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RELACIÓN ENTRE CIENCIA Y SOCIEDAD

CIENCIA Y CULTURA: COSMOVISIONES CULTURALES RESPECTO A LA


SOCIEDAD-NATURALEZA

Otro aspecto de la relación Ciencia-Sociedad se manifiesta en la problemática


que muestra en América latina la relación ciencia poder político y económico.

Generalmente se afirma que en los países desarrollados, a diferencia de los


países en desarrollo, le hombre común es plenamente conciente del valor de la
existencia y de la tecnología para el progresos social, y explica el apoyo que
recibe en sus actividades investigativas.

Rusia y Japón son ejemplos que nos demuestran como no fue el hombre
común, quien primeramente apareció el valor el papel de la ciencia en
sociedad, sino los grupos que en algún momento detectan el poder político,
económico de la sociedad.

En Latinoamérica, las universidades son los centros que se encargan del


desarrollo científico, pero no han tenido una demanda específica y significativa
de investigación por parte de los gobiernos o del estado.

El desarrollo y los planes de acción por lo general son elaborados al margen de


los centros de investigación y cunado estos centros han tratado de
preocuparse por los problemas nacionales no han tenido éxito por la falta de
relación con el poder político y su poca demanda.

Es importante conocer las deidades, los ritos sobre La Constelación de la cruz


del Sur y el Año nuevo Andino que han representado de generación en
generación nuestro modo de ver el Mundo Andino.
Realizar una visión de análisis y reflexión envase de lo que represento y
representa nuestra Cosmovisión Andina tavaves de los tiempos antiguos la
cual forma una forma de ver el Mundo. “En todo el esplendor del
firmamento austral, ninguna constelación podría competir con el solsticio
rutilante de la Cruz del Sur”

El Año Nuevo Andino representa una ritualidad en forma de agradecimiento, el


de ver la salida del Inti (Sol) que forma parte de la naturaleza que rodea el
universo, además esparte de nuestra identidad, de lo que somos y de l oque
representa nuestra Astronomía en la Vía Láctea.

“Cuidar, proteger y tomar conciencia de lo que representa lo nuestro es detener


una identidad, una cultura de lo que muestra La Cruz del Sur y el Año Nuevo
Andino”

EL INTI WATANA: ritual del ciclo solar.

AÑO NUEVO ANDINO. El Inti Watana es una ritualidad andina, un ritual típico
anual de tipo solar, por tanto es el comienzo del ciclo solar y que también se lo
denomina como el año nuevo andino. Empieza el 21 de junio y termina el 21 de
junio en el cual se dio el solsticio de invierno.

El solsticio de invierno es recuperar el equilibrio armónico del ciclo anual del so,
es decir que involucra todo el proceso de vida que existe durante un año. Es de
ahí la enorme importancia que tiene este ritual que es una forma de
agradecimiento de pedir. Inti (sol), la Watana que quiere decir amarrar adquiere
su profundo significado simbólico y quiere decir además del ciclo solar, la
unidad, la continuidad, la reciprocidad y la Solidaridad. El primer ritual del Inti
Watana se llevo adelante en la localidad arqueológica de Inka Raqhay.
En la Cultura Andina no se erigen iglesias para adorar a lso dioses, se escogen
lugares sagrados que cuentan con una energía especifica para que esos
rituales logren el contacto con la naturaleza, con esta casualidad e intuición se
dio origen a la práctica del Inti Watana (Cochabamba).

Con el transcurrir del tiempo los equinoccios y los solsticios, las cuatro partes
del tiempo se emparientan con los cuatro espacios del Tawantinsuyo; además
las fiestas que sólo anunciaban la llegada de un solsticio o equinoccios
adquiere connotaciones religiosas y las fiestas se combinan con rituales de
agradecimiento del proceso productivo de la Pachamama en conjunción con el
Pacahainti. Estas fetas son las siguientes: 21 de junio (Solsticio de invierno),
Intiraymi, 21 de septiembre (Situwa), 21 de diciembre (Huarachiku), 21 de
marzo (Aymuray).

Las Huacas. Son lugares sagrados (pueden se elementos naturales tal como
un rió, un cerro, una piedra, o construcciones) que los Incas establecieron en
los campos alrededor. Muchas de estas huacas estaban organizadas a lo largo
de 41 o 42 líneas virtuales (y simbólicas) llamadas los ceques, tomado origen
el Cariancha, el templo solar principal de Cuzco.

Observaciones de estrellas.
El desarrollo del imperio Incaico no ha modificado mucho la fauna celeste
representada en constelaciones, mezcla de antiguas creencias populares en
los Andes. Dentro de las mas importantes, esta la Yacana, la constelación
oscura de la llama. Cuyo largo cuello termina en las dos estrellas brillantes a y
b Centauro, ojos del animal. El concepto de constelación oscura (zona negra
adentro de la franja blanca de la Vía Láctea) es propio a culturas que pueden
ver el interior de nuestra galaxia en condiciones óptimas. El concepto se
encuentra sobre todo en el hemisferio Sur: cordillera de los Andes.
LA CHACANA SÍMBOLO DE LA COSMOVISIÓN ANDINA

En el mundo Andino Pre inca existió un sistema Geométrico Proporcional de


Medidas, cuyo factor de cambio o variación fue la relación matemática “Pi”,
sintetizada en la formula geométrica de la Cruz Cuadrada, originada en la
observación de la constelación de la Cruz del Sur y el descubrimiento de la
proporción sagrada entre los brazos de la Cruz del Sur, el menor era el lado de
un cuadrado y el mayor la diagonal del cuadrado (raíz cuadrada de 2).

La CHACANA se utiliza para dar sustento a la estirpe y es la historia viviente,


en un anagrama de símbolos, que significan cada uno, una concepción
filosófica y científica de la Cultura Andina.

La CHACANA tiene correspondencia sideral en la Cruz del Sur. Esta


constelación del Polo Sur, formada por las estrellas Alfa, Beta, Gamma y Delta
era a su vez referencia para el estudio de la Astronomía. Pero además es la
explicaron de la Cosmovisión Pre inca y heredada por los Incas. La CHACANA
o “Cruz” significa, puente, transparencia, paso, etc., está formada por dos
líneas:

La línea central representa al hombre es decir a todo lo masculino en la


concepción andina, corresponde también a la “Creación”, al “Espíritu”, a la
“Herencia”, a la “Sucesión”.

La línea horizontal corresponde a lo “Creado”, la “Materia”, la “Mama pacha”, la


“Permanencia”. Cuando las dos líneas que marcan los niveles del hombre y la
mujer como individuos, se superponen la horizontal sobre la vertical, no al
medio exacto sino a la altura del corazón, se forma la CHACANA.
La figura de la CHACANA nos muestra la primeras subdivisiones que se
producen en la relación hombre-mujer o masculino-femenino. La primera
subdivisión es la parte superior y la parte inferior, le cielo y la tierra, lo de arriba
y lo de abajo, el macho y la hembra, el Hanan y el Urin. Luego tenemos otra
subdivisión la derecha y la izquierda, le día y la noche, le Sol y la Luna, le
hombre y la mujer. Otra subdivisión es “Tahuan” que además de significar el
numero 4 significa también complementariedad, correspondencia, ayuda
mutua, interrelación.

La CHACANA es el elemento ordenador de la sociedad andina. Es el


reglamento que hace utilitaria la convivencia de pareja, de familia, de ayllu, de
comunidad, de Imperio.

En el retablo, se aprecia claramente una división de parte superior y parte


inferior y otra división de lado derecho, centro y lado izquierdo; en el lado
superior, están las cosas del cielo. Le lado inferior es la “Pachamama”, la tierra
y todos los que moran en ella.

El Sol es, para los andinos, le astro rey, y es objeto de culto y adoración. Pero
no como a un Dios, sino como al mentor de toda la vida sobre la tierra, sus
rayos evaporan las aguas que forman nubes, el diferente caldeamiento de la
tierra, producido por el Sol, origina vientos que arrastran esas nubes, estas se
desvanecen en lluvias y nieves, las cuales riega las plantas de bosques y
campos, que se engolan con hojas y flores, produciendo cosechas y frutos.

Al Sol se debe el preciado bien de la vida, pues esta seria imposible sin su luz
y su calor. Los Incas lo entendieron así y le dedicaron al Sol, templos palacios,
tierras, servidores y estatuas: una de ellas que se hallaba en el Qoricancha,
estaba hecha toda de oro del porte de un hombre y en vientre tenia un polvo de
oro, mezclando con las cenizas de los corazones de los Incas muertos. Al Sol o
Inti, los incas le dedicaron chacras de coca y maíz para que sirviera de ambos
frutos, al Sol lo trataban como si fuera un hombre como ellos, otro mas de los
productos de la creación, imaginaban que también escupía y a la piedra
carbunclo o ántrax la nombraban “dnup tojay” o “escupitajo del Sol”, por la
misma razón le daban mujer y le hacían concebir hijos.

A la Luna, los Incas la consideraban sanadora de muchas enfermedades y con


su luz y en su presencia, efectuaron curaciones y ceremonias de sanción,
especialmente para las parturientas. La importancia de las cosas para los Incas
radica en la enseñanza que se puede obtener de ellas. Los incas creían en la
existencia de los espíritus del agua, y la relacionaron directamente con la Luna.

El agua cura muchas enfermedades y los sacerdotes y médicos andinos,


todavía hoy sanan muchas enfermedades y los sacerdotes y médicos andinos,
todavía hoy sanan muchas enfermedades con agua de manantiales que no
hayan recibido la luz del sol. Al agua “Unu” le hacían costosos ofrendas y se le
teñía de varios colores, con lo que tomaba significativas cualidades.

El hombre en tiempo de los Incas, guardaba más que ningún otro ser en el
mundo los conocimientos heredados de los tiempos de la Pre-Historia. Su
ciencia en medicina natural y folklórica; su conocimiento sobre la selección
natural de las especies, su dominio sobre la hidráulica, el tratamiento de tierras,
y sobre todo su filosofía y metafísica, hacia n de él un privilegiado.

Conclusión
Esta bastante claro que la astronomía, sobre todo la elaboración de un
calendario anual solar, desarrollo de un papel importante en la organización del
Tahuantinsuyu y el fortalecimiento de la autoridad del Inca, hijo del Sol.
Nuestro análisis fue muy breve pero demostró que existe mucho potencial
todavía par resolver enigmas en la astronomía andina del tiempo de los Incas,
lo que debería motivar a los investigadores profesionales o aficionados en
iniciar estudios profundizados del tema: una tarea que requiere .tanto estudiar
las crónicas como tomar mediciones en terreno.

CUESTIONES ÉTICAS RELATIVAS A LA APROPIACIÓN DEL


CONOCIMIENTO CIENTÍFICO DE LA CULTURAS ORIGINARIAS POR LA
CULTURA OCCIDENTAL.

Tecnociencia, naturaleza y cultura para el siglo XXI


Mirando a.C. atrás desde el umbral del siglo XXI, se hace evidente que las
innovaciones tecno-científicas han sido los factores fundamentales que han
configurado las culturas propias del siglo XX. Han modelado decisivamente el
conjunto de las formas de vida, los entornos tanto materiales como
interpretativos y valorativos, las cosmovisiones, los modos de organización
social, económica y política junto con el medio ambiente característicos de esta
época. Mirando hacia adelante, no cabe duda que su influencia va ser aun más
determinante en el siglo XXI. Confrontadas con la realidad de la desbordante
producción tecno-científica, las grandes divisiones filosóficas entre ciencia y
sociedad, naturaleza y cultura no solo han quedado desautorizadas
teóricamente por los actuales estudios de ciencia y tecnología, sino que la
propia tecnociencia se ha encargado de rebatirlas abiertamente, en la práctica,
como ficciones interpretativas.

El uso generalizado del mismo termino tecnociencia ha puesto en evidencia la


fitcia separación entre ciencia y tecnología, al referirse a la actividad y la
producción científicas características de nuestro tiempo como una practica que
tienen por objeto, se desarrolla y se plasma en construcciones tecnológicas, tal
y como los ponen de manifiesto desde la ingeniería genética a la física del
estado solidó o las ciencias de los materiales. Sin embargo, lo que ha refutado
mas fundamentalmente las disociaciones tradicionales ha sido el propio
carácter de las innovaciones tecno-científicas, Bruno Latour lasha
caracterizado como proliferación de híbridos, es decir, de realizaciones que
embrollan las divisiones esencialistas en un complejo entramado de ciencia,
tecnología, política, economía, naturaleza, derecho…En la carga lista de
híbridos actualmente más representativos habrá que colocar, entre otros
muchos, los implantes electrónicos en el cerebro humano, los
microprocesadores biónicos, la clonación de animales, los alimentos
transgénicos, la congelación de embriones humanos, las píldoras abortivas ,
Internet, etc. Cualquier controversia acerca de su producción, implantación,
interpretación o valoración pone en pie, simultáneamente, a un abigarrado
tropel de portavoces de los más diversos ámbitos de la ciencia, la política, la
sociedad, la moral, la religión y la cultura.

A pesar de todo ello, nuestra cultura intelectual no sabe cómo categorizar el


entramado de los híbridos que nuestra tecnociencia produce. Esto no es de
extrañar, pues para ellos es preciso cruzar repetidamente la divisoria filosófica
que separa la ciencia y la sociedad, la naturaleza y la cultura. Los límites
infranqueables establecidos filosóficamente entre dichas divisiones se revelan,
en la misma constitución de los híbridos, como fronteras inexistentes.

En nuestras sociedades los alzos sociales se establecen por medio de los


objetos fabricados en los laboratorios y, a su vez, las comunidades, prácticas y
laboratorios tecno-científicos están constituidos por asociaciones socio-
técnicas de humanos y no humanos. Cada día que pasa es más evidente que
nuestra cultura occidental “es tecnocultura de la sal de consejo al dormitorio”, al
haberse poblado todos los entornos y formas de vida de híbridos tecno-
científicos. Incluso en el sentido más restringido de cultura como formas de
percepción, representación, interpretación y valoración, es innegable que su
demarcación de la tecnociencia se ha esfumado definitivamente con las nuevas
tecnologías de la informática y las telecomunicaciones, que han generado los
actuales medios informativos y cinematográficos, la realidad virtual, Internet, el
hipertexto, etc. De forma parecida se ha evaporado la demarcación entre
naturaleza, tecnociencia y cultura como “sistemas cerrados de objetos puros
que van delimitando mutuamente”. En la época del Proyecto Genoma Humano
se puede hablar de la naturaleza como de “un objeto manufacturado”, al
mismo tiempo que la ingeniería genética y las biotecnologías están dando paso
a una naturaleza “extraída del laboratorio y después transformada en realidad
exterior”, en la que se esta instaurando un conservacionismo ecológico dirigido
no sólo a preservar y mejorar las especies existentes sino incluso a recuperar
especies extinguidas, mediante puros procedimientos tecnocientíficos.

Hay mucho a favor de la hipótesis de que la incontrolada proliferación de


híbridos tecnocientíficos, propia de nuestra tecno-cultura, esta relacionada con
la incapacidad de conceptualizarlos dentro de los contextos interpretativos de
la modernidad. La carencia de conceptualización equivale, de algún modo, a
una prohibición intelectual de la posibilidad de híbridos, que no hace sino
fomentar su proliferación real, al bloquear la comprensión adecuada de la
génesis y las consecuencias de la innovaciones tecno-científicas. De hecho, en
la filosofía de las divisiones infranqueables entre ciencia y sociedad, naturaleza
y cultura no hay lugar para los híbridos tecno-científicos. Por un lado, cualquier
posibilidad de cruzamiento entre tales sistemas cerrados representa un
monstruo impensable. Por otro, las más significativas innovaciones tecno-
científicas no se dejan seducir a ninguno de esos sistemas puros. Los híbridos,
al igual que la misma tecnociencia, o son reducibles, alternativamente, ni a:
1) Puras representaciones conceptúales teóricas.
2) Relaciones e interacciones exclusivamente sociales, como tampoco lo
son a
3) Meras entidades naturales que trascienden supra culturalmente al
intervención humana
4) Simples ingenios y artefactos construidos o, a su vez
5) Puro discurso interpretativo y valorativo

Dado que “tan pronto como estamos sobre la pista de un hibrido, éste se nos
presenta una veces como una cosa, otras como un relato, otras como un
vehiculo social, sin quedar nunca reducido a un simple ente”, el reto
fundamental de la conceptualización de loas innovaciones tecno-científicas
consiste en tratar sus diversas manifestaciones como conectadas
continuamente entre si, en lugar de abalizarlas separando las mismas. Se trata,
sin duda de un reto teórico y filosófico decisivo para el siglo XXI con relación a
la comprensión y el manejo de los componentes esenciales de nuestra
tecnociencia y nuestra tecno-cultura.

A modo de conclusión
Para concluir se expone, muy sucintamente, el planteamiento básico de un
programa, con el nombre de Prometheus 2000, que concentra con la
concepción promteica de las culturas y su versiones modernas a fin de
comprender y tratar las innovaciones tecno-científicas y la misma tecnociencia
como realizaciones culturales, en el sentido de cruzamientos de múltiples
dimensiones discursivas, sociales, técnicas y naturales. La tradición prometeica
de la concepción integrada de las culturas se basa en englobar todas las
capacidades realizaciones y entornos, tanto simbólicos y valorativos como
materiales, sociales y bioéticos, en un mismo espacio multidimensional que
define íntegramente una cultura particular. En el caso de la tecno-cultura,
ciencia, sociedad, cultura, tecnología y naturaleza dejan de ser consideradas
entidades cerradas e inconmensurables para pasar a definir como dimensiones
o sea, a modo de coordenadas o puntos cardinales, un espacio integrado
cuatridimensional en el que se estabilizan la redes de sistemas tecno
culturales, configuran sistemas culturales (p, m, s, o, b), en los que representa
el colectivo de los portadores de la cultura particular junto con las practicas
especificas de su identidad cultural. Es decir, los procedimientos y formas de
acción e interacción reproducibles, transmisibles y generalizables y, por tanto
generadoras de cultura. Ahora bien, todo colectivo-práctica cultural viene
medida artefactulamente, interpretada simbólicamente, particulada socialmente
y situada ambientalmente por su correspondiente entono emsob (m,s,o,b),
constituido por el legado cultural que estructuralmente la práctica del sistema
determinado. En un emsob particular, m es el entorno material o conjunto de
artefactos, técnicas y construcciones materiales; s es el entorno simbólico de
las conceptulizaciones, representaciones, interpretaciones, legitimaciones y
valores; o, es el socio-entorno de las instituciones y formas de organización e
interacción comunitarias, sociales, económicas jurídicas y políticas, las reglas,
roles, normas, fines, etc., y b es bio-entorno o comunidades de seres vivos y
medio biótico implicados.

A partir de sistemas culturales se pueden definir fácilmente relaciones entre los


mismos que articulan redes culturales y, de ahí pasar a las culturas como
conjuntos de sistemas culturales que forman grandes redes, las subcultura
como subconjuntos de culturas, las superculturas como conjuntos de culturas,
las tradiciones culturales como los entornos emsob que permanecen
constantes en una serie de culturas que suceden en el tiempo etc.

Y lo que es más importante, esta conceptulización tecnográfica permite, luego,


comprender, dinámicamente, la complejidad de la génesis de los sistemas
culturales tecno-científicos, o de cualesquiera otros, como procesos de :
1) Estabilización multidimensional de innovaciones culturales.
2) Desestabilización de tradiciones.
3) Transformaciones de los macro entornos culturales.
Dichos procesos abarcan interactivamente tanto la dimensión científica de las
elaboraciones conceptuales y teóricas, y la social de la instituciones, relaciones
e interese, como la dimensión tecnológica de los procedimientos y artefactos
materiales, la filosófica interpretativa y valorativa, y la natural de los entornos
bióticos.

En la actualidad, la integración de las tecnologías y los artefactos como parte


esencial de la tecnocultura de finales del siglo XX y principios del XXI no
debería, en general, encontrar demasiados oponentes. Por el contrario, la
integración naturaleza-cultura suscita, probablemente, resistencias
intelectuales y emocionales, debido a la larga tradición filosófica, antigua y
moderna, que ha estabilizado la gran división entre naturaleza y cultura como
uno de los pilares fundamentales de la comprensión cultural occidental. Sin
embargo, inmersos en la tecnocultura del siglo XXI no podemos mantener la
ficción de que nos movemos en lso entornos culturales filosóficos de la Grecia
del siglo-V. Ni la cultura está formada por puros colectivos y asuntos humanos
completamente relativos, ni la naturaleza viene dad por puras entidades no
humanas-absolutamente trascendentes.

La integración de tecnociencia y naturaleza con cultura no significa, sin


embargo, que todo este discursivamente o socialmente construido, como
podrían sugerir los conceptos restringidos de cultura. Considerada
íntegramente, una cultura viene dada por una red de sistemas culturales cuyos
entornos no son puramente pasivos sino que estén poblados de agentes
materiales y bióticos no-humanos. Estos trascienden, en alguna medida, la
intervención humana, al no dejarse configurar enteramente de una forma
arbitraria por la acción de los humanos. Las culturas son, puyes, la plasmación
de asociaciones de humanos y no-humanos que se relacionan e interactúan de
formas determinadas para dar lugar a realizaciones culturales características.
La integración naturaleza-cultura, es decir, lo que constituye la naturaleza para
una cultura determinada, viene dado, primeramente, por el entramado del bio-
entorno con las formas de interacción, intervención y transformación bióticas
que constituyen la práctica definitiva de los portadores de dicha cultura.
En el caso de la tecno-cultura, los híbridos bio-tecnocientificos constituyen las
realizaciones más características. Por tal integración tiene,
complementariamente, una dimensión simbólica consistente en las
representaciones, interpretaciones y valoraciones de la naturaleza que forman
parte de los entornos simbólicos propios de su cultura. En las culturas
científicas modernas se acostumbra a identificar la naturaleza con las
conceptulizaciones y elaboraciones teóricas de la biología, la genética, la
ecología, la física, la astrofísica, etc. De alguna forma, se pretende haber dado,
como Platón y Aristóteles con la representación objetiva, universal y supra-
cultural de una naturaleza única por cuyo rasero se mide la relatividad de las
demás interpretaciones culturales de la misma. Esta cierta ingenuidad cultural
debería desvanecerse con sólo constatar el marcado carácter tecno-científico,
precisamente, de esas disciplinas que, más que descubrir, esta modelando de
facto la naturaleza asociada a nuestra tecnocultura.

La conceptualización y la genealogía cultural de las innovaciones


tecnocientificas son imprescindibles para poder pensar sobre consecuencias y
manejarlas culturalmente. Si en realidad, producimos y estabilizamos
tecnocientificamente las redes de nuevos sistemas tecnoculturales en
asociación con las agencias materiales y bióticas que formas los
correspondientes entornos, entonces podemos recobrar pase toda clase de
determinismos tecnológicos, sociológicos, biológicos, epistemológicos,
históricos o metafísicos una libertad relativa de seleccionar, cribar y ralentizar
las innovaciones tecnocientificas que han reconfigurar nuestra cultura en el
futuro. Pero, para implementar esa libertad es preciso desarrollar tecnologías
culturales de interpretación, valoración e intervención capaces de ir más allá de
las grandes divisiones y disociaciones tradicionales.
En este contexto hay que entender el presente trabajo como un ensayo de
tecnología cultural tecnográfica.

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