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Agosto de 2019
Para el presente trabajo elegí un reportaje acerca de la pobreza en el país, se llama:
“Los 12 mexicanos más pobres: el otro lado de las listas de multimillonarios” y puede
ser consultado en:
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/04/160421_mexicanos_otra_cara_pobr
eza_millonarios_an.
En las instrucciones del presente trabajo se dice: “Uno de los objetivos de este curso
es contribuir a la formación de opiniones que no sean basadas en prejuicios (un
juicio preliminar al reconocimiento de la realidad), sino que estén fundamentadas en
forma consistente, que contribuyan al reforzamiento de la convivencia y que –sobre
todo- contribuyan al fortalecimiento de los derechos humanos”.
Dimensión física. Es complicado para una persona que tiene asegurados tres
alimentos diarios imaginar la sensación de tener que tomar agua hervida para
“espantar” el hambre. Lo considero un aspecto físico primero, porque todos los
animales tenemos el imperativo categórico de alimentarnos para no morir. Los
demás estragos de la pobreza se evidencian en la hambruna, la desnutrición, la
incapacidad para reproducirse, la falta de energía, gastritis y muchas enfermedades
derivadas del sistema inmunológico debilitado por la falta de alimento.
Evidentemente, esto supone un lastre que acentúa la posición relativa de la persona
pobre y hace más complicado su
Dimensión espiritual: Con todo lo controversial que puede ser asumir la existencia
de esta dimensión, que a mí manera de ver no tiene que ver con cierta deidad ni
con alguna religión, más bien es un proceso humano que no podemos catalogar
muy bien, pero que sin duda existe. Mi comentario aquí es que existe cierto
ensalzamiento de la pobreza (regularmente de la ajena). Si bien es cierto que el ser
humano tiene un horizonte espiritual infinito, debe asegurar primero su subsistencia
física o en palabras del pueblo “primero está comer que ser cristiano”. Lo espiritual
es físico.