Está en la página 1de 3

Es casi un saber popular y también lo avalan estudios

académicos. ¿Qué maneras hay de musicalizar y optimizar el


tiempo laboral?




A la hora de ponerse a trabajar, existen decenas de técnicas, recomendaciones o maneras de intentar


programar los sentidos de modo tal que la concentración aumente y la lucidez no se pierda con las horas y
horas de labor, a veces monótona. Pero más allá de las recetas, de los tips para trabajar la atención por nuestros
propios medios e incluso de las técnicas orientales para enfocarse, existe una herramienta accesible para
cualquiera y que no necesita de otro paso más que apretar play: la música.

Haciendo a un lado el saber popular, hay estudios académicos que demuestran que la reproducción de música
en el ambiente de trabajo mejora el rendimiento del personal. Un relevamiento de la universidad canadiense de
Windsor, por ejemplo, afirma que el oír música durante el trabajo permite que el cuerpo libere un químico
denominado dopamina y que, por acción de esta sustancia que actúa generando placer en el organismo, la
persona que se encuentre escuchando música tenderá a naturalizar esa tarea como algo más placentero.

El informe, titulado “The effect of music listening on work performance”, a cargo de la investigadora Teresa
Lesiuk, afirma que, en promedio, la reproducción de música hace que el personal trabaje un 20 % más rápido.
Asimismo, sostiene que son los jóvenes quienes más se benefician con las canciones y que, sin distinción de
edad o gustos, el entorno laboral mejora objetivamente si la música es el marco.
Herramientas
Dependiendo de la tarea y el espacio en el cual se desarrollen las actividades, hay varias formas de implementar
un entorno de música al entorno laboral. Quizás una de las herramientas más prácticas y personalizables que
hay a mano son las playlist, listas de canciones que funcionan dentro de un reproductor online de música. Para
aprovecharlas, un equipo de trabajo puede acordar un género o tipo de música común y hacer que cada uno
de los integrantes seleccione sus canciones de preferencia. De esta manera, a lo largo de la jornada terminará
sonando una mezcla de gustos elegidos en conjunto.

En el caso de que no se pueda usar Internet para reproducir música y haya algún equipo o dispositivo de
reproducción en la oficina, también se puede asignar días a distintos grupos de trabajo para que preparen y
traigan su selección para esa semana. Más allá de poner en práctica los beneficios del sonido, también se
fomentará un hábito entre los empleados: preparar, esperar el día, ver qué traen los demás; una manera
agradable de crear expectativas al margen del trabajo propiamente dicho.

A la manera de los grandes

Los grandes nombres del mundo de la innovación tenían claro que la música jugaba un papel importante en el
día a día del desarrollo de un proyecto. Steve Jobs, por ejemplo, siempre tenía cerca alguna playlist de jazz,
rock y folk de los ‘60, y como buen amante de esos géneros en sus dispositivos de reproducción no podían
faltar Miles Davis, The Beatles, John Lennon y Bob Dylan. Incluso el cantautor norteamericano y el CEO fueron
buenos amigos y Dylan llegó a dedicarle una canción durante uno de sus shows. Más allá de los gustos
sesentosos, Jobs también tenía entre sus favoritos a Coldplay, U2 y Moby.
Otro fan de la música que ha convertido a sus ideas en una empresa de escala global es Mark Zuckerberg, que
llegó al punto de contratar a uno de sus grupos favoritos de toda la vida, Green Day, para que tocara durante la
celebración de su boda. Asimismo, y en base a un gusto bastante amplio, el CEO joven más famoso del mundo
también sabe disfrutar de artistas como Nirvana, Jay Z y Lady Gaga.

Cuándo y dónde
Y como no todo momento va con cualquier banda sonora, no está de más especificar qué momentos
consideramos apropiados para poner cierta música. Por ejemplo:

 Oficina en la mañana: evitar ser estridente, ya que a nadie le agradan los sobresaltos a poco de haber llegado. Cualquier
clásico ligero del pop puede venir bien para empezar el día.
 Oficina en la media tarde: aquí si es mejor evitar la calma y subir un poco el volumen post-almuerzo. En este momento el
sueño suele aparecer y una playlist con hits actuales conocidos por todos funciona para que la atención no decaiga.
 Últimas horas de trabajo: si hay apuro por volver a casa, lo mejor es echar mano a un soundtrack relajante, incluso
instrumental, que genere el hábito de sentir a esos últimos minutos de labor como la parte más relajada del día.
 Local a la calle: si la intención es que las personas no se sientan invadidas, es vital no caer en el lugar común de poner
música fuerte para llamar la atención. Lo mejor es, para el bienestar de público y personal, elegir música tranquila y variada.
O dejar la radio en alguna emisora que se especialice en ese tipo de selecciones.

Dado lo anterior, — los estudios académicos y la experiencia de grandes nombres del mundo empresarial—
incorporar la música como hábito saludable para optimizar el tiempo de trabajo puede convertirse en una de las
estrategias para hacer más agradable el ambiente laboral. Es cuestión, claro, de que apretar play sea más una
acción consciente de desarrollo que una mera costumbre.

También podría gustarte