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Estudios Políticos No. 21. Medellín, julio - diciembre 2002 163-176

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Francisco Gutiérrez Sanín (compilador)


Degradación o cambio. Evolución del sistema político colombiano
Bogotá, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales
Editorial Norma, 2002, 401 pp.

l punto de partida de Degradación dente distracción de estos estudiosos de


E o cambio. Evolución del sistema
político colombiano es el interro-
la política nacional que en otras ocasio-
nes se han ocupado del singular conflic-
gante que Scott Mainwaring, un estudio- to del país; sin embargo, para Mainwaring
so de los sistemas de partidos en Améri- los politólogos que participan en este
ca Latina, plantea en el prólogo: ¿por libro ofrecen evidencia convincente de
qué, en un momento de recrudecimiento que las transformaciones de los partidos
de la violencia en Colombia, intelectua- y del sistema de partidos son centrales
les talentosos como Francisco Gutiérrez para la comprensión de la crisis política
o Eduardo Pizarro, entre otros, querrían y económica del país.
involucrarse en un libro sobre partidos,
En su presentación, Mainwaring
el sistema de partidos y el sistema polí-
señalalasprincipalesdiscusionesyacuer-
tico colombiano?, “al fin y al cabo, la
dos de los autores, y sostiene que el
violencia, el menguante proceso de paz
desacuerdo más relevante tiene que ver
y los problemas económicos y sociales,
con el estatus de los partidos tradiciona-
no los infortunios de los partidos y del
les, especialmente del Partido Liberal, al
sistema de partidos, son la materia prima
que Francisco Gutiérrez dedica su ensa-
de la vida cotidiana de la vasta mayoría
yo. Mientras éste señala la capacidad y la
de colombianos”. 1 Parecería una evi-
fortaleza del liberalismo colombiano,

1 Francisco Gutiérrez Sanín (compilador). Degradación o cambio. Evolución del sistema político
colombiano. Bogotá, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales - Editorial
Norma, 2002, p. 11.

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Eduardo Pizarro subraya, como lo hace tá. Como tercera coincidencia, todos ellos
en trabajos anteriores,2 la “decadencia y reconocen que el sistema de partidos ha
atomización” de las dos colectividades sufrido cambios significativos en la últi-
tradicionales. ma década. Estos cambios, sutiles algu-
nos de ellos, han sido no obstante
Sin embargo, los puntos de acuer-
opacados por el dominio bipartidista
do son mayores. En primer lugar, los
que aún persiste en las elecciones nacio-
autores comparten la opinión de que
nales y locales. Finalmente, varios auto-
“los partidos y el sistema de partidos
res coinciden al afirmar que las reformas
están en mal estado. Las organizaciones
políticas de 1991 abrieron el campo a
partidistas se han erosionado seriamen-
cambios profundos, “algunos con con-
te desde los noventa. Los partidos se
secuencias laterales indeseadas”.
han reducido a “microempresas electo-
rales”, en la expresión evocativa de Eduar- En el marco de estas y otras discu-
do Pizarro”.3 AunqueFranciscoGutiérrez siones se mueven los ocho ensayos que
duda de la utilidad actual del concepto componen el libro. Los artículos de Fran-
acuñado por Pizarro, coincide con él en cisco Gutiérrez y Mónica Pachón inten-
que la organización del Partido Liberal tan llenar un faltante en la literatura po-
ha experimentado un “profundo dete- lítica del país: analizar a los partidos
rioro”. Un segundo acuerdo entre algu- políticos como lo que son, es decir, como
nos autores se refiere al tema de los organizaciones.4 Con excepción de los
votantes, quienes hoy hacen menos caso trabajos de Medófilo Medina sobre el
de los “marbetes partidistas” que en el Partido Comunista, los estudiosos de los
pasado: “la identificación partidista ha partidos políticos en Colombia se ha-
caído abruptamente”. Aunque esta últi- bían dedicado a mirar los aspectos ideo-
ma parece una conclusión evidente, la lógicos, doctrinarios y electorales de las
virtud de los trabajos del texto es demos- dos colectividades políticas. Ambos artí-
trar, empíricamente, las características culos, el de Gutiérrez Sanín sobre el
de esta caída en la identificación parti- Partido Liberal y el de Pachón sobre el
dista, como lo hace especialmente Mi- Partido Conservador, vuelven sobre una
guel García analizando el caso de Bogo- pregunta que en el pasado había sido

2 Véase: Eduardo Pizarro Leongómez. “Colombia: ¿Renovación o colapso del sistema de


partidos?” En: Misión la política. Documento de trabajo, Bogotá, ESAP, 1999.
3 Francisco Gutiérrez Sanín (compilador). Op. cit., p.12.
4 “(...) cualquiera que sea la naturaleza de los partidos y el tipo de incitaciones a que puedan
responder, aquellos son, ante todo, organizaciones, y el análisis organizativo debe, por
tanto, preceder a cualquier otra perspectiva”. Angelo Panebianco. Modelos de partido.
Organización y poder en los partidos políticos. México, Alianza editorial, 1993, p. 14.

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respondida en la mayor parte de la lite- ¿Por qué, en fin, pese a sus increíbles
raturasobreeltema,negativamente:¿Existe niveles de desinstitucionalización y des-
o no el partido? Desde enfoques distin- prestigio, el Partido Liberal sigue siendo
tosyconinstrumentosdisímiles,losautores el partido mayoritario?” Para responder-
responden a esta pregunta casi teológica. las, el autor divide el texto en cuatro
secciones. En la primera de ellas, que
El ensayo de Francisco Gutiérrez
puede saltarse sin mayor perjuicio como
“Historias de democratización anómala.
el mismo Gutiérrez sugiere, se hace un
El Partido Liberal en el sistema político
recuento de las fuentes y del tratamiento
desde el Frente Nacional hasta hoy”,
dado a la información. La segunda es un
plantea, además de la pregunta señala-
análisis cuantitativo que pretende mos-
da, otros dos interrogantes: ¿vale la pena
trar en qué sentido puede hablarse del
el estudio de un solo partido? y de ser
Partido Liberal como una mayoría en la
afirmativa la respuesta, ¿es posible? De
disputa electoral desde el Frente Nacio-
entrada el autor responde la primera
nal. La conclusión de éste acápite es tan
pregunta con un sí enfático: “(...) el en-
paradójica como su accionar: “Tenemos
foque analítico de ver cada bloque cons-
pues la paradoja de un partido mayori-
titutivo antes de enfrentarse al sistema
tario, longevo, apoyado en una fuerte
puede tener una gran fuerza de ilustra-
identidad política, congruente y con una
ción”.5 La solución a la segunda inquie-
base electoral muy estable que sin em-
tud también es, aunque menos contun-
bargo tiene serias dificultades para ha-
dentemente,afirmativa,puesparaelautor,
blar con una voz nacional y para dejar
el tema de la organización interna del
satisfechos a los sectores de la población
partido liberal, separado de su experien-
en cuyo nombre básicamente ha gober-
cia como partido de gobierno o de sus
nado”.6 La tercera y la cuarta parte del
relaciones con el conservatismo, es un
texto están dedicadas a analizar, hacien-
tema viable.
do uso de teorías como la de Albert
Otros interrogantes rondan el tra- Hirschman, la evolución interna del Par-
bajo de Gutiérrez, para quien el artículo tido Liberal desde el Frente Nacional
es, además, un intento de resurrección hasta la década de los noventas, pasan-
de unas buenas preguntas que formula do de la pirámide centrista que caracte-
de la siguiente manera: “¿Cuál es la es- rizó al partido en buena parte del Frente
pecificidad del Partido Liberal? ¿Cómo Nacional a la “inclusión sin diversifica-
se explica su vitalidad y supervivencia? ción” de la década de los noventas. Aun-

5 Francisco Gutiérrez Sanín (compilador). Op. cit., p. 27.


6 Ibíd., p. 41.

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que el clientelismo es una importante organización interna y la relación con el


forma de organización de los partidos Estado desde el Congreso de la Repúbli-
tradicionales –del liberal especialmen- ca. Para ello, la autora comienza con una
te–, el autor trata de mostrar que dentro alusión a la teoría sobre partidos políti-
del Partido Liberal hay más estructura cos tratando de definir qué se entiende
que el clientelismo ,“y se trata de hacerla por partido. Aunque finalmente se su-
explícita”. La respuesta que da Gutiérrez giere que la propuesta de este artículo
Sanín a la pregunta teológica planteada sigue la clasificación de Dalton y
antes, no deja de generar cierta confu- Watemberg, que divide la organización
sión: el partido existe y es mayoritario, en tres dimensiones complementarias:
pero casi carece de interior. El autor el partido en el electorado, el partido
afirma y explica, con la ayuda del “con- como organización política, y el partido
junto triádico de cantor” que “sin inte- en el gobierno, no es muy clara la rela-
rior” no quiere decir inexistente. Visto en ción existente entre los presupuestos
una gráfica, el Partido Liberal es una teóricos de la primera parte y el resto del
nube de puntos que debe ser mirada con texto, esto es, las partes que describen el
microscopio pero que, con todo, existe. comportamiento del Partido Conserva-
dor en Colombia. Sin embargo, esta des-
Con un propósito muy similar aun- conexión entre los elementos teóricos y
que con presupuestos teóricos y analíti- el componente descriptivo no le quita
cos muy diferentes, Mónica Pachón relevancia al artículo de Mónica Pachón,
Buitrago reconstruye la dinámica inter- pues muestra, con suficiente evidencia
na del Partido Conservador en las últi- empírica, los problemas de la organiza-
mas décadas. En su texto “El Partido ción interna del Partido Conservador, su
Conservador y sus dinámicas políticas”, retroceso electoral a nivel nacional y
plantea el mismo interrogante: ¿existe o regional y su participación en el Congre-
no el partido? En este caso, la pregunta so en donde, pese a todo, continúa sien-
toma más fuerza porque estamos ha- do la segunda fuerza más importante
blando de un partido que en la última después del Partido Liberal. Todo ello
década ha perdido bastante terreno en el responde la pregunta inicial planteada
escenario electoral al punto de no pre- por la autora: el Partido Conservador sí
sentar candidato a las últimas elecciones existe, pese a haber cambiado su estruc-
presidenciales. El objetivo de este ensa- tura en los últimos veinte años: “El
yo es observar la evolución del Partido conservatismo pasó de ser una organiza-
Conservador a partir del Frente Nacio- ción vertical, con un nivel de inmovili-
nal y determinar el efecto de las reformas dad importante, a ser una organización
de las dos décadas anteriores sobre su de líderes bastante horizontal en sus más
poder político. En ese sentido, busca altos niveles (...) en donde las negocia-
analizar los resultados electorales, la ciones entre apoyos son cada vez menos

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duraderas,conunasreducidasjerarquías primera una categoría de análisis electo-


en las regiones”.7 ral, y la segunda una respuesta a una
visión sociológica o antropológica de
Del sistema de partidos y el sistema
formas de articulación de los grupos de
electoral colombiano se ocupan los tex-
poder. Apoyándose en trabajos anterio-
tosdeEduardoPizarroLeongómezyJuan
res,Pizarromuestraquelaprincipalcarac-
Carlos Rodriguez-Raga. El artículo de
terística del sistema de partidos colom-
Pizarro, “La atomización partidista en
biano es la “personalización atomizada”
Colombia: el fenómeno de las micro-
o el predominio de microempresas elec-
empresas electorales”, constituye una
torales. Esta erosión progresiva de las
esperadarespuestaalosembatesdeFran-
“fracciones” partidistas tiene que ver,
cisco Gutiérrez y Andrés Dávila contra el
entre otras razones, con el impacto de los
concepto de “microempresa electoral” que
cambios institucionales ocurridos en las
el primero utiliza para designar la actual
últimas décadas: no re-elección presi-
“atomización personalista” sufrida por el
dencial, elección popular de alcaldes y
sistema de partidos en Colombia. En un
gobernadores, separación del calenda-
artículo reciente, Gutiérrez y Dávila ase-
rio electoral, circunscripción nacional,
guraban que la noción de “microempresa
introducción del tarjetón electoral, entre
electoral” hizo avanzar bastante la com-
otros. Estos elementos, que configuran
prensión del fenómeno de la dispersión y
el actual sistema electoral tienden pues,
anarquíadelospartidostradicionalespero
según Pizarro, a favorecer en Colombia
que ya “ha dado los frutos que podía
la dispersión en detrimento de la unidad
ofrecer y que es hora de buscar otras
partidista. De ahí que el autor insista en
categorías”.8 En su lugar, los autores pro-
la vigencia de la noción de microempresa
ponen avanzar en el estudio de redes
electoral aunque no deje de ver los lími-
políticas en todos los niveles.
tes de su alcance: “(...) la noción de
Para Pizarro, las críticas de Dávila microempresa electoral se queda corta
y Gutiérrez no son pertinentes. Desde su cuando se trata de indagar la forma como
punto de vista, las dos nociones, se están estructurando actualmente las
microempresas electorales y redes de redes de poder en Colombia”. Por ello
poder, son complementarias, siendo la reitera que más que conceptos que ri-

7 Ibíd., p. 124.
8 Sobre las razones de estos autores para una afirmación tan categórica, puede verse:
Francisco Gutiérrez Sanín y Andrés Dávila Ladrón de Guevara. “Paleontólogos o politólogos:
¿qué podemos decir hoy de los dinosaurios?”. Revista de Estudios Sociales No. 6.
Bogotá, Facultad de Ciencias Sociales, Uniandes-Fundación Social, Mayo de 2001, pp.
39-49.

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ñen, ambas nociones son útiles para el terceras fuerzas con respecto a los parti-
estudio de los partidos y el sistema de dos tradicionales en lo que tiene que ver
partidos colombiano. Debates como éste, con las estrategias electorales.
sin duda, son los que pueden hacer
Otro de los objetivos de la circuns-
avanzar significativamente la compren-
cripción nacional para Senado consistía
sión del sistema político del país.
en el intento de quebrar las redes
Porsuparte,JuanCarlosRodríguez- particularistas y frenar la creciente
Raga centra su análisis en la incidencia desinstitucionalización de los partidos
de los cambios del sistema electoral en el tradicionales. Lo que sugiere el autor es
comportamiento de los partidos políti- que el nuevo diseño del sistema electo-
cos tradicionales y las terceras fuerzas. ral “no logró establecer las talanqueras
En particular, le interesa mirar cómo la suficientes para evitar la proliferación de
implementación de la circunscripción listas”. Particularmente las elecciones de
nacional para Senado tuvo efectos en las 1994 y 1998 evidenciaron una atomiza-
estrategias electorales de quienes parti- ción cada vez más alarmante. La compe-
ciparon en estos comicios. Haciendo uso tencia intrapartidista, cada vez mayor,
de los índices de concentración y domi- tanto en los tradicionales como en las
nio, el autor extrae una conclusión pre- terceras fuerzas, deja ver un fenómeno
liminar: “(...) la introducción de la cir- que Eduardo Pizarro había señalado ya
cunscripción nacional para Senado creó hace algunos años: la creciente perso-
incentivos para los candidatos en el sen- nalización de la política colombiana. Fi-
tido de tratar de buscar, en mayor o nalmente, tampoco la circunscripción
menor medida, votos en todo el país”.9 nacional para Senado ha posibilitado
La lectura de los cuadros y gráficas de una apertura en el sistema de partidos
concentración y dominio le permiten al colombiano: las terceras fuerzas no han
autordocumentaraseveracionesqueotros logrado establecer una presencia conso-
han realizado sin fundamento empírico: lidada en la arena electoral del Senado.
en primer lugar, que los miembros de los La conclusión de Rodriguez-Raga es
partidos Liberal y Conservador han he- contundente: “los objetivos que trazó la
cho tradicionalmente política en sus re- Asamblea Constituyente de crear la cir-
giones. En segundo lugar, que los parti- cunscripción nacional para Senado fue-
dos tradicionales han sido más dominan- ron desproporcionados, y quizás torpe-
tes, en promedio, que las terceras fuerzas, mente ambiciosos”. La pregunta del títu-
según los niveles de dominio. Adicional- lo del artículo aparece con fuerza: ¿se
mente se muestra como desde 1998 ha cambió todo para que nada cambiara? La
habido un proceso de “imitación” de las respuesta en este caso deja una sensa-

9 Francisco Gutiérrez Sanín (compilador). Op. cit., p. 231.

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ción de ambigüedad: sí pero no. No es quemas y prácticas que no parecen me-


posible afirmar que todo sigue igual en jorar el funcionamiento y la calidad del
el Senado, las cosas sí han cambiado sistema político”.10 Ya en trabajos ante-
pero no en la intensidad ni en la direc- riores, Andrés Dávila había esgrimido la
ción deseada. Por otra parte, tampoco es hipótesisdelaaparicióndeun“clientelismo
cierto que se cambió todo. Este ensayo de mercado” en los años noventas, una
de Rodríguez-Raga es un aporte impor- tercera forma de clientelismo a la que le
tante para la comprensión del sistema precedieronhistóricamenteelclientelismo
electoral colombiano que debe comple- tradicional y el clientelismo moderno.11
mentarse con estudios que tengan en En éste artículo se parte de esa misma
cuenta otras variables. clasificación pero se avanza más en la
caracterización del clientelismo de mer-
El tema del clientelismo no podía
cado, con base en la revisión de trabajos
estar ausente en una compilación sobre
recientes sobre el tema, aunque se ad-
el sistema político colombiano. Aunque
vierte que las indagaciones todavía se
a lo largo de la historia no ha faltado
encuentran en un plano hipotético. Al
quien lo satanice, en los últimos años se
utilizar la idea del mercado como adjeti-
ha pasado de esa visión hospitalaria a
vo del clientelismo, lo que los autores
una menos moralizante y más académica
quieren señalar es una particular situa-
sobre el tema. En esa línea se inscriben
ción de restricciones, condiciones de
los trabajos de Andrés Dávila y Natalia
competencia, incentivos y castigos para
Delgado y el de Miguel García. En su
quienes entran en el juego. Al final, la
artículo “La metamorfosis del sistema
pregunta queda abierta: ¿el clientelismo
político colombiano: ¿clientelismo de
de mercado es una fase última, distinta
mercado o nueva forma de intermedia-
pero anclada en los patrones tradiciona-
ción?”, Andrés Dávila y Natalia Delgado
les, o es el anticipo de una nueva forma
se preguntan si “el sistema político co-
de intermediación política, “susceptible
lombiano se encuentra en una fase rela-
de algunas fortalezas para la democracia
tivamente nueva de una tradicional for-
y la gobernabilidad en Colombia?”
ma de intercambio político, o si ha tran-
sitado hacia una redefinición de los El texto de Miguel García por su
mecanismos de intermediación que, sin parte, hace un análisis para el caso de
embargo, se construyen dentro de es- Bogotá de temas como el clientelismo,

10 Ibíd., p. 327.
11 Para una caracterización de estas dos formas de clientelismo véase: Andrés Dávila Ladrón
de Guevara. “Clientelismo, intermediación y representación política en Colombia: ¿qué ha
pasado en los noventa?”. Estudios Políticos No 15. Medellín, Instituto de Estudios
Políticos, Universidad de Antioquia, julio-diciembre de 1999, pp. 61-81.

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los partidos, el sistema electoral y las Esto se nota, siguiendo a Mainwaring, en


reformas institucionales. En cuanto al aspectos como la variación del Número
clientelismo, el artículo sugiere algunas Efectivo de Partidos (NEP), los altos ni-
pistas importantes para pensar el pro- veles de volatilidad electoral, el perso-
blema en la actualidad. En primer lugar, nalismo alarmante del ejercicio político
se sugiere que este fenómeno sufre una y la pérdida de identidades partidistas.
transformación en términos de sus pro- Del lado de los votantes, el autor cues-
tagonistas, en tanto que las redes de tiona aquella imagen según la cual el
intermediación involucran con más fuer- Concejo de Bogotá es elegido con votos
za a las clases medias. La idea tradicional clientelistas mientras que la Alcaldía es
según la cual el clientelismo surge solo reflejo del votante independiente. Lo
allí donde hay marginalidad y pobreza que sí es posible es que un votante al
queda revaluada, por lo menos en el tiempo que hace parte de una red políti-
caso de Bogotá. En cuanto al cambio en ca tradicional articulada en torno de las
los protagonistas de la política, el autor JAL o del Concejo, apoye para la alcal-
concluye que en la capital se asiste a la día a un candidato de origen indepen-
consolidación de una política plebeya: diente. Estudios locales como este de
“aquella en la que los antiguos interme- Miguel García permiten visualizar, con
diarios de las grandes redes políticas mayor precisión, los cambios y continui-
hoy logran asomarse a los espacios de dades en el sistema político colombiano.
representación que en el pasado estaban
Finalmente, un par de trabajos
reservados a los grandes líderes”.12 Esta
exploran la paulatina inclusión en el
desaparición de los notablatos no ocul-
sistema político de dos actores histórica-
ta, sin embargo, un hecho evidente: que
mente excluidos: las mujeres y los indí-
los plebeyos han perpetuado las formas
genas. El trabajo de María Emma Wills
tradicionales de hacer política.
“Mujeres y política en Colombia (1970-
Otra hipótesis interesante en el tra- 2000): los caminos (insospechados) hacia
bajo de García, sugiere que en Bogotá, una gradual apertura”, intenta demos-
desde mediados de los años noventas trar la tesis según la cual pese al enorme
aparecen una suerte de sistemas de par- poder político que la iglesia católica ejer-
tidos paralelos, que funcionan de forma ció hasta hace muy poco en Colombia,
diferente en los distintos eventos electo- en las últimas tres décadas aumentaron
rales locales. Esta suposición es apoya- tanto la presencia como la representa-
da con la idea de que el sistema de ción de las mujeres en el terreno político.
partidos bogotano está experimentando Durante mucho tiempo, las mujeres ac-
un proceso de disinstitucionalización. cedieron al sistema político institucional

12 Francisco Gutiérrez Sanín (compilador). Op. cit., p. 217.

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por dos vías: las conexiones político- tante discutible. Con todo, el balance es
familiares de las élites y la designación a positivo: hoy más mujeres participan en
los altos cargos por parte del ejecutivo. el campo electoral y ocupan cargos di-
Desde 1988 y especialmente en la déca- rectivos en la función pública que hace
da de los años noventas con un viraje en tres décadas. Por su parte, Ricardo Peña-
los propósitos de los movimientos de randa muestra en su artículo sobre las
mujeres, menos contestatarios y más es- organizaciones indígenas en el sistema
tatistas, y con una mayor participación político colombiano, como éstas han
en los escenarios de representación mo- pasado en la última década de ser sola-
tivada por los cambios constitucionales, mente protagonistas en lo social, a ser
las mujeres lograron mayor presencia en también protagonistas en lo político. A
espacios como el Senado y la Cámara. lo largo del texto, el autor trata de de-
Sin embargo, el ingreso a escenarios mostrar que no sólo han crecido sino
locales y regionales ha sido mas limita- que han perdurado en los distintos car-
do, pues según la autora, las dos dinámi- gos de elección: concejos, asambleas,
cas electorales son distintas: mientras alcaldías, gobernaciones y Congreso.
lograr una curul en el Congreso exige
Este es, en síntesis, un libro que
negociar con jefes políticos de cierto
ayuda a comprender el funcionamiento
rango, la política local parece desenvol-
del sistema político colombiano en las
verse en una negociación permanente
últimas décadas. Las hipótesis que los
con representantes comunales. Esto se
autores plantean renuevan la discusión
explica además porque las barreras de
sobre temas que se creían superados o
género parecen afectar más a las mujeres
sobre otros que, de cuando en cuando,
de bajos recursos que actúan en el plano
reaparecen con fuerza. ¿Degradación o
local, que a las que participan en los
cambio? El lector sacará sus propias con-
comicios nacionales, mujeres fundamen-
clusiones.
talmente de élite; cuestión que es bas-
Juan Carlos Escobar Escobar
Investigador
Instituto de Estudios Políticos

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