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“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos
tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y
testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y
se nos manifestó)”
(1 Jn. 1:1-4)
Logro
Identificación de las características de las epístolas, y comprensión de la
importancia de éstas, para manejar la sana doctrina y desarrollar sabiduría
en la estrategia.
Introducción
Las pruebas, los desórdenes, las presiones y persecuciones que sufría la
iglesia naciente, requerían urgentemente del consejo de los apóstoles; éstos
no pudiendo responder a todas las consultas con su presencia personal,
recurrieron a la correspondencia. Ausentes de las iglesias, los apóstoles
continuaron cumpliendo la misión que Cristo les había encargado. De esta
forma las cartas eran su medio de comunicación, y del mismo modo se iba
logrando la expansión del Evangelio.
A estas cartas se les dio una gran importancia; fueron leídas en las
asambleas, copiadas y propagadas por todas las iglesias, y recogidas como
un tesoro irremplazable.
Estas epístolas tienen un doble carácter de autoridad y de perpetuidad:
autoridad por la certidumbre del testimonio de los apóstoles, de lo que
habían visto y oído, y perpetuidad porque, aunque fueron escritas para
responder a necesidades locales y temporales, tienen un carácter universal,
y resultan aplicables a cualquier época y lugar, pues la condición y el
sufrimiento del humano es siempre el mismo.
Otra característica general de las cartas, es que tienen profunda unidad
en sus enseñanzas, independiente de la diferencia en estilos y de
personalidad de sus autores.
Contenido
3.2 Destinatarios
Los elegidos esparcidos a través del Asia Menor; a todos los cristianos en
esa región, tanto judíos como gentiles
3.3 Propósito
Es un mensaje de ánimo espiritual, instrucción y amonestación a las
iglesias. De esta manera Pedro estaba cumpliendo con la orden específica
que le había dado el Señor, de fortalecer a los hermanos y alimentar el
rebaño de Dios