Está en la página 1de 12

Terapia Psicológica

ISSN: 0716-6184
sochpscl@entelchile.net
Sociedad Chilena de Psicología Clínica
Chile

Manzo, Caterina; Yulis, Claudia


Actualizaciones en terapia sexual
Terapia Psicológica, vol. 22, núm. 2, noviembre, 2004, pp. 193-203
Sociedad Chilena de Psicología Clínica
Santiago, Chile

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=78522211

Cómo citar el artículo


Número completo
Sistema de Información Científica
Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Copyright 2004 by Sociedad Chilena de Psicología Clínica
TERAPIA PSICOLÓGICA ISSN 0716-6184
2004, Vol.22, Nº 2, 193-203

Actualizaciones en terapia sexual


Update in sex therapy

Caterina Manzo* Claudia Yulis*


Universidad Santo Tomás, Chile UNIACC, Chile

(Rec: 01 - septiembre - 2004 Acep: 10 - noviembre - 2004)


Dada la relevancia que ha presentado históricamente la terapia sexual, a partir de Masters y Johnson y el desarrollo de sus
abordajes en disfunciones sexuales, se realiza una revisión del estado actual de las teorías, tratamientos y técnicas de los
últimos 24 años en materia. Los hallazgos indican que las investigaciones son relativamente escasas y que los modelos
explicativos no han sido suficientemente desarrollados por los psicólogos investigadores. Aun así todos los datos apuntan
a señalar que una amplia variedad de técnicas y tratamientos específicos para disfunciones sexuales resultan eficaces. Por
último, habría que destacar la necesidad de que la psicología mantenga su presencia en el área y continúe investigando en
conjunto con otras ciencias, de modo de mantenerse vigente y sumar esfuerzos en un terreno especialmente importante
para los individuos.
Palabras claves: disfunción sexual, tratamientos y técnicas eficaces.

Since Masters and Johnson´s treatment for sexual dysfunctions, sex therapy has experienced growing relevance in the
psychological field. This article reviews the present of sex therapies, theories and techniques over the last 24 years.
Results show that investigations are scarse, and that theoretical models haven´t been sufficiently developed by research
psychologists. Nevertheless, findings show great amounts of efficient techniques and treatments for sexual dysfunctions.
Finally, we conclude that if Psychology wishes to maintin it´s leadership in the field, it must continue research efforts,
along with other sciences, considering that this is such an important issue for human beings
Key words: Sexual dysfuntion, efficient treatments and techniques.

Introducción. • El 43% de las mujeres y 31% de los hombres presenta-


ban alguna disfunción sexual durante los últimos 12 meses.
Resulta claro que pocos temas despiertan tanta an- En este mismo sentido, las disfunciones relacionadas con
siedad y tanto placer, tanto dolor y tanta esperanza, tan- el sexo pueden llegar a convertirse en un obstáculo significa-
tas discusiones y tantos silencios, como las posibilidades tivo para el funcionamiento de las relaciones humanas. Así lo
eróticas del cuerpo. (Weeks, 1993). vislumbraron los primeros clínicos de orientación
La relación sexual significativa, que incluye compo- psicoanalítica, a comienzos del siglo hasta los 60´s (Rosen &
nentes emocionales y cognitivos, es central no sólo para el Weinstein, 1988). Así también lo entendieron Masters &
logro de la intimidad sino que además para alcanzar una Johnson (1970), pioneros en terapia sexual, cuyo modelo de
calidad de vida satisfactoria. abordaje fue rápidamente incorporado por una gran propor-
Los datos apuntan a que un porcentaje elevado de mu- ción de profesionales de la salud, probablemente influidos
jeres y hombres padecen a lo largo de su vida alguna por aspectos sociopolíticos de las décadas de los 60´s y 70´s,
disfunción sexual. En este sentido, el ECA (Epidemiologic tales como un mayor énfasis en el desarrollo personal, aper-
Catchment Area), si bien es un dato antiguo (1984), esti- tura en las discusiones sobre sexualidad y por los porcentajes
mó que la prevalencia de las disfunciones sexuales en la de éxito fulminante que reportaron (Wiederman, 1998).
población general de EEUU era de un 24%, lo que la con- Con el transcurso de los años, cambiaron los estilos de vida,
vertía en el segundo diagnóstico más frecuente, después la educación en el área de la sexualidad se masificó y, con ello,
del consumo del tabaco (Labrador & Crespo, 2001). la ignorancia sobre el funcionamiento sexual se redujo.
Laumann, Gagnon, Michael & Michaels (1994) reali- El resultado fue que la consulta sobre disfunciones
zaron un estudio en los Estados Unidos, con muestra de sexuales se complejizó. Hoy en día, entonces, los proble-
3,432 mujeres y hombres de 18 a 59 años de edad. Los mas que se presentan en la clínica se relacionan con difi-
resultados arrojaron que durante los últimos 12 meses: cultades más complejas y crónicas que la eyaculación pre-
• El 33% de las mujeres sentían falta de interés sexual coz en hombres y la anorgasmia en mujeres.
y el 24% no habían experimentado un orgasmo. Las fallas en la erección, el bajo deseo sexual y las
• El 29% de los hombres experimentaban el clímax muy conductas sexuales compulsivas son motivo de consulta
pronto, 17% presentaba ansiedad de “ejecución” y 16% recurrentes cuya terapia otorga un mayor desafío a los clí-
tenía falta de interés sexual. nicos, dado que los porcentajes de éxito no alcanzan las
cifras iniciales que alcanzaban los protocolos de tratamiento
Correspondencia a claudia.yulis@uniacc.cl; camanzo@csto.cl de Masters & Johnson (Heiman & Meston, 1997).
194 MANZO Y YULIS

Por otro lado, la psicología requiere entregar un mejor 1948 - Alfred A. Kinsey (Weinberg, 1976). Publica el
servicio a las personas que necesitan de atención psicológi- primer Kinsey Report: “Sexual behavior in human male”. En
ca, especialmente en psicoterapia. Es por ello que la psicote- 1953 publica “Sexual behavior in the human female”. Des-
rapia tiene que estar basada en la evidencia en cuanto a la pués de su muerte (1956), el Instituto Kinsey, liderado por los
evaluación de la eficacia de los tratamientos y técnicas. Es doctores Gebhard y Pomeroy, publica “Embarazo, nacimien-
necesario que, en la medida que las terapias psicológicas se to y aborto”, “Sex offenders: An analysis of types” y estudios
implementen en los servicios públicos de salud mental, con sobre homosexualidad, conductas sexuales y pornografía.
el consiguiente costo para el Estado y para que se validen en De su metodología de investigación en sexualidad se
los servicios privados, la psicología demuestre cuáles trata- mantienen hasta hoy 3 principios generales básicos:
mientos resultan eficaces y probadamente eficientes. • La mantención del secreto ante la entrega de material
A este respecto, en 1995, el “Task Force on Promotion confidencial.
and Dissemination of Psychological Procedures” (TFPDPP, • La nopolitización ni comercialización del material
1995) pretendió responder “¿Qué tratamiento es más efi- entregado.
caz para este paciente con este problema y en estas condi- • Establecer un acercamiento objetivo y no enjuiciador
ciones?”( Labrador & Crespo, 2001). frente al estudio de la sexualidad y sus distintas mani
En Chile, Ortíz & Vera-Villarroel (2003), en un análi- festaciones.
sis bibliométrico de tres revistas nacionales de psicología 1951 - Albert Ellis (Ellis, 1992). A partir de su trabajo
entre 1990 y 2001, señalan la ausencia de estudios de trata- en sexualidad comienza a desarrollar la terapia racional
mientos eficaces y específicos en general y en particular emotiva y en 1955 crea la terapia racional emotiva. Publi-
con respecto al área de la sexualidad. ca “The Folklore of Sex” (1951), “The American Sexual
De lo anteriormente expuesto surge la inquietud por Tragedy” (1954) y “Sex without Guilt” (1958). Primer pre-
revisar el estado actual de los tratamientos psicológicos sidente de la “Society for the scientific study of sex”.
eficaces en el área de la sexualidad. 1966 - William H. Masters (1916 – 2001) y Virginia
Frente a la demanda de nuevos abordajes, apoyados Johnson (Kolodny, 2001).
por investigación metodológicamente rigurosa y frente a En 1966 publican “Respuesta Sexual Humana”, libro
la necesidad de generar modelos teóricos explicativos, la que presenta evidencia sobre los orígenes de la lubricación
psicología tiene la responsabilidad de colaborar con apor- vaginal y de los cambios fisiológicos durante la excitación
tes que respondan científicamente a estos desafíos. sexual y orgasmo; demuestran la existencia de orgasmos
múltiples en mujeres y proveen datos sobre los cambios en
la respuesta sexual a través de la edad, tanto en hombres
Un poco de historia
como en mujeres. Describen además todos los cambios
La terapia sexual tiene una definición amplia. Se refie- asociados al orgasmo. Proponen un modelo de 4 etapas de
re a cualquier intento sistemático de parte de un profesio- excitación fisiológica y subjetiva para ambos sexos (“el
nal de la salud para aliviar la disfunción sexual o proble- ciclo de respuesta sexual”: excitación, meseta, orgasmo y
mas experimentados por un cliente en el área de lo sexual resolución) y plantean la primacía de factores psicológi-
(Wiederman, 1998). cos, particularmente de déficit del aprendizaje y ansiedad
La historia de la terapia sexual es relativamente breve de ejecución, en la etiología y mantención de las
A continuación presentaremos a los pioneros de la sexología disfunciones sexuales.
(Aller, Bianco & Rada, 1994). En 1970 publican el libro “Human Sexual Inadecuacy”
1886 - Richard Von Krafft- Ebing (1840/1902). Aus- y presentan allí un acercamiento clínico altamente eficaz y
tríaco. Médico psiquiatra forense. Trabaja en Alemania. de corta duración para las disfunciones sexuales. Muestran
Escribe “Psycopathía sexualis”. Estudia el sistema perver- estudios de seguimiento realizados hasta 5 años después,
sión-herencia-degeneración. con las parejas con problemas de disfunción sexual.
1899 - Magnus Hirshfield (1868-1935). Médico psi- En términos generales, proponen una psicoterapia bre-
quiatra. Escribe la “Revista sobre Patología sexual”. Estu- ve, directiva (no interpretativa), en coterapia, que utiliza ta-
dia la homosexualidad. reas conductuales, técnicas cognitivas y aborda los aspectos
1900 - Havellok Ellis (1859-1939) Médico criminalis- comunicacionales de la pareja. Consideran también como
ta. Padre de la sexología. Escribió “Estudios en psicología intervención la educación sexual y la atención individual y
sexual”. Aborda la sexualidad desde sus dimensiones bio- de pareja, orientadas a adquirir insight sobre los factores que
lógicas, psicológicas, sociales y culturales. causan o mantienen las dificultades sexuales y de relación.
1900 - Sigmund Freud (1856-1939). Médico neurólo- Un aporte central de la terapia de Masters & Johnson fue la
go, psiquiatra. Austríaco. Creador del psicoanálisis. Reali- creación de un de ejercicios simples, que denominaron
za la comprensión intrapsíquica de la sexualidad. “focalización sensorial”, que se entregaba como tarea a la pare-
1908-Iwan Bloch (1872-1939). Médico, ja, para ser realizados en la intimidad, con el objetivo de inda-
socioantropólogo. Dio el nombre a la sexología. gar sobre nuevas maneras de alcanzar intimidad y erotismo.

TERAPIA PSICOLÓGICA 2004, Vol.22, Nº2, 193-203


ACTUALIZACIONES EN TERAPIA SEXUAL 195

El porcentaje de fracaso terapéutico fue sólo del 20% Disfunciones sexuales


para todas las disfunciones sexuales tomadas en su con-
junto (Wiederman, 1998). El concepto de disfunciones sexuales se basa en el ci-
Helen Singer Kaplan - 1974, médica psicoanalista de clo de respuesta sexual descrito inicialmente por Masters
EE.UU., fallecida en 1996, concilia el psicoanálisis, el aná- & Johnson 1966 (Masters & Johnson, 1967), modificado
lisis transaccional y conductual en la terapia sexual. Incluye después por Kaplan en 1974.
la importancia de las emociones y el vínculo de la pareja en Masters & Johnson investigaron, en laboratorio, a adul-
el funcionamiento de la respuesta sexual, reelaborando su tos voluntarios sanos y propusieron un modelo de 4 fases
estructura e incluyendo la fase del deseo (Wiederman, 1998). de funcionamiento sexual: excitación, meseta, orgasmo y
LoPiccolo (1978,1988), Leiblum, Rosen & Spector resolución. H. Kaplan, basada en la experiencia clínica,
(1988, 1994, 2001) integran elementos de los enfoques propuso una etapa más, la “fase del deseo”, que se refiere
psicodinámicos y sistémicos, aportes que mejoraron los pro- al interés y disponibilidad cognitiva y afectiva de la perso-
cedimientos cognitivos conductuales, que siguen siendo el na hacia la actividad sexual. Actualmente se postulan tres
tratamiento de elección para las disfunciones sexuales en el fases: deseo, excitación y orgasmo (Carey, 1997).
presente. Consideran el contexto relacional y utilizan la pro- Las disfunciones sexuales se definen como trastornos
pia línea base de conducta como control de los avances de la psicosexuales con etiología orgánica o psicológica, esencial-
intervención (Carey, 1997; Rosen & Leiblum, 1995). mente inhibiciones, acompañadas por ausencia de sensacio-
Como se observa, desde comienzos del siglo XIX has- nes subjetivas de placer e imposibilidad de disfrutar de las
ta los 60´s del siglo XX, las disfunciones sexuales se abor- actividades sexuales (Sierra, 1996; Labrador & Crespo, 2001).
daban desde un marco psicoanalítico (Rosen & Weinstein, El DSM-IV ha publicado criterios específicos para 9
1988) y se consideraba que su origen se remontaba a con- disfunciones (APA, 1994)
flictos intrapsíquicos de la niñez, que tenían relación con Cada una puede definirse de acuerdo con:
vínculos y tensiones problemáticas con los padres. Si ha sucedido desde siempre (desde el inicio del fun-
En los 60´s, con Kinsey y en los 70´s con Masters y cionamiento sexual).
Johnson, el foco cambia hacia lo social y lo aprendido y a
Si ha sido adquirida (la disfunción se desarrolló des-
partir de los 80´s, la investigación y práctica en terapia
pués de un tiempo de funcionamiento normal).
sexual se centra, de manera creciente, en el rol de los fac-
Si es generalizada (ocurre en todas las situaciones, con
tores orgánicos y biomédicos. Con ello, los terapeutas
todas las parejas).
sexuales han sido testigos de la “medicalización” del trata-
Si es específica (se da con determinados tipos de
miento para muchos de los problemas sexuales. Desde el
estimulación, parejas o situaciones).
punto biológico, se ha progresado en la comprensión de
factores neuroendocrinos y vasculares en la respuesta sexual Si se debe a factores psicológicos o
(Rosen & Leiblum, 1995). a factores médicos o
Las explicaciones a este proceso están dadas en parte a abuso de sustancias o
por los avances de la medicina, pero también por aspectos a una combinación de los anteriores.
socioculturales. Cabe recordar que las compañías farma- A continuación se presentan las 4 principales catego-
céuticas obtienen ganancias, las compañías de seguro re- rías de disfunciones que considera el DSM-IV y sus defi-
embolsan más por las intervenciones de los médicos y el niciones generales (APA, 1994).
estigma social de experimentar una disfunción sexual re- 1. Trastornos del deseo sexual: Deseo sexual inhibido
sulta más aceptable con un diagnóstico “médico” que con (o hipoactivo); trastorno por aversión al sexo
un diagnóstico “psicológico” (Wiederman, 1998). 2. Trastornos de la excitación sexual: trastorno de la
erección en varón: o “impotencia”; trastorno de la excita-
Tabla 1 ción sexual en la mujer.
Pioneros en Terapia sexual 3. Trastorno del orgasmo: trastorno orgásmico feme-
nino; trastorno orgásmico masculino; eyaculación prema-
1886 - Richard Von Krafft- Ebing
tura o precoz.
1899 - Magnus Hirshfield.
4. Trastornos sexuales por dolor: dispareunia ;
1900 - Havellok Ellis.
vaginismo.
1900 - Sigmund Freud
Esta clasificación es criticada por varios autores y en-
1908 - Iwan Bloch
tre las críticas más importantes se señala que:
1948 - Alfred A. Kinsey
Los criterios de diagnóstico para las disfunciones sexua-
1951 - Albert Ellis
les no especifican una duración o frecuencia mínima, sino
1966 - William H. Masters y Virginia Johnson
que están determinados por la presencia de un alto grado
1974 - Helen Singer Kaplan
de malestar o dificultad interpersonal asociado al proble-
1978 - LoPiccolo
ma. Es por ello que el diagnóstico depende, en buena medi-
1988 - Leiblum, Rosen & Spector

TERAPIA PSICOLÓGICA 2004, Vol.22, Nº2, 193-203


196 MANZO Y YULIS

da, del juicio clínico, subjetivo y arbitrario del profesional tratante En los estudios con mujeres, Andersen & Cyranowski,
(Rosen & Leiblum, 1995; Labrador & Crespo, 2001). (1995) hallaron que los afectos negativos pueden inhibir o
• Otra crítica es que el sistema actual de clasificación disminuir la excitación sexual. Así, la ansiedad, culpa sexual
se basa en una visión dicotómica de la salud sexual (fun- o culpa, autocrítica, autoconsciencia sexual y baja en el
cional o disfuncional, con orgasmo o sin orgasmo, con pe- deseo sexual afectarían las experiencias románticas y sexua-
netración o sin penetración). (Rosen & Leiblum (1995) les de las mismas.
plantean a este respecto que el funcionamiento sexual se En cuanto a los hombres, Barlow, Sakheim & Beck
puede representar mejor como un continuo de satisfacción (1983) han observado, con respecto a la ansiedad, que ésta
individual o interpersonal, por lo que la satisfacción sexual sería problemática sólo para personas que presentan
no estaría obligadamente asociada a orgasmo o a penetra- disfunción sexual. Mientras los sujetos sexualmente
ción para todos los individuos. disfuncionales centran su atención en su preocupación an-
• Asimismo, la distinción entre los subtipos de diag- siosa, los hombres funcionales usualmente centran su aten-
nóstico orgánico o psicológico ha sido criticada por sim- ción en las partes erógenas del cuerpo de su pareja, en con-
plista, restrictiva y reduccionista (Labrador & Crespo, ductas de seducción y en la anticipación del placer.
2001; Rosen & Leiblum, 1995) Pareciera ser que no es la ansiedad por sí sola la res-
• Por último, la clasificación diagnóstica del DSM IV ponsable de iniciar o mantener las dificultades sexuales en
otorga escasa importancia a los aspectos afectivos, la mayoría de los casos, sino que más bien serían las altera-
cognitivos, sociales o interpersonales de las disfunciones ciones de los procesos de atención y percepción que se pre-
sexuales (Labrador & Crespo, 2001). sentan en hombres con disfunción sexual.
Nobre & Pinto (2000) hallaron que la población mas-
culina sexualmente disfuncional se caracteriza por presen-
Estado actual de la teoría, estudios e investigación
tar altas exigencias de ejecución, exigencias de satisfacer a
en terapia sexual sus parejas y tendencia a catastrofizar un “fracaso” sexual.
El enfoque de Masters & Johnson (1970) se basaba en la En los sujetos disfuncionales, la actividad fisiológica
idea de que los clientes poseían una capacidad física y psi- está altamente asociada con exigencias y fracaso
cológica para lograr un funcionamiento sexual “normal” sano anticipatorio, mientras que en los sujetos funcionales la
y que, a la base de las disfunciones, había problemas en el respuesta fisiológica es resultado de pensamientos eróti-
aprendizaje, como crianzas estrictas, cuyas consecuencias cos (Nobre & Pinto, 2000).
serían expectativas no realistas, desinformación y ansiedad Con respecto a las actitudes y pensamientos automáti-
de ejecución. Estas causas se enraizaban, según estos auto- cos en varones, Carey (1997) los considera factores vitales
res, en el presente y eran accesibles desde la conciencia. en el inicio y mantención de las disfunciones sexuales. Entre
Una aproximación actual es la perspectiva de los guio- ellos incluye:
nes cognitivos y sociales, que plantea que el funcionamiento • El temor de los hombres con disfunción eréctil de ser ridi-
sexual es aprendido e influenciado por las percepciones, culizados por su pareja sexual, por dificultades de ejecución.
creencias y actitudes que se generan en el proceso de desa- • Temor a que una mala ejecución sexual pueda signifi-
rrollo. Así, donde existe una dificultad sexual, la etiología car para el otro una tendencia a la homosexualidad.
de ésta reside finalmente en experiencias de aprendizaje • Temor a que sus dificultades de ejecución puedan sig-
del pasado que se manifiestan en cogniciones problemáti- nificar la pérdida de masculinidad: este miedo aparece tan-
cas del presente, que resultan de un aumento de ansiedad to en hombres heterosexuales como homosexuales.
durante el acto sexual (Wiederman, 1998). En general, tanto en hombres como en mujeres, las in-
Al revisar los distintos estudios, llama la atención que vestigaciones han identificado varias características de las
la cantidad de investigaciones en terapia sexual ha dismi- personas que presentan disfunciones sexuales (Carey, 1997).
nuido notablemente, especialmente en la década de los ´90. Entre otras,
Heiman & Meston (1997) se explican este declive se- • La ausencia de conocimientos sobre anatomía y fisio-
ñalando que, dado el éxito de los tratamientos de Masters logía sexual y el desconocimiento de la necesidad de preám-
& Johnson (1970) (N = 792 con 15% de fracaso y 5 años bulo antes del coito.
de estudios de seguimiento), las investigaciones de alta ri- • La existencia de mitos o creencias disfuncionales res-
gurosidad se estancaron debido a que no había tratamien- pecto al sexo y la sexualidad.
tos posteriores que pudiesen compararse ni competir con • Déficit en habilidades. Las personas pueden ignorar
ese nivel de logros. Señala además la falta de fondos para cómo proporcionar placer y o mostrar afecto a la pareja, o
la investigación en disfunciones sexuales. desconocer cómo optimizar el propio placer. Pueden tener
De los estudios efectuados, la mayoría están dedicados un repertorio limitado de conductas.
a la población masculina, siendo los estudios en mujeres • Otros problemas psicológicos: Personas con depre-
muy escasos. sión o ansiedad, o con altos niveles de stress, problemas de

TERAPIA PSICOLÓGICA 2004, Vol.22, Nº2, 193-203


ACTUALIZACIONES EN TERAPIA SEXUAL 197

ingesta de alcohol o drogas que necesitarían terapias pre- que), con qué tipo de problema sexual, con qué tipo de
vias a la terapia sexual. cliente y qué tipo de terapeuta sexual se pueden obtener
• Problemas en la relación de pareja. resultados positivos?”
• Problemas de comunicación con la pareja. Adicionalmente, se ha otorgado escasa atención a las
formulaciones conceptuales y teóricas y a la posible relación
entre los trastornos sexuales y otros aspectos del funciona-
Limitaciones de los estudios en terapia sexual
miento emocional o interpersonal (Rosen & Leiblum, 1995).
La investigación en terapia sexual no ha estado exenta En lo único que coinciden todas las investigaciones es
de problemas metodológicos. Entre ellos, Labrador & Cres- acerca del criterio de éxito de los tratamientos: la obten-
po (2001) exponen los siguientes: ción del orgasmo (Labrador & Crespo, 2001).
a. Problemas con la muestra de pacientes utilizados Sin embargo, los criterios de éxito de un tratamiento
• La mayoría de los estudios presentan muestras de tendrían que incluir aspectos biológicos, psicológicos (pen-
tamaño reducido. samientos, comunicación, intimidad, emociones, afectos,
• Cuando la muestra es grande, se usan grupos deseos y necesidades), de la relación interpersonal e inclu-
heterogéneos, con diagnósticos genéricos, o diferentes so social y cultural. En especial, debería incluir el grado de
disfunciones, e incluso, varones y mujeres en forma conjunta. satisfacción y bienestar personal, habitualmente en rela-
b. Problemas con las medidas y la evaluación ción con otra persona, pero es infrecuente que en los traba-
• Administración de autoinformes, lo que deriva en el jos de investigación se utilicen criterios alternativos a los
uso de diferentes terminologías y criterios diagnósticos y biológicos o a las realizaciones estrictamente sexuales (La-
por ende, dificulta la comparación de las investigaciones brador & Crespo, 2001).
para extraer conclusiones sobre la eficacia de los procedi- Un desacuerdo se refiere a la primacía que suele otorgar-
mientos utilizados. Andersen & Cyranowski (1995) coin- se al coito como factor determinante del éxito terapéutico.
ciden con esta observación. Procederemos a exponer cada disfunción sexual
• Existen pocas medidas psicométricamente adecuadas enfatizando aquellos tratamientos que han demostrado
acerca del funcionamiento sexual. empíricamente su eficacia, siendo la mayoría de ellos de
• Uso poco frecuente de medidas fisiológicas (Carey, 1997). orientación cognitivo-conductual.
• Carencia de seguimientos adecuados. Rosen &
Leiblum (1995) concuerdan con esta crítica. Tratamientos empíricamente validados
c. Dificultades en el establecimiento del diagnóstico
• Escaso uso de categorías diagnósticas estandarizadas En el informe de la Agency for Health Care Policy
(DSM IV y CIE-10). Comparten este punto de vista Simons and Research, presentado al congreso de Estados Uni-
& Carey (2001). dos, en cuya confección colaboró la “División 12” (psi-
• Solapamiento diagnóstico (comorbilidad, ej. depre- cología clínica) de la Asociación Psicológica America-
sión, alcoholismo). na (APA) (Chambless & cols., 1998). Estos autores se-
d. Problemas con los tratamientos ñalan que la eficacia de un tratamiento se aprecia a tra-
• No estandarizados ni manualizados. Heiman & Meston vés de 3 criterios.
(1997) señalan la misma crítica. a. Existencia de al menos 2 estudios rigurosos de dis-
• Uso de paquetes de tratamientos multicomponentes tintos investigadores que demuestren superioridad al trata-
(¿Cuál es la eficacia diferencial?). miento farmacológico, o al placebo, o a otro tratamiento,
• Modificaciones del tratamiento por parte del terapeu- con diseño experimental intergrupal de un N=30 por grupo
ta según su juicio clínico. o una serie de estudios de caso único (9).
• Escasa comparación de resultados de tratamientos psi- b. Contar con un manual de tratamiento.
cológicos con resultados de tratamientos médicos, o su c. Los sujetos a prueba deben estar claramente identifi-
interacción. Coinciden en este punto Rosen & Leiblum cados en función de un manual como el DSM IV o el CIE-10.
(1995), Heiman & Meston (1997) y Simons & Carey (2001). Los mismos autores establecieron 3 tipos de eficacia.
e. Problemas en el diseño de las investigaciones. a. Tratamiento eficaz: Aquel que es mejor que la au-
• Carencia habitual de grupos de control (Heiman & sencia de terapia en, al menos, 2 estudios independientes.
Meston 1997, Rosen & Leiblum, 1995). b. Tratamiento probablemente eficaz: Aquel que no ha
• No asignación aleatoria a distintos grupos (experi- sido replicado aún.
mental y control) y no verificación de su equivalencia con c. Tratamiento eficaz y específico: Aquel que es me-
respecto a las variables relevantes. jor que un tratamiento alternativo o un placebo.
• Wiederman (1998) señala al respecto que falta inves- Es de acuerdo con estos criterios que se realiza la revi-
tigación más rigurosa, con grupo de control que permita sión de tratamientos en terapia sexual que describiremos a
contestar la pregunta “¿qué tipo de terapia sexual (enfo- continuación, comenzando por los trastornos masculinos.

TERAPIA PSICOLÓGICA 2004, Vol.22, Nº2, 193-203


198 MANZO Y YULIS

Tabla 2 nóstico y tratamiento del trastorno (Rosen & Leiblum,


Tratamientos probablemente eficaces para disfunción 1995), como a su vez, a la negativa de muchos hombres y
sexual (Chambless et al, 1998). sus parejas a considerar antecedentes emocionales o
interpersonales como parte del problema. Para muchos, lo
Tratamientos Validado por médico representa un “arreglo rápido” para su problema (
Hulbert´s combined Heiman & Meston, 1997).
Hulbert et al. (1993)
treatment approach for La influencia médica se expresa en el hecho de centrar-
female hypoactive sexual se exclusivamente en los síntomas: la insuficiencia eréctil
desire y en dejar fuera el contexto interpersonal en que se da la
sintomatología. Se iguala sexualidad a erección.
Masters & Johnson´s sex Everaerd & Fekker Los autores señalan que no hay estudios que comparen
therapy for female orgasmic (1981) la eficacia de los tratamientos médicos con las terapias
dysfunction sexuales psicológicas (Heiman & Meston, 1997; Rosen &
Leiblum, 1995).
Zimmer´s combined Zimmer (1987) En la actualidad, entre los tratamientos médicos disponi-
sex and marital therapy for bles para los trastornos de erección se consideran la “bomba
female hypoactive sexual de vacío”, el anillo de constricción, los tratamientos
desire farmacológicos orales (Sildenafil o Viagra) y la inyección de
drogas vasoactivas (Heiman & Meston, 1997; Rosen &
1 Disfunciones sexuales masculinas Leiblum, 1995). Todos ellos se pueden utilizar para abordar
las disfunciones de erección tanto orgánicas como psicógenas.
1.1 Trastornos de la excitación sexual El único tratamiento médico que se utiliza exclusivamente
1.1.1 Trastorno de la erección para la disfunción con base orgánica es la prótesis de silicona
inflable o semirrígida (Heiman & Meston, 1997).
Los tratamientos que han obtenido “buenos resultados”
son: 1.2. Trastorno del orgasmo
• TRE (Terapia Racional Emotiva). Ésta se ha mostra-
do eficaz en disminuir la ansiedad y en aumentar la pro- 1.2.1 Eyaculación precoz
porción éxitos/intentos de coito (Everaerd & Dekker, 1981). La eficacia de los tratamientos se evalúa en cuanto a:
• Desensibilización sistemática (Auerbach & Killman, (Labrador & Crespo, 2001)
1977), que se ha mostrado eficaz para disminuir la ansie- • Tiempo de demora en la eyaculación.
dad y aumentar la proporción éxitos/intentos. • Nivel de satisfacción sexual alcanzado.
• Programas educativos con o sin programas de habili- Desde los años setenta, los tratamientos para la eya-
dades sociales (Goldman & Carroll, 1990), de relación culación precoz se basan en la aplicación de técnicas
interpersonal (Kilmann et al, 1986) e intervenciones con como:
mínimo contacto terapéutico (Takefman & Brender, 1984). • Técnica de “parada y arranque” de Semans (1956).
La mayor parte de los tratamientos suelen incluir a am- • Técnicas de “compresión” y “compresión basilar”
bos miembros de la pareja, siendo escasos los trabajos de (Masters & Johnson, 1970), combinada con
terapia centrados exclusivamente en el hombre. “focalización sensorial y sexual” y aspectos educativos
Para hombres sin pareja, las estrategias de tratamien- ( Halvorsen & Metz, 1992).
to incluyen modificación de actitudes sexuales, ejercicios Masters & Johnson (1970) utilizaron como interven-
de masturbación y entrenamiento en habilidades sociales ción primordial la técnica de compresión. Sus investiga-
(Rosen & Leiblum, 1995). ciones obtuvieron como resultado un 98% de éxito al fina-
Las técnicas terapéuticas más utilizadas en los trata- lizar el tratamiento y 97% de éxito a los 5 años de segui-
mientos psicológicos para la disfunción eréctil son: la miento. Desafortunadamente, estos autores no trabajaron
focalización sensorial y la desensibilización sistemática. con grupo de control (Heiman & Meston, 1997).
Otros elementos que se utilizan son las tareas En otro estudio, Yulis (1976) combinó la técnica de
conductuales, educación sexual y el entrenamiento en co- compresión de Masters & Johnson con entrenamiento en
municación (Heiman & Meston,1997). asertividad y halló que 33 de 37 hombres reportaban, al
Uno de los aspectos que llama la atención en relación finalizar el tratamiento, control sobre su eyaculación en 80
con los trastornos eréctiles es que los tratamientos psico- a 100% de sus encuentros sexuales.
lógicos han disminuido como fenómeno de investigación Sin embargo, los estudios de seguimiento para la técni-
ante la creciente medicamentalización de éstos. Esta ten- ca de compresión demuestran que los resultados no se
dencia se debe en parte a la involucración de especialistas mantienen en el mediano y largo plazo, requiriendo de re-
médicos, como urólogos y cirujanos vasculares, en el diag- fuerzo posterior (Heiman & Meston, 1997).

TERAPIA PSICOLÓGICA 2004, Vol.22, Nº2, 193-203


ACTUALIZACIONES EN TERAPIA SEXUAL 199

En cuanto a los tratamientos médicos, la intervención es intimidad y el conocimiento mediante la ampliación del
básicamente farmacológica (administración de antagonistas repertorio de técnicas y habilidades sexuales de la pareja.
alfa-adrenérgicos o inhibidores de la recaptación de la Utiliza entrenamiento en masturbación directa de la mujer,
serotonina (Fluoxetina y Clomipramina). Estos tratamientos ejercicios de focalización sensorial, técnicas para incremen-
poseen eficacia (aumentar la latencia de eyaculación y logro tar el control voluntario del varón y la técnica de
de satisfacción sexual general) cuando han fracasado los pro- apuntalamiento durante el coito.
cedimientos habituales de terapia sexual (Assalian, 1994). Se ha mostrado eficaz, manteniéndose los resultados a
Se ha visto que estos antidepresivos mejoran la satis- los 6 meses y es mejor en pareja que en mujeres solas
facción sexual de los hombres que lo ingieren y no hay (Hurlbert y cols., 1993 en Labrador & Crespo, 2001).
evidencia de que al discontinuar su uso retorne la eyacula- Las investigaciones señalan que este tratamiento cum-
ción precoz (Heiman, 2002). ple con los criterios de la APA para el establecimiento de un
Otro aspecto necesario de investigar respecto a los agen- tratamiento “probablemente eficaz”, por lo que ha sido in-
tes farmacológicos es, si se deben utilizar desde un princi- cluido como tal en la última revisión de los listados de la
pio o más bien con pacientes que no han tenido éxito con APA (Chambless & cols., 1998). También se ha incluido en
las técnicas psicológicas. este listado la combinación de terapia sexual y terapia ma-
Los investigadores a su vez alertan acerca de lo contra- rital propuesta por Zimmer (1987).
producente que es prescribir estos fármacos con personas Desde el punto de vista médico, aunque se ha propuesto la
que además de eyaculación precoz, presentan bajo deseo administración de andrógenos, la evidencia disponible no per-
sexual o disfunción eréctil pues alteran el deseo y la erec- mite confirmar la eficacia de este tipo de acercamiento ni solo,
ción (Heiman & Meston, 1997). ni en combinación con terapia sexual (Labrador & Crespo, 2001).
Por último, no hay estudios que comparen directamen- En el ámbito de los fármacos utilizados en el abordaje de
te la terapia farmacológica y la psicológica o que analicen este trastorno, hay evidencia de que la testosterona puede
el efecto de la combinación de ambas ser un tratamiento eficaz para personas que presentan con-
(Labrador & Crespo, 2001). diciones corporales que causan bajos niveles de testosterona
( Heiman, 2002), pero aún se necesita investigar su aplica-
1.2.2 Trastorno orgásmico en el hombre ción al tratamiento específico de bajo deseo sexual.
En lo que respecta a la eyaculación retardada, no existen
2.2 Trastorno de la excitación sexual
estudios controlados de tratamientos psicológicos o médicos,
aparentemente debido a que esta disfunción presenta una es- No hay estudios controlados en psicología.
casa prevalencia. (Labrador & Crespo, 2001; Heiman , 2002). En relación al área médica, no está claro, si el fármaco
Un ejemplo de modalidad de tratamiento es el de Sildenafil resulta efectivo para un subgrupo específico de
Masters & Johnson (1970), que consiste en focalización mujeres con esta disfunción sexual (Heiman, 2002).
sensorial y genital, junto con la estimulación precoital in- La confusión que hoy existe en relación al diagnóstico
tensa del pene y modificaciones en la realización del coito. y tratamiento de este trastorno se podría deber a lo que
La terapia frecuentemente se centra en reducir la ansie- señalan Rosen & Leiblum (1995) en cuanto a que se hace
dad de ejecución, en conjunto con aumentar el nivel de muy difícil separarlo de la anorgasmia y del trastorno
estimulación genital (Rosen & Leiblum, 1995). hipoactivo del deseo sexual.
Estos autores refieren que, dificultades en la excitación
sexual en las mujeres podrían beneficiarse con interven-
2. Disfunciones sexuales femeninas
ciones que aumenten la excitación autonómica generaliza-
da (ej. ejercicios), junto con abordar las expectativas acer-
2.1 Trastorno del deseo sexual ca de la excitación sexual.
2.1.1. Trastorno del deseo sexual hipoactivo 2.3. Trastorno del orgasmo
Hay consenso entre los investigadores de que la preva- 2.3.1. Trastorno orgásmico femenino
lencia de esta disfunción ha aumentado a través del tiem-
po, aún cuando faltan estudios científicos que clarifiquen y Una subclasificación del trastorno orgásmico femeni-
afinen su diagnóstico (Beck, 1995). no la comprende la alteración orgásmica situacional, la cual
En relación a los tratamientos, la evidencia experimental posee 3 modalidades de presentación: (Sierra, 1996)
disponible sólo avala con claridad la eficacia del tratamiento a. Insuficiencia orgásmica masturbatoria: La mujer no con-
combinado de Hurlbert (1993) y Hurlbert & cols.(1993) para sigue orgasmo a través de la masturbación pero sí con el coito.
este trastorno ( Labrador & Crespo, 2001; Beck, 1995). b. Insuficiencia orgásmica coital: La mujer nece-
Este tratamiento consiste en un programa cognitivo- sita una estimulación adicional en el clítoris para lo-
conductual denominado “entrenamiento en consistencia del grar orgasmo coital.
orgasmo” que busca incrementar la satisfacción sexual, la

TERAPIA PSICOLÓGICA 2004, Vol.22, Nº2, 193-203


200 MANZO Y YULIS

c. Insuficiencia orgásmica casual: Son mujeres lidades sexuales, comunicación en temas generales y sexua-
anorgásmicas con antecedente de orgasmo en mastur- les, trabajo con imagen corporal y la masturbación dirigida
bación o coito. (Heiman & Meston, 1997).
La terapia sexual que actualmente se imparte ha logra- Un aspecto que continúa siendo objeto de controversia
do excelentes resultados. Es así como la disfunción y que influye en el criterio de éxito con que se valora un
orgásmica primaria (mujeres que nunca han experimenta- tratamiento, es el énfasis que se otorga a la capacidad de
do orgasmo) cumple con la designación de “bien estable- orgasmo coital en la mujer (Rosen & Leiblum, 1995), as-
cida” y la secundaria (mujeres que experimentan orgasmo pecto aún no resuelto.
infrecuentes o situacionales) cumple con la designación de Desde el punto de vista médico, no se han desarro-
“probablemente eficaz” (Heiman, 2002). llado tratamientos médicos o farmacológicos para esta
Diversos estudios han constatado la eficacia del entre- disfunción (Labrador & Crespo, 2001; Rosen &
namiento guiado en masturbación en mujeres con trastor- Leiblum, 1995).
no orgásmico primario, ya sea en sesiones individuales, en
2.4. Trastornos sexuales por dolor
parejas, grupos o incluso autoaplicado con ayuda de vi-
deos y material escrito. Con frecuencia, estos programas 2.4.1.Dispareunia
suelen incluir entrenamiento del músculo pubocoxígeo con
técnicas de autoestimulación, a veces complementadas con No existen investigaciones adecuadas que den cuenta
el uso de vibradores. Alrededor del 90% de las mujeres de la eficacia de los tratamientos psicológicos para estas
tratadas con estos programas han alcanzado el orgasmo tras disfunciones. A pesar de ello, como la dispareunia es una
el entrenamiento (LoPiccolo, & Lobitz,1978). disfunción sexual habitualmente secundaria a algún pro-
Sin embargo, los porcentajes de éxito disminuyen cuan- blema, casi siempre de tipo físico, se han desarrollado di-
do se evalúa la capacidad para alcanzar el orgasmo a través versos tratamientos médicos o quirúrgicos eficaces para su
de la estimulación manual u oral por parte de la pareja, o tratamiento (Labrador & Crespo, 2001; Heiman, 2002).
cuando se intenta inducirlo durante el coito sin estimulación Aun cuando existan causas principalmente biológicas
manual. Por lo anterior, en algunos casos, puede ser útil en su incidencia, hay que tomar en cuenta que a la dolencia
recurrir a la técnica de apuntalamiento para propiciar el física se asocia una respuesta psicológica condicionada. Por
orgasmo en el coito (Labrador & Crespo, 2001). lo tanto, los investigadores señalan que, junto con el trata-
Resumidamente, el tratamiento con masturbación miento médico, se requiere complementarlo con una tera-
dirigida consiste en una serie de ejercicios “para la pia cognitivo-conductual que permita llevar a cabo el coito
casa” que contemplan la exploración visual y táctil del y a su vez, eliminar la ansiedad condicionada y la falta de
cuerpo para gradualmente comenzar a estimular los activación frecuentemente asociadas a este problema
genitales con el uso eventual y optativo de un vibrador (Rosen & Leiblum, 1995).
(LoPiccolo & Lobitz,1978) Una submodalidad de tratamiento que se ha estado prac-
En un estudio se halló que la combinación de mas- ticando es la aplicación de Biofeedback perineal, que pue-
turbación dirigida más focalización sensorial resulta- de ser efectivo cuando se presume hipertonicidad de los
ba más efectivo que la focalización por sí sola (Heiman músculos de la pelvis (Heiman, 2002).
& Meston, 1997)
La técnica de desensibilización sistemática se utiliza 2.4.2. Vaginismo
cuando la ansiedad posee un rol significativo en la man- Muchos autores distinguen vaginismo primario (en todas
tención del problema sexual (Heiman & Meston, 1997). las situaciones) del secundario o situacional, donde algún gra-
La mayoría de los autores señala que el pronóstico del do de penetración es posible (ej. inserción de tampones).
tratamiento es menos favorable para la anorgasmia se- En relación a la terapia sexual que se practica con esta
cundaria (asociada a problemas de pareja y emocionales) disfunción, existe concordancia entre los investigadores de
(Heiman & Meston, 1997; Labrador & Crespo 2001; que el uso diario de dilatadores vaginales de tamaño cre-
Rosen & Leiblum, 1995). ciente o la inserción de objetos de diversos tamaños, sería
Ante la anorgasmia secundaria, se aplican programas muy efectivo. Esto junto con desensibilización sistemáti-
de amplio espectro ajustados a las características del caso ca, desensibilización in vivo y elaboración terapéutica pa-
y en las que se incluye la terapia de Masters & Johnson recen ser importantes en la terapia. A su vez, el entrena-
(1970), que aparece como un tratamiento probablemente miento en relajación y ejercicios de Kegel o entrenamiento
eficaz para este problema en los listados de la APA del músculo pubocoxígeo favorecen los resultados (Heiman
(Chambless & cols., 1998). & Meston, 1997; Rosen & Leiblum, 1995; Heiman, 2002)
En términos generales, los tratamientos que parecen más Heiman & Meston (1997) señalan su vez que la terapia
eficaces para mujeres con anorgasmia secundaria serían una de pareja ha dado resultados exitosos, es más, pareciera ser
combinación de educación sexual, entrenamiento en habi- determinante en su eficacia (Hawton & Catalan, 1990) aun-

TERAPIA PSICOLÓGICA 2004, Vol.22, Nº2, 193-203


ACTUALIZACIONES EN TERAPIA SEXUAL 201

que no hay indicios de que el tratamiento individual sea La rigurosidad metodológica, con grupo de control, o
ineficaz. El peso de cada uno de estos factores aún no se con mediciones adecuadas es un objetivo al que hay que
ha investigado (Heiman & Meston, 1997). apuntar, pues si bien hay tratamientos eficaces, está pen-
Los estudios de Masters & Johnson (1970) señalan hasta diente dilucidar aspectos del diagnóstico, tratamiento y de
un 100% de éxito, aunque no existen investigaciones con los criterios de éxito de la terapia.
un adecuado control experimental que los avalen (Rosen En este sentido, como señalan Simons & Carey (2001),
& Leiblum, 1995). De hecho, se señala que no existen es- es necesario que se explicite el criterio diagnóstico en las
tudios con grupo de control para el tratamiento del investigaciones, lo que permitiría la comparación entre es-
vaginismo (Heiman & Meston, 1997). tudios y la acumulación de datos; resulta importante adop-
Es importante resaltar que el éxito terapéutico se mide tar criterios estándares para el diagnóstico de las
de acuerdo al resultado, es decir, de acuerdo a la posibili- disfunciones sexuales, ya que en las investigaciones esto
dad de tener relaciones sexuales (Heiman & Meston, 1997). suele ser la excepción más que la regla; y por último es
En los últimos 10 años se ha estado probando un trata- relevante examinar el desorden y no sólo la disfunción, en
miento con la aplicación de biofeedback perineal, pero no este sentido las investigaciones tendrían que indagar ade-
hay datos empíricos a la fecha (Heiman, 2002). más con respecto al conflicto psicológico asociado a la
disfunción en la relación.
En vista de que los problemas sexuales por los que
Discusión
consultan las personas se han complejizado, se requie-
Tras una exhaustiva revisión bibliográfica sobre el es- ren nuevos abordajes cuyos desarrollo e investigación
tado actual de la terapia sexual desde la perspectiva de están pendientes.
tratamientos eficaces, surgen diversas inquietudes e Otro punto importante es el “reduccionismo” con el
interrogantes que se exponen a continuación. que se está abordando la terapia sexual. Se da especial
Llama la atención la escasez de investigaciones en te- importancia a los aspectos biológicos y a las conductas
rapia sexual, sobre todo en la última década, por lo menos estrictamente sexuales, tanto en la evaluación como en la
desde la psicología. La sexualidad es un terreno fértil y intervención, lo cual colabora con el desarrollo y mante-
propicio para nuevos hallazgos. Sin embargo, pareciera que nimiento de los “mitos sexuales”, por ejemplo, igualar
los psicólogos nos encontramos, en esta área, en un mo- sexo a coito (Labrador & Crespo, 2001), y además man-
mento crucial, donde estamos cediendo terreno como in- tiene el circuito cognición-ansiedad de ejecución-respues-
vestigadores como terapeutas, legándola exclusivamente ta sexual disfuncional.
a los médicos. El reduccionismo también se refleja en tratamientos ex-
Además, se está desaprovechando la posibilidad clusivamente orientados al individuo, más que a las
de realizar investigaciones en conjunto, para evaluar disfunciones sexuales, que se desarrollan dentro de relacio-
la eficacia de los tratamientos, ya sea, integrando el nes interpersonales. Masters & Johnson (1970) fueron ex-
abordaje médico con la terapia psicológica, o compa- plícitos en plantear que, para la solución de los problemas
rando los tratamientos de cada ámbito, a corto y largo sexuales, se necesitaba trabajar con la pareja, en terapia.
plazo, a fin de evaluar su eficacia diferencial (Heiman La terapia de Masters & Johnson (1970) usaba princi-
& Meston, 1997; Rosen & Leiblum, 1995; Labrador palmente el enfoque conductual en su aplicación y, aunque
& Crespo, 2001). no explicitado, también la restructuración cognitiva (ej.
Es cierto que quizás hay áreas de la sexualidad más bajar exigencias de desempeño). Así, lo lógico es que esto
urgentes en términos vitales, como es la prevención en VIH- hubiese derivado en estudios sistemáticos que permitieran
SIDA, para lo cual se estarían destinando fondos para su generar un modelo teórico explicativo, validado empírica-
investigación (Rosen & Leiblum, 1995). Pero la sexuali- mente y que sustente las aproximaciones terapéuticas o la
dad es una parte central de nuestra vida e influye en la ca- aplicación de técnicas. Sin embargo, el enfoque cognitivo-
lidad de esta, en la relación de pareja y en nuestro bienes- conductual, que ha resultado ser el más eficaz en terapia
tar. Considerando la prevalencia de las disfunciones, sería sexual, no ha generado suficientes investigaciones sobre
importante destinar fondos para su investigación, tanto en las cogniciones que estarían a la base de muchas
el área preventiva como terapéutica. disfunciones sexuales.
Pese a que Masters & Johnson dejaron como legado un Particularmente, este enfoque mantiene una deuda con
gran aporte en relación al tratamiento de disfunciones sexua- la terapia sexual: necesita seguir investigando, por ejemplo,
les, alcanzando un nivel de éxito terapéutico escasamente ideas irracionales, pensamientos disfuncionales y estilos ex-
visto en la psicología, resulta necesario validar estos apor- plicativos que permitan describir y explicar el funcionamiento
tes con metodología más rigurosa, como el uso de grupos sexual para avanzar en la eficacia de las terapias.
de control, para así ampliar el espectro de terapias efica- A su vez, sería importante incorporar el uso de tecnolo-
ces (Heiman & Meston, 1997). gía actualizada como neurobiofeedback, y desensibilización

TERAPIA PSICOLÓGICA 2004, Vol.22, Nº2, 193-203


202 MANZO Y YULIS

sistemática con realidad virtual, recursos cuyo desarrollo Shoham, V., Stickle, T., Williams, D.A., Woody, S.R. (1998). Update
on Empirically Validated Therapies, II. http://pantheon.yale.edu.
ha colaborado en otros tratamientos en psicología, como
Ellis, A. (1992). My Early Experiences in Developing the Practice of
fobias simples, trastornos alimenticios y otros. Psychology. Professional Psychology Research and Practice, 23, 7-
Otro aspecto importante de señalar es la escasez de estu- 10.
dios en disfunciones sexuales femeninas (Andersen & Everaerd, W., & Dekker, J. (1981). A comparison of sex therapy and
communication therapy: Couples complaining of orgasmic dysfunction.
Cyranowski, 1995; Labrador & Crespo, 2001; Carey, 1997).
Journal of Sex And Marital Therapy, 7, 278-289.
Probablemente, esto se relaciona con factores Goldman, A., & Carroll, J.L. (1990). Education intervention as an adjunct
socioculturales, asociados a los roles de género tradicio- to treatment of erectile dysfunction in older couples. Journal of Sex
nales, donde la mujer tendría, aún hoy, menos “permi- and Marital Therapy, 16, 127-141.
Halvorsen, J. & Metz, M. (1992). Sexual dysfnction, part II: clasification,
sos” para disfrutar de su sexualidad y el hombre tendría
etiology and pathogenesis. Journal of the American Board and Family
más exigencias de “rendir”. A medida que se adquiere más Practice, 5, 177-192.
conocimiento y conciencia de los mitos sociales e “ideas Hawton, K., Catalan, J., Martin, P., & Fagg,J. (1986). Long-term outcome
irracionales” que sustentan estas posturas, sería impor- of sex therapy. Behaviour Research and Therapy, 24, 665-675.
Heiman, J.R., (2002). Sexual dysfunction: Overview of prevalence,
tante dar pasos hacia un mayor conocimiento de la sexua-
etiological factors, and treatments. Journal of Sex Research, 39, 73-79.
lidad femenina. Paralelo a ello, habría que profundizar en Heiman, J.R., & Meston, C.M., (1997). Empirically validated treatment
el estudio de los aspectos sociales y culturales que inci- for sexual dysfunction. Annual Review of Sex Research, 8, 148-194.
den en la etiología, mantención y abordaje terapéutico Hulbert, D.F., White, C.L., & Powell, R.D. (1993). Orgasm consistency
training in the treatment of women reporting hypoactive sexual desire:
de las disfunciones sexuales.
An outcome comparison of women-only-groups and couple-only
Sin descalificar el diagnóstico y definición de lo que se groups. Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry,
va a considerar disfunción sexual, el terapeuta debe consi- 24, 3-13.
derar aquello que la persona y/o pareja define como proble- Kilmann, P.R., Boland, J.P., Norton, S.P., Davidson, E., & Caid, C. (1986).
Perspectives on sex therpay outcome: a survey of AASECT providers.
ma sexual, satisfacción sexual y aquello que definirá como
Journal of Sex and Marital Therapy, 12, 116-138.
éxito en el tratamiento Por lo anterior, es posible que la ob- Kolodny, R. C. (2001). In memory of William H. Masters. The Journal of
tención del orgasmo no sea el único criterio a evaluar y que Sex Research, 38, 274-276.
resulte importante incorporar en el diagnóstico, tratamiento Labrador, F.J., & Crespo, M. (2001). Tratamientos Psicológicos Eficaces
para las Disfunciones Sexuales. Psicothema, 13, 428-441.
y evaluación los aspectos afectivos, emocionales y
Laumann, E.O. Gagnon, J.H., Michael, R.T., & Michaels, S. (1994). The
relacionales pospuestos o subestimados hasta el presente. Social Organization of Sexuality. Chicago: University of Chicago Press.
LoPiccolo, J., & Lobitz, W.C. (1978). The Role of Masturbation in the
Treatment of Orgasmic Dysfunction. En: LoPiccolo, J., & LoPiccolo,
Bibliografía L.,Handbook Of Sex Therapy,(187-195), New York: Plenum Press.
Masters, W., & Johnson, V. (1967).Respuesta Sexual Humana. Buenos
Aller A. L. M., Bianco, F. & Rada, D.(1994). Perspectiva histórica de la Aires : Editorial Intermédica
educación sexual y la Sexología Clínica en América Latina. Masters, W., & Johnson, V. (1970). Incompatibilidad sexual humana.
F.L.A.S.S.E.S. La Habana. Buenos Aires : Editorial Intermédica
American Psychiatric Association. (1994). Diagnostic and Statistical Nobre, P., & Pinto J.G. (2000). Erectile dysfunction: An empirical approach
Manual of Mental Disorders, 4th Ed, Author, Washington, D.C. based on Beck´s cognitive theory. Sexual and Relationship Therapy,
Andersen, B. L., Cyranowski, J.M. (1995). Women´s Sexuality: Behaviors, 15-23.
Responses, and Individual Differences. Journal of Consulting and Ortiz, J., & Vera-Villarroel, P. (2003). Investigacioes en Psicología Clíni-
Clinical Psychology, 63, 891-906. ca Basadas en la Evidencia en Chile: Un Análisis Bibliométrico de
Assalian, P. (1994). Premature ejaculation: Is it really psychogenic? Tres Revistas de Psicología. Terapia Psicológica, 21(1), 61-68.
Journal of Sex Education and Therapy, 20, 1-4. Rosen, R.C., & Leiblum, S.R. (1995). Treatment of Sexual Disorders in
Auerbach, R., & Killmann, P.R. (1977). The effects of group systematic the 1990´s: An Integrated Approach. Journal of Consulting and Clinical
desensitization on secundary erectile failure, Behavior therapy, 8, 330- Psychology, 63, 877-890.
339. Rosen, E., & Weinstein, E. (1988). Introduction : Sexuality counseling.
Barlow, D., Sakheim, D., & Beck, J. (1983). Anxiety Increase Sexual In E. Weinstein & E. Rosen (Eds.), Sexuality counseling: Issues cf &
Arousal. Journal of Abnormal Psychology, 92, 49-54. complications (pp. 1-15). Pacific Grove, CA:Brooks/Cole.
Beck, A.T., Emery, G., Greenberg, R.L. (1995). Anxiety Disorders and Semans, J.H. (1956). Premature ejaculation: a new approach. Southern
Phobias. First edition..USA: Basic Books Ed. Medical Journal, 49, 353-358.
Beck, G.J. (1995). Hypoactive Sexual Desire Disorder: An Overview. Sierra, J.C. (1996). Evaluación de las Disfunciones Sexuales. En Buela-
Journal of Consulting and Clinical Psychology, 63, 919-927. Casal, G., Cavallo, V., Sierra, J.C. (dirs.). Manual de Evaluación en
Caballo, V. E., Buela-Casal G. (1998). Técnicas Diversas en Terapia de la Psicología Clínica y de la Salud. (Pp 337-355).Madrid: Siglo XXI
Conducta. En: Caballo, V.E.,Manual de técnicas de terapia y modifi- Editores.
cación de conducta, cuarta edición, (Pp 799-802). España: Siglo Simons J.S., & Carey M.P. (2001). Prevalence of sexual dysfunctions:
XXI Editores. Results from a decade of research. Archives of Sexual Behavior, 30,
Carey, M. (1997). Tratamiento cognitivo conductual de los trastornos 177-219.
sexuales. En Caballo, V.E.,Ed. Manual para el tratamiento cognitivo Singer, K. H. (1974). La nueva terapia sexual. Madrid: Alianza Editorial.
conductual de los trastornos psicológicos.(Pp 267 – 298). Madrid : Takefman, J. & Brender, jW. (1984). An analysis of the effectiveness of
Siglo XXI Editores. two components in the treatment of erectile dysfunction. Archives of
Chambless, D., Baker, M., Baucom, D. Beutler, L., Calhoun, K.S., Paul, Sexual Behavior, 15, 355-361.
C., Daiuto, A., DeRubeis, R., Detweiler, J., Haaga, D.A.F., Bennett – Weeks, J. (1993). El malestar de la sexualidad. Madrid : Ediciones S. L.
Johnson, S., McCurry, S., Mueser, K.T., Pope K.S., Sanderson, W.C., Weinberg, S. (1976). Sex Research: Studies from the Kinsey Institute.

TERAPIA PSICOLÓGICA 2004, Vol.22, Nº2, 193-203


ACTUALIZACIONES EN TERAPIA SEXUAL 203

Nueva York : Oxford University Press.


Wiederman, M.W.(1998). The state of theory in sex therapy. The Journal
of Sex Research, 35, 88-99.
Yulis, S. (1976). Generalization of Therapeutic Gain in the Treatment of
Premature Ejaculation. Behavioral Therapy, 7, 355-358.
Zimmer, D. (1987). Does marital Therapy enhance the effectiveness of
treatment for sexual disfunction?. Journal of Sex and Marital Therapy,
13, 193-209

TERAPIA PSICOLÓGICA 2004, Vol.22, Nº2, 193-203

También podría gustarte