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Las herramientas del psicólogo

Introducción
Cuando una persona tiene un problema con los grifos de su casa llama a un fontanero, cuando
tiene que cortarse el pelo acude a la peluquería, cuando le duelen las muelas va al dentista. En
cada una de estas situaciones conoce el procedimiento que va a seguir el correspondiente
profesional y no se sorprende de que cada uno de ellos realice una serie de pasos con el fin de
conocer que pasa con los grifos, el pelo o la muela y que para ello utilice unas herramientas
distintas. El fontanero lleva su maletín con llave inglesa, tuercas, martillo, etc., la peluquera
utiliza sus tijeras, peine, cepillo y el dentista su instrumental quirúrgico. Además, tanto estos
como otros profesionales, primero hacen una exploración del problema y luego nos proponen la
solución o tratamiento concreto, que será distinto en función del diagnóstico inicial de la
situación.
De la misma forma actúa el psicólogo y se sirve de unos instrumentos de medición o evaluación
que van a permitirle establecer el diagnóstico del paciente y proponerle la solución adecuada a
su caso. La población general sabe que cuando acude a la consulta del médico, se le realizan
pruebas que van a permitir hacer un dictamen de su salud. Sin embargo, cuando acuden a la
consulta psicológica por primera vez, desconocen el procedimiento que va a seguir el psicólogo
para poder decirle qué le pasa y ofrecerle las pertinentes soluciones a su problema. Conocer el
proceso que va a seguir el psicólogo para poder ayudarle, le proporcionará mayor tranquilidad,
disminuyendo la tensión o ansiedad que provoca el desconocimiento de lo que va a suceder.

La labor del psicólogo pasó a paso


Es fácil explicar el proceso de evaluación psicológica, a partir de otras situaciones cotidianas.
Para ello podemos hacer un símil o comparación con la consulta médica. Primero el paciente
explica el motivo de su demanda, el médico realiza una evaluación del problema a partir de una
exploración general, y formula unas hipótesis y predice los resultados posibles que va a obtener.
Posteriormente comprueba sus hipótesis a través de la aplicación de pruebas específicas como
por ejemplo un análisis de sangre, radiografías, etc. Posteriormente emite un diagnóstico y
prescribe el tratamiento adecuado. Finalmente comprueba que el problema haya desaparecido
con otra evaluación o examen médico en el que se aplicarán de nuevo las pruebas anteriores con
el fin de asegurar que la enfermedad o problema ha desaparecido. Pasado un determinado
tiempo, se realizará una evaluación de seguimiento.
El psicólogo sigue también un protocolo de actuación parecido. Seguidamente presentamos de
forma breve, las fases del proceso de evaluación psicológica. Todos los momentos están
interrelacionados, formando parte de un continuo, por lo que deberán ser tomados por el lector
de forma flexible y abierta, como si se expusieran las notas musicales de un concierto
armonioso.

Fase 1: Recogida de información


Cuando se inicia la consulta psicológica, lo primero que hacemos es recopilar información sobre
el caso. Este objetivo es doble; por un lado es necesario especificar el motivo de la demanda de
forma que podamos trabajar sobre él y los objetivos de la consulta (qué se espera o se puede
esperar del tratamiento que se va a recibir), y por otro obtener los datos sobre las condiciones
pasadas y actuales potencialmente relevantes (personales, sociales, ambientales, biológicas,
etc.), es decir, se trata de recomponer la historia del sujeto, con el fin de poder establecer
posteriormente los supuestos o hipótesis sobre el caso.

Fase 2: Formulación de hipótesis y deducción de enunciados verificables


Esta fase contiene a la vez dos momentos diferenciados, uno inductivo: formular hipótesis, y
otro deductivo: deducir o establecer predicciones verificables o cuantificables. Se trata de una
tarea de estudio y reflexión que se inicia cuando el psicólogo considera que ya tiene la suficiente
información para formular hipótesis sobre el caso o realizar una primera interpretación, que
debe basarse en datos empíricos que puedan ser comprobados a partir de los instrumentos de
evaluación psicológica pertinentes.

Fase 3: Contrastación inicial de hipótesis


Las predicciones establecidas en la fase anterior se verificarán aquí a partir de los resultados
obtenidos en los instrumentos de evaluación seleccionados. Por ello esta fase puede también
denominarse “Verificación”.

Fase 4: Resultados: descripción, clasificación, predicción y toma de decisiones


En esta fase se informa de los resultados obtenidos, y que habrán servido para verificar las
hipótesis y enunciados planteados en la segunda fase y que deberán haber respondido a los
objetivos y metas propuestas en la primera fase del proceso. La comunicación de los resultados
se lleva a cabo mediante una entrevista en la que por escrito u oralmente, se dan respuesta a
los objetivos planteados en la primera fase del proceso. Por lo tanto, deberá aportar la
orientación del caso, con la correspondiente planificación de actuaciones.

Fase 5: Formulación de hipótesis funcionales


A partir de los resultados obtenidos en la fase anterior, se formulan nuevas hipótesis
explicativas sobre el caso, que tendrán relación con la propuesta de intervención o tratamiento
psicológico (fase 6) y su valoración (fase 7).

Fase 6: Recogida de datos pertinentes a las hipótesis


Esta fase puede también denominarse “Tratamiento: recogida de datos pertinentes a las
hipótesis y aplicación del tratamiento”, debido a que el objetivo central es la aplicación del
tratamiento, previamente escogido en la fase anterior, con el fin de posteriormente (fase 7)
contrastar experimentalmente las hipótesis formuladas en la fase 6.
Fase 7: Valoración de resultados
En esta fase del proceso, el psicólogo realiza de nuevo tareas evaluativas, con el objetivo de
contrastar las hipótesis funcionales planteadas en la fase quinta. Por lo tanto se volverán a
aplicar las técnicas de medida de las conductas problema para poder comprobar las hipótesis
formuladas y valorar el tratamiento psicológico.

Fase 8: Resultados
El objetivo de esta fase es comunicar los resultados obtenidos después de la aplicación del
tratamiento. La consecución de este objetivo se lleva a cabo a través de un informe oral u
escrito de los resultados obtenidos, que deberán responder a las metas propuestas en la primera
fase del proceso.

Fase 9: Seguimiento
El proceso de evaluación no debe terminar inmediatamente después de haberse confirmado la
efectividad del tratamiento, ya que lo importante no sólo es que haya surtido efecto la
intervención, sino que no se desvanezca con el paso del tiempo, por lo tanto, es imprescindible
realizar un seguimiento del caso tras un periodo de tiempo variable entre tres meses y un año,
con el fin de observar que los logros obtenidos se mantienen con el paso del tiempo o, en caso
contrario, realizar los ajustes necesarios para que los efectos beneficiosos obtenidos al principio
perduren.

¿Qué herramientas emplea el psicólogo?


Como vemos, el psicólogo posee un método científico que permite, tras conocer el motivo de la
demanda o consulta, hacer supuestos o hipótesis del caso, decidir qué evaluar (variables), cómo
(métodos), con qué (técnicas) o dónde (ámbito de aplicación). A continuación vamos a exponer
las distintas herramientas o instrumentos de evaluación psicológica que utiliza el psicólogo
(Fernández-Ballesteros, 2000) al tiempo que mediante un ejemplo, de abandono del consumo de
tabaco, trataremos de explicar a que nos referimos:

 Técnicas de observación a través de las cuales se realiza una observación


intencionada, sistemática y estructurada del comportamiento del sujeto o sujetos de
exploración. En nuestro ejemplo puede consistir en grabarle con una cámara de vídeo
mientras trabaja, para observar cuantos cigarrillos fuma y en qué momentos.

 Técnicas objetivas, instrumentos y aparatos que permiten la observación y registro


objetivo del comportamiento manifiesto o encubierto de los sujetos a través de
dispositivos mecánicos o eléctricos que amplifican tales conductas. Siguiendo con
nuestro ejemplo consistiría en medir los niveles en sangre de determinadas sustancias
que nos indicaran el grado de consumo de tabaco.

 Técnicas de autoinforme por medio de los que el sujeto ha de realizar una


autoobservación de sus comportamientos motores, cognitivos o fisiológicos producidos
en el presente o recordar estos mismos eventos ocurridos en el pasado. Por ejemplo,
ante el deseo del sujeto de dejar de fumar, el psicólogo puede pedirle que registre el
número de cigarrillos que fuma al día, qué estaba haciendo cuando decidió encender
cada cigarrillo y lo que pensó tras la primera inhalación del humo, y qué sensaciones
corporales experimentó en dicho momento (enlentecimiento del ritmo cardíaco,
respiraciones más profundas, etc.).
 La entrevista, como técnica a través de la cual se recogen tanto los autoinformes
del sujeto como otras informaciones de personas allegadas.
 Técnicas subjetivas, o dispositivos que permiten la calificación o clasificación según
atributos o descripciones verbales que el sujeto realiza sobre sí mismo, sobre personas,
objetos o conceptos o bien que otros realizan sobre él. De nuevo con nuestro ejemplo, al
sujeto se le pide, por ejemplo, que diga qué es lo que piensa de la gente que fuma.

 Técnicas proyectivas, o procedimientos de recogida de información que permiten, a


través de materiales o instrucciones estándar, recoger muestras de la conducta verbal,
gráfica o constructiva del sujeto con el fin de analizar el mundo cognitivo y afectivo del
sujeto. Por ejemplo, se le pide al sujeto que realice un dibujo de una persona que fuma
y de una persona que no fuma.

¿Todos los psicólogos utilizan los mismos métodos?


Existen distintos modelos de evaluación psicológica (Atributo, Dinámico, Médico, Conductual,
Cognitivo), derivados de los distintos paradigmas de la Psicología. En función de la teoría
psicológica de que parta el psicólogo, formulará determinadas hipótesis, elegirá distintas
técnicas de recogida de información y diferentes análisis de datos, a través de los cuales
obtendrá unos resultados. Como indica Fernández-Ballesteros (2000), “el marco referencial
teórico del psicólogo evaluador le guiará hacia una determinada evaluación”.
Por lo que, dependiendo del modelo teórico, el psicólogo elegirá distinto tipo de variables
(ambientales, cognitivas, fisiológicas, motoras, rasgos, dimensiones, estructura de
personalidad...), aplicará distinto tipo de métodos (estrategias correlacionales, experimentales,
observación clínica), y distinto tipo de técnicas (autoinformes, técnicas proyectivas, de
observación...).
En definitiva, podemos decir que el psicólogo, al igual que cualquier otro profesional de la salud,
utiliza un procedimiento científico, que no se reduce al mero pase de tests, y que sigue unas
pautas de funcionamiento que permite ser replicado, como sucede en toda investigación
científica.

Cada herramienta en su momento


Las herramientas que utiliza el psicólogo varían en función del momento o fase en el que se
halle. En un primer momento el psicólogo deberá utilizar técnicas de amplio espectro (amplio
nivel de generalidad) como la entrevista, la autobiografía, los listados de conducta, así como la
observación asistemática de la situación, datos de archivo, etc. En un segundo momento se
aplican técnicas generales como autorregistros, observación sistemática, pruebas
estandarizadas, etc. Luego técnicas específicas como cuestionarios o escalas de autoevaluación,
finalizando por la aplicación de códigos de observación sistemática o técnicas objetivas como por
ejemplo, registros fisiológicos. Como puede observarse a medida que avanza el proceso de
evaluación psicológica aumenta la complejidad de las técnicas, así como éstas van ganando en
especificidad, rigor y exactitud de la medida.

¿Qué se debe pedir a los instrumentos de evaluación psicológica?


Queremos hacer una llamada de atención a la hora de elegir un instrumento de evaluación
psicológica. Un test, como cualquier otra forma de medida, no proporciona una medida perfecta,
sino que existe un elemento de error e imperfección que resulta imprescindible conocer para
saber si mide lo que pretende medir y la precisión con que lo hace. Por ello es importante elegir
los instrumentos de medida con la máxima fiabilidad y validez posibles.
La fiabilidad se refiere a la exactitud (consistencia y estabilidad) de la medición de un test. Por lo
tanto la fiabilidad nos informa de la cuantía de error de un instrumento de medida, por lo que a
mayor fiabilidad, menor error, y por tanto más exacto o preciso será el test elegido. Existen
distintos estadísticos para calcular la fiabilidad de un test, los cuales no vamos a entrar aquí en
su descripción. Además de buscar la estabilidad, un instrumento debe medir la dimensión real
que se supone está midiendo, es decir, debe tener validez. La validez no es una propiedad del
test o de la evaluación como tal, sino más bien del significado de las puntuaciones. Por lo tanto,
cuando el psicólogo elija un test, deberá tener en cuenta sus características psicométricas de
fiabilidad y validez con el fin de que contenga el mínimo error posible y esté midiendo el
constructo que pretenda medir.

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