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El proyecto de Aula que se propone a continuación apunta a que los estudiantes integren
los conocimientos teóricos con la realidad circundante. Para la concreción de dicho
objetivo, proponemos visitar el monasterio Benedictino de Lliu-LLiu, ubicado en la ciudad
de Limache, V región, Valparaíso. La visita consiste en recorrer las dependencias del lugar
y proyectar pedagógicamente el Mundo Medieval. De esta manera, el alumnado podrá
internalizar los contenidos desde un acercamiento concreto a la realidad histórica.
La idea central de nuestra visita es generar pautas de análisis y evaluar lo observado con
espíritu abierto y ecuménico. Traer a nuestro presente un concierto de aprendizajes,
intentando vivenciar un pasado lejano, cuyos paradigmas pueden ser repensados,
cuestionados, tanto individualmente como colectivamente y desde la asertividad
construir un conocimiento objetivo.
-Utilizar la expresión iconográfica para elaborar y responder preguntas sobre temas del
nivel.
-Comunicar los resultados de sus investigaciones de forma oral, escrita y por otros medios.
- A partir de la escucha, realice una breve descripción histórica de la orden de San Benito
y su espiritualidad (visión del mundo y de la vida).
1.- ¿A qué llamamos Edad Media? , ¿ Por qué es importante estudiar este período
histórico?. Investigar y fundamentar.
3.- ¿Cómo se define la sociedad feudal?, ¿Cuál es la relación entre el poder y la tenencia
de la tierra. Defina y relacione.
4.- Ilustre a través de dibujos o imágenes los siguientes descriptores: la visión cristiana del
mundo, la autoridad de la Iglesia Católica, las relaciones de fidelidad en la conformación
de la sociedad medieval, el islam y el mundo musulmán, el arte románico, el arte gótico,
el mundo bárbaro y su cosmovisión. Socializar este collage en un plenario con sus
compañeros/as de curso.
6.- ¿Qué opinión le merece la vida monástica?. Establezca dos diferencias y dos
similitudes en función de su vida cotidiana. Fundamentar y Comparar.
La Edad Media está atravesada por la influencia del cristianismo y la Iglesia católica en
todas las esferas de la vida; la filosofía, la política, el pensamiento espiritual, las
representaciones artísticas y culturales, el ordenamiento social, la vida cotidiana, etc.,
todo estaba mediado en alguna medida por las ideas del cristianismo. Sin embargo, no
podríamos reducir la mentalidad de la Edad Media a una mera reproducción de las
Sagradas Escrituras. Como todo proceso histórico, debemos considerar las subjetividades y
especificidades de los sujetos en tanto constructores de realidad, por lo que la forma de
vivir e interpretar esta gran matriz religioso-cultural va a ir generando diferentes formas de
expresión, sobre todo en el mundo popular, donde lo pagano y lo hereje aparecen como
formas mixtas de fe que se van configurando como el credo de los sectores populares. A
pesar de esto, y considerando la fuerte influencia del cristianismo, sí hay ciertos elementos
identitarios de la época que nos permiten hablar de “una mentalidad medieval”. Para
comprender esta, debemos situarnos en el contexto. Todo proceso cultural de un pueblo
está inserto en un tiempo y espacio, es producto de (y produce) ese contexto. Por ello,
debemos pensar en la Europa post Imperio romano, una Europa inestable, que vio caer el
gran referente de estabilidad, el gran paradigma de orden y poder. Junto a esto, la
aparición de pueblos extranjeros, germanos, godos, alanos, hunos, turcos, que en su
búsqueda por territorios fueron azotando y saqueando. También considerar el
fortalecimiento de la Iglesia Católica como institución religiosa cada vez más influyente en
el mundo terrenal. Con un poder político-social y también económico, que lentamente se
fue posicionando como el nuevo referente de unidad e identidad en Europa. Es por esto,
y otros factores también, que “lo que domina la mentalidad y la sensibilidad del hombre
medieval, lo que determina lo esencial de sus actitudes es el sentimiento de inseguridad.
Inseguridad material y moral para las que, según la Iglesia, como hemos visto, solo hay un
remedio: apoyarse en la solidaridad del grupo, de las comunidades de las que se forma
parte, y evitar la ruptura de esta solidaridad por ambición o por fracaso. Inseguridad
fundamental que se centra, en definitiva, en la vida futura, que no se le asegura a nadie,
y que las buenas obras y la buena conducta jamás garantizan por completo” (Le Goff, J,
1999: 287). Así, una vida volcada hacia el mundo privado se entronca con el mundo cada
vez más ruralizado, atomizado, fragmentado entre uno y otro pueblo o feudo, dejando
como instancias de “seguridad” y comunidad elementos más bien rituales y/o simbólicos,
como el vasallaje. De la misma manera el cristianismo se perfila como una posibilidad de
un futuro mejor, incierto, lo que hace del presente un mundo sombrío, de paso, cargado
de un pasado con el cual se carga, y donde el aquí es antesala frente a ese inquietante
más allá. La disputa entre pecado-salvación, condena-esperanza, vida-muerte, pasado-
futuro, explica en parte el mundo medieval: “El peligro de condenación eterna, con la
colaboración del diablo, es tan grande y las posibilidades de salvación tan escasas que el
miedo prevalece necesariamente a la esperanza […] Así, las mentalidades, las
sensibilidades y las actitudes vienen impuestas, sobre todo, por la necesidad de
asegurarse. En primer lugar, apoyarse en el pasado, en los predecesores. Así como el
Antiguo Testamento prefigura y fundamenta el Nuevo, los antiguos justifican a los
modernos. Ningún avance es seguro si no está garantizado por un precedente en el
pasado”. (Le Goff, J, 1999: 292). Como vemos, la mentalidad medieval no solo está
mediada por los dogmas del cristianismo, sino que, influenciada por estos, asume formas
de vida y de interpretación que dan cuerpo a los imaginarios y constructos culturales que
marcan este mundo medieval.
Los documentos son una de las fuentes desde las cuales se nutre el relato histórico en su
proceso de analizar y comprender el pasado. Trabajar con documentos es una tarea
compleja que implica una serie de etapas. Cómo estás comenzando a tomar contacto
con estos textos, te proponemos las siguientes:
¿De qué tipo de documento se trata?: puede ser una carta privada, una ley, un artículo
de periódico, un reglamento, un informe técnico, la narración de un viaje, etc. Así se
define la naturaleza del documento.
¿Quién es su autor o autora? Es importante saber quién era, si vivió en el momento de los
hechos que narra o si se refiere a hechos que no ha visto, en qué circunstancias escribió el
documento, etc.
2.- Lectura inicial del documento: es necesario realizar una primera lectura del
documento para tener una idea general de su contenido. En esta etapa es importante
subrayar las palabras y expresiones cuyo sentido no se entienda y buscar su significado en
un diccionario. Al finalizar esta lectura se debe definir brevemente de qué se trata el texto,
qué describe, que relata, qué intenta explicar, etc.
3.- Análisis del documento: una verdadera lectura implica comprender el mensaje del
documento y para ello hay que analizarlo. Lo primero es separar las ideas principales de
las secundarias (en general, cada párrafo contiene una idea principal y varias
secundarias). Para definir la idea principal puedes pensar en el título que le colocarías al
párrafo; para las ideas secundarias, puedes ayudarte haciendo un listado de las
preguntas que pueden ser respondidas con la información del párrafo. También es
importante responder preguntas generales como ¿qué quiso decir el autor?, ¿cuál era su
intencionalidad al escribir?, ¿estaba en una situación de decir las cosas con completa
libertad?, etc.
Para registrar el trabajo de un determinado documento, puedes utilizar la siguiente
plantilla.