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LA LOMBRICOMPOSTA COMUNITARIA HACE SUSTENTABLE

LAS ÁREAS VERDES DE LA CIUDAD PARA MEJORAR SU


IMAGEN URBANA Y LA CALIDAD DE VIDA DE LOS HABITANTES

Leonardo Raúl Durón Méndez.

RESUMEN

Las ciudades actuales presentan una sobrepoblación debido al auge económico de ellas y
las ventajas que conlleva vivir en un área urbana. Esta sobrepoblación de las ciudades y
sus áreas metropolitanas han causado graves problemas sociales, pero, especialmente,
medio ambientales. Entre estas problemáticas, la contaminación y sus efectos nocivos
sobre la salud, tanto física como psicológicamente, predominan.
Uno de los retos es reducir los contaminantes en el aire y en el agua, principalmente.
En este ámbito, las áreas verdes públicas de la ciudad cumplen un rol importante para
mitigar y contrarrestar la contaminación. Además, estas áreas satisfacen necesidades
como la recreación, la convivencia y el descanso dentro de las ciudades.
En arquitectura, las áreas verdes representan una parte fundamental para la imagen
urbana. Esta debería girar alrededor de soluciones espaciales y medioambientales para
amortiguar los efectos nocivos de la contaminación, tales como las islas de calor, la
contaminación visual y auditiva, el polvo acarreado por vientos dominantes, así como la
regulación de la absorción de lluvia en la ciudad.
Estas áreas verdes se encuentran, en la mayoría de las ciudades de México,
descuidadas, desatendidas o abandonadas, provocando su erosión o el incremento de
flora y fauna indeseada. Como veremos más adelante, estas zonas verdes urbanas
pueden conservar especies locales de flora y fauna, que, a su vez, mejorarían la imagen
urbana. Una de las excusas que suele decir la administración de las ciudades es la falta
de recursos, tanto económicos como de personal, así como los usos del agua que ellos
mismos legislan. En este proyecto, se propone estudiar las ventajas del lombricompostaje
en un área verde pública, alentando a la comunidad su participación, así como hacer
sustentable el mantenimiento de su vegetación y contribuir al mejoramiento de la imagen
urbana y la calidad de vida de los habitantes.

INTRODUCCIÓN

Uno de los problemas principales de las ciudades y sus áreas metropolitanas es la


sobrepoblación. La ONU estimaba en 1950 una población mundial de 2, 600
millones de personas. En octubre del 2011, la población mundial alcanzó los 7,000
millones de habitantes. Esta explosión demográfica, se debe a la longevidad y
esperanza de vida que se vieron aumentadas por el impacto del desarrollo urbano,
tecnológico y científico, especialmente, la producción de alimentos y medicinas;
las tasas de fecundidad y la migración internacional, entre otros factores.
Ante este panorama, se comenzó a hablar de sobrepoblación. Esta no solo
incluye el incremento de seres humanos en un área determinada. La
sobrepoblación es un fenómeno multidimensional. Paul Ehrlich menciona en su
libro The Population Explosion que la sobrepoblación sucede cuando la huella
ecológica de un grupo humano, en un área geográfica específica, excede la
capacidad de carga del lugar ocupada por el grupo. Es decir, si la población no
puede ser mantenida, debido al agotamiento de los recursos no renovables, así
como el deterioro del medio ambiente que soporta la vida en general.
La sobrepoblación causa diverso problemas ambientales, pero también
sociales, económicos, políticos y hasta culturales. Entre ellos, el acceso al agua
potable, agotamiento de recursos naturales, especialmente fósiles, incremento de
la contaminación (del agua, del suelo, del aire, auditiva, visual, lumínica, etc.),
deterioro del medio ambiente, disminución de la flora y fauna nativa, incluso la
extinción de especies, y la producción y acumulación de basura y desechos, tanto
orgánicos como inorgánicos.
La contaminación es la principal problemática, especialmente en las ciudades.
La contaminación de los diversos medios no solo afecta la salud humana, sino
también de la vida en general, así, a su vez, acelera el deterioro del ambiente,
obstaculiza el acceso al agua potable y agota, en general, la cantidad y calidad de
todos los recursos naturales.
La contaminación se define, según la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el
Medio Ambiente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente,
como

“la introducción en el medio ambiente de sustancias o energía cuyos efectos


ponen en peligro la salud humana, los recursos naturales y los ecosistemas. La
contaminación también menoscaba el uso laboral y recreativo del medio
ambiente y entraña una amenaza para los valores culturales, espirituales y
estéticos que muchas personas atribuyen a la riqueza y la diversidad del
medio, sea natural o artificial.” (ANUMA, Hacia un planeta sin contaminación,
2017).

Hay diferentes tipos de contaminación según el medio afectado o el tipo de


contaminante. Así, se distingue, la contaminación atmosférica, la contaminación
marina y costera, la contaminación del agua dulce, la contaminación de la tierra y
del suelo, así como los contaminantes químicos y los deshechos. (ANUMA, Hacia
un planeta sin contaminación, 2017).
Recientemente, también se habla de contaminación lumínica, auditiva y visual.
Los efectos de la contaminación incluyen enfermedades y afectaciones a la
salud humana, a la salud propia de cada ser vivo involucrado en cada ecosistema
contaminado, disminución de alimentos, agua potable y otros recursos naturales
para uso humano; espacios muertos por la acumulación de deshechos, etc.
(ANUMA, Hacia un planeta sin contaminación, 2017).
En este ámbito, los deshechos urbanos contaminan todas las esferas del medio
ambiente (atmosférica, edafológica, hídrica). LA SEMARNAT (secretaría del medio
ambiente y recursos naturales) habla de deshechos líquidos, sólidos y gaseosos.
Estos se producen por todas las actividades productivas de las sociedades.
(SEMARNAT, El medio ambiente en México 2005: en resumen, 2006)
Solo en México se produce cada día más de 103 mil toneladas de basura
doméstica, lo que equivale a más de 37 millones de toneladas anuales de residuos
sólidos urbanos.
Estos residuos sólidos urbanos aumentan directamente proporcional a la
sobrepoblación, como podemos observar en la siguiente imagen.

Imagen 1.1. Se observa las zonas con mayor porcentaje de RSM.

De los residuos sólidos municipales (RSM), la mayoría de origen doméstico,


más de la mitad son catalogados como orgánicos. La mayoría procede de la
producción y consumo de alimentos.
La siguiente imagen nos detalla el porcentaje de cada tipo de residuo sólido
municipal.
Imagen 1.2 Más de la mitad de los residuos son orgánicos. Representan un gran
potencial para el reciclaje biológico.

La estimación de generación de residuos sólidos municipales per cápita en


2004 fue 328 kilogramos por año. En México, se depositan, sin distinción, todos
los RSM en rellenos sanitarios. (SEMARNAT, 2005).
Con este manejo, nos damos cuenta de que no hay cultura de reciclaje en
nuestro país. El potencial para el reciclaje biológico de los RSM es alto como
podemos ver. Esto es lo que queremos aprovechar para recuperar nutrientes
aptos para las áreas verdes urbanas de las que hablaremos adelante.
LA CIUDAD Y LAS ÁREAS VERDES

Cuando pensamos en la ciudad, solemos imaginar primero las casas de sus


habitantes, los hospitales, las escuelas, las universidades, los estadios deportivos,
las calles saturadas de automóviles, las fábricas, los supermercados y los centros
de entretenimiento, como los cines, los teatros, los restaurantes, etc. ¿Y las áreas
verdes? ¿Se imaginan una ciudad sin plazas con vegetación, sin jardines, sin
pabellones?
Hay dos problemas fundamentales en el diseño y planificación de las ciudades.
El primero es la inclusión e integración de zonas verdes a la ciudad para beneficio
de sus habitantes y como parte de la imagen urbana. El segundo, trata de cómo
solo se utiliza las áreas verdes como ornamentación simplemente, y a lo mucho,
para recreación de los individuos.
Las ciudades tienen distintas definiciones, según los países, las épocas y las
culturas. Hoy se distinguen dos esferas principales en cuestión de asentamientos
humanos: zonas urbanas y zonas rurales; una dicotomía para diferenciar la ciudad
del campo.
La ONU explica que un centro urbano o ciudad puede definirse según la
cantidad de habitantes, o por la división política que impera en los países o por el
predominio de actividades como la industria, el comercio y servicios, frente a las
relativas al campo, como la agricultura, la ganadería, etc.
Estas definiciones son básicas y obedecen más a una visión geográfica,
económica y política, mas para los arquitectos, filósofos y urbanistas, la ciudad es
algo más que una aglomeración de individuos en un área específica.
Jordi Borja dice que la ciudad es un conjunto de espacios públicos rodeados de
edificios y de árboles, la concibe como un espacio público, en donde la gente
puede andar y encontrarse, llevando a cabo todas sus actividades. La ciudad
como espacio público, plantea el desarrollo de funciones meramente sociales y
públicas en donde se llevan a cabo las relaciones sociales cotidianas, como
caminar, comprar productos, utilizar los servicios de entretenimiento etc., en donde
se presentan todo tipo de anuncios publicitarios, indicaciones de información y
señalamientos viales, los cuales, constituyen los símbolos que se requieren, para
el desarrollo de las actividades en los espacios públicos. ( BORJA, Jordi y Castells,
Manuel, Local y global, La gestión de las ciudades en la era de la información,
2000).
En este sentido la calle y la plaza son los elementos básicos que conforman el
espacio público. (Bazant, S. Jan, Manual de diseño urbano, 1998).
Aunque, Jordi especifica árboles para darle importancia a esta vegetación, lo
más correcto sería decir que la ciudad tiene un conjunto de espacios públicos, con
edificios de diversa índole de funciones y características, y a su vez, entre los
espacios públicos, espacios que llamaremos áreas verdes urbanas, con
vegetación propia y nativa, o con vegetación introducida.
En el libro editado por la PAOT (Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento
Territorial del D.F), considera que las áreas verdes:

“ …incluyen, no solamente, parques y jardines e incluso plazas


ajardinadas –definición que está más cerca de la
imagen que el común de los ciudadanos tenemos de
un “área verde”– sino también toma en consideración
áreas deportivas, jardineras y zonas con cualquier
tipo de cubierta vegetal en la vía pública, aunque
algunos de estos sitios sean inaccesibles para la gente. (PAOT, 2010).

Se considera pertinente esta definición porque menciona tanto a las plazas


ajardinadas como a las áreas deportivas, así como el énfasis en el sentido público
del espacio. Considerar a las áreas verdes como espacios públicos no solo implica
que podamos tener acceso a ellos, sino también que tenemos derecho a ellas y
podemos tener injerencia sobre ellas, como es el mejoramiento de estas y su
mantenimiento.
Las áreas verdes no solo incluyen la vegetación, también la fauna que alberga.
Estas áreas tienen un papel importante en la imagen urbana, en el clima o en el
bienestar general de los habitantes. Las áreas verdes de la ciudad pueden
contrarrestar la contaminación y reducir sus efectos nocivos. Amortiguan los
efectos de las islas de calor, producidas por el exceso de calor concentrado en las
calles, por falta de factores bióticos y abióticos que lo dispersen.
Los árboles absorben gases contaminantes, retienen agua en el subsuelo,
evitan la evaporación excesiva del agua y la pérdida de humedad ambiental, y
proporcionan sombra que reduce los efectos de las islas de calor. Por lo tanto, son
factores de control de la contaminación del aire y del ruido, crean microclimas más
confortables para el ser humano, e incluso provee de bienestar psicológico a las
personas. (López, Edna, 2013).
En la siguiente imagen, se resume los beneficios de las áreas verdes urbanas.

Imagen 1.3. Se menciona las formas en que la vegetación beneficia el entorno


ambiental.
Kevin Lynch señala que los elementos a partir de los cuales se estructura la
imagen de la ciudad son referencias físicas, clasificándolos en cinco tipos de
elementos básicos que son las sendas, bordes, barrios, nodos y mojones
(LINCH, Kevin,1960).
Debemos señalar que las áreas verdes están subordinadas a estas categorías
según el autor, del cual discrepamos.
Nosotros consideramos que las áreas verdes son elementos de igual o de
mayor categoría, que la aquí descrita, porque las áreas verdes pueden, en su
caso, tener hasta cuatro de los elementos mencionados por Lynch (sendas,
bordes, nodos y mojones).
Además, son parte integral de la imagen urbana porque representan un papel
vital para la calidad de vida de sus habitantes por el significado que puede adquirir
la convivencia en esos espacios, desde actividades políticas y sociales, hasta
actividades espirituales y de recreación.
A su vez, las áreas verdes son parte fundamental para la calidad urbana y para
la calidad de vida, como dice Francisco Gómez Lopera en su artículo “Las zonas
verdes como factor de calidad de vida en las ciudades”:

“Para que se cubran las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos,


respecto a la habitabilidad de la ciudad, es aconsejable que se oriente el
diseño, la gestión y el mantenimiento de los sistemas urbanos, de modo que se
proteja la salud pública, se fomente el contacto, el intercambio y la
comunicación (...) los espacios verdes, los equipamientos, los servicios y los
transportes públicos han de ser accesibles, han de estar a una distancia-tiempo
mínimo para vencer la distancia psicológica que todos tenemos y que, de lo
contrario, no facilita su uso (...). (Gómez, 2005).

Por lo tanto, las áreas verdes deben ser prioridad tanto de urbanistas como de
la administración pública porque es un factor que mejora la vida en general de los
ciudadanos.
Las áreas verdes en la ciudad están desatendidas, infravaloradas o
abandonadas. Lo podemos ver por la falta de vegetación, la erosión del suelo, la
basura que se acumula en plazas, jardineras y pabellones, así como la falta de
mantenimiento de la infraestructura de los espacios verdes, como son las
jardineras, la irrigación, etc.
Una de las excusas es el uso y ahorro del agua, la falta de mantenimiento,
como la agregación de abonos o fertilizantes, así como falta de recursos
económicos. El agua es vital para las áreas verdes, pero se le ha dado prioridad a
la industria y a los servicios, por lo cual, las áreas verdes suelen ser cada vez más
abandonadas o descuidadas.
Otra consideración es elegir adecuadamente la vegetación según el clima de la
región e incluso el tipo de suelo. Así, el mantenimiento de las áreas sería más
efectivo y barato.
La Organización Mundial de la Salud recomendó para las ciudades 9 m 2 de
área verde por habitante. Otras organizaciones, como la CEE, ha señalado 20 m 2
de área verde por persona.
Lo que nos atañe es aumentar los nutrientes del suelo, su humedad y retención
del agua, especialmente en zonas cálidas y áridas; y a su vez, con la vegetación
adecuada, para crear una imagen urbana diferente a la actual.
El problema es cómo hacer de las áreas verdes, espacios sustentables,
mitigando costos y gastos, así como aprovechar al máximo el área y sus
elementos, a beneficio de la comunidad en general, pero en especial de los
vecinos de cada área.
Hacer un espacio sustentable implica adscribirse al movimiento ecológico,
político, social y económico más importante de las últimas décadas: el desarrollo
sustentable. Este se define, según la ONU, como la satisfacción de las
necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.
Esto implica mantener viables los recursos naturales y no naturales, así como
los espacios que propician la satisfacción de esas necesidades.
Nosotros proponemos lograr la sustentabilidad de las zonas verdes urbanas
para contribuir a la calidad de vida de sus habitantes o usuarios, así como crear
otra imagen urbana, una ecológica y pro-ambientalista, a favor del equilibrio
ecológico y del bienestar común.
Para ello, proponemos utilizar medios de reciclaje biológico, como, por ejemplo,
el lombricompostaje, con el cual toda la materia orgánica se convierte en
nutrientes para todo tipo de vegetación.

LOMBRICOMPOSTAJE

El lombricompostaje es un tipo de composta que utiliza las lombrices de tierra


(género Eisenia) para transformar la materia orgánica procedente de residuos y
basura orgánica en nutrientes esenciales que se pueden utilizar como abono para
plantas o enriquecer suelos. Se le considera un tipo de biotecnología porque se
aplica la capacidad de un ser vivo para llevar a cabo un proceso metabólico que
produce algún compuesto útil como materia prima, ingrediente o sustancia con
propiedades farmacéuticas.
La materia orgánica proviene generalmente de residuos domésticos de pan,
tortillas, pastas, frutas, verduras, legumbres, papel, servilletas, cascarones de
huevo, estiércol de caballo y vacas, de chivo, de conejo, de cerdo, hojas secas,
materia vegetal en general, etc.
La lombricomposta se considera una composta húmeda, necesaria para la
proliferación de las lombrices. Estas consumen la materia orgánica. Mediante su
sistema digestivo, la metabolizan y excretan compuestos químicos que son
nutrientes para las plantas, como nitratos, fosfatos, ácidos orgánicos, etc.
El abono orgánico producido sustituye de una manera menos tóxica, más
segura y amigable con el ambiente a los fertilizantes químicos y plaguicidas
utilizados en los jardines, en áreas verdes en general, macetas o cultivos agrícolas
de cualquier escala. (León, 2013).
Proponemos el lombricompostaje como medio eficaz, seguro y sencillo para
reciclar los deshechos urbanos orgánicos a favor de las plazas públicas, jardines,
y áreas verdes urbanas en general.

MATERIALES Y MÉTODOS

LOMBRICOMPOSTAJE

El mejor material para realizar una lombricompostera es el poliestireno. Este es un


aislante perfecto para mantener la humedad y el calor adecuado para el proceso.
Se necesitarán dos cajas mínimo. Una irá arriba de la otra.
En la caja inferior, hacemos un orificio en la que pondremos la parte del tapón
de una botella de plástico, o si se puede un grifo. Esto servirá para extraer el
líquido que va cayendo de la caja superior (lixiviado)
A la caja superior se le hace varios agujeros, tanto en la tapa, como en el
suelo. Con estos agujeros, se pretende ventilar los habitáculos y regular la
temperatura, que aumenta al fermentar el humus formado.
El material orgánico debe ser humedecido. La capa inferior del compost debe
llevar ramas, trozos de maderas o materiales similares. Esta será la “cama” o
soporte para las lombrices.
Una vez hecho eso, se introducen las lombrices. Se prefiere la especie de
lombriz roja o californiana. Se debe alterar las capas de restos de comida con los
deshechos del jardín. Es importante mantener sellada la caja para mantener la
humedad. Si se nota seca hay que hidratarla. Se debe revolver cada dos
semanas. Se debe cubrir la tapa a su vez con una lona para aislar la
lombricompostera y mantener por más tiempo la humedad.
El humus (abono orgánico) estará listo dentro de dos o tres meses. Debe ser
de color oscuro y no debemos ver nada de los compuestos o elementos
depositados allí, a excepción de los trozos de ramas. El humus se aplica una sola
vez. En caso de que no usemos el compostaje, podemos guardarlo
herméticamente en bolsas cerradas. Si notamos un olor a amoníaco, quiere decir
que hay mucha mezcla verde y falta un poco de la marrón. Eso lo corregimos solo
agregándole un poco de hojas secas en la lombricompostera. Si notamos un olor
como podrido, quiere decir que hay poco oxígeno y mucha humedad. Lo
solucionamos añadiendo materia seca.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

La lombricomposta es una propuesta para hacer las áreas verdes urbanas


sustentables y proporcionar los beneficios que conlleva un espacio verde sano y
en buenas condiciones al espacio urbano en general.
Si se lograra implementar el lombricompostaje en las áreas verdes de las
ciudades, la mitad de los residuos sólidos municipales no irían a los rellenos
sanitarios, los cuales reducirían su impacto ambiental por reducción de volumen.
Además, los mismos deshechos de las áreas verdes, se pueden reutilizar para el
compostaje por lombrices.
Una vegetación urbana sana, gracias a estos nutrientes (el humus y el lixiviado)
evita la erosión del suelo, retiene la humedad por mayor tiempo, mejora la
absorción de agua pluvial y recupera el equilibrio ecológico, proporcionando un
hogar para la fauna local, especialmente aves e insectos.
Los retos para la implementación de un proyecto de esta envergadura implican
la participación ciudadana, su educación ambiental y políticas medio ambientales
adecuadas, que permitan que los deshechos orgánicos lleguen a las
lomrbicomposteras de cada espacio verde.
Es fácil instalarlas y ocupan espacios pequeños. Según el tamaño y el diseño
de las áreas verdes, podría haber más de una. Los habitantes cercanos podrían
llevar sus propios deshechos directamente y, a la vez, se les podría indicar cómo
mantener las áreas verdes en condiciones óptimas.
CONCLUSIONES

Los medios para reducir la contaminación y aprovechar los recursos naturales son
más fáciles de lo que pensamos, pero debemos aplicarlos proporcional al ritmo en
el que contaminamos. Los esfuerzos deben ser nacionales, extensivos, continuos
y colectivos.
No tenemos que pagar por usar estas técnicas y sus aplicaciones pueden
enseñarse en un día. Con una educación ambiental adecuada, preparación e
incentivos gubernamentales, los mismos habitantes participarían creando,
manteniendo y aplicando la lombricomposta en su área verde más cercana.
Como observamos, el lombricompostaje es una solución completa para el
reciclaje de los residuos orgánicos. Esta práctica vuelve sustentable las áreas
verdes públicas.
REFERENCIAS

Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente del Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Hacia un planeta sin contaminación,
informe del Director Ejecutivo; 2017.

BAZANT S. Jan, Manual de diseño urbano, 1998.

Ehrlich, Paul R. And Ehrlich, Anne H, The population explosión, 1990.

SEMARNAT, El medio ambiente en México:en resumen 2005, 2005.

León Castro, Adrián Fabricio, Manual de lombricultura en casa, 2013.

López Elizalde, Edna Cecilia, Revista de Arquitectura, Urbanismo y Ciencias


Sociales Centro de Estudios de América del Norte, El Colegio de Sonora Vol. IV
Número 1, Enero 2013.

LYNCH, Kevin, La imagen de la ciudad, 1960.

Organización de las Naciones Unidas. https://www.un.org/es/

Organización Mundial de la Salud. https://www.who.int/es

PAOT, Presente y futuro de las áreas verdes y del arbolado de la ciudad de


México, 2010.

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