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XXVI FESTIVAL NACIONAL DE DANZA ANDINA EN NEMOCON

Por Luis Ignacio Muñoz


Un grupo de mujeres y hombres desfilan en medio de la tarde lluviosa bailando por
la calle sexta con sus trajes típicos que se componen de faldas negras y alpargatas.
Los hombres con sus sombreros y camisas remangadas y el machete colgando de
la cintura que a veces desenfundan para rascar sobre el pavimento y hacer sonar
el metal en señal de reto recuerdan la vida campesina del altiplano cundiboyacense.
El cortejo amoroso que representa esta danza, pero a la vez el desafío del hombre
hacía el que le quiere quitar la pareja recuerda también actividades de labranza y
violencia y el papel que ha desempeñado el machete como arma y herramienta en
la historia nacional. La escena se repite a lo largo del trayecto que recorre la
comparsa que hace unos minutos inició el desfile por la avenida principal que
atraviesa todo el pueblo hacía el coliseo. Y a medida que empiezan a desplazarse
las diferentes delegaciones aumenta el colorido de los vestuarios que muestran los
trajes típicos de otras regiones de Colombia más alegres y menos frías que el de
esta zona sabanera, aumenta también la música desde las carrozas y desde los
instrumentos que tocan algunos bailarines y participantes. Los andenes suelen
verse llenos de público que sale de las casas y se acerca a ver como se presenta
este año el Festival, que muestran los diferentes grupos que han venido mientras
toman fotos con las cámaras y los celulares.
El desfile no se detiene y por momentos los danzantes crean un bello juego de
imágenes cuyo telón de fondo son las fachadas de las construcciones más antiguas
que aún quedan en el centro de Nemocón. Algunas achacadas por el tiempo con
sus paredes de cal y sus tejados de barro. Esto nos recuerda que Nemocón ha sido
un pueblo colonial y que hace poco cumplió 418 años de su fundación hispánica y
que ha sido a lo largo de estos siglos un territorio prospero por sus minas de sal,
sus fincas ganaderas, su agricultura y sus habitantes que han sabido amar estas
tierras. Antes de la llegada de los españoles fue territorio de indígenas Muiscas que
resistieron con fiereza a los conquistadores. Su papel en la historia posterior ha sido
relevante en la época de la Revolución Comunera en 1783 y en la naciente
República. Buena parte del casco urbano está rodeado de montañas y por
momentos llegan como oleadas las ráfagas de un viento frio así no sea época de
lluvias. Sin embargo los días del Festival de Danza Andina parecen espantar con
sus bailes el frio y las personas salen de sus casas y paradas en los andenes
esperan el paso de la comparsa donde vienen diablos que tienen el color de las
llamas y pasan representando historias y leyendas de algunos lugares de los
pueblos de tierras calientes. Pasa el grupo de muchachos que han venido del Tolima
con sus vestidos largos que tiene el tricolor de la bandera, las camisas azules y
rojas y los pantalones blancos de los varones con sombreros. Pasa un grupo
acompañado de la música del pasillo bogotano de la Gata golosa con sus trajes
negros representando la elegancia del cachaco que el paso del tiempo ha ido
desapareciendo de la capital y poco a poco el desfile es más largo a medida que
avanza cada delegación que va rumbo al coliseo donde los jurados del festival
evalúan la participación de cada grupo que lleva a cabo su presentación después
con cada baile para así coronar su aspiración de ganar los premios que se han
establecido por cada categoría.
La asistencia masiva de público a las calles a ver pasar la comparsa que se sucede
generalmente en sábado, luego la numerosa asistencia al coliseo a ver a los
bailarines que han venido de otras regiones de Colombia y los grupos invitados de
otros países que desde hace ya varios años se vienen presentando hacen de este
Festival el evento bandera del municipio dándole una identidad propia y a la vez lo
proyecta como único a nivel regional.
Álvaro Murcia, el instructor de danzas del municipio con su buen humor que lo
caracteriza, el hombre que más saluda la gente en las calles por donde va, recuerda
que el proyecto surgió de un grupo de estudiantes del Colegio Departamental
Alfonso López por el año de 1990. Era en los tiempos en que la Danza era materia
obligada dentro del programa escolar y entre mejor se desempeñara como bailarín
la nota llegaba a ser más alta. Allí empezó todo, este era un grupo exclusivo de
estudiantes de esta Institución que representaba al municipio en los eventos a los
que eran invitados e iban financiados por la Alcaldía. Recuerda también que fue en
esos inicios del bachillerato en que le empezó a nacer ese gusto por las danzas
folclóricas en su afán por obtener una buena calificación. Sus años de estudiante
transcurrieron entre ensayos, salidas, presentaciones y las clases normales de cada
día. Se destacó desde entonces no solo como bailarín sino como líder de este grupo
de jóvenes y luego de graduarse de bachiller le fue encargado por el municipio la
dirección e instrucción del grupo de danzas que ya dejó de ser sólo el grupo del
Colegio Departamental Alfonso López, para ser más diverso, es decir que no perdía
su esencia juvenil pero empezó a reunir estudiantes de los demás colegios y
habitantes de las veredas, lo cual llevó a masificar en unos pocos años la danza en
la zona nemoconense.
Recuerda también que en sus comienzos convocaban a Casas de la cultura y uno
de sus propósitos era el de fortalecer los nacientes programas de Escuelas de
formación que desarrollaban actividades en el departamento de Cundinamarca y
otros departamentos del país. Así fue como empezaron a consolidarse las danzas
en el municipio y a crecer de una manera rápida y progresiva. Hay varios factores
importantes que influyeron, el primero de ellos, el apoyo permanente de la
Administración municipal, el segundo, la inmensa acogida por parte de los
habitantes de Nemocón en su zona urbana y rural que han sentido desde entonces
como suyo el Festival y lo acompañan año tras año y la dedicación y empeño que
maestros como Álvaro han puesto de manera incondicional.
Este es el Festival número XXVI nos recuerdan los avisos publicitarios y el año
anterior se conmemoraron los primeros 25 años. Ya ha transcurrido un cuarto de
siglo con proyección a una larga vida, sin embargo la fecha oficial de creación no
coincide con la verdadera pues inició dos años antes, durante la alcaldía de José
Gregorio Rincón y la recién creada Corporación de Cultura y Turismo. En este
periodo de gobierno se realizaron los dos primeros festivales que se llamaba en ese
entonces Concurso de danzas. Fue en el siguiente periodo administrativo en que se
oficializó como evento cultural y artístico y para el 2002 se creó el Acuerdo Municipal
No 10 en el que institucionalizó el Festival de Danza Andina para que de esta
manera cada gobierno de turno lo sostenga y asigne el presupuesto necesario. Y
se estableció que cada grupo participante venga de donde viniere debe presentar
en sus bailes dos danzas andinas para ser evaluadas por el jurado que lo integran
tres personas de reconocida trayectoria nacional. También los habitantes de
Nemocón recuerdan que antes se realizaba en septiembre y que otro acuerdo
municipal del 2016 modificó el número 10 quedando establecido para el 2017
realizarlo en agosto el fin de semana que se lleva a cabo la fiesta de La Asunción
de La Virgen.
Son días de trajín para los empleados de la Administración municipal y el personal
de Casa de la Cultura. Hay que estar pendientes del alojamiento de las
delegaciones, de las comidas de los participantes, de los detalles del evento, el
sonido, el desfile de la comparsa, la organización en el coliseo, la taquilla, las
porterías. Hay mucho vuelteo, dice Álvaro y sigue recordando esos años anteriores.
Tantas anécdotas le llegan a la memoria pero prefiere recordar una en especial
aquel año en que faltando dos meses para el Festival uno de sus grupos
consolidados decidió independizarse y participar por su cuenta y lo puso a correr a
conformar uno nuevo que con la cooperación de las personas que lo conocían lo
dejó en marcha en unos días y pudo realizar una excelente presentación ante el
municipio y las delegaciones visitantes. Recuerda también esos años juveniles en
que manifiesta su vocación por las danzas y la oposición familiar porque al igual que
muchos parientes de artistas consideraban que esto no tiene futuro. Pero continua
con sus danzas y habla de esos tiempos mientras mira el retrato del profesor Luis
Antonio Orjuela en el pasillo de la Casa de la cultura y dice que fue un modelo
inspirador en su juventud, en que además otras personas con algunos años y gran
conocimiento se hicieron cargo de la Casa de la cultura y proyectaron desde las
Artes plásticas, el Teatro y la Danza un nuevo horizonte para Nemocón.
Estamos de nuevo en agosto, esta vez del 2018 y ha empezado un nuevo Festival
de la Danza Andina que va a ser exitoso y la asistencia masiva a las diferentes
presentaciones. Álvaro sigue recordando cuanta gente pasó por sus clases y le
llegan a la memoria los nombres de muchos que ahora son profesores, otros se
desempeñan como profesionales en diferentes áreas, si mi chinito querido, dice y
otros han sido hasta alcaldes, recuerda que Renzo Sánchez, el actual mandatario
hizo parte de uno de sus grupos de danzas y los demás instructores del municipio,
otros de seguro son mejores seres humanos desde entonces y son padres y
madres de los nuevos alumnos suyos. La charla se desvanece con la mañana
lluviosa mientras van llegando las delegaciones de bailarines de otros lugares de
Colombia y murmuran que hace frio este año el pueblo y los funcionarios de la
Alcaldía van asumiendo sus funciones en estos tres días de trajín porque se trata
de que estos visitantes se sientan bien durante el tiempo que permanezcan en
Nemocón.

RESEÑA BIOGRAFICA ACTUALIZADA

Escritor y profesor de literatura. Ha participado en talleres de literatura en la Universidad de los


Andes 1990, 1995, Taller de escritores Universidad Central de Bogotá y Escuela de Poesía de
Medellín. En el 2002 fundó el Taller Letras Itinerantes en Zipaquirá. Ha sido realizador de programas
de radio cultural regionales, integrante del consejo departamental de cultura, jurado en varios
concursos de cuenteria y narración oral. Ha publicado poemas y cuentos en las revistas Maguaré,
Universidad Nacional, Revista Trans-Fugas de Bogotá, Hojas Sueltas de Neiva y 7LUNE de Venecia,
un poema traducido al Italiano por Silvia Favareto, Italia, 2015. En el año 2006 se publica el libro de
poesía Reloj de Aire, en 2014 Cuentos para rato y en 2016 Inocencia de la noche. Participó en el
2014 en el Festival Internacional de Poesía de Medellín. Ha hecho parte de las publicaciones
Espiralipse, de Zipaquirá, 2009 y en la recopilación de leyendas e historias de la Tradición oral de
Nemocón, Contaban nuestros abuelos, 2015. Algunos poemas han sido incluidos en tres antologías
de autores cundinamarqueses. Premio departamental de narrativas, 2016 por parte de la
gobernación de Cundinamarca y el IDECUT. En el 2018 y 2019 ha sido publicado en las revistas
internacionales de carácter virtual BREVILLA, E-KUOREO, PIEDRA Y NIDO, LETRAS DE CHILE, IKARO,
DELATRIPA, LOS RAROS, FANTASTIQUE, EN PEQUEÑO FORMATO.

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