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-TUESS-
Año: 2012
Extractos de la Unidad 1 y 2.
Unidad 1
Lo global y lo local y el debate sobre el desarrollo
Como hemos visto, el concepto y las prácticas del desarrollo han sido objeto de un
largo debate y crítica desde su surgimiento en la segunda posguerra, en el marco
de los países centrales. Queremos revisar aquí algunas de las críticas más radicales
al mismo, que provienen de la antropología del desarrollo.
Así por ejemplo, en 1951, un documento de las Naciones Unidas “Para el desarrollo
económico de los países subdesarrollados” señalaba que el progreso económico
requiere sacrificios, ya que implica una reestructuración del total de las sociedades
subdesarrolladas. Para lograrlo, había que terminar con el tradicionalismo, la
ignorancia, la pobreza, los lazos de casta, credo y raza, etc., del, desde entonces,
llamado Tercer Mundo. Como señala Escobar, se creó el Tercer Mundo a través de
los discursos y prácticas del desarrollo, en el marco de una concepción que el autor
define como “etnocéntrica, arrogante e ingenua” (Escobar, 1996:21).
Etnocentrismo
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Una definición de etnocentrismo puede verse en:
http://definicion.de/etnocentrismo/ donde se apunta:
A partir de entonces, como ya vimos, las décadas del ´50 y ´60 estuvieron
dominadas por las teorías desarrollistas, dentro de las cuales señalamos como
principales a la Teoría de la Modernización y las concepciones desarrollistas de la
CEPAL y también por prácticas intervencionistas desde organismos internacionales
en países del Tercer Mundo, a fin de producir los mencionados cambios.
Para Reflexionar
Durante los años ´60 y ´70, se destacaron diversas tradiciones críticas, tales como:
la Pedagogía del Oprimido de Paulo Freire, 1970; la Teología de la Liberación,
Conferencia Episcopal de Medellín, 1968; la Teoría de la Dependencia Económica,
Cardoso y Faletto, 1979, a la que ya aludimos; y la Investigación Acción
Participativa (IAP) de intelectuales como Fals Borda, entre otras. Sin embargo, a
pesar de los avances que estas corrientes representaron, el discurso modernizador
y colonizador hizo carne en el propio “Tercer Mundo”, alcanzando tanto a sectores
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de izquierda como de derecha, como un verdadero paradigma occidental que opera
inconscientemente a través de la dinámica del discurso y el poder.
Así, hasta fines de los ´70 el eje del discurso y las preocupaciones para Asia, África
y América Latina se centraban en la naturaleza del desarrollo. La pregunta por el
tipo de desarrollo para resolver problemas sociales y económicos se convierte en
omnipresente. Como señala Escobar, la necesidad del desarrollo se instala, como
certeza en el imaginario social.
La idea del postdesarrollo implica pensar la realidad actual y los posibles escenarios
futuros para América Latina desde un “mas allá” de las concepciones del desarrollo
que dominaron la escena en los últimos 50 años. No se trata sin embargo de un
“anti- desarrollo” si no de una concepción critica del mismo que permita imaginar
nuevos enfoques y miradas.
(José Tomás García, Francisco J. Francés García y Aris M. Lucas Samper, 2005)
Disponible en: http://www.postdesarrollo.com/
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La desconstrucción del desarrollo, en otras palabras, llevó a los
postestructuralistas a plantear la posibilidad de una “era del postdesarrollo”.
Para algunos esto significaba generalmente una era en la que el desarrollo ya no
sería el principio organizador central de la vida social (Escobar, 1991, 1996)
(…). Otros añadieron a esta caracterización una re-valoración de las culturas
vernáculas, la necesidad de depender menos de los conocimientos de expertos y
más de los intentos de la gente común de construir mundos más humanos, así
como cultural y ecológicamente sostenibles. Se destacó, además, la importancia
de tomar en serio los movimientos sociales y movilizaciones de base como el
fundamento para acercarse a la nueva era (Shiva, 1993; Rahnema y Bawtree,
1997; Rist, 1997; Esteva y Prakash, 1999)”.
(ESCOBAR, 2005)
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Esta última concepción demuestra su renovado interés y vigencia en el debate
actual desde el momento en que fue incorporada recientemente en las reformas
constitucionales de Bolivia y Ecuador. Según sus postulantes:
Como veremos en las próximas unidades, esta visión es interesante para pensar
una concepción del desarrollo desde nuestro enfoque, el de la economía social y
solidaria.
Como vimos, las críticas más profundas a la concepción del desarrollo se centran en
su enfoque etnocéntrico, que mantiene importantes líneas de continuidad con el
pensamiento colonial y que entronca con la propia dinámica de la sociedad moderna
occidental y del desarrollo capitalista, que puede sintetizarse en la idea occidental y
moderna de progreso. Esta idea, central desde el siglo XIX, implica una visión lineal
de la historia, desde sociedades primitivas a sociedades avanzadas, en el marco de
una racionalización creciente que implicaría niveles y condiciones de vida
“superiores”.
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Por otra parte, también el enfoque de las prácticas y políticas del desarrollo se va
transformando, desde enfoques y planificaciones mas centralizadas desde los
gobiernos nacionales, hacia los enfoques del desarrollo local, territorial, regional y
la inclusión de las ideas sobre la “planificación descentralizada” -en los ´80 y ´90,
coincidiendo con los procesos de reforma estructural en América Latina, y los
procesos de “descentralización”- a partir de la injerencia de los gobiernos locales y
la “participación de los actores” en los procesos de desarrollo. En este marco, se
insertan los debates sobre el desarrollo local y territorial que estudiaremos en esta
materia.
Ahora bien, cuando aludimos a lo “local” en general se alude a los gobiernos locales
(el municipio, partido, departamento, u otras denominaciones según cada
provincia) y esto es muy problemático, porque tenemos en nuestro país unidades
municipales muy heterogéneas, desde un partido del conurbano bonaerense con
millones de habitantes –como La Matanza- hasta un pueblito del interior del país
con 2000 habitantes.
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En este marco, hablamos de “desarrollo territorial” (y dependiendo del proyecto o
proceso se verá la escala de ese territorio, si es barrial, municipal, intermunicipal,
etc.) más que de desarrollo local, aunque en términos generales estamos en ambos
casos aludiendo a lo mismo: los actores, recursos, historia, cultura, política,
identidad, costumbres, relaciones de poder, proyectos, etc., de un determinado
territorio, visto esto en conjunto y en su interrelación.
Ahora bien, para que la economía social y solidaria pueda tener este sentido
estratégico, no alcanza con iniciativas o experiencias sueltas o aislados, sino que es
necesario que las mismas se articulen a lo que llamaremos un proyecto político
territorial o comunitario de desarrollo, siendo justamente el análisis de esta
cuestión el objeto central de nuestra materia.
Por ahora, podemos señalar que a partir del estudio de diversos casos, algunos de
los cuales veremos más adelante, puede demostrarse que la economía social y
solidaria, sea en la forma cooperativa o asociativa de diverso tipo, con el
acompañamiento del Estado y de instituciones sociales y técnicas del territorio,
permite desarrollar segmentos de una cadena productiva de manera equilibrada,
asegurando mejores beneficios para el conjunto, promoviendo el desarrollo socio-
técnico-productivo y laboral de las personas, con mayores encadenamientos,
fortaleciendo la identidad y promoviendo el arraigo local. En síntesis, permitiendo
que una inversión determinada (no sólo de capital, sino también de trabajo,
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conocimientos y energías sociales y humanas) “derrame” en desarrollo del territorio
y no en “enclaves económicos”, entendidos estos como un crecimiento económico
concentrado y en vistas al mercado exterior.
Para Reflexionar
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El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder
descubrir a los que me descubrieron. El hermano usurero europeo me pide
pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme.
El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con
intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles
consentimiento.
¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos
faltaron a su Séptimo Mandamiento.
¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín,
matan y niegan la sangre de su hermano!
¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las
Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a
ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y
la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!
¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser
considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de
América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la
existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la
devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios.
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ciento de interés, que los hermanos europeos les cobran a los pueblos del
“Tercer Mundo”.
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El documental “La “Historia de las Cosas”, realizado por Annie Leonard -Licenciada
en planificación urbana y regional-, es un video que en 20 minutos presenta una
visión crítica de la sociedad consumista. Expone las conexiones entre un gran
número de problemas sociales y del ambiente, y nos convoca a todos a crear un
mundo más sostenible y justo. El documental se divide en 7 ejes: Introducción,
Extracción, Producción, Distribución, Consumo, Residuos, y Otro camino.
Este es un breve video basado en una charla realizada por el sociólogo marxista
David Harvey. Harvey recuerda que ya Marx dio cuenta de la inevitable tendencia
del capitalismo hacia la inestabilidad. Sin embargo, la economía neoclásica y,
sobretodo, los modelos neoliberales que han dominado la formulación de políticas
en las economías avanzadas, han postulado siempre que las economías tienen una
propensión al equilibrio. Más aún: al equilibrio de pleno empleo!!. Esta falacia
teórica no toma en cuenta las fallas del mercado, las asimetrías, los problemas de
información y la codicia propia de un sistema donde quienes tienen el control del
mercado y del mundo son menos del 0,1% de la población.
En esta video, David Harvey corre el velo de esta nueva crisis del capitalismo.
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EXTRACTO DE UNIDAD 2
Latinoamérica - Calle 13
Así, ni desde la utopía desarrollista donde la política social buscaba corregir las
distorsiones del crecimiento económico, ni desde el “avance” cepalino que
planteaba la equidad social como funcional al desarrollo económico, se ha logrado
responder a las características dominantes -históricas y estructurales- que
marcaron el proceso de modernización de la región: desigualdad, pobreza y
exclusión social, “consecuencia de los problemas de desempleo y subempleo, la
inequitativa distribución del ingreso, y la
segmentación social en cuanto a logros
educativos” (Rosales, 2002)
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parte de la humanidad quedó excluida- y su posterior crisis, obligó a una búsqueda
de nuevos criterios y alternativas para el desarrollo de los países y sus
poblaciones.
Las propuestas de desarrollo desde “lo local” surgen en Europa, como respuesta a
las crisis macroeconómica y como estrategia diseñada para mejorar los niveles de
vida de las poblaciones desde un espacio territorial, local, en contraposición al
desarrollo que se imponía “desde arriba”, a través de la implementación de
políticas macroeconómicas.
En los ´80 se produce entonces, un giro importante en los enfoques del desarrollo,
y se somete a debate el concepto mismo de desarrollo, tal cual se viene
implementando en las sociedades actuales. La centralidad otorgada al crecimiento
económico como prerrequisito al desarrollo y, el modo de vida y producción de los
países industrializados como el modelo a alcanzar, ha deteriorado el bienestar de
las mayorías, afectando la calidad de vida de poblaciones enteras y ha generado tal
magnitud de problemas ambientales que resulta difícil de seguir sosteniendo este
modelo.
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Para Ampliar
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fronteras, monedas y lenguas, grupos y clases, movimientos sociales y partidos
políticos” (Octavio Ianni, 1998).
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Leer con Atención
Coraggio señala que cuando usamos el término local, ,“…no nos referimos a
algo minúsculo, parroquial, localista, sino al potencial de interrelación colectiva
de una población que comparte una historia de asentamiento (que muchas
veces desconoce) y la vida cotidiana cara a cara aunque sea de manera más o
menos desigual, más o menos conflictiva o solidaria, en un territorio de radio
variable según las relaciones que se consideren, cuyos problemas están
inmediatamente interconectados, y desde donde se vinculan como cuasi
totalidad a otras localidades o microrregiones y a su más amplio entorno
regional o nacional.” (Coraggio, 2008)
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son las organizaciones públicas y privadas, de las cuáles interesa relevar no
sólo su existencia en el territorio, sino sus características y sus relaciones a fin de
avaluar el clima de cooperación o conflicto que hay entre ellas. Y por último, el
subsistema de los procedimientos, entendidos como el conjunto de
modalidades mediante las cuales el gobierno local gobierna, administra, informa, y
posiciona en el entorno a su propio territorio. (Boisier, 2002)
Pero en todo caso, podemos sintetizar una guía para la planeación del desarrollo
desde lo local, que contempla:
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Y finalmente, el proceso de planeación del desarrollo que incluye la
creación de una institucionalidad para el desarrollo local, es decir la
movilización, participación y articulación de todos los actores involucrados.
Para Ampliar
De hecho, “el Desarrollo Local se ha (re) instalado como tema en los medios
académicos, en el discurso político y en el imaginario de los actores sociales,
pero rara vez se convierte en realidad. Se suceden las doctrinas y
metodologías del desarrollo local, pero su validez y su eficacia pocas veces es
respaldada por el éxito.” (Coraggio, 2003)
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desarrollo de nuevas formas de economía -que produzcan otra sociedad y
otro equilibro de la naturaleza, incluida la especie humana desde los ámbitos
no sólo de la producción mercantil y de bienes públicos, sino de la
cotidianeidad, de la reproducción de la vida en comunidad. Y esto requiere
otro modo de hacer política y de gestionar lo público, difíciles de sostener sin
otros actores sociales en proceso de constitución.
Es, por tanto, una transformación compleja y de largo plazo. Sin embargo,
debe tener plausibilidad y mostrar avances para sostener la vida misma, las
expectativas y la voluntad de la multiplicidad de movimientos y agentes
involucrados en ella.
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sociales, pero sí una donde se desmercantilicen y aseguren colectivamente las
necesidades básicas: salud, educación, ingreso digno garantizado de por vida.
(Wallerstein, 1998).
A la vez que el movimiento hacia un sistema más igualitario requiere
democratización, el punto de partida de dramática desigualdad haría que esa
democratización agregue “desorden” en lo que Wallerstein anticipa será una
lucha política de alcance mundial. En todo caso, la cuestión de qué constituye
orden y qué desorden, y su relación con la predictibilidad y la incertidumbre
de los sistemas debe estar sin duda en nuestra agenda de discusión.
El autor plantea nueve tesis para la discusión, todas relevantes para el tema
de este trabajo:
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8. Los criterios para evaluar el éxito o el fracaso de las alternativas
económicas deben ser gradualistas e inclusivos (no puede
pretenderse una transformación radical e inmediata de la
sociedad, aunque signifiquen transformaciones significativas en las
condiciones de vida de quienes en ellas participan)
(Coraggio, 2004)
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diferentes formas de mercados, proporciona nuevos atributos y densidad
institucional, favoreciendo otras alternativas de crecimiento económico. Son
estrategias que priorizan factores endógenos y sinérgicos.
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determinadas relaciones sociales, la selección de las instituciones y la
determinación de sus alcances, tanto referidos a las políticas públicas como a las
formas de participación ciudadana (Coraggio, 2001).
Por lo tanto, el factor relevante no resulta solamente el carácter local del desarrollo
–como punto de partida, como espacio resignificador– sino de la voluntad política,
que presenta mayores opciones de concreción de un “proyecto” que convoque los
actores locales en aras del interés común.
Por otro lado, si el territorio es una fuente de la identidad social (no sólo de
producción de mercancías sino de la identidad social), ahí se encuentran los
espacios de exclusión relacionados con las nuevas formas de acumulación del
capital. Espacios de exclusión que aparecen fuera del interés del capital global. El
nuevo escenario ha generado así, una geografía de territorios fragmentados en su
identidad al interior de los países 2, un desplazamiento de la clasificación centro-
periferia3, y nuevas relaciones de dominación que implica ganadores y perdedores.
Esto se traduce en un desbalance no sólo geográfico sino social, económico, político
y ambiental. La sustentabilidad del desarrollo entonces, ya no puede pensarse en
términos de la teoría del crecimiento
económico; integra aspectos sociales,
ambientales e institucionales que amplían
sus alcances. Pensar el desarrollo local de
manera “integral” requiere incorporar
aquellas iniciativas de los actores
populares que contribuyen a potenciar
procesos de desarrollo.
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Hay territorios que se integran a través de redes de empresas o comercio de exportación y casi no
tienen intercambio con otras localidades en sus respectivos países.
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No todo el centro desarrollado es el “centro” y viceversa, en América Latina periférica, hay localidades,
territorios, de importante desarrollo.
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Es “en el orden local donde puede expresarse y ganarse posiciones para una
lucha por otro desarrollo, articularse sujetos y relaciones inter e intra
metropolitana que vayan tejiendo una red de resistencia, de pensamiento y
actuación alternativas a la política neoliberal, la misma que intenta entrar como
caballo de Troya con una descentralización y, tal vez, mimetizarse con la misma
propuesta metodológica de la planificación estratégica” (Coraggio, 2001).
Queda por considerar, cómo actúan -en el marco de estas propuestas- el fenómeno
de mundialización de la economía, la política y la cultura, las nuevas fronteras
naturales y artificiales, las identidades y la distinción entre el adentro y el afuera,
las nuevas formas de entender la libertad de iniciativas y los límites que impone la
“velocidad” a los procesos locales. ¿Son posibles las redes territoriales de
cooperación y concurrencia? ¿Es posible recuperar para el sector público un rol
favorecedor al desarrollo de los territorios? En síntesis, ¿Cómo impacta la
interacción macro/micro en tanto escenarios de procesos de integración a escala
local?
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En este contexto, explorar las dimensiones de la sustentabilidad de los procesos de
desarrollo, puede ser un punto de partida para evitar sesgos en la
conceptualización del desarrollo local.
Superar la visión tradicional de los derechos sociales, implica avanzar hacia una
nueva estructuración de la integración que establezcan nuevas relaciones entre
“trabajo”, “Estado” y “mercado”, entre derecho y contrato, entre derecho formal y
derecho real, como también los nuevos marcos regulatorios institucionales que
recuperen la racionalidad reproductiva de la vida humana, de los individuos como
sujetos, de los colectivos y las sociedades y de la naturaleza: “si hay un criterio
objetivo es en última instancia que sin vida natural y humana todo lo demás no
puede existir: ni el mercado, ni el capital, ni el Estado” (Hinkelammert, en
Coraggio, 2001).
El desarrollo desde lo local, puede ser pensado como una alternativa que no sólo
se fundamenta en el crecimiento económico institucionalizado en el mercado y las
relaciones sociales mercantiles sino en formas de organización comunitarias
que se generan como subsistemas para garantizar su reproducción, basada
en principios no necesariamente mercantiles (solidaridad, reciprocidad), y que
anticipan una configuración territorial del trabajo, la justicia y los derechos, que se
articulan a partir de una gama muy amplia de movimientos sociales, sociopolíticos y
culturales, que forman parte de la cultura local (entre ellos, podemos encontrar los
movimientos de derechos humanos, ecologistas, feministas, de protesta contra los
excesos de la globalización, laborales, de solidaridad con los pueblos indígenas,
entre otros.). Configuración que no se contempla en las condiciones requeridas por
los analistas de la economía, a saber: flexibilidad, ventajas competitivas e inserción
en la economía global.
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Bibliografía utilizada
Boisier, Sergio: “¿Y si el desarrollo fuese una emergencia sistémica?”, Documento de Trabajo
Nº6, Instituto de Desarrollo Regional, Fundación Universitaria, Sevilla, España, 2002.
Coraggio, Jose Luis: “¿Competir por el capital o competir por la gente? Sentidos alternativos
de la política metropolitana”, Artículo publicado en Madoery, Oscar y Vázquez Barquero,
Antonio (Compiladores), Transformaciones globales, Instituciones y Políticas de desarrollo
local, AAVV, Editorial Homo Sapiens, Rosario, 2001.
Coraggio, José Luis: “La Gente o el Capital. Desarrollo Local y Economía del Trabajo”,
Editorial Espacio. Quito, Ecuador, 2004
Coraggio, José Luis: “Desarrollo regional, espacio local y economía social”. Ponencia
presentada en el Seminario Internacional Las Regiones del XXI, entre la globalziación y la
Democracia Local, México, Junio de 2005.
Coraggio, José Luis: “Economía social, acción pública y política (Hay vida después del
neoliberalismo)”. Editorial Ciccus. Buenos Aires, 2008.
Escobar, Arturo: “El “postdesarrollo” como concepto y práctica social”, en Daniel Mato
(coord.), Políticas de economía, ambiente y sociedad en tiempos de globalización, Caracas,
Universidad Central de Venezuela, 2005.
Hinkelammert, Franz (Compilador), “El Huracán de la Globalización”, DEI, Costa Rica, 1999
Ianni, Octavio: “La Sociedad Global”. Ediciones Siglo XXI, México, 1998
Madoery Oscar: “El Valor de la Política en el Desarrollo Local”, Artículo publicado en Madoery,
Oscar y Vázquez Barquero, Antonio (Compiladores), Transformaciones Globales,
Instituciones y Políticas de Desarrollo Local, AAVV, Editorial Homo Sapiens Ediciones,
Rosario, 2001
Max-Neff, Manfred; Elizalde, Antonio; Hopenhayn, Martín: “Desarrollo a escala humana: una
opción para el futuro”, en Development Dialogue, número especial, CEPAUR, Fundacion Dag
Hammarskjold, 1986.
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Max Neef, Manfred: “Desarrollo a Escala Humana”, En colaboración con Antonio Elizalde y
Martín Hopenhain, Editorial Nordan-Comunidad, Montevideo, 1993
Sousa Santos Boaventura de: “Producir para viver. Os caminhos da produção não
Capitalista”. Civilização brasileira, Sao Paulo, 2002
Touraine, Alain: “El Regreso del Actor”, Editorial EUDEBA, Buenos Aires, 1987
Vazquez Barquero, Antonio: “Las Nuevas Fuerzas del Desarrollo”. Antonio Bosh Editor,
Barcelona, 2005
Wallerstein, Immanuel: “Utopística. O las opciones históricas del Siglo XXI”, Siglo XXI,
Editores, México, 1998.
Wallerstein, Immanuel: “The end of the world as we know it”. Social Science for the Twenty-
first Century, University of Minnesota Press, Minneapolis, 1999.
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