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RESPONSABILIDAD DEL B.C.R.A. REVOCACION DE AUTORIZACION PARA FUNCIONAR A UNA


ENTIDAD FINANCIERA. LIQUIDACION DE LA ENTIDAD. CSJN

AUTOS: BANCO ODDONE S.A. Y LUIS ALBERTO ODDONE C/ BANCO CENTRAL DE LA REPÚBLICA
ARGENTINA.

TRIBUNAL: CSJN

FECHA: 27/09/20005

SUMARIO

"...la resolución recurrida dejaba en claro que la situación del banco demostraba la imposibilidad técnica de
acudir a alguna alternativa de saneamiento. Así justificó esa conclusión: a) "La cartera activa de la entidad
era irrecuperable. En relación a este punto, según se desprende del informe existía una elevada
concentración de la cartera crediticia en las empresas integrantes del grupo Oddone -incumpliéndose de tal
modo la normativa del Banco Central que regula el fraccionamiento del riesgo crediticio- y las empresas
vinculadas, las que presentaron, en su conjunto, características de insolvencia y un patrimonio neto
negativo, sin respaldo para el recupero de los créditos..."

"...El recurso carece, así, de un desarrollo crítico de la decisión, que explique los motivos por los que la
admisión de su propio pedido habría causado una lesión a sus derechos y, menos aún, se expide acerca de
los efectos de una denegatoria que, ante el reconocimiento de su estado de cesación de pagos, podría
haber provocado directamente la revocación de la autorización para funcionar..."

"...en las condiciones descriptas, no resultan desvirtuados por la recurrente los extremos fácticos ni los
fundamentos jurídicos en que se apoya la sentencia apelada. Así, la pretensión recursiva se inscribe en un
marco en que la intervención del Banco Central fue solicitada por el propio Banco Oddone, en
reconocimiento de su impotencia patrimonial y sin que se haya demostrado la viabilidad de otra alternativa;
el estado de cesación de pagos -que fue admitido al requerir dicha intervención, puesto de manifiesto en el
informe del interventor y convalidado por el Banco Central al disponer la revocación de la autorización para
funcionar- no fue desvirtuado en el curso de este proceso y, finalmente, la inviabilidad de un plan de
saneamiento de la entidad no encontró respuesta, dejando sin sustento la posibilidad de superación de la
crisis patrimonial del banco..."

"...en esas condiciones, el recurso extraordinario deducido no satisface el requisito de demostrar que las
defensas opuestas tendrían la virtualidad de conducir a una solución diferente de la adoptada, dentro del
marco fáctico no controvertido por el recurrente..."

FALLO COMPLETO

Buenos Aires, 27 de septiembre de 2005. Vistos los autos: "Recurso de hecho deducido por la actora en la
causa Banco Oddone S.A. y Luis Alberto Oddone c/ Banco Central de la República Argentina", para decidir
sobre su procedencia.

Considerando:

1°) Que contra la sentencia de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso


Administrativo Federal, que confirmó las resoluciones 99/93 y 100/93 dictadas por el Banco Central de la
República Argentina el señor Luis Alberto Oddone (h) y el Banco Oddone S.A. interpusieron el recurso
extraordinario federal, cuya denegación dio origen a esta queja.

2°) Que para así decidir, el a quo sostuvo que en lo que respecta a la resolución 100/93, la recurrente no
había producido prueba alguna que desvirtuara los hechos invocados por el Banco Central de la República
Argentina para sustentar la revocación para funcionar que oportunamente le concediera. Puntualizó que
"durante abril de 1980, los depósitos disminuyeron el 50% y el Banco Oddone solicitó al Banco Central la
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suma de 466.000 millones de pesos ley 18.188 que representaba el 650% de su patrimonio al 31 de marzo
de 1980 (fs. 466 del expte. 27.098/80)". Expresó también que el representante del Banco Oddone S.A.
informó al Banco Central que la institución atravesaba una situación de alto grado de endeudamiento e
iliquidez, como una consecuencia de la drástica e imprevista caída de los depósitos, por lo que "solicitaba la
intervención del Banco, con facultad de disponer de activos a los efectos de la depuración de la situación
patrimonial, económica y financiera (fs. 397 del expte. agregado a continuación de fs. 9 del expte.
27.089/80)". Seguidamente, y sobre la base de la "nota del 18 de agosto de 1980, el interventor en el Banco
Oddone expuso concretamente que éste se encontraba en virtual cesación de pagos porque los
compromisos se cubrían exclusivamente con los adelantos de fondos obtenidos del BCRA, lo cual colocaba
a la 2 sociedad en la imposibilidad de cumplir el objeto social (fs. 1/2 expte. 27098/80)". De ese informe,
siguió el a quo, surge que "al 12 de agosto de 1980 el Banco había perdido el 98,72% de los depósitos
totales y el 99,58% de los plazos fijos. El total de adelantos ascendía a 669.299 millones de pesos y el de la
resolución 111, 434.956 millones, lo que totalizaba 1 billón 104.156 millones de pesos. Al 30 de abril de
1980, tenía una pérdida de 66.931 millones, mayor que el patrimonio de libros de 58.904 millones, la
provisión por incobrables ascendía a 41.335 millones y los cargos o punitorios a 70.871 millones". Agregó
que el mencionado informe fue producido antes de la primera resolución que revocó la autorización para
funcionar y que a pesar de haber sido calificado como una mera afirmación por los apelantes, ningún
elemento de juicio se agregó a los autos para desvirtuarlo.

3°) Que el a quo señaló, asimismo, que la resolución recurrida dejaba en claro que la situación del banco
demostraba la imposibilidad técnica de acudir a alguna alternativa de saneamiento. Así justificó esa
conclusión: a) "La cartera activa de la entidad era irrecuperable. En relación a este punto, según se
desprende del informe de fs. 483 existía una elevada concentración de la cartera crediticia en las empresas
integrantes del grupo Oddone -incumpliéndose de tal modo la normativa del Banco Central que regula el
fraccionamiento del riesgo crediticio- y las empresas vinculadas, las que presentaron, en su conjunto,
características de insolvencia y un patrimonio neto negativo, sin respaldo para el recupero de los créditos.
Las empresas del grupo, por otra parte, estaban en estado de insolvencia patrimonial aun antes de
procederse a la intervención de la entidad (véase el informe de fs. 334/356 del expte. 106356/88); b) otras
empresas, presuntamente deudoras, no vinculadas a la entidad, desconocieron las deudas, según resulta
del estudio realizado por Deloitte, Haskins y Sells. Además se comprobó la falsedad de la documentación
respaldatoria y asientos contables respecto de créditos que presuntamente fueron otorgados a las empresas
del grupo Oddone. Ellas serían las reales prestatarias; c) Las garantías otorgadas [por el Banco Oddone
S.A.] a empresas componentes del grupo, no contabilizadas, debieron ser satisfechas durante la
intervención, agravando la situación patrimonial del banco; d) la irregularidad de la cartera activa motivó que
para hacer frente a la devolución de los depósitos constituidos en la entidad debió acudirse a un _ 3
préstamo de cuatrocientos mil dólares estadounidenses a junio de 1980; e)...durante la intervención, [el
Banco Central de la República Argentina] debió observar una política prudente y conservadora, ofertando
tasas de interés que no agravaran la situación. Del mismo modo se restringieron los créditos frente a los
problemas de liquidez que padecía la entidad; f) debieron cancelarse deudas con el Banco Central porque
no se advertían líneas viables de saneamiento que justificaran su reducción o postergación; g) existía una
sobrevaloración del activo al 28 de abril de 1980 en la medida que la cartera de crédito carecía de previsión
contable, devengándose además, intereses de créditos otorgados a las empresas vinculadas... El Banco
mostraba un activo sobrevaluado y un pasivo subvaluado". Por último, puntualizó que no existían
alternativas viables para superar las dificultades que se presentaban en materia de iliquidez debido a la
magnitud de las obligaciones de Banco Oddone S.A. Al respecto, señaló el a quo que "las alegaciones de la
parte actora constituyen apreciaciones generales, sugerencias y negativas que no se basan en las
circunstancias que resultan de las actuaciones y que, por consiguiente, no son idóneas para descalificar la
conclusión sobre la situación de la entidad y sus causas".

4°) Que con relación a "una presunta violación del derecho de defensa en juicio", entendió el a quo que el
Banco Central de la República Argentina "concedió a los recurrentes las vistas que solicitaran y tuvieron
acceso a las actuaciones que se acompañaron a estos autos". Agregó a ello que "la resolución recurrida se
funda en actuaciones que dan cuenta de hechos conocidos por los apelantes. En ningún caso ha
mencionado hechos que desconocieran los recurrentes o en informes o dictámenes a los que no tuvieron
acceso". Si lo que pretenden los recurrentes -dijo la cámara - es alegar la nulidad de la resolución en cuanto
a la falta de acceso a la contabilidad del Banco Oddone S.A., tal pretensión debe desestimarse "porque la
exposición sobre aspectos técnicos contables que efectúan en el escrito recursivo y la existencia de
actuaciones que mencionan como agregadas a expedientes que tramitan o tramitaron en el fuero penal, en
los que se habría llegado a proponer incluso un plan de saneamiento, demuestran de modo acabado que no
pueden sostener válidamente agravio alguno respecto a su derecho de defensa". Transcribió 4 textualmente
las palabras de la apelante: "los registros contables a que se refiere el BCRA en la actualidad son los únicos
que existieron y provenían del propio Banco Oddone, los producidos con posterioridad por la intervención
son absolutamente incongruentes, tendientes a provocar confusión en los magistrados intervinientes". Se
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compartan o no los análisis que efectuaron los actores -concluyó la cámara- lo expuesto es suficiente para
tener por cierto que conocen los registros contables del Banco Oddone y que no se produjo ninguna
afectación a su derecho de defensa.

5°) Que asimismo, con relación al agravio referente al "plan de saneamiento y regularización" que según los
apelantes debió requerírseles, concluyó el a quo que "el Banco Central no tenía ninguna obligación legal de
hacerlo (art. 24 de la ley 22.529) y que de los informes producidos en las actuaciones administrativas y de la
propia resolución recurrida resulta que ello no era viable porque no existía alternativa alguna de
saneamiento. Es más, cualquiera fuere la propuesta, ante la situación patrimonial, económica y financiera
del banco, ella debía implicar el aporte de dinero por el Banco Central de la República Argentina". Expresó
más adelante: "cabe agregar que si bien la regulación legal de la actividad del Banco Central lo autoriza a
prestar colaboración y ayuda a las entidades, ello en ningún modo puede interpretarse como una posibilidad
ilimitada y sin condicionamientos de solicitar ayuda y una consecuente obligación por parte del Banco
Central. Si así fuera se violaría el fin de bien común que persigue el Estado - tendiente, en el caso, al seguro
funcionamiento del sistema financiero en su conjunto- para desplazarlo por la satisfacción de intereses
particulares".

6°) Que respecto a la queja llevada ante la alzada y referida a las tasas de interés consideró que "si se tiene
en cuenta que el banco solicitó la intervención del Banco Central de la República Argentina por su situación
económica, financiera y patrimonial, no es razonable pretender que el interventor desarrollara una política
de altas tasas de interés que agravaran su situación, cuando la realidad imponía una actitud de prudencia y
mesura". Juzgó más adelante que el agravio vinculado con la política crediticia del banco también debía ser
desestimado. "La señalada situación patrimonial, económica y financiera no permitía una política de
otorgamiento de créditos y renovaciones sin condiciones. En este aspecto no puede pasarse _ 5 por alto
que la resolución 100/93 ha dejado aclarado que la cartera activa del banco era irrecuperable y que en su
mayoría los deudores eran empresas vinculadas, cuya situación patrimonial, económica y financiera era
similar a la del banco". Desestimó también la afirmación según la cual "el Banco Central vació el banco" y
que ése era el cometido del interventor, porque ello no tenía sustento alguno en los hechos probados en
autos. A idéntica conclusión arribó en cuanto a la presunta discriminación en que habría incurrido el Banco
Central, en tanto se le habría negado a la recurrente lo que se concedió a otras instituciones financieras en
iguales circunstancias. Ello -dijo- exigía analizar en cada caso particular las razones que llevaron al Banco
Central a otorgar en unos casos líneas de redescuento y en otras no y "la recurrente no individualizó a las
entidades presuntamente favorecidas, ni efectuó aquel análisis".

7°) Que en punto a la cancelación de deudas del Banco Oddone con el Banco Central, expresó que no se
probó de ninguna manera que no se exigiera a otras entidades intervenidas el pago de intereses y cargos, y
tampoco la imputada necesidad del Banco Central de precipitar al banco en una situación irreversible. Por
otra parte, según el a quo, la recurrente debió haber demostrado que las presuntas anomalías y las
presuntas diferencias en el monto de las pérdidas, originaban un cuadro de situación patrimonial, económica
y financiero esencialmente distinto al que tuvo en cuenta el Banco Central de la República Argentina al
dictar la resolución 100/93. "La necesidad de que dicho cuadro de situación fuera 'esencialmente distinto'
[sostuvo] obedece a una razón muy sencilla. Si los actores hubieran ofrecido las pericias técnicas
necesarias para aquel objeto y del resultado de los análisis contables hubieran surgido diferencias, parece
obvio que no todas producirían los mismos resultados en relación a la revocación de la autorización para
funcionar del Banco Oddone. Desde este punto de vista debe comprenderse que sólo aquellas diferencias
que hubieran permitido describir un cuadro de situación patrimonial, económico y financiero que hubiera
hecho factible el saneamiento de la institución merecerían la calificación de 'esencialmente distinta'. Los
recurrentes, como ya se señaló, no se preocuparon de demostrar, a través de la prueba 6 pertinente, que
aquellas presuntas anomalías y diferencias revestían dicho carácter" (fs. 260/269 vta.)

8°) Que, de manera preliminar, la apelante expresa que en autos se ha configurado cuestión federal que
habilita la intervención de la Corte. Expresa que se ha cuestionado y debatido en autos "la aplicación e
interpretación de preceptos de la Ley de Entidades Financieras N° 21.526"; que se han vulnerado
abiertamente las garantías constitucionales del debido proceso y de la defensa en juicio "y se impugna
además la sentencia de Cámara por ser arbitraria en diversos aspectos". Seguidamente, señala que la
sentencia "desconoce en forma flagrante el criterio ya sentado por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación en esta misma causa", ya que "sin haberse subsanado aún las violaciones a la garantía del debido
proceso oportunamente condenadas por el Supremo Tribunal Federal, por la sentencia recurrida se insiste
en convalidar el irregular proceder del BCRA mediante el dictado de las resoluciones que se impugnan".
Más adelante, la recurrente efectúa la crítica a los puntos de la sentencia recurrida que son materia de
agravio federal (ver fs. 331 vta.), en estos términos: a) la ausencia de pruebas de la actora "para desvirtuar
los hechos invocados por el Banco Central, no puede sostenerse a la luz de la sistemática ocultación de
evidencia que ha realizado la demandada en el trámite de liquidación. Si sólo se exhiben tres fojas de
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conclusiones arbitrarias de un 'interventor' ilegalmente designado, sin darnos lugar a la compulsa de la
documentación que debería respaldarlas, mal podría ofrecerse o producirse prueba para controvertir lo que
no se conoce"; b) se le reconoce aptitud y virtualidad "a la nota (agregada a fs. 397 de una carpeta
agregada al Expte. N° 27.089/80) que se me obligara a suscribir el 25 de abril de 1980, a la postre, el mismo
día de la intervención", y no se ha tratado la inconstitucionalidad de la ley 22.267; c) el fundamento principal
de la sentencia es el informe del interventor, sin que se haya exhibido documentación respaldatoria, que no
consta en las 11 carpetas agregadas a estos autos; d) en cuanto al desconocimiento de deudas por
empresas prestatarias, ese informe se basa en afirmaciones insuficientes; e) las cifras que muestra el
interventor son ficticias, como se demuestra a fs. 438 del expte. 106.356/88 anexo; "el BCRA pretendía
hacernos creer que, desde el 25 al 30 de abril, el banco había perdido más que su patrimonio sólo en
intereses debidos a esa misma institución"; f) es antojadiza la "sobrevaluación del _ 7 activo", toda vez que
"la maniobra del interventor consistió en declarar vencidos todos los plazos de los préstamos y reclamar de
inmediato el pago total de la deuda contraída, lo que para cualquier empresa en el contexto económico de
1980 era imposible"; g) la pérdida de depósitos durante la intervención fue consecuencia de ella misma y de
la crisis desatada en todo el sistema financiero; h) "con la vista por diez días concedida sobre un expediente
parcializado y censurado por los funcionarios del BCRA, no puede válidamente considerarse que se haya
garantizado el derecho a defensa de nuestra parte"; i) no se exhibieron "los antecedentes que condujeron al
dictado de la res. 100/93, como no sea el escueto e infundado informe del ilegítimo interventor" y es errado
sostener que por el solo hecho de hacer referencia a los estados contables del Banco en las
presentaciones, se suponían conocidos, puesto que ellos fueron "fragmentariamente habidos en otros
expedientes judiciales"; j) fue privada del derecho a presentar un plan de saneamiento, derecho que
acordaba el art. 34 de la ley 21.526, mientras que lo dispuesto por la ley 22.529 no puede aplicarse
retroactivamente; k) el vaciamiento del banco por acción del interventor fue un propósito deliberado, si se
tienen en cuenta los "fabulosos asientos ordenados por el señor Reynal", y las tasas de entre el 4 y 4,5%
mensual para tomar "fondos del BCRA" y colocarlos, por el otro, en Letras de Tesorería, a la tasa "más baja
de plaza"; l) resulta de un exceso ritual manifiesto pretender que, "desde prisión, haga y ejerza una defensa
encendida" de los derechos sin contar con los elementos mínimos del caso; ll) se han ocultado pruebas a
V.E., situación "no contemplada en el fallo recurrido, el que sólo hace mérito de constancias parciales y
prefabricadas por la demandada; m) ha habido un desconocimiento de lo resuelto por la Corte; "nada ha
cambiado desde el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación del 18 de junio de 1987", lo que "hace
que caigamos en otra causal independiente de arbitrariedad" (fs. 324/339).

9°) Que corresponde señalar en primer lugar que el Tribunal ha considerado prudente efectuar un detallado
relato de los fundamentos desarrollados por la cámara frente a cada uno de los agravios de la actora y de
las quejas traídas por ésta ante esta Corte, a fin de reflejar con la mayor fidelidad posible por qué el caso de
autos no autoriza su intervención en asuntos que, por regla, se encuentran excluídos de su competen- 8 cia
extraordinaria. La cámara, en efecto, ha abordado cada uno de los motivos esenciales de ilegitimidad que el
Banco Oddone S.A. le atribuyó al acto que dispuso la revocación de su autorización para funcionar y los ha
desechado, uno a uno, fundadamente. Debe advertirse también, que el Tribunal ha tenido a la vista los
autos principales y sus agregados, a cuyas fojas se efectúan todas las remisiones.

10) Que la primera cuestión que el recurrente propone como federal se relaciona con la aplicación e
interpretación de la ley 21.526, sus modificatorias y complementarias y con el planteo de
inconstitucionalidad de la ley 22.267, punto este último sobre el que nunca -a su juicio- hubo
pronunciamiento. Al respecto cabe señalar que a lo largo de su genérico desarrollo el recurrente no expresa
cuál es la interpretación de las disposiciones de la ley de entidades financieras que ha sido contraria al
derecho que pretende sustentar en aquéllas. En rigor, la discrepancia no reside en la interpretación de la
norma sino en los hechos que se han considerado acreditados para aplicarla y sobre los cuales, como se
expuso, el a quo se ha pronunciado adecuadamente. Y con relación al segundo de los planteos, debe
recordarse que en Fallos: 310:1129 disidencia del juez Fayt, considerando 6°, se dijo que el "poder de
policía bancario no supone que las facultades que de él se derivan para la autoridad de aplicación deban
estar en su totalidad expresamente contempladas por la ley. Antes bien, es indiscutible... que algunas
pueden derivarse implícitas de ella; máxime cuando, como en el caso, se trata de una medida precautoria
fundada en el propósito de sanear las finanzas del Banco Oddone... De esta manera, la ley 22.267 -que
ratificó la resolución 103 y que contempló expresamente la intervención de entidades con el objeto de contar
con mayores elementos de juicio que puedan determinar la posibilidad de recuperación, recomposición de
cartera y reordenamiento de su eficiencia operativa a fin de decidir alternativamente, sobre la conveniencia
de su fusión, venta o liquidación- vino a solamente a explicitar facultades que con anterioridad le confería en
forma implícita el sistema normativo que regía la materia 'para encauzar y mantener en los carriles de la
legalidad' a entidades como la del sub lite". "Esta conclusión [se agregó] torna insustancial el tratamiento del
planteo de inconstitucionalidad dirigido contra la mencionada ley 22.267". Consecuentemente, lejos de
existir omisión de _ 9 pronunciamiento sobre el punto examinado, éste fue tratado por esta Corte en el
citado precedente.
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11) Que, vinculado con lo anterior y con la errónea aplicación de derecho que el a quo habría consagrado
respecto del "plan de regularización y saneamiento", cabe señalar que esta Corte, más recientemente, ha
establecido que "del texto del art. 4, de la ley 22.267 resulta que la intervención allí contemplada supone
que...el plan de regularización y saneamiento tiene como presupuesto 'determinadas deficiencias' técnicas,
pero siempre y cuando la entidad conserve la posibilidad de operar conforme a su objetivo, extremo sin el
cual carece de sentido hablar de regularización. Precisamente, del art. 34 de la ley 21.526 se infiere, a
contrario sensu, que de no resultar exigible el plan de regularización, tampoco debía instruírse el pertinente
sumario" (Fallos: 316:1283, considerando 7°).

12) Que, tampoco, con relación a la vulneración de las garantías constitucionales del debido proceso y de la
defensa en juicio, se ha demostrado que la nueva oportunidad de hacer valer sus argumentos -otorgada por
el Banco Central en cumplimiento estricto de lo resuelto por la mayoría del Tribunal en los pronunciamientos
anteriores- hayan sido desconocidas de manera alguna. Sus propias manifestaciones en el recurso federal y
las constancias de los expedientes administrativos (fs. 384/387, 409/412, 420/437, 469/474 expte.
24.855/92) dan cuenta de que fueron reiteradas y ampliadas las ocasiones en las que fue oído, según lo
ordenado en autos. Las calificaciones genéricas que aluden a ocultamientos, falta de antecedentes o
documentación, omiten un desarrollo concreto que permita vincular cualquier irregularidad de ese orden con
la vulneración de las garantías constitucionales invocadas. Nuevamente, y con relación a esto último, es del
caso recordar que cuando fueron impugnadas las resoluciones 236/80, 328/80 y 363/80, se señaló que "si
se alega que la documentación que se ofrecería como prueba estaría a disposición del síndico, no por ello
se deja de tener el conocimiento mínimo e indispensable como para poder individualizarla e indicar su
posible incidencia y nada de ello se hizo en autos...máxime si se considera que Luis Alberto Oddone (h),
titular de más del 97% del capital accionario del Banco Oddone, solicitó...su intervención; asimismo, pidió
que el Banco Central dotara al interventor de las facultades necesarias para disponer los activos al precio
promedio de plaza y 10 poder así depurar la situación patrimonial, económica y financiera de aquél". A raíz
de esta presentación -sobre cuyo carácter involuntario nada se probó- "el Banco Central otorgó al
interventor que designara las facultades propias de los órganos legales y estatutarios de la intervenida, por
seis meses; al asumir se labró un acta, suscripta por el señor L. A. Oddone (h) en su carácter de Presidente
del Directorio, sin efectuar reserva o cuestionamiento alguno" (Fallos: 306:1434, considerandos 8° y 9°,
disidencia del juez Fayt).

13) Que, en este orden de ideas, el a quo afirmó que el propio apelante había expresado que "los registros
contables a que se refiere el BCRA en la actualidad son los únicos que existieron y provenían del propio
Banco Oddone" (fs. 17) y esta es una cuestión no controvertida en la apelación federal. También expresó la
cámara que "los informes y balances que mencionan en el escrito de deducción del recurso están
agregados en la documentación acompañada integrando un cuerpo, identificado como 'expediente letra B,
N° 364/82', en el que obran los informes Harteneck, López y Cía. sobre las empresas del grupo Oddone, los
balances confidenciales del Banco Oddone S.A. al 31 de marzo de 1980, 30 de abril de 1980, 31 de mayo
de 1980, 30 de junio de 1980 y 31 de julio de 1980, inventario del banco al 28 de abril de 1980, el informe
complementario de Deloitte, Plender, Haskins, Sells, etc." (fs. 266 vta., el énfasis no corresponde al original).
Ello, a lo que se suma la afirmación del apelante según la cual "las contestaciones de vista oportunamente
producidas...así como la apelación ante V.E. se basaron -tal como surge de su lectura- en constancias
habidas en otros expedientes que tramitan en sede penal y comercial" (fs. 332), descarta toda hipótesis de
indefensión.

14) Que tampoco existe mérito para apartarse de la conclusión sostenida por la cámara con respecto a la
ausencia de prueba sobre las presuntas anomalías en los movimientos del período comprendido entre el 28
de abril de 1980 y el 12 de septiembre de 1980 y las diferencias en el monto de las pérdidas. Es que
constituía carga de los recurrentes demostrar que dichas circunstancias pudieron originar "un cuadro de
situación patrimonial económica y financiera esencialmente distinto al que tuvo en cuenta el Banco Central
de la República Argentina al dictar la resolución 100/93". A tal fin, frente a la evidente complejidad que
ofrece la actividad financiera de la entidad actora, resultaba poco menos que imprescindible la realización _
11 de "las pericias técnicas necesarias para aquel objeto" punto que, en palabras del a quo, los recurrentes
"no se preocuparon de demostrar" y más aun cuando éstos habían reconocido a fs. 21 que "solamente una
auditoría detallada de los movimientos del período puede despejar las dudas sobre esta materia" (fs. 269
vta.).

15) Que los restantes agravios no constituyen sino una mera discrepancia con la solución consagrada por la
cámara, sin eficaz controversia. En particular, no se cuestionan con el respaldo probatorio pertinente,
aquellas consideraciones referentes a la disminución en un 50% de los depósitos durante el mes de abril de
1980, al pedido de auxilio financiero por una suma que representaba el 650% del patrimonio de la entidad al
31 de marzo de 1980, a la existencia del estado de cesación de pagos y a la elevada concentración de la
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cartera crediticia en las empresas integrantes del "grupo Oddone" con inobservancia de las normas que
regulan el fraccionamiento del riesgo crediticio.

16) Que, en síntesis, el Banco Central de la República Argentina revocó la autorización para funcionar como
entidad financiera y dispuso la posterior liquidación del Banco Oddone. Este cuestionó judicialmente dicha
resolución y este Tribunal la anuló por encontrar viciado el procedimiento que precedió a su dictado.
Sustanciado un nuevo procedimiento administrativo con amplia intervención de la actora, el Banco Central
volvió a pronunciarse en igual sentido, lo que motivó la impugnación judicial que tramita en estos autos.
Este, como entidad rectora del sistema financiero y en ejercicio del poder de policía bancario, determinó que
su estado le impedía cumplir con su objeto societario. Tal conclusión se apoyó en una cuidadosa evaluación
de los antecedentes agregados a la causa. Si se repara, además, en los amplios poderes que la legislación
le acuerda al Banco Central en orden a la revocación de las autorizaciones que concede y en que la
actividad desarrollada por la actora afecta en forma directa e inmediata todo el espectro de la política
monetaria y crediticia en el que se hallan involucrados vastos intereses económicos y sociales, la decisión
de la cámara que ponderó y desechó -como se dijo- cada uno de sus agravios que no eran sino la expresión
de un mero disenso, resulta inobjetable.

En estas condiciones, corresponde rechazar el recurso de queja. 12 Por ello, se desestima el recurso de
hecho. Declárase perdido el depósito de fs. 1. Notifíquese y, oportunamente, archívese. ELENA I. HIGHTON
de NOLASCO (según su voto)- CARLOS S. FAYT - JUAN CARLOS MAQUEDA (según su voto)- E. RAUL
ZAFFARONI - RICARDO LUIS LORENZETTI - CARMEN M. ARGIBAY (según su voto). ES COPIA VOTO
DE LOS SEÑORES MINISTROS DOCTORES DON JUAN CARLOS MAQUEDA Y DOÑA CARMEN M.
ARGIBAY

Considerando: Que el recurso extraordinario, cuya denegación origina esta queja, es inadmisible (art. 280
del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Por ello, se desestima el recurso de hecho planteado.
Declárase perdido el depósito de fs. 1. Notifíquese y, oportunamente, archívese. JUAN CARLOS MAQUEDA
- CARMEN M. ARGIBAY.

ES COPIA VOTO DE LA SEÑORA VICEPRESIDENTA DOCTORA DOÑA ELENA I. HIGHTON de


NOLASCO

Considerando:

1°) Que contra la sentencia de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso


Administrativo Federal que confirmó las resoluciones 99/93 y 100/93 dictadas por el Banco Central de la
República Argentina, el señor Luis Alberto Oddone (h) y el Banco Oddone S.A. interpusieron el recurso
extraordinario federal, cuya denegación dio origen a la presente queja.

2°) Que para así decidir, el a quo sostuvo que no se había producido prueba alguna que desvirtuara los
hechos invocados por el Banco Central de la República Argentina en sustento de la decisión de revocar la
autorización para funcionar del Banco Oddone. Puntualizó que en el mes de abril de 1980 los depósitos de
la entidad habían disminuido en una proporción del 50% y que había solicitado al Banco Central la cantidad
de cua- _ 13 trocientos sesenta y seis mil millones de pesos ley 18.188, que representaban el 650% de su
patrimonio al 31 de marzo de 1980. Señaló asimismo que su representante legal había informado al Banco
Central que la institución atravesaba una situación de alto grado de endeudamiento e iliquidez, como
consecuencia de la drástica e imprevista caída de los depósitos, por lo que había solicitado su intervención,
con facultad de disponer de activos, a los efectos de la depuración de la situación patrimonial, económica y
financiera. El interventor designado expresó que el Banco Oddone se encontraba en cesación de pagos,
porque sus compromisos eran cubiertos exclusivamente con los adelantos de fondos que otorgaba el Banco
Central, lo cual había colocado a la sociedad en imposibilidad de cumplir con su objeto social. De ese
informe surgía, además, que al 12 de agosto de 1980 el banco había perdido el 98,72% de los depósitos
totales y el 99,58% de los plazos fijos. Añadió la cámara que el total de adelantos alcanzaba la suma de un
billón ciento cuatro mil ciento cincuenta y seis millones de pesos y que al 30 de abril de 1980, el Banco
Oddone tenía una pérdida de sesenta y seis mil novecientos treinta y un millones de pesos, que la provisión
por créditos incobrables llegaba a cuarenta y un mil trescientos treinta y cinco millones y los cargos o
punitorios a setenta mil ochocientos setenta y un millones de pesos. Advirtió la cámara que no fue arrimado
a la causa ningún elemento de juicio con aptitud para desvirtuar dicho informe.

3°) Que el a quo señaló, asimismo, que la situación del banco demostraba la imposibilidad técnica de acudir
a alguna alternativa de saneamiento. Ello, en razón de que la cartera activa se presentaba como
irrecuperable, debido principalmente a su elevada concentración en empresas del grupo Oddone, con lo
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cual no sólo la entidad había violado las normas que regulan el fraccionamiento del riesgo crediticio, sino
que éste se había reflejado en empresas que presentaban, en su conjunto, características de insolvencia y
patrimonio neto negativo, que no permitía el recupero de los créditos. En cuanto a las deudoras que no
pertenecían a dicho grupo, dijo la cámara que desconocieron las deudas, a la vez que se comprobó la
falsedad de documentación respaldatoria y asientos contables respecto de créditos presuntamente
otorgados a empresas del grupo. Destacó que la irregularidad de la cartera activa derivó en la necesaria
concertación de un préstamo para hacer frente a la devolución de 14 los depósitos y observó, al 28 de abril
de 1980, la existencia de un activo sobrevaluado y un pasivo subvaluado. Expresó también que el Banco
Central no tenía ninguna obligación, dentro del marco legal vigente, de requerir a la entidad la presentación
de un plan de saneamiento y regularización y que -a todo evento- esa alternativa no era viable. Ante la
situación patrimonial, económica y financiera del banco, cualquier propuesta implicaba necesariamente el
aporte de dinero por el Banco Central y agregó que, si bien la regulación legal de la actividad del Banco
Central lo autorizaba a prestar colaboración y ayuda a las entidades, ello en ningún modo podía
interpretarse como una posibilidad ilimitada y sin condicionamientos de solicitar ayuda y una consecuente
obligación por parte del Banco Central de prestarla, pues mediante tal tesitura se habría desplazado el fin de
bien común que implica asegurar el buen funcionamiento del sistema financiero, para reemplazarlo por la
mera satisfacción de intereses particulares.

4°) Que el tribunal desestimó la alegada violación del derecho de defensa, señalando que los recurrentes
habían podido acceder regularmente a las actuaciones vinculadas con la causa, referentes a hechos
conocidos por ellos y que consistieron, en parte, en documentación emanada del propio Banco Oddone, así
como en constancias originadas durante la intervención, que demostraron conocer. También rechazó otros
agravios relativos a la política crediticia y financiera adoptada durante la intervención y a la supuesta
actuación discriminatoria del Banco Central respecto de la entidad, en cuanto le habría negado alternativas
que concedió a otras instituciones en circunstancias semejantes.

5°) Que la recurrente se agravia contra lo resuelto, invocando la configuración de cuestión federal que
habilita la intervención del Tribunal, en lo referente a la interpretación de las leyes 21.526 y 22.267 -cuya
inconstitucionalidad alega- y de sus disposiciones modificatorias y complementarias, marco legal en que se
desenvolvió la actuación del Banco Central cuyas decisiones impugna. Afirma, en tal sentido, que "ninguno
de los aspectos materia de agravio...involucra cuestiones de derecho común" (fs. 325).

6°) Que, en tal contexto, califica de "ilegal" a la intervención dispuesta por el Banco Central bajo un sistema
normativo que no contemplaba esa posibilidad, a la vez que se agravia de la falta de tratamiento de su
planteo de inconstitu- _ 15 cionalidad de la ley 22.267, que convalidó tal situación. La apelante omite
hacerse cargo de los fundamentos de la cámara de apelaciones, que remiten a su propia solicitud de
intervención de la entidad y al consiguiente reconocimiento de su estado de impotencia patrimonial. El
recurso carece, así, de un desarrollo crítico de la decisión, que explique los motivos por los que la admisión
de su propio pedido habría causado una lesión a sus derechos y, menos aún, se expide acerca de los
efectos de una denegatoria que, ante el reconocimiento de su estado de cesación de pagos, podría haber
provocado directamente la revocación de la autorización para funcionar. Semejantes consideraciones
merecen los agravios relativos a la inconstitucionalidad de la ley 22.267, que sólo se traducen en la crítica a
la convalidación de la misma intervención, sin que se concreten las razones por las que afectaría sus
derechos una norma que no modifica la situación configurada por su requerimiento.

7°) Que la recurrente alega la vulneración de las garantías constitucionales de debido proceso y defensa en
juicio, en razón de supuestas restricciones al acceso de documentación y constancias necesarias para
ejercer sus derechos, en apartamiento de lo decidido por esta Corte en Fallos: 306:1434 y 310:1129. Tales
agravios no pueden ser admitidos, ya que frente a las precisiones de la cámara en cuanto al ejercicio de
tales derechos en las actuaciones administrativas, y la individualización de las circunstancias de las que
surge el conocimiento de los registros contables del propio Banco Oddone y de los informes técnicos
conducentes (fs. 266/267), la recurrente sólo opuso menciones genéricas a ocultamientos o falta de
documentación, sin vincular en forma concreta cualquier hipotética irregularidad con la afectación de las
garantías constitucionales invocadas.

8°) Que la apelante propone como cuestión federal su discrepancia con la eficacia convictiva que la cámara
asignó al informe del interventor y a otras constancias administrativas, así como la imposición de la carga de
la prueba para desvirtuarlas, lo que en realidad constituye una mera divergencia sobre aspectos fácticos del
litigio. En tal aspecto, la cámara tuvo en cuenta que el informe señalaba que al 12 de agosto de 1980 el
banco había perdido el 98,72% de los depósitos totales y el 99,58% de los pla- 16 zos fijos, que el monto
total por los adelantos alcanzaba a un billón ciento cuatro mil ciento cincuenta y seis millones de pesos, la
provisión por incobrables sumaba cuarenta y un mil trescientos treinta y cinco millones y los cargos o
punitorios, setenta mil ochocientos setenta y un millones. Ante tan contundente información, la falta de
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controversia idónea que reprochó el a quo a la deudora persiste en esta instancia, ya que la recurrente se
ha limitado a invocar constancias supuestamente obrantes en "otros autos" que no habrían sido
debidamente consideradas (fs. 332 vta.), pero que no individualiza y tampoco concreta cuál sería su utilidad
para desvirtuar la magnitud del desequilibrio financiero de la entidad. Cabe añadir que la cámara dio
respuesta a múltiples alegaciones de la apelante referentes a presuntas irregularidades, actitudes
discriminatorias y políticas crediticias y financieras de la autoridad de control, supuestamente destinadas a
provocar la insolvencia del banco y su quiebra. Al respecto, puntualizó el a quo que la propia fallida había
reconocido que "solamente una auditoría detallada de los movimientos del período puede despejar las
dudas sobre esa materia", a pesar de lo cual no ofreció esa prueba ni ninguna otra con aptitud para
demostrar el acierto de sus críticas. En esta instancia, los agravios resultan igualmente ineficaces para
desvirtuar las conclusiones de la cámara, ya que no exhiben un desarrollo conducente para arribar a una
solución diferente de la que adoptó ese tribunal.

9°) Que es también objeto de agravio la decisión de la cámara en cuanto juzgó que el Banco Central no
estaba obligado por la legislación vigente a requerir la presentación de un plan de saneamiento de la
entidad. Los recurrentes no han rebatido la afirmación del a quo de que la recuperación del banco no era
viable, en razón de que no existía alternativa alguna de saneamiento que no implicase el aporte de fondos
por el Banco Central. Esa posibilidad -añadió el tribunal- no podía implicar una obligación incondicionada
para la entidad de control de política financiera, pues ello iría en desmedro de los objetivos de bien común
que deben orientarla. En esas condiciones, la falta de controversia idónea acerca de la inviabilidad de un
plan de saneamiento - extensamente fundada por el Banco Central en la resolución _ 17 100/93- esteriliza
los agravios sub examine, ya que su eventual progreso sólo se traduciría en una hipótesis de imposible
concreción.

10) Que, en las condiciones descriptas, no resultan desvirtuados por la recurrente los extremos fácticos ni
los fundamentos jurídicos en que se apoya la sentencia apelada. Así, la pretensión recursiva se inscribe en
un marco en que la intervención del Banco Central fue solicitada por el propio Banco Oddone, en
reconocimiento de su impotencia patrimonial y sin que se haya demostrado la viabilidad de otra alternativa;
el estado de cesación de pagos -que fue admitido al requerir dicha intervención, puesto de manifiesto en el
informe del interventor y convalidado por el Banco Central al disponer la revocación de la autorización para
funcionar- no fue desvirtuado en el curso de este proceso y, finalmente, la inviabilidad de un plan de
saneamiento de la entidad no encontró respuesta, dejando sin sustento la posibilidad de superación de la
crisis patrimonial del banco.

11) Que, en esas condiciones, el recurso extraordinario deducido no satisface el requisito de demostrar que
las defensas opuestas tendrían la virtualidad de conducir a una solución diferente de la adoptada, dentro del
marco fáctico no controvertido por el recurrente (doctrina de Fallos: 310:727 y sus citas; 315:449; 325:854 y
su cita).

Por ello, se desestima el recurso de hecho. Declárase perdido el depósito de fs. 1. Notifíquese y,
oportunamente, archívese. ELENA I. HIGHTON de NOLASCO.

ES COPIA Recurso de hecho interpuesto por el Banco Oddone S.A. (e.l.) y Luis Alberto Oddone,
representados por el Dr. Gabriel Flores Argüello, letrado patrocinante el Dr. Mariano A. Cavagna Martínez
Tribunal de origen: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal, Sala II

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