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Síndrome de Löfgren
El síndrome de Löfgren se manifiesta como una tríada de poliartritis aguda, eritema nodoso y
adenopatías hiliares. Suele causar fiebre, malestar general y uveítis, y a veces parotiditis. Es
más común entre las mujeres escandinavas e irlandesas. El síndrome de Löfgren suele ser
autolimitado. Los pacientes suelen responder a los AINE. La tasa de recidivas es baja.
Síndrome de Heerfordt
El síndrome de Heerfordt (fiebre uveoparotídea) se manifiesta con tumefacción de la glándula
parótida (debido a infiltrado sarcoideo), uveítis, fiebre crónica y, con menor frecuencia,
parálisis del nervio facial. El síndrome de Heerfordt puede ser autolimitado. El tratamiento es
similar al de la sarcoidosis
Síndrome de Blau
El síndrome de Blau es una enfermedad semejante a la sarcoidosis heredada de forma
autosómica dominante que se manifiesta en los niños. No se sabe si el síndrome de Blau surge a
través del mismo mecanismo que la sarcoidosis diagnosticada en adultos. En el síndrome de
Blau, los niños se presentan antes de la edad de 4 años, con artritis, erupciones cutáneas, y
uveítis. El síndrome de Blau es usualmente autolimitado. Los síntomas se suelen aliviar con
AINE.
Etiología
Se considera que la sarcoidosis se debe a una respuesta inflamatoria ante un antígeno del
medioambiente en una persona genéticamente susceptible. Los desencadenantes propuestos son
Pesticidas
Fisiopatología
El antígeno desconocido desencadena una respuesta inmunitaria mediada por células que se
caracteriza por la acumulación de células T y macrófagos, la liberación de citocinas y
quimiocinas y la organización de las células respondedoras en granulomas. La agrupación de la
enfermedad en familias y comunidades sugiere una predisposición genética, exposiciones
compartidas o transmisión interpersonal, menos probable.
Diagnóstico
Estudios de diagnóstico por imágenes del tórax
Biopsia
Una radiografía de tórax normal (fase 0) no excluye el diagnóstico de sarcoidosis, sobre todo
cuando se sospecha de afectación cardíaca o neurológica. Una tomografía computarizada de
alta resolución es más sensible para la detección de adenopatías hiliares y mediastínicas y
anormalidades del parénquima. Los hallazgos tomográficos en etapas más avanzadas (II a IV)
incluyen
Engrosamiento de los haces broncovasculares y las paredes bronquiales
Cuando los estudios por la imagen sugieren sarcoidosis, el diagnóstico se confirma por la
demostración de granulomas no caseificantes en la biopsia y la exclusión de otras causas de
enfermedad granulomatosa (ver Diagnósticos diferenciales de la sarcoidosis). El síndrome de
Löfgren no requiere confirmación por biopsia.
Por consiguiente, para la evaluación diagnóstica se necesita:
TABLA
Los resultados de las pruebas de la función pulmonar a menudo son normales en los estadios
tempranos, pero demuestran restricción y reducción de la capacidad de difusión del monóxido
de carbono (DLCO) en la enfermedad avanzada. La obstrucción del flujo de aire también se
produce y puede sugerir la participación de la mucosa bronquial. La oximetría de pulso suele
ser normal cuando se mide en reposo, pero puede mostrar desaturación con el esfuerzo en
pacientes con compromiso pulmonar más amplio.
Las pruebas de cribado de rutina recomendadas para la enfermedad extrapulmonar son
ECG
Lupus pernio
Hipercalcemia crónica
Neurosarcoidosis
Afectación cardíaca
Tratamiento
AINE
Corticosteroides
En ocasiones, inmunosupresores
Dado que la sarcoidosis a menudo resuelve espontáneamente, los pacientes con síntomas leves
y los que son asintomáticos no requieren tratamiento, aunque deben ser controlados en busca de
signos de deterioro. El seguimiento de estos pacientes puede realizarse con radiografías
seriadas, pruebas de la función pulmonar (que incluyen la capacidad de difusión) y marcadores
de compromiso extratorácico (p. ej., pruebas habituales de la función renal y hepática, examen
oftalmológico anual con lámpara de hendidura). La frecuencia de las pruebas de seguimiento se
determina de acuerdo con la gravedad de la enfermedad.
Los pacientes que requieren tratamiento en forma independiente del estadio incluyen aquellos
con los siguientes:
Síntomas de empeoramiento
Limitación de la actividad
Corticosteroides
El manejo de los síntomas se inicia con corticosteroides. La presencia de anomalías en la
imagen del tórax sin síntomas significativos o evidencia de disminución de la función del
órgano no es una indicación para el tratamiento. Un protocolo estándar consiste en prednisona,
de 20 a 40 mg/kg VO 1 vez/día, dependiendo de los síntomas y la gravedad de los hallazgos.
También se pueden usar regímenes con días alternados: p. ej., prednisona, 40 mg por vía oral 1
vez cada 2 días. Aunque los pacientes rara vez requieren > 40 mg/día, dosis más altas pueden
necesitarse para reducir las complicaciones en la enfermedad neurológica. La respuesta suele
producirse en el transcurso de 6 a 12 semanas, por lo que los síntomas y las pruebas de la
función pulmonar pueden volver a evaluarse en 4 a 12 semanas. Los casos insidiosos y crónicos
pueden responder más lentamente. Los corticoides se disminuyen en forma gradual hasta la
dosis de mantenimiento (p. ej., prednisona 10 a 15 mg/día) después de la evidencia de respuesta
y se continúan durante un mínimo de 6 a 12 meses en caso de mejoría.
Se desconoce la duración óptima del tratamiento. Las reducciones prematuras pueden dar por
resultado la aparición de recidivas. El fármaco se interrumpe lentamente si no hay respuesta o
ésta es ambigua. Por último, los corticoides pueden interrumpirse en la mayoría de los
pacientes, pero como la recidiva se produce en hasta el 50% de las veces, debe repetirse la
monitorización en general a los 3 a 6 meses. La corticoterapia debe reanudarse si reaparecen los
signos y los síntomas, como disnea, artralgia, fiebre, insuficiencia hepática, arritmias cardíacas,
compromiso del SNC, hipercalcemia, enfermedades oculares no controladas por los fármacos
locales y lesiones cutáneas desfigurantes. Debido a que la producción de la ECA se suprime con
dosis bajas de corticoides, la medición seriada de sus niveles séricos puede ser útil en la
evaluación del cumplimiento del tratamiento con corticosteroides en pacientes que tienen
niveles elevados de la ECA.
Los corticosteroides inhalados pueden aliviar la tos en pacientes con afectación endobronquial
o con vías aéreas hiperreactivas.
Los corticoides tópicos pueden ser útiles en algunos casos de enfermedad cutánea, de los senos
nasales y ocular.
Se debe considerar la profilaxis contra la neumonía por Pneumocystis jirovecii si los pacientes
están tomando corticosteroides o inmunosupresores.
Perlas y errores
Inmunosupresores
Cerca del 10% de los pacientes que necesitan tratamiento no responden a las dosis tolerables de
un corticoide y se les debe administrar un ensayo de 6 meses de metotrexato en dosis de 10 a 15
mg/semana. Inicialmente, se administran metotrexato y corticoides; a las 6 a 8 semanas, la dosis
de corticoides puede reducirse y, en muchos casos, interrumpirse. La respuesta máxima al
metotrexato, sin embargo, puede insumir de 6 a 12 meses. En estos casos, la prednisona debe
reducirse más lentamente. Los recuentos seriados de sangre y las pruebas de enzimas hepáticas
deben hacerse cada 1 a 2 semanas al principio y después cada 4 a 6 semanas una vez lograda
una dosis estable. Se recomienda administrar folato (1 mg VO 1 vez/día) para los pacientes
tratados con metotrexato.
Otros fármacos resultaron eficaces en un número pequeño de pacientes que son resistentes a los
corticoides o que experimentan efectos adversos que complican el tratamiento, como
azatioprina, micofenolato de mofetilo, ciclofosfamida, cloroquina o hidroxicloroquina
e infliximab. Los inmunosupresores son a menudo más eficaces en casos resistentes al
tratamiento; la recidiva es frecuente después de su interrupción. El infliximab, un inhibidor del
factor de necrosis tumoral (FNT), puede ser eficaz para el tratamiento de la sarcoidosis
pulmonar crónica dependiente de corticosteroides, el lupus pernio refractario, y la
neurosarcoidosis. Se administra por vía intravenosa, de 3 a 5 mg/kg una vez, de nuevo 2
semanas más tarde y, a continuación, una vez al mes.
La hidroxicloroquina, 400 mg VO una vez/día o 200 mg VO dos veces al día puede ser eficaz
para tratar la hipercalcemia, la sarcoidosis cutánea o los ganglios linfáticos periféricos muy
aumentados de tamaño que provocan malestar o desfiguración.
Conceptos clave
La afectación sistémica y extrapulmonar son comunes con la sarcoidosis, pero >
90% de los pacientes adultos tienen afectación pulmonar.
Tratar a los pacientes con corticosteroides sistémicos cuando esté indicado (p. ej.,
síntomas graves, hipercalcemia, disminución progresiva de la función de los
órganos, afectación cardíaca o neurológica).