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Reseñas

Bibliografía

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ética nómada. Barcelona: Gedisa.
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dad Austral de Chile, Universidad Academia America 169
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cenas de Memorias en Simone de Beauvoir. Tres décadas después de que la “tercera ola”
Disponible en: http://bibliotecafragmenta-
democratizadora arropara a América Latina,
da.org/?p=189.
el estado de sus democracias continúa cauti-
––––––– (2009). “El pasado no pasa, pesa, o
Bolaño y Donoso, unidos jamás serán ven- vando el interés de los estudiosos de los siste-
cidos”. En Revista Nuevo Mundo. Dispo- mas políticos de la región. La presente obra
nible en: http://nuevomundo.revues.org/ se agrega a la lista de publicaciones centradas
index30462.html#representaciones-ur- en torno al tema. En su primer capítulo, al
banas-e-identidades-femeninas-en-ame- aseverar que las evaluaciones existentes del
rica-latina-de-fines-del-siglo-xix-a-princi- desempeño de las democracias latinoameri-
pios-del-siglo-xxi canas son mixtas, los editores no solamente
Pollak, Michael (2006). “Memoria, olvido y presentan una razón por la cual el tema lla-
silencio”. En Memoria, olvido y silencio. La ma la atención, sino que describen el espa-
Plata: Al Margen Editora. cio que ocupa dentro de un contexto mayor.
Ricoeur, Paul (2010). La memoria, la historia,
Más exactamente, Levine y Molina declaran
el olvido. Buenos Aires: Fondo de Cultura
que su objetivo principal es el de proveer una
Económica.
Salomone, Alicia (2011). “Ecos antiguos en vo- mirada diferente al estado actual de la de-
ces nuevas. Pos-memorias poéticas en Chile mocracia en América Latina enfatizando en
y en Argentina”. En América sin nombre, el concepto de calidad de la democracia. Se
Nº.16: 121-130. arguye que dicho concepto debe ser definido

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como un continuo multidimensional y no democracia de calidad ni explica por qué se


como una condición monolítica. obviaron, pero esto se compensa en parte
La estructura de la obra facilita la com- con los estudios de caso.
prensión del concepto central y su aplicación Levine y Molina aseguran que la falta de
práctica. En el primer capítulo, los editores políticas públicas eficaces no quiere decir que
relacionan la calidad de la democracia con la toma de decisiones sobre ellas no haya sido
“aquellos derechos civiles específicamente li- democrática. Sin embargo, ese juicio no pare-
gados a la toma de decisiones políticas y el ce admitir que las consecuencias de las políti-
control de éstas por los ciudadanos” (p. 2). El cas públicas tienen peso sobre la democracia
concepto central es descrito posteriormente como forma de gobierno, aun cuando ambos
como uno consistente en cinco dimensiones conceptos sean justificadamente distintos.
básicas: decisión electoral, participación ciu- No se vota en un vacío, sino haciendo jui-
dadana, responsabilidad pública, respuesta cios sobre políticas actuales y/o demandando
a la voluntad ciudadana y soberanía. Estas la implementación de nuevas políticas. Sin
dimensiones son operacionalizadas en el si- ese contexto, la dimensión de respuesta a la
guiente capítulo y estudiadas en Chile, Ar- voluntad ciudadana no tiene sentido. El pro-
gentina, México, Brasil, Bolivia, Nicaragua, blema de la seguridad ciudadana en América
Colombia y Venezuela. La conclusión ge- Latina presenta una oportunidad para enten-
neral es que América Latina ha tenido más der mejor estos planteamientos generales1.
éxito en decisión electoral y soberanía y que Por un lado, la imposición excesiva y arbi-
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su punto más débil es la responsabilidad pú- traria del orden público que ocurre bajo las
blica. Llaman mi atención los fascinantes es- políticas actuales de cero tolerancia no sólo
tudios del caso mexicano y de los extremos resquebraja el estado de derecho que toda
ideológicos de la nueva izquierda latinoame- democracia debe procurar, sino que debilita
ricana. De igual modo, el tratamiento dado la participación ciudadana del mismo modo
a Ecuador me resulta curioso. De hecho, Le- en que lo hace la violencia criminal: a través
vine y Molina no lo incluyen en el análisis de la intimidación. Por otro lado, la falta de
alegando no ser mínimamente democrático políticas efectivas contra el crimen debilita la
en el año 2005, sin embargo muchos obser- respuesta a la voluntad ciudadana, resultando
vadores califican a Venezuela en esos mismos en el vigilantismo y la proliferación de servi-
términos. Irónicamente, Levine y Molina se cios privados de seguridad. Si consideramos
distancian de estudios basados en dicotomías el modo en que esas decisiones influyen en
como la de regímenes democráticos y no de- la percepción ciudadana, se puede apreciar
mocráticos, de modo que el excluir al Ecua- en ambos casos cómo las consecuencias de la
dor resulta contradictorio. El énfasis dado a toma de decisiones por parte de los gobiernos
los ocho países mencionados no es explicado, repercuten en las condiciones mínimas que
así como el que no se haya incluido a otras toda democracia de calidad debe alcanzar.
democracias “excepcionales” como Uruguay Levine y Molina mencionan que las defi-
y Costa Rica, casos de democratización des- niciones procesales de democracia, sobre las
pués de una invasión militar (tal es el caso cuales se basa su análisis, “pueden entrar en
de Panamá) y al Caribe. El capítulo meto-
dológico tampoco provee datos posteriores 1 Adaptado de Ungar, Mark (2009). “Inequality and
Citizen Security in Latin America”. En LASA Forum,
a 2005 sobre las cinco dimensiones de una Nº 2-3, Vol. 40: 26-29.

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dificultades si las motivaciones y los canales una buena parte de los ciudadanos no puede
institucionales hechos específicos en la defi- aprovecharse de ello debido a desigualdades
nición no están ligados explícitamente con socioeconómicas? Se trata, pues, de un pro-
el contexto social que los rodea” (p. 5). Por blema de ciudadanía social y civil incompleta
consiguiente, ellos prestan atención a meca- que puede debilitar la ciudadanía política a
nismos y procedimientos que van más allá de corto plazo y a la democracia a largo plazo2,
las instituciones formales. No obstante, dos pero que Levine y Molina ponen de lado.
condiciones que dan notoriedad a América Hay otros puntos interesantes. Primero,
Latina, su excluyente estructura social e in- Levine y Molina señalan correctamente que
tratables desigualdades económicas, no reci- las políticas económicas neoliberales han de-
ben la misma importancia que la democracia bilitado la respuesta a la voluntad ciudadana
procesal. Esto, sin embargo, se equilibra con y los incentivos para la participación. Como
las conclusiones a las que arriban algunos de es sabido, las obligaciones fiscales y macro-
los estudios de caso, donde esas condiciones económicas del “consenso de Washington”
juegan un rol en cómo se manifiestan la par- restringen el campo de acción de los gobier-
ticipación y la respuesta a la voluntad popu- nos y la mentalidad individualista del neoli-
lar. Así, el capítulo sobre Chile concluye, en beralismo atomiza a los ciudadanos al grado
parte, que la presente mala distribución del de disminuir el capital social. Segundo, el
ingreso es una de las razones por las cuales capítulo sobre Brasil arguye que la reelección
la calidad de la democracia en ese país, a pe- de Lula en 2006 se debe en gran medida a
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sar de ser alta, no alcanza niveles óptimos. la acogida de programas como Bolsa Família
Además, los capítulos dedicados a México entre los pobres. La pregunta obligada es si la
y Brasil mencionan que los más pudientes creación de éste y otros programas en países
son usualmente los que más participan, aña- gobernados por la nueva izquierda obedecen
diéndose las diferencias étnicas, raciales y de a un deseo genuino de frenar las desigualda-
género en este último caso. Levine y Molina des o al de un pragmatismo reeleccionista, o
no se oponen a la eliminación de la pobreza tal vez a ambos.
extrema y de las desigualdades, pero en aras A mi juicio, la presente obra tiene pun-
de no caer en trampas ideológicas ellos no la tos positivos, pero también algunas críticas.
consideran necesaria para una democracia de Por un lado, su basamento teórico no ofrece
calidad del modo en que sí ven necesario el un tratamiento justo a aspectos socioeconó-
reforzamiento de los mecanismos existentes micos y a posibles conexiones entre gober-
de responsabilidad pública. De hecho, ellos nanza y democracia de calidad y su meto-
aseveran que “las diferencias socioeconómi- dología tiene varias lagunas. Por otro lado,
cas no se traducen automáticamente en dife- su estructura analítica es efectiva, su teoría
rencias en educación, información o recursos sobre democracia procesal es sofisticada y sus
políticos” (p. 14) y añaden que los gobiernos estudios de caso son detallados e invitan al
pueden implementar políticas que reduzcan lector a conocer el estado actual de la demo-
las desigualdades políticas aún en condiciones cracia en América Latina. Parte de esa mira-
de desigualdad socioeconómica. Si esto es así, da detenida debe incluir mayores discusiones
¿qué utilidad puede tener el reforzamiento
de los mecanismos de responsabilidad públi- 2 Alcántara, Manuel (2005). “Politics and Society in
Latin America at the Start of the New Millennium”.
ca y el que se fomente la igualdad política si En Social Forces, Nº 4, Vol. 83: 1659-1670.

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sobre el rol que la gobernanza y los aspec- latinoamericano comenzó a transitar desde
tos socioeconómicos –y no sólo los aspectos el año 2005 con el ascenso del Movimiento
procesales– juegan en cerrar la brecha entre al Socialismo (MAS) al poder. François Polet
la democracia como idea y la democracia en nos convoca ya en la introducción del texto a
la práctica. Son esas oportunidades para la pensar los matices de la experiencia boliviana
discusión y la reflexión que brinda este texto y su carácter “refundador” ligado al rechazo
lo que lo hacen digno de una audiencia más del colonialismo de las multinacionales ex-
amplia y de mayor estudio, sobre todo en tranjeras, pero también, a un empeño por
América Latina. terminar con el “colonialismo interno” del
Estado boliviano. Para el coordinador de esta
Luis F. Clemente obra “descolonizar” implica, en el contexto
Universidad de Ohio, Estados Unidos boliviano, recuperar el horizonte de sentido
de la política indigenista; cabe preguntar-
se sin embargo ¿de qué tipo de indigenismo
estamos hablando: un indigenismo de tinte
romántico que se plantee el deseo de retorno
al pasado, un indigenismo militante que se
adscribe en las bases del katarismo1 o estamos
frente a un momento histórico de articula-
ción de un indigenismo novedoso? Y si fuese
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esto último ¿novedoso en qué sentido?, ¿cuá-
les serían sus continuidades y rupturas? Los
artículos incluidos en esta compilación están
cuidadosamente seleccionados logrando abar-
car la perspectiva de diferentes actores y sus
particularidades históricas y políticas lo que
permite perfilar respuestas a estas preguntas.
En el primer artículo, “La ‘indianización’
del nacionalismo o refundación permanen-
te de Bolivia”, Pablo Stefanoni nos invita a
pensar el proyecto político de Evo Morales
dentro de un marco ideológico de “naciona-
lismo plebeyo parcialmente etnizado”. En él
subyace, en gran medida, una demanda por
François Polet (coord.) la concreción de los postulados de la “justi-
La Bolivia de Evo: ¿democrática, cia liberal”, articulados al reconocimiento de
indigenista y socialista? herramientas de administración de justicia
Editorial Popular, Madrid, 2010, comunitaria y junto a la promoción de un
244 págs. modelo económico con fuertes elementos de-

La Bolivia de Evo ¿democrática, indigenista y 1 El katarismo es un movimiento que surge entre los
socialista? nos sumerge en el análisis del pro- años 70-80 recuperando las ideas indigenistas en Boli-
ceso de transformación social que este país via. Toma su nombre de Túpac Katari, líder indígena,
jefe de la última rebelión del siglo XIX.

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