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Diez Criterios Didacticos
Diez Criterios Didacticos
En uno de sus párrafos dice: «Porque amo al pueblo de Buenos Aires, me duele la ausencia de sus
representantes en este recinto. Pero su ausencia no quiere significar un apartamiento para siempre;
es un accidente transitorio. La geografía, la historia, los pactos, vinculan a Buenos Aires al resto de la
Nación. Ni ella puede vivir sin sus hermanas, ni sus hermanas sin ella. En la bandera argentina hay
espacio para más de catorce estrellas, pero no puede eclipsarse una sola».
La mayoría de los diputados que concurrieron al congreso fueron nombrados por los nuevos
gobernadores surgidos de movimientos locales contra los gobernadores de la época de Rosas, salvo
algunas excepciones, como las de Tucumán y San Juan, cuyos caudillos eran sostenidos por Urquiza.
El grueso de los diputados del Congreso Constituyente de Santa Fe eran personas acreditadas por
sus condiciones personales, por su saber, por su autoridad moral. Buena parte de ellos pertenecían a
los proscriptos, otros eran federales que habían sabido mantener su independencia y su integridad.
Por Santiago del Estero fueron José Benjamín Lavayssé, sacerdote, hijo de un militar de Napoleón, y
José Benjamín Gorostiaga, uno de los jóvenes de mayores conocimientos en materia económica y
financiera. Mendoza eligió a dos proscriptos jurisconsultos, Martín Zapata y Agustín Delgado.
Corrientes estuvo representada por Luciano Torres y Pedro Díaz Colodrero. San Juan designó a
Ruperto Godoy y a Antonio Aberastain; éste asintió de buen grado a la designación, pero, hallándose
en Chile y al lado de Sarmiento, renunció y en su lugar fue enviado Salvador María del Carril, ex
gobernador de la provincia y ex ministro de Rivadavia.
Tucumán designó a fray José Manuel Pérez y Salustiano Zavalía. San Luis fue representada por Delfín
B. Huergo y Juan Llerena. Salta eligió a Facundo Zuviría y Eusebio Blanco. Catamarca nombró por
insinuación de Urquiza a Pedro Ferré, promotor del pacto del Litoral en 1831, y al presbítero Pedro
Zenteno. Jujuy envió a José Quintana y La Rioja a Regis Martínez.
Como no fue posible que todas las provincias designasen a sus representantes en el plazo fijado, el
Congreso hubo de ser postergado para noviembre. Así fue como el 20 de noviembre el gobernador
Crespo, con De la Peña, ministro de Relaciones Exteriores de la Confederación, y una comisión de
diputados, llegó al Cabildo y ocupó el sitial reservado. Luego pidió permiso para que el ministro De la
Peña leyera el discurso de Urquiza.
LA CONSTITUCIÓN DE 1853
Los congresistas se alojaron en casas principales de la ciudad y en los conventos. Los correntinos y
algunos de otras provincias ocuparon las celdas del patio de los naranjos en e! antiguo colegio de los
jesuitas.
El 24 de diciembre, a propuesta de Manuel Leiva se nombró una comisión para redactar el proyecto
de Constitución. En ella figuraron hombres de diversa ascendencia, pero ninguno de actuación
rosista ni comprometido en toda su actuación en una orientación que no fuese republicana. Algunos
de ellos habían conocido la emigración, el destierro, y todos tenían una personalidad definida en el
campo jurídico, en la vida política, en las letras.
La comisión que preparó el proyecto de Constitución lo presentó en la sesión del 18 de abril de 1853.
Dos días más tarde, por pensar que el país seguía convulsionado y estaba lejos de ofrecer el
ambiente de tranquilidad y orden necesarios, Zuviría pidió el aplazamiento a las tareas, pero los
convencionales lo rechazaron. La sesión del 20 de abril señala el momento crítico del Congreso, a
punto de malograrse por las vacilaciones de su presidente.
Tras sesiones agotadoras con horarios continuos, en diez días subsiguientes sólo se trataron los
artículos considerados importantes; los otros se aprobaron a «libro cerrado», tal los presentó la
Comisión redactora, constituida por siete miembros.
Finalmente el texto fue sancionado y firmado el 1.° de mayo y-Urquiza, dada la significación del caso,
lo promulgó el 25 de mayo, y el 9 de julio se efectuó la jura solemnemente, en toda la Nación,
menos en Buenos Aires.
El pliego que contenía la Constitución y las leyes anexas, de la capital, municipalidad y aduana,
llevaba una nota amistosa de los comisionados al gobernador, fechada el 13 de julio. Fue necesaria
la derrota de Cepeda para que se sometiese el pliego al examen de la convención provincial de 1860.
El Gobierno Federal estaba integrado por tres poderes: El Legislativo, el Congreso, compuesto de dos
cámaras, la de diputados elegida en proporción al número de habitantes, por el término de 4 años, y
la de senadores a razón de 2 por provincia, que duraban 9 años.
El Poder Ejecutivo, formado por presidente y vicepresidente, eran elegidos en forma directa por
electores, ocupaban el cargo durante 6 años y no podían ser reelectos de inmediato. El presidente, a
su vez, nombraba a sus ministros.
El Poder Judicial estaba a cargo de una Corte Suprema de Justicia y de los tribunales y jueces
federales. Los gobiernos de provincia eran autónomos en su elección local y con los poderes no
delegados al gobierno nacional, pero la Constitución era la Ley Suprema de la Nación y ninguna
constitución o ley provincial podía contener disposiciones que le fueran contrarias.
La Constitución de 1853 rigió el país, con pequeñas enmiendas, hasta la reforma de 1949, y fue
restablecida el 1.° de mayo de 1956.