1
N
X
G=F + Pi Qi (9.40)
i=1
287
M EC ÁNICA CL ÁSICA
N
X ∂F ∂F ∂F
dG = dqi + dQi + Pi dQi + Qi dPi + dt
i=1
∂qi ∂Qi ∂t
Las relaciones entre nuevas y viejas variables producidas por la función generatriz G se ob-
tienen de (9.41):
∂G({q, P })
pi = (9.42)
∂qi
∂G({q, P })
Qi = (9.43)
∂Pi
∂G ∂F
=
∂t ∂t
y de esta última relación y de (9.39) resulta:
∂G
H0 = H +
∂t
De la misma forma podemos obtener funciones generatrices que dependan de los grupos de
variables {p, P } y {p, Q}.
Vemos de (9.39) que cuando la función generatriz no depende explı́citamente del tiempo se
conserva el valor del Hamiltoniano:
288
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
∂S({q, P }, t)
pi = (9.44)
∂qi
∂S({q, P }, t)
Qi = (9.45)
∂Pi
∂S({q, P }, t)
H0 = H +
∂t
El objetivo ideal de realizar una transformación canónica que haga integrales del movimiento
a todas las variables {Q, P } puede alcanzarse eligiendo S de modo que
∂S({q, P }, t)
= −H({q, p}, t) (9.46)
∂t
entonces H 0 = 0 y las ecuaciones del movimiento de Hamilton resultan:
. ∂H 0
Qi = =0
∂Pi
. ∂H 0
P i= − =0
∂Qi
con lo que las nuevas coordenadas e impulsos resultan ası́:
Qi = αi
Pi = βi (9.47)
La función generatriz S satisface entonces la ecuación diferencial (9.46)
289
M EC ÁNICA CL ÁSICA
los nuevos momentos canónicos, y a este tipo de solución de la ecuación diferencial se la llama
solución completa.
Cuando el Hamiltoniano es una integral del movimiento (en este caso H no depende explı́cita-
mente del tiempo):
∂S ∂S ∂S
H(q1 , q2 ...qN , , ... ) = E = constante
∂q1 ∂q2 ∂qN
entonces:
∂S
= −E
∂t
y la solución general S es:
∂W ∂W ∂W
E = H(q1 , q2 ...qN , , ... ) (9.49)
∂q1 ∂q2 ∂qN
Tanto en el caso general (9.48) como cuando H es integral del movimiento (9.49), las coorde-
nadas {q} se obtienen de (9.45) como funciones del tiempo y de las 2N constantes {α, β} dadas
por las condiciones iniciales del movimiento y que fijan los valores de las coordenadas {Q, P }
∂S ∂S ∂S
H = H(φ(q1 , ), q2 ...qN , ... , t)
∂q1 ∂q2 ∂qN
Proponemos en este caso una solución particular con variables separadas del tipo:
∂S 0 (q2 ...qN , t)
∂t
∂S1 (q1 ) ∂S 0 ∂S 0
= −H(φ(q1 , ), q2 ...qN , ... , t) (9.50)
∂q1 ∂q2 ∂qN
290
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
∂S1 (q1 )
φ(q1 , ) = γ1
∂q1
pues esa es la única forma posible para que valga la ecuación (9.50). Esta es una ecuación a
derivadas totales en general fácilmente resoluble.
Cuando todas las variables q sean separables habremos obtenido la solución completa de la
ecuación de Hamilton-Jacobi, donde aparecerán N constantes arbitrarias γN como lo requiere el
método.
La función generatriz de esta particular transformación canónica, que como dijimos se de-
nomina habitualmente función principal de Hamilton, está relacionada a la acción del sistema
mecánico y en realidad constituye una generalización de la definición (9.17) empleada en dicho
principio. Partiendo de los resultados (9.44), (9.45) y (9.46) tenemos:
X
dS = [pi dqi + Qi dPi ] − Hdt
i
y teniendo en cuenta que los nuevos momentos Pi son constantes (resultado 9.47):
X
dS = pi dqi − Hdt
i
se integra de inmediato:
Z t .
dt0 [
X
S({qi }, t) = pi qi −H({qi , pi }, t)]
t1 i
Z t .
= dt0 L({qi , qi }, t0 )
t1
que representa una forma generalizada de la acción descrita en (9.17), equivalente a la que hemos
empleado en la Sección 9.7, donde ahora el lı́mite superior es un punto genérico a lo largo de la
trayectoria seguida por el sistema.
9.14. Ejemplo
9.14.1. Separación de variables en Hamilton-Jacobi
No es fácil encontrar un ejemplo sencillo donde el método de Hamilton-Jacobi sea el más
conveniente para resolver un problema. Ocurre a menudo que cuando es fácil proceder usando
este método, también lo es resolverlo por los medios habituales del formalismo de las ecuaciones
de Lagrange. Consideraremos aquı́ el caso de una partı́cula en dos dimensiones que se mueve en
un potencial del tipo:
1
V (−
→
r ) = v0 (r) + 2 v1 (θ) (9.51)
r
291
M EC ÁNICA CL ÁSICA
∂L .
pθ = . = mr2 θ
∂θ
de donde despejamos:
. pr
r=
m
. pθ
θ=
mr2
relaciones que usaremos en la definición del Hamiltoniano:
. . . .
H(r, θ, pr , pθ ) = pr r +pθ θ −L(r, θ, r, θ)
p2r p2 1 p2 p2 1
H(r, θ, pr , pθ ) = + θ 2 − ( r + θ 2 ) + v0 (r) + 2 v1 (θ)
m mr 2 m mr r
p2r p2θ 1
= + + v0 (r) + 2 v1 (θ)
2m 2mr2 r
Vemos que las dependencias en r y en θ aparecen en forma separada en el Hamiltoniano:
p2r 1 p2
H(r, θ, pr , pθ ) = + v0 (r) + 2 { θ + v1 (θ)} (9.52)
2m r 2m
La separación de dependencias es suficiente para poder resolver fácilmente la ecuación de
Hamilton-Jacobi por separación de variables. Proponemos:
292
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
donde β1 , β2 son constantes requeridas para satisfacer las condiciones iniciales. Como H es una
integral del movimiento, usamos la ecuación (9.49):
1 ∂Wr 2 1 1 ∂Wθ 2
E={ ( ) + v0 (r)} + 2 { ( ) + v1 (θ)} (9.54)
2m ∂r r 2m ∂θ
Para que esta ecuación posea una solución es necesario que el término dependiente de θ se
iguale a una constante, porque el resto de la ecuación depende solamente de r. La expresión (9.54)
se separa en dos ecuaciones:
1 ∂Wr 2 A
E={ ( ) + v0 (r)} + 2
2m ∂r r
1 ∂Wθ 2
( ) + v1 (θ) = A
2m ∂θ
que se resuelven inmediatamente por cuadraturas:
s
Z r A
Wr (r) = dr0 2m[E − − v0 (r0 )] + Wr (0) (9.55)
0 r0 2
Z θ q
Wθ (θ) = dθ0 2m[A − v1 (θ0 )] + Wθ (0) (9.56)
0
Las constantes Wr,θ (0) generan una constante aditiva a la función principal de Hamilton
∂S({q, P }, t)
Qi = (9.58)
∂Pi
donde ahora los nuevos momentos Pi son constantes que llamamos βi en su momento, al igual que
las nuevas coordenadas Qi con valores constantes identificados como αi . En principio deberı́amos
relacionar nuestras constantes E, A con las dos β1 , β2 , pero tengamos presente lo siguiente: una
vez efectuada la transformación canónica que lleva a coordenadas Qi y momentos Pi tenemos
aún la libertad de realizar combinaciones lineales entre las N variables {Pi }, y las nuevas varia-
bles seguirán siendo constantes independientes del tiempo. Podemos en particular suponer una
transformación tal que los nuevos impulsos coincidan con las constantes E y A; en este caso las
ecuaciones (9.58) resultan ser:
293
M EC ÁNICA CL ÁSICA
∂S
= Q1 = constante ≡ α1
dE
que resulta, considerando (9.57):
∂S
= Q2 = constante ≡ α2
dA
que da:
dWr (r)
Z r m
= dr0 q (9.61)
dE 0 2m[E − A
− v0 (r0 )]
r0 2
dWθ (θ)
=0
dE
dWθ (θ)
Z θ m
= dθ0 p (9.63)
dA 0 2m[A − v1 (θ0 )]
con lo que la solución del problema consiste en reemplazar los resultados de las cuadraturas
(9.61,9.62,9.63) en las dos ecuaciones (9.59,9.60) y despejar las coordenadas r, θ. Las cuatro
constantes α1 , α2 , E, A se fijan a través de las cuatro condiciones iniciales del movimiento de
este sistema de dos grados de libertad. Podemos de esta forma, y mientras las cuadraturas sean
calculables, resolver el problema de una partı́cula en el plano moviéndose en un potencial con
dependencia del tipo (9.51) en las coordenadas r, θ.
294
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
d X ∂f . ∂f . ∂f
f ({q, p}) = [ qi + pi ] +
dt i
∂qi ∂pi ∂t
X ∂f ∂H ∂f ∂H ∂f
= [ − ]+
i
∂qi ∂pi ∂pi ∂qi ∂t
df ∂f
= [f, H]q,p + (9.65)
dt ∂t
Es posible generalizar esta relación pues vemos de la definición (9.64) que resultan:
df
= [f, pi ]q,p
dqi
df
= −[f, qi ]q,p
dpi
Se denominan corchetes fundamentales de Poisson a los que involucran a las variables p, q
entre sı́. Es fácil probar que:
[qi , qj ]q,p = 0
[pi , pj ]q,p = 0
Una propiedad fundamental de los corchetes de Poisson es que son invariantes ante transfor-
maciones canónicas. Esto significa que, dadas dos funciones f ({q, p}) y g({q, p}) la transforma-
ción canónica
qi = qi ({Q, P })
pi = pi ({Q, P })
produce:
295
M EC ÁNICA CL ÁSICA
(nos hemos limitado a explicitar dos variables q, p para aliviar la escritura pero todo valdrá para un
sistema con 2N coordenadas {q, p}). La invariancia ante transformaciones canónicas se expresa
como:
Para probar la invariancia vamos a hacer uso de nuestra imaginación y supondremos que la
función g(q, p) representa el Hamiltoniano de un sistema ficticio con coordenadas q, p; la función
f depende del tiempo a través de las coordenadas q, p y vemos de (9.65) que para este sistema
ficticio su variación temporal estará dada por:
df
= [f, g]q,p
dt
Pero la variación temporal de la función f no puede depender de cuál conjunto de coordenadas
(q, p) ó (Q, P ) usemos, estas coordenadas actúan simplemente como funciones intermedias para
la dependencia temporal de f , entonces debe ser también:
df
= [f 0 , g 0 ]Q,P
dt
y concluı́mos:
que prueba la invariancia de los corchetes de Poisson ante transformaciones canónicas. Esta ele-
gante demostración ha sido extraı́da del libro Mecánica de Landau y Lifshitz.[27]
9.16. Ejemplo
9.16.1. Corchetes de Poisson entre componentes del impulso angular
Dada una partı́cula de coordenadas (x1 , x2 , x3 ) las componentes del vector impulso angular
−
→
L =−
→
r ×−
→
p
L1 = x2 p3 − x3 p2
L2 = x3 p1 − x1 p3
296
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
L3 = x3 p1 − x1 p3
3
∂L1 ∂L2 ∂L1 ∂L2
X
[L1 , L2 ] = −
i=1
∂xi ∂pi ∂pi ∂pi
∂L1 ∂L2 ∂L1 ∂L2
= −
∂x3 ∂p3 ∂p3 ∂x3
= −p2 (−x1 ) − x2 p1
= x1 p2 − x2 p1
= L3 (9.66)
[L2 , L3 ] = L1
[L3 , L1 ] = L2
.
pi = [pi , H] (9.68)
Además, las integrales del movimiento se caracterizan porque sus corchetes de Poisson con el
Hamiltoniano son nulos:
[f, H] = 0
(cuando f depende explı́citamente del tiempo, será una integral del movimiento si [f, H] + ∂f
∂t =
0).
Es esta una forma de identificar las integrales del movimiento. Además, usando la identidad
de Jacobi entre corchetes de Poisson[2]
297
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Vemos que si f y g son integrales del movimiento su corchete de Poisson [f, g] también lo es.
Ası́ podemos encontrar, aunque de forma no sistemática, nuevas integrales del movimiento a par-
tir de otras ya conocidas. En particular vemos que si dos componentes del impulso angular son
integrales del movimiento, la tercera también lo será: De (9.66):
[L1 , L2 ] = L3
entonces si:
[H, L1 ] = [H, L2 ] = 0
[H, L3 ] = 0
Las ecuaciones (9.67,9.68) constituyen el conjunto básico de ecuaciones dinámicas que re-
suelve un problema de Mecánica clásica en la formulación hamiltoniana. La forma de estas ecua-
ciones es invariante ante transformaciones canónicas.
La importancia de la formulación hamiltoniana presentada en términos de corchetes Poisson
es que la forma de estas ecuaciones (9.67,9.68) se conserva en la Mecánica cuántica, donde las
variables {q, p} de un sistema cuántico que satisfacen este tipo de ecuaciones son ahora operadores
matemáticos (funciones con operaciones diferenciales o matrices) y los corchetes de Poisson ceden
su lugar a los conmutadores de las magnitudes que aparecen en su interior.
Qi = Qi ({q, p})
Pi = Pi ({q, p})
Por ser precisamente una transformación canónica las ecuaciones del movimiento conservan
la forma (covariancia de las ecuaciones de Hamilton ante transformaciones canónicas):
. ∂H
qi=
∂pi
. ∂H
pi = −
∂qi
. ∂H 0
Qi =
∂Pi
298
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
. ∂H 0
P i= −
∂Qi
donde:
∂H X ∂H 0 ∂Qk ∂H 0 ∂Pk
= [ + ]
∂qj k
∂Qk ∂qj ∂Pk ∂qj
299
M EC ÁNICA CL ÁSICA
que podemos expresar en términos de los corchetes de Poisson de las nuevas variables:
X ∂H 0 ∂H 0
[Qi , H]q,p = { [Qi , Qk ]q,p + [Qi , Pk ]q,p
k
∂Qk ∂Pk
con lo que las derivadas temporales de las nuevas coordenadas y momentos resultan:
. X ∂H 0 ∂H 0
Qi = { [Qi , Qk ]q,p + [Qi , Pk ]q,p (9.72)
k
∂Qk ∂Pk
. X ∂H 0 ∂H 0
Pi = { [Pi , Pk ]q,p + [Pi , Qk ]q,p (9.73)
k
∂Pk ∂Qk
Entonces, una condición suficiente para que la transformación {q, p} → {Q, P } sea canónica,
es decir conserve la forma de las ecuaciones de Hamilton:
. ∂H 0
Qi =
∂Pi
. ∂H 0
P i= −
∂Qi
300
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
. ∂H 0 ∂H 0
Q = [Q, Q]q,p + [Q, P ]q,p
∂Q ∂P
∂H 0
= [Q, P ]q,p
∂P
. ∂H 0 ∂H 0
P = [P, P ]q,p + [P, Q]q,p
∂P ∂Q
∂H 0
= [P, Q]q,p (9.77)
∂Q
Para que la transformación sea canónica, los miembros derechos de (9.77) y (9.77) deben ser
las derivadas
∂K ∂K
,−
∂P ∂Q
de un nuevo Hamiltoniano K:
∂K ∂H 0
= [Q, P ]q,p
∂P ∂P
∂K ∂H 0
− = [P, Q]q,p
∂Q ∂Q
De la igualdad de las derivadas cruzadas:
∂2K ∂2K
=
∂P ∂Q ∂Q∂P
obtenemos:
∂ ∂H 0 ∂ ∂H 0
( [Q, P ]q,p ) = − ( [P, Q]q,p )
∂Q ∂P ∂P ∂Q
que requiere:
301
M EC ÁNICA CL ÁSICA
∂H 0 ∂ ∂H 0 ∂
[Q, P ]q,p = [Q, P ]q,p
∂P ∂Q ∂Q ∂P
esto se satisface para un Hamiltoniano con una dependencia general en Q y P cuando:
∂
[Q, P ]q,p = 0
∂Q
∂
[Q, P ]q,p = 0
∂P
es decir cuando el corchete es una constante. Vamos a considerar solamente el caso en que esa
constante sea la unidad (una transformación que dé otro resultado puede modificarse mediante un
cambio de escala de la coordenada Q para que produzca el valor uno para el corchete).
Vemos que la manera más directa de probar que una transformación de coordenadas e impulsos
es canónica es verificar que satisface las relaciones (9.76) propias de los corchetes de Poisson
fundamentales.
Q = Q(q, p, t)
P = P (q, p, t)
. ∂H(q, p, t)
q= (9.78)
∂p
. ∂H(q, p, t)
p= − (9.79)
∂q
. ∂H 0 (Q, P, t)
Q= (9.80)
∂P
. ∂H 0 (Q, P, t)
P= − (9.81)
∂Q
∂G
H 0 (Q, P, t) = H(q, p, t) + (9.82)
∂t
donde G es la función generatriz de la transformación canónica. El sistema fı́sico es covariante
ante estas transformaciones.
302
F ORMULACI ÓN HAMILTONIANA DE LA M EC ÁNICA CL ÁSICA
Para que las formas explı́citas de las ecuaciones de Hamilton (9.78,9.79) por una parte y
(9.80,9.81) por la otra sean idénticas es necesario que sean idénticas las formas funcionales de
los Hamiltonianos:
H 0 (Q, P ) = H(Q, P )
En este caso el sistema es invariante ante estas transformaciones.
Expresemos la transformación mediante la función generatriz del tipo (9.40)
G(q, P, t) = qP + .g(q, P, t)
donde es un parámetro infinitesimal. Las relaciones entre nuevas y viejas coordenadas son las
(9.42,9.43):
∂g(q, P, t)
p=P +
∂q
∂g(q, P, t)
Q=q+
∂P
que corresponden a una transformación infinitesimal. Reemplazándola en el Hamiltoniano:
∂G
H 0 (Q, P, t) = H(q, p, t) +
∂t
∂H ∂g ∂H ∂g ∂g
= H(Q, P, t) + { − }+
∂p ∂q ∂q ∂p ∂t
que requiere para que la transformación deje invariante el Hamiltoniano:
∂g
[H, g] + =0
∂t
Esta es la representación de la derivada total respecto del tiempo de g, que llamaremos función
generatriz de la transformación infinitesimal:
dg ∂g
= [H, g] + =0
dt ∂t
Entonces, la función generatriz g de una transformación infinitesimal de invariancia es con-
stante del movimiento. Analizando entonces las propiedades de simetrı́a de un sistema fı́sico po-
dremos encontrar transformaciones que dejan invariante las ecuaciones del movimiento, y asocia-
da a cada una de éstas hay una constante del movimiento que es la función generatriz de dicha
transformación.
303
M EC ÁNICA CL ÁSICA
9.20. Problemas
1. Una partı́cula de carga q está sometida a la acción de un campo magnético uniforme y
→
−
constante B = B0 ebz :
1.1 Escriba el Lagrangiano, y con el teorema de Noether muestre que las traslaciones y las
rotaciones alrededor de cualquier punto en la dirección del eje z son transformaciones de simetrı́a.
Encuentre las constantes del movimiento asociadas a tales simetrı́as.
1.2 Obtenga el Hamiltoniano y úselo para investigar las magnitudes asociadas.
2. ¿Cuáles son las condiciones para las constantes (pequeñas) a, b, c, d, e, f de forma que
q = Q + aQ2 + 2bQP + cP 2
p = P + dQ2 + 2eQP + f P 2
sea una transformación canónica hasta el primer orden en dichas constantes pequeñas?
p2 1
H= + mω 2 q 2 + βq 3
2m 2
donde β es pequeño. Realice una transformación como la presentada en el Problema 2 y ajuste
las constantes de modo que el nuevo Hamiltoniano no contenga términos anarmónicos de primer
orden en a, b, c, d, e, f .
4. Escriba y resuelva las ecuaciones de Hamilton resultantes del Problema 3, y determine las
soluciones q(t), p(t) para el oscilador anarmónico original.
K cos θ
V (r) =
r2
5.1 Escribir la ecuación de Hamilton-Jacobi en coordenadas esféricas. Mostrar que puede re-
solverse por el método de separación de variables, y obtener una expresión para la generatriz de la
transformación canónica de la forma: S = S(r, θ, φ, E, α2 , α3 , t).
5.2 Considerando la ecuación β1 = ∂S/∂E encuentre cómo varı́a la coordenada radial con el
tiempo.
304
Capı́tulo 10
10.1. Introducción
Este Capı́tulo es una introducción a sistemas que representan mejor lo que encontramos en
la vida real, donde las interacciones no tienen la simplicidad requerida para obtener soluciones
analı́ticas de las ecuaciones del movimiento, o donde la inestabilidad de dichas soluciones respec-
to de las condiciones iniciales hace que la evolución temporal pueda ser calificada como caótica.
Este campo de la Mecánica clásica ha experimentado un desarrollo notable en las últimas décadas,
del que nosotros brindaremos solamente una primera mirada presentando ejemplos sencillos de
sistemas no lineales y de evolución caótica. Para profundizar el conocimiento del tema recomen-
damos textos recientes, tales como la tercera edición de Goldstein[25], Marion y Thornton[10],
Schoeck[30] y Bergé, Pomeau y Vidal[28].
La idea que extraemos de lo que vimos hasta ahora de la Mecánica clásica es que si conocemos
las posiciones y velocidades iniciales de un sistema de partı́culas y las fuerzas actuantes, podemos
conocer con la precisión que queramos las posiciones y velocidades a cualquier tiempo posterior
por lejano que éste sea. Estamos en presencia de un sistema determinista, donde el estado presente
depende en forma unı́voca y conocida de cada estado del pasado.
Dado que las condiciones iniciales desde las que parte la evolución temporal del sistema fı́sico
son conocidas y fijadas a través de aparatos que necesariamente tienen una precisión finita, para
que la resolución de las ecuaciones de movimiento sea de utilidad en predecir el estado del sis-
tema en el futuro se requiere que este estado no dependa de forma extremadamente sensitiva de las
condiciones iniciales. Henri Poincaré, uno de los primeros en reconocer el comportamiento caótico
de algunos sistemas fı́sicos, visualizaba ası́ este comportamiento: ”Puede ocurrir que diferencias
pequeñas en las condiciones iniciales produzcan tremendos cambios en el estado final del sistema:
un error pequeño en las primeras conduce a un error enorme en este último. La predicción resulta
imposible.” Un ejemplo extremo de la aseveración de Poincaré podrı́a ser: ”El aleteo de una mari-
posa un dı́a de enero en lo profundo de la selva amazónica puede ser el desencadenante de una
tormenta de nieve en junio en la Tierra del Fuego.”
El comportamiento caótico se encuentra en sistemas donde las ecuaciones de movimiento
son no lineales: dependen de potencias superiores a la unidad en la velocidad y/o la posición de
las partı́culas. Es una condición necesaria pero no suficiente, hay ecuaciones de movimiento no
lineales que conducen a soluciones con dependencia suave en las condiciones iniciales.
305
M EC ÁNICA CL ÁSICA
El caos de sistemas fı́sicos descritos por las leyes de Newton es un caos determinista, el sis-
tema evoluciona exactamente según las leyes de Newton conocidas, pero tiene una dependencia
extremadamente sensible en las condiciones iniciales. El caos probabilista corresponderı́a a un
sistema que evoluciona de forma aleatoria entre un tiempo dado y otro posterior, no existiendo
una ley definida para esa evolución.
Un sistema caótico pierde memoria del estado inicial desde el que partió su evolución. A-
sumiendo que se conoce con precisiones ∆x, ∆v la posición y velocidad inicial a un tiempo t0
las trayectorias nacidas de este elemento del espacio de las fases divergen, ocupando una región
mayor de dicho espacio a un tiempo t > t0 , tal como mostramos en la figura 10.1.
Figura 10.1: Divergencia de las trayectorias de un sistema caótico en el espacio de las fases
En una evolución no caótica (ordenada) la dispersión de los puntos representativos del sistema
en el espacio de las fases que parten de un volumen ∆x∆v al tiempo t0 , al tiempo t > t0 sigue
siendo del orden de ∆x∆v.
Un ejemplo sencillo de sistema que puede dar lugar a evolución caótica es el representado
en la figura 10.2: un carrito con dos pozos de potencial simétricos separados por una barrera, el
carro sujeto a un muro por medio de un resorte lineal y una pelotita inicialmente en el máximo de
potencial. Separado el resorte de la longitud de equilibrio se genera una amplitud de oscilación en
el carro, que en primer lugar vuelca la pelotita en uno de los pozos y a posteriori puede hacerla
oscilar en uno de ellos y además transferirla de un pozo al otro. Las oscilaciones de la pelotita
pueden ser regulares: 121212... ó 112112..., pero para ciertas condiciones de amplitud inicial y de
frecuencia del resorte no hay periodicidad, la evolución es caótica.
306
O SCILACIONES NO LINEALES . C AOS
Figura 10.2: La pelota en el carrito puede tener una evolucón regular o caótica según cuáles sean las
condiciones iniciales del movimiento
307
M EC ÁNICA CL ÁSICA
1 .2
E = m`2 θ +mg`(1 − cos θ) = mg`(1 − cos θ0 )
2
.
nos permite encontrar la trayectoria del péndulo en el espacio de las fases θ, θ
` .2 2 θ 2E
θ +4 sin =
g 2 mg`
Cada trayectoria corresponde a una energı́a dada, fijada por las condiciones iniciales del
movimiento. El conjunto de las trayectorias posibles cubre todos los puntos del plano, sin que
haya cruces entre ellas.
p .
Usando ejes θ, `/g θ las trayectorias en el espacio de las fases en el lı́mite θ 1 de
oscilaciones lineales serán cı́rculos centrados en esos puntos
` .2 2 2E
θ +θ =
g mg`
A medida que incrementemos la energı́a del péndulo las trayectorias se alejan de los puntos de
equilibrio y dejan de ser cı́rculos.
Cuando incrementamos la amplitud de la oscilación podemos tender al lı́mite θ = π, y ten-
dremos trayectorias cerradas hasta ese lı́mite
` .2 2 θ 2E
θ +4 sin = =4
g 2 mg`
esto es
s
` . θ
θ= 2 cos (10.2)
g 2
En cambio, cuando se parte de θ = π con energı́a cinética ε no nula de modo que la energı́a
total es E = 2mg` + ε el péndulo realiza un movimiento de rotación en torno de su pivote y
las trayectorias en el espacio de las fases son abiertas. A la trayectoria lı́mite (10.2) que separa
estas dos regiones se la llama separatriz. Este es un ejemplo de evolución altamente sensible a las
condiciones iniciales.
308
O SCILACIONES NO LINEALES . C AOS
Esta ecuación representa más fielmente que la ecuación (10.1) a un péndulo plano con una
masa de densidad muy superior a la del aire en que se mueve. .
Las trayectorias en el espacio de las fases nacidas de las diferentes condiciones iniciales θ0 , θ0
evolucionan hasta caer en alguno de los puntos A de equilibrio estable mostrados en la figura 10.3,
que por eso son llamados atractores.
309
M EC ÁNICA CL ÁSICA
de la coordenada:
θ = θ(t)
.
y por ende de su momento canónico conjugado pθ ó de la velocidad θ como ha sido nuestra
elección:
. .
θ=θ (t)
t = g(θ)
. .
y reemplazarlo en θ=θ (t)
. .
θ=θ (g(θ)) ≡ f (θ)
Si pasamos a un sistema .
más complejo como es el caso de dos osciladores acoplados, el es-
.
pacio de las fases x, x, y, y es de cuatro dimensiones. La solución completa del sistema está dada
por las cuatro funciones temporales:
310
O SCILACIONES NO LINEALES . C AOS
x = x(t)
. .
x=x (t)
y = y(t)
. .
y =y (t) (10.3)
En forma similar al caso unidimensional, la ecuación de la trayectoria en el espacio de las
fases se obtiene a partir de la inversión de una de las ecuaciones (10.3), por ejemplo t = t(x),
quedando definida la trayectoria por la forma
.
x= f (x)
y = g(x)
.
y = h(x)
. .
En el contexto de sistemas conservativos las cuatro variables x, x, y, y no son independientes
pues están relacionadas por la conservación de la energı́a
. .
E = E(x, x, y, y )
. .
entonces pueden tomarse como independientes tres de ellas, por ejemplo x, x, y quedando y au-
.
tomáticamente fijada. La trayectoria será una lı́nea en el espacio tridimensional (x, x y).
La representación gráfica de la trayectoria de dos osciladores acoplados en el espacio de las
fases puede simplificarse limitándonos a conocer solamente algunos de los puntos de su recorrido,
por ejemplo aquellos de su intersección con una superficie bidimensional que elegimos conve-
niente pero libremente:
.
x = F (y, x) (10.4)
Los puntos de la intersección quedan definidos por
. .
xi = G1 (yi , xi )
.
yi = G2 (yi , xi )
Este es un sistema de dos ecuaciones con dos incógnitas que si elegimos adecuadamente la super-
ficie (10.4) tendrá una o más soluciones. La figura 10.5 representa la construcción geométrica que
311
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 10.5: Mapa o Sección de Poincaré: intersección de las trayectorias con una superficie, elegida a
piacere
En el caso de un sistema general con N grados de libertad tenemos un espacio de las fases
con 2N variables independientes, intersectamos la trayectoria en el espacio de las fases con una
superficie de 2N − 2 dimensiones elegida por nosotros. El ejemplo de los dos péndulos planos
acoplados corresponde a N = 2, y solamente en este caso el mapa de Poincaré corresponde a los
puntos de intersección de la trayectoria con una superficie bidimensional, fácilmente graficable.
El caso de sistemas con un grado de libertad N = 1 ha quedado fuera del tratamiento prece-
dente, lo cual no es preocupante pues para ellos hallar la trayectoria es más o menos tan dificultoso
como encontrar su mapa de Poincaré. Dado que las trayectorias se desarrollan en un plano, la su-
perficie a intersectar deberá ser unidimensional, otra curva. Graficamos en la figura 10.6 las casos
del péndulo plano con y sin amortiguamiento.
Vemos que en el caso conservativo el mapa de Poincaré presenta un solo punto de intersec-
ción, indicando la existencia de un movimiento periódico. En el caso no conservativo del péndulo
amortiguado las intersecciones forman una sucesión de puntos que converge al atractor; un mapa
de Poincaré similar se presenta para el oscilador de van der Pol.
312
O SCILACIONES NO LINEALES . C AOS
Figura 10.6: Trayectorias en el espacio de las fases de un péndulo con y sin amortiguamiento. Mapas de
Poincaré sobre una lı́nea
d2 θ dθ
m`2 + γ 0 = −mg` sin θ + Fe cos ωe t (10.5)
dt02 dt
donde Fe representa la intensidad del torque excitador, que se agrega al torque mg` generado
por la fuerza de gravedad. La frecuencia ωe es un parámetro a fijar.
p Cambiamos la unidad de medida del tiempo usando la frecuencia natural del péndulo ω0 =
g/`
t0 = ω 0 t
d2 θ dθ
mg` 02
+ γω0 0 = −mg` sin θ + Fe cos ωe t
dt dt
de modo que la ecuación diferencial presenta tres parámetros independientes
313
M EC ÁNICA CL ÁSICA
d2 θ dθ
02
+ a 0 + sin θ − F cos ωt = 0 (10.6)
dt dt
que son la frecuencia de la excitación, la constante de amortiguamiento y el torque normalizados
ωe
ω=
ω0
γω0
a=
mg`
Fe
F =
mg`
La ecuación (10.6) es no lineal en θ y debemos resolverla numéricamente. Fijamos valores de
ω = 0,7 y a = 0,05 (los .
mismo usados por Marion y Thornton[10]) y hallamos la solución en el
espacio de las fases θ, θ para diferentes valores de la intensidad F de la excitación. Encontramos
movimiento periódico solamente para algunos rangos de valores de F , el primero para 0 ≤ F ≤
0,39, el siguiente en un pequeño entorno de F = 0,48 y finalmente el intervalo 0,78 ≤ F ≤ 0,83.
La figura 10.7 muestra la gran variedad de evoluciones temporales θ = θ(t) que se obtienen
con pequeños cambios de la fuerza excitatriz F :
Para F = 0,359 luego de un transitorio más o menos largo el péndulo puede realizar oscila-
ciones completas en torno del punto de sujeción, realizando un movimiento periódico en θ a menos.
de valores enteros de 2π. En el espacio de las fases la trayectoria muestra dos oscilaciones en θ, θ
antes de completar el ciclo de periodicidad.
Para F = 0,360 luego. del transitorio el péndulo realiza oscilaciones acotadas en |θ| < π con
una sola oscilación en θ, θ antes de completar el ciclo. La trayectoria en el espacio de las fases es
una curva cerrada.
Finalmente, para un valor de F = 0,600 que está fuera de los intervalos de periodicidad del
movimiento, la evolución θ = θ(t) no presenta estructuras periódicas en el rango t0 = ω0 t ≤ 1000
donde se integró numéricamente la ecuación (10.6). La trayectoria en el espacio de las fases hasta
el máximo
.
valor de t considerado recorre en forma más o menos uniforme una franja del plano
θ, θ.
En el cálculo precedente hemos .
verificado que la periodicidad en el movimiento no depende
de las condiciones iniciales θ(0), θ (0): cualquiera sea la elección el movimiento es periódico y
la trayectoria en el espacio de las fases es estable frente a pequeños cambios en las condiciones
iniciales. En cambio, para valores de F que generan movimiento no periódico la trayectoria en
el espacio de las fases es extremadamente sensible ante pequeños cambios en las condiciones
iniciales, indicando que la evolución es caótica.
314
O SCILACIONES NO LINEALES . C AOS
extensa pero acotada del espacio de las fases. La frontera de esta región estará determinada .
por la
máxima energı́a que puede acumular el péndulo, que siendo una función Emáx = f (θ, θ) define
dicha frontera. .
Si seguimos la evolución temporal de θ(t) y θ (t) encontraremos una trayectoria que al cabo de
un tiempo pasará por (o .
infinitamente cerca de) cada punto de la región mencionada, incluyendo la
posición inicial θ(0) , θ (0). Dos caracterı́sticas del movimiento caótico son entonces la de mezclar
todos los puntos de la región accesible al movimiento en el espacio de las fases, y la de generar
órbitas que pueden llamarse cuasi periódicas, porque al cabo de una multitud de oscilaciones
retorna al punto inicial.
La caracterı́stica más distintiva del movimiento caótico es la sensibilidad a las condiciones
iniciales fijadas para el movimiento: un pequeño cambio en posiciones y velocidades iniciales da
lugar al cabo de un cierto tiempo a trayectorias totalmente alejadas entre sı́. Es el ”efecto mariposa”
que mencionamos previamente. Carece entonces de sentido estudiar el sistema fı́sico tratando de
resolver las ecuaciones del movimiento a partir de una dada condición inicial.
Una medición cuantitativa de la divergencia en las trayectorias está dada por el coeficiente de
Liapunov: si dos trayectorias difieren al tiempo inicial en una pequeña cantidad ε, a un tiempo
posterior su divergencia puede escribirse como:
θ(t) = εeλt
cuando λ > 0 el movimiento es caótico, las trayectorias presentan una divergencia que crece expo-
nencialmente. λ define un intervalo de tiempo τ a partir del cual se manifiesta el comportamiento
caótico:
τ ∼ 1/λ
Cuando el coeficiente de Liapunov es nulo hay estabilidad respecto de las condiciones ini-
ciales, el movimiento es no caótico; cuando τ es negativo representa una medida de la velocidad
con que el sistema se acerca al punto, lı́nea o superficie atractora.
En el ejemplo del péndulo amortiguado y forzado, las regiones del parámetro F donde el
movimiento es periódico y donde probamos numéricamente la estabilidad de las trayectorias cor-
responden a coeficientes de Liapunov nulos o negativos.
10.7. Conclusiones
Utilizando como ejemplo un sistema fı́sico muy sencillo como es el péndulo plano hemos
podido tener una visión de aquellos sistemas fı́sicos que satisfacen una ecuación del movimiento
no lineal en las coordenadas. El uso del espacio de las fases para este sistema con un solo grado
de libertad permite analizar el movimiento evitando resolver la ecuación diferencial no lineal.
La introducción de disipación y excitaciones externas que incorporan términos no lineales a
un oscilador armónico nos permitió encontrar trayectorias lı́mites (atractores) a las que tiende el
movimiento al cabo de un intervalo de tiempo de evolución, independientemente de las condi-
ciones iniciales fijadas. Hemos definido los mapas de Poincaré que permiten visualizar la evolu-
ción de la trayectoria hacia la órbita asintótica representada por el atractor.
315
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Por último, el péndulo plano amortiguado y forzado sirve de ejemplo para encontrar situa-
ciones donde la evolución es caótica, que aparece para algunos valores del parámetro que fija
la excitación externa. Las situaciones de evolución estable frente a las condiciones iniciales (no
caótica) corresponden a movimiento periódico para el régimen estacionario. La evolución caótica
genera una trayectoria que cubre una región finita del espacio de las fases.
Hemos encontrado entonces que en la evolución de un sistema fı́sico existen otras posibili-
dades aparte de la convencional, donde conocidas las condiciones iniciales se puede predecir con
absoluta precisión las posiciones y velocidades a tiempos posteriores de las partı́culas del sistema.
Tenemos situaciones donde, cualquiera sean esas condiciones el sistema tiende a una evolución
independiente de ellas (atractores). Y en otros casos, la extrema sensibilidad de la solución de las
ecuaciones del movimiento hace que sea inútil resolverlas (caos). En estas situaciones, el uso del
espacio de las fases, o de los mapas de Poincaré, facilita encontrar las propiedades de la evolución
del sistema.
316
O SCILACIONES NO LINEALES . C AOS
.
Figura 10.7: Evolución temporal la coordenada θ y trayectoria en el espacio de las fases θ, θ para tres
valores de la excitación externa del oscilador amortiguado forzado. En los dos primeros casos, luego de un
transitorio temporal se establece un movimiento periódico. El tercer caso muestra comportamiento caótico
317
M EC ÁNICA CL ÁSICA
318
Capı́tulo 11
11.1. Introducción
A finales del siglo XIX el conocimiento acumulado durante trescientos años y que consti-
tuı́a lo que se dio en llamar Fı́sica clásica, parecı́a haber alcanzado la perfección en describir los
fenómenos naturales. La Mecánica, el Electromagnetismo y la Termodinámica predecı́an las ob-
servaciones experimentales dentro de la precisión alcanzada por los instrumentos de medida. Pero
pronto aparecieron dos interrogantes que no podı́an ser aclarados por el formalismo.
Uno de ellos se referı́a a la naturaleza de la radiación electromagnética: el Electromagnetismo
asumı́a que era una onda cuya energı́a podı́a adoptar cualquier valor, en tanto que para explicar
la radiación emitida por un cuerpo negro era necesario proponer que dicha energı́a solamente
pudiera adoptar valores discretos proporcionales a la frecuencia de la misma; ésta fue la hipótesis
de Planck enunciada en 1900 y que fue el origen de la Fı́sica cuántica, generalización de la Fı́sica
clásica capaz de describir el mundo atómico.
El otro interrogante se referı́a a la velocidad de la luz c: si dependiera de la velocidad del
objeto emisor entonces deberı́amos medir diferentes valores c según cual sea nuestra velocidad
relativa respecto del emisor; si la luz fueran excitaciones de un medio elástico inmaterial llamado
éter que permea todo el espacio, también deberı́amos percibir diferentes valores de c según cual
sea nuestra velocidad relativa respecto del éter. Mediciones realizadas en 1887 mostraron que c
era independiente tanto del movimiento del observador como de la fuente emisora.
En 1905 Einstein partió de la constancia de la velocidad de la luz para enunciar un principio
más general cuyo fundamento tiene un fuerte sustento lógico: no existen observadores privilegia-
dos en el Universo, por lo que las leyes que rigen el devenir de la Naturaleza se presentan con la
misma forma para todos ellos.
Como referencias bibliográficas útiles para aclarar y ampliar el material presentado en este
Capı́tulo, menciono en primer lugar el texto introductorio de Resnick[31] dedicado ı́ntegramente
a la teorı́a especial de la Relatividad, con explicaciones detalladas de los fenómenos básicos y
multitud de preguntas y problemas sencillos propuestos. Los trabajos fundacionales de Lorentz,
319
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Einstein, Weyl y Minkowski pueden encontrarse traducidos al idioma inglés en el libro The Prin-
ciple of Relativity[33]. La formulación lagrangiana de la Mecánica clásica relativista aparece de-
sarrollado en Goldstein[1]. Merece la pena ver la presentación de la covariancia de la formulación
lagrangiana de una partı́cula en el libro Teorı́a clásica de Campos de Landau y Lifshitz[32].
−
→ →
−
r i = r0 i + −
→
v .t (11.1)
−0
→
v i=−
→
vi+−
→
v (11.2)
pues las fuerzas entre partı́culas sólo pueden depender de sus distancias o velocidades relativas,
que según (11.1) satisfacen:
−0
→ →
−
r i − r0 j = →
−
ri−−
→
rj
→0
− →
−
v i − v0 j = −
→
vi−−
→
vj
Esta invariancia de las ecuaciones de Newton ante el cambio del marco inercial es el principio
de relatividad de Galileo.
En electrodinámica clásica se estudia la interacción entre cargas en movimiento y de las leyes
experimentales se infiere que la acción de una carga sobre otras se propaga con velocidad finita:
se obtienen las ecuaciones de Maxwell como ecuaciones que relacionan las cargas presentes con
→
−
los campos electromagnéticos producidos. Para una distribución de cargas y corrientes ρ, j en el
→
− →
−
vacı́o, los campos eléctrico E y magnético B generados son, en unidades SI:
320
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
− −
→ → 1
∇. E = ρ
µ0 c2
→
−
→ −
− → ∂B
∇×E =
∂t
→−
− →
∇. B = 0
−
→
→ −
− → → ∂E
−
∇ × B = µ0 ( j + )
∂t
4π Kg × m
µ0 =
107 coulomb2
donde c es el módulo de la velocidad de propagación de la luz en el vacı́o.
Las ecuaciones de Maxwell pareciera que están definidas en un sistema inercial privilegiado
donde las ondas electromagnéticas se mueven con la misma velocidad c en todas las direcciones.
Estas ecuaciones no son invariantes ante las transformaciones de Galileo, porque en ellas aparece
explı́citamente como parámetro el módulo de la velocidad de la luz − →c con que se propagan los
campos.
Si las leyes de transformación de Galileo y las ecuaciones de Maxwell son simultáneamente
correctas será posible determinar un sistema inercial en reposo absoluto donde la velocidad de la
luz es la misma en todas las direcciones. A fines del siglo pasado se visualizaba dicho sistema
considerando que la radiación electromagnética consistı́a de vibraciones elásticas de un medio in-
material llamado éter que llenaba todo el espacio. Habrı́a entonces un solo sistema de coordenadas
en reposo respecto del éter.
321
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 11.2: Interferómetro de Michelson: el rayo de luz se divide en el espejo semitransparente y recorre
dos caminos perpendiculares hasta unirse en el anteojo
1 1
t1 = `1 ( + )
c−v c+v
2 `1
=
c 1 − β2
donde v es la velocidad relativa de la Tierra respecto del éter, y β= vc .
Por otro lado, para recorrer el camino A − C − A hay que tener en cuenta el desplazamiento
en el éter normal a `2 del espejo A (figura 11.3):
donde:
v
sin α = =β
c
322
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
Figura 11.3: Camino del rayo de luz cuando el espejo se mueve normal al éter
q
d2 − `22
=
d
por lo tanto:
`2
d= p
1 − β2
y el tiempo que tarda la luz en recorrer el camino A-C-A es:
d `2
t2 = 2 =2 p
c c 1 − β2
La diferencia de caminos ópticos
δ = c(t1 − t2 )
`1 `2
= 2( 2
−p )
1−β 1 − β2
entre las dos porciones del haz hará que se produzca un estado definido de interferencia en el
anteojo E. Al girar en noventa grados el aparato se intercambiarán las posiciones de `1 y `2 en la
nueva diferencia de caminos ópticos:
323
M EC ÁNICA CL ÁSICA
δ 0 = c(t01 − t02 )
`1 `2
= 2( p − )
1−β 2 1 − β2
Entonces, mientras se gira el aparato se debe observar en el anteojo el paso de n anillos de
interferencia, donde:
δ − δ0
n =
λ
1 1
= 2(`1 + `2 )( 2
−p )
1−β 1 − β2
β2
= (`1 + `2 ) + ϑ(β 3 )
λ
La experiencia de Michelson y Morley dio resultado negativo para la velocidad v de la Tierra
respecto del éter, independientemente del momento del dı́a en que se realizara la medición. Ello
indica que la teorı́a del éter (y de un sistema inercial preferido) es errónea.
Se intentó reconciliar el concepto del éter con la medición de Michelson considerando que
el éter es arrastrado como un fluido viscoso por los cuerpos materiales, entonces el experimento
darı́a efectivamente un resultado negativo: la luz como vibraciones elásticas del medio se propaga
de una capa deslizante de éter a la siguiente, adquiriendo la velocidad de cada una, hasta llegar a la
última capa pegada a la superficie de la Tierra. Esta suposición es rebatida por la observación de la
aberración de las estrellas remotas, las que independientemente de su lejanı́a describen una órbita
anual explicable por la variación de la velocidad de la Tierra a lo largo de su órbita planetaria.
Existe también una aberración diaria en la posición de las estrellas debida a la rotación de la
Tierra sobre su eje. En ambos casos y de acuerdo a la ley de adición de velocidades clásica,
para que se observe la estrella habrá que inclinar el telescopio un ángulo α tal que tan α = vc y
girarlo anualmente (o diariamente) alrededor de la dirección de incidencia de los rayos, lo cual se
comprueba experimentalmente tal como lo vemos en la figura 11.4. Si el éter fuera arrastrado por
la Tierra no habrı́a aberración.
d2 −→ →→
−
m r i (t) = F (−r 1 (t), ...−→r N (t), t) (11.3)
dt2
d2 −→ − −
→ → →
−
m 2 r0 i (t) = F ( r0 1 (t), ... r0 N (t), t)
dt
324
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
Figura 11.4: Inclinación del anteojo para observar una estrella situada en el cenit
También vimos que las ecuaciones de Maxwell incorporan la velocidad de la luz en su estruc-
tura, por lo que en principio tendrán forma diferente en diferentes sistemas inerciales (serı́a como
si en las ecuaciones (11.3) la masa m variara con el sistema de referencia).
Finalmente, la Mecánica clásica está basada en la propagación instantánea de las interacciones
mientras que en electrodinámica, y avalada por la experiencia, las fuerzas se propagan con una
velocidad finita c.
El Principio de Relatividad fue enunciado en forma precisa en 1904 por Poincaré y casi si-
multáneamente por Einstein (1905), y establece una equivalencia total entre todos los observadores
inerciales:
325
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Esta observación verifica lo que ya dicen las leyes de Maxwell del electromagnetismo, y da
por tierra con la hipótesis sobre la existencia de un medio inmaterial elástico llamado éter, donde
las ondas electromagnéticas juegan el papel de vibraciones elásticas.
Para que la velocidad de la luz sea independiente del sistema inercial no podrá ser válida la ley
de adición de velocidades (11.2), y como las leyes de Newton son invariantes precisamente ante
transformaciones de Galileo es muy probable que ellas sean válidas solamente para cuerpos que
se mueven con velocidades despreciables respecto de la luz.
Debemos hallar las leyes que relacionan las coordenadas y velocidades de un cuerpo ob-
servadas desde diferentes sistemas inerciales, y que van a reemplazar a las transformaciones de
Galileo (11.1,11.2).
326
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
Los dos eventos que definen el intervalo para un observador serán la emisión de un rayo de luz
desde una linterna hacia un espejo fijo al techo de la habitación, y su retorno a la fuente de luz tal
como se representa en la figura 11.5
Figura 11.5: Trayectoria del rayo de luz en el marco en reposo con la linterna y el espejo
2D
c=
∆t0
La velocidad medida por el observador sin primar debe ser la misma según el Principio de
Relatividad, y usando trigonometrı́a elemental es:
327
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 11.6: Trayectoria del rayo de luz en un marco en movimiento relativo respecto de la linterna y el
espejo
p
2 D2 + v 2 (∆t/2)2
c=
∆t
De aquı́ obtenemos:
2D
∆t = p
c 1 − (v/c)2
Entonces la relación entre el tiempo propio ∆t0 y el ∆t medido por un observador moviéndose
con velocidad v respecto del punto P es:
∆t0
∆t = p (11.4)
1 − (v/c)2
Esta es la conclusión más fundamental y extraordinaria del Principio de Relatividad y de la
independencia de la velocidad de la luz respecto de la fuente emisora:
328
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
−
→
r0=−
→
r −−
→
vt (11.5)
y considerábamos al tiempo como absoluto e independiente del estado de movimiento del obser-
vador:
t0 = t (11.6)
Eso es erróneo en la teorı́a especial de la Relatividad. El tiempo se transformará juntamente
con las coordenadas espaciales.
Una confirmación clara de la dependencia de los intervalos temporales con el observador que
los mide la dan los mesones µ: estas partı́culas pueden ser generadas en el laboratorio con veloci-
dades relativamente pequeñas, y se desintegran espontáneamente al cabo de 2,2 × 10−6 segundos
según un observador en reposo con el mesón. Los mesones µ también se generan en el borde de la
atmósfera al ingresar rayos cósmicos a la misma y es posible detectarlos en la superficie terrestre
recorriendo alrededor de 10 kilómetros, para lo que necesariamente emplean más de 2,2 × 10−6
segundos.
L = v∆t
Para el observador O0 en reposo con la regla el mojón se mueve con velocidad −v en tanto la
regla está quieta; para él la longitud es
L0 = v∆t0 (11.7)
De los dos intervalos temporales, el que representa un tiempo propio es ∆t pues corresponde al
tiempo transcurrido entre dos eventos que ocurren en el mismo punto del espacio (pueden medirse
empleando un solo reloj ubicado en el mojón), entonces de acuerdo a la relación (11.4) entre
intervalos temporales:
∆t
∆t0 = p
1 − (v/c)2
329
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 11.7: Medición de la longitud para observadores en reposo y en movimiento respecto de la regla
v∆t L
L0 = p 2
=p
1 − (v/c) 1 − (v/c)2
Vemos que
L A LONGITUD DE LA REGLA MEDIDA DESDE UN MARCO EN MOVIMIENTO ES M ÁS PEQUE ÑA QUE LA
LONGITUD EN REPOSO :
q
L = L0 1 − (v/c)2 (11.8)
330
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
De aquı́ extraemos la relación entre coordenadas de sistemas en movimiento relativo que reem-
plaza a la transformación de Galileo:
x − vt
x0 = p (11.9)
1 − (v/c)2
Como la dirección del movimiento es a lo largo del eje x las otras dos coordenadas quedan
invariantes:
331
M EC ÁNICA CL ÁSICA
y0 = y
z0 = z (11.10)
Para hallar la ley de transformación de los tiempos medidos por los dos observadores en
movimiento relativo usamos la transformación inversa a la (11.13) que da x en términos de x0 , t0 .
Lo único que cambia es que ahora la velocidad de O respecto de O0 es negativa:
x0 + vt0
x= p (11.11)
1 − (v/c)2
eliminando x0 entre (11.9) y (11.11):
t − vx/c2
t0 = p (11.12)
1 − (v/c)2
Las ecuaciones (11.9), (11.10) y (11.16) constituyen las llamadas transformaciones de Lorentz,
quien las utilizó a finales del siglo XIX para estudiar las transformaciones de los campos electro-
magnéticos entre observadores inerciales.
x − vt
x0 = p (11.13)
1 − (v/c)2
y0 = y (11.14)
0
z = z (11.15)
t − vx/c2
t0 = p (11.16)
1 − (v/c)2
resultan ser las leyes de transformación de coordenadas y tiempos requeridas por la Teorı́a
especial de la Relatividad.
La ecuación (11.16) dice que la simultaneidad entre eventos es un concepto relativo al estado
de movimiento de los observadores, porque vemos que dos eventos que ocurren en puntos separa-
dos por una distancia ∆x y son simultáneos para el observador en O, por lo que ∆t = 0, no son
simultáneos para el observador O0 que se mueve con velocidad v respecto del anterior:
v∆x
∆t0 = − 2 p
c 1 − (v/c)2
332
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
(x, y, z, ict)
x0 + vt0
x = p (11.18)
1 − β2
y = y0 (11.19)
0
z = z (11.20)
t0 + βx0 /c
t = p (11.21)
1 − β2
333
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 11.9: La partı́cula se mueve con velocidad arbitraria en el plano (x0 , y 0 ), en movimiento relativo
con velocidad v respecto del sistema (x, y)
v
β=
c
Estas relaciones se conservan para los diferenciales, y dividiendo los tres diferenciales espa-
ciales correspondientes a (11.18-11.20) por el correspondiente al tiempo (11.21):
dx dx0 + vdt0
= 0
dt dt + vdx0 /c2
dy 0 1 − β 2
p
dy
= 0
dt dt + vdx0 /c2
dz 0 1 − β 2
p
dz
= 0
dt dt + vdx0 /c2
es decir:
dx dx0 /dt0 + v
= (11.22)
dt 1 + cv2 dx0 /dt0
dy 0 /dt0 1 − β 2
p
dy
= (11.23)
dt 1 + cv2 dx0 /dt0
334
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
dz 0 /dt0 1 − β 2
p
dz
= (11.24)
dt 1 + cv2 dx0 /dt0
Se puede probar de estas relaciones que la composición de dos velocidades menores que c da
una resultante menor que c, y que la resultante de la velocidad −
→
c con otra cualquiera −
→v reproduce
−
→
el vector c . También podemos ver que para una partı́cula moviéndose en un plano (x, y) el cambio
en la dirección del desplazamiento con el sistema de referencia es:
dy 0 /dt0 1 − β 2
p
dy
tan θ = = (11.25)
dx dx0 /dt0 + v
0 0 p
v sin θ 1 − β 2
=
v 0 cos θ0 + v
Partiendo de este resultado podemos analizar el fenómeno de aberración de la luz en el marco
0 0
de la Relatividad especial. En la figura 11.10 un rayo de luz se mueve en el plano (x , y ) con
0 0
dirección θ en el sistema O ; visto desde el sistema O que se desplaza con velocidad −v en direc-
0 0
ción x , el rayo se moverá en la dirección θ dada por el resultado (11.25), donde reemplazamos v
por c:
0 p
sin θ 1 − β 2
tan θ = (11.26)
cos θ0 + β
En el marco de la mecánica clásica no relativista y la transformación de Galileo (11.2), la
dirección observada θG del desplazamiento de una partı́cula serı́a:
dy dy 0 /dt
tan θG = = 0 (11.27)
dx dx /dt + v
0 0
v sin θ
=
v 0 cos θ0 + v
p Vemos que la diferencia con el correcto resultado relativista (11.25) es la ausencia del factor
1 − β 2 en el numerador. Aplicado a la aberración de la luz, el resultado no relativista obtenido
de (11.27) es:
0
sin θ
tan θG =
cos θ0 + β
La corrección relativista a la aberración de la luz es entonces del orden de β 2 = ( vc )2 .
335
M EC ÁNICA CL ÁSICA
La posición instantánea de una partı́cula está definida por un punto, llamado ”punto del mun-
do” (world point), y la evolución de dicha partı́cula queda entonces representada por una lı́nea,
llamada ”lı́nea del mundo” (world line). La pendiente de dicha lı́nea deberá ser siempre mayor
que uno en valor absoluto, siendo igual a uno solamente la que corresponde a un rayo luminoso.
0 0
Las ecuaciones de Lorentz que dan la posición y tiempo (x , t ) de la partı́cula para un obser-
vador moviéndose con velocidad v respecto de otro sistema (x, t) son:
0 x − βτ
x =p (11.28)
1 − β2
0 τ − βx
τ =p (11.29)
1 − β2
Para el observador primado los puntos de la recta τ = βx tienen coordenada temporal nula
0 0
(τ = 0), mientras que los de la recta τ = βx tienen coordenada espacial nula x = 0. Esto indica
que esas rectas representan los ejes del espacio de Minkowski de dicho observador mostrados en
la figura 11.12.
Vamos a determinar ahora las unidades de medida en los ejes primados. Para ello usamos la
conservación de la norma del cuadrivector (x, 0, 0, iτ ) ante transformaciones de Lorentz (11.17)
x2 − τ 2 = x02 − τ 02 = 1
336
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
donde hemos fijado la norma del cuadrivector igual a la unidad. La figura muestra la hipérbola
x2 − τ 2 = 1
x02 − τ 02 = 1
entonces el punto de intersección con el eje x0 tendrá coordenadas (x0 = 1, τ 0 = 0). Esto nos da el
cambio de escala de la transformación de Lorentz descrita por el diagrama de Minkowski: hay una
dilatación en la unidad de medida de las coordenadas como lo muestra la figura. La otra hipérbola
de la figura:
τ 2 − x2 = 1
τ 02 − x02 = 1
337
M EC ÁNICA CL ÁSICA
en coordenadas primadas; entonces arribamos a que la hipérbola corta al eje τ 0 en el punto (x0 =
0, τ 0 = 1) : también hay un cambio de escala en los tiempos con una dilatación en su unidad de
medida.
Cualquiera de estas dilataciones, por ejemplo la espacial, se calcula midiendo la longitud del
segmento ` de la figura en unidades del eje x. La intersección de la hipérbola x2 − τ 2 = 1 con la
recta τ = βx que define al eje x0 se produce en el punto P de coordenadas (xP , τP ):
x2P − τP2 = 1
τP = βxP
que producen:
1
xP = p
1 − β2
β
τP = p
1 − β2
entonces:
338
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
q
` = x2P + ωP2
s
1 + β2
=
1 − β2
τ = βx + c
ϕ = arctan β
1
cos ϕ = p
1 + β2
β
sin ϕ = p
1 + β2
339
M EC ÁNICA CL ÁSICA
π
` = `∗ [cos ϕ − sin ϕ × cot( − ϕ)]
2
∗
= ` [cos ϕ − sin ϕ × tan ϕ]
s
1 + β2 1 − β2
= `0
1 − β2 1 + β2
p
Finalmente:
q
` = `0 1 − β 2
340
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
el eje x0 no podrá pasar por P por lo que no existe un observador para el que los eventos sean
simultáneos.
Cuando el punto se encuentre fuera de las regiones grisadas habrá un observador para el que
los eventos son simultáneos, y también habrá sistemas inerciales en que P acontece antes que O
y viceversa. Concluı́mos entonces que los eventos en la región por encima de O, llamada cono del
futuro, son acontecimientos ocurrentes en el futuro de O, mientras que los eventos en la región
inferior acontecen antes que O para todos los observadores, es el cono del pasado. Las regiones
laterales se denominan el presente, y en ellas el ordenamiento temporal de los eventos respecto de
O depende del observador.
El hecho que el orden cronológico de los acontecimientos pueda depender del estado de
movimiento del observador no contradice el principio de causalidad (la causa precede al efec-
to), pues para que un punto en la región del presente se conecte fı́sicamente con O la velocidad de
la interacción deberı́a ser mayor que c, lo que vioları́a el principio de relatividad en cuanto a que
el valor lı́mite de la velocidad, de partı́culas o interacciones, es c.
341
M EC ÁNICA CL ÁSICA
L = αM
También podemos encontrar una cierta relación entre la longitud y la proyección de la regla
sobre el eje x
b elegido:
x
L=
cos ϕ
En este caso, la relación sólo es válida para un sistema coordenado, aquél en que el ángulo
entre la regla y el eje x
b es ϕ. Esto ocurre porque mezclamos una magnitud escalar: la longitud,
con una vectorial: la componente x del vector posición del extremo de la regla. En cambio, si
→ −
− →0
tenemos dos reglas descritas en el plano por dos vectores L , L y encontramos una relación entre
ellas, por ejemplo:
−0 −
→ → −
→
L = L+V
0
Lx = Lx + Vx
0
Ly = Ly + Vy
0
Lz = Lz + Vz
Estas relaciones se mantendrán cualquiera sea la orientación de los ejes coordenados, porque todos
los términos que intervienen en la ecuación son vectores. Decimos que la relación hallada es
invariante ante rotaciones de los ejes.
El Principio de Relatividad dice que las leyes de la Naturaleza tienen la misma forma para
todos los observadores en movimiento uniforme relativo entre ellos, requiere entonces que las
leyes de la Fı́sica sean expresables como relaciones entre magnitudes que se transforman de la
misma forma ante transformaciones de Lorentz.
Las transformaciones de Lorentz son rotaciones de vectores cuadridimensionales. Por ello, las
leyes válidas en el campo relativista deberán ser ecuaciones entre cuadrivectores (o en general
entre tensores del mismo rango).
Entonces, la segunda ley de Newton deberá reemplazarse por una relación entre cuadrivectores
que, en el lı́mite de velocidades relativas pequeñas (v c) entre observadores inerciales, se
→
−
reduzcan en sus componentes espaciales a la conocida F = d− →
p /dt.
342
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
−
→ dx dy dz
p = m0 ( x b+ yb + zb) (11.31)
dt dt dt
¿Cuál será la generalización de la forma del impulso lineal en la Teorı́a especial de la Relativi-
dad?
En primer lugar, las tres componentes (px , py , pz ) estarán acompañadas por una cuarta com-
ponente que llamaremos p0 para formar un cuadrivector.
En segundo lugar, (px , py , pz ) deben reducirse a la expresión (11.31) cuando v/c → 0.
Partimos del cuadrivector posición ya conocido, que en su forma diferencial es:
dx dy dz dt
m0 ( , , , ic ) (11.33)
dτ dτ dτ dτ
es efectivamente un cuadrivector, y sus componentes espaciales se reducen a las del impulso new-
toniano en el lı́mite v/c → 0. En esta expresión m0 es la masa de la partı́cula.
Escribimos (11.33) en términos de la velocidad de la partı́cula usando la relación (11.4) entre
el tiempo propio y el medido por el observador:
q
dτ = dt 1 − (v/c)2
m0 −
→v im0 c
{−
→
p , ip0 } = { p , p } (11.34)
1 − (v/c)2 1 − (v/c)2
−
→ →
− (m0 v)2 − (m0 c)2
2
p . p − p0 = = − (m0 c)2 (11.35)
1 − (v/c)2
343
M EC ÁNICA CL ÁSICA
1 3 v4
cp0 = m0 c2 + m0 v 2 + m0 2 + ...
2 8 c
que en el lı́mite no relativista es la energı́a cinética de la partı́cula a menos de una constante aditiva
m0 c2 .
El término aditivo m0 c2 puede parecer inofensivo pero encierra profundas implicancias.
La transformación de Lorentz que define el impulso en cualquier otro marco es similar a la del
cuadrivector posición (x, y, z, ict), ecuaciones (11.13-11.16):
px − βp0
p0x = p (11.36)
1 − β2
p0y = py (11.37)
p0z = pz (11.38)
p0 − βpx
p00 = p (11.39)
1 − β2
donde β = v/c.
Las ecuaciones (11.36-11.39) dan cuenta de una condición novedosa introducida por la Rela-
tividad especial: Para que el impulso espacial −→
p de un sistema aislado se conserve (sea indepen-
diente del tiempo) para todos los observadores inerciales es necesario que se conserve también su
cuarta componente p0 , que hemos visto está relacionada con la energı́a cinética del sistema. La
conservación se refiere de hecho a la cantidad
E = cp0
que llamaremos energı́a relativista del sistema en estudio. Para una partı́cula es:
344
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
m0 c2
E=p
1 − β2
Concluı́mos que:
E = m0 c2 + K
m0 c2
K = p − m0 c2
1 − β2
1 3 v4
= m0 v 2 + m0 2 + ...
2 8 c
Llamaremos energı́a en reposo a m0 c2 , y energı́a cinética relativista a K, que coincide con la
energı́a cinética Newtoniana 12 m0 v 2 cuando v/c → 0.
Finalmente, podemos interpretar la forma (11.34) del cuadrivector impulso escribiéndolo de
la forma:
{−→
p , ip0 } = {m−
→
v , imc}
donde definimos la masa relativista de la partı́cula por
m0
m= p
1 − β2
La masa m0 es la masa en reposo de la partı́cula, aquélla que medimos por ejemplo mediante
el uso de una balanza.
Esta es solamente una interpretación de la forma del cuadrivector impulso, pero que resulta
atractiva dada la coincidencia en las expresiones del impulso relativista y el newtoniano: −
→
p = mv.
345
M EC ÁNICA CL ÁSICA
E = cp
E = nhν
E = hν (11.40)
ν
p=h (11.41)
c
Llegamos ası́ a una descripción corpuscular de la radiación electromagnética, que será comple-
tada luego por la Mecánica cuántica al incorporarle los efectos ondulatorios. Estos corpúsculos o
partı́culas que más adelante fueron llamados fotones están descritos en el marco de la Relatividad
→
−
especial por un cuadrivector impulso en función del vector de onda k :
E
pµ ≡ −
→p ,i
c
−
→
= h k , ihk (11.42)
E2
p2 − = −m2 c2
c2
346
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
Einic = Uinic
Luego de la emisión del par de fotones el impulso y la energı́a del sistema son:
−
→ hν v
P f in = M −→
0
v +2 ebx
c c
Ef in = Uf in + 2hν
Permitir que la masa inercial M del cuerpo varı́e al cambiar su energı́a interna será necesario
para conservar el impulso:
−
→ →
−
P f in .ebx = P inic .ebx
produce:
0 2hν
(M − M )v = v (11.43)
c2
347
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Einic = Ef in
da
∆U = ∆M c2
348
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
E L RESULTADO 11.45 NO DESCUBRE NING ÚN TIPO DE NUEVA FUENTE DE ENERG ÍA , DICE
SIMPLEMENTE QUE LA ENERG ÍA INTERNA PREEXISTENTE EN UN CUERPO SE MANIFIESTA EN SU
INERCIA . N OS PERMITE A TRAV ÉS DEL PESO DE UN CUERPO DETERMINAR SU ENERG ÍA INTERNA .
0 0 mc2
Ef in = M c2 + 2 q 02
1 − uc2
entonces:
0 mc2
(M − M )c2 = 2 q
u0 2
1− c2
0
La masa final M difiere de la masa inicial M en primer lugar en la masa 2m de las partı́culas
emitidas, quedando por contabilizar una diferencia
0
M = M − 2m − ∆M
que resulta:
m
∆M = 2 q − 2m (11.46)
u0 2
1− c2
Separando la energı́a relativista de cada partı́cula en energı́a en reposo más energı́a cinética o
de movimiento:
349
M EC ÁNICA CL ÁSICA
mc2
q = mc2 + K
u0 2
1− c2
obtenemos de 11.46
2K
∆M = (11.47)
c2
El cambio en la masa inercial del cuerpo resultado de la emisión de dos partı́culas es la energı́a
cinética 2K de las partı́culas.
El resultado 11.47 muestra que la energı́a en reposo M c2 no es una simple constante aditiva
en la definición de la energı́a cinética de un cuerpo, sino que incorpora su energı́a interna a través
del valor de su masa inercial M .
M ASA Y ENERG ÍA CONFORMAN UNA ÚNICA CUALIDAD DE UN SISTEMA F ÍSICO , Y EXISTE UNA
ÚNICA LEY DE CONSERVACI ÓN MEDIANTE LA CUAL LA MASA MATERIAL PUEDE CONVERTIRSE EN
ENERG ÍA DE RADIACI ÓN O DE CUALQUIER OTRO TIPO , Y VICEVERSA .
mc2
mc2 + q 2
= hck1 + hck2 (11.48)
1 − vc2
m−
→
v →
− →
−
q =hk1+hk2 (11.49)
v2
1− c2
350
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
de modo que los dos fotones tienen la misma energı́a y se mueven en direcciones opuestas.
→
− → →
−
En el caso general la conservación de impulso 11.49 determina k 2 en función de k 1 y −
v:
−
→ →
− m−
→v
k2= k1− q 2
h 1 − vc2
→
−
y reemplazando este resultado en 11.48 podemos determinar la dirección θ1 del vector k 1 respecto
de −
→v
donde
1
γ=q
v2
1− c2
Obtenemos ası́ un rango de posibles valores para el vector de onda k1 , todos aquellos para los
que |cos θ1 | ≤ 1 :
kmı́n ≤ k ≤ kmáx
donde:
mc2 (1 + γ)2 − mγ 2 v 2
kmı́n =
2h [(1 + γ)c + γv]
mc2 (1 + γ)2 − mγ 2 v 2
kmáx =
2h [(1 + γ)c − γv]
351
M EC ÁNICA CL ÁSICA
352
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
N O PUEDE EXISTIR UN PRINCIPIO EQUIVALENTE AL DE ACCI ÓN Y REACCI ÓN EN RELATIVIDAD PUES
LA IGUALDAD SIMULT ÁNEA DE LAS FUERZAS SOBRE AMBOS CUERPOS DEPENDER ÍA DEL ESTADO DE
MOVIMIENTO DEL OBSERVADOR .
Consideremos una partı́cula moviéndose en un campo de fuerzas generado por un cuerpo fijo,
de modo que los únicos grados de libertad sean los de la partı́cula. Adoptando la definición (11.34)
para el impulso (ahora un cuadrivector):
dpµ
= Kµ (11.51)
dτ
DONDE HEMOS USADO LA DERIVADA RESPECTO DEL TIEMPO PROPIO PARA TENER UN PRIMER
MIEMBRO QUE SEA UN CUADRIVECTOR . L A FUERZA GENERALIZADA Kµ , LLAMADA FUERZA DE
M INKOWSKI , TAMBI ÉN DEBER Á SER UN CUADRIVECTOR .
La ecuación (11.51) constituye una definición de la fuerza actuante sobre una partı́cula. Para
resolver la evolución dinámica de la partı́cula debemos conocer Kµ en función de los puntos
del espacio real y eventualmente de la velocidad de la partı́cula (también puede depender de algún
parámetro propio de la misma, como su masa o carga). Para determinar la fuerza podemos emplear
una partı́cula de prueba y medir la variación de su cuadrivector impulso en función de la posición,
353
M EC ÁNICA CL ÁSICA
velocidad y parámetros propios. Una vez conocido el campo de fuerzas, mediante la ecuación
(11.51) podemos predecir la evolución de cualquier cuerpo sometido a dicho campo.
Si a través de mediciones de la variación en el impulso lineal de una partı́cula sometida a
un campo de fuerzas llegamos a conocer la forma funcional de la fuerza definida de la manera
newtoniana:
→
−
→ dP
−
F =
dt
podrı́amos hallar inmediatamente las componentes espaciales de la fuerza de Minkowski, pues:
→
− →
−
dP q
dP
= 1− β2
dt dτ
→
− →
−
q
= K . 1 − β2 = F
X
pµ p µ ≡ (pµ )2
µ
v2 c2
= m2 [ − ]
1 − β2 1 − β2
= −m2 c2 (11.52)
En (11.52) hemos empleado la convención de que cuando aparecen subı́ndices repetidos debe-
mos sumar sobre los mismos. Derivando (11.52) respecto del tiempo propio encontramos que:
d dpµ
pµ pµ = 2pµ =0
dτ dτ
de donde deducimos que la fuerza de Minkowski y el impulso lineal son cuadrivectores ortogo-
nales:
K µ pµ = 0
354
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
→→
−
→ (−
f− →
r , t) = cos[ k −
r − ωt]
k ,ν
→ 2π b
−
k = k (11.53)
λ
c = λν
entonces
c = λω/2π
= ω/k (11.54)
kx − βω/c
kx0 = p (11.56)
1 − β2
ky0 = ky (11.57)
kz0 = kz (11.58)
355
M EC ÁNICA CL ÁSICA
ω − vkx
ω0 = p (11.59)
1 − β2
Teniendo presente la transformación de un cuadrivector entre sistemas inerciales, en particular
la del cuadrivector posición (x, y, z, ict)
x − βct
x0 = p
1 − β2
y0 = y
z0 = z
ct − βx
ct0 = p
1 − β2
kx − β ωc
kx0 = p
1 − β2
ky0 = ky
kz0 = kz
ω
ω0 c − βkx
=p
c 1 − β2
por lo que
356
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
Figura 11.16: Preservación del carácter de onda plana para todos los observadores inerciales
Dado que la onda plana que describe la componente elemental de la radiación electromagnética
sigue siendo una onda plana para todos los observadores inerciales, cada uno de ellos observará la
onda como un tren de pulsos con planos de fase constante
−
→−
k→r − νt = constante
moviéndose en dirección normal a la dirección kb (figura 11.16):
Vamos a obtener ahora la ley de trasformación del ángulo de propagación y de la frecuencia
del rayo luminoso entre observadores inerciales. Consideramos una onda que se propaga en el
plano (x, y) formando un ángulo θ con el eje x:
2π
kx = k cos θ = cos θ
λ
2π
ky = k sin θ = sin θ
λ
entonces (11.56-11.59) resultan, usando 11.54 λω = 2πc:
sin θ0 sin θ
0
= (11.61)
λ λ
357
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Esta última ecuación determina la frecuencia ω 0 de un haz luminoso medida por un observador
en movimiento en función de la frecuencia ω medida por el observador original. Este es el efecto
Doppler relativista.
Podemos considerar un efecto Doppler longitudinal cuando la onda luminosa se propaga en la
dirección del eje x (cos θ = 1) :
1−β
ω0 = ω p
1 − β2
p
1 − β2
= ω
1+β
0 ωG
ωG =
1+β
1
ω0 = ω p
1 − β2
0
ωG = ωG
358
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
cos θ0 cos θ − β
0
= p (11.64)
λ λ 1 − β2
1 ω
usando (11.54) podemos reemplazar λ = 2πc , obteniendo:
359
M EC ÁNICA CL ÁSICA
cos θ − β
ω 0 cos θ0 = ω p
1 − β2
Recordemos que ω 0 es una función del ángulo θ dada por la expresión general del efecto
Doppler (11.62):
1 − β cos θ
ω0 = ω p
1 − β2
con lo que la relación (11.64) entre ángulos de observación θ, θ0 entre sistemas inerciales resulta:
cos θ − β
cos θ0 = (11.65)
1 − β cos θ
y ella nos permite obtener de inmediato la relación entre los ángulos sólidos subtendidos:
Veamos las propiedades de esta transformación de ángulos sólidos entre observadores iner-
ciales: dada una fuente isotrópica para un observador en reposo con la misma, en el lı́mite no
relativista β → 0 la radiación sigue viéndose con distribución isotrópica. En cambio en el ca-
so relativista aparece una anisotropı́a para los observadores inerciales en movimiento respecto de
la fuente (figura 11.18): la intensidad irradiada comienza a concentrarse para ángulos pequeños,
donde el denominador (1 − β cos θ)2 se hace mı́nimo:
En el caso lı́mite β → 1 la fuente se ve como un emisor unidireccional donde toda la in-
tensidad irradiada se concentra en la dirección hacia adelante. Este es el caso de los electrones
acelerados en un sincrotrón,
que es una máquina que mantiene un flujo de electrones girando en un cı́rculo con energı́as
superiores a la energı́a en reposo mc2 del electrón, por ejemplo acelerados en potenciales supe-
riores al millón de electrón voltios ( la velocidad de un electrón acelerado por ese potencial es
aproximadamente v = 0,85c). La radiación emitida por estos electrones debido a la aceleración
generada por la órbita circular es monocromática, y muy intensa debido al efecto de concentración
de la misma en la dirección θ ' 0; además es muy direccional por lo que es un pincel de fotones
ideal para estudiar regiones pequeñas y muy bien delimitadas de materiales sólidos, moléculas y
estructuras biológicas.
360
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
Figura 11.18: Anisotropı́a de la radiación para un observador en movimiento respecto del emisor isotrópico
c.δt
= sin θ
L + v.δt
361
M EC ÁNICA CL ÁSICA
de modo que:
L sin θ
δt =
c − v sin θ
Entonces la longitud L∗ de la imagen registrada en la placa es:
L∗ = (L + v.δt) sin θ
L sin θ
= (11.66)
1 − vc sin θ
Cuando v/c → 0 la longitud es la dada por las reglas de la perspectiva: L.sin θ. Pero cuando
v/c → 1 la imagen galileana posee una longitud L∗ > L sin θ, tendiendo a ∞ cuando θ = π2 .
Además, a partir de un valor de v/c aparecerá en la fotografı́a la cara trasera de la regla. Ella se ve
ası́ como si estuviera rotada además de deformada, tal como la representamos en la figura 11.21.
La descripción correcta de la imagen de un objeto que se mueve con velocidades cercanas a
la de la luz es por supuesto la brindada por la Relatividad especial. Ya hemos visto el concepto
relativo que presenta la medición de una longitud, que requiere la determinación simultánea de
la posición de los extremos del segmento que se desea medir. Debido a la pérdida del carácter
absoluto de la simultaneidad de eventos, diferentes observadores inerciales obtendrán diferentes
362
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
Esto no es cierto, y debieron pasar varias décadas hasta que alguien puntualizó claramente
este hecho.[36],[37] Ya hemos notado que aún en el marco galileano lo que vemos no es lo mismo
que lo que medimos. La idea errónea surge en gran parte debido a la confusión en el significado
asignado a los términos ver y medir, que no son sinónimos:
VER CONSISTE EN EL REGISTRO DE LOS RAYOS LUMINOSOS QUE PARTIENDO DEL OBJETO ARRIBAN
AL SUJETO O C ÁMARA FOTOGR ÁFICA EN FORMA SIMULT ÁNEA ; MEDIR CONSISTE EN REGISTRAR EN
FORMA SIMULT ÁNEA LA POSICI ÓN DE TODOS LOS PUNTOS DEL OBJETO (en este libro consideramos
como sinónimos ver=fotografiar y medir=observar).
El observador en un sistema inercial puede tanto ver mediante un registro de los rayos de luz
que partiendo del objeto llegan en forma simultánea a su retina o una superficie fotosensible, o
puede medir mediante un registro simultáneo de las posiciones de los puntos del objeto.
Considerando la regla del ejemplo galileano analizaremos cuáles son las fotografı́as que ob-
tendrán de la misma dos observadores que a un dado tiempo coinciden con sus cámaras en un
punto del espacio, uno de ellos O0 en reposo con la regla y otro O moviéndose con velocidad
−v en dirección x respecto del anterior, ambas cámaras siguiendo la imagen de la regla de modo
que las placas están siempre normales a los frentes de onda de la luz proveniente de la regla. Las
fotografı́as consisten en el registro del número de fotones que arriban por unidad de área en direc-
ción normal a las placas sensibles (por simplicidad no consideramos los necesarios componentes
ópticos y mecánicos de las cámaras).
Ubicamos al observador O0 con la regla situada exactamente sobre su cabeza, y cuando el
observador en movimiento O coincide con él en esta posición ambos aprietan en simultáneo los
obturadores de sus cámaras.
Los fotones son las partı́culas constituyentes de la onda luminosa y se mueven con la velocidad
c, la velocidad de fase de la luz también es c, por lo que los fotones que llegan simultáneamente a la
placa viajan en un plano de fase constante. Hemos visto que una onda plana de radiación conserva
su forma de frentes de onda planos ante transformaciones de Lorentz ( expresiones 11.53 y 11.55),
por lo que los fotones que llegan simultáneamente a la placa de O colocada en dirección normal a
la radiación proveniente del objeto son los mismos que arriban simultáneamente a la placa de O0 ,
ubicada por el observador de este sistema en la dirección normal a la luz proveniente de la regla
(ver figura 11.20).
Como dijimos antes, los fotones que viajan en O0 en un plano de fase constante de la onda de
→
−
vector de onda k 0 son vistos en el sistema O viajando también en un plano de fase constante de la
→
−
onda de vector k . En particular, los fotones F1 , F2 que parten de los extremos B 0 , C 0 de la regla
arriban simultáneamente a la placa O0 , y vistos por el observador O que se mueve con velocidad
−v −→
ex respecto de la regla también arriban simultáneamente a la placa O.
363
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 11.20: Los fotones que arriban simultáneamente a la placa del sistema K 0 son los mismos que
arriban simultáneamente a la placa de K
La relación entre las coordenadas en O y O0 del evento de emisión del fotón 1 desde el extremo
B de la regla son:
x0 − vt01
x1 = p1
1 − β2
t01 − βx01 /c
t1 = p
1 − β2
en tanto que para el evento de emisión del fotón 2 desde el extremo C son:
x01 + L − vt01
x2 = p
1 − β2
t1 − β(x01 + L)/c
0
t2 = p
1 − β2
364
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
L
x2 − x1 = p
1 − β2
En este resultado hay dos contribuciones: la regla tiene una longitud contraı́da en O, pero el
fotón 1 es emitido antes que el 2 y por lo tanto el punto C se desplaza hacia la derecha entre
emisiones. El resultado es un valor superior incluso a la longitud en reposo L.
La longitud L∗ de la imagen registrada por el observador O resulta de proyectar x2 − x1 sobre
el plano de la placa fotográfica. El ángulo θ de la figura es el de la aberración de la luz (fórmulas
11.63 o 11.65)
cos θ = β
para θ0 = π2 . Obtenemos:
L
L∗ = p sin θ
1 − β2
= L
Este es un resultado muy interesante, al contrario de lo que dirı́an las relaciones galileanas entre
observadores inerciales (11.66), la imagen de la regla no está magnificada en su longitud sino que
conserva el valor propio L, no apareciendo tampoco el acortamiento dado por la perspectiva (el
sin θ de la fórmula 11.66).
Hemos mostrado entonces que
Por último, un cuerpo que se acerca al observador podrá mostrar la imagen de su cara posterior,
debido a que los rayos de luz emitidos por esa cara pueden dirigirse al observador sin ser intercep-
tados por el cuerpo mismo cuando la velocidad de éste es lo suficientemente alta. Este efecto es
idéntico en las descripciones galileana y relativista. En la figura 11.21 mostramos la fotografı́a de
un dado en movimiento respecto de la cámara según las descripciones galileana y relativista.
365
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 11.21: Descripciones galileana y relativista de la imagen de un dado que se mueve con velocidad
v = 0,8c y es fotografiado en el instante en que el dado pasa sobre la cámara. La distancia entre la cámara
y el dado es muy grande frente a las dimensiones de éste
tratar sistemas de cuerpos sometidos no sólo a fuerzas derivables de un potencial sino a fuerzas
que conocemos a través de las condiciones de vı́nculo que ellas imponen.
Las ecuaciones de Lagrange pueden derivarse del principio de Hamilton, que dice que la acción
(2.17)
Z t2 .
I[q] = L({q}, {q }, t)dt (11.67)
t1
posee un extremo para las coordenadas {q(t)} que describen el movimiento del sistema
Z t2 .
δI[q] = δ L({q}, {q }, t)dt = 0 (11.68)
t1
366
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
q
L = −mc2 1 − β 2 − V (−
→
r) (11.69)
reemplazada en la ecuación de Euler-Lagrange que define el extremo de la funcional I (11.67)
d ∂L ∂L
. − =0
dt ∂ xi ∂xi
produce la ecuación de movimiento:
. !
d m xi ∂V
p =− ≡ Fi
dt 1 − β2 ∂xi
dpµ
= Kµ (11.70)
dτ
Notemos que
367
M EC ÁNICA CL ÁSICA
a un tiempo único t, pues las interacciones en ese instante dependen de las posiciones de dichas
partı́culas a todos los tiempos precedentes a través de las influencias mutuas entre ellas.
El párrafo precedente indica que la formulación lagrangiana, tal como fue generada en el mar-
co de la dinámica de Newton, no puede ser extendida al marco de la Relatividad especial. La
modificación requerida para su generalización al campo relativista es la descripción de las inter-
acciones a distancia por medio de campos, que describen una distribución continua de momento y
energı́a generada por los cuerpos que forman el sistema a tiempos precedentes. Podemos imaginar
al campo como un ”fluido” que interactúa por fuerzas de contacto con las partı́culas masivas, y
participa en la dinámica intercambiando energı́a e impulso con ellas. Su papel va más allá de lo que
pareciera un recurso matemático para describir la evolución del sistema, pues en la generalización
de la fı́sica clásica newtoniana que es la Mecánica cuántica estos campos están constituidos por
partı́culas (de masa nula, como son los fotones que constituyen el campo electromagnético).
Finalmente, si un principio como el de Hamilton es válido en el marco de la Relatividad espe-
cial, la acción y su condición de extremo definidas por (11.67, 11.68) debieran poder expresarse
en forma covariante. Esto significa que δI[q] debe ser un escalar ante transformaciones de Lorentz
para que la condición de extremo describa una única evolución del sistema para todos los obser-
vadores inerciales, cada uno usando coordenadas relacionadas por transformaciones de Lorentz:
δI[q] = δI[q 0 ] = 0
.
Para que I[q] sea un escalar se requiere que el integrando L({q}, {q }, t)dt lo sea, y vemos que
para una partı́cula libre la forma hallada dada por (11.69) cumple esa condición
q
Ldt = −mc2 1 − β 2 dt = −mc2 dτ
368
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
entonces al cabo de 6 años de viaje tal como lo mostramos en la figura 11.22. De acuerdo a su reloj
y por lo tanto a sus procesos vitales generales como el metabolismo de su cuerpo, o particulares
como el número de latidos de su corazón, en ese lapso el mellizo 2 ha envejecido 6 años. Por
otro lado, de acuerdo a la relación (11.4) entre tiempo propio del viajero y tiempo medido por un
observador en movimiento respecto de él, para el mellizo 1 que quedó en la Tierra han transcurrido
6
2T = q = 10 años
1 − ( vc )2
Concluı́mos que luego del viaje hay una diferencia de edades entre los mellizos: quien quedó en
casa es 4 años más viejo que el viajero.
Este es un resultado sorprendente para nuestra vieja creencia en un tiempo absoluto, pero el
resultado (11.15.1) está basado directa y simplemente en el postulado del Principio de Relatividad
de Einstein y su corolario de que la velocidad de la luz es la misma para todos los observadores
inerciales. No es necesario tratar de generar una demostración pues éste es un resultado directo de
dicho principio a través de las transformaciones de Lorentz entre marcos inerciales.
Lo que nos perturba es que las transformaciones de Lorentz predicen que desde el marco en la
Tierra el reloj del viajero es el que atrasa, en tanto que recı́procamente desde el marco del viajero
es el reloj en la Tierra el que atrasa. Pero las experiencias de los mellizos no son idénticas ya que
el viajero cambia de sistema de referencia al invertir el signo de su velocidad. Esto se traduce en
las siguientes observaciones por parte de ambos: imaginemos que ellos propusieron antes de la
partida enviarse cada cumpleaños una fotografı́a mediante una transmisión de radio. Las figuras
11.23,11.24 muestran la evolución en un sistema de ejes (x, t) de la trayectoria de la nave y de los
rayos de luz anuales que transmiten las fotografı́as:
Los intervalos de tiempo medidos desde tierra entre las emisiones de las fotografı́as por el
mellizo en la nave que se aleja son:
1 año 5
∆t = q = años
1 − ( vc )2 3
369
M EC ÁNICA CL ÁSICA
vn∆t
τn = n∆t + (11.71)
c
= 3n años, n = 1, 2, 3
por lo tanto el mellizo 1 ve envejecer a 2 más lentamente durante 9 años, ya que recibe sólo 3
fotografı́as. Luego durante el último año lo ve envejecer más rápidamente pues
vn∆t
τn = 9 + n∆t −
c
1
= 9+ n
3
n=1,2,3 recibiendo en ese lapso otras tres fotos.
Por su parte, el viajero 2 también observa inicialmente un envejecimiento más lento de su
hermano en la Tierra, y los tiempos a los que recibe las fotografı́as de 1 son similares a (11.71)
0 5
∆t = años
3
0
0 vn∆t
τn = n∆t0 + (11.72)
c
= 3n
370
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
entonces durante el viaje de ida que dura 3 años en el marco del mellizo 2 éste recibe sólo una
fotografı́a de 1, entonces n = 1 en (11.72). En el viaje de regreso 2 ve envejecer más rápidamente
a 1, el número de fotografı́as que recibe es:
0
0 0 vn∆t
τn = 3 + n∆t −
c
1
= 3 + n años,
3
en el lapso de 6 años que dura el viaje resulta
1≤n≤9
371
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Ambos mellizos obtienen las mismas conclusiones sobre el desfasaje de edades como resulta-
do de la transmisión y recepción de fotografı́as anuales, y los resultados coinciden con el resultado
inicial sobre la dilatación temporal de un evento respecto del tiempo propio.
Aquı́ podrı́amos finalizar nuestro análisis del problema de los mellizos, pero resulta ser un
campo de aplicación interesante para nuestros conocimientos de los diagramas de Minkowski.
Recordemos que los ejes de dichos diagramas son la coordenada espacial x y la temporal τ = ct,
y que las ecuaciones que definen dichos ejes son las transformaciones de Lorentz expresadas en
estas variables (11.28,11.29):
0 x − βτ
x =p
1 − β2
0 τ − βx
τ =p
1 − β2
x + βτ
x00 = p
1 − β2
τ + βx
τ 00 = p
1 − β2
372
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
En el ejemplo anterior uno de los mellizos cambia de sistema inercial en tanto el otro per-
manece siempre en el mismo. Esto genera una asimetrı́a en las experiencias sensoriales y vitales
(tales como su tiempo propio) que produce un envejecimiento diferencial entre ambos. La raı́z del
fenómeno está en la pérdida del sentido absoluto de los intervalos temporales, siendo el valor de
los mismos dependiente del estado de movimiento del observador respecto del par de eventos que
definen dicho intervalo.
Podemos diseñar una experiencia donde transcurran diferentes tiempos propios para dos me-
llizos que tienen las mismas experiencias a lo largo de su desplazamiento en una dirección x, es
decir sometidos a exactamente las mismas aceleraciones a partir de la partida simultánea desde
el reposo. Lo que pasamos a relatar está desarrollado en los trabajos de Boughn,[39] y de Price y
Gruber[40]:
Dos mellizos 1 y 2 nacidos en un sistema inercial que llamamos K se montan en naves espa-
ciales idénticas separadas una distancia L y parten al mismo tiempo; aceleran en forma idéntica
hacia los valores positivos de x y lo hacen hasta que agotan el combustible de sus naves, a partir
de ese momento las naves derivan en el espacio a exactamente la misma velocidad (figura 11.26).
Durante el viaje espacial cada uno experimenta los mismos efectos durante el mismo tiempo y ex-
iste una total simetrı́a entre ambos cuando analizados en el interior de sus naves: ambos envejecen
el mismo intervalo de tiempo durante el viaje (sus cabellos y barbas crecen la misma longitud, sus
373
M EC ÁNICA CL ÁSICA
corazones laten el mismo número de veces). Supongamos por simplicidad que observado desde K
el combustible se agota exactamente el dı́a de sus cumpleaños:
Ellos están ahora en reposo en un sistema inercial K 0 que se mueve con velocidad v respecto
de K. Para sus padres que los miran desde K ellos partieron al mismo tiempo teniendo la misma
edad y llegan al final de su vuelo propulsado alcanzando al mismo tiempo la velocidad v, y por
supuesto para los observadores en la Tierra ellos tienen la misma edad al final del viaje.
Veamos ahora cuál es la observación de coordenadas y tiempos que hacen los mellizos al
arribar al nuevo sistema inercial. Ellas están relacionadas a las coordenadas y tiempos medidas en
el marco K por las transformaciones de Lorentz (11.13,11.16):
x1 − vt1
x01 = p (11.73)
1 − β2
t1 − vx1 /c2
t01 = p (11.74)
1 − β2
x2 − vt2
x02 = p
1 − β2
t2 − vx2 /c2
t02 = p
1 − β2
Consideremos los eventos definidos por el agotamiento del combustible de cada nave: desde
K ocurren simultáneamente y la distancia entre las naves es siempre la misma
x2 = x1 + L
t2 = t1
374
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
t1 − vx1 /c2
t01 = p
1 − β2
x1 + L − vt1
x02 = p (11.76)
1 − β2
t1 − v(x1 + L)/c2
t02 = p
1 − β2
0 vL/c2
t02 − t1 = − p
1 − β2
y como ése es el dı́a de sus cumpleaños, el mellizo 2 comprueba que es más viejo que su
0
hermano, quien cumplirá años el dı́a que él llegue a K . Ambos coinciden sobre quién es más
viejo: el mellizo más viejo es aquél que viaja en la nave delantera según el sentido del movimiento.
Será 2 cuando el movimiento se realice en el sentido positivo del eje x, y 1 cuando se realice en
sentido contrario. Como ambos coincidı́an en que tenı́an la misma edad al ascender a sus naves,
concluı́mos que desde el punto de vista de los mellizos, el desfasaje en las edades se produce
durante el viaje espacial.
Un resultado que extraemos de las ecuaciones (11.75,11.76) es que la distancia entre las naves
ha cambiado:
L
x02 − x01 = p
1 − β2
375
M EC ÁNICA CL ÁSICA
Figura 11.27: Descripción mediante el diagrama de Minkowski de la paradoja de los mellizos equivalentes
0
para el observador en K : ¿cuándo 2 envejeció más que 1?, obviamente en el camino que los lleva
del punto de su nacimiento al de la partida en las naves espaciales, las que están separadas una
distancia L. Consideremos que 2 asciende a un automóvil que acelera hasta alcanzar una velocidad
δv respecto de K, y se detiene cuando recorre la distancia L. Durante el viaje la velocidad relativa
entre los sistemas K 0 y K2 es v − δv, por lo tanto el tiempo que ha durado el viaje medido en K 0
respecto del tiempo propio medido por el mellizo 2 viajero es:
∆t2
∆t0 = p
1 − (v − δv)2 /c2
durante ese mismo intervalo ∆t0 medido desde K 0 el tiempo propio transcurrido para el me-
llizo estático 1 es:
∆t1
∆t0 = p
1 − v 2 /c2
entonces vemos que, medido desde el sistema K 0 la relación entre tiempos propios transcurri-
dos (es decir. la relación entre los envejecimientos) de los mellizos es:
s
1 − β 2 + 2δvβ/c − δv 2 /c2
∆t2 = ∆t1
1 − β2
vδv
∼
= ∆t1 1 + 2
c − v2
376
T EOR ÍA ESPECIAL DE LA R ELATIVIDAD
0
Observados desde K los procesos vitales del mellizo 2 durante su viaje en automóvil tran-
scurren más rápido que los del mellizo 1, por consecuencia el mellizo 2 era más viejo que el 1 al
iniciar el viaje.
Concluı́mos que
LA VARIABLE TEMPORAL ES PROPIA DEL ESTADO DE MOVIMIENTO DEL RELOJ QUE LA MIDE , Y NO
ES POSIBLE PRETENDER TENER COINCIDENCIA EN LAS MEDICIONES DE DOS RELOJES QUE ,
SINCRONIZADOS EN UN MOMENTO EN QUE EST ÁN EN UN MISMO PUNTO DEL ESPACIO ,
DESARROLLAN LUEGO DIFERENTES EVOLUCIONES ESPACIALES . A DEM ÁS , NO TIENE SENTIDO
TRATAR DE DETERMINAR CU ÁNDO SE DESFASAN , PORQUE ESE DESFASAJE DEPENDE DEL MARCO
INERCIAL DESDE EL QUE SE LO OBSERVA .
11.16. Problemas
1. La interacción de rayos cósmicos con la atmósfera terrestre produce una lluvia de mesones
µ (partı́culas inestables con una vida media de 2, 2 × 10−6 segundos, similares a los electrones
pero con una masa del 207 veces superior). La altura aproximada respecto de la superficie terrestre
de creación de estos mesones es de 30 kilómetros.
1.1. Calcular el tiempo que tardan los mesones en llegar a la superficie terrestre.
1.2. Calcular el porcentaje de los mesones originales que son detectados.
3. Dos observadores inerciales A y B poseen cada uno un par de relojes (R1 , R2 ),(R10 , R20 )
separados espacialmente una distancia L en la dirección del movimiento. Cuando los relojes R1 R10
coinciden registran el mismo tiempo: t1 = t01 . Cuando R10 coincide con R2 :
3.1. ¿Cuál es el tiempo registrado por R10 ?
3.2. ¿Cuál es el tiempo registrado por R1 ?
5. Un haz de luz que sale de una lente circular de diámetro propio `0 es interrumpido por
un disco de diámetro propio también igual a `0 y que se mueve con velocidad v en una direc-
ción perpendicular al haz de luz. En el instante t = 0 el centro del disco pasa por el eje del haz de
luz. ¿Puede interrumpirlo completamente? Describa el fenómeno en ambos sistemas de referencia.
377
M EC ÁNICA CL ÁSICA
6. Una escuadra que se mueve con velocidad v es fotografiada desde una posición muy alejada
(OA AC). Mostrar que en la fotografı́a la escuadra aparece rotada un ángulo θ, con sin θ =
v/c.
Discutir cómo serı́a la fotografı́a de una esfera.
7. Puede un fotón de energı́a mayor que 2m0 c2 crear un par electrón-positrón (ambos de masa
en reposo m0 ) sin intervención de un tercer cuerpo? ¿Por qué?
8. Un mesón Φ de masa mΦ = 1020GeV /c2 tiene un impulso de 4GeV /c a lo largo del eje x
en el sistema del laboratorio. Decae en dos mesones K: Φ → K + + K − que se mueven a lo largo
del eje x, cuyas masas en reposo valen mK = 0, 494GeV /c2 .
8.1. Calcular el impulso de cada mesón K en el sistema del centro de masas. b) Calcular los
impulsos de los mesones K en el sistema del laboratorio.
378
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381
Índice alfabético
383
M EC ÁNICA CL ÁSICA
384
equilibrio del péndulo doble, 52 Efectos arco iris y gloria, 121
Rueda que rota en torno a un eje vertical, potenciales del tipo 1/r, 128
177 Sistema de una partı́cula, 13
Trompo libre de fuerzas, 175 Sistemas con masa variable, problema del co-
Trompo simétrico sometido a fuerzas exter- hete, 23
nas, 189 Sistemas de coordenadas no inerciales, 135
Problema de una partı́cula equivalente, 85 Mitos en torno de la fuerza de Coriolis, 143
Problema unidimensional equivalente, 88 Término centrı́fugo, 138
Orbitación, 89 Término de Coriolis, 138
Potencial efectivo, 88 Sistemas de coordenadas no inerciales. Efectos
Proyectil observables de la fuerza de Coriolis:
frenamiento en la atmósfera, 20 centros ciclónicos y anticiclónicos, 138
movimiento en el vacı́o, 18 cuerpo en caı́da libre, 147
péndulo de Foucault, 149
Raı́ces múltiples del determinante secular, 261 Sistemas de partı́culas, 25
Relatividad especial ecuaciones del movimiento, 30
adición de velocidades, 333 Energı́a cinética, 28
Contracción de longitudes, 329 energı́a potencial, 28
cuadrivector impulso, 343 impulso angular, 27
Diagrama de Minkowski, 335 impulso lineal, 27
Dinámica relativista, 342 teoremas de conservación, 31
emisor isotrópico de radiación, 359 trabajo, 28
Energı́a y cuarta componente del cuadrivec- Sistemas mecánicos, 49
tor impulso, 344 Sistemas no conservativos. Atractores, 308
Equivalencia de masa y energı́a, 347 Suspensión cardánica, 182
la forma aparente de los objetos, 361
la paradoja de los mellizos, 368 Tensor de inercia, 155
medición de Intervalos de tiempo, 326 de un cubo, 166
principio de, 324 Determinante secular, 162
transformaciones de Lorentz, 330 Diagonalización, 161
y la formulación lagrangiana, 365 Ejes principales de inercia, 158
y la masa inercial, 352 El cubo es un trompo esférico, 168
y las leyes de Newton, 353 Rotaciones del sistema de ejes, 159
y los campos electromagnéticos, 354 Teorema de Steiner, 165
Rotaciones Transformaciones de semejanza, 160
como rotaciones sucesivas en torno de los Teorı́a Especial de la Relatividad, 6
ejes de la terna original, 211 Teorema de Liouville, 282
de los ejes coordenados cartesianos, 197 Teorema de Noether, 267
El grupo de rotaciones en tres Dimensiones, Teorema del virial, 68
215 Teoremas de conservación en la formulación la-
en dos dimensiones, 5, 213 grangiana, 62
energı́a, 66
Sección eficaz, 116 energı́a mecánica, 68
Cálculo, 119 Hamiltoniano, 66
385
M EC ÁNICA CL ÁSICA
impulso angular, 64
impulso lineal, 63
tirabuzón, Regla del, 9
Transformaciones canónicas, 285
Función generatriz, 286
Transformaciones de Galileo, 271
Transformaciones de invariancia y constantes del
movimiento, 265
partı́cula en el plano, 267
Transformaciones de semejanza, 202
Transformaciones infinitesimales, 267
Transformaciones ortogonales, 197
diagonalización de una matriz ortogonal, 207
equivalencia con rotaciones, 207
Propiedades de matrices y determinantes,
206
Puntos de vista pasivo y activo, 200
Rotación como rotaciones sucesivas en torno
de los ejes de la terna original, 211
Trompo simétrico en un campo gravitatorio sin
nutación, 195
Trompo simétrico. Nutación, 194
Unidades, 42
Velocidad
angular, 9
Velocidad de la luz, 320
Vinculos, 47
cálculo de las fuerzas usando multiplicadores
de Lagrange, 73
esclerónomo, 48
fuerzas producidas, 61
no holónomo, 48, 58
reónomo, 48
386
Índice general
387
M EC ÁNICA CL ÁSICA
388
5.2.2. Término de Coriolis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
5.3. Mitos en torno de la fuerza de Coriolis. (Opcional) . . . . . . . . . . . . . . . . 143
5.3.1. La marina inglesa olvidó que la fuerza de Coriolis cambia de signo en el
Hemisferio Sur. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
5.3.2. Al desagotar una bañera el agua gira en el sentido horario en el Hemisferio
Sur, y a la inversa en el Hemisferio Norte. . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
5.4. Ejemplos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
5.4.1. Cuerpo en caı́da libre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
5.4.2. Péndulo de Foucault . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
5.5. Grados de libertad de un cuerpo rı́gido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
5.6. Energı́a cinética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154
5.7. Tensor de inercia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156
5.8. Impulso angular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156
5.9. Ejes principales de inercia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
5.9.1. Rotaciones del sistema de ejes solidario al cuerpo . . . . . . . . . . . . . 159
5.9.2. Diagonalización del Tensor de Inercia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
5.10. Elección del origen del sistema solidario al rı́gido . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
5.10.1. Teorema de Steiner . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
5.11. Ejemplos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166
5.11.1. Tensor de inercia de un cubo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166
5.11.2. El cubo es un trompo esférico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168
5.12. Problemas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168
389
M EC ÁNICA CL ÁSICA
7. Oscilaciones 219
7.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219
7.2. Elasticidad de los Materiales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219
7.3. Oscilador armónico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220
7.4. Oscilador amortiguado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 222
7.5. Oscilaciones forzadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225
7.6. Oscilaciones anarmónicas. (Opcional) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229
7.7. Problemas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232
390
9.13. Ecuación de Hamilton-Jacobi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 288
9.14. Ejemplo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 291
9.14.1. Separación de variables en Hamilton-Jacobi . . . . . . . . . . . . . . . . 291
9.15. Corchetes de Poisson . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 294
9.16. Ejemplo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 296
9.16.1. Corchetes de Poisson entre componentes del impulso angular . . . . . . 296
9.17. Ecuaciones del movimiento en términos de corchetes de Poisson. (Opcional) . . . 297
9.18. Transformaciones canónicas y corchetes de Poisson. (Opcional) . . . . . . . . . 298
9.19. Invariancia y corchetes de Poisson. (Opcional) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 302
9.20. Problemas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 304
391
M EC ÁNICA CL ÁSICA
392