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las necesidades de una iglesia o comunidad. Sin embargo esta definición no pareciera
ser aquella que llena las expectativas de la feligresía actual, dejando así la necesidad
James D. Smart, al tratar de darle una definición a este término, concluye: “Es un
consiste en mostrar a los hombres y las mujeres cómo vivir con mayor sabiduría y
virtud.”1 De manera simplificada, se podría decir que es aquel que dedica su vida al
Aunque bien viene siendo cierto que el principio de servir a otros se encuentra
en las enseñanzas de Jesús, y de manera precisa, como requisito para poseer un lugar
de estima entre el mismo cuerpo de creyentes: “mas entre vosotros no será así, sino
que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor” (Mat 20:26).
1
James D. Smart, The Rebirth of the Ministry (Filadelfia: Westminster Press, 1960), pág. 17 y ss.
élite eclesiástico únicamente, o por lo menos esa no es la enseñanza cristiana
encomendada a la iglesia antes de la partida de su Maestro. Por esta razón “el Nuevo
Testamento enseña claramente que todos los cristianos deben ser ministros. Lo que
no concuerde con esto viola claramente las exigencias del discipulado presentadas por
nuestro Señor.”2
El ministerio cristiano es pues la réplica que el alma alcanzada por Jesús realiza
en pro de la humanidad perdida, al obrar del mismo modo que el Salvador lo hizo por
ella: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar
su vida en rescate por muchos” (Mar 10:45). A través de estas palabras Marcos plasma
retrata el principio que el mismo Jesús enseñó a sus discípulos y que serían una de las
aquellos que no lo han oído responde a uno de los requisitos de la triple misión de la
cual es “un cuerpo constituido por muchos miembros, llamados de entre todas las
naciones, razas, lenguas y pueblos”3, fue encomendada por Jesús a sus discípulos. Y
esta misma encomienda llega hasta nuestros días bajo el título de la Gran Comisión
2
Rex D. Edwards, Cada creyente, un ministro (Nampa, Idaho: Pacific Press Publishing Association, 1999), 13.
3
Iglesia Adventista del Séptimo Día, En esto creemos para estar atentos a la Palabra, 1a Edición (Gema
Editores, 2012), 152.
(Mat 28:19,20). Ésta a su vez el fundamento a través del cual el ministerio cristiano se
Evangelio, a cada uno de los miembros de la familia humana caída. Elena de White
pocos pasos del trono celestial cuando dio su comisión a sus discípulos. Incluyendo
como misionero a todos los que creyeran en su nombre, dijo: Id por todo el mundo,
aunado a esto, ella menciona: “Los dirigentes de la iglesia de Dios han de comprender
que la comisión del Salvador corresponde a todo el que cree en su nombre. Dios
enviará a su viña a muchos que no han sido dedicados al ministerio por la imposición
de las manos”5. Por esta razón se puede comprender claramente que el cumplimiento
de la Gran Comisión, nos capacita a todos a ser ministros en favor de Cristo, siendo
todos mensajeros de Dios: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como
entienden que está constituido por tres partes fundamentales: 1) El ministerio invita a
4
Ellen Gould Harmon White, Servicio Cristiano, 2013, 14.3.
5
Ellen Gould Harmon White, Los hechos de los Apóstoles: en la proclamación del evangelio de Jesucristo
(Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2007), 90.4.
misión. 2) La iglesia es el pueblo de Dios reconciliado entre sí. 3) La iglesia le dice al
Evangelio, ya que “el gran fracaso como iglesia es que se predica de doctrinas, llenando
la cabeza de doctrinas, pero sin tener un conocimiento personal de Cristo. 7 Por esta
razón Cristo mismo dejó en claro en Mateo 24:14, que el Evangelio sería proclamado
poderoso que pueda aducirse en favor del cristianismo.”9 Pero llegar a ser semejante a
Cristo, es únicamente el fruto de la dependencia y obediencia total a él. Por esta razón
Esta fase tan importante dentro del cuerpo de Cristo, se da como respuesta a la
6
Denis Fortin, Unidad en Cristo: guía de estudio de la Biblia (México: Editorial Montemorelos, S. A. de C.V.,
2018), 71.
7
Hernández, Abner. Clase de Cristología y soteriología. 21 noviembre de 2018.
8
Edwards, Cada creyente, un ministro, 47.
9
Elena G. de White, Testmionies, t. 9, pág. 21
10
Alejandro Bullón, Todo miembro involucrado: un llamado a servir (México: Gema Editores, 2017), 131.
necesidad de glorificar a Dios a través de la vida misma. Pedro lo describe en su
epístola como el llamado a todos los creyentes para que, a través de su testimonio
personal, el nombre de Dios sea glorificado: “Mas vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes
de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Ped 2:9). Haciendo un
comentario respecto a la necesidad de que cada creyente ocupe el puesto al cual fue
llamado, el Dr. Kenneth Cober menciona: “No existe tal cosa como ser miembro de
Todos y cada uno de los que han aceptado el llamado de Dios, están
“cada seguidor de Jesús tiene una obra que hacer como misionero de Cristo, en la
profeso comprenda y acepte su misión, Dios mismo podrá obrar en favor de él a fin de
tanto, un privilegio dado a la humanidad caída que aún los ángeles quisieran realizar
para llevar a las almas a los pies de Jesús; sin embargo, esto solo le ha sido confiado a
los propios seres humanos, los cuales comprende la suerte de la caída, pero que al
mismo tiempo, pueden experimentar la bendición de haber sido rescatados por Jesús.
11
Kenneth L. Cober, The Church´s Teaching Ministry, (Valley Forge, Pa.; Judson Press, 1964), pág. 31.
12
Elena G. de White, Testmionies, t. 2, pág. 632