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Grecia antigua
Una introducción a la problemática de los motivos apolíneos y
dionisíacos en la formación de la cultura griega.
Autor: Jonathan Muñoz Vásquez
Santiago
27 de marzo de 2007
1
Introducción
¿Se pueden elucidar algunos aspectos de la cultura griega antigua a partir de un estudio de
Ciertamente que la cuestión clave acerca de si los dioses erigieron a la cultura griega
o si la cultura griega erigió a sus dioses está fuera de nuestro objetivo y de nuestras
posibilidades en el presente trabajo. Nos parece, sin embargo, que ambas cosas, en cierta
conocerla – de una cultura son pilares fundamentales de su visión de la vida y del mundo.
En qué medida estos aspectos de la cultura griega antigua fueron fruto de o se mostraron en
Marco Teórico
sobre el nacimiento de la tragedia en el cual alude a los cultos dionisíacos y apolíneos como
afirma que “[los motivos religiosos básicos de la civilización occidental] han sido las
“uno puede señalar tal motivo básico en la religión. Es una fuerza espiritual que actúa
como el resorte principal absolutamente central de la sociedad humana (…) Imprime así
1
Una traducción de la palabra alemana weltanschauung, con la cual Nietzsche y otros se refieren al sistema
de valores y creencias que forman la visión de la vida y del mundo de una persona, un pueblo o una cultura.
Como por ejemplo en el texto de Friedrich W. Nietzsche Die dionysische weltanschauung de 1870, traducido
al español por Andrés Sánchez Pascual como La visión dionisíaca del mundo para Alianza Editorial.
2
Herman Dooyeweerd, Las raíces de la cultura occidental, Barcelona, CLIE, 1998, p. 8
3
Ibid, p. 9.
3
medida la religiosidad griega contribuyó a formar el carácter de aquello que Vernant llamó
de los motivos religiosos en dos aspectos de la cultura griega: su sentido estético y su visión
analiza en su clásico libro Historia de la religión griega5 los diversos cambios culturales
4
Nos referimos aquí a sus ideas desarrolladas en el capítulo IV del libro: J. P. Vernant, Los orígenes del
pensamiento griego, Barcelona, Paidós, 1992, pp. 61-79.
5
Martin P. Nilsson, Historia de la religión griega, Buenos Aires, EUDEBA, 1961.
4
Apolo ya ha sido descrito como “el más glorioso y bello de entre los dioses”6,
considerado el dios del Sol, de la medicina, la música, la poesía y las bellas artes. Apolo es
Dionisos, o Baco, por su parte, es conocido como el dios del vino y de las danzas.
6
H. A. Guerber, Grecia y Roma, Madrid, M. E. Editores, 1997, p. 55.
7
Pike en: Ibid.
5
En un primer momento, sin duda, son las religiones de la naturaleza las que
flujo de vida cíclico9. Según estas creencias primigenias, de este flujo emergieron las
formas individuales de planta, bestia y hombre, las cuales maduraban, perecían y volvían
nuevamente a la vida10. Debido a que el flujo de vida repetía sin cesar su ciclo y retornaba a
sí mismo, todo lo que tuviera forma individual estaba destinado a desaparecer. En general,
el culto de la tribu y sus ancestros estaba completamente entretejido con esta concepción
religiosa. Estrechamente relacionada con esta creencia estaba su visión del tiempo: el
Misteriosas fuerzas operaban en este flujo vital. No seguían su curso de acuerdo con
un orden racional que pudiera ser trazado, sino de acuerdo con el Anangké (destino ciego,
incalculable). Todo lo que tuviera vida propia estaba sujeto a él. Lo divino no era así, una
forma o personalidad concreta. Por el contrario, los dioses de la naturaleza eran siempre
8
Virgilio en: H. A. Guerber Op. Cit. (1997) p. 169.
9
Martin P. Nilsson. Op. Cit. (1961), p. 134ss.
10
Cf. Werner Jaeger, La teología de los primeros filósofos griegos, México, FCE, 1992.
6
“el estado de variación constante se aplicaba no sólo a los dioses “menores” (los así
con la deificación de la vida en la tribu y la familia), sino con igual fuerza a los dioses
11
“grandes” tales como Gaia, Urano, Démeter y Dionisio.”
durables en la naturaleza fuera considerado como una injusticia. Por otra parte, es también
Sin embargo, junto con esta antigua y primitiva religión de la naturaleza, llegó a
surgir una más nueva religión de la cultura, la cual era una religión de la forma, la medida y
la armonía. Esta última fue la que se convirtió en la religión oficial de la polis griega, la
cual estableció el Monte Olimpo como uno de los primeros centros religiosos nacionales de
la historia. Los dioses olímpicos dejaron atrás al ciclo vital y fueron dioses inmortales y
dios délfico Apolo, el legislador. Apolo, dios de luz y señor de las artes, fue desde luego el
hicieron hermanos.
11
H. Dooyeweerd, Op. Cit. (1998), p. 17.
12
Ibid.
7
“Es un misterio para la historia de la religiones la estrecha vecindad que une a Apolo y a
contraposición polar entre uno y otro. Ello consiste, en los tiempos en que los hallamos
juntos, en el tipo de influjo que ejercen sobre la intimidad de las creencias. Ningún otro
Así, podemos contemplar como estos motivos, en una especie de relación dialéctica,
las poleis.
Martin P. Nilsson, por ejemplo, establece una estrecha relación entre el misticismo y
apolínea, donde Apolo suaviza y frena los éxtasis dionisiacos, pero abarcándolos y
“[La tarea de Apolo] no consistió en excitar las conciencias (…), sino en apaciguarlas.
antiguos, o, expresado de otro modo, plantó retoños nuevos y silvestres en viejos muros.
Reglamentó los festivales y el culto; adoptó las antiguas exigencias de pureza ritual,
13
Werner Jaeger, Paideia: los ideales de la cultura griega, 2ª ed., México, FCE, 1962, p. 165 (subrayado
mío).
8
encauzó el culto del dios por vías comunes de los cultos griegos (…). Su consejo está
constantemente „de acuerdo con la ley de la ciudad‟, „de acuerdo con la costumbre
14
atávica‟” .
Sin embargo, prevalecieron a través de poetas como Hesíodo, la idea que los
todo lo que viene a ser es el caos y la carencia de forma. Este pensamiento influyó en el
Pero la conexión interna entre la religión cultural y las más antiguas religiones de la
naturaleza es más evidente en papel jugado por la Moira. Entre los dioses olímpicos la
Moira era el destino que asigna a cada una de las tres más importantes deidades una
“porción” o ámbito: los cielos a Zeus, el mar a Poseidón y el submundo a Hades. Esto, a
A pesar de esto, vemos que la Moira, que procede de la antigua Anangké, todavía
revelaba su ego original oscuro y siniestro cuando decretaba el destino de la muerte para los
mortales. Incluso Zeus, señor del Olimpo, padre de dioses y hombres, era impotente ante la
14
Martin P. Nilsson, Op. Cit. (1961), p. 249.
15
H. Dooyeweerd, Op. Cit. (1998), p. 18.
9
Dooyeweerd concluye que “en la conciencia religiosa de los griegos este conflicto
fue el acertijo irresoluto puesto en el centro tanto de la tragedia como de la filosofía. Del
mismo modo, fue la amenazante antípoda del ideal cultural y político griego.”
Al respecto del arte podemos observar que la descripción y análisis que Nietzsche
realizó en el siglo XIX se mantiene aguda y acertada. Así contempla Nietzsche a Apolo en
“Apolo es el dios del arte sólo en cuanto es el dios de las representaciones oníricas. El es
el Resplandeciente de modo total: en su raíz más honda es el dios del sol y de la luz, que
perfección propia de esos estados, que contrasta con la sólo fragmentariamente inteligible
dios artístico. El dios de la bella apariencia tiene que ser al mismo tiempo el dios del
sólo engaña, sino que embauca, no es lícito que falte tampoco en la esencia de Apolo:
aquella mesurada limitación, aquel estar libre de las emociones más salvajes, aquella
sabiduría y sosiego del dios-escultor. Su ojo tiene que poseer un sosiego “solar”: aun
10
“El arte dionisíaco, en cambio, descansa en el juego con la embriaguez, con el éxtasis.
Dos poderes sobre todo son los que al ingenuo hombre natural lo elevan hasta el olvido
establecen un pacto entre los hombres, también reconcilian al ser humano con la
naturaleza. De manera espontánea ofrece la tierra sus dones, pacíficamente se acercan los
animales más salvajes: panteras y tigres arrastran el carro adornado con flores, de
establecido entre los seres humanos desaparecen: el esclavo es hombre libre, el noble y el
de humilde cuna se unen para formar los mismos coros báquicos. En muchedumbres cada
superior, más ideal: ha desaprendido a andar y a hablar. Más aún: se siente mágicamente
hablan y la tierra da leche y miel, también en él resuena algo sobrenatural. Se siente dios:
todo lo que vivía sólo en su imaginación, ahora eso él lo percibe en sí. ¿Qué son ahora
una obra de arte, camina tan extático y erguido como en sueños veía caminar a los dioses.
16
F. Nietzsche, Op. Cit. (1870)
11
se revela: un barro más noble, un mármol más precioso son aquí amasados y tallados: el
ser humano. Este ser humano configurado por el artista Dioniso mantiene con la
17
naturaleza la misma relación que la estatua mantiene con el artista apolíneo.”
Es por eso que cuando en el año 1872 Nietzsche publica su texto sobre el
nacimiento de la tragedia, él no puede concebirla sino como el fruto de la síntesis entre los
dos dioses. Su libro, con una clara influencia de Schopenhauer, comienza con las siguientes
palabras:
“Con sus dos divinidades del arte, Apolo y Dioniso, se enlaza nuestro conocimiento de
que en el mundo griego subiste una antítesis monstruosa, en origen y metas, entre el arte
Dioniso: ambas pulsiones tan diferentes van en compañía, las más de las veces en abierta
discordancia entre ellas y excitándose mutuamente para tener partos siempre nuevos y
cada vez más vigorosos, con el fin de que en ellos se perpetúe la lucha de aquella
antítesis, sobre la cual la común palabra “arte” tiende un puente sólo en apariencia; hasta
helénica apareados entre sí, y en ese apareamiento engendran por último la obra de arte
18
de la tragedia ática, que es dionisíaca en la misma medida que apolínea.”
17
F. Nietzsche, Op. Cit. (1870).
18
Friedrich W. Nietzsche, El nacimiento de la tragedia, 1872, traducción de A. Sánchez Pascual para Alianza
Editorial, versión electrónica extraída del sitio web:
http://www.nietzscheana.com.ar/de_el_nacimiento_de_la_tragedia.htm el 26 de julio de 2007.
12
de la filosofía desde los llamados presocráticos. Esto es natural ya que, conforme afirma
Jaeger, la aparición del pensamiento racional pasa probablemente por la epopeya homérica
y “la compenetración del elemento racional con el pensamiento mítico es en ella tan
origen de todas las cosas, difiere de la concepción de Tales que considera el agua como
principio originario del mundo. Otro ejemplo es el de la doctrina de Empédocles del amor y
Hesíodo. Es más, Jaeger afirma que “auténtica mitogonía hallamos todavía en el centro de
la filosofía de Platón y Aristóteles. Así en el mito del alma de Platón o en la concepción del
los problemas planteados por ambos filósofos fue lo que buscó resolver la filosofía
platónica. Heráclito de Éfeso parece reflejar y defender un concepto del mundo más
afirma:
19
W. Jaeger, Op. Cit. (1962), p. 150.
20
Para este y otros ejemplos ver el capítulo El pensamiento filosófico y el descubrimiento del cosmos de Ibid.
p. 151ss.
13
“1. Este logos, los hombres, antes o después de haberlo oído, jamás lo comprenden.
Aunque todo ocurra conforme con este logos, ellos parecen no tener experiencia, cada
vez que experimentan palabras y hechos tal y como los expongo, analizando cada cosa
según su naturaleza e interpretándola como es. Los demás hombres ignoran lo que hacen
cuando están despiertos, así como olvidan lo que hacen durante el sueño. 2. Por eso es
necesario seguir lo común. Pero, a pesar de que el logos es común, la gran multitud vive
21
como si cada uno tuviera un entendimiento propio.”
“8. Todo se hace por contraste, de la lucha de los contrarios nace la más bella armonía.
todas las cosas, uno, y de uno, todas las cosas. 30. Este cosmos, igual para todos, no lo
hizo ninguno de los dioses ni ningunote de los hombres, pero siempre fue, es y será un
no bajamos hacia los mismos ríos; somos y no somos. 88. Se tratan de una única y misma
21
Heráclito de Éfeso en: Danilo Marcondes, Textos Básicos de Filosofia, Rio de Janeiro, 4ª ed. Jorge Zahar
Editores, 2005, p. 15.
22
Ibid. p. 16.
14
“2. Y ahora voy a hablar y tú escucha mis palabras e guárdalas bien, pues voy a decirte
acerca de los únicos dos caminos de investigación posibles. El primero dice que el ser es
segundo, que lo que no es es y que el no-ser es necesario; esta vía, te digo, es insondable;
en palabra. 3. Pues pensar y ser es lo mismo. 6. Es necesario decir y pensar que sólo el
ser es; pues el ser es y la nada, al contrario, nada es: afirmación que bien debes considerar
(…) 8. Nos resta un único camino: el ser es. En este camino hay gran número de indicios;
no siendo generado, es también imperecedero; posee con efecto, una estructura entera,
inamovible y sin meta; jamás fue ni será, pues es, en el instante presente, un todo entero,
expresado. Nada es y nada podrá ser fuera del ser, pues Moira lo encadenó de tal modo
que sea completo e inmóvil (…) Porque dotado de un último límite, es completo en todos
lados, comparable a la masa de una esfera bien redonda, equilibrada desde su centro en
23
todas las direcciones; no podría ser mayor o menor aquí o allí.”
dentro del motivo religioso básico de los griegos, manifestándose desde los pensadores
naturaleza (physis) de las cosas, por ejemplo, estuvo determinada por esta tensión. Los
griegos vieron la naturaleza a veces como una forma puramente invisible y a veces como
23
Parménides de Elea en: Ibid. pp. 13-14.
15
una animada corriente fluida de la vida, pero más frecuentemente como una combinación
de ambas.
Conclusión
desarrollos religiosos.
les dio, explícita o implícitamente, en la historia del pensamiento griego hacen de esta
influencia religiosa un caso profundo y complejo de análisis que aquí hemos querido
introducir brevemente.
discusión inclinándonos sobre todo al análisis que el filósofo Herman Dooyeweerd hace de
la cuestión planteada, aunque sin abandonar el diálogo con otros pensadores e historiadores
de la cultura griega.
Sea como sea, lo que sí se muestra como fuera de discusión es que el análisis
lamentablemente, por razones de tiempo y espacio, no pudo ser explorada como merecía.
17
Bibliografía
JAEGER Werner. Paideia: los ideales de la cultura griega, 2ª ed., México, FCE, 1962.
MARCONDES, Danilo. Textos Básicos de Filosofia, Rio de Janeiro, 4ª ed. Jorge Zahar
Editores, 2005.
Pascual para Alianza Editorial (edición electrónica extraída del sitio web
Pascual para Alianza Editorial (edición electrónica extraída del sitio web