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1. El signo o representamen (que es el nombre técnico que emplea Peirce), es «algo que
está para alguien en lugar de algo bajo algún aspecto o capacidad. Se dirige a
alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente o quizá un
signo más desarrollado. Ese signo creado es al que llamo interpretante del primer
signo. Este signo está en lugar de algo, su objeto. Está en lugar de algo no en todos
sus aspectos, sino sólo en relación con alguna idea a la que a veces he llamado la
base (ground) del representámen» (CP 2.228, c.1897).
2. El objeto es aquello por lo que está el signo, aquello que representa.
3. El interpretante es el signo equivalente o más desarrollado que el signo original,
causado por ese signo original en la mente de quien lo interpreta. Se trata del
elemento distintivo y original en la explicación de la significación por parte de Peirce y
juega un papel central en toda interpretación no reduccionista de la actividad
comunicativa humana. Este tercer elemento convierte a la relación de significación en
una relación triádica —frente a todo dualismo cartesiano o estructuralista post-
saussureano—, pues el signo media entre el objeto y el interpretante, el interpretante
relaciona el signo y el objeto, y el objeto funda la relación entre el signo y el
interpretante.
Todo signo es un representamen. Representar es la operación más propia del signo, es estar
en lugar del objeto «como el embajador toma el lugar de su país, lo representa en un país
extranjero». Representar es «estar en una relación tal con otro que para un cierto propósito es
tratado por una mente como si fuera ese otro. Así, un portavoz, un diputado, un agente, un
vicario, un diagrama, un síntoma, una descripción, un concepto, un testimonio, todos ellos
representan, en sus distintas maneras, algo más a las mentes que los consideran» (CP 2.273,
1901). Pensar es el principal modo de representar, e interpretar un signo es desentrañar su
significado. El representamen no es la mera imagen de la cosa, la reproducción sensorial del
objeto, sino que toma el lugar de la cosa en nuestro pensamiento. El signo no es solo algo que
está en lugar de la cosa (que la sustituye, con la que está en relación de «equivalencia»), sino
que es algo mediante cuyo conocimiento conocemos algo más. Al conocer el signo inferimos
lo que significa. El representamen amplía así nuestra comprensión, de forma que el proceso
de significación o semiosis llega a convertirse en el tiempo en un proceso ilimitado de
inferencias. Por ello los signos no se definen sólo porque sustituyan a las cosas, sino porque
funcionan realmente como instrumentos que ponen el universo al alcance de los intérpretes,
pues hacen posible que pensemos también lo que no vemos ni tocamos o ni siquiera nos
imaginamos.
Las personas o intérpretes son portadores de interpretantes, de interpretaciones. El signo crea
algo en la mente del intérprete, y ese algo creado por el signo, ha sido creado también de una
manera indirecta y relativa por el objeto del signo. En este sentido, puede decirse que la
aportación capital de Peirce consiste en poner de manifiesto que, si se acepta que los
procesos de significación son procesos de inferencia, ha de aceptarse también que la mayor
parte de las veces, esa inferencia es de naturaleza hipotética («abductiva» en terminología de
Peirce), esto es, que implica siempre una interpretación y tiene un cierto carácter de conjetura.
Nuestra interpretación es siempre falible, esto es, puede ser siempre mejorada, corregida,
enriquecida o rectificada.
Ferdinand de Saussure
Ferdinand de Saussure (Ginebra, 26 de noviembre de 1857 – Morges, 22 de
febrero de 1913) fue un lingüista suizo, cuyas ideas sirvieron para el inicio y posterior
desarrollo del estudio de la lingüística moderna en el siglo XX.1234 Se lo conoce como el padre
de la "lingüística estructural" del siglo XX.5 También inició la Escuela de Ginebra dentro de las
llamadas "Escuelas Estructuralistas". Un grupo lingüista continuó su labor. Pese a esto,
muchos lingüistas y filósofos consideran sus ideas como extemporáneas.
Biografía intelectual[editar]
Estudió sánscrito en Leipzig, Alemania, donde tuvo como influencia a los neogramáticos, que
buscaban renovar los métodos de la gramática comparada. Luego se dedicó al estudio de la
expresión musical y publicó a los 21 años Memoria sobre el sistema primitivo de vocales en
las lenguas indoeuropeas con tal rigor y método (gramática comparada) que hoy sigue
vigente. Al año siguiente publica su tesis doctoral titulada Sobre el empleo
del genitivo absoluto en sánscrito, trabajo que le da los méritos para ser nombrado profesor de
gramática comparada de la Escuela de Estudios Superiores de París.6
Después de trabajar como profesor en esta academia durante diez años, es nombrado
profesor de gramática comparada en la Universidad de Ginebra, preocupado por los
problemas del lenguaje. Fruto de todos estos años sería la publicación póstuma (en 1916)
del Curso de lingüística general (la prematura muerte del maestro había ocurrido tres años
antes, en 1913), que se convertiría en todo un hito en la historia de la lingüística. Su
publicación fue realizada por sus alumnos Charles Bally y Albert Sechehaye, basándose en la
reelaboración de los apuntes tomados por varios alumnos (Ch. Bally, A. Sechehaye, H.
Frei, A. Meillet, J. Vendryes) a partir de las tres ocasiones en que Saussure impartió el curso
en dicha universidad entre los años 1906 y 1911. En tal curso se destacan las consideraciones
de Saussure referentes al signo lingüístico humano, el cual analiza en un concepto
o significado y su «imagen acústica» o significante.7 Por otra parte, los significados y
significantes que constituyen signos configuran el lenguaje, el cual tiene dos ejes:
el paradigmático o metafórico y el sintagmático o metonímico, uno es el eje del habla o
sincrónico y otro se corresponde a la lengua o diacrónico; por esto para el primer
estructuralista que fue Saussure la sincronía (el fenómeno del lenguaje en un momento dado,
junto a otros paralelos) y la diacronía (el fenómeno del lenguaje a través del tiempo) son
capitales.
Legado[editar]
Aunque la repercusión de esta obra no fue inmediata, en los años siguientes su aporte fue
trascendente para el desarrollo de esta ciencia durante el pasado siglo. Así mismo esta obra
fue la inspiración del movimiento intelectual que comenzó con la obra de Levi-Strauss, Tristes
trópicos, denominado estructuralismo. En sus estudios sobre las afasias Roman
Jakobson obtuvo mucha inspiración a partir de las consideraciones de Saussure y luego, por
su parte, Jacques Lacan elaboró teorías en las cuales sintetizaba la obra de Sigmund Freud,
con la de Jakobson, Lévi-Strauss y Saussure; en cuanto a Saussure, Lacan consideraba que
hay que replantear el modelo saussuriano del signo lingüístico, el modelo saussuriano cerrado
y biunívoco entre significado y significante sería correcto en los animales irracionales pero es
abierto en el Homo sapiens. Lacan invierte el diseño del signo lingüístico saussuriano: el
significante es puesto arriba, la barra que lo separa del significado se expresa señalando a
la represión y el significado se desplaza bajo tal barra hasta el punto que, según la opinión de
Lacan, "bajo" un Significante hay nada. En cuanto a Lévi-Strauss, toma de Saussure
especialmente sus criterios de oposiciones binarias y discretas (como las que pudieran ocurrir
entre los fonemas) y los ejes sincrónico y diacrónico para elaborar una compleja antropología
estructuralista (tal cual se puede observar en El pensamiento salvaje o en Las estructuras de
parentesco).8
Obras de Saussure[editar]
Las publicaciones de Saussure en vida son únicamente la Mémoire sur le système primitif des
voyelles dans les langues indo-européennes, su tesis doctoral De l'emploi du génitif absolu en
sanskrit y numerosos artículos reunidos en Recueil des publications scientifiques.
Eponimia[editar]
Bibliografía[editar]
El Curso de Lingüística General10 fue redactado tras su muerte por dos de sus colegas,
basándose en los apuntes que los estudiantes habían tomado en cursos de lingüística
general dictados por Saussure.
Poemas y cuentos escritos por Saussure en su adolescencia, junto con una colección de
cartas juveniles, fueron publicados en la biografía que C. Mejía Quijano realizó en 2008.
Además, Jean Starobinski publicó textos inéditos de Saussure que se refieren a su pasión
por la literatura latina:
Jean Starobinski: Les mots sous les mots. les anagrammes de Ferdinand de
Saussure, Ed.: Éditions Flammarion, 1971, Coll.: Chemin, ISBN 2070280691
Otras publicaciones: