Encuentro 6 señor ¿A quién iremos?

(Celebración de la fe)

LLEGAREMOS A LA META

Al terminar esta celebración los jóvenes habrán experimentado:

• Que sólo Jesús tiene palabras de vida eterna

• La alegría de haber expresado su fe en Jesucristo, luz del mundo.
• El deseo de compartir con otros jóvenes esta experiencia.

SIGNO: Cirio encendido CANTO No. 6: ¿A quién iremos?

NOTA: El catequista preparará con anticipación esta celebración de fe. En ella se seguirá el
esquema de Lectura Santa en siete pasos

Catequista: Invocación inicial

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo ( + )

Todos: Amén

Canto No. 6: ¿A quién iremos?

Joven: Monición inicial

Hermanos, Hasta hoy hemos recorrido el camino que nos recuerda las promesas hechas por Dios
en el Antiguo Testamento y realizadas por Jesucristo con su muerte en la cruz.

Al hacer este PARE en nuestra catequesis de preparación al sacramento de la confirmación,

queremos profundizar sobre el sentido de nuestra fe en estas promesas de Dios y poder
proclamar con nuestros labios que creemos que el Dios de Jesús es nuestro Único y Verdadero
Dios. Para que al celebrar en nuestra vida el compromiso de ser testigos de Jesús por el
sacramento de la confirmación demos testimonio de nuestra fe tal como la hemos vivido y
experimentado.

Abramos, entonces, nuestro corazón para recibir la Palabra de Dios y hacerla germinar para que
dé frutos abundantes.

Paso uno: PREPAREMOS NUESTRO CORAZÓN

Joven: Ven Espíritu Santo llena nuestros corazones y enciende en nosotros el fuego de tu amor.
Envíanos, Señor, tu Espíritu.

Todos: Y las cosas serán creadas y renovarás la faz de la tierra.

Todos: Oh Dios, concédenos hoy que iluminados por tu luz, descubramos tu voluntad a través de
tu Palabra para que crezcamos en santidad y podamos ser verdaderos testigos de tu hijo
Jesucristo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos, Amén.

Canto No. 3: Tus palabras alientan mi vida (sólo el coro).

Joven: Proclamación del texto: Juan 6,60-70a. (Momento de silencio).

Paso dos: RECONSTRUYAMOS EL TEXTO

Joven: Busquemos el texto proclamado en el Evangelio de Juan 6,60-70a. Ahora, cada uno en
silencio resaltará del texto:

los verbos y palabras que aparecen preguntas que Jesús hace en el texto frase que le llama la
atención.

Catequista: invitará a los jóvenes a compartir la reflexión

Paso tres: APROVECHEMOS OTRAS INFORMACIONES DEL TEXTO

Joven: Conozcamos otros datos del texto para comprender mejor el mensaje que Jesús nos
quiere dar.

Vea todo el capítulo 6 y observe en qué contexto dijo Jesús a sus discípulos: “también, ustedes
quieren irse?” Lea las notas a pie de página de su Biblia, lea los textos paralelos:

Marcos 8,27-30 y Marcos 1,24

Luego reflexione: ¿En quién proclaman su fe los personajes de los textos? ¿por qué?

Catequista: Invitará a los jóvenes a compartir lo que han descubierto en su reflexión.

Paso cuatro: COMPRENDAMOS EL MENSAJE DEL TEXTO

Joven: Miremos ahora nuevamente en el texto de Juan 6,6o-7oa,

¿Qué personajes aparecen? ¿Qué hacen? ¿Qué dicen?

¿Qué expresiones y palabras usan?
¿Qué palabras del texto, tocan mi vida de joven? ¿Por qué?
¿Qué me pregunta Jesús hoy a mí?
¿Qué respuesta le doy?

El catequista: Invitará a los jóvenes a compartir la reflexión. Luego, insistirá en el mensaje del
texto:

* Es importante darnos cuenta que este mensaje tiene como contexto el discurso sobre el
Pan de Vida (La Eucaristía) que Jesús da a los judíos. Precisamente la incomprensión de algunos
está en la exigencia de vivir en comunión con El y su Padre.

* Esta incomprensión de parte de los judíos provoca la confesión de la verdadera fe en

Jesús. El reconocerlo que es el Santo de Dios, y que sólo El posee palabras de vida eterna. Esta
fe es un don de Dios para quienes son fieles a su amor (Alianza)
Paso cinco: ACTUALICEMOS EL TEXTO

Joven: “Señor, ¿a quién iremos?, sólo Tú tienes palabras de vida eterna”. Como jóvenes creemos
en Ti Jesús y queremos profesar nuestra fe con palabras y obras. Queremos responderte como
lo hicieron tus apóstoles hasta dar nuestra propia vida. Ahora reflexionemos:

¿Cree que sin las palabras de Jesús su vida tendría sentido? ¿Por qué? ¿Qué debe empezar hacer
para ser fiel seguidor de Jesús?

¿Cómo cree lo puede lograr?

Catequista: Invitará a los jóvenes a compartir su reflexión.

Paso seis: OREMOS CON EL TEXTO

Joven: Dios nos ha comunicado su amor por su Palabra, nos ha cuestionado a través de la
pregunta de Jesús a sus discípulos. Ahora, respondamos a su invitación confirmando nuestra fe
en El.

El catequista: Cada uno, en silencio, pregúntese nuevamente:

• ¿También, ustedes quieren irse? (música para reflexionar)

La respuesta fruto de su reflexión debe ir en forma de oración, teniendo en cuenta que vamos
hacer nuestra profesión de fe (ver Juan 6, 68-69).

Joven: (Tomando el cirio, signo, en sus manos)

Cristo es la luz del mundo, quien cree en El no camina en tinieblas. Iluminemos nuestra vida con
su luz y dejémonos guiar por su Palabra.

Sintamos la presencia de Jesucristo entre nosotros y proclamemos nuestra fe, compartiendo la

respuesta que hoy queremos darle a Jesús.

Cada uno hace su proclamación de fe y todos nos unimos diciendo:

Todos: “Señor, ¿a quién iremos?, sólo Tú tienes palabras de vida eterna. (Terminamos
proclamando todos el Credo Apostólico, ver guía de repaso # 2)

Catequista: Demos gracias a Dios por esta celebración de fe que hemos tenido, e invocando la
presencia de la Virgen María, salgamos gozosos a compartir con otros jóvenes esta experiencia
de fe.

Canto No. 7: Madre de la alegría

Paso siete: VIVAMOS LA PALABRA

Catequista: Ahora que hemos compartido nuestra fe ¿qué va a hacer en su vida de joven para no
olvidar este compromiso de ser fiel testigo de Jesús?
(Aquí es importante ayudar a los jóvenes a redactar las respuestas en una frase que sirva de lema
o consigna).

* Elegir dos jóvenes que preparen el signo (EL PADRINO, representado en una silueta de
hombre con cirio en la mano) para el próximo encuentro.

* Y RECUERDE: Al encuentro llevamos SIEMPRE la biblia.

7. PARA RECORDAR

“SEÑOR, SOLO TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA”

(Jn 6,68)