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CUENTOS DEL

CAMINO

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-Llegaremos en un par de horas.
exclamo abril, -solo estamos de paso
para revisar el auto. dijo ella.
Habríamos recorrido al menos la
mitad del país sin ninguna
complicación mayor a las discusiones
por quien pondría la música y quien
conduciría en las curvas, pero
terrible sea mi suerte, Abril manejo
por horas, estaba más dormida que
despierta, le dije que se quedara en
el carro a descansar un poco
mientras iba a buscar quien podría
revisar porque el carro se apagó de
repente, Todo paso después de
atravesar esa humareda, antes de
entrar al pueblo, Creo que se
llamaba San Pedro, Caminando un poco
a través de las arboledas altas y
los caminos de tierra y piedras, me

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encontré con una señora, olía y se
veía vieja, como si hubiera
convertido en parte de la decoración
del pueblo, la clase de anciana que
conocía todo el pueblo, estaba
vendiendo arroz con leche, supongo
que por eso no tenía frio; Me
acerque y le pedí dos vasos, la
anciana me miro como si supiera que
necesitábamos ayuda. - ¿de dónde nos
visitan? pregunto la viejita. -De
muy al sur. replique; -Mi abuela me
contaba muchas historias del norte.
agregue para que no sonar tan
desconsiderado. -El mecánico está
muy borracho como para ayudarlos,
pero ya que están aquí pueden
visitar las grutas de san pedro. La
ancianita me dio la dirección de una
posada, y me conto que esas cavernas
eran un lugar sagrado para la gente
del norte, mucho antes de que se
creara el pueblo como tal, decía que
llegaban a rezar pidiendo ayuda en

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casi todo, y dejando oro como
ofrenda, recordé lo que mi abuela me
contaba del norte de su frio que se
metía en los huesos, y de las
criaturas que lo habitaban. Volví
por abril, su arroz con leche seguía
tibio, se había quedado dormida, se
veía tranquila y calmada, con su
cabello rojo hecho un nido, había un
olor raro en la carretera, apenas se
notaba, pero era como si algo se
estuviera quemando a lo lejos quizá,
en estos tiempos ya no podría
diferenciar si era niebla o smog lo
que rodeaba el cielo y la periferia.
Desperté a abril y movimos el carro
a un costado del camino lo más cerca
del pueblo que pudimos, Fuimos a la
posada, se veía como cualquier
posada de siempre, a esto ya eran
casi las 12 de la noche, no podía
dormir, abril cayo rendida hacia un
rato, pero algo no me dejaba
descansar...

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Recuerdo que el olor se volvía más
fuerte, salí afuera a ver que estaba
ocurriendo, pero no había nada, nada
estaba pasando en el pueblo, pero el
olor se dirigía a alguna parte,
comencé a caminar, no sabía porque
lo hacía, era como si algo mas me
estuviera guiando, quizá era la
antigua magia del norte, pensé, pero
¿cómo podría serlo? Seguí caminando
a través de esas calles, ni siquiera
tenía una linterna, pero mis pies
conocían el camino, salí del pueblo,
cada vez veía mas árboles, cada vez
podía sentir como la niebla se
acercaba, o quizá yo era quien se
movía, finalmente deslumbre una
cueva, debía ser la que la anciana
menciono, no creo que hayan muchas
cuevas que huelan a azufre, mis pies
querían que siguiera, no había ni un
ruido, ni siquiera los grillos o
insectos, solo había un camino, ir
hacia adelante, la cueva no era

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fria,enrealidad estaba tibia; pero
no era más oscura que el exterior,
el olor era claro ahora, era azufre,
empecé a escuchar, pero no con los
oídos, empecé a escuchar un palpitar
que se metía directamente en mi
cabeza, y entonces, lo entendí, los
cuentos eran muy diferentes, pero si
algo era cierto es que el color de
esos ojos era algo increíble, eran
cristales brillando en la oscuridad
de la cueva; que se opacaban con
cada respiro, apenas podía verle,
pero si escucharle, si quisiera
matarme lo hubiera hecho, pero algo
me decía que lo que quería era
alguien con quien hablar. - ¿puedes
entenderme? pregunte al aire; -No,
¿por qué un dragón hablaría lengua
humana? Me aplasto con su lógica.
-Para tener alguien con quien
hablar. replique entre dientes; -Ha
sido un día largo. -lo sé. dijo el
dragón, bueno al menos eso dijo que

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era. - ¿por qué me llamaste, tienes
algún destino místico que decirme?
-No, tu único destino es el camino
al norte, solo me señita solo, y la
gente de este pueblo nunca escucha,
creo que lo hacen, pero me están
ignorando, solo soy real cuando
llegan y me piden cosas, apenas
puedo moverme y dormir en paz,
extraño volar, ver el mundo, extraño
a mis amigos. sus ojos se apagaban
cuando dijo eso. -Yo también extraño
a mis amigos, pero siempre podemos
hacer nuevos amigos, es lo que abril
siempre me dice cuando viajamos. -
¿puedo ir con ustedes? pregunto; -
¿a dónde te gustaría ir? le
pregunte. -Lejos de este pueblo. A
la mañana siguiente no sabía cómo
explicarle a abril que tendríamos
otro pasajero con nosotros.

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