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Lecciones Sobre Aristóteles
Lecciones Sobre Aristóteles
1. Ontología.
Distingue entre Teoría y Praxis, lo cual es una novedad con respecto a Platón,
para quien no había sino una única filosofía que era al mismo tiempo, actividad
virtuosa que lleva a la felicidad y que coincide, sin más con la sabiduría. Para
Aristóteles, hay una distinción clara y tajante entre Theoría/Praxis. Hay
ciencias teóricas y ciencias prácticas y dentro de las teóricas hay una ciencia
especulativa o proté filosofía (Prima Philosophia) y hay una filosofía segunda
o déutera filosofía (Secunda Philosophia). Después sabremos que la
filosofía primera es la teología y la filosofía segunda la física. Pero la cosa no
es tan simple, pues dentro de la Theoría, hay la Física, la Matemática y la
Teología. La Teología es la proté filosofía auténtica por excelencia dentro de la
Theoría. Hay pues, tres ciencias teóricas: La matemática, que trata de los seres
inmutables, pero no separados o sensibles, la física trata de los seres que
tienen en sí mismos un principio de movimiento y que son, en consecuencia,
seres móviles y separados unos de los otros o sensibles; en cuanto a la
metafísica u ontología o Filosofía primera o Teología, se ocupa del Ser inmóvil
y separado o suprasensible. La Teología es la ciencia del ser en cuanto ser, de
la ousía o substancia y de sus atributos y propiedades porque se ocupa del Ser
Primero, el objeto más excelso que existe y por este rasgo de primacía
ontológica, al ocuparse de Dios, se ocupa entonces del ser en cuanto ser y de
las sustancias.
únicamente desde un cierto punto de vista, por lo que se les llama "ciencias
particulares" Por lo tanto, la "filosofía primera" es la ontología (ciencia del ser).
Esta ciencia filosófica del ser debe ser la ciencia de las primeras causas y
principios, es decir, ciencia de las condiciones de posibilidad de toda
ordenación. Sin embargo esta ciencia constituye meramente una aspiración. La
filosofía primera es ciencia buscada:
"la finalidad de nuestro actual discurrir (es mostrar que) con el nombre de
sophía todos hacen referencia a la ciencia de las primeras causas y de los
primeros principios" (Met. A 981b 27-28) La filosofía primera es la ontología.
Sin embargo, en otros lugares de la Metafísica, Aristóteles dice que "la ciencia
por excelencia debe tener por objeto el ser por excelencia" (VI, 1, 1026 a 21),
es decir, Dios. Entonces, la "filosofía primera" aparece como una teología. En
otros lugares aparece como ousiología o teoría de la sustancia. Se pasa de una
Ontología a una Ousiología puesto que, como luego se verá, la sustancia es
la categoría central en Aristóteles y la realidad constará de sustancias y de ahí
a una Teología. La filosofía de Aristóteles es el origen de la Ontoteología.
Aristóteles afirma la unidad del ser, pero también dice que hay varias formas de
ser, "El ser se dice de muchas maneras". El ser no es un término únivoco.
Mejor dicho, el Ser, el Ente, To on, no es ni unívoco ni equívoco, sino más bien
análogo. No hay homonimia, equivocidad (varios términos de igual forma, pero
distinto significado). La unidad de sentido del término "ser" será llamada más
tarde "analogía de atribución", ya que "ser" se dice propiamente de la
sustancia, y de todo lo demás por referencia a ella. Explícitamente, Aristóteles
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Todas las cosas son y decir que son no sirve para diferenciarlas entre sí.
Aristóteles fue el primero en establecer de forma aceptable el procedimiento
lógico de la definición. Aplicando ese procedimiento a la noción de ser (o, más
exactamente, a la noción de lo que es, o ente, traducción directa de la palabra
griega on , que en realidad era un adjetivo verbal o participio presente del verbo
eimí), Aristóteles concluye que el ente no es un concepto que se pueda aplicar
en el mismo sentido a todas las cosas. El Ser se enuncia de varias maneras.
Tiene diversos significados. Tiene varios predicamentos. Predicados de
distintos tipos se refieren al sujeto de maneras distintas. Lo determinan así de
diversas maneras y en planos distintos. Esto es como decir que hay distintos
tipos de referencia del predicado al sujeto. La referencia del predicado al sujeto
es lo que expresa la palabra "es". Hay que admitir que el ser tiene sentidos
distintos. Hay distintos modos de predicación, es decir, de decir que algo es,
distintos modos en que algo puede ser sujeto de una proposición. Analizando
las distintas acepciones en que se dice de algo ente o que es, obtiene diez
conceptos supremos llamados "figuras de la predicación", o "predicaciones". En
la Edad Media, con la Escolástica se llamarán "predicamentos". En griego son
las "categorías". Las categorías son, pues, los géneros más universales con
que podemos definir las cosas (pues la definición aristotélica consiste en tomar
un concepto general -género- que incluya varias cosas además de la que
tratamos de definir y añadirle un rasgo característico que la diferencie de las
demás, de las otras -diferencia- Entre las categorías, las más importantes son
la de entidad (tradicionalmente llamada substancia, en griego ousía) la de
relación, la de cantidad y la de cualidad así como las de lugar y tiempo.
Así, el ser se predica de muchas maneras, pero todas ellas se refieren a una
forma primordial, al "ser" propiamente dicho: la substancia. Además, la
substancia no es única: existen muchas substancias. Todas las demás formas
de ser: cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción y
pasión, no son ya sino modificaciones o accidentes de la substancia.
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Substancia y accidentes son los "géneros supremos" del ser, unificados por su
común referencia a la substancia. Pero el ser no es, a su vez, un género, cuyas
especies serían las diversas categorías: el ser lo es todo, y no es posible
"añadirle" nada (ninguna diferencia específica) para poder obtener sus
especies.
La pregunta por la esencia sólo se puede aplicar sin matices a cosas que
existen independientemente de las otras. La substancia es el individuo
concreto. Sin embargo, Aristóteles extiende la denominación de "substancia" y
la aplica no únicamente al individuo concreto:
Materia y forma.
Hay una región del ser en al que el ser se dice de un modo unívoco: es lo
divino. Dios, en efecto, no es más que la Esencia, que no tiene ni cantidad ni
cualidad, que no está ni en un lugar ni en el tiempo, que no mantiene ninguna
relación, ni está en ninguna situación, ni tiene necesidad de actuar y no sufre
ninguna pasión.
Está claro que, como más arriba hemos señalado, que no se trata de la
divinidad de la revelación cristiana, pues en ésta Dios no es, sin más, idéntico a
sí mismo, sino infinito capaz de finito, comunicación de sí y ágape, como
expresa el misterio de la donación anonadada (kénosis) en la historia,
especialmente en Jesús de Nazareth (encarnación). Nada de esto hay en la
concepción aristotélica.
Así, Dios puede ser llamado un Viviente, pero a condición de entender que se
trata de una Vida que ignora la fatiga, la vejez, la muerte, que son
características de toda vida "biológica". Igualmente, Dios puede ser
denominado Pensamiento, pero a condición de precisar que este Pensamiento
no es pensamiento de otra cosa, somo lo es el pensamiento humano: porque
tal pensamiento no pasa a acto más que si se le da un objeto, y tal
dependencia con respecto al objeto es indigna de Dios. Por otra parte ¿cuál
sería este objeto? Únicamente podría ser superior a Dios (porque no se puede
suponer que Dios condescienda a pensar lo que le es inferior, por ejemplo, el
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mundo) o ser el propio Dios. Pero, como nada es superior a Dios, sólo queda
que Dios se piense a sí mismo, es el Pensamiento que se piensa a sí mismo
(Met. XII, 9, 1074b 15-1075a 1). Aristóteles es el auténtico precursor de la
teología negativa, según la cual el hombre únicamente puede hablar de Dios
mediante negaciones.
3. La física de Aristóteles.
1. El concepto de physis.
-Causa final, fin perfectivo al que tiende cada cosa en su proceso (Telos,
Entelequia).
La ciencia de la naturaleza trata del cambio o de los seres que cambian, pues
"no hay cambio fuera de las cosas". Es evidente que hay cosas que cambian.
En todo cambio hay algo que cambia y algo que permanece. Lo que
permanece en el cambio, lo que sufre el cambio es el sustrato. Algo (el
sustrato) , que era (o estaba) de una cierta manera, pasa a ser (o estar) de otra
manera. Dicho de otro modo, algo (el sustrato) pierde una forma que tenía y
adquiere en su lugar otra.
El cambio consiste en que algo que no era P, es decir, que era no-P, pase a
ser P. Pero del no ser no puede surgir el ser. Aristóteles perfecciona su análisis
y llega a la siguiente formulación. El cambio consiste en que algo, S, que no
era P, o, si se prefiere, que era no-P, pasa a ser P. S es el sustrato del cambio,
P la forma adquirida y no-P la inicial privación. De un modo relativo y accidental
puede decirse que P surge de no-P. Pero de un modo absoluto lo que ocurre
es que P surge del sustrato S, o, mejor dicho, el S que es P se genera a partir
del S que no es P, pero sí es S. Por tanto, nada se genera a partir del no-ser, y,
sin embargo, el cambio es posible.
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3. Potencia y acto.
4. Tipos de cambio.
Cada vez que hay un cambio, una forma se realiza, una potencia se actualiza,
algo nuevo surge. Pero "el surgir se dice de muchas maneras". Lo que surge
del cambio puede ser una nueva entidad, o una nueva cualidad o localización
de una entidad ya existente, etcétera. "Hay tantas especies de movimientos y
cambio cuantas las hay de ser". Hay cuatro tipos de cambio.
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"Lo que cambia siempre según la entidad o según el cuánto, o según el cuál, o
según el lugar". El cambio entitativo o sustancial o esencial es aquel en que
una cosa deja de ser la entidad que era para transformarse en otra distinta. En
el cambio accidental la cosa sigue siendo la misma, pero cambia en algún
aspecto cualitativo o cuantitativo o sencillamente cambia de lugar. En cualquier
caso, esos cuatro son los tipos de cambio distinguidos por Aristóteles. "Los
tipos de cambio son cuatro:o según qué es, o según cuál, o según cuánto, o
según dónde. La generación absoluta y la corrupción constituyen el cambio
según el qué es; el aumento y la disminución, según el cuánto; la alteración,
según la pasión, y la traslación, según el lugar".
Una explicación es una respuesta a una pregunta que empieza con "¿por
qué?". Las respuestas a dichas preguntas son muy variadas. Por eso hay
muchos tipos distintos de explicaciones. Una explicación indica un porqué, un
factor explicativo. Aristóteles encuentra el origen psicológico de la ciencia en el
asombro que nos produce lo que vemos y en la curiosidad por entenderlo.
El para qué (tò hou héneka) o fin (télos) es, como su nombre indica, aquello
para lo que se provoca el cambio, la meta o propósito o función o misión del
cambio. Se opone al azar, que es lo que sucede sin fin ni misión alguna, para
nada.
Los cuatro factores explicativos del cambio son también los cuatro puntos de
vista o factores que nos sirven para analizar la entidad resultante del cambio.
Además del sustrato del cambio, la materia es sustrato de la forma, material
informado por la forma, aquello de que una cosa está hecha o compuesta. En
cada entidad podemos distinguir los materiales o elementos de que está hecha
-su materia- y la estructura que adoptan esos materiales o elementos de ella
-su forma-.
Aristóteles piensa que toda entidad, natural o artificial, tiene una función, una
tarea, un para qué, un telos, un fin. Las cosas artificiales tienen una finalidad
exterior, extrínseca a ellas que les viene conferida por su fabricante, mientras
que las cosas naturales tienen un fin intrínseco, inmanente, que les viene de su
propia constitución. La naturaleza entera está animada de tendencias hacia
fines, aunque sean tendencias inconscientes.
6. Cosmología.
Aristóteles establece una tajante separación entre las cosas sensibles celestes,
hechas de éter, eternas y casi inmutables -su única mutación consiste en su
movimiento uniforme circular, siempre igual a sí mismo- y las cosas sensibles
sublunares, hechas de los cuatro elementos corruptibles, fugaces y
perecederos. Todo movimiento producido en el mundo sublunar depende del
movimiento de la esfera de la Luna, que a su vez depende del movimiento de
las otras esferas y, en último término, del de la esfera última y más divina, la de
las estrellas fijas. ¿Cómo se produce ese movimiento de las esferas?
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La teoría del motor inmóvil cumple, pues, dos funciones: una mecánica,
permitiendo explicar el movimiento de las esferas celestes y en especial el de
la esfera de las estrellas fijas; y otra emocional, justificando la atribución de
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4. El Alma en Aristóteles.
Hay tres partes del alma humana: vegetativa, sensitiva e intelectiva. Aristóteles
distingue distintas funciones cognoscitivas del alma. Aristóteles estudia la
función intermediaria y mediadora de lo que denomina sentido común, por una
parte, y la imaginación, por otra. Mientras que los sentidos están ligados a tal o
cual órgano que especifica su campo de percepción, el sentido común es la
facultad que permite captar, por una parte, los sensibles comunes en cuanto
tales, que como el movimiento, el número o el tiempo no pueden ser
aprehendidos por un solo sentido; por otra parte, el sentido común, mediante
una especie de examen reflexivo sobre el sujeto sensitivo, autoriza, un poco al
modo de la unidad sintética de la percepción en Kant, la síntesis de los
elementos aportados por sentidos diferentes.
1. El Bien y la felicidad.
Todas las decisiones que adoptamos lo son en función de algún fin, de algún
bien que deseamos, que perseguimos. Nadie puede tender al mal a sabiendas.
Toda acción humana está orientada a la consecución de algún bien.
Hay bienes que lo son por sí mismos y bienes que son medios para otros
bienes más importantes.
¿Existe algún fin incondicionado? Si hubiera un bien que fuera el fin universal
en función del cual eligiésemos los otros fines, ese bien sería el bien supremo
del hombre. Tiene que existir un fin que sea deseado por sí mismo y no
subordinado a otro como medio. El fin último será el Bien supremo.
cierta vida, la buena vida. No hay acuerdo respecto a en qué consiste la buena
vida.
Hay unos que piensan que el bien supremo es el placer y que entonces la vida
feliz sería la vida voluptuosa. Otros piensan que el bien supremo son las
riquezas y que la vida feliz sería la vida de negocios. Otros consideran que el
bien supremo es la gloria y que la vida buena o feliz es la vida política. Pero
todos ellos se equivocan
Los que buscan los honores tratan con ello de persuadirse a sí mismos de que
son buenos. Pero entonces el verdadero fin sería la bondad y no los honores.
Las riquezas tienen un carácter meramente instrumental, pues nos sirven para
conseguir otras cosas, que son las que de verdad nos importan. Y el bien no
puede identificarse con el placer, pues hay placeres malos y bienes no
placenteros.
Resumiendo:
-La felicidad como bien perfecto, no es para el hombre solitario sino para el que
se relaciona con los demás, porque el hombre es un zoon politikón, un
ciudadano (polis=ciudad).
2. La areté (virtud).
Algo es bueno o malo respecto a una función que realice bien o mal, según que
posea o no la correspondiente eficacia o virtud. El buen hombre es el que vive
bien.
1. La virtud procede del hábito: ninguna virtud moral se origina en nosotros por
naturaleza, no es innata ni espontánea sino que requiere esfuerzo de la
voluntad; el hábito engendra la costumbre (ethos); el modo de ser de una
persona que se expresa por sus acciones (praxis); es decir, es la postura del
hombre en relación con la realidad circundante: es su modo de estar en el
mundo.
Los deseos del hombre están o tienen que estar sometidos a la razón. Cuando
se funciona mal, los deseos se descontrolan y escapan al control de la razón.
La virtud o areté moral consiste en el control de la parte volitiva de la naturaleza
humana por su parte pensante.
La volición persigue el bien como fin, y, por tanto, respecto a los fines no hay
deliberación ni elección. "El objeto de la volición es el bien tal como éste
aparece a cada uno". Si uno está enfermo, pervertido o disminuido, le
aparecerá como su bien algo que en realidad no es lo que por su naturaleza
constituye su bien. Por ello lo mejor será fiarse de algún hombre egregio, un
noble varón (spoudaios), entero y honesto que uno conozca, pues lo que a él
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le parezca el bien será también lo que por naturaleza es el bien. "El hombre
egregio juzga bien todas las cosas y en todas se le muestra la verdad....,
siendo, por decirlo así, el canon y la medida de ellas". Eth. Nic. III, 1112 a 28.
En cualquier caso, "no puede ser objeto de deliberación el fin, sino sólo los
medios conducentes al fin". Eth. Nic. III, 1112 b 33.
A las obras bien hechas no se les puede quitar ni añadir nada, porque tanto el
exceso como el defecto destruyen la perfección, mientras que el término medio
la conserva y se puede errar de muchas maneras, pero acertar sólo de una (y
por eso una cosa es fácil y la otra difícil, fácil errar en el bl`nco y difícil acertar).
No se nos ofrece ningún criterio o regla abstracta de acción, sino que nos
remite al criterio de algún hombre egregio y prudente, lleno de inteligencia y
experiencia de la vida que conozcamos.
El término medio es entre dos extremos, uno por defecto y otro por exceso, que
constituyen otros tantos vicios.
Respecto a la búsqueda de placeres corporales hay que huir del vicio por
defecto de la abstinencia o insensibilidad y del vicio por exceso del desenfreno.
La virtud o término medio está en la templanza.
En el alma humana hay una parte apetitiva o volitiva -el ethos o carácter- y otra
parte pensante o cognitiva - la dianoia o razón-. Las virtudes éticas o morales,
las virtudes del ethos, son hábitos de decidir lo mejor -el mejor término óptimo-
conforme a regla en cada caso. Pero el conocimiento de lo mejor es ajeno al
ethos y procede de la dianoia, de la razón. Nuestra razón, a su vez, funciona
correctamente, ejecuta bien su función, cuando posee la areté del
pensamiento, que a su vez puede articularse en una serie de virtudes
dianoéticas o saberes.
{funciones prácticas}
{funciones productivas}
Desde el punto de vista ético, las virtudes dianoéticas más importantes son las
prácticas. A la virtud o areté práctica por excelencia la llama Aristóteles
phrónesis, prudencia o racionalidad moral. La virtud moral consiste en actuar
conforme a regla adecuada. La phrónesis o racionalidad práctica es la
encargada de establecer la adecuación de las reglas, de determinar cuál es el
curso de acción a seguir, cuáles son los medios adecuados para obtener
nuestro fin, cuál es el término medio óptimo, que no peque por exceso ni por
defecto. Esto puede hacerse bien o mal. El hábito de hacerlo bien, de dar en el
clavo con facilidad, de encontrar el término medio óptimo en cada caso, es la
prudencia.
padre, su maestro o algún conocido honrado) Y por eso los jóvenes no sirten
para la política, que es una variedad de la prudencia. "Los jóvenes pueden ser
geómetras y matemáticos y sabios en cosas de este tipo, y, en cambio, parece
que no pueden ser prudentes. La causa de ello es que la prudencia tiene por
objeto también lo particular, con lo que uno llega a familiarizarse por la
experiencia, y el joven no tiene experiencia, porque hace falta tiempo para
adquirirla". Eth. Nic. VI, 1142 a 13.
5. La vida contemplativa.
El hombre tiene tantos placeres como actividades. Pero hay actividades que se
ejecutan en función de otras, mientras que algunas se realizan por sí mismas, y
éstas son las más valiosas y agradables.
Hacemos la guerra para tener paz. Y nos afanamos en la paz para tener ocio.
Ni la guerra ni la política, ni el afán son fines últimos sino medios para obtener
ocio. ¿Para qué queremos el ocio? Lo mejor a lo que podemos aspirar a hacer
es dedicarnos a la contemplación o ciencia teórica.
La felicidad del hombre consiste en la vida contemplativa. Por eso los animales
y los niños, esclavos y mujeres, que son incapaces de ella, no pueden ser
felices.
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Política.
6. La comunidad doméstica.
7. Comercio y dinero.
de cambio tiene el dinero y su aumento como fin. Por eso la riqueza doméstica
tiene un límite, señalado por las necesidades de la casa, mientras que la
riqueza a la que aspiran los que se dedican al cambio es ilimitada, pues no
persiguen otro fin que el aumento indefinido de su dinero, de su caudal. Pero el
dinero no es natural, sino que sólo vale por convención.
8.La polis.
Los otros animales tienen voz (phoné), y con ella pueden expresar y
comunicarse su placer y su dolor, que es algo subjetivo. Pero los hombres
tienen además capacidad lingüística, pueden hablar y así comunicarse unos
con otros sobre lo justo y lo injusto, lo conveniente y lo perjudicial, etc.,
pudiendo así llegar a un acuerdo objetivo sobre tales cuestiones. Tal acuerdo
se plasma precisamente en las leyes de la ciudad. En resumen, el hombre
posee por naturaleza la capacidad lingüística, que sólo encuentra uso y función
adecuadas en la convivencia política, en la vida de la polis. Y es que el hombre
está hecho para vivir en ella. Ser miembro de la polis, como hablar o tener ojos
es parte de la naturaleza humana.
Los hombres aspiran a vivir del mejor modo posible y por tanto a convivir. La
polis existe para posibilitar la vida plena, que es vida de convivencia. La polis
es una unidad orgánica, estructurada en clases sociales distintas, pero cuyas
funciones están integradas. La unidad de la polis estriba en su estructura, en su
constitución.
"La justicia consiste en la igualdad, y así es; pero no para todos, sino para los
iguales; y se piensa que la desigualdad es justa, y así es, pero no para todos,
sino para aquellos que son desiguales". Política, III, 9, 1280 a.
"Hay algunas mujeres y hembras de otros animales, como los caballos y los
bueyes que tienen suma propensión a dar hijos semejantes a sus progenitores,
como la yegua llama Justa, en Farsalo". Política, II, 3, 1262 a, 23.
Sólo los que no trabajan son ciudadanos en sentido fuerte: "Ellos son los
ciudadanos, ya que los obreros no participan de la ciudad ni ninguna otra clase
que no sea productora de virtud." Política, VII,9, 1329, a,20.
Sistemas justos:
Sistemas injustos:
del régimen político ya no es de cuál sea el mejor, sino el de cuál resulte más
duradero. Y si uno es oligárquico o democrático, debe preocuparse más de
hacer el régimen duradero, aunque sea aguándolo, que de derrocarlo por tratar
de hacerlo demasiado puro. Muestra preferencia más que por un género puro,
por un género mixto o, en todo caso, mezclado, al que llama Constitución
"verdadera" o "Constitución política" y puede ser definido o como una
democracia próxima a la oligarquía o como una oligarquía vecina a la
democracia.
Para participar en el gobierno sólo se exigirá una riqueza moderada que será
poseída por la gran mayoría. Los cargos serán electivos, no por sorteo. Y se
tratará de que las leyes duren, pensándoselo dos veces antes de cambiar
alguna.
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