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:\TOR:-'[A. ' CORTÉ.

S L RRIE

Hijo de ladrón de Manuel Rojas


Tres formas de inconexión en el relato

"ExISTE. además -observa "V. Kay- la palabra según Kayser: había que hacerla
ser- una cri,is real e interna de la novela. expresión fiel de la relación aClLlal con res-
Fundamentalmeme, esa crisis ha sido pro- pecto a la existencia y al ser.
vocada por los mismos novelistas ... Se ha Inquieto, descontento, enfurruflado ca-
adop tado una actitud de de5Co nfianza fren- si, Rojas se dio de lleno a la tarea y así, bU'>-
te a la nO\ela tal como venía presentándose ca-buscando, llegó a escribir Hijo de ladró n.
hasta ahora, frente a la novela 'convencio- la novela chilen;l m,t$ lograda (la nús ulli-
n al". Ya no se la co nsidera como auténtica, versal, por lo tanto), que acreditó ddiniti-
lo cual qui ere d ecir : no se cree que es una vamente entre noso tros el fin de medi!) si-
expresión fiel de la relación actual con res- glo de literatura y abrió el comienzo de
pecto a la exi tencia y el ser. Resumiendo una nueva era de madure7 y hondura desco-
las objeciones co ntra la novela, cabría de- nocidas hasta enton ces en las le tras chile-
cir: que posee una seguridad que no puede nas.
ser considerada como actualmente válida. Naturalmente, la nO\'edacl no era radical
En concre to, los ataques van dirigiclos con- ni absoluta; su mérito consistía, pr ec isamen-
tra todo lo que hemos descrito como aspec- te, en remozar viejas técni cas e insuflar efi-
tos esenci a les de la no\·ela moderna: contra cacia estética en procedimientos tradicion a-
la narración hecha desde un punto de vista les a fin de conseguir su objetivo. Despu és
personal (y con ello, al mismo tiempo, con- de todo, Rojas es y seguid. siendo ante todo
tra la in tegración del lector personal), as í un poet a, un intuitivo, y aunqu e ya una
como contra el contenido cósmico hasta vez denunciara con admirable clarividencia
ahora ca ptado (y con ello, al mismo tiem- las limitaciones ele los escritores americanos
po, contra la forma.s con que ha sido ca p- nacidas de su falta ele cultura~, no es menos
tado, la.s cuales se co nsider a n como con ven- cierto que el excesivo intelectualismo de los
cion ali mo an ticu ados)'" 1. grandes innovadores europeos -Virginia
La situación ge nera l, tal como la describe V.rooH, Joyce, Mann, Sartre- no se com-
Wolfga ng Kayser, puede adaptarse perfec- padece ni co n su produ cción literaria ni
tam ente bien a l ca.':>o p arti cular de Manuel con su experi enci a vital.
R ojas: con la intui ción cenera del auténti- La novel a Hijo de llldrón empieza por
co creador , é te sintió bien pronto el manlS- fijar, intemifidndola, la situ ación ini cial
mo asfixi a nte ye téril de la retóri ca crioHis- de tocIa narración: un a( o n tec imi en to que
tao Las gra nd es novela.s regio nali stas, las narrar, un públi co para e cuch:nlo y un
"novelas ejempl ares d e Am érica" que dije- n arrad or, qu e rela cionará a ambos. Lo CO I1-
ra Mar in ello, ya habí a n sido e cr itas. No sigue su auto! tran-fi r ien cIo su [unción a un
se podía rein cidir indefinidamente: en "narrador":l.
arte - yen amor es- la in sistencia d e ingra- "¿Cómo y por qué ll egué hasta allí?
tos pedigüeñ os lastimeros bien pronto se Por 10 mismos mo ti vos por los que he ll e-
hace in oportable. H ab ía que conquistar, gaJo a tantas p an es . E · un,l hi sto! ia larga ,
reconqui sta r, la a utent icidad de la novela y, lo tille es peor, co nru s:1. La cl.llVI es mía :
hispanoameri ca na en el sentido riguroso de
'Manuel Roja s: D I! la jJOt'sia a la revo lu ción (Ace r-
IWoHgang Ka yser: 0 1·igw y crisis d~ la novda mo- ca de la litera tura chil ena) . Ediciones Er cilla. San-
derna, Cultura Universitaria. Revista Bimestral Pll_ Liago de Chile, 1938 , p. 68.
uli cada por la Dirección de Cultura de la Universi· "Pese a las innegab les cuillci de ncias biogdficas, no
dad Central de Venezuela, N9 47, enero·fehrero de es posible confulldirlos: lino es el aUl or )" uLro. fi-
1%5 . ticio, el nanadur.
193
.\1\ \L ES DE L! \ U , · I \ ' EIb llJ.\D DE CIlILe
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nunca h e pod id o p ensar como plldi e r ~1 11:1· te la s p~dm as ele 5 U S manos, su,c ita la pre-
cerIo un metro , línea tras líneJ , ce ntímetro sencia imagin at i\'a e ilusoria del libro, qu e
tras cen tímetro, h:l st:l ll eg ~u <l cie n [O o a ~Ip a r ece como nügi ca mente co njurad o por
mil: y mi m emo ria no e mu ch o m ejor : . a l- b impos ición de u n a perspecti \'a. As í jue-
ta d e un hecho a OLro y a "ece, e lige los gan los niño . ¿Qui én n o h a visto a un chi-
que apare en primero , \'oh·iendo so bre u quillo conducir un autome.')\'il im ag inar io,
paso ' s(')lo cua ndo lo otro, m ás perelosos empU¡-lar un vo lante, tirar de un freno, pi-
o m:ís cl erros , empie7:ln a su rgir a su \" e L S3 r un aceleraclor, cuando, en rea lidad, pue-
desele el fo nclo d e la ,'idJ pasada " ·I. de haber estado sentado en el suelo todo
Es to es lo qu e se Ibma narració n " inter- ese tiempo? (¿Qué significa aq uí "en reali-
na" o ·'ennurcael a" y la modalidad con que dad", sino una perspecti,a di sti nta?). Sin
aquí aparece es b fic ció n del recuerd o. lo embargo , sus aeLOS son coherentes, e deci r,
que determina, a su vez, su calidad de na- fiele al punto de vista elegido , por lo que,
rración "en primera perso na " o "subjetiva". "en realiebd de \'enl:td '· , el que elij a o
E tos hechos, fij ados al comienlO ele la adopte su mi sma perspecti,·;¡ tend rá que
nm·ela, on de sum:1 importa ncia para d e- comprenderlo, porque la per'pec ti,·a crea
termin ar ' u técnica n <lrr a ri\'a , ya que mer- Lt rea lidad.
ced a la integra ció n d e un públi co y un Contrariamente a lo que se cree , todo
na rrado r e establece un a p rs pen i\'a, la juego, aun el m{ls simple, ex ige u n pUlllO
que debe el' m antenida durant e tod a la de \i; ta v los jug3dores deben comportan,e
narración. co n arreglo a él. Si uno ele ellos qU l ¡era
La perspecti,· a , según demo tró Ort ega y impon er u arbitrariedad y no su l iber~ ad
han ace ptado mu chos despu és de é l. es un creadora, el otro o los OLros decl araran:
ingrediente de la realiebd. M á, aún: no - :\'0 juego más. Y es rigurosamente cieno .
puede haber perspectiva sino allí donde hay po rq ue la rea lidad cre:1Cla ya se ha de,,·ane-
r ea lidad. por lo qu e a qu élla aparece como l id 00.
" realizando", " realifi ca nc1 o "~·. Todo el capítulo JI ele la Segunda Parte
La " ac tiwd narrati,·a", qu e es la re lación es un 3 considerable digresión en que el
del narrador con la materia y con e l públi- narrador se dirige al lector : ·'( Imagín ate
co , no sólo ubi ca en el mismo pl an o y en que tienes una herida en alg~lI1a parte del
la más estrecha intimid ad a l narrador con cuerpo . .. )"'. y el capítulo lX .cle l ,~ PrIme-
el lector -lo que, con ser importa n tísimo, ra Parte: "(Y así. ca minand o 111 pnsa , uno
es común a l género no\'elesco en ::.u totali- junto al o tro, como embarcaciones a barloa-
dad- sino que merced a varios procedi- das, llOS acercábamos al mar. lle\"ador por
mientos técni cos: digresio nes d e l n arrad or, nuestras piernas , por nuestro recuerdos ,
diálogos co n el lecto r. etc., pr ácti ca mente que ca minaban por su parte, dentro de no-
anula en Hij o d e ladr ó n Lts diferen cias
narrador-lector \' este últ imo asiste "desde so tros. Durante un tre ho el río se apartó
dentro" a la c(¡n ~ titu c iún del "mundo nm·e- de nu es tro lado ) dej amo d e \'erlo. Reapa-
Ie.co" . E, t<t o n,ecu encia es de la m á, ,igni- reció, avanzando de d e e l no rte, muy cam-
fica t iva impo rLll1 cia &i se t iene pre,ente que biado : había reunido todas sus pequeflas y
la p er -pectiva e, Ull a ·· lO ncliti o sin e qua húmedas lengu as . cansa das de arrastrarse
n o n" de la realidad: si e l narrador y lector tra bajosa mente, dUl'ante kil ó metros. sobre
omparten una mi m a per peeLi\'a, tambi én guij arros ( . .. ). Pero era c\emasiaLlo tar:le
comparte n mundo, porqu e lo crea ll desde para engrosa r y tomar aires d e imponanCl a:
un cierto ángulo O altu ra com ún. el mar es t,í a llí y es inútil I:t aparente gr:tn-
Si a lgui en finge leer y ~e pOll e a h :1(' rlo
d e/a de los últimos m o m entos. )'\0 tiene,
con l a ~ m a nos \'¡¡cía~ y miralld () a tenL.lll1 en-
m á, remedi o que entreg:lne: y:t no pu ede,
d \'o h'ene, des\·iart e o negarte. Por lo de-
'I\'fanuel Rojas: Hi jo de lad ró ,.. ~~S( imell to . SI go.
d e Chil e. 1 9~ 1. p. 7 . 1I1 ~1 , ~ :tlclr ás ganando a I echar tus Lltrbi as
"A l r pecIo . ]ul ián Maria s ha di cho de la leen ica ag uas, nacidas , no ob tan te, tan claras,
de n affilln o q ue : ·· es ge nia l a fuerza d e simpli ci-
dad: consiste en tomar una perspectiva y ... tomár-
se la en eri o ; ella , ola produce el personaje, lo crea
de la nad a - o de la casi nada de su presencia exter- °E, to explica tanth it' n el fastid io qu provoca n los
Il a- lo hace I'ivir ocult3m ent e . lo cerca d e mi ste ri o, jll ego ' d e sa lón cuand o . por una urbanidad mal en-
y éste es el arg um en to . m odelado en hu cco tambi én tendida. a ca da momenlo se ha cen con ces iones a un
e l \al iado o mold e de UIl argu menlo'·. (Ensay o.• d e jugador y se aband ona la p ers pec ti\'a . que son las
com ·il'l' Il cifl . Ed il ol ia l ql.ld am eri can a . Bs. Aire,. 1!J5" , I eg las del j ll ego .
p 16J ) . ' :lIaIlUel Rojas : op . cit .. pp. I Oi -111.
14 IJO D E L. \ DR6N DE ;\1 A:\ l 'EL RO] A 195
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en esa o tr:L, ta n azules, que te e pera n)"". como en el sig lo XIX y antes aún, pero
As í d escribe el narrador el interior del Ani ceto H evi a no es un narrador tradicio-
bo te de unos pescado res: "Aquí h ay un ca l- llal, com o el de L a Feria d e las Va Il ida d es,
dero redo nd o . en furma de tubo: sirve para por ejemplo, o un siglo antes, co mo el ele
calen tar la co mid a o el agua; mira , tiene El Vica rio de IVak efi eld ; es, y ésta es pro-
dentro un a tetera; ;:¡hí ha y un pl a to ele me- funda diferen cia, un pobre muchacho: lar-
tal, un jarro . d os jarros de hierro enlozad o. go, esmirriado, h am brien to , enfermo, solo.
I1lll\' salt ado. los dos, un tenedor, dos cucha- Para e. te narr:¡clo r no cuen tan las razo-
r ilLls. una caja de lata co n un poco ele café nes el e su s en con ados adversari os : " la muer-
y otro poco de azúcar. tod o re vuelto: aho- te d el narrador es n o so la mente el resulta-
rra tiempo : echas el café con el azúcar: una do ele la apari ción de aqu ellos medios ele
botella \'acía; tendría agua; bah: a esta ho- expresi6 n co n que se puede reproducir ade.
ra tiene que estar yacía , pero al partir, ayer cu adarnente la corriente de la conciencia
en la tarde. seguramente habí:! algo recon- (que R ojas emplea co n singul ar maestría,
fortante: vin o o aguardiente" Q . co m o se mos trará m ás adel a nte) . La lucha
Complet an la ilusi6n ele la identidael ele contra el narrado r se deriva el e cau sas m ás
la perspecti.v a ele n a.rrador y lector ::dgunos pro fund as y complet amen te p ec uliares. En
recur QS cuid ad osamente mimetilados, pero é l se comba te aquell a "segurid ad" de la no-
mu y efec tiyo , como es el de la enumera- \"ela tradi cio n a l, co ntra la cu a l e suble va
ci6n "un jarro, d o j arros de hierro enlo- el mod erno sentimiento de la vi da . Se pien-
zado ", en la que el n anaelor parece estar sa que la opacid ad del mundo es tan fuert e
rect ifidtndose porque no ha visto bien , )' ta n irreso luble el problema rel a tivo al
mas, apen as lo acl\'ierte -y esto es lo clecis i- sentido elel ser, que nadie puede o btener
\"0- lo parti cipa a su interlocutor, e l lector. una idea general del conjunto desde pun-
y se pu ed e llam ar así al lector porque Ro- tos de vista apartados (es d ecir, desde el
j as, en su maestría, llega a h acerlo con ver- punto de vista d e l n arrador épico) ni per-
sar co n el narrador: "una botella vací a ; cibir el sentido ele los acontecimientos ni
tendrí a agu a (¿De dónde sacas eso, si está descubrir un centro de relaciones coheren-
seca ?, se puede supo ner que le pregunta tes ni de alca nzar la seguridad de la actitud
el lector) bah: a esta h o ra tiene que es tar contemplativa , El n arrado r mismo debe ser
vacía , pero a l partir. .. " incluido en la plen a insegurid ad del mun-
¿Dónele es tá la novedad, a tod o esto? Por- do y de la vida: e o es lo qu e parece exigir
que en toda la n o vela m oderna y muy espe- la autenticid acl"llI.
ci almente en la del sigl o p as ado, los e fuer- Ani ceto Hevi a, el narrado r, arrastra , pues
70S por logra r la integració n del lector - po r al lector a su propia "insegurid ad": "Es
perspecti va compartid a co n el n arrador, se una hi sto ri a larga y, lo que es peor, confu-
entiende- so n continu ad o ' y perfec tamente sa", d eclara ya en la primera página, Y
discernibl e . Po r o tra parte, la crisis , di ag- luego, " Creo que, primero o después, estu-
nosti cad a por Ka y er, de la novel a moder- \ c preso". "¿ Q u é ha cer? No era mu cho lo
na apunta so bre tod o a la fun ci6 n del n a- q u e podí a hacer; a lo sumo mo rir; pero ,no
rrador per o nal, que se h;:¡ ce cue ti<Jn a ble, y es fácil mo rir. No podí a pensa r en trabapr
aun a su propi a exi <, ten cia , ya que de apa- -me habría caíd o ele la esca lera- y menos
rece to talme nte en los casos extremos. podí a pen sa r en ro bar -el pulmón herido
La contradi cc ir'lIl es m á" a parente qu e me impedía re pirar profund amente. Tam-
rea l: cierto es que R o ja" utili ra un recurso poco era fáci I vi vi ¡-".
tradi cio n a l, pero lo utili/.a co n un ~, e ntid () Los ej emplos POdl Lln multi p li c~rs.e .inde-
n uevo, con una inten ción di -tinta. El narra- finidamente_ E l último : "¿Escnblr? ¿A
dor en Hijo d e lad rrin es Ani ceLO Hevia qui én? Menos a bsurd o era pr o poners~ en-
y el lecto r co mparte co n él su pen pectiv:.t co ntrar un camello pas ando po r el oJ o de
la aguja que un p:¡ri entc mío en algunas
de las ciud ades del A tLinti co sur, preleriebs
"Manuel R.ojas : .o p. cit., p. í 8. T ambié n debe en-
tend erse este ca pítul.o co mo una pista que ~l na-
por ellos". El n arrador, e n s u.m~ , cun~ple
rrad.or prop.orciona al le ct.or y no resulta arbltrar~a aquí una fun ci6 n to.taJmente (il s.tlllta : SI. ~n
o impertin e nte una Inte rpretaCIón sHnbó hca,: el n.o las narracio nes tr~I ( [¡ C1o n a le s la llltegraClon
e el hombre y s u curso de la Vida de éste, no dl- narrador-lector sir ve de apoyo ;¡ este últi-
vidid.o y saqu ead.o p.or campes in.os e industrial es",
d e a g u~ s turbia s, naCl~a s , SIn embargo, tan claras, mo, de h az ilumin ado r d e lo-s nüs apan :l-
que pronto se han d e Int egrar en .otras mu y azules
y puras .
• ~ [ a n ll e l R.oja s: .op. cit., p. 340. 'ÚKayse r: op. cit., pp. ~ 3A 4.
106 A;\A I. ES DE l!\ UNIVERSIDAD DE CHIL E

do rincone<; d el co ntenid o cúmúco, de fuer- punto de co nvertirse en experiencia azoran-


Z3. dispensadora d e confianza y seguridad; le su lectura para el lector desprevenido, En
aquÍ en Hi jo de ladrOl/, sirve p ara sacar el presente trabajo se analiz;¡rán tres clases
a l lector d e u sedentarismo habitual y d e in conexiones ue significati\'a frecuencia
arrancarlo vi o lentamente del m arco de se- en la no\'ela Hijo de ladrón,
guridades con que el "confon" moderno lo
rodeó, p ara exponerl o, junto a l protagoni - hCO:\ EXIO:\ES POR LA EXCESl\'.\ \'ELOCIDAD
ta, en el sentido riguroso de Rilke: "¡Noso- DEL RELATO
tros, infinitamente expuesto !" ¡Que con07-
ca el d olor, el desa mparo, el absurclo, la Si una novela es el libre juego imaginati-
soledad! vo ue una perspectiva siempre fiel a sí mi s-
Es ta técnica de la narración enmarcada, ma, la especial índole de la perspectiva de
en primera persona y co n la identid acl de és ta, Hijo de ladró n de Manuel Rojas,
perspectiva narrador-Ienor, segú n se ha cuya determinación ya se ha intentauo, ha-
mos trado, implica, por OlCl p:lrte, una for- ce que el tiempo de narración adquiera una
mal renun cia a los procedimientos de la velocidad extraordinaria, que muchas \'e-
"omniscienci3." ép ica y su rasgo estilístico ces llega hasta la fr anca inconexión 1:1,
m :í sobres3.liente, la anticipación l l , Se vio cómo la cabal integración narra-
clor-lector llega a producir en ellos una for-
Lts co n ecuen cias de la adopción de esta
ma tle relaci ón que bien puede asimilarse
técnica o, mejor dicho, la técn ica que exige
a la "situación coloquial", con touo lo que
la adopción de es te punto de vista, entre
dicha denominación implica _ Por ejemillo,
sus muchos rasgos di~tinti\o ' , ofrece la de
la percepción y justa comprensión de un
un "sujet"12 rico en inconexi ones ha sta el
sinnúmero de cletalles obvios para los que
dialogan y co nviven, precisa mente porque
se d an en el contexto \"ital complejo del que
"e f, Wolfga ng Kavser : I n terpretación 'V ana lisi - de
la obra li teraria, Biblioteca Rom, nica H ispá nica, ellos mismo forman parte, Si el lector, en
Editorial Gredas, :\ladrid, 1954, pp , 324-326, ca mbio, estuviese a la distancia que exige la
La d egenerac ión de la novela en ensayo consiste actitud narrativa de la epopeya, todo esto
en la supresión de lo m ás propio de ell a : la narra- requeriría una fatigosa enumeración , que
ción, pero esto, a su ,'ez, signifi ca la susti tución de
la perspec tiva co ncre ta del rel ato por un p unto de por prolija que fuese, estaría condenada
,ista abstracto , el de la exposición , rac iocin io o teo- de antemano al frac aso, por incompleta en
ría, Lo curi oso es que la filo sofia ha d escub ierto relación con la vida,
que la perspectiva abst rac ta -tambié n la del narra- Si a la gran velocidad que imprime al
uor é pico, por lo tanto- es, en cierta medida, falsa,
ya que sólo uesde un punto de vista con creto se relato la identidad de perspectivas, e unen
uescubre la rea lid ad , Son varios los pensadores que los frecuentes desplaza mientos temporales
recl a man la urgencia de la co nstituci ón de una "Ló- propios de la técn ica del recuerdo , de los
g ica co ncre ta" o "Lógica del p ensami ento concre to", "raconti" que hacen pensa r en el cine: "Es
porqu e e tima n que no h ay o tro posibl e, Es curioso
tambi¿' n obserl'a r la "actituu narra ti\'a" en conno- un a historia larga y confusa. _," se com-
lados en a)i sta . Miguel d e Cnamuno, por ejemplo, prenclerá el hecho de que abunden las in-
q ue alude a l lec tor con procedimientos típi cos d e la conexiones en Hijo de ladrón y no por ca-
no\c listica deci monó ni ca. E n o tras palabras, la teo-
rí a ti en e que ser ta mbi én, a su modo, no vela.
" René \ \'ellek y Au ti n \Varren: T eo ria lit era ria , ma" d e la ficción (la experi encia, leclUras, etc., del
Biblioteca R om~lIli ca Hispáni ca, Editorial Gredas, autor); el "sujet" es tina I determinación I de la
Madrid, 1953, p. 380: "Los for m alistas ru sos distin- "fábula": o, m ejor. un enfocami elllo más nítido de
g uen en tre la " [¡ibula" -la sec.uencia temporal-cau- la fi cción n arra ti\ a ". (C itan a Tomasche\'Sky, T eo -
sal q ue. refi érase co mo se refiera es el "cuenlo" o el "i,'a Lit erat llr)' , Leningrado, 193 1) .
tern a d el cuellto- y el "sujet", que ca brí a tradu cir " Se llama "tiempo d e narració n" al que correspon-
p or "e trllctllra narrati va". La "fábula" e la suma y ue a l "Slljct"; por tanlo, es tiempo psíquico o Clla-
cifra de todos los " mo li vos", mi enlras e l "s uj et" e' Iifi,ado, va pertenezca a los perso najes o al narra-
la presenta ci ón ar tís ti camen te ui sp u es ta d e 10- m o- dor. que en touo caso es ti empo fisca lizado por el
tivos (a menud o comp lctamenl ' d l~ linlO')_ Ejempl os nove lista, "Este desp ach a años enteros con unas
eviden tes impli ca n despla7ami enlo t"mpora l: co- frases, pero dedica dos largos capitulas a un baile
mi en zo " in m edi a res ". como la " Ou isea" y "Bar- () una velada", dicen Wellek y \\'anen , op, cit .. p,
n ab y Ruuge " : tras laciones ha cia atds y h ac ia ade- 38 1.
lante, como en e l " _\bsa I0111, Absalom", de Faulkner. El ti empo de narra ción, que maneja el autor.
El "suje t" d e la obra de Fa ulk ner " s 1 Lay Dying" tiene su correlato en el tiempo de lectura, que mi-
implica qu e la hi sloria la refieran uno tras otro los de e l lector. Es de la mayor importan cia la compa-
m iembros de un a familia al lI e\ar e l cadáver de la ración entre el tiempo de lectura y el tiempo de la
m adre a un cemente rio lejano, El " sujet" es argu_ fabu la (fisi co o es tri ctam ente cronológico), lo que
m en to en cua nto e le inter pone el "pun to de "is- permite det enninar una cond ensación o una dilata-
la" , e l "foco o centro de la n a n aciÓn". La fábula es, ( iÓ11 uel "slljet", o sea, la velocidad o morosiuau
p or as í d ec ir, U11 a abstra cción ue la "m3tcl iJ pri- -" lempo lento"- del relat o, respec ti\-amente,

1.
HIJo DE. LAORÓN DEMA:'-:UEL ROJAS 107

~ualidad o impericia de su autor, sino por Así , e describe el ambi enle de una canti-
lo contrario. ll a d e l Pasaje QuilloLl de Valparaíso, en
El episodio de la deb ción ele Vi ctoriano, una ¡[e-;cripció n que pertenece al reino de
el policía humanizado por un laclró n , eSlú lo definiti\'O : " . . .eran pocos los que llega-
contado en esta forma: "Era demasiado. ban a la esquina en que el pasaje doblaba
En el calabozo empezó a gritar y a decir ta- y morí a, y eran pocos porque los bares, con
les cosas que el j efe, a quien se le lIe\'ó el sus graneles pianos autom á ticos, que mos-
cuento, lo hizo llevar a su presencia . ¿Qué traban paisajes en que se veía salir y tt-asb-
e;,tás diciendo? La \·erclad. ¿Y cuál es la ver- darse el sol. la luna y b es trellas, caer sal-
dad? A \'er, \'os sos un buen gaucho; aclare- tos de agua y naclar cisnes y desfilar pálidos
mos, y el l'\egro Antonio, fanfarrón yeslú- caball eros y enamoradas d amiselas; sus in-
pido, lo contÓ tocio: Victoriano, y como él terminables hileras de bote llones en que
la mayoría de los a genle~, recibía coimas respbndecían, iluminados por la luz ele
de los ladrones. :\Iientes. ¿7\1iento? ¿Quiere las ampolleta el éc tricas, el morado vino y
que se lo pruebe) Te pongo en libertad la ocre o rosada chi cha; sus camareras ele to-
incondicion :d. Hecho" 11. ca y delantal blanco, que los parroquianos
El procedimiento empleado aquí es b manoseaban a gusto y que solían aceptar
llamada "Iocuci ~~' , en la cual el talo cual brindis y talo cual invitación pa-
narrador " es ta y no está presente", ya que ra actos men os públi cos qu e el ele beber
se proyecta al interior de los personaje" una copila, tenían una enorme fuena atrac-
hablando desde u perspecti\·a LJ . (Es decir, tiva. Por lo c1emis, ¿a quien le hace mal
una \'ez que el narrador se ha asegurado la una cervecita, un traguito de chicha, un
compúiía elel lector, como un cuerpo la de sorbito de vino o una buchadita de aguar-
su sombra, entonces, se permite ~ encilla­ diente? A nadie. Vamos hombre, no seas
mente desa parecer, diso lverse junto con el a,í; UIl ratito nada más; lodavía es tempra-
lec tor para emerger sucesi\'amente en las co- no. -Sí. pero la señora está enferma-, ¡Y
rrien tes de conciencia de \'arios personajes. qu é ' :\0 se \'a a morir porque llegues una
1'\0 se l.rata de describir el "stream of cons- media hora más tarcle- . Es que le llevo
ciousness" tal como remolinea en el hom- unos remedios aquí-o Después se los das.
bre a cada momento -a eso llegan quiene :"1 ira , ahí es tá la que te gusta: la i\Iariqui-
prescinden por completo de uno de lo ' t ~l - . Escí. buena, ¿no? ¡Qu é hubo! ¡Cómo
principios formati\'os e 'encia les de b nm'e- les va! ¿Qué se habían hecho? -~ada, pues,
la, el narrado r-, sino de aprovechar una ~ u[ri e nd() por no \·erla-. ¡Vaya! ¿Qué les
técnica no \'Í ima para enriquecer el vi ejo, ir\'O? -Pa 'aba UIl palio obre la m es a-, La
antiquísimo arte de n arrar: no se renun ia ( h icha está de m a arb; pur a uva. U n do-
a la forma en pro de la autenti cithd \'il a l bl e sed. .. . -U n d o bl e, o sea, dos litros.
-C'5 0 sería el psicograma- sino que se em- Buen trago. -Sírvase u led primero, Mari-
plea é~ ta en pro d e la f o rma, se Ll obliga a quita. Sáquele el ven eno.. -u salud" 16.
adapta rse a las regla s del arte -y eso e~ una El di;'t!ogo en general y mu y especi:t1men-
novel a) . te e ~ t e cl ifdogo (ernido por una co nciencia
La " lacucic'm vivid a" , pu es c,LI en [Ull- qu e e\'OGl -o qu e simula e\'ocar- repre-
ción de la novela como obra de arLe, es ~e nLI un prodig io de agilidad narrativa:
deci r , a l ser vicio d e un juego arLificio () y mu y poco de com ún tiene co n. el diálogo
uperi o r ; i cobr ar a vicia ind ependiente y dr;¡ m ;ltiu> (as í como é te ta mbI én es muy
~e de arro llara " in ex t e n ~ o " , a<..a ,o interc- diqill to , eg úll ea teatra l o cillell1;llogr;Hi-
~ar ía como d escr ipc ión de la p ico log ía d el co) . D esd e " ¿a qui én le ha ce mal una cen'e-
dela tor, pero sería fatal para b re;¡JiLac ióll (it;!. .. ?" h a ~ ta "S f'qu e le el \en e no. A su sa-
de la novela en cuanto ta l. lud .. ha n tra n c lI r rid(l , ~i no hora , por lo
P or otra parl e, si e l ef)iwdiO tramcrito m e 'IO~ m llch himo m ~" ti em po que los vein-
no hu biese estado con lac o en esta forma , tic in(o ~e g ulldm d e le tur:!.
el tiempo de n arración tendría que haber PI r o tra p arle, la ex pli cación de este he-
sido con idera blemel1le más largo. Y no cho, la conrlenaciún d e l ti empo ele narra-
habría sido éHa ~ólo un a diferencia de velo- ción o bser\'ada e n una descripción , más in-
cidad ... co mo no es ,ólo de \'elocidad b. comprendido que paradójico , se debe a que
diferen cia entre Ulla gacela y un hipo póta- ;Imbos términ o , descripción y narración,
rno en ti erra [irme. 011 equívocos . Si por descripción se entien-
de sól o d e~ ri¡> ión d e "co s a ~" -como los
" \fanll cl Roj as: op ci l., pp . 50-5 1.
'-·ef.Kayse r: Orige n y crisis, p. 42. " Manue l lü'jas : 01'. cil., pp . 1·10 · 111.
198 A~ALES DE L \ Ui\I\·ERSlDAD DE CHILE

realistas-, h ay un contrasentido; pero si .En Primer lugar, tod os los d esJ? lala-
se entiende como descripción de realidades mlentos tempora les de ~ ta novela tienen
yit a les, es decir, ele mundo, en el sentido la mi sma perspecti\'a y a menmlo apare-
riguro o de mundo de alguien, no hay tal ce n . diferentes tipos de letras (redonda,
co ntrasentido. Y la narra ción misma se la curslv~, o bastardilla, etc.) , paréntesis, nu.
puede entend er como "referencia" o relato meraClon de capítulos con números árabes
de algo a u se nte, o bien como presencia na- y romanos, alternadamente y otros recur-
rrati\'a, personal y no cosificada, como so , cuya finalidad es entregar al lector el
"asistencia" activa a una vida humana)' a hrlo de los sucesos ~~. Como éste ya es tá
la consti tución ele un a personalidaeP". e n la perspecti\'a del narrad o r, no le resul-
ta fatigoso seguirlo , no en esta secuencia
INCONEXI()~ES POR BRl"SCOS y CO~SlDERABLES múltiple -que no la ha y- , si no en esta
DE PLAZr\~IlE:\'TOS T E MPORALES secuencia desordenada -"nunca he podido
pensar como pudiera hacerlo un metro ... ".
Las in co nexiones por desplazamientos En el capítulo JI de la Primera P arte
temporales son una co nsecuencia directa ha y ya una considerable di gre~ión , que
de la técnica de la e\ocación en primera aparece entre paréntesis. El capítulo V
perso na ha ce ll pensar en los "montajes" transporta brusca mente al lec tor a la in-
cinem a tográ ficos. Sin embargo, no debe fancia ele Aniceto; el VI la continú a des·
confundirse aquel proced imiento con éste, arrollando y, bru ca mente otra vez, el ca-
común a la noyela )' al cine: el de la se- pítulo VII lo trae a su presente, e e que
cuen cia múltiple 1s . habí a interrumpido al final del c;,rpítulo
Amado Alonso ha sorprendido e~te pro- IV.
cedimiento en la novela Fies/r¡ ell lI oviem- Lo~ ca pí tu los V11 y V111 desa rrollan las
bre, de Eduardo ~lallealo, pero b aparente avenw r:J del vagabundo de las tortugui-
secuencia múltiple o técni ca cinema tográ- tas, el hijo del profe or apa~ionado por
fica de Hijo de ladrrjll e~t á determi nada la., m a tem át icas , pero esto -es importan.
exclusi\'amente por el recuerd o de l narra- te- desde la perspecti\·a de Aniceto, es
dor, más o menos espontáneo)' capri choso decir, ca i la e1el lector.
en sus asociaciones. Se aviene m ás a lo que El ca pítulo IX es aquél en que el narra·
\Villiam James llamaba "s tream of cons- dor h a bla e1el río Aconcagua, que es lIn a
ciousness", porque resulta sólo de la proyec- manera de hab lar con el lector. Aparece
c ión del tiempo interior , en ta nto que en totalmente enmarcado entr e parénte is.
los "montajes" tien e que em plearse necesa- Luego "iene la sección Solos y romo
riamente la técn ica "omnisciente", ya que puedan, en que se narra la muerte de b
no e un cambi o temporal de una misma m adre. la encarcelación elel padre y el epi·
per-'pectiva, ~ino la perspec ti\'a entera es la ~odio del cojo l saías. Consta de cuatro
que ca mbia~ n . ca pítulo~ , enumerad os co n signos ára bes ¡-
Di ce Erich Auerbach, a propó ita de la esc ritos con lelra bastardi lla.
técni ca n arrati\'a de Virginia \ ,Voolf. que a EmpieLa la Segunda P a rte exactamente
menudo en las novel as contemporáneas se en el mismo punto de la Primera: cuando
dan \'arios personajes si n co nexión alguna, Aniceto sale de la circe l. despu és ele su
cu yos destinos so n perseguido sin que el pulmonía. Todo el capítulo 11 es una im·
lector pueda tener en sus manos el hilo portantísima digresión : " (Imagín ate que
de los ~ u ce s o, ~ l. Pero és te no es el caso de tien es una herida ... ) " . Es, según se Jijo,
Hijo de ladrón, co m o ~e veri inmediata- una cOl1\'ersación con el lect o r. \' el estilo
mente. direct o , entre otra c osa~ , ti ene la (unción
de acortar di t:lll cias.
" Cf. J u li á n Mal ías: 1_0 , enli rind JI/l/nana en In l/O· El capítulo 1\' de la Segunda Parte con·
v ela, e n Im agen d e la v ida JlIIl/ ta 710 , Emecé EdiLO- lilllÚ el desarrollo de la acción cortad3.
I CS, S. 1\ ., Buenos ires , 19-,:;. pp. 33·38. bru.,ca mente en el V de la Primera Parte
" e L \\'e ll ek y Wal re n : o p. ciL. , p. 387 .
] Ama do .\l om(J : Materia )' forlllo en poesia, Biblio·
teca Ro mán ica Hi spá ni ca, Editor ial Gredos, Madrid, "'Est a inten ción " o rie ntad ora " se h ace más patente
1955, p. 45 7. en ediciones po, tel iores de Hijo d I! ladrón: "Río de
3rf al es e l ca o, por ej emplo, de la novela · ' ~Iono las C:ue\ as", que empieza con un brusco desplaza·
y Ese ncia ", de Aldous Hu xley, que tiene toda la miento tcmp0ra l: "A l despertar tu\'e el presenti·
es tructura d e un gui ó n cin emawg rá fi co. l11iento de que a lgo inqui etante, que no h abria po·
olEri ch .\ uerbach: M ím esis. La re preun laciól1 de la dido precisar qu é era .. . ,. (221), \'a desde la 2~ edi·
realid ad en la li te ralul a occid e n tal, Fondo de C:ul· ción comienza así: '· tres m eses después de estar en
tUl a Económ i a, Méx ico, 1950, p. 5 14. la cO ldill era .. . " ( 180) .
HI Jo D E L \l>R Ó:-' nI-' .\f.\ :\' l 'EI. Ro] ,\ 199
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\ ell é l e llln erO'e A ni ceto en su co n cie n- tengo (río ; d:1l11 C :l g U;¡, ¡lg II:1 rrc GI, te n go
éia -acom p:1I1a c!0 de1 lecto r, n a lllr a lm e n- ~e d; le h e di ch o qll e n( lll e toque, ¿quién
le-: " A h , n e l-lOr : u tec! n o ti e ne e nifi- e\ II Led p :ILI [rH ~Irm e: ¡:\1a nü! Por ravor,
cad o; :Itr:b : e n t iérre-e p o r allí y no ca min e, :I yúd em e a suj e tarl o; e me va a arrane lr
110 re~p ir e, no p l ocree , n o mire . E l qu c d e la ca m;t. .. Agu a, ¿cómo s ig u e? E stá m a l.
, igue : ta m poto ti e n e . E~ t 'in en toclas p:lr- Po bre mu cha cho. Oh, por favo r, llamen a
tes y en do n d e me no se espera, en lo m i madre" ~ '-'.
recodos d e la ca rre tera , en los rincones d e Sigue Rio dI' la s ClI evas, co n el mismo
los mu elles , e n los p o rtewe los de las conli- tipo de le tra que " só lo's y co m o puedan"
llera ., de tr á ele las puertas , de b a jo d e l:t ~ - ba tanlilla, po r opos ició n ;l la redo nda
ca m as y exa min a n lo certificad os , :l ce p- d e l resto d e l libro- v con la mism a [Ull-
uindo los o n o, g U:lrd á ndolos o devo!\'ié n- ción. Son cin co cap Íll;los enumerados tam-
do lo : no es t ~l en r egla . le falta la firma, bién co n si g n os ~Ir abes , que co ntinú a n r e-
no tien e fecha, ( . . .) e,la firm a n o ti e ne latando la infami a de Aniceto, después
r úbrica . ¡(UIlO he u\ado r úbri ca ni bita que d ej ó Bu e nos Aires y se desp idi ó de
q ue m e h ace. :'\ 0 . e rlu r. i Cum a e le oc u- Bartola l o n un a mirad :! y de Isa ías, co n
rre ! U n a l ir ma sin rú brica es como un tur- un ladrilla zo . Aq uí se n'a rr a el viaje a
co ~i n bi go te, j . je, j e . u-;liga m e un certi- Chile, at ra \ esa nd o b cordi ll era.
fi cado v \ 0 le d ~l r é otro: para eso e\ lO\'. Em p iel :l la Terce r:1 Parte o tra \'ez en el
Record ilb!l u no por lino li S rostros de 0 ')- mi"mo mo m ellto qu e la Prim era y la Se-
m ellares de pape le e ta mpill aclos" ~3 . g unda, pero empi e¡a n tambié n en e ll a
y a~ í , ell med io de es te alu cin :lI1te r eLl to ~oste n idas evocac iones d e la in LlIlcia ele
- otra muestra m ag n ifica d e "l oc u ción \' i- \ni ce lo en Buenos A ires . En tre ellas, la
Yid a"-, e pará ndo lo apena - p o r un punto del Tano , un ladrón mi serable que había
,egui do , .\ni ceto a loca a ,u
púb lico e n a~ e in ado ;¡ ~ u b e n efac to r y \'iví a cas i de
o tra rea li dad. ta n h a til y pe lig ro a com o limo n a ("Termin a rá en policía, decían
la anter ior : " El faro l g imi ó y dejó caer a l ~d gu no~") y la de P edro, el Mulato ("Aquel
su elo una Ilu\'ia d e trOLa de "id r io, y e l mul ato era un er adorab le: nos lle"aba
hombre, u n h o mb re cu adra d o , cuadrado de donde le pedíamos y n os co nl a ba lo que
cu er po, cu adrad o de mano; , pasó corri e n- le pedíamos qu e nus contase, so bre tocio
do ... " ~l . u a\ e ntura a tLI \'é de r íos , bosques y
L os capí tu lo \', VJ. VII de h Segund a p a nta n os , con ti gre~, víbora y extraños
P arte, narran la luch a de los obrero · )' IOb p:ij a ros") .
po l icías y la seg un d a cncarce la ió n - por En e l capílulu III e lI arra e l cn u e nlro
lo m enos e n Val paraí. 0 - d e l n arra d o r. A l co n e l Filó~o fo y C ri sti ún y h as ta el VIl!
fina l d el VI I , (uando An icelo sa le al p a tio duran las p e n a lidad es compa rtidas entre
y con te mpl a e l , ie h e~ t r el bdo , libr án d osc 10<; l re,. E n el VII h ay un a la rga digresión
de la angU!,tia y del asco que le p ro \'oca- :1 cu cn r;) d e l filó'lOro, marcad :l por p aré n-
Ion las (hi n c h e~ . em p ie/ a ;:¡ recordar e l se- l e~ i, : " (E l ~ il1\' e rg lt e rlla de C ri li <i n tie ne
gundo \ iaj e ele l vagabu ndo de In ~ Ic nte, I <l /, 'm: m c gU ~t:I, pero m e gU\l:1 como el
y la tort ug,I' . En e~ o emp lea tOcio e l lap í- \ ie nt() () Lt Iun :!. .. ) ". Se ref ier e a la esposa
tu l(J 111. del lll ae\lro /a< illl O. l:t , e i1nra Esp eranza,
L o~ ca p íLUl o, sigu icn lcs, d e l I X :d X Ill , un ;l In ll jel " como para un r g:do" ~(\.
cue ntan las pe ri pec ias eH un id :l~ e n la Sec- y a llt e~ ha Olnl , un a espec ie de di ¡ilogo
ción d e Dcten idos y te r min a ( un la "i- enli e Eche\ ell ía .• \n il etú, tam bi é n l1ur-
bra ntc n arrac iún de Lt pulmoní a d e l pm- ( ad a pOI p;rré lll C\ i., : "( p ero e\ qu e ni d es-
tago ni sta co n un proced im iento Il ama clo de cel ca ni d e~ d e le jr" ere) un bu e n molO
" di á logo inter inr " : " L o~ p resos ll a m,lJ'(J!1 a ni n:lcl a qu e se le par ella: ( ... ) , d e modo
lo, genda r m es, lo) ge nd ar m e~ al ca bo , e l qu e no 1 h "ga; illl ~ i o n <.:\ , A ni re to. l () m ei

cabo a un méd ico" fui tr as bdado a la e n- h ago nin g un :l, Ec il C\'en id . Lo q u c 0< urre
ferm e ría: h a b la ba' ~o lo } pre te nclí a huir, e que 11 ,lm;l') l;¡ alcnc iún po r e l con l ra, te
,wo d e fie bre . e, terto r e e n el pulmón i/-
qui erdo, pul ,o mu ) ag ilado , ventosa' , COIll-
z"\ / a ll ue l R ojas: op . ( il .. p. ~ I S . Se 11 , ma "diá logo
pre a~ , ) ca li e n tcs, bi ell ca li e nt e~ , aunque illl er i"r" a un a de la. formas e n q ue la corn e nte
lo qu e m n, sí. d éj eme, nr) me toqu e, qui ero d e la co n cien cia d e un a fig ura im ag inaria se puede
qu e ve n ga mi m acl r e; oh , m a má, abríga me, c>.p l eQ L e n el la. la li ~ ura m i-ma . e co nvi e n e en
In Clll (ll'. ()Iras [ "1 lil as , (In la lo lin ón \ Ind a y el
II1 0ll Ól(lgo ill tc riOt.
"';\ / a n u e l Roja,: "p . cit.. 1' . 11 8. '"~ra llu e l Ro ja, : ú p. ( il.. pp . J 18-322. Se trala de
" \I an u cl Roja,: 0\1 . Lit., p. 11 8. UII la lgu <'d ifJ! ogo inl l.' l iu l· '.
~oo ANALES D.E lA U NIVE.RSID \0 DE CHILE

que h ay entre tu cuerpo y la expreslOn de "No podía quedarme p ara siempre ante la
tu cara y de tu mirada como de paloma, puerta de la cárcel. El centinela me miraba
que e1ebe sor prender a las mujeres, a toda la con insistencia y p arecía entre curioso v
gente . mejor dicho. y a mí también .. .)" :!'. molesto, curioso porque era yo un raro
Es te di álogo interior corresponde a una excarcelado: en vez de irme a grandes pa-
e\'ocación de A n ice to, el narrador. y repre- sos, corrienelo si era posible, me quedaba
se nt:t un d es pl aza miento temporal brusco frente a la puerta , inmó\-il, como contra-
y considerable: aparece directamente -en- ri~d? de salir en libertad; y molesto porque
marcado entre p:tréntesis, como se dijo- a mI fIgura no era, ele ningún m odo. decora-
co ntinuación del relato de Aniceto de su tiva; y ya es suficiente ser gend arme de un
co nocimi ento mutuo con la señora Espe- edificio como aquél p ara que además se le
ranza. ¿Cuál es su fun ción ahí? Simplemen- plante allí un ser, macilento y mal \-estielo,
te m ostrar que el narrador conoce la his- sin miras de querer marchar se. La \-erdad,
tori a q ue cuenta, que esto que evoca fue sin embargo , es que de buena gana habría
un comentario muy posterior que hiciera a vuelto a entrar. .. " ~ 9 .
su amigo, el Filósofo. y las respuestas de El curso narrativo que aquí aparece se
és te a sus ingenuas indagaciones yuelven conecta, en el capítulo IV, con la acción
ahora. en e l presente en que narra y él las que apareció de pronto, en el capítulo \ 11
ord ena junto al m ás remoto de los presen- de la Primer:t Parte, con la clara funci ón
tes : aquél cuanclo vio por primera vez a la de servir de introducción al episodio del
in citante muj er. Así domin a el tiempo un vagabundo de las tortugas : ":--Jo pude, lme ,
eximio novel ista ; así lo califica y le confie- embarcar: carecía de documento y a pesar
re un relie\'e especial (sin que esta "segu- de mis pi ernas y de mis brazos, él pe ar de
ridad del n a rrador" desvirtúe, en ningún m is pu lm o nes y ele mi estómago, a pesar
caso, la autenticidad yital de lo narrado). ele mi so ledad de mi hambre, parecía no
Fin a lmente, viene la Secc ió n El Filóso- existir p ara n adie" 3n.
fo, Cristiáll y )'0, que ti en e dos cap ítulos El capítulo IV de la Seguml a Parte em-
e n los que se cuenta la di fíc il decis ión de pieza así: "-Adiós. Te escribi ré d esde P:l-
Cristi án y las conmovedoras circuns tancias namá o desde Nueva York. El barco viró.
que lo impulsaron a aco mpañar a sus ami- empujado por las narices de los remolo -
gos a tr a bajar. dores, buscando el norte con su negra
Cabe, pues, referir tod as las inconexio- proa: C. S. A. V . ¿Dónde iría ya?" :JI. Se
nes - por lo menos gran p arte de ellas- a despide del compaiiero o cas io n a l y se en-
una somera acción central: la que comien- frenta con el \'iolento motín de Va l para íso.
za en la Primera Parte -aunque no dure Despu és de la sección " Río de b s Cue-
más de un a p~'t g ina: "l\Iuchos días ele cár- vas", vuelve a aparecer el curso soterrado
ce l v mu cha's noch e durmiendo sobre el de la acción al comienzo de la Tercera
sueló de cemento, sin una fr azada; como Parte, aunque se hunda tle inmediato, se-
co n ecuen cia. pulmúnía; después, tos, una gún se elijo, en el m:lgico mundo ele los
tos qu e brota ba d e alguna parte elel pu 1- recuerdos infa ntiles. Reaparece. po r fin. en
món h erido . Al el' d ado de alt a , puesto en el ca pítulo III de la T er cera Parte: ".'io
li bertad, y . ah'ado d e la muerte y de la tenía en Chile hacia qui én yo h-er b cara:
just icia , la ropa, arrugada y manchada de no era nada p ara n adie, n ad ie me esperab:l
pintura co lgaba . d e mí com o de un clavo. o me conocía en a lguna parte)' debía acep-
¿Qué hacer? No ela mucho lo que podía tar ° recha zar lo que me cayera en suerte.
ha cer; él lo sumo, morir. No podía pensar (. . .) Baj é las gracIas ele piedra tle aquella
en tr a bajar -me h a brí a caído ele la esca- esca lera, pero despac io, si n apre,urarme.
ler a- y m eno podía p ensa r en robar -el co mo ~i en c;lela una de e ll as mis pies en-
pulm ó n h er id o m e impedía respirar pro- contraran algo especi a l. y ll egué a la arena.
fund ameme . T a mpoco era fácil vivir. En Desde a llí vo l\'i a mirar: a la derecha se
e e e Lado y con e,a, ex p ec ta tivas, sa lí él la levan taba, sobre una elev ación rocosa, la
calle. - Es tá en libertad. Fi rme aquí. ¡Cabo estatua de un San Pedro de t:1ll1a I'í o n a tu-
de g ll a rcl i a~ Sol y viento. mar y cielo" ::!8. ral, con su túni ca de grandes pliegues y su
Esta embrion aria acción central -este calva de apó,tol" 3~.
p retex to n arra ti\-o- se reanuda, como ya
~e elijo, a l comi en zo ele la Seguntla Parte:
~J Manucl Roj as : op. cir .. p. l O\.
"' Manu el Roj as : op. cil. . p. 54 .
271\ bn u e l R ojas: o p. cit .. p. 3 1~. "Ma nuel Rojas: o p . CiL. p. lli.
" Ma n uel R oj as : op . cit., pp_ 7-8_ "'Manuel Rojas: op. cir .. p. 2,4.
HIJ O DE L \DR6'1 DE ~L\:--' I ' I:.L RUJ .\ - 20l
- -- - -- -- - - - - -----
H :ts l:t e l cap ítulo \'11 . b acc ió n corrc~ ­ ((lcn mi,m(l d e l:t pro 'ec Ion ( y lambié n
ro n de al " iI1lro il u s" ob liga d o de LIs TI' ~ tI am:t del:l lera do r itmo del reb to) .
P:trtes en qu e se d il ide 1.1 obr:l: lu ego . b Es/os ab~llrdQ s a p a rece n ele repente, (0-
co ntin úa n los d o' :I pí tul os de b ,ección Ill O "Ltpsu s" ca,u a les o producto de C I11-
El Filósofo. Cristiál/ y yo, qu e, curi osa - s:ll1 cio . del escritor , los qu e, de haber sid o
men te . a l are ce n impre os co n letra redon- ac\ ve rtIdos op0 rtlln;lmen te, h a br i:lI1se co-
da y e n umer ados con números roman os. rregido preSLlInente. Pero no h av ta l d e~ ­
¿Por qu é sep a ró R o j :rs e t;L última secc ión (llid o : so n reeur Q~ legitim os q{le ti e nen
y 110 consen ó las cara cterí ti cas tipogdri- una [un Ci t'lll y b cump le n.
cas ele las o tras d os a nler io res ) iAclyirti ó Véase esto<; ejemplos : -h~lbbn del túnel
que n o orrespondLt é ta a la IU;lción de in ter n :lcio n:1 I de Las Cuev:ls- "D e n oche
las o tr a y la e, tab leciú .ó lo por un prurito (ierran las pu ertas) les ponen uru CJd ena
de equilibrio en b dispo i iún ele las p,lr- y un ca nd ado. ¿Por qué? De día el carabi-
tes . a l e,t ilo k:l nt ia n o :' L o cierro es que h nero puede ver quién sale y qui é n e nt ra .
ú ltinn secci ó n bie n puede r e[uncl irse con De n oche no, porqu e n o e5 t;i, y e ntonces
la Tercera Pa rte 3 ; . pone el cancl ado y la cade na" 34 .
Apur:mdo la co,as y a j uzg:t r p o r lo " Los niüo co men lo que les dan. CU;'I11c!O
enorm e y r epen tino d es p l~lIa mient os tem- le, pueden dar a 19o . o lo que piden o les
porale d e H ijo de 'nd n )l/ . bi en p udiera dan lns "ecin os . que no ~ iempr e pueden
cl ~ ir e ([ ue la llo\'e la n e ~ i :1O C)o : una (!<tr y a v e ce~ tampoco pueden llun c l. .. " :ló .
cont inu a y for m id a b le digre~ i ó n. "Yo volvería alguna ve /. n o s;lb Lt cuán-
do. si e~ qu e algun:1 \"eL \'olda" ::0.
h" CO:\EXI07\ES P OR PR Y CCC IÓ" I'\ T I:. RIOR " ... decidido a perm a necer :t!Ií. aun a
riesgo de derretirse . todo el tiempo que
E n pri mer lu g:tr, h abría que apu rar~e e n fuese necesa rio y un os minutos nüs" o'.
reco n ocer que e ta for m a (! e inco n e x i,'lJ) Respecto de las proyecciones " h ac i:¡
p arece haber ':> ido consid rada ya . lJU estu adentro", pu ede d ec ir e que estas in co ne-
que se aca b a de lubbr de "di á logo int e- xi ones del rel ato , tambi é n basta nte nume-
rior", "locu ción \' ivid a ·' . ' trea m o f com- r osas en Hijo de ladran . corresponden
cio usn ess" . e tc. , p roced imientos lodos de plenamente a lo que Aue rbac h ll ama " ob-
innega bl e ín d o le p sico lógica o interna. ten ción de lo objetilo por indu cc ió n ~ ub­
Pern la cla~ i ficació n p rop u es ta, qu e inclu- jeti\"a" 3~.
ye inconex iones por p ro)ec.c ión i nteri or, \denús ele las " proyecL i o n e ~ h acia ;¡ rlle-
se h a hech o lomando en cll cn ta d irecta - ra". SlIpu e. Lamenlc espon dnea e in colh -
mente I()~ e fectos --=-d 5~l tend iend(), por lo ( i ente~ , como expresión d e p ~ iqui s II1o, GIbe
ta n to, a la Índole d e Sll~ a usa" o ;¡ la de 5e ií abr este otro procedimiento, ob,en';ldo
los m ed ios con q ue e prod u cen . a propósito de la in co n ex ió n por excesi 1 :1
I'e lncid ad del relato : es e l h ech o de b e x-
Podría h ab lar5e de do ~ c lases de pro ) e .-
Lra ord inari ~1 co ncl ell dc i('m del reb lO pOI"
cit'm : hacia afuera y h ac ia aden Lro . EI1 1.1
])'ri m en la~e, 105 epi50d io\ CXlel iores h.1 11 efecto del di:t!ogo.
En e'>I e t<l~O . s in embaI"go. ll O se t¡-;t L!
perd ido por ulmple to u h ege monía , e~ L;in
de UIl:1 "l l)c u cit'll1 vil id a" corri e nle, ~ il l() d e
;tI serv icio del de,encad enamien tu c inler-
la Ul.l en c i~1 de mucha s impres ilm e, 5ubj e-
lJl cLac ión ele los hecho , in l.ernm . 1:'5la ill-
livas ton cen tra das y r e fl ej :lcl as en el pri,-
teriori¡ac.. ión ~e ad vierte tambié n por lo
ma d e otr;l ubj et i\'iclad : la d e l Il ~HT~ld or.
ar bitrario) c.a5u a l del mO li vo exteri r ;.
Ta l e, el CI'O. por ejemp lo , del rel ;llo d e
por la l rec.. u en le ca íd 'l n a b ~ Ll rd()5 y ~ ill
Lt i n,>t~'¡;lc i ón d e un campame llto camine-
sen ti d os, mu y r icos en si?;n if ic«c i")J) p~i( l­
J O , e n plena cordill era : " - . ' o ~ e qu edell
lógica, u ya fun ió n \ ela d a e i n di car el
allí, p~lrad o~ lIl!l10 p el\it e nle" . Tl llLlvía 1\0
ll em(),> co ncluido: e,tal1lOS 'lllPC¡:llIdo. 1by
~- [ ' I1')'ase prcsc lll C q uc est a cs trllctura es la qu c co - que llevar ; to p~lra a ll ;i. alLi. , Í. d o ndc
n cs p ~ndc a la pr im era ed ici ó n de la no ve la. cu~ a c., ttl e. a piedra s''}" <mde. V;¡m(l ~, Ili¡"¡itos , '~ l -
fich a bi b liOf( r:if ita se d IO oportu nam en te , por la
qu e se ha eS laclu ci tan d o en le trabajo. En edicin -
!le p ostel iores se han hecho d e a parece r las t res , I-:¡¡;..;;...." M" a nu cl R oj as : op. cit. , pp. 238-200-2':;0·239 .

secc iones cn basta rd il la v co n num e ros romanos: en " .. La int en ción de ap roxi mar c a b rea lidaJ ob jc-
la quin ta ed ición . por c jcmpln. de 19: fl , "<; ol n, y li" a mcd ia llte lI111 chas ill1pr e ~ i{¡lI ~ , uiJj e l i\' 3' de di-
l (lmO p ued an" figu r a com o ua tro capitul as 111 ,;, , c rsas pc r;o na (y ( 11 li e mp os d ifere n les) c, e'c n -
de la Pr imera P a rte: " R ío d e la s C uevas". a mo (Ial p ara eSt ·· pr(l ced imi ent\!. ,, 1 t ual se.: di fcl Cll i:J.
ci nco ca pí t u los m ás de la Seg und a Pa rl e : "El fIló- p(l r e' o . fund:J11l Clllalnl c nl c e1 e l , "bj c li, i,nIrl llnipcr -
sufo, C. r i~t:\ 1l } ) 0" . fi ó ura co m o un a C uarta Parte . 'un a l". ¡\ucIl>a(Ir, 0(J. cÍl .. p . f, O:'.
ANALES D E U\ U:-: l\'I::RS IDAD DE CHILE

mos . aquí o~( ur ece muy temprano . Los ce- near libremente en su rebLO. :l consillera-
lTOS 0 11 demas iado altos. Ese es el Tolosa. ble altura de todo pa mexualismo.
Q ué le parece. Tiene no sé cu;intos metros.
Cerca el e la cumbre e \'e un a band era; C O\C Ll~'¡O:\ ES
:dCTui en Lt pu ~o a hí ; algui en que subió y
n(; b~¡jó. ¿Por qu é se mira tanto el LleLlo~ Se ha pa sa do re\'ista aquí a algunos de
¿Ti ene mied o ele que e le achique con el lo, rel ur os narrati\os n1<Ís cara cterí -ticos
machucón? Creo que me lo re\"e nté. Poco de Hijn d e ladrón , la novela de ;\Ianuel
ti empo en Chile: mucho tiempo en el c¡- Rojas. :-\0 es por azar que todos ellos. en
II no u otro sentido, e tén e.<.tl echamen te
labozo . L1én3 e esto al hombro: así no le
d o ler;j él dedo : lo d eja caer n o más: son \"inculados a un tratamiento person al y
p:lpa s. A \·er. a ver , no : e~tá bien. ¡Qué hu- nm-ec!oso del tiempo ; lo que parece sel,
bo . mu chachos ! :-\0 me grite. Perdone. Creí por otra pane. la sa lid a de esca pe del ca-
que era sorcIo. U~ted , el de la bar?a : tome llejón cerrado en que se hallaba el género
de ahí: deje la pipa, se llor. ¿ltahano, eh? nO\'ele co, al decir de mu cho - y. al parecer,
Porca mi eria. Aquí la barba le podd ser- prem a turos obitu:lrios.
\'ir de abrigo: hace más frío que en el po lo. Así escribía .\Iariano Pi cón Salas, por
Bueno: las ca rpas . Ahí \ an: ag,¡rren" .l ~ ejemplo: "Desde Ballac hasta Prou t. ex-
pre ~ó la no\'el a moderna ese proceso de
La durac ión rea l de eS le di:tl ogo . su indi\ ' idllali ~ Jl1 o orgull oso : innumerab le~
ti empo de lectura , es de treinta y cinco ~e­ retra tos elel ca mbi ante :-\ arciso que ora
gunclos: su tiempo de narra ción. la impre- \'estÍa la piel de ?apa ele su avidez, como
,ión el e duración que produ ce, e~ de horas. el person aje ba l/ ac iano. ora lle\'aba el mo-
La diferencia entre ambos e, virtu :did acl , n óc.u lo pen' er~o del Barón ele Charlu ~.
tiempo virtual dejado en libert:¡d por la iCu ánLO~ conoc id o y amigos nuestros en
situación, en cuyo ;Ímbito ~ e dtlat ~ln lo~ e~e ig lo p r e~ untu o,o de gra n litera tura' :
treinta y cin co segundo el e ti empo co nd en- ]uli án Sorel, el \iejo Coriot, .\Iadame Re-
~ a d o en fra ses escri tas o nal. el banquero :\eucinge n. la po bre Em-
Finalmente. ~e l)ueele <lc!\"ert ir q u e. entre m a Bo\·ary. Pero <l aque llas tragedias per-
los procedimi entos de proyecci!)n interior. so nales , ¿no opone nuestro tiempo otra
R o j;¡~ u sa co n sum a di sc.l-ec ión la fr a,e .aso - sentidas en dimemión ele grupo: soc io lóg i-
cia ti\·a. ele tipo in co nSCie nte y urreal¡ sta . cas -para llanurla, ele a 19ú n 11l0clo - más
T a l sucede, por ejemplo, con a lgunas pab- que psi co lóg ica,? ~ <'.
br;¡ comp uestas . que so n imit ac iones más y si la concepción del ti empo y su re\ a-
o m eno co n cientes de lo que en poes ía lora ión a p:¡recen i mert ; l~ en U1U \'as ta
w ele 'se r expresión - o pretende serlo- d e co nce pci ón del mundo. -::110 er í:¡ p re feribl e
la na tura leza abisa l d el indi\"iduo. decir que a la nO\'ela psico lllg ic:l h a suce-
y co n esto cumi gu e liberar, e de la ré- did o, t:¡mbiél1 en nu e~ tr :l Amér ica, una
!llora , u rreali ta. la retór ica oníri ca, y pla- n o\'ela metafísica?

" _\ 1.111 ue l R (,j a~: op. cit. . p. 227. ''' '/011 iall o P ilón Sa las: CUf/demos Am erica n os. :llé-
"ico. 1\', '\ '\ 1\ '. noviemb re- diciembre de 1945, p.
¡j .

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